lunes, 31 de enero de 2011

Eugenia de Montijo y los blasones de su familia que prohibió otro Emperador (Carlos V)

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SOBRE ESTAS LINEAS: Balconada de la Quinta Miranda; finca de recreo de los Condes de Miranda en Carabanchel, que heredó Eugenia de Montijo a mediados del siglo XIX. En la foto (tomada del libro "Recuerdos de Carabanchel" V.V.A.A., editado por el Ayuntamiento de Madrid) podemos aún ver la balconada de esta quinta, que se decoraba con capiteles procedentes de la Casa de los Salvajes. Palacete que erigieron los Zapata hacia 1550, en la madrileña plaza que lleva su nombre (del Conde de Miranda). Al parecer, hacia 1780 reformaron la antigua casa-palacio de Madrid y llevaron los capiteles y el derribo hasta su villa de Carabanchel; donde fueron así colocados (en forma circular y en balaustradas). Mas tarde, Próspero Merimeé, también aprovechó algunas de estas piedras, para decorar de manera romántica el jardín de Quinta Miranda.
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BAJO ESTE PÁRRAFO: Uno de los capiteles que se consiguieron salvar tras el triste derribo de la Quinta Miranda, que se llevó a cabo hacia 1970. Como ya hemos repetido, una parte de esta finca la fue regalada a Nicolás Santafé hacia 1900 por la Emperatriz Eugenia; aunque tras morir ella en 1920, los herederos de la Casa Montijo hubieron de vender la finca y palacio a un convento (hacia 1930). Quedaron los herederos de Santafé como vecinos de aquella Quinta y al deberse vender en conjunto ambas propiedades (en 1969), recogieron los capiteles y piedras del jadín y de la Villa que pudieron conservar -en el anverso, esta piedra tiene un extraño blasón del que mas abajo hablamos, pareciendo ser el escudo de los Trastamara-.
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Si algo se ha perdido en el pasado y de cuanto a sucedido -previamente, a nuestra existencia-, ello son las memorias y los recuerdos... Siempre deseé que alguno de los abuelos de mis padres, hubiesen dejado escritas sus memorias; pero tristemente no fue así (o al menos nunca se encontraron). Esto, porque vivieron una de las épocas mas turbulentas de la Historia de España, que comprendió: La Regencia de Ma.Cristina, con Espartero intentando que una madre devolviera el trono a su hija; infinidad de Guerras Carlistas, al mando de un tío pretendiendo quitar el reino a su sobrina. La subida al trono de Isabel; La I República, cargada de vicisitudes (por no decir desastres). Tras ella, La Restauración con la muerte de la reina Mercedes y poco después la del Alfonso XII (que solo llegó a vivir para dejarnos un heredero póstumo). De quien nacería un "monarca nacido", único rey desde el claustro materno que conoció Europa: Alfonso XIII. Que muere en el exilio y con quien vivimos, regencias y años de inestabilidad en España y en el Mundo (la Gran Guerra); pasando por una Dictadura, una Dictablanda y llegando a La II República.... Para colmo la Guerra Civil y paro de contar, por no deprimirnos...
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De tal manera, algunos de mis bisabuelos que nacieron hacia 1850 y murieron sobre 1931; en apenas ochenta años de vida tuvieron: Regencias diversas, tres subidas al trono y dos abdicaciones; una restauración, dos repúblicas y hasta una dictadura y una dictablanda. Todo ello "aderezado y cocinado" con la pérdida de Colonias en el 98, una primera República -desastrosa- y varias Guerras (Carlistas, africanas, en filipinas, cubanas y hasta la Primera Mundial)... . Vamos, que  en ocho décadas, España pudo "gozar" de todos los sistemas de gobierno habidos y por haber, probar todas las armas (hasta en sus propios pellejos); a la vez que expulsar, recibir, e inventar: Nuevos estadistas, Jefes de Estado, toda forma de gobierno, ver caer un Imperio Colonial y lo que hiciera falta.... Algo que quizás llevó tristemente a esta nuestra tierra a una enorme confusión, tanto como para llegar a enfrentarse en una terrible guerra fraticida, poco después (en 1936).
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Pero tristemente, nadie dejó un cuaderno de memorias (al menos en mi familia); digo tristemente porque pienso y creo que con la verdad particular de lo que cada uno (y cada cual)  vive y siente, puede hacerse ese puzzle que se llama la "verdad histórica" -compuesta y construida por las diferentes verdades que cada persona ha percibido, pensado o intuido...-. Pues tal como decía Machado: "La Verdad, tu verdad, vente conmigo a buscarla...". Tanto es así y tal importancia podría tener la aparición de ciertas memorias, que cuando hace unos años me puse en contacto con Carmen Huertas (duquesa viuda de Canalejas), lo que más le interesaba era saber si el abuelo de mi madre, había podido dejar escritos algunos documentos, que "ampliaran" los conocimientos sobre José Canalejas.
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Ella no daba crédito a que cuanto yo sabía de "aquellos tiempos", me hubiera sido transmitido oralmente desde niño, por gentes que casi lo habían vivido. Creyendo que quizás había algo escrito, que aún desconocían, referente a los Canalejas. No fue así y un dia hablando con esta persona que intentaba ordenar los archivos sobre su antepasado, me explicó que el mismo Mario Méndez Bejarano (otro primo del estadista asesinado en 1912), había redactado unas extensas memorias, que su viuda o hijas, guardaban con celo. Parece ser que se atrevieron a conservarlas hasta que comenzaron "los registros domiciliarios"  y entonces, se vieron obligadas a quemarlas...

Por ello, nunca sabremos si realmente hubo unas memorias que se perdieron y que alguien leyó antes de tener que deshacerse de ellas; pues a veces cuanto me contaron de pequeño eran hechos que solo podrían saber personas con unos conocimientos plenos sobre la época y sobe los personajes que la vivieron. Lo que hoy voy a relatar es uno de estos casos, en los que me fue transmitida la procedencia de ciertas "piedras" que había en el palacio de la Emperatriz Eugenia de Montijo, en Carabanchel (llamada Quinta de Miranda). Debido a que estos capiteles y escudos de granito, vinieron a parar hacia 1970 a casa de mi padre, en los años en los que la villa de la Emperatriz fué derruida y su jardín destruido. El hecho parte y nace, de que -como ya dijimos- el abuelo de mi madre (Nicolás Santafé) parece que fué banquero y persona de confianza de los Montijo, desde su estancia en Francia -hacia 1865-. Tanto que sobre el año 1900, le regaló la Emperatriz una parte de su palacete de Carabanchel, con una casa incluida, para pasar allí temporadas juntos.
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Dicha zona de Villa Miranda, tenía el jardín compartido; jardín que había decorado Próspero Merimée a mediados del siglo XIX, inspirándose en modelos del romanticismo. Para ello, había tomado varios modelos de arqueología (que era la pasión de Don Próspero), tanto que construyó una gruta y excavó la villa romana que había bajo las zonas de aquel palacete. Hallando diversos mosaicos romanos, que mas tarde publicaría De Rada en el Catálogo de las Antiguedades de Madrid. Desde luego, no sabemos quién o quienes le informaron a Merimeé de la existencia de una villa romana bajo la casa de los Montijo; aunque muy posiblemente, la familia de los Condes de Miranda, conocían la existencia de este yacimiento, desde que heredan la finca y realizaron las obras de reconstrucción de esa casa suya de recreo (hacia 1780).
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Si encontrase en breve las litografías contenidas en "el de Rada", sobre estos mosaicos romanos de Carabanchel, las fotografiaré y mostraré. Pues en ello se ve que la casa de época romana, que hubo bajo los cimientos del palacete de los Montijo, era de gran importancia. Algo que no es raro, pues en la vega del Manzanares (o del Guadarrama) vivieron desde tiempos remotos, los familiares de los nobles hispanorromanos mas importantes. Tanto que allí tuvieron fincas las familias de emperadores de origen hispano, como los de Teodosio -recordemos que la villa de Carranque, a pocos quilómetros de Carabanchel, se considera propiedad de un tio de este conocido emperador, que se dice nació en Coca (Segovia)-.
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Pero sigamos con la Quinta de Miranda: Como decíamos, hacia 1750 fué remodelada y mejorada esta propiedad por los Condes de Miranda (antepasados de los Montijo), quienes hicieron nuevos jardines, estanques y construyeron una gran villa. Para ello, parece que usaron los restos del palacio suyo de Madrid y que tambien remodelaron. Este palacete estaba en la Plaza del Conde de Miranda, sito junto a la Nunciatura (próxima a la Plaza Mayor). Allí se sabe que en la segunda mitad del siglo XVIII, esa familia derriba una parte de la llamada Casa de los Salvajes para rehacerla. Siendo ella, uno de los primeros edificios civiles estilo Renacimiento, levantados en Madrid (hacia 1550). En su lugar y aprovechando restos y parte de la portada, los Miranda, reconstuyeron un segundo palecete neoclásico, que hasta hace menos de treinta años estuvo en este lugar. Mi hermano opinaba que aquella segunda Casa de los Salvajes podía ser obra de Ventura Rodriguez. De niño llegué a ver su interior -cuando abrián y cerraban las puertas de un almacén que allí se ubicaba-; viéndose que su escalera y techos eran claramente del estilo de Villanueva o de Don Ventura. Pero comencemos por el principio, para comprender la historia a la qué nos refrerimos:
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Una de las familias principales de nuestra capital fue la de los antepasados de estos condes de Miranda y de Montijo, que llevaron el apellido de Zapata. Aquellos Zapata, parece que fueron de origen aragonés e intervinieron en la Reconquista y repoblación de la zona de Madrid; haciéndose finalmente Regidores perpetuos de la Villa.  Hacia 1431, establecen su castillo en las cercanías de Barajas y toman en ese siglo, los títulos del condado de este pueblo (que hoy es el del auropuerto) y el de condes de la Alameda. Allí desde ese Castillo de Barajas, ejercieron su poder, siendo hombres de confianza de los reyes. De entre ellos destacó por su valor, Juan de Zapata ("El arriesgado"); tercer señor de Barajas, copero real de Enrique IV y, luego, ayo del príncipe Juan; que cuidaba del hijo de los reyes Católicos, a fines del siglo XV.
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Pero resultó que aquellos eran señores "de verdad"; con sentimientos feudales caballerescos y por lo tanto, a la llegada de la nueva dinastía Austria, el hijo de este niñero del Príncipe Juan de Trástamara (quien también se llamó Juan Zapata) se unió a los Comuneros. Los lideró y luchó con Bravo, Padilla y Maldonado en gran parte de sus gestas, hasta el punto de que fue apresado junto a ellos, en Villalar (el 23 de abril de 1521); cuando derrotó el Emperador Carlos a los caballeros y cortó las cabezas de los lideres sublevados. Pero era tanta la fuerza de Juan Zapata (Regidor de Madrid y señor de Barajas), que no se atrevieron a ejecutarle y ni siquiera a apresarle por mucho tiempo. Así, un año después de Villalar, fué liberado y perdonado, aunque se le castigó a que su escudo fuera destruido y a que su villa en Barajas fuese derruida. Parece ser pues, que en este año de 1522, se obligó a esta familia de los Zapata (que regía la Villa), a abandonar su residencia en el castillo y a trasladarse hasta el centro de la ciudad -donde pudieran ser vigilados, sin atrincherarse ni hacerse fuertes contra las tropas del rey, como habían realizado en la Alameda de Barajas-.
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De tal manera, también se destruyó "su castillete", elevado en la actual Puerta del Sol, que parece se llamó así, en memoria de los Comuneros de Madrid, quienes se dice, tuvieron como emblema un pendón que lucía la figura de este astro rey. Siendo esta Puerta del Sol, el punto en el que los sublevados se hicieron fuertes contra el emperador Carlos, se ordenó allí destruir los restos de la fortaleza y humillar el escudo de los Zapata. Parece que fué en estos años siguientes, cuando los hijos y descendientes del tal Juan Zapata, se construyen dos palacetes en el centro de la ciudad, en lo que serían luego las Plazas del Conde de Barajas y en la contigua, del Conde de Miranda. Puesto que el condado de Miranda fue igualmente de los Cárdenas y Zapata, caballeros ilustres, descendientes de estos Zapata, señores de Barajas y que ocuparon altos cargos en la corte desde el siglo XVI.
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Este segundo palacete (de los Miranda), como dijimos, se llamó la Casa de los Salvajes por tener dos figuras de "momos" en su entrada, adornando la entrada (quizás por no poder blasonarla); considerándose uno de los primeros edificios civiles estilo Renacimiento, construido en Madrid. Aunque hacia 1780 fue remodelado, dejando solo parte de la fachada exterior y derribando el patio o claustro, para reformarse por un arquitecto neoclásico (probablemente Ventura Rodríguez). Aquel palacio estuvo en pié hasta principios de los años ochenta, pero tristemente hacia 1988 se derribó, para levantarse algo que nada tuvo que ver con el bello edificio que tenía esta plaza del Conde de Miranda, hace apenas veinticinco años.
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Pero de manera muy distinta, cuando lo reforman a fines del siglo XVIII los condes de Miranda su casa, llevaron sus viejas piedras del antiguo patio renacimiento de la Casa de los Salvajes, hasta la finca de recreo que tenían en Carabanchel (la que se llamaría Quinta Miranda y heredaría la Emperatriz Eugenia de Montijo a mediados del siglo XIX). Entre otras cosas, porque se decía que entre estas piedras, se encontraba el escudo que había mandado destruir Carlos V. Blasón que se negaron a destruir y que arrancaron del castillo de Barajas, para esconder en la nueva residencia (en palacio de los Condes de Miranda). No sé si ello es verdad y si el escudo que tenían era tan antiguo, pues el que estuvo en casa de mis padres, yo ví (y conocí) puedo atestiguar que parecía cientamente Renacimiento y no tardo-gótico (como hubiera correspondido de ser el del Castillo de Barajas -edificio terminado por los Zapata, hacia 1475-). Fuera leyenda o verdad, el hecho es que cuidaron y conservaron aquel escudo de granito, de forma redonda y que contenía tres zapatitos en sotuer; como si se tratara del que no habían destruido en tiempos de Carlos V (cuando así lo ordenó la justicia).
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Pese a los enfrentamientos contra el Emperador, entre esta familia y La Corona después hubo gran entendimiento (rodeado de hechos ciertos y algunas leyendas). Entre las segundas destaca lo que se dice sobre Felipe II, narrando la leyenda, que al perder a su esposa Isabel de Valois; se enamoró de una tal "Elena" (hija de un montero real de Madrid). Obligando a casarse a uno de sus capitanes (Zapata) con aquella mujer que él amaba. Cuenta la curiosa historia, que el rey (o el padre de Elena) regalaron a la mencionada amante de Felipe II, una casa conocida hoy como de las Siete Chimeneas (sita en la plaza del Rey). Pero que poniéndose "muy pesada" la susodicha amada, el monarca decide casarla con uno de los Zapata; para que no pretendiera al trono, ni pudiera distorsionar la linea de sucesión real, con un bastardo (recordemos, que por aquel entonces acababa de morir el príncipe Don Carlos y que aún no había nacido quien sería Felipe III).

