miércoles, 28 de septiembre de 2011

ENDO SACHÓ: El empresario


.
SOBRE ESTAS LINEAS: Endo Sachó, presidente de Sunwa Corporation quien junto a su hermano Tadao Endo, han convertido una poderosa empresa en una gran familia (compuesta de trabajadores y directivos, totalmente unidos). Los conocí gracias a mi cuñado -Ishizeki, muy amigo de ellos- y un día, cenando con el vicepresidente (Tadao), me preguntó si en España un empresario se medía de igual forma que en Japón: Conforme a cuantos de los que trabajaban para él, le consideraban y querían como a uno más de su familia. Le contesté, que era exactamente igual y que al empresario en España se le valoraba más o menos como a uno de la familia... . Aunque... como "de familia política", porque venían a tenerle el mismo cariño que a las suegras. Se me quedó el pobre mirando muy preocupado, pensando lo malo que era yo con la madre de mi mujer... .
.
Quiero comenzar hoy explicando que redacto la presente entrada, no solo en homenaje a la familia Endo, quienes dirigen el Holding Sunwa Co., donde me acogieron y ayudaron con el mayor de los cariños. Sino que mi intención va más allá. Pretendiendo con lo que escribo, que cono todo aquel que tenga una vocación -una ilusión o una meta en la vida-, sus amigos siempre le apoyen y le crean (para que el vocacional siga adelante). Puesto que una de las cosas más importantes para conseguir aquello que uno ilusiona en la vida, es la ayuda de quienes te rodean. De tal manera, seguro estoy de que si he ido consiguiendo lo poco que hallé en mi historial, ello se debe al apoyo que recibí de mi familia española (mis padres, hermanos y tíos biológicos); tanto como de mis parientes japoneses -mis amigos de Japón- y, sobre todo, de mi mujer. Puesto que para lo demás, uno no ha más que tener ilusión y creatividad; para ir encontrando quienes crean en tu persona y te abran las puertas (en unos y otros lugares del Mundo). En mi caso aquello que me apoyó, ayudó y acogió como una tercera familia, ha sido: Sunwa Corporation-.
.
Asimismo, antes de empezar explico como en lo que he de exponer, es obligado narrar hechos vividos que conciernen a personas con las que compartí mi infancia y juventud -de los que en este caso, omitiré los nombres y datos con los que pudiera saberse quiénes son-. Pero si alguien se diera por aludido o se sintiera molesto, no comprendiendo por qué he de contar mi vida y experiencias. A aquellos, solo les diré que esto lo redacto y escribo, fundamentalmente para que no hagan con otro, aquello que yo tuve que pasar con ellos (tan solo por su capricho):
.
Como dije, era por 1984 cuando poco tiempo atrás había acabado la Mili y cumplía los veintitrés años. Tras quince meses en Sevilla, en los que poco estuve en el cuartel y más me dediqué a tocar la guitarra y a estudiar sobre Tartessos; volver a la facultad de Derecho en la Complutense, era un verdadero aburrimiento. De aquello, que durante las tardes de Mili, se me ocurriera comenzar una "tesina" por prepararme quizás para dar clases de Historia del Derecho. Un "paper", que ni más ni menos lo dediqué a la Protohistoria, deseando especializarme en historia jurídica del druidismo y los orígenes del Derecho en las Islas Británicas. Así lo hice y en abril de este año de 1984 estaba entregado el comienzo del "paper" como trabajo de curso, a mis profesores de Intenacional y al Vicedecano (Puende Egido y P. Martín Blanco). Nada me dijeron sobre aquella y debió de caer en saco roto, donde algún listo la hallaría. Porque un par de años después, me la encontré publicada -casi exacta-, pero firmada por otro y por obra de una de las mejores editoriales de arqueología hispanas... . -todo ello anima mucho a seguir...- .
.
Pues bien, en este trance me encontraba cuando la poetisa Carmen Conde me había propuesto a los veintitrés años que musicara sus poemas -y es que entre dedicarse al Derecho y meterse a componer para poetas, la vida no tenía color...-. De mis intenciones por dedicarme a la guitarra e intentar no seguir por el camino del Derecho, di buena cuenta a mis amigos del colegio e infancia -muchos habían entrado conmigo en la Facultad, por lo que me unía a ellos, más de dieciocho años (de los "veinticuatro" que entonces teníamos)-. Tristemente, la respuesta por parte de aquellos fue horrible y me consideraron un loco. Para mí, esa reacción de mis amistades fue una de las experencias más duras que tuve que vivir en la juventud. Puesto que a ninguno les pedía nada, ni les exigía otra cosa más, que comprendieran mi vocación (sobre la mitología y la Historia Antigua, y sobre la música).
.
Pero no había manera, tanto que comenzaron a venir por casa a montar todos los lios, a hablar con unos y con otros, y a convertir mi vida en un infierno. Por suerte, mis padres hacían oidos sordos a lo que les oían decir y confiaban en que si a mí algo me gustaba, estaba en mi derecho de hacerlo. Pero aquellos chicos, "erre que erre", un día sí y otro también a meter lios y mal rollo por todo lugar. Y lo más triste de todo, es que entraban en mi casa como Perico por la suya, debido a que la de mis padres fue un poco la de todos nuestros amigos. Porque desde niños a veces allí nos juntábamos los fines de semana, diez o veinte -de los que tres o cuatro, terminaban siempre durmiendo y hasta viviendo en nuestras habitaciones-. Así, con aquella facilidad que les confería la confianza de plantarse en mi familia cuando les placía (porque a todos conocían), aparecían un día sí y otro también a hacer mi vida imposible. Y lo más triste de todo, era que aconsejándome dejar la música, no había sábado o domingo que ellos mismo no fueran a las discotecas a bailarla; tal como no se privaban de los "conciertos" de pop y rock, de aquellos que les gustaban porque entonces tanta fama tenían. Por lo que al parecer, lo malo debió ser dedicarse a la música que no daba dinero; pues seguro estoy que si hubiera montado un grupo de "pop" y tenido algo de éxito, los primeros en ir a bailar y a gritar, hubieran sido aquellos a los que tanto repelús les daba la guitarra.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Narciso Yepes en su portada de "Cinco siglos de guitarra española". Eran aquellos años ochenta, días felices para la guitarra y la cultura. Con hombres vivos y en activo como Yepes o Segovia, aún se decía "concierto" a aquello que estos genios de la música interpretaban. Hoy, parece ser que "concierto" es algo que puede hacer un chico de veinte años y en un Estadio de Fútbol... . A mí, esto, "me desconcierta"; pero debía ser ya normal desde hace treinta años. Así entiendo que aquellos que me decían como dedicarse a la guitarra clásica era una bobada, luego asistían a estos conciertos de los rockeros (más o menos famosos), aplaudiéndoles a rabiar y pagando miles de pesetas, por ello.
.
El colmo fue la actitud que ya tenían los padres de "esos mis amigos de la infancia" en público, pues no había día en que me los encontrase y sus progenitores pronunciaran frente a todos un comentario hiriente. El menos grave podía ser algo como: -"Qué horror, tus padres, tener un hijo que toca la guitarra. ¿No los has pensado?". Otros más divertidos podían llegar a decirte: -"¿No te convertirás en el típico intelectual, progre... Es que es gente horrible esa del intelecto que va de algo?"-. Aunque al día siguiente aquella misma madre de "amigo", te preguntaba por ejemplo, si podías traer a su casa a comer a Carmen Conde (o a Claudio Rodríguez), pues estaba interesadísima en conocerlos... -incomprensible todo-. Lo peor fue cuando comencé a hablar de mi vocación por Tartessos y unir el mundo jurídico con la Protohistoria; lo que ya para quienes estudiaban Derecho solo con fines de ser un alto cargo del funcionariado (o en la empresa), era ya una broma.
.
Y es que todo aquello que fuera vocación, era tabú; pareciendo que solo se podía hablar en esos años ochenta: De politica (en unos ambientes), o de dinero (en otros). Pese a ello, hubo entre los "importantes" gente agradable y que siempre venía a animar; recuerdo por ejemplo, el caso de un abogado y amigo que le encantaba mi guitarra y venía a casa a oirla. Se llamaba Aurelio Segovia Mora-Figueroa y siempre me decía: -"Lo del Derecho, ya ves como te puede dejar... Como a mí. Pero la guitarra no la abandones nunca. Sigue con ella y para siempre"-. Trístemente era ese un caso excepcional y casi extraño; al que tanto le gustaba la guitarra porque era un jerezano afincado en Madrid. Por lo demás, en todo cuanto narro, lo más curioso fue que quienes me animaban a seguir en mi mundo, eran personas por encima de los cuarenta años; mientras a los de mi edad (que iban tanto a los recitales de rock y a a las discotecas), eso de la guitarra clásica y flamenca les parecía un atraso.
.
Tristemente, cuanto narro me llevó a quedarme casi sin amigos de la infancia, que es algo cercano a perder todos los recuerdos del colegio y quedarte con un tremendo y agrio sabor de boca. Evidentemente no fueron todos, porque alguno existió al que le hacía gracia mi situación; e incluso los hubo quienes la aplaudían -como mi amigo "el caniche"-. Aunque lo peor fue que a quien más le gustaba mi guitarra, de todos los compañeros del colegio (Blas Pérez) lo perdimos. Murió en esos días, tan solo con veinticuatro años, y le compuse una obra llamada "Adiós a un amigo" -que trás veiticinco años está aún sin estrenar-. Pero hablemos de cosas más alegres:
.