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El marido que buscaron a Elena, la amada por Felipe II, fué el capitán Zapata. Quien tras el desposorio, marchó enviado a los tercios de Flandes (sin poder siquiera consumar el matrimonio), muriendo nada mas llegar a estas tierras. Poco después, vendría a España la nueva esposa del rey (Mariana de Austria) y se dice que Elena apareció muerta (al igual que su padre), en extrañas circunstancias, dentro de esta Casa llamada Siete Chimeneas. No se sabe si algo hay de cierto en aquello, pero siempre, los madrileños han afirmado que sobre el tejado de esta casa pasea el fantasma de aquella mujer que amó Felipe II y que se dice fue posiblemente asesinada (por celos, por envidias, o, por su propia mano). 
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Pese a ello, estas historias solo son leyendas, pues La cuestión históricamente cierta es que Diego Zapata (conde de Barajas), era el mayordomo de Felipe II. Tanto como, su mujer (María Riederer von Paar) fué la dama principal de Margarita de Austria. Desconociéndose si algo puede haber de verdad en cuanto se dice sobre Siete Chimeneas y una amante de Felipe II (relacionada con los Zapata); ha de pensarse, que aquella "historieta" se asienta mas bien en el hecho de que en los mentideros madrileños se cometase que la primera dama de la reina (María Riederer de Zapata), antes había servido al rey y pudo ser entonces su amante... Sin olvidarnos, de que el mencionado Conde de Barajas (Diego Zapata) era primo de la princesa de Éboli; quien sí se vió envuelta en mil escándalos y asesinatos, relacionados con su relaciónes de espía y amante de Felipe II y del intrigante Antonio Pérez...
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Sea como fuere, aquellos hechos son los que vieron las piedras que hacia 1780 los Condes de Miranda, llevaron desde el palacio del centro de Madrid, hasta su villa de Carabanchel (mientras un arquitecto neoclásico arreglaba y recostruía aquella casa llamada de los Salvajes). Mas tarde, estos capiteles, basas y escudos, fueron colocadas en una balconada y en una columnata que presidía la entrada del palacio de Quinta Miranda, que luego heredarían los abuelos de la Emperatriz Eugenia de Montijo. De tal manera, algunas de esas piedras, también se reutilizaron en el jardín que hacia 1840 decoraría Próspero Merimeé en esta finca de Carabanchel. Autor que dicen, se inspiró en la madre de la Emperatríz Eugenia, para escribir su libro Carmen; debido a que aquella Manuela de Kirkpatrik, era una verdadera mujer de  carácter. Aunque muchos otros, comentan que aquel carácter "carmensiano" estaba inspirado en la propia Eugenia de Montijo y en el se su hermana Paca (quienes eran modelicamente romanticas, masculinas, cultas y atrevidas, para aquella época). Tanto era así, que dice la Historia sobre cuando los prusianos invadieron París: Que el único "hombre sentado en su silla" y que no huyó del Congreso y del Gobierno francés, fué la emperatriz Eugenia. Una verdadera Carmen romántica, sentada en el trono de Napoleón y mas valiente que cualquier "toreador"....
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Pero llegaron los años en los que Carabanchel se convirtió en un barrio de Madrid y la especulación decidió barrer con las fincas y villas de recreo, que hasta entonces habían poblado ese que fue un maravilloso monte cargado de palacios, junto a la Corte... Entre ellas cayó la Quinta Miranda y hasta mi tío Martín (el único hijo vivo de mi bisabuelo), hubo de deshacerse del resto de Miranda, que les habían regalado (adherido a esta finca de los Montijo). Las excavadoras derribaron el palacete y el jardín hacia 1970 y los familiares no pudieron (pudimos) ver lo que hacían, por la depresión que sentían al ver caer centenares de años de Historia. Pese a ello, mi padre se quiso acercar hasta aquella obra, e ir recogiendo las pocas piedras que se salvaban y algunas decoraciones del jardín. Se hizo con numerosas basas, algunos capiteles y hasta con el famoso escudo de los Zapata (que puso en su nueva casa).

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SOBRE ESTAS LINEAS: Un capitel procedente de Quinta Miranda, derribada hacia 1970, reutilizado en casa de mis padres, como adorno en la chimenea. Podemos observar que se trata de un estilo Renacimiento italiano del siglo XVI, muy diferente al español. Mi hermano Mario, opinaba -en base al estilo de estos capiteles-, que la primera Casa de los Miranda, pudo ser realizada por un arquitecto italiano, hacia 1550.
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Tristemente, mi padre incluyó en la arquitectura de la nueva casa, gran parte de los capiteles traídos desde Quinta Miranda. Y digo tristemente, porque no se pudieron luego recuperar y allí se quedaron, adosados en ese chalet, sin saberse el fin que habrán tenido (pues no pudimos sacarlos)... Por su parte, el escudo de los Zapata, que decían era el que Carlos V había ordenado destruir tras la revuelta de los Comuneros; también quedó entre las paredes de aquella casa de mi padre, que fué también luego derribada... Desconozco qué habrá sido de ellos (aunque advertí al que lo compraba del valor de estas piedras), del mismo modo que fue imposible fotografiar aquel blasón, ya que estaba desgastadísimo y era de granito (lo cual impedía ver el zapato central, laureado, como emblema de esta familia que tanto había contribuido a la Historia de la Villa y Corte). 

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SOBRE ESTAS LINEAS: Lugar donde estaba ubicado el famoso escudo de los Zapata, en la fachada de la casa de mis padres. El mencionado escudo de tipo italiano, en redondo, de granito y laureado, no pudo recuperarse por estar situado en lugar muy alto y adosado a la pared exterior.
Pese a ello, he conseguido al menos fotografiar, uno de los capiteles de la Antigua Casa de los Salvajes -donde se dice nació el famoso capitán Zapata, marido de la amante de Felipe II; tanto como gran parte de los Condes de Barajas y de Miranda-. En las imágenes que incluyo de este, espero que se pueda ver con alguna claridad el escudo de esa familia tan legendaria de Madrid, que curiosamente lleva a un lado el pendón de los Trástamara y el castillo de Castilla. Lo que hace pensar que realmente pudiera ser alguna piedra relacionada con el blasón del Condado de Barajas; unido en su significado a la fidelidad de esta familia a Da. Juana I (tanto como al cuidado por Juan Zapata, del último príncipe Trástamara -el príncipe Juan, hijo de los reyes Católicos-). Llegando a poder creerse que realmente estas piedras, tenían mención o referencia a la revuelta de los Comuneros...
BAJO ESTAS LINEAS:  Parte posterior del capitel de Villa Miranda, que hemos visto fotografiado al principio. Curiosamente, en la zona trasera y oculta, esta piedra, tiene labrado un escudo, que parece a todas luces el de Enrique IV -o el de los Trastamara-. Apreciéndo en su cuartel de la izquierda, el pendón de los Trastamara de Castilla, con los Dragones y La Banda -a mas del Castillo-. En el lado opuesto, parece que llevase el León y otra banda cruzada, propia de esta casa que terminó con Juana I. Ello, hace pensar que seguramente pueda tratarse de un blasón procedente del Castillo de Barajas, regido por Juan Zapata, copero mayor de Enrique IV y ayo del príncipe Juan. Escudos que mandó destruir el Emperador Carlos I, al ordenar en 1522 derribar y arrasar el castillo de Barajas  - como castigo, por haberse sumado la familia Zapata a la revuelta de los Comuneros-.
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Lo mas increíble, a mi modo de ver; es que la Historia que hoy narro, me fué transmitida oralmente por quienes la habían oido generación tras generación en la Quinta Miranda y muchos de ellos no habían podido ni siquiera comprobar su veracidad (posteriormente, la fui contrastando con crónicas sobre Madrid y relatos antiguos). El último en escucharla de la bisabuela Carolina (la mujer de Nicolás Santafé, quienes pasaban temporadas en la Quinta Miranda) fué mi hermano y mi madre, que me la narraron. Yo, realmente no la creía del todo, hasta que años mas tarde pude comprobar que cuanto decían era cierto: Que el escudo de los Zapata era un emblema prohibido por Carlos V; que había una leyenda relacionada con Siete Chimeneas y con Felipe II (tanto como que la Casa de los Salvajes, había sido remodelada hacia 1780, para llevar a Carabanchel parte de sus piedras). Basas y capiteles que luego utilizó Próspero Merimeé para decorar el jardín de la casa de Carabanchel.
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Hoy, cuando ya en la plaza del Conde de Miranda, no existen ni salvajes, ni piedra alguna que recuerde este palacio. Cuando en Carabanchel, aquella otra villa -llamada Quinta de Miranda-, es solo el Parque y Resicencial Eugenia de Montijo. Aún hay quienes conservamos en la memoria que hubo un tiempo en los que las leyendas tuvieron su razón histórica. Pues no hay que olvidar que la familia Zapata (los antecesores madrileños de la Emperatriz de Montijo), fueron los mas valientes señores feudales de Madrid y los mas seguidos y queridos en la Villa. Tanto que tras Torrelobatón, en Villalar, el emperador Don Carlos, no se atrevió a acabar con la vida de Juan Zapata, ni a tenerle preso por mas de unos meses. Haciendo pronto a sus descendientes Condes de Miranda, de Barajas, de La Alameda, de Loeches etc..
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Puesto que aquella familia, se dice, que escondía un valor y una capacidad de riesgo, inconmensurable. Curiosamente, la Emperatriz Eugenia parece ser que tuvo estas cualidades tan arraigadas en su familia, que demostró en Francia. Aunque no hay que olvidar que a su padre (Cipriano de Portocarrero, conde de Teba), le faltaba un brazo, una pierna y un ojo; perdidos todos luchando contra los prusianos y a favor de Napoleón. Por su parte, la abuela de la emperatriz (Francisca Portocarrero, condesa de Montijo), sufrió persecución y fue encarcelada, por escribir libros herejes y traducir obras que la Inquisición penaba, sin arrugarse ante el Santo Oficio.
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Del mismo modo que su antepasado Rodrigo de Zapata, fue quien plantó el estandarte español ante los muros de San Quintín, haciendo rendir la plaza -mientras, en la retaguardia, un Felipe II temeroso ante la única batalla a la que asistió en toda su vida; veía al mismo San Lorenzo, pidiéndole construir un monasterio...-. Aunque pocos años antes, el primer Conde de Miranda (padre de aquel Rodrigo Zapata),  fue enviado a París de embajador. Siendo allí tan conocido por hombre arriesgado y temerario, que afirmaban, se atrevía a decir al propio rey francés, que había de convertirse al catolicismo. Tanta era su fama de "porfión", que al ser asesinado Enrique IV (en mayo de 1610), culparon a este embajador español de matar al propio monarca. Consiguiendo el conde de Miranda, salir de aquella "terrible confusión" y regresar a Madrid, para terminar sus días en aquella Casa de los Salvajes (cuyo nombre quizás tenía también mucho que ver con el carácter indomable de quienes la habitaban -no solo con la decoración de sus blasones-).
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Algunas de esas piedras que vieron a estos hombres y decoraron su casa, son las que podemos ver aún en las fotografías (en su mayoría, se perdieron). Pese a ello, pude oír  de segunda o tercera fuente, la historia que sobre ellas contaban sus dueños. Algo que no desearía se perdiera del todo. Al igual que la memoria de aquellos que tanto hicieron por la Villa y Corte de Madrid.