Como digo, de cuanto recojo y cuento, sobre todo deseo expresar que nada más duro hay en la vida como tener una ilusión y que vengan tus amigos a destrozarla. Por lo que digo a quienes en su fondo sientan la llamada de una profesión, de un arte, o de un mundo interior verdadero; que desde aquí les animo seguirlo sin miedo. Pues por lo que a continuación relato, verán como cuando las cosas se hacen con cariño y esfuerzo, salen siempre bien. Pero eso sí, para quienes elijan el camino vocacional, hay que recomendarles que nunca se guien por el deseo del éxito, ni menos por la intención de hacer dinero. Al igual que nunca se fijen en quienes les recomiendan hacer cosas más útiles; tanto como hagan caso omiso de quienes desean convertir su profesión solo en un negocio (o en un modo de conseguir relevancia social). Puesto que la vocación es absolutamente interior y hay que "cargar" con ella; apechugar con los malos momentos y nunca intentar resolver los problemas por atajos. El camino difícil es el verdadero.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Andrés Segovia tocando en la Alhambra de Granada hacia 1980 (portada de su disco "Alhambra"). Eran felices "los ochenta" para la cultura, dias en los que aún vivían personajes en nuestro país como Joaquín Rodrigo y decenas de músicos de una categoría inconmensurable. Pese a ello y aunque muchos españoles no lo sepan, la guitarra sigue hoy viviendo un Siglo de Oro en nuestra nación; instrumento que en el extranjero está valorado como uno de los principales. Pudiendo decirse sin miedo a confundirnos, que de los cincuenta primeros guitarristas del Mundo; de seguro treinta, son españoles. Ello supone -si lo comparásemos a un listado de millonarios-, que entre las cincuenta primeras fortunas del Planeta, más de la mitad estarían en España... .
.
Al hacer memoria de cuanto antes escribía, me estaba acordando de una de las primeras conversaciones que tuve con mi suegro. El padre de mi mujer, que era simpatiquísimo y al enterarse de que quizás su "niña" se casaba con "uno de nuestras tierras", aprendió español (mucho antes que yo japonés). Inteligente como su hija, en un año y por las tardes -echando unas horitas después del trabajo-, cuando nos dimos cuenta, ya hablaba bastante. Así que se tomó un avión y se presentó en Madrid. Deseaba ver los campos y paisajes más bellos y yo comencé por llevarle a los de Soria. Allí, en medio de la ciudad hispana de Termantia y mientras mirábamos un atardecer maravilloso de los de Castilla; me dijo en "su español" (observando ese horizonte rosazuleo):
-"Lo mejor en la vida es tener mucha boquerón"-.
Me quedé pasmado y sin saber qué me decía aquel hombre, le pregunté: -"¿Boquerón?. ¿Que quieres boquerón?"-.
A lo que respondió: -"Tengo boquerón. Mucha boquerón"-.
Seguía sin dar crédito a lo que oía y le pregunté si "boquerón del bar" (sin apenas entender conversación tan surrealista como se sucedía). Pero pronto me contestó que no era del bar, que su "boquerón" eran: Los paisajes, las plantas y los jardines. Rápidamente me dí cuenta de que hablaba de su trabajo y que se refería a su "vocación", tanto como que en la vida había que ser vocacional. Y así, como él tenía mucha "boquerón" por lo suyo, le encantaba que yo tuviera gran cariño por mi trabajo. Por ello y al ver aquel atardecer en Tiermes, había entendido por qué no podía dejar de imaginar sobre la Historia y el Mundo Antiguo.
.
Pero sigamos con nuestra historia, que no es tan antigüa: Puesto que antes de cumplir mis treinta años me casé y allí que me fuí al Japón, con mi guitarrita bajo el brazo. Aunque tristemente eran ya los noventa (1991), cuando comenzaba la crisis en la música. Se producía entonces la llegada al arte del mundo digital, lo que resultó un tema tan duro para los del clásico y de "lo antiguo", como la fotografía lo pudo ser para los retratistas del siglo XIX. No por las grabaciones digitalizadas, sinó por los retoques que sobre ellas podía hacerse, tanto como por las posibiliades de "componer" en ordenador y crear en D.D.D.... . Aquello comenzó a educar a las personas hacia otros sonidos, que es como introducir a la gente en otro tipo sabores. Tuve que vivirlo muy de cerca; tanto que pude observar como en Japón y solo en cinco años, todos se habían familiarizado con los tonos de metal y de plástico del digital.
.
-Sí, sí, de plástico digo; no se extrañen. Puesto que hay tanta diferencia entre la calidad "plana y de plástico" del video, y lo analógico del cine. Como entre la música digital retocada y lo analógico acústico. Aunque, como en nuestros días todavía se sabe de cine, nadie realiza una película en video debido a que da estas texturas de plásticos y metales planos. Pese a ello, todos ya estamos acostumbrados a la digitalización en la música, que completamente retocada es como las bellezas de cirujía estética: Perfectamente insípidas y con aspecto de plástico-.
.
Por lo demás, debido a la electrónica, el mundo y los instrumentos clásicos entraron en tal crisis, que pasó a segundo plano. Consecuentemente, si en 1991 en cualquier gran almacén de Japón se escuchaba preferentemente y como música de fondo a Mozart, Beethoven, o Bach. En 1995, ya en la gran mayoría de tiendas de Tokio, solo se oía Pop y Rock. Una transformación a la que no dábamos crédito los músicos que vivíamos en Japón y ante la cual el oido de aquellos nippones, fue acostumbrándose a esos insrumentos electrónicos, a las baterías o las estridencias de sus voces. En todo ello, la crisis de la guitarra era de tal magnitud que muy difícil fué poder encontrar clientela o conciertos. Algunos pudimos dar, con mi amigo y compañero Paco de Antequera; pero ya la gente no estaba por la labor de moverse de su casa para escuchar a un tio tocando la guitarra (por muy bien que lo hiciera).
.
BAJO ESTAS LINEAS: Mi suegro, en una de sus últimas fotos, pocos años antes de que falleciera. Era un vocacional absoluto, tanto que murió trabajando y solo unos días antes de jubilarse. Su ilusión (de haber podido vivir el retiro) hubiera sido vivir grandes temporadas en España, estudiando sus paisajes, su flora y su botánica. Pasaba horas a solas, investigando sobre plantas y leyendo unos libros de filosofía oriental (taoísmo o budhismo), que no se los saltaba un torero "perseguido por un victorino"... . Algo me intentaba explicar de su sabiduría, pero yo nada entendí de aquello -y es que ser de otra civilización es en ocasiones insalvable-. Pese a todo, él sí pudo comprender que yo a diario tocara horas y horas la guitarra, sin que nadie me contratara ni en ningún sitio me escucharan. Gracias a su comprensión por mi vocación y a la de mi mujer, pude seguir adelante con esta profesión que necesita al menos de seis horas diarias de práctica sobre las cuerdas (te las remuneren, o no).
.
Recuerdo que tras casarme, tanta era la necesidad de conseguir algo de trabajo, que pasé una Nochebuena de 1992 fatal. Salí a pasear hacia las doce, tras cenar con mi familia japonesa, porque las noches de invierno -allí, donde yo vivo-, son claras y se ve el cielo estrellado. Por lo que no haciendo mucho frío aquel día y sintiéndome bastante lejos de mi familia española, decidí dar un paseo. Me llegué hasta el río de nuestra ciudad (el Tonegawa), y en ese lugar que se halla junto al parque de Skíshima, me senté. No puedo negar que estuviera bastante desesperado pensando en que nada salía de mi guitarra y que por ello prefería pasear solo. Pero para que no me viera la gente -a quienes a veces les extraña encontrarse un extranjero por las calles y más de noche- me metí por unas callejuelas cercanas al río. Allí de pronto ví caer una estrella fugaz como jamás había observado, de un tremendo resplandor (de las que creo se llaman: "bólidos"); entonces solo pensé en aquello que se decía de pedir un deseo. Evidentemente, en esa situación y lugar, lo que pedí para mis adentros fué un trabajo... .
.
En esta nada fácil experiencia por la que pasaba a comienzos de los años noventa, tras haber intentado mil veces sacar adelante la guitarra; algún tiempo después (sabiendo todos que estaba sin qué hacer en Japón), me llevaron a tocar la guitarra frente a un hombre llamado Endo. Era un gran empresario que conocía mi cuñado y que dijo estar interesado por lo que yo hacía. Al terminar de escucharme se quedó parado y comentó: -"Mi `casa´ no es de música. Pero tú tienes una profesión y todo aquel que tiene una profesión y la hace así de bien, en mi empresa tiene trabajo. Si quieres, aquí puedes hacer lo que buenamente puedas"-.
.
Unos meses después, me invitaría aquel Endo (que hoy es "mi Sachó" -presidente-), a cenar para conocerme. Durante aquella comida nocturna, cargada de los más caros manjares nippones, yo en vez de tocar la guitarra me puse a cantar por Manolo Escobar (en japonés). Allí, lo que más le gustaba y le hacía reir al Sachó Endo era "mi carro", divirtiéndole mucho aquella letra "tan filosófica" -para quien le interese, "Mi Carro", comienza del siguiente modo (en japonés escrito en romaji: Alfabético)-:
.
-Watashi no basha / Watashi no kuruma/ kino nus maretá. / ¿Doko ni aru daru?, daio / ¿Doko ni aru daru?... . (cántenlo y verán como encaja mi traducción con la música de Manolo Escobar...)
.
Así y de este modo tan curioso, fué como entré a formar parte de algo que se llamaba Miwax Division de Sunwa Corporation, donde les hice mil y una cosas (desde Europa, fundamentalmente). Hasta les diseñé artesanía y allí pusimos una fábrica, en el mismo lugar en el que ahora se distribuyen alimentos y aceites llevados desde España (fundamentalmente). Trabajando con ellos desde Europa y marchando allí a visitarles; un dia haciendo una cosa y otro, inventando otra. Gracias a ellos, nunca dejé la guitarra; así que en aquel recinto en donde me reciben, siempre termino tocando la guitarrita y hablando de los Tartessos a los japoneses. Dejándome la empersa absoluta libertad para hacer y decir lo que deseo; fiándose de mi criterio sobre creatividad y gusto. Me han permitido orientarles en cuanto me place y nos preguntan (digo "nos", porque mi mujer es la cabeza de todo aquello).
.
JUNTO ESTAS LINEAS: Hace unos meses, tocando la guitarra en las dependencias de SUNWA. Damos (doy) pequeños conciertos para los clientes y amigos, algo que anima muchísmo a los japoneses a comprar productos españoles.
.
Muy difícil es quizás comprender lo que significa una empresa japonesa y un "sachó" o un "fhku-sachó", sin haber vivido en Japón. Para un español solo sería un presidente o vicepresidente de la compañía, pero ello no se parece mucho a la realidad. Tanto como muy distinto es un compañero de empresa en Japón. Solo pude comprenderlo al tratar con que aquel hombre que dirigía Sunwa, y que en nada estaba preocupado del dinero; deseando solo ampliar su compañía, en número de trabajadores y en la calidad de vida de aquellos. Sin apenas lujo alguno vive y viste como cualquier empleado. Como diferencias entre sus empleados, un coche de la compañía algo caro (tampoco mucho) y las obligaciones -que son terribles, pues llega al despacho a díaro a las ocho y de allí no sale hasta las ocho de la tarde para asistir a cenas y reuniones con clientes-. 
.