jueves, 27 de enero de 2011

El Chotis de la Democracia

Como ya dije en la entrada intitulada "El Cambio y el recambio", las reuniones del partido político que fundó mi padre con sus amigos, tenían como una de las funciones primordiales cantar las coplas que él hacía. He encontrado algunas de ellas y a continuación la reproduzco transcribiendo la letra. Este que recojo era uno de "los himnos" que no podían faltar en sus cenas y reuniones de partido. Se llamaba 
EL CHOTÍS DE LA DEMOCRACIA.
https://www.youtube.com/watch?v=9IvO8nbfiNo
Música y letra Mario Gómez-Morán Cima (hacia 1980)
La cantan él y sus amigos de partido hacia 1982

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                                                CHOTIS DE LA DEMOCRACIA
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En España, había un gran disgusto  // desde hace varios lustros // por mor de un dictador.
Pero un día, llegó la monarquía  //   la manta se nos lía    //  y va a arreglarlo "to".
De momento, te marcas un indulto // que "quie" decir a lo culto  //  aquí no a "pasao na".
Y convocas al pueblo en referendum // pa que refrende el pueblo // lo que hay que refrendar.
Así empieza la reforma política y hasta una paralítica, en carro va a votar.
"Pa" terminar con tanta dictadura // que exista mas cordura y nos den libertad.
Ya verás lo que hacemos los demócratas // que a "tos" estos hipócritas, los vamos a pelar.
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CORO:  Engracia, Engracia, Engracia // Que "vié" la Democracia y no te has enterao.
Engracia, Encracia, Engracia // a ver si "ties" mas gracia, que estoy "homologao"
Engracia, Engracia, Engracia // No seas mi desgracia, ni me mires tan mal.
Que me marco el chotís en un ladrillo //  y si ha "llegao" Carrillo me da igual.
Ya verás lo que hace este Gobierno  // Aunque le falte un tierno; Tierno Galván.
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Legalizas a "tos" esos partidos // que estaban perseguidos  // y "deslegalizaos".
Y autorizas que vuelvan esos tios // que a causa de los lios // "estaban exiliaos".
Ejercitas Derechos ciudadanos // votando lo inorgánico // las Cortes de Madrid.
Legalizas ("usease" tragamos") // los Derechos Humanos // que pasaban de aquí.
La censura, retiras con premura // "pa" que los caraduras // vean bien a las "gachís".
Y en Europa, marchamos viento en popa // y "to a pedir de boca" //Aquí como en París.
Que lo dicen en medios diplomáticos // "pa" bailes democráticos no hay otro que el chotís.
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CORO:  Engracia, Engracia, Engracia // Que esto es la Democracia // y me puedo arrimar.
Engracia, Engracia, Engracia // a ver si "ties" mas gracia // "pal junte material"
Engracia, Engracia, Engracia // no seas mi desgracia // y me mires tan mal.
Que me marco el chotís en un ladrillo // y si ha "llegao" Carrillo, me da igual.
Ya verás lo que hace este Gobierno // aunque le falte un tierno; Tierno Galván.

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Pero empiezan las huelgas ilegales  // conflictos laborales // de reivindicación.
Y un piquete, por dime o por direte // te pega dos cachetes sin mas explicación.
El Calvario, que sufre el empresario // buscando el dinerario // no es "pa referenciar".
Que le han puesto la empresa por los suelos // los cuartos por los cielos y nadie "pue" pagar
La Peseta sde marcha a hacer puñetas // porque así lo decreta  // la nueva paridad.
Las acciones, con sus cotizaciones // "tirás" por los rincones // ya no valen "pa ná".
Y en un día está lña economía // como nadie podía.... Sospechar
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CORO: Engracia, Engracia, Engracia  // Si esto es la Democracia // estamos "apañaos".
Engracia, Engracia, Engracia  // Que "tié" maldita gracia // ser obrero "parao".
Engracia, Engracia, Engracia  // No seas mi desgracia // ni me mires tan mal.
Que me marco el chotís en un ladrillo // y si ha "llegao" Carrillo, me da igual.
Ya verás lo que hace este Gobierno, asunque le falte un tierno; Tierno Galván.
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Va "pa arriba" el coste de la vida  //  que tiene "ca subía" que no "se pué" aguantar.
Va "pa abajo" el mundo del trabajo  //  donde no hay un destajo ni un puesto laboral.
De la calle, mejor es que me calle // no vaya a ser que estalle  // como la goma dos.
Que de aquí hasta Bilbao  //   hay mucho "incontrolao"  //
y cualquier día nos montan la de Dios

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OTRAS MEMORABLES OBRAS:
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POBRESITA ECONOMÍA (cantada por Rafaé er niño de Martos)
https://www.youtube.com/watch?v=SwT78Dm7bXQ
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El tango de los azules y Adolfo Cañí (acompañado por la Orquesta Licores)
https://www.youtube.com/watch?v=mNes-ZFBLvs

viernes, 14 de enero de 2011

LOS AÑOS 70 (El cambio y el recambio)



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Sobre estas lineas, mis bisabuelos paternos: José Cima y su mujer (Ma.José Fernández-Quirós); fotografiados hacia 1870. Él fue de niño a Cuba y montó una exportadora de sidra. En su primer envío hacia América del Sur, al pasar el Trópico, el barco sufrió una tremenda tormenta y ello hizo que se reventaran todas las botellas y barricas. Estudió con su hermano Arturo Cima (eran químicos), los motivos de lo que había sucedido y llegaron a la conclusión de que se podría fabricar sidra achampanada con un sistema de batido de las botellas o de las barricas. Así comenzaron a crear una nueva bebida hacia 1890, que fue la Sidra Achampanada; conseguida por este medio  (Sidra Cima).
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Lo que podía haber sido una ruina, al reventarle todas las botellas del envió de un barco lleno de sidra; se convirtió para él en el comienzo de un gran negocio, al descubrir un nuevo medio de champanizar la manzana. Desde entonces, un refrán en nuestra familia es el de que: "Cuando la vida te dé una patada en el trasero, lo mejor  es aprovechar el impulso del zapatazo, para avanzar y progresar hacia delante. Además, lo que nunca se debe de hacer es, volverse en el momento de recibir aquella patada -por ver quien te la da-, pues puede caerte en el peor sitio"...
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José Cima, hacia 1930, fué alcalde de Oviedo y uno de los benefactores de Colloto, una pedanía a cuatro kilómetros del centro de Oviedo donde montó sus fábricas, procedía y residía. Pese a ello, tenía fama de malas pulgas y de no dormir hasta las cuatro de la madrugada; por lo que llegó a celebrar plenos del Ayuntamiento después de las doce de la noche... 

Algunas personas me han escrito a Japón, enviádome datos sobre José Cima (e Industrias Cima), entre los que destacan el genealogista asturiano Antonio Castejón o la Enciclopedia de Oviedo. Links que a continuación facilito:http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Jos%C3%A9_Cima
http://www.euskalnet.net/laviana/gen_astures/cimageneral.htm

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Sobre estas lineas, mi abuelo paterno: Luis Gómez-Morán, autor de numerosos tratados jurídicos, que aún hoy se estudian en universidades de Derecho. Seguía junto a su hermano Mario, una tradición familiar (al menos desde el siglo XVII), de ser notarios o magistrados. "Costumbre" que rompió su abuelo, convirtiéndose en psiquiatra como los médicos de su familia materna (la del Doctor José de Diego Madrazo). Fueron los Gómez-Morán admiradores de Leopoldo Alas "Clarín", discípulos y seguidores de su cátedra de Derecho Natural (donde se difundió el krausismo, desde fines del siglo XIX, en el Norte de España). Después lo serían de su hijo: Leopoldo Alas García-Argüelles, conociéndose entre los mas cercanos amigos y colaboradores de los Alas. Por su parte, los Morán-Labandera de Gijón estaban emparentados con Jovellanos, por lo que el espíritu ilustrado e intelectual imperaba en la familia.Ver:
http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Luis_G%C3%B3mez-Mor%C3%A1n

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Hace algún tiempo, el asturiano Antonio Castejón me escribió a Japón, para preguntarme y facilitame algunos datos sobre la familia nuestra de Gijón (que había publicado). En ellos, le incluí un comentario afirmando que no eran de origen irlandés (como algunos decían). Facilito el link, para quienes quisieran consultarlo. http://www.euskalnet.net/laviana/gen_astures/moran.htm
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En la Foto de abajo: Mi padre (Mario Gómez-Morán Cima), firmando ejemplares en la presentación de su libro Sociedad sin Vivienda en 1972. Este era es un estudio crítico y plenamente social, sobre la situación de la vivienda en España en estos años. Lo que le granjeó enormes enemistades en los círculos de poder. Unos meses después, debido a presiones y "crisis", tuvo que cerrar su estudio que hasta entonces había tenido un gran éxito, e irse a vivir fuera de España (contratado por Naciones Unidas).  Pese a ello, nunca tuvo nada (ni un mal recuerdo) contra aquellos que "le invitaron a irse" a trabajar fuera de España.