Para colmo, es como un padre (o hermano mayor de todos nosotros) y nos recibe cada determinado tiempo, por enterarse de cómo va nuestra vida, nuestra estabilidad familiar o los asuntos de trabajo. Por lo demás, la actitud que tiene es de absoluta protección para quienes trabajan con él, que le quieren como a uno de su familia (y no me refiero precisamente a la suegra...). Si alguien desea irse de la empresa se lleva un terrible disgusto y llega a estar horas y días hablando con él, para que no lo haga; facilitándole mil opciones para que se adapte en otro departamento (aunque el que se marche sea un "bandarra de cuidado" -que en Japón también los hay-). Aunque allí, en esa empresa, no he conocido el despido y la gente que se va (muy pocos), es solo porque no se adaptan y prefieren crear algo propio.
.
Un día le pregunté a un compañero de Sunwa por qué estaban todos tan unidos en la compañía, a lo que me dijo: -"¿Cuanto tiempo pasas en tu casa? ¿Y cuantas horas ves a tus padres, al año?. Porque yo estoy más de ocho horas diarias con mis compañeros; los trato casi más que a mis hijos. Si no estuviéramos unidos, esto sería como las familias que se llevan mal y aquí no se produciría nada; nada más que problemas"-. Entendí aquello pronto y de ellos supe por qué para los Endo (presidentes de Sunwa) éramos todos un poco como su familia. Después me quedé meditando y me dí cuenta por qué me habían llevado tal disgusto mis compañeros de la infancia, cuando quise dedicarme a la música. Los había visto más que a mi propia familia durante dieciocho años y había compartido con aquellos los mejores años de mi vida.
.
Pero al fin, vemos como las cosas si se hacen con cariño, por muy triste que sea el camino, siempre llega a buen lugar. Y así sucedió cuando entré a formar parte como asesor de aquella empresa que cree en mí, tanto o más como yo en ellos. Lo que ya es mucho, pues puedo decir que si la vida me "robó" mis amigos de la infancia (por tonterías de chicos), después me devolvió el doble de lo que me había quitado, cuando encontré a Sunwa. A mis compañeros que allí tanto me quieren, a sus presidentes y su familia (para quienes soy uno de los suyos).
.
Para finalizar, contaré algo totalmente cierto que sucedió en referecia a cuanto he dicho. Puede que alguien no lo crea -o que ponga mucho en duda, su veracidad-; me da igual, yo no tengo por qué inventarme este tipo de historias: El hecho cierto, es que hacia el año 2000, cuando ya llevaba más de cinco con los de Sunwa me dijeron que había que ir a casa del presidente, para asesorarle sobre cosas de la decoración en su chalet. Fuí con quien me llevaba, pues aún no sabía donde vivían los Endo y con sorpresa vi que nos metíamos hacia el parque de Skíshima. Al poco, paró el coche en que íbamos en las cercanías del rio (Tonegawa) y en una de las callecitas de aquella urbanización me señalaron que estaba la casa del Presidente de Sunwa.... Era aquel exactamente el lugar donde la Nochebuena de 1992 vi la estrella fugaz y pedí un trabajo... . Me quedé sorprendidísimo y estaba boquiabierto. El compañero de Sunwa que me acompañaba -Hasegawa- me preguntaba qué me pasaba y por qué estaba así mirando hacia el cielo. Solo le contesté: -"Nada. Nada... . Déjalo. No te lo podrías creer, Hasega..."-. 

domingo, 18 de septiembre de 2011

JOSE MARÍA POSADAS: El Maestro.

BAJO ESTAS LINEAS: Mi maestro, Jose María Posadas (Posaditas), dándome clase en casa de mis padres, hacia 1978. Nacido en Linares, a comienzos del siglo XX, vivió y se formó aún en los años en los que la guitarra era solo Una y no se dividía en clásica y flamenca. Bebió las fuentes del flamenco más puro, en las que Niño Ricardo o Sabicas fueron sus herederos y transmisores. Tanto como se formó en la España que adoraba e interpretaba al Tárrega y a los clásicos revividos y transportados a la guitarra por Andrés Segovia (también de Linares). En esos posos y con aquellos barros me formó. Aunque el motivo de haber sido yo guitarrista, tan solo se debió a su bondad, pues a mí personalmente no me gustaba mucho la aquel instrumento (ni el flamenco). En los años de mi adolescencia me apasionaba lo más clásico -el piano, el violín, o las obras para laud-; pero el maestro Posadas, viendo que tenía yo condiciones, tuvo la enorme paciencia de hacerme guitarrista (sin quererlo yo). Su bondad y su temple eran incomensurables; tanto que no pude negarme a ser músico y a interpretar lo que él quería que yo aprendiera. Porque es el maestro verdadero aquel que nos talla la madera; después, uno a sí mismo, solo se da la policromía -lo que quizás vulgarmente se llama "darse el pote"-.