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MARIO GÓMEZ-MORÁN CIMA:
http://es.wikipedia.org/wiki/Mario_G%C3%B3mez-Moran_Cima
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Enciclopedia de Oviedo http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Mario_G%C3%B3mez-Mor%C3%A1n_Cima
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1- El Cambio:  
Los recuerdos ejercen un poder sobre la mente y el pensamiento solo comparable a lo que el buen tiempo afecta al turismo. Cierto es que hay quien va a esquiar a la montaña y a visitar los fiordos noruegos (incluso, al Himalaya a escalar). Pero ello lo hacen precisamente por todo lo contrario: Por la mala climatología... Y es que los malos recuerdos, igualmente, ejercen un poder terrible y similar sobre la mente; batiendo nuestros odios (y del odio, ya se sabe que nacen algunas heroicidades).
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Como dije, mi familia era germanófila; tanto que se pudo decir que mi padre tenía dos patrias (la que nació y la que admiraba: Alemania). Desde los abuelos de sus abuelos, fue así y quien en la familia no escribía correctamente en esa lengua, era tomado y señalado como tonto (ese era mi caso y por ello acabé harto "de los idiomas"). Pese a ello, creo que este sistema de pensamiento es bueno y que todo hombre ha de tener al menos dos patrias: Donde nace y  la que admira (o a las que ama). En mi caso, la que admiro es El Reino Unido y la que amo y quiero, es El Japón ("ambas dos", curiosamente son "semiteocracias"). Hubiera admirado a Alemania, pero ya desde 1945, sin judíos en ella, es como si a Toledo se le arrancan todos los edificios antiguos.... Por ello entendí siempre que mis padres y sus abuelos fueran tan germanófilos: Habían nacido antes de 1941, cuando aquel país estaba "movido y liderado" socialmente por el pueblo que heredó la filosofía y el pensamiento de Egipto, tanto como la organización y el pragmatismo de Babilonia (el pueblo hebreo).
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En todo ello el krausismo era "la clave oculta" en mi casa; porque quienes practican esta filosofía incluso se niegan a reconocerlo... Lo descubrí de mayor y entendí el por qué de Alemania y el por qué de las ideas liberales y progresistas que pululaban por nuestro hogar.  Aunque aquellas ideas krausistas también tenían un grave problema, que incitaba siempre a llevar la contraria. De tal manera, cuando se murió Franco, mi padre comenzó a volverse de Derechas (sí, como lo oyen. En vida de Franco era de Izquierdas y a su muerte se hizo de Derechas). No fue el único caso, pero quizás sí el mas grave; porque de haber continuado con los amigos e ideología que tenía antes, quizás le hubiera ido maravillosamente tras 1975. Pero su formación y pensamiento le obligaba a estar en el punto de mira y crítica social; tanto como a decantarse sobre el lado opuesto, hacia el que todos iban (para dar otra visión a la Sociedad).
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Motivos, los hubiera tenido, para haber sido radicalmente de izquierdas, porque desde 1971, desde las instituciones oficiales españolas, comenzaron a torpedearle todo su trabajo y su estudio, llegando a arruinarle. Había tenido un gran éxito como arquitecto en los años sesenta, tanto que llegó a proyectar, dirigir y construir unas cuatro mil viviendas anualmente. Hizo entre 1960 y 1970 mas de cuarenta mil, pero años después cerraría el estudio presionado por la situación social y se tendría que ir a vivir al extranjero para alimentarnos.... Se quedó bastante mal de dinero y por suerte, le contrató Naciones Unidas como experto. Vivió año y medio en Argentina, planificando ciudades en la Patagonia y asesorando a otros gobiernos, sin poder ya regresar a España para abrir su estudio de nuevo. Aquello se cerró hacia 1973 y su trabajo como arquitecto en su país prácticamente allí acababa...
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Pero, increiblemente y aunque los que le arruinaron fueron los últimos gobiernos del franquismo, este hombre, al morir Franco, se nos hizo de Derechas.... ¡Para mí, entonces aquello era estupendo, porque yo había nacido de Derechas...!. Mi hermano, que adoraba a su padre, siguió sus pasos y antes de 1977 éramos todos mas de Derechas que la llave de una puerta. -Y es que mira que he viajado por países y países, pero nunca encontré una llave, que abriera dándole a la izquierda-.
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Aunque en realidad, lo que volvió a hacer mi padre fue "ser de nadie". Pienso, que en el fondo, este hombre era un anarquista o un bohémio, que no se había mirado el espejo... Pues mi padre fundó su propio partido político con unos amigos. Este es un hecho típicamente español y estoy seguro que si todos pudiéramos, haríamos nuestro partido; llegando España pronto a tener millones de opciones a votar. Así hacia 1977 hicieron un partido, junto con sus amiguetes; con los que se divertía muchísimo cantando y organizando cenas. Se lió la manta a a cabeza, se inventó de nuevo su ideología y creó con "los coleguillas" asociaciones, fundaciones y hasta un partido (de los que omito el nombre, porque aún existen). Ello pudo ser normal en esos años, pero lo natural era que aquellos partidillos se unieran a otros mayores, aunque el de mi padre siempre anduvo a solas...
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Lo primero que hicieron, para iniciar la Democracia, fue dedicarse ha "componer" canciones satíricas divertidísimas sobre cada uno de los personajes o sucesos. Canciones que entonaban todos juntos en cada reunión y que por ejemplo, se llamaban: "El Chotis de la Democracia", "Pasodoble de Alfolfo Suarez", "Sevillanas del socialismo", "Tango del dimitido", "Corrido del ministerio" etc.etc... El elénco musical de mi padre en esos años fue interminable y llegó a crear mas de treinta canciones, todas referidas a partidos políticos, gentes o hechos de la recién nacida Democracia. Las reuniones políticas en casa de esos años consintieron en una "opipara" cena, bien regadita, y cuando todos estaban como "el kiko", mi progenitor sacaba la guitarra y enseñaba a todos a cantar las nuevas canciones de la democracia (que él había hecho). Tras aquello (que a veces duraba horas de cánticos, entre licores y puritos), se producía una pequeña reunión, en la que se llegaba a las conclusiones y directrices a tomar en el partido (o en las fundaciones e instituciones asociadas).
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Así era "el cambio" en casa, donde apenas nada había cambiado, pues se pasó de las juergas con los de El Gijon en los sesenta, a las que montaban en los setenta con los de su nuevo partido (creado y diseñado por él...). Posiblemente aún existen cintas con estas canciones del partido, que a veces grababan en sus "cenas de contubernios" (como las llamaban). Si un dia las encontrase, sin lugar a dudas, las pondría en internet en estas páginas, ya que eran verdaderamente divertidas. Trataban todas sobre el acontecer de los hechos políticos que sucedían en España (aquello era una buena juerga). Tanto, que en el partido político que fundaron, el único secreto obligado e infranqueable, era que no se podía dar a conocer el contenido de esas canciones (ni menos enseñarlas) a un ajeno al grupo. Del mismo modo, quienes no conocieran y cantaran perfectamente esas melodías (de risa), nunca podían ocupar un cargo importante en las instituciones que dirigían.... (evidentemente, mi padre, creador y cantor de aquella música y letra, era allí "el jefe").
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Por si no encontrase las cintas, voy a recoger algunas de las letras de esas canciones que cantaban en las reuniones (de las que aún recuerdo algo, pese a que han pasado mas de treinta años). Me acuerdo, entre otros, de una llamada " EL Chotis de la Democracia", que tenía un estribillo que decía (entre tonos de este baile madrileño):
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Engracia, Engracia, Engracia...// Que ha "llegao" la democracia  // y no te has "enterao"
Engracia, Engracia, Engracia...// A ver si "ties" mas gracia   // "Pal" junte material
Que me marco el chotís en un ladrillo  // y si ha "llegao" Carrillo, me da de "lao"
Ya verás lo que hace este gobierno  //  aunque le falte un tierno // Tierno "Galvao"
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Peor era aquello que se llamaba "El pasodoble de Adolfo Suarez", del que me atrevo a transcribir algunos versos con mucho cariño (no sin antes disculparme, por cuanto sufrió y a sufrido últimamente la familia del expresidente). Sin ningún ánimo mas que de recordar con cariño aquellos días, escribo lo que se cantaba en el partido político de mi padre sobre él (canciones, que como se sabe, eran "secreto iniciático" en su grupo...). El pasodoble estaba inspirada en Dominguín, quien siempre levantaba el dedo índice, mirando al cielo (en las buenas faenas), indicando que era "el primero" :
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Es el primero.... // Es el primero....//
Don Adolfo Suarez Gonzalez  // Nacido en Cebreros
Que con su gracia... // Con su arte  // Su sal y su garbo  // Trajo la democracia
Como lo era Dominguin  // Tú serás siempre el primero  // Quiera Dios no seas el fin...
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Otras de las canciones eran impersonales, estando dedicadas y cantándose cuando se producía un hecho, como por ejemplo una dimisión importante. Entonces, cantaban todos durante las cenas y tras ellas el "Tango del dimitido", con gran juerga, cuyo estribillo decía algo así como:
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"Decís" que "habés" dimitido... // Pero sé que te han "echao" //Así "pagás" el catigo  //     Tan justo y tan merecido  // por como os habeis "portao"
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Todo ello se acompañaba con la guitarra de mi padre y buenos vinos del Duero, Rioja (o de donde fueran, pues aquello que se bendecía, siempre era bienvenido)... Así pasaron días y días, horas y años, desde 1977 que fundaron sus asociaciones y partidos, hasta 1985 en que ya fueron integrándose a ellos otras personas "serias" a los que este ambiente ya no les parecía "adecuado". Finalmente, hacia 1987, mandaron a casa a mi padre, con su guitarra y "le dimitieron".... Quedó bastante deprimido, tenía seseta y cinco años y sin nada que hacer, se le oscureció mucho la vida... Conseguí meterle en el mundo de la arqueología y con ello, al menos algo "revivió".
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2-El Recambio:    Como ya dije, yo nací de Derechas y fui un niño de Derechas (aunque la vida me fue torciendo...). Ello, dicho sea de paso, significa haber sido un nene repelente, porque mientras en mi casa eran todos cultos, leían lo último que publicaban los mejores escritores y se preocupaban por el arte y la sociología. A mí, lo único que me importaba eran los toreros de éxito, Santiago Martín -el Viti- (que era mi preferido); e incluso, Franco, no me parecía tan malo como decían, porque iba mucho a los toros.
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Oía y escuchaba de pequeño a "los progres" que rodeaban a mis padres, hablando sobre la Sociedad, el marxismo y los problemas; sacando la conclusión de que "esa gente no sabía vivir". Todo el dia leyendo y pensando, sin darse cuenta de que el verdadero arte y significado de la vida se escondía detrás de una muleta....
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Veía de niño un traje de luces que cada lunes de temporada colgaba un torero que vivía frente a nosotros. Aquello sí que significaba para mí la cultura y el arte. ¡Qué arte, ni arte!, pensaba yo para mis adentros, cuando aparecía mi padre con un cuadro expresionista o abstracto bajo el brazo, recién comprado a sus amigos de El Gijón. Cada vez que le veía con aquellas pinturas llegaba a la conclusión de que: "¡Arte, era el de quien se ponía frente a unos cuernos!...". Tanto como que aquellos borratajos enmarcados, eran un timo de los amiguetes borrachines esos, que tenía en El Gijón. (Estos pensamiento me venían un día si y otro también)
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Llegué a estar harto de aquellos que se pasaban el día dando vueltas a los problemas sociales y comiendo "el coco" a mi padre. Además, todos fumaban, y les encantaba el vino (el buen vino, por cierto). Para colmo, "la progresía" consiguió hacerle fumar y mi progenitor  empezó a oler a humo. Así, aquel hombre que hasta entonces olía bien, desde finales de los sesenta, comenzó a oler a colilla. Todo el día echándose pitillitos o fumando puritos, para poner con los de izquierdas cara de interesante, cuando el humo paseaba por su cara. Porque el fumar venía de allí: En el momento que alguien no sabía qué decir, daba una calada, dejaba que el humo le rodeara, ello obligaba a poner unas caras como de estar pensando y, al final, soltaba una frase lapidaria como: "Claro, eso ya lo decía Avenarius, hace siglos" (y se quedaban tan anchos, porque vete tú a saber quién era Avenarius y si lo conocías, vete a leer toda la obra de Avenarius, para demostrar que no había nunca escrito aquello...).
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Todo ello me llevó a ser más de Derechas que una raqueta de tenis y a estar bastante harto de la progresía. El asunto se me puso peor hacia 1977 cuando ya algunos profesores de BUP te metían un cate, si no se escribía en los exámenes lo que ellos decían sobre teorías marxistas. En la universidad; pues "aún más peor". Ser de Derechas era entonces como tener lepra... Aunque ya en el colegio había visto que "los progresistas" decidieron que nada de lo que yo hacía ni decía era bueno, por mi ideología. Entonces me vengué: Me vestía como un pimpollo a diario, me ponía lo mejorcito y cuidaba mi estética. Tras ello, cuando me llamaban "facha" o "pijo" (que era a día sí y otro también), simplemente les contestaba que me envidiaban por lo guapo y elegante que yo era... Así, vestido como un torerillo, me iba al colegio o a la universidad, para hacerme ver como era y no avergonzarme de "mis tendencias derechiles" (en aquellos años setenta, en los que tener esa ideología era peor que tener hoy varias hipotecas).
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Pero resultó que un día cambié. Ello ocurrió hacia mis veinte años; cuando la famosa Guerra de las Malvinas. Los argentinos invadieron aquellas islas y al día siguiente, al oír la noticia, se me ocurrió organizar un concierto de Gibraltar y las Malvinas. El motivo no solo fue ideológico, sino también sentimental, porque mi maestro de guitarra era argentino y mi padre había vivido allí tiempo (pocos años antes). Así que, ni corto ni perezoso, llamé a una institución privada argentina de Madrid, quienes tenían es su instalación un auditorio, para proponerles el concierto Malvinas-Gibraltar (omito el nombre de la institución, porque lo que hicieron fue grave). Hablé con el director, un argentino que se sentía muy interesado por todo y me tomó el nombre, el teléfono y etc. Quedamos para hablar y dar fechas para el concierto, pero a las pocas horas lo que tenía en la puerta de mi casa era un comisario de policía, vestido de paisano.
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Por suerte, esa tarde, cuando llamaron a la puerta, la abrí yo. Apareció un señor vestido normalmente preguntando quién vivía allí y a qué nos dedicábamos. Salí a hablar con aquel hombre, que de inmediato se identificó como comisario y me preguntó por "El concierto de Gibraltar", que alguien de esa casa quería organizar. Me quedé pasmado. Le expliqué que realmente era yo el que había hecho y preparado todo y me dijo que quizás no tenía que acompañarle a comisaría, si le explicaba bien las cosas... Tras oír aquello, le "invité" a pasar a mi casa, aunque él muy correcto me expuso que yo estaba en el Derecho de no hacerlo, pues no traía orden judicial etc.etc. Me puse a hablar con él, pues nada tenía yo que esconder y le expuse que aquello era un simple acto para divertirse y protestar por Gibraltar y por las Malvinas etc... Él me contó que había sido denunciado por aquella "institución argentina" que con tanta alegría me había aceptado la organización de aquello... Se me cayó el mundo a los pies... Precisamente esos argentinos, eran los que habían llamado a la policía.
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El comisario solo quería saber una y otra vez quienes éramos y qué otros iban a tocar conmigo allí la guitarra (o lo que fuera). Me negué a hacerlo y a dar nombre alguno; ni decir nada de nadie de los que me acompañaron. Cuando le repetí que no una y mil veces, me obligó que le diera mi carnet de identidad, advirtiéndome de que quizás tendría que llevarme a otro sitio "para hablar".... Tomó los datos del carnet, me miró a la cara y tras ello se sonrió con sorna y me dio la enhorabuena (por ser tan buen amigo de mis amigos). Me dio la mano y me dijo que sentía muchísimo que me hubieran denunciado precisamente los que lo organizaban. Salió de mi casa llevándose todos los papeles referentes a aquello que me pidió le entregara. Al día siguiente volvió el comisario, llamó a la puerta y con un gesto de sonrisa dejó en el buzón aquellas hojas y documentos, que le había dado yo el día anterior. Diciéndome con una sonrisa: -"Ten cuidado Angel. No te metas en líos"-. Era un hombre agradable.
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Ese día cambió bastante mi vida. Comencé a pensar que me había confundido de ideas y de manera de ver la vida. Tanto fue así, que muy pronto, me puse a estudiar mitología e Historia de las Islas Británicas, escribiendo poco después una preparación para una tesina sobre ese tema (llamada "Las Leyes de Tarschisch", que presenté en tercero de Derecho). Poco después, comencé a interesarme por la arqueología de manera enfermiza, lo que me hizo amar a Inglaterra (la patria de los arqueólogos) y odiar las guerras.
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Por lo demás, un año mas tarde (hacia 1982), decidí dedicarme a la guitarra y entonces vi la cara que se les ponía a mis amistades (casi todas, de Derechas) al oír que me quería dedicar a la música: Era como si se les diera a comer un limón con bicarbonato. Cada vez que les comentaba que prefería ser músico que abogado, torcían el gesto, quedándoseles expresión de pinturas negras de Goya...
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En aquellos días comencé yo a torcerme, quizás hacia la izquierda... Pues aún, después de casi treinta años, de no sé ni donde estoy. Aunque siempre he creído en el Hombre y como tal pienso que la empresa privada, es la mejor manera de salir adelante. A día de hoy vendo de todo en Japón (menos mi música y mi arte, pese a que los clientes vienen a escuchar mi guitarra a veces, a diario).

Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Mario_G%C3%B3mez-Moran_Cima

Recuerdos; correcciones y cosas de familia




TODO UN CARÁCTER: Uno de los pocos recuerdos que mi padre conservaba de su madre era el de esta foto; cuando en el carnaval de 1927 le vistió de Napoleón y le llevó a saludar a los ovetenses desde el balcón del Ayuntamiento. A los pocos meses murió mi abuela, mi padre tenía solo cinco años, pero decía "acordarse de todo". En la expresión y la foto, se ve que tenía "todo un carácter"
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ARRIBA: Foto de mi madre con unos cinco años.
. Mi madre y yo teníamos otros planes menos napoleónicos de niños. A ella lo que más le gustaba era ser cuidadora de gallinas y a mí, ser pastor. En la imagen de arriba, mi madre vestida "de faena" hacia 1929. Abajo, yo vestido de pastor en 1965 (con cinco años); justo antes de pretender ser torero. Finalmente, no llegué a conseguir ser ni pastor ni "toreador"; además, con lo que he ganado con la guitarra no me hubiera dado ni para comprar un par de ovejas (quizás solo, para unas cuantas gallinas...).
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Muy por el contrario, ella consiguió su "sueño de infancia" y cuando nos fuimos a vivir a una urbanización en el año 1968, montó un gallinero en el jardín. Los vecinos estaban destrozados del ruido y olores; un día ya protestaron tanto que hubimos de  buscar  a quien retorciera el pescuezo a las pobres ponedoras... . Mi madre, con gran tristeza, compró un congelador enorme donde cupieran las mas de veinte gallinitas y estuvimos tomando caldo durante meses. A ella se le caían las lágrimas cada vez que se servía un plato de sopa, pero decía que aquello era lo único bueno, que se podía hacer ya por sus "mascotas"..... Bajo estas lineas, mi foto vestido de pastor el día del Buen Pastor, en Madroñera (Cáceres).





I- Recuerdos:    La mejor y mayor suerte que tuve en la vida, fueron mis padres. Luego ha sido, mi mujer -pues, mi profesión, creo que se debió un poco a mis "esfuerzos"-. Ellos,  junto a la maravillosa japonesa con la que me casé, han sido un verdadero milagro. De pequeño me decían que "todos los tontos tienen suerte" y algo de eso debió de haber. En lo que se refiere a mis padres, lo mejor fue lo cariñosos y "peculiares" que eran, así como verdaderamente alegres que eran.
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Nacer en una casa divertida y sin problemas, es el paraíso para los niños. Debido a ello, me puse hace unos días a escribir estas lineas, no solo para recordar la memoria de mis progenitores, sino también para expresar qué es lo mas deseable y lo mejor de la vida: La alegría. En Andalucía me enseñaron que a un hombre no pasaba nada por llamarle "hijo de....", "cabronaso" y otras cosas similares. Pero que nunca se puede decir a alguien: "Degrasiao" o "Malange"... . Eso era terrible. Tuve que llegar a los cincuenta, para saber que aquello era una verdad filosófica.
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Hoy en día comúnmente creemos que la felicidad reside en cosas y éxitos; cuando en verdad, lo que hace feliz  al hombre (mas, a un niño) son los buenos recuerdos, un entorno que le quiera y gente que le divierta. Debido a ello, en Japón yo soy feliz; aunque mis amigos japoneses no puedan entender apenas nada de lo que escribo, ni siquiera mi cultura. Y pese a que les sea tan ajena "parte" de mi guitarra o mi cultura (no puedo obligarles a que comprendan mi civilización, las etapas de historia y arqueología que trato; ni menos el toque flamenco antiguo, o el clásico contemporáneo, que me dedico a componer). Pese a todo, les traduzco los chistes españoles y les trato como si fueran de mi tierra (soltando las burradas correspondientes) y ello les encanta. Por todo, creo que la felicidad es otra cosa muy diferente a lo que uno tiene o posee.... La felicidad es lo que se siente y sobre todo, la alegría y los buenos sentimientos.
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De pequeño, apenas vi otra casa parecida a la nuestra y tan solo la de la pintora Betsy Westendorp podía asimilarse (por lo genial del entorno y el cariño hacia los hijos). Aunque, tristemente, Betsy enviudó muy joven y aquel hogar se quedó sin padre. La del arquitecto-pintor y coleccionista, Miguel Granados, también se parecía un poco; pero como Miguel estaba todo el día en la nuestra, no sabiámos realmente dónde vivía cada uno. Por lo divertida y entrañable que era la casa de mis padres, los pensamientos sobre mi niñez son siempre gratos.
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Quizás ello ha conseguido no amargarme cuando a veces en la vida me han pagado por un trabajo, menos de lo que me había costado prepararlo durante meses. Sobre todo en la música, donde muchas ocasiones hube de cobrar a razón de 150 pesetas por hora trabajada (menos de un euro)... Eso, sin contar con las cuatro o cinco hora diarias que ensayo (al menos), ni con el precio de las guitarras. Pese a todo, los recuerdos son felices, pues tuve y tengo lo mejor de la vida: Mis padres, mi familia y la mejor mujer del Mundo. Ahora que cuando veo de continuo en la TV o los medios, a muchos de los del pop y del rock actual, haciendo lo que hacen y "llevándoselo crudo"; me planteo que debo ser mas imbécil de lo que yo pienso....
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II-Correcciones:   Normalmente, cuanto aquí escribo lo "recuerdo de memoria". Esta frase tan inteligente como expresiva, se parece a otra que tanto dicen en El Sur, cuando desean explicar que les están pidiendo más de lo que pueden dar: "semos personas humanas".... . Ambas expresiones son redundantemente idiotas, pero muy ciertas en su sentido pleno.  Hablando de memoria y de recuerdos; es así  -comúnmente de un tirón-, como redacto estas páginas (que muchos días salen a diez minutos por hoja). Y es que no es para menos, pues algunos razonamientos filosóficos que expreso, son de ir al campo y no encontrar la puerta (diríase mas bien que son "racionamientos").
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Pese a ello, muchos de los recuerdos de mi infancia que he narrado (y algunas anécdotas) fueron vistas u "oídas" en casa, por lo que hay ocasiones en las que, tras haberlos escrito me vienen a la memoria más datos. Por ejemplo, en el anterior texto decíamos, que la última vez que supe de Dominguín (a través de mi padre) fue cuando le comentó cómo veía Moscú, diciéndole que la capital rusa era "igual que Pamplona pero sin curas, ni Sanfermines". Aunque después, he recordado que la última vez que se vieron, fue en un festival para ancianos, que Dominguín organizó en un pueblo en las cercanías de Madrid, próximo a Maqueda. Allí, en Quismondo, torearon para los viejecitos, él y El Cordobés -hacia 1983- y pude comprobar sobre Manuel Benítez (del que nunca me había gustado por su estilo), que aquel hombre era una gran persona, llena de bondades y virtudes -debió de ser esa la clave de su éxito; pues en que en la vida, cuando uno es buena persona, se tiene mucho ganado; incluso en los ruedos).
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Recuerdo que mi padre comentaba que El Cordobés de joven había trabajado para un cliente suyo (Saturnino Divasón). Entonces se llamaba "Manuel Benitez El Renco" y el tal Saturnino (famosísimo constructor de "los sesenta") se hizo el fan número uno, cuando su "Renco" al fin, saltó a la fama como El Cordobés. Me venía contando mi padre aquello, al regreso de Quismondo y le pregunté  si en verdad eran tan amigos El Cordobés y Dominguín, pese a ser toreros tan diferentes. Me dijo que realmente sí, que en algo se parecían mucho: En que ambos, no tenían nada mas que amigos y les quería "todo el mundo". Luego apostilló diciendo: -"Luis Miguel, es que es amigo de todos; incluso de gente tan normal como nosotros...". Con los años me di cuenta de que mi padre no tenia nada de "normal" y que además era surrealista.
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Hasta llegar a Japón y vivir allí nunca entendí lo difícil que debe ser alcanzar algo de fama o importancia social y poder llegar a tratar a todos, sin tener que aislarse, ni convertirse en un raro, un uraño, o un solitario. Yo, a veces me recluyo y no puedo soportar ver a mas gente (ni en mi país, ni en otros). No porque yo en el Japón sea famoso, ni importante (menos en España); pero por ser allí una persona "algo especial", me conocen muchos -aunque solo sea porque donde vivo, el único extranjero que hay, lleva allí diez años y solo habla diez palabras de japonés (además de tener cara de lechuga y ojos de foca maltratada)-. Basta con eso y que el otro extranjero sea más raro que una nevera en Siberia, para que el "acoso" de la gente que solo quiere hablarte, conocerte, o tratarte; sea a veces difícil de llevar (no sé como será la fama, pero debe ser terrible). Aunque solo vengan a  ver como eres, o conversar un rato; aquello es muy cansado, porque tienes que darles lo "que piden" (nuevas ideas, bromas, anécdotas, comentar de todo lo divino y lo humano y, finalmente, entretenerlos).
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Es una losa que creo, muchos no han soportado y que acaba con gran parte de los "exitosos" . Pues entre los que simplemente vienen a saludarte y la gente que se te acerca para hablarte, hay un hilo invisible que te ata a ellos. Un hilo que comúnmente se tensa y se destensa, conforme a tu estado de ánimo.  Captando tu atención y llegando a cambiar (incluso, a distorsionar), tu espíritu. Todo ello, debido a que las personas se atraen como los cuerpos celestes y cuando entra en tu órbita un ajeno, gravita sobre todo tu ritmo de giro y afecta a la velocidad de tus sentimientos (incluso de pensamientos y obras)...
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Por lo demás, sobre el proyecto que hablábamos el día antes, de la plaza picassiana (diseñada por aquel pintor); también recordé que se trataba de una idea que quisieron llevar a cabo a principios de los sesenta, en Málaga. Que al no poderse construir, años mas tarde, pensaron en que la obra quizás podía hacerse en la plaza de toros de Vista Alegre (Carabanchel, de propiedad de Luis Miguel Dominguín). -momento ese, en el que hablaron con mi padre-.
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III- Cosas de familia:   Pero pasemos a aquella época de Oviedo que narrábamos en el texto anterior, donde hacíamos referencia a la procedencia asturiana de mi familia paterna. Habíamos hablado del regeneracionismo (de Clarín y en los albores del siglo XX) y de como estos Gómez-Morán, igualmente se sumaron a la misma corriente intelectual ya desde mediados del XIX. Pues, al parecer, los primeros que fueron a Asturias de estos que me dieron el nombre, se llamaban Gomez de Diego Madrazo. Eran notarios hasta el siglo XIX en que se hicieron médicos (como su tío, el doctor de Diego Madrazo -el primer psiquiatra-) y, parece ser que estaban en un estado cercano al de sus pacientes. Pero... eran muy modernos y del Regeneracionismo Psicológico-Psiquiátrico -Escuela que parece se relacionaba con Freud y Krause.-
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Fue aquel feliz médico (llamado José) a Gijón; donde se le ocurrió casarse con gentes que no habían salido de aquella villa desde que Muza puso un pié en Gibraltar (por si "había moros en la costa"). Familia asturiana que se llamaba Morán-Labandera y de cuya unión se formó luego este engendro de apellido, que es Gómez-Morán (nacido tras varios reciclados en los archivos notariales). Krausista hasta la médula, el psiquiatra Jose Gómez de Diego Madrazo, fue gran amigo de Leopoldo Alas Clarín, algo que se debía a que ambos militaban la misma filosofía y estaban hartos de la recalcitrante sociedad decimonónica asturiana. Tanto que el médico, cansado, se traslada a vivir a Oviedo, donde me dijeron eran propietarios del Casino. Lugar que desde 1881 visitaba a diario el escritor de La Regenta; comentándose que las anéctodas de este libro pudieran proceder de cuantos cotilleos oía allí Don Leopoldo (contado por este grupo de amigos).
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Uno de los hijos del médico fue el mejor discípulo de Alas "Clarín" y llevó adjunto su cátedra de Derecho Natural, hasta que la retomó el hijo del escritor. Se llamaba Ulpiano Gomez Morán y dicen que le pusieron este nombre a mi tío bisabuelo porque a su padre le encantaba la música (aquí, de paso hago un inciso para invitar a todos aquellos que deseen darle un nombre raro a sus hijos, que reflexionen antes de hacerlo; pues no sé qué culpa puede tener la criaturita que acaba de venir al Mundo, para cargar toda su vida con una denominación que recuerda a un instrumento musical). 
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La siguiente generación (la de mis abuelos y sus hermanos) fue igualmente de admiradores y amigos  de los "Clarín"; esta vez del hijo de Leopoldo Alas ( Alas Garciá-Argüelles). Con quien estudiaron y se hicieron notarios y jueces. Pese a ser progresistas, como ya dije, en la Revolución del 34 les quemaron todos los negocios y almacenes, con lo que al menos mi abuelo se hizo mas de derechas que el cierre de un tapón de rosca. Otros no y pese a lo sucedido, siguieron con su regeneracionismo y su progresismo (muchos hasta hoy), del que nació un poco la ideología de mi padre.  
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De este krausismo aférrimo, hubo siempre la costumbre en mi familia, de obligarnos a aprender a escribir en alemán, antes que en español... Ni decir tengo, que con casi cincuenta años, estoy todavía con erratas y faltas de ortografía en el español.... Como para haber aprendido antes el alemán. Aunque todo ello, de niño era muy cómodo pues cuando ponía una burrada como "guevo", explicaba que ese error ortográfico, se debía a confusiones con "mi lengua madre"... . Lengua que "me se atragantaba" de continuo, pese a que ellos (los de mi familia), aprendían antes a escribir en germano que a chupar del chupete (aunque conmigo, desistieron).
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Con este fin, me mandó varios veranos mi padre a una ciudad junto a Ulm y tras ello, me envió otro verano a la universidad de Heidelberg (¡Por cierto, cuna del krausismo!). Este fué el año de mi ingreso en la universidad, e intentaban ver si prosperaba allí, pues incluso tenían la ilusión de que yo hiciera un doctorado en Derecho en Alemania..... Una vez en Heidelberg y viendo ellos que yo solo aprendía  italiano, me preguntó mi progenitor el por qué de este extraño hecho y le contesté que "las alemanas eran altísimas".... Rápidamente fui deportado y repatriado de nuevo a Madrid.
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Pero ese tema venía de niño, porque lo del alemán era un estigma para mí. En casa todos lo hablaban y cuando yo abría la boca para decir dos palabras, la juerga era monumental. Incluso mis hermanos llegaban a ponerme plumas en la cabeza, llamándome el indio alemán, cuando "parlaba" esa lengua; dado que lo conjugaba tal como los indios hablaban en las películas de vaqueros (de entonces). Decidí tras ello,  dedicarme a lenguas "mas románces y mas antiguas" y me enfrasqué en el estudio del "extremeño", que creo se llama, fabla de castuera.
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Así hacia los seis años, ya era un verdadero especialista en "castúo", que  había apredido con los pastores y desde esa edad soltaba las frases mas difíciles de aquella lengua; como lo era: "Arriajastiti palla" (que significa "échate para un lado") y "Velequile" (exclamación que se traduce por "mira por donde" o "mira para aquí"). Pese a ello, mis conocimientos en esta fabla no fueron del todo valorados y por ello, me dediqué al estudio en profundidad de los diferentes acentos del "andaluz" llegando a dominar con toda perfección, desde los giros y expresiones granadinas o alpujarreñas; hasta el mas elegante acento de la Córdoba califal.
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Aunque no lo busqué, pero como la vida me llevó a vivir en el extranjero, pese a mi falta de condiciones para los idiomas, tuve que terminar hablando otras lenguas menos divertidas que el andaluz (entre ellas, la del país donde estoy afincado: El japonés). Lo que mas les gusta a los japoneses, cuando pasean conmigo por España, es que les hable su idioma con el acento de cada lugar o ciudad que visitamos. De tal manera, explicar Granada con acento granadino en japonés, se les hace muy grato; tanto como ver así, Sevilla. Y no digamos, cuando pasamos a Extremadura y Portugal, pues el japonés con acento de aquel país les entusiasma. Difícil es que lo distingan mucho del japones-gallego (o bable); aunque fácilmente lo diferencian del que les hablo con acento del pais vasco, que les encanta y mas aún, su idioma hablado con un marcado acento catalán (les entusiasma). Así les ayudo a comprender las diferencias culturales que hay en nuestro país y les divierte muchísimo oír japonés hablado con un fuerte acento andaluz o gallego, que marca "la riqueza del crisol cultural ibérico".
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Por lo demás, si alguien se sintiera mal, o defraudado, por algunas cosas que aquí voy narrando, le ruego me lo transmita a los comentarios. A ellos, tan solo les digo que hay algo que me obliga a ir narrando lo que viví en mi niñez, para decir a muchos que la felicidad (comúnmente), es solo conservar en la memoria un momento de risas y alegrías, en el pasado. Porque "lo que tenemos en la cabeza y en nuestro corazón", normalmente son solo sentimientos que nacen de la memoria y el pasado.












martes, 11 de enero de 2011

FAUNA Y FLORA DEL CAFÉ GIJÓN (IX de los cafés de Oviedo, a El Gijón en el final de los sesenta)