.
Han sido muchas las veces que me he planteado por qué "salí" guitarrista. Pues, aunque en principio fui para abogado, el Derecho se me torció; y es que tenía menos vocación que el que se metió a fraile cuando lo que le gustaba era el vino. Así, que fue de esperar que no saliera abogado, ya que en ello solo me movía "hacer lo que todos hacían" . Pero me fui para lo jurídico, ya que quizás a los dieciocho no me atreví a dar "el salto" que tras "la Mili" y a los veintitrés, sí que dí: Tras plantarme y replantearme la vida. Y es que el ejército da mucho que pensar, tanto como muchas horas para hacerlo. Porque tras año y medio en Sevilla, de soldado en el Cuartel General, partiendo y departiendo por las mañanas con "los meletares" (a los que les encantaba mi guitarrita) y por tardes con los que iban a los colmaitos a cantar y a tocar; tuve que girar ciento-ochenta grados en mis sentimientos. Para colmo, me había tocado Sevilla -capital de los Tartessos; como por entonces nos decía mi amigo Amos García Rey-. Y es que Tartessos, era mi segunda devoción. Ya que si la música suponía mi vocación, la arqueología y el mundo tartessio colmaban mi verdadera ilusión. Tanto fue el impacto emocional que allí, junto al Guadalquivir y en esos años del 82 al 83, hasta al más serio del Planeta se hubiera convertido en un Séneca del Flamenco. Tanto fué así que al volver de la Mili ya no hubo forma de que los libros jurídicos encajaran mucho en mi vida... .
.
Algo miento, puesto que intenté a mi regreso de Sevilla "ir para" profesor de Historia del Derecho; pero la tesina -ahora se llaman "papers"- que fui preparando para convertirla en tesis sobre Protohistoria jurídica y Tartessos, me dijeron que no valía para nada. Me desilusioné bastante, aunque me "animé" mucho a seguir con mis estudios (ya de forma autodidacta), al verla publicada por otra persona -poco tiempo después y con otro título...- . Sobre todo al saber que la había editado la empresa más importante de libros de arqueología. Y es que todo ello, no deja de ser un honor; pues al fin y al cabo, el libro sigue siendo el escrito por mí, en 1984.
.
Así en esos años y pasando por esas vicisitudes en las que los únicos ánimos verdaderos me los daban los músicos y las únicas risas divertidas, las "había hecho" en Sevilla (dentro y fuera del cuartel). Llegó un día en el que me planteé seguir adelante con la guitarra. Era vocación tardía, pero fuerte y verdadera. Lo peor de todo fué la reacción de mis compañeros de colegio, a quienes -exceptuando un par de ellos-, aquello de dedicarse a la guitarra les sonaba peor que ir a pedir limosna. Muy por el contrario, mis amigos de la facultad me aplaudían en mi decisión. Lo mismo sucedió con mis padres, quienes viendo que no paraba de tocar y que con veinte años ya había compuesto Tartessos -presentado en Sevilla en 1982, donde me llamaban "maestro" hasta los catedráticos de flamencología-, dijeron que hiciera lo que considerase más honrado y honesto para mi vida. Así, fue como me dediqué definitivamente a la guitarra. Un martirio a veces, pues no hay día en el que toque menos de seis horas para estudiar y mejorar.
.
Aunque, como ya hemos visto en el "pié de foto" anterior, el motivo fundamental de "salir guitarrista" fué el Maestro que tuve (lo escribo con mayúsculas, porque aquel era: El Maestro). Algo que no sé si muchos han tenido, pero para todo aquel que se haya formado con un genio de la enseñanza y de la paciencia, comprenderá lo que escribo. Y es que aquel hombre que me hizo músico, se llamaba Jose María Posadas y era la mejor persona que nunca conocí. Tan solo en mi suegro (el padre de mi mujer) volví a ver aquellas dotes de paciencia y bondad, que para mí se hacen incomensurables e incomprensibles. Y creo que aquellos dos marcaron fuertemente mi carácter, que se hace incapaz de tener esas dotes que tanto admiro.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Mi suegro, Ichitaro Onozuka (a mi derecha, en la imagen). Fue aquel de las mejores personas que he conocido y que quizás había en el Planeta -hasta que se nos fué-. Además, como "artista", creó la obra más bella existente en el Universo: Mi mujer (a mi izquierda en la foto). Mi suegro era otro gran Maestro (con mayúsculas), con tremendas dotes de paciencia y de bondad; aunque en su caso y en su sabiduría no pude seguirle, ya que era un Maestro de la botánica y del paisajismo.
.
.
Pero regresando a cómo me hice guitarrista, diremos que yo era fundamentalmente un simple melómano que por entretenimiento tocaba la guitarra. Comencé con ella a los cinco o seis años (como entonces se hacía en España), pero a los diez empecé a dar clases con Posaditas. Aquel, que vio y conoció mis condiciones y sobre todo mi amor por la música; decidió hacerme concertista -algo que aún está por ver, debido a mi timidez enfermiza; aunque lo de componer música reconocía Posadas que había sido solo "idea mía"-. Pese a ello, viendo que desde los diez años me "inventaba música" (pues componer es otra cosa), se propuso que lo hiciera en guitarra. A mí en verdad, aquel instrumento no me atraía tanto como otros (más clásicos) y el flamenco tan antiguo que me enseñaba, no me gustaba mucho. Pese a ello, con su bondad consiguió convencerme de que lo aprendiera y estudiara y que crease mi música para guitarra.
.
Tan solo siete años después de aquello (cuando tenía yo los diecisiete) lloraba cada vez que mo oía tocar lo que me había enseñado. Fue entonces cuando me dijo que nada más me podía ya enseñar y que vendría a casa una vez por semana, para que tocáramos juntos y por repasar lo aprendido. Con ello, lo que quiso fue potenciar que me formara autodidácticamente como compositor y sin su infujo; así lo hice. Desde aquel momento me puse a componer a solas y a estudiar a solas, tanto que tres años después ya tenía obra, que en Sevilla mucho valoraron los flamencólogos. Todo ello y en gran parte, debido a las dotes del Maestro; que me había dejado formarme y hacer lo que yo quisiera, sin intervenir en mis gustos, ni menos en mi forma de hacer las cosas. Tan solo facilitándome el medio de aprender, más nunca parando mis intenciones, ni dirigiendo mis sentimientos o interviniendo en mis gustos.
.
Y es que eso era lo que significaba ser un maestro, lo que fué José María Posadas; quien conseguía hacer a todos amar la guitarra. Ello solo con su bondad y sus dotes de genio como Maestro (con mayúsculas).
.
BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado foto mía cuando empecé con la guitarra, a los seis años. Fueron M.Jose, Isabel y Raquel (quienes trabajaban en casa), las que me regalaron mi primera guitarra por la "Comunión", cuando tenía yo seis años. Antes ya la tocaba un poquito y a ellas les encantaba, tanto que intenté enamorar a Jose (que era guapísima) con mis melodías. En la foto de abajo: Tocando la guitarra, junto a mi maestro, Jose María Posadas, unos diez o doce años depués de la foto anterior (imagen tomada en casa de mis padres, hacia 1978, cuando tendría yo diecisiete años).

¿Para qué nos sirve la cultura?

Nos hacemos hoy una pregunta importante. Sobre todo si la planteamos frente a una Sociedad basada en el mercado y en el consumo (como la actual) en la que quizás ser una persona culta, pueda significar tener múltiples limitaciones -y hasta complejos-. Limitaciones en el plano personal, puesto que nada hay mejor que la seguridad del ignorante; quien sin temor a lo que dice, ni vergüenza de cuanto afirma, carece de complejos para manifestarse. Y para comprobarlo, solo hay que ver como sube de seguro y feliz al escenario aquel que nada sabe de música y piensa que canta (o toca un instrumento) maravillosamente. Mientras, muy por el contrario, quien ha estudiado y se ha preparado durante miles de horas (y en años), cada vez que ha de interpretar o cantar, está lleno de dudas, de miedos y de tensiones interiores. Puesto que su criterio le hace conocer los fallos que existen en su arte; y es que cuando alguien desea dar un arte de calidad, "nunca se es lo bastante bueno", ni perfecto. Estando obligado el buen artista, tanto como el hombre de cultura, en sentirse socrático a cada minuto y aplicar a diario aquel principio de: "Solo sé, que no sé nada".
.
Tanto es así, que fácil será escuchar a los grandes músicos despreciar sus propias grabaciones. Y aunque aquellos artistas sean los mejores de la Historia en su género, comúnmente les oiremos alguna crítica sobre ellos mismos. Como ejemplo me viene a la memoria Paco de Lucía, quien reconoce cómo solo una vez "se gustó" tocando. Fue aquella, cuando sin advertir que emitían en la radio una cinta antigua suya, pensó al escucharla: -"Qué bien toca este tío el Flamenco"-. A los pocos minutos, se dio cuenta de que aquella era una grabación de él mismo y con muchísimos años. Trás -lo que dice-, comenzó a ver "cuantísimos fallos" tenía y a plantearse lo mal que por entonces tocaba la guitarra... . Y es que ello es la obligación del buen artista: Ser cuanto más perfecto, mejor; sabiendo siempre además, que lo perfecto es contrario a lo bueno... . Un terrible dilema.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Joaquín Díaz: Músico (cantautor desde su juventud, y hoy catedrádico extraordinario y varias veces doctor honoris causa). Es folklorista, compilador y estudioso de romances medievales y artes populares. Experto en estética y costumbres del pueblo, tanto como coleccionista afamado; exhibe en Urueña un Museo de objetos donados por él mismo, que alberga la Fundación Joaquín Diaz. Posiblemente se trata de una de las personas más cultas que he conocido en mi vida. Seguramente si hubiera nacido en la España de finales del siglo XIX, o principios del XX; hubiese pertenecido a la Generación del 98 o a la del 27. Hoy, a mi entender, permanece como un faro solitario que desde "su castillo" de Urueña donde vigila y piensa... . Advirtiendo -quizás asombrado-, la enorme cantidad de datos y fuentes que nos proporciona la Sociedad informatizada. Aunque la cultura es algo muy distinto a la tecnología... .

.
.

Siguiendo con el tema, volvemos a planearnos si realmente hoy la cultura es útil. Puesto que en lo personal hemos podido comprobar cómo si carecemos de una absoluta formación musical, podemos subir al escenario con la facilidad de la gacela. Mientras que aquellos que llevan años de estudio y perfeccionamiento, lo hacen como si fueran al quirófano. Por lo demás, bien recordamos como de niño siempre me dijeron aquello de: "Si dejas esta guitarra y tomas una eléctrica, te pones un poco de melena y te animas. Con lo que tú sabes hacer y tocar.... ¡Es que te forras!". Tanto, que hacia mis veinte años llegaron a venir hasta mí personas muy agradables, a proponerme cambiar de estilo y promocionarme. Uno de ellos, recuerdo que se trataba de un mánager de famosísimas celebridades, quien me repetía que no me encasillara en el género clásico-flamenco y que me lanzara al "pop" y a lo "moderno", pues con él me podía "hinchar a vender discos". Le contesté que para ello prefería dedicarme a otra cosa, porque y aquella música que me proponía hacer, ni la entendía ni me era posible tocarla, pues no me gustaba (se trataba de los años de la movida de los 80, y había que hacer rock bastante durito). Se lo dije con tal rotundidad, que siendo aquel una persona muy conocida en el mundo empresarial de la música, creí que le iba a molestar. Pese a ello, la cara y la expresión de ese hombre al oírme estas palabras, fue de enorme alegría y solo me dio su enhorabuena por haber encontrado yo algo por lo que vivir y en qué trabajar -sin preocuparme de lo que me dijeran (ni en lo que por ello me pagaran)-.
.
Pero cuanto vamos narrando no hace más que acrecentar de nuevo la duda sobre si la cultura hoy en día puede llegar a ser un problema para adaptarse a una Sociedad en la que lo que se exige es formación. Ya que "la cultura" es a "la formación", lo mismo que "la enseñanza" es a "la educación". Y es que enseñar y aprender es algo que puede hacerse a través de los demás, mientras educarse suele solo depender del entorno, de los familiares y -sobre todo- de uno mismo. Tanto que aquello que se denomina ministerio (o consejerías) de educación, habían de llamarse, de enseñanza; pues la educación normalmente se toma a través de los padres, de los familiares o de los mas cercanos. No debiendo ser más obligación la del maestro -o del profesor- que la de enseñar; mientras que las familias y los cercanos son los que nos debieran de educar.
.
Algo muy similar a lo expresado arriba, existe entre los términos formación (que depende fundamentalmente de lo aprendido) y cultura. Siendo quizás la cultura aquello de cuanto hemos aprendido, que hemos logrado asimilar verdarderamente; tanto que lo hemos integrado en nuestro espíritu y en nuestra personalidad. Muy por el contrario, consideramos por formación casi un sinónimo de lo que son los conocimientos. Mientras a diferencia de aquello, la cultura se correspondería verdaderamente con nuestra vida y mundo interior, creados o hallados por nosotros mismos en base a esos conocimientos. De tal manera la formación es evaluable y mensurable, mientras la cultura sería solo valorable desde un punto subjetivo. -Para que mejor lo entendamos, pondremos el ejemplo de que tener formación sobre el pitagorismo sería dominar los datos sobre la vida de Pitágoras (conocida), tanto como saber aplicar su teorema y las teorías suyas con respecto al número. Mientras tener cultura sobre Pitágoras, es comprenderlo, y no consiste tanto en recordar todos los pormenores de su vida. En ello estriba en ocasiones la diferencia entre cultura y formación: Consistiendo la primera en comprender y la segunda en recordar-.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Tabla atribuida al pintor portugués Jorge Alfonso, que representa a Cristo apareciendo ante La Virgen (propiedad del Museo de Arte Antiguo de Lisboa, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En el texto nos planteamos que conocimientos y cultura son dos conceptos bien diferentes; tanto como formación y cultura. De tal manera, considerar el más culto en un tema al que más conocimientos tiene de aquello, puede llegar a ser tan equívoco como decir que el mejor cristiano es aquel que más datos tiene (o conoce) sobre la vida de Cristo. Ello debido a que en la cultura se hace necesario que lo aprendido y recordado, no haya sido tan solo asimilado, sinó que además forme parte de nuestro Mundo Interior (de nuestra personalidad).