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ARRIBA: Dedicatoria a mi padre del libro de tirada limitada (para Dominguín),"Los toros de Picasso" : "A Mario artífice de su arte, de su amigo que le desea una super inspiración en estos momentos. Luis Miguel Dominguín".
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Abajo: Luis Miguel le ayuda a poner la muleta a mi padre. Siguiente  imagen: el diestro con mis padres (la que asoma la cabecita a la izquierda es mi madre; fotos tomadas en La Virgen, hacia 1967).
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Antes de comenzar esta última parte sobre cómo eran las tertulias y los ambientes de El Gijón, deseo recordar al verdadero cronista de ese Café: El asturiano, Marino Gómez-Santos. Personaje que sí, escribió una importante crónica del Café Gijón hacia 1955 (tanto como otras decenas de libros) y a quien tuve el placer de conocer hace ya unos treinta años (en casa de la magnífica pintora Betsy Westendorp). Es Marino Gómez-Santos, además de periodista y escritor, quizás el mejor biógrafo que hubo de Leopoldo Alas Clarín. Hablando con él tuve la confirmación de la amistad de D.Leopoldo con mi familia asturiana, tanto como pude saber una parte de su obra "La Regenta", se escribió basada en anécdotas y hechos reales acontecidos en Gijón y Oviedo (a fines del siglo XIX) que oyó entre los cotilleos y comentarios de un café.  Cosas que sucedían en las ciudades asturianas, contados, oídos y anotados en este caso en El Café España (también llamado Casino de Oviedo, que al parecer, era entonces propiedad de un tío abuelo nuestro). .
Pues se comenta que D.Leopoldo iba a diario a este café, a oir lo que se decía. Y  que mucho de lo que luego fue narrando en La Regenta, le había sido allí contado por sus mas cercanos amigos y discípulos (en el mundo jurídico). Marino Gómez-Santos me confirmó que entre ellos se encontraban los tíos y los abuelos de mi padre. Al igual que mi abuelo y su hermano (Luis y Mario Gómez-Morán), fueron en la siguiente generación, algunos de los discípulos mas cercanos de Leopoldo Alas García-Argüelles (el hijo de D.Leopoldo "Clarin"). Por cierto y por si no lo saben, se dice también de Alas "Clarín", que  por los cosas tan duras que escribía, le terminaron llamando así: " El Clarín" (por lo clarito que era; aunque parece más cierto que era el sobrenombre que él mismo elige cuando publica de joven en un diario donde todos firmaban con el de un instrumento musical). Contándose, que la gente a su paso por Oviedo, y tras haber leído sus artículos o colaboraciones; solían comentar: -"Allí va ese.. ¡Que ´ye` mas clarín que la madre que lo parió...!"-. Y así se quedó, con "Clarín" y así dicen que lo eligió como seudónimo al tener que firmar con el nombre de un instrumento en su primer periódico.
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Por su parte, nombre de Vetusta que el escritor da a la ciudad de la burguesía en La Regenta (del que a veces se sabe, era Oviedo, aunque también tiene anécdotas de Gijón); parece que procede de la ciudad natal de Leopoldo Alas, que parecer fué, la zamorana de Benavente. Ya que esta antigua villa cercana a Leon (existente desde tiempos prerromanos), llevaba el nombre de una de las mas antiguas tribus celtibéricas: La Vettona. De ello, una de las denominaciones del lugar de Benavente, en tiempos anteriores a la llegada de la Legio VII; era Vetona. Nombre que que luego pudo derivar hacia Ventosa, Ventusa y Ventusta (donde seguramente se inspiró D. Leopoldo para dar su  secreta denominación al Oviedo decimonónico reflejado en su libro).
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A juicio de los expertos, si leemos La Regenta con detenimiento, podemos observar en su ritmo y argumento que se trata de ensayos sueltos, que narran diferentes hechos contados en distintos momentos. Ello, cuadra con la historia y biografía de Leopoldo Alas, quien al poco de regresar a Oviedo, comienza a escribirlos y termina por publicarlos en una novela unida (hacia 1885). Tanto como con la hipótesis de que en su mayoría pertenecen a historias reales, o cotilleos, que le fueron llegando en El Café España... Ello nos puede referir el valor que por aquel entonces tenían los cafés y los lugares de reunión, que quizás equivalían en sus funciones, a lo que luego fué la radio o la televisión posteriormente. De tal manera, aquellos que se reunían en un café, recibian un tipo de información; que dicha o comentada en otro lugar sería tan diferente como lo que sobre una misma noticia narran TVE, Antena 3 o La 5 (sucesos que en un principio podrían ser casi iguales, pero con un significado totalmente opuesto).
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Pero sigamos con nuestra vida: Como vemos, por el otro lado de la familia, éramos asturianos, pero igualmente regeneracionistas. En principio muy progres hacia 1900, pero como en la Revolución del 34 les quemaron todos los negocios (incluidos los almacenes), se transformaron en gentes mas bien de Derechas. De hecho, hubieron de dedicarse desde entonces solo a su profesión de juristas (eran notarios) y dejar todo mercadeo y negociete. Tanto debió de doler en el bolsillo, que nuevamente se hicieron mas de derechas que las manillas de un reloj (que no deben girarse al lado contrario, ni para ponerlo en hora). Pero, es que seguramente a uno le hace poca gracia ser regeneracionista y de izquierdas; para terminar unos años después viendo achicharrada hasta la última pared de tu propiedad.
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Por lo demás, el único del lado asturiano que se dedicó "algo" a la política (que fué el abuelo de mi padre: Jose Cima). Tenía tal fama de malas pulgas, que dicen, cuando se enfadaba y ya no le quedaba nada mas que tirar (de lo que había cerca, o sobre la mesa); se sacaba la dentadura postiza y la arrojaba. Vivía justo frente de la Catedral de Oviedo y en una de esas tiró los dientes a alguien, que se agachó y estos salieron despedidos por la ventana.  Fueron a parar a un cortejo de una novia, que nada mas casarse y a la puerta de la iglesia, se encontró con una dentadura postiza volando y rebotando sobre sus invitados. Evidentemente, el hecho fue un escándalo porque el dueño de aquellos "piños voladores", era entonces el alcalde de Oviedo; por lo que la recien casada, presentó una protesta ante el Ayuntamiento.  Del resto de la familia, García Pavón da buena cuenta en su novela "Cerca de Oviedo" -que fué "criticada" por narrar historias de gentes ajenas a las de su casa (y es que no es lo mismo reirse de tu familia y amigos, que de los del contrario)-...
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Pero sigamos con el Madrid de los años sesenta, en el que habíamos visto como el asturiano Cores Uría había ido a visitar a Picasso, gracias a Dominguin, llegando a hacerse amigo del pintor. Fueron esos los años en los que Luis Miguel había adquirido la plaza de toros de Vista Alegre para realizar un precioso proyecto que me contaron y finalmente,  no se llevó a cabo. Al parecer, se trataba de realizar la "plaza de Picasso" y el proyecto consistia (entre otras cosas), en poner una enorme escultura con forma de toro sobre las gradas. Escultura y diseño original del pintor, que a las cinco en punto de la tarde, diera sombra perfecta sobre la arena, marcando con los cuernos la hora sobre el albero. Me dijeron que el arquitecto elegido para ello (entre otros) era mi padre y de hecho recuerdo haber visto los contratos firmados por Luis Miguel Dominguín en casa (de niño).
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Me acuerdo también de que tuvo que irse el diestro a hacer las Américas y dejó algún contrato en blanco firmado, que mi padre enseñaba como si fuera oro en paño. Porque cuando se tomaba una copa con los del Café Gijón, abría la caja y sacaba ese papel que le había dejado el torero, para realizar algún trámite de Vista Alegre; enseñándolo como si mostrase el autógrafo del mismo Viriato.... La ilusión entonces era mucha y en España las cosas económicamente iban bastante bien (ya se sabe que cuando hay dinero, la política pasa un poco a segundo plano). Por lo que el protagonismo de Domiguín y de Picasso era lo único que a muchos les preocupaba realmente.
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En ese ambiente tuvo la seguridad de que Picasso iba a recibir a mi hermano Mario, pero aquello no fue posible. Quizás, entre otras cosas, porque mi hermano apenas tenía quince años entonces (hacia 1967) y si el artista hubiera dejado que fuera hasta Francia todos los chicos que querían conocerle, España se hubiera quedado medio vacía. Un día hablaban de que a través del sastre, se podría conseguir una cita (ya que el pintor diseñaba los trajes al torero).  Otro, era el barbero (su amigo de Buitrago) quien podía hacer de intermediario, para ver al genio de los pinceles. Finalmente, mi hermano, fué dos veces con esa ilusión a Francia. Una de ellas, regresó con dos tortugas bajo la chaqueta (desde París) y sin ver a mas pintor que Martin Saez; la siguiente, con una maleta llena de pájaros exóticos (decidió mi padre que no hubiera mas intentos, por no convertir la casa en un zoológico).
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El hecho curioso es que antes de "ir a ver a Picasso", pintó mi hermano un cuadro "imitando" a este artista, en su "época negra"; para poder llevarlo como regalo (incluso lo firmó). Evidentemente, como nunca se entregó, aquella falsificación del Picasso anduvo siempre por casa (de rincón a rincón y de estantería en estantería). Lo mas increíble, es que casi todos los que venían a ella y lo encontraban, tan solo se fijaban en el Picasso, quedando admirados de aquella maravilla.... Mucha veces, por no quitarles la ilusión, nadie les decía a los que se arrodillaban ante el lienzo, que lo había pintado mi hermano con quince años (intentando llevarlo a Francia, como regalo al verdadero Picasso). Otras ocasiones podíamos experimentar cuan extraño es el ser humano, al ver que en lo único que se fijaban muchos, era en ese cuadro y su firma.... Tras ello, mi padre a veces comentaba: -"Qué rara es la vida.... Lo que mas les gusta a muchos; es precisamente un cuadro falso..."-.
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Pasaron "los sesenta" y en mi memoria está presente que la situación cambió mucho. No solo porque Dominguín desapareció de los ruedos y Picasso moriría en 1972, sinó también porque la policía se endureció bastante hacia principios de los setenta. Así, mientras en la década anterior habían podído reunirse "con cierta tranquilidad" los bohemios y los izquierdosos; hacia la nueva década, el control policial se hizo mucho mas duro. Tanto, que recuerdo que para reunirse a cenar en Pozuelo, había que pedir permiso a la comisaría, avisar de cuanta gente vendría (incluso dar los nombres de los comensales y explicar con qué fines se hacían las reuniones). Las fuerzas de seguridad comenzaron a entrar a diario en las universidades a soltar porrazos y los extremos, se radicalizaron. La cosa comenzó a dejar de tener gracia... La gracia que había tenido en los años sesenta, en los que muchas veces se podían sentar a comer juntos, dos de bandos muy distintos y contrarios (soltando majaderías de uno y otro lado).
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Desconozco qué sería ya de las tertulias y tertulianos, del Café Gijón a partir de aquellos primeros años de los setenta, pues como dije, nos fuimos a vivir lejos del centro  -precisamente en una parcela y lugar, que nos facilitó y aconsejó Dominguín-. Torero admirado por mi padre (como persona y como figura) cual lo último que le oí comentar de él, es que había estado de visita en Moscú. Habiéndole preguntado mi progenitor, cómo era esa ciudad rusa, le contestó el diestro que:
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-"Como Pamplona, pero sin curas ni Sanfermines"-. Mas tarde sin saber qué decirle, le comentó entre risas, por qué decía lo de los curas; ya que los Sanfermines, suponía que seguramente le gustaban, pero lo de los sacerdotes no sabía qué pintaban en relación con Moscú; a lo que le respondió el torero:
-"Me encantan las dos cosas. Los Sanfermines por los cuernos y los curas porque llevan faldas y a mí, todo lo que lleva fadas me encanta".-
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Y es que así era de genial e ingenioso, el genio de los ruedos.





FAUNA Y FLORA DEL CAFÉ GIJÓN (VIII Toreros y pintores en los años sesenta)



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ARRIBA:Portada del maravilloso libro sobre tauromaquia, que dedicó Picasso a Luis Miguel Dominguín (recogiendo tintas, acuarelas y obras suyas dedicadas al toro). 
ABAJO: Mi padre y el genio de los ruedos, siempre sonriendo y toreando; esta vez en la finca de Jaén del diestro (La Virgen hacia 1967).
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Se necesita haber vivido en la España de los años sesenta, para comprender lo que fueron por aquel entonces las figuras de Pablo Picasso y Luis Miguel Dominguín. Pues en verdad, en ese tiempo, a muy pocos les preocupaba lo que sucedía en "El Pardo" y hasta el mismo Franco estaba mas al tanto de los movimientos de Picasso y del torero, que de sus propios gabinetes. Fueron aquellos años muy prósperos económicamente y muy aburridos (politicamente hablando), porque apenas se vislumbraba cambio alguno en lo que desde el año cuarenta había sido "una rutina". De ello, entre "los españoles de a pié", el interés por Franco era relativamente poco y la conversación social tan solo se limitaba  a dos posturas: Los que deseaban que viviera para siempre (los franquistas). Y los que se levantaban a diario, preguntando si Franco "ya" estaba enfermo, o si se iba a morir pronto (los antifranquistas)...
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En esos años sesenta se difundió la televisión -que no faltaba en los bares ni en los pueblos donde "la señal llegaba" (tal como entonces se decía)-. Fué también el tiempo de la oclusión de las revistas del corazón, que eran compradas por las amas de casa compulsivamente, para imitar el modo de vida de aquellas que vestían "pantalones laster", iban en bikini a la playa y hasta conducían coches descapotables. En todo este ambiente mediático, las figuras de los toreros crecieron como las de dioses y las primeras corridas retransmitidas por televisión ayudaron a encumbrar en la fama mas universal hasta entonces conocida, a los matadores. Entre ellos, el mas brillante como figura social fué, Luis Miguel Dominguín -amigo de artistas, pintores músicos y cineastas; tanto como amante de las más famosas actrices "hollywoodienses"-.
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En esos años, igualmente, había; sino dos bandos, sí dos "tendencias artísticas". El primer grupo lo conformaban personas a quienes les movía y se preocupaban por los pintores, escritores y artistas (cultos). Este era de las izquierdas, cuyo apoyo e interés hacia las artes mas clásicas temporales y espaciales (poesía, literatura, pintura y escultura), culminaba siempre en la conclusión de que casi todos los intelectuales eran progresistas. Muy por el contrario, los "derechosos" y seguidores de Franco, se solían preocupar mas por los toros y los toreros (tanto como por las actrices y el cine de éxito). Fueron los sesenta la época en que rivales eran la saga de Los Dominguin con la de Los Bienvenida y en la que "un mano a mano" de Antoñito y Luis Miguel, se comparaba a la mejor obra de arte existente. La misma década en la que vivieron los toreros quizás mas inolvidables de la Historia de la tauromaquia, encontrándose entre ellos (por ejemplo): Ordonez, Curro Romero, Diego Puerta, Andrés Vázquez, Palomo Linares, Paco Camino, Santiago Martín "el Viti"  y hasta El Cordobés (con su "arranado estilo")...
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En lo que se refería a las artes  -pues considero que el toreo aunque pueda considerarse quizás como "Un Arte" (al igual que la cocina), nunca puede tenerse como una de "Las Artes". Debido a que estas últimas, han que transmitir, a mas de sensaciones, un pensamiento y una filosofía. Es decir, que "las artes espaciales y temporales", pertenecen al mundo del humanismo y del pensamiento; algo que choca con "un arte" como el toreo, que contiene tanto dolor, y mucho de ceremonia o de deporte-. Como decíamos, en las artes destacaban los pintores españoles, durante aquellos "felices sesenta". Brillaban en el firmamento mundial tres figuras universales: Presididos por Pablo Ruiz Picasso, seguido por Dalí (en el surrealismo hiperrealista) y  Miró (en el abstracto).
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Desde este triunvirato, surgían los innumerables genios que entonces poblaban nuestro país, con una vertiente capitaneada por Dalí y que llegó a dar pintores realistas, de la talla de Antonio López, Eduardo Naranjo, Cristobal Toral, Claudio Bravo, o Florencio Galindo. Por "aquel entonces, también la "gente bien" todavía se hacía retratos y lo trabajaban  pintores magníficos en la linea del realismo al hiperralismo, o en otros estilos mas hispanos, como el "impresionismo sorollesco" (en la que se mantuvieron figuras como Macarrón -para  hombre- y Betsy Westendorp -en el retrato de mujer-).
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Una segunda rama de este trípode pictórico, partiendo desde Miró (Juan Gris) que lideraban el abstracto nacional; surgirían decenas de figuras, entre los muchos que recogió el museo de Cuenca (dirigido por Torner y Rueda), o el constuctivismo vasco (capitaneado por Otaiza y Chillida); la abstracción catalana (con figuras como Tapies, Clavé) y otros grupos (que dieron personajes como H.Mompó, o los de El Paso -con Canogar, Saura, Millares etc.-). Finalmente, todos ellos (abstractos o hiperrrealistas), eran en cierto modo admiradores y seguidores de Picasso, quien "le daba a todos los palos" y había pintado desde impresionismo hasta figurativo y desde el cubismo, al abstracto y al realismo.... Pasando así, por todos los caminos y llegando al estilo propio (el "picassiano").
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Pero sobre todo, entre los pintores de los sesenta, los mas amantes y fervientes "discípulos de Picasso" fueron los expresionistas figurativos. Aquellos, que se reunían principalmente en El Café Gijón, durante este decenio; lugar donde convivían (en tertulias) artistas de todos los movimientos (aunque los que más "pululaban", era este grupo de "hijos de Picasso"). Sobre algunos de ellos, ya hemos recogido anécdotas y referencias (Antonio Quirós, José Díaz, Tino Grandío, Martín y Fernando Saez, Agustín Úbeda, Lapayese del Rio, Maria Carrera, Evaristo Guerra y largo etc). Seguro que "en el tintero" se nos han quedado  muchos (muchísimos nombres), pero no será por falta de interés, sinó porque por aquel entonces tan solo teníamos unos siete u ocho años (pues nací a mediados de 1961) y escribo los recuerdos, solo hasta donde la memoria me permite llegar.
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Sea como fuere; aquella época dio una verdadera generación de genios. Quizás ello fue debido al progreso y el desarraigo social, o por una simple necesidad de expresarse y no poder hacerlo por escrito, o de manera "legible y evidente".... Así, estos años sesenta, fué un verdadero decenio aureo en lo que se refiere al arte y a las letras. Por todo ello, tal como decíamos al comenzar este texto; en ese tiempo del que hablamos, las figuras de Picasso y Doiminguín se tenían como "los dos líderes nacionales" mas aclamados y queridos por "los unos" y "los otros" de España. Tanto, que la amistad que hubo entre ambos, aunó muchísimas intenciones y gran parte de los amantes del toreo (muchos de ellos franquistas), comenzaron a conocer al pintor (e incluso a respetarlo). Al igual que  algunos de izquierdas y admiradores de Picasso, al ver su amistad con el torero, comenzaron a comprender que un Matador, nada tenía que ver con un matarife y que La Fiesta Nacional tenía mucho de arte (y que algunos de sus protagonistas, pertenecían al mas glorioso mundo de los intelectuales)....
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Por cuanto decimos, Picasso y Dominguin; en estos tiempos en los que España era: Toro y Color, Pintura y Ruedo; Luces y Pinceles; Arenas y Lienzos; eran al unísono los protagonista de la escena cultural. En aquellos sesenta, Picasso se consideraba solo comparable con Goya; tanto como Dominguín, se tenía por un ilustrado de los que acompañaba y alegraban el exilio del maño. Una "mezcla de aquel torero llamado Pedro Romero, unido a amigos de Goya (como Jovellanos o Espronceda...). Una reencarnación de aquellos fieles que el pintor de Fuentedetodos tuvo y que marcaron una época en nuestro país: "La de los Majos". Tiempos que en el recuerdo quedaron como preciosos,  aunque la situación política y social de esa España de fines del XVIII y principios del XIX, fuera terrible. Por ello, ambos amigos (Picasso y Dominguín) se tenían idealizados, como si del mismo Velázquez y Lope de Vega hablásemos; simbolizando además, un puente cultural entre dos Españas que estaban por fin en algo, uniéndose. Tanto era así, que desde los años cincuenta, parece ser que Franco había dado orden a la policía, por si Picasso pisaba el territorio Español (o cruzaba su frontera) para que fuera escoltado y guardado, por que nada le sucediera y regresase perfectamente (o se quedase en España a vivir). -Algo que al parecer, estuvo a punto de suceder, cuando en Valencia cogió un toro  a Luis Miguel Dominguín; de herida era tan grave que creyéndose podía morir, el pintor estuvo a "un tris" de cruzar la frontera-.
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Por cuanto narramos, es de entender que ir a visitar a Picasso era un privilegio que muy pocos conseguían y cuando lo hacían entraban temblando a "su estudio-santuario". Los había incluso, que al llegar ante el pintor, no se atrevían a darle la espalda y andaban hacía atrás; despidiéndose bajando la cabeza y saliendo así de la habitación, marchando de espaldas (como en algunas cortes antiguas, era obligado hacer ante los reyes). Otros, iban hasta aquel, a enseñarles sus obras y los mas, simplemente a estrechar sus manos, para contar a todos que una tarde -o una mañana- habían estado con aquel genio de la pintura (quien muchas veces les recibía con boina y en calzoncillos). Cada vez que alguien del mundo "mortal", conseguía ir hasta Francia y ver a Picasso, lo pregonaba a los cuatro vientos y todo Madrid se enteraba. Yendo unos y otros a ver al afortunado, a compartir su tertulia, para que les contase como era "el pintor entre pintores"; cómo vivía, qué le había dicho, qué comía, qué pintaba etc.etc. Los mentideros acerca de estas visitas, eran muchos  y en todos ellos se sabía que la mejor "llave" para ir a ver a Picasso, era Luis Miguel Dominguín (sinó la única).
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Sobre quienes llegaron a visitar a Picasso, recuerdo que lo consiguió el hermano de un amigo de mi padre. De uno de los mejores amigos de la infancia, quien era un psiquiatra llamado Enrique Cores Uría. Asturiano por los cuatro costados (como mi progenitor), estudiaron y veraneaban juntos desde niños aunque luego, la guerra y la vida, les separó. Pero volvieron a unirse de forma tan curiosa como  cercana; porque ambos vivieron apenas a una manzana de distancia en Madrid. Nosotros, a principios de los sesenta, vivíamos en Doctor Castelo 42 y ellos (los Cores), en Fernán Gonzalez, semiesquina a nuestra calle. Por su parte, y en relación al mundo taurino y picassiano, ya conté que en nuestro mismo edificio, en el cuarto estaba el piso de Corrochano, el mejor especialista de aquellos años en pases y diestros. Y frente a este crítico del ruedo, vivía y tenía la consulta mi tio Luis, hermano mayor de mi padre (por lo que todos cabíamos en el radio de unas decenas de metros).
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Mi tío Luis era muy aficionado a los toros (como por aquel entonces debía ser común en la mayoría de los españoles), aunque pertenecía a una rama diferente del árbol genealógico-cornúpeta. Él y su mujer (ella, de origen vallisoletano) fueron amigos y seguidores de otro diestro, llamado Andrés Vázquez, con tierras en Benavente (junto a las suyas). Por eso, en los círculos de Madrid no se les miraba tan bien como a los que seguían a Dominguín (considerados los "fetén", o elegantes). Pese a que Andrés Vázquez, era íntimo de la familia de mi tía, aquello no estaba del todo bien visto, porque no era " un torero suficientemente fino para un médico". Así que el pobre tio Luis, harto ya de que le miraran por encima del hombro los "dominguineros", se dedicó al tiro pichón a ver si allí se lucía y le dejaban de mirarle tan mal y colgarle el cartelito de seguidor de un torero "poco fino". -Diremos que el mencionado Andrés Vázquez fué realmente una joya de diestro-. 
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El tiro Pichón estaba en Somontes, donde a mi me "trasladaban" a veces, para decir que me habían llevado al campo (aunque aquello estaba en plenos montes del Pardo y había en los fines de semana, mas gente que en el Metro y mas ruido que en la guerra...). Pese a lo aburrido del ambiente, un dia ocurrió un extraño milagro; que parece sucedió durante el campeonato de España de pichón. Resultó que el hermano pequeño de Enrique Cores Uría, tuvo una tarde certera y estaba a punto de ganarle la competición al conde de Teba (la mejor escopeta de nuestro país, por aquel entonces). A Teba parece que lo que peor le sentaba era perder un concurso de tiro y ver a Luis Miguel Dominguín. Ese día quizás se unieron los dos destinos, porque allí estaba el diestro, presenciando la tirada; quien al observar que el tal Cores Uría (un chico veinteañero), podía batir a Teba, se le acercó y en los últimos pichones le dijo que si le ganaba al conde, hacía lo que le pidiera (por contrariar al descendiente de la Emperatriz Eugenia de Montijo, con el que parece no se llevaba nada bien).
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Lo consiguió y tras recoger el premio de Somontes, Cores se acercó a Luis Miguel para decirle: -"Le he ganado a Teba, he cumplido mi parte; ahora te toca a ti: Lo que mas deseo, es conocer a Picasso"-. Dicho y hecho; pocos meses después, el matador le había llevado hasta el palacete del pintor, donde para mas casualidades congeniaron y el asturiano llegó a ser su fotógrafo personal durante algún tiempo. Aquellas noticias, en casa y luego en El Café Gijón cayeron como  un rayo de esperanza. Pues si el hermano de Enrique Cores, íntimo amigo de mi padre había ido hasta Francia y congeniado con Picasso, posiblemente hubiera un camino para ir mi hermano a verlo. Ni corto ni perezoso, mi padre cuando escuchó la historia de boca de mi tío Luis (quien había vivido los hechos en Somontes), decidió que mi hermano también iba a ir a ver a Picasso. ¡Seguro!.