.
Claro está que sin formación, dificilmente habrá cultura; pero ello no significa que aquel que mucho sabe sea el más culto. No nos equivoquemos, que por aquel camino podremos llegar a pensar que el mejor cristiano es el que más datos conoce sobre la vida de Cristo. Y es que ambos conceptos son muy diferentes. Tanto como lo es la gracia y el humor; siendo lo primero aquello que procede de una intuición y del simple hecho de querer hacer reír, mientras lo segundo trata de una intención mucho más profunda. Pues no es lo mismo tener gracia y ni ser gracioso, que tener sentido del humor. Ya que la actitud del gracioso puede provocar la carcajada en un momento, mientras quien tiene buen sentido humor debiera hacer gracia por siempre y para siempre.
.
Por cierto, sobre cultura y humor, me viene a la memoria una famosa anécdota sucedida hace más de cincuenta años, entre un conocido ministro de Franco y las autoridades eclesiásticas de aquel entonces. Sobre la pude saber, que teniendo intención el ministerio de crear un nuevo sistema de enseñanza (en el que se eliminaban muchas horas de latines), habían de transmitirlo a los del clero. Franco, seguro de que la noticia del latín iba a sentar fatal en Roma y no sabiendo como hacerlo, parece que envió a hablar con el Primado al ministro suyo que "más cara y mas labia tenía" (del cual omitimos el nombre, por lo que a continuación escribimos). Así llegó este a Toledo y tras la charla consabida y las presentaciones, le expuso al Cardenal que era necesario suprimir muchas horas de latín semanales, en la enseñanza. Argumentando que ya, en aquellos días, esta lengua no servía prácticamente para nada (o casi nada). Se quedó muy pensativo el Primado y en tono muy sutil le dijo:
.
-"Señor ministro, el latín es ultilísimo. Mire, por ejemplo para usted; que ha nacido en el pueblo de Cabra (en Córdoba); pero que gracias a la lengua de Virgilio, le llamamos egabrense. Suprima el latín y verá cómo le denominamos en unos pocos años..."-. Dicen las malas lenguas que aquel ministro andaluz, al que le dió la risa en ese momento, le contestó: -"¿Ilustrísima, no me estará usted llamando cabrito?"-. A lo que parece ser, el Cardenal contestó: -"No, por Dios. Nada de eso; ni se me pasaría por la mente. Pero es que no es lo mismo ser egabrense, que ser un egabrón... . Y ello solo gracias al latín"-.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Entrada de la Colegiata de Villagarcía de Campos (entre Urueña y Medina de Rioseco). Fundada por Magdalena de Ulloa, madre adoptiva de Juan de Austria y esposa de Luis de Quijada; desde fines del siglo XVI se convirtió el lugar de España donde probablemente mejor se enseñaba y estudiaba griego (y latín). Las condiciones políglotas de sus seminaristas y estudiantes hizo que muchos de aquellos fueran eminencias en terrenos tan dispares como la ciencia, la empresa, la política y las matemáticas. Puesto que la memoria y el ejercicio de la mente tiene tanta relación con la cultura general, como el músculo y la gimnasia, con el deporte. Ya que cuanto más se disciplina y ejercitan ambos (mente y músculo), más fácil nos resultará después poder realizar aquello que deseamos con la cabeza, o con el físico. Tristemente, buscar el camino de "lo fácil" (en el deporte, o en el estudio), puede resultar condenar al cuerpo y a la mente a cubrirse de toxinas, de "grasas" que nos impidan vivir libremente y hasta de posibles enfermedades.
.


Continuando con cuanto exponemos, hemos de decir que quizás tanto supresión de cualquier dificultad en el ocio y en la cultura, proceda de que actualmente lo que más se valora es "lo fácil". Tanto es así, que todo pequeño problema ya se concibe como una traba insalvable, o una razón insuperable. Ello, seguramente debido a las facilidades y comodidades con las que vivimos, aquellos que hemos conocido el siglo XXI; entre las que ya parecen absolutamente necesarios artículos que hasta hace dos décadas a nadie le preocupaban (o, ni existían). No nos referimos al ordenador, ni al teléfono móvil como herramientas de trabajo -que lo son-. Estamos hablando del aire acondicionado, de los mandos a distancia, o de la cobertura en el móvil, para no tener que levantarse del sofa, ni salir a la calle a avisar al vecino. Evidentemente todo esa comodidad genera una Sociedad invadida por la pereza, que tristemente donde termina afianzándose más es en terreno intelectual. Puesto que se identifica lo bueno y beneficioso con lo fácil; algo que puede llevarnos a pensar que aquello que no tenga dificultades para cocinarse, guardarse, o para comerse, es lo mejor para alimentarse. Produciéndose de ese modo problemas como el de la "comida rápida", que llega a generar más mortandad en la Humanidad que algunas de las más graves enfermedades (cuyo remedio y cura se ha conseguido lograr).
.
Pese a ello, lo fácil parece hoy lo mejor y es una cultura tan inculcada que cualquier día en los colegios van a enseñar a los niños en educación física, como correr los 100 metros lisos por un atajo (para que sin esfuerzo, consigan todos bajar de los 10 segundos). En lo que respecta a mí y en un caso similar; recuerdo tristemente como fuimos la primera generación en la que los pedagogos se empeñaron en inculcarnos "unas nuevas matemáticas". Se llamaba "teoría de los conjuntos" y era una simple lógica ajena a todo concepto de la matemática verdadera -al menos, en mi opinión, y nunca pudiendo sustituir la aritmética, ni a la geometría-. El hecho cierto es que cuando nos dimos cuenta habíamos llegado hasta el ingreso (como entonces se llamaba) sacando buenas notas en matemáticas. Pero con diez o doce años, nos encontrábamos sin conocimiento alguno de geometría, ni de aritmética (porque hasta entonces todo habían sido conjuntos y chorradas).
.
Lo siguiente fué el consabido desastre al llegar en bachiller -que antaño se empezaba con once años- y enfrentarse a las verdaderas matemáticas, donde costaba terriblemente ponerese al dia (sin base alguna). Ello nos hizo aborrecer esta disciplina a muchísimos de nuestra generación. Aunque el tiempo me hizo conocer que las matemáticas no solo eran útiles, sinó preciosas desde el punto de vista filosófico y fundamentales para la comprensión de la teoría de la música. Eso sí, lo tuve que aprender solo, por mí mismo y después de los veinticinco años; pues gracias a "la monada esa" llamada "teoría de los conjuntos" para casi todos los de mi generación aquella asignatura era "la bestia negra" de los estudios.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Juego egipcio del Senet. Este tablero con fichas era como un parchís en Egipto Antiguo, pero más complejo pues en él se representaba el viaje del "mas allá", relacionando el calendario y el movimiento de los astros, con la vida y la muerte. Para los egipcios, las matemáticas estaban tan unidas a la religión y al sentimiento de lo sobrenatural y de lo bello, como actualmente puedan estarlo con la economía -no pudiéndose pensar hoy en una teoría económica, sin una base matemática que la demuestre-. En mi opinión, el éxito de la civilización egipcia (que mantuvo casi dos mil años de paz y de estabilidad), se basa en haber caminado siempre hacia lo difícil, dando una simbología y un significado complejo a cuanto nos rodea. Porque el intento por simplificar la realidad puede quizás llevarnos a la atrofia en nuestra percepción de aquella; produciendo incluso un desinterés en el hombre, hacia el significado la vida misma. Muy por el contrario, Egipto obligaba a imaginar tantos hechos relacionando la filosofía, con la ciencia, el arte y la religión; que quienes vivían en aquella civilización, eran rodeados un áurea y fantasía místicas, en las que la indiferencia hacia la existencia, no podía existir. Debido a que la vida del egipcio estaba llena de misterios, era bella y divertida; porque tal como decía Borges: "lo más bello son los enigmas y no sus soluciones" (en la foto: Senet procedente de la Tumba del Kha en Deir el Medina, fechado en el Imperio Nuevo, propiedad del Museo de El Cairo al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
.
.
Pero, regresemos al tema del cual partíamos y en el que nos plantaébamos para qué sirve la cultura. Pregunta que tras realizar el pequeño periplo anterior (entre párrafos y fotografias), podemos quizás contestar de algún modo. Al menos, sí deducir que aquella es fundamentalmente útil para producir un reflejo de lo aprendido y sentido, sobre nuestro interior. Ello porque la cultura no son solo conocimientos, sinó que -como dijimos-, afecta fundamentalmente a nuestro Mundo Interno. Generándose gracias a la formación, las vivencias y experiencias que la cultura nos da, una personalidad y sensaciones, tan solo dependientes de aquello que intuimos y que pensamos. Siendo a través de la cultura cuando nos conocemos a uno mismo, y con ello, cumplimos esa máxima que se encontraba en los lugares más sagrados de la Antigüedad: El famoso "conócete a tí mismo", que lucía la entrada del Templo de Apolo de Delfos. Que evidentemente, podemos interpretar de mútiples maneras; más si pensamos en lo que es la cultura verdadera (la cultura propiamente dicha), llegaremos a la conclusión de que es el modo más auténtico de conocernos a nosostros mismos. Consecuentemente a ello, el matemático o el científico podrá transcender a través de su disciplina y con ello, en su fuero interno quedará lo que se llama cultura. Al igual que el artista deberá realizar el salto hacia sí mismo, pudiendo transmitir y generar cultura, comunicando lo más íntimo con lo exterior.
.
De cuanto expresamos, se da el hecho cierto de que cultura y filosofía, cultura y religión, cultura y ciencia, o cultura y arte; sean términos que hubieran de ir muy juntos. Ello porque cuando van completamente unidos, se produce aquello que llamamos civilización plena. Ya que como siempre hemos mantenido, la civilización completa, nace cuando la tecnología y la cultura se aúnan (entiéndase la conjunción plena de las artes, las humanidades y de las ciencias etc). -Siendo fácil de comprender cuales son los conceptos que definen y diferencian: Cultura, civilización y tecnología. Algo que se explica con el ejemplo de un poema; el cual se escribe valiéndose de una tecnología (a mano, a máquina o en ordenador), se redacta por medio de una cultura (un idioma, unos valores y un sentido estético), pero pertenece a una civilización (la egipcia, la romana o la nuestra)-.
.
Llegados a este punto y habiendo quedado muy claro que cultura y Mundo Interior (lo que comunmente se llama espiritualidad) están plenamente unidos. Podemos contestar para qué puede servir aquella. A lo que quizás su primera respuesta sea: Para tener un mundo interno y propio sólido, que de algún modo sea totalmente ajeno a la realidad que la vida quiera imponernos. Pudiendo facilitarnos ello una espiritualidad y una capacidad interior mayor, para afrontar los problemas de la vida. De tal manera, esa capacidad de evadirnos de la "cruda realidad" seguramente nos llevará a no necesitar ni depender tanto de los demás, ni de "sustancias", ni de psicólogos... . Pero sobre todo, si tenemos solidarimente cultivado ese "fuero interno" donde la imaginación, los conocimientos y la creatividad viven a sus anchas; el impacto de la vida sobre nosotros, el del paso del tiempo y el de los problemas cotidianos, harán menor mella. Tanto que es muy posible afirmar que el que tiene una sólida cultura será mucho menos propenso a depender de los demás y hasta a no necesitar sustancias que le evadan de la realidad. Siendo cierto que para alguien con buena cultura, abrir un libro interesante, soñar con un personaje histórico, admirar una maravillosa obra de arte, o viajar; le liberan absolutamente en su interior. Mientras que para aquellos que carecen de cultura precisan de grandes emociones, fiestas, reuniones, sustancias o cambios; para llegar a liberarse. Sin necesitar las personas con mayor cultura ni del consumo compulsivo, ni menos de verse rodeados de muchos otros; y sobre todo, sin precisar tanto de "sustancias" y hechos magnificados, que le evadan de la realidad.
.
Por cuanto decimos, la cultura sirve para ser verdaderamente libres. Tanto que podríamos sustituir en la famosa frase (de San Juan) la palabra Verdad, por cultura, dejándola como: "LA CULTURA, TE HARÁ LIBRE".

lunes, 5 de septiembre de 2011

Nuevos tiempos, nuevas artes: ¿Son "Artes Mayores" la gastronomía, el toreo o la moda...?


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del cheff (retirado) Santos  (Santitos Dien-t Sánchez como le gusta denominarse). Fue uno de los cocineros más destacados de Castilla y León, regentando el "Mayte" de Valladolid, en Mota del Marqués. Santos defiende nada más y nada menos que la cocina es el arte más sublime. No solo por la capacidad que tiene de hacernos disfrutar, sino además porque es capaz de trabajar sobre los cinco sentidos: Gusto y olfato (que son evidentes); tacto y vista (que se añaden al gusto) y -según él-, también el oído. A mi pregunta sobre dónde está "lo auditivo" en el arte culinario, me contestó concretamente: -"En el `crunch´ de cuando uno muerde el hojaldre (por ejemplo) y el el `chof´ `chof´, de los pucheros al cocer"-... . Su respuesta me dejó tan perplejo que solo supe decirle: -"Menos mal que era en eso, porque creí que me ibas a responder que lo auditivo en la cocina, se halla en todo alimento al que no se le añadan `auditivos´...". En la primera Foto, Santos dá de cenar a su caballo (llamado Dolce Gabbana), antes que a sus invitados. En la segunda, nos confita un gallo de corral a su manera, cuyo sabor y preparación son increibles y que se parece tanto al común pollo de jaula, como el pato salvaje lacado se puede asemejar al pollo salvajemente cabreado.
.
Decía Juan Carlos Alonso -un gastrónomo de los de antes, amigo de mi padre; para quien cuidarse el colesterol, era como para el futbolista temer los balonazos-, que ya no existían pollos, ni menos gallos como los de antes. Siquiera el caldo de gallina era ya bueno -era 1970, cuando se lo oí decir (no digamos que comentaría ahora)-, puesto que los grandes caldos y los mejores gallináceos habían de criarse junto a las carreteras, y sobre todo habitar cerca de las vías del tren... . De tal modo, siempre apostillaba al hablar de nuestras "hermanas las ponedoras", afirmando que no hubo pollo, gallo ni menos gallina, como aquellos de los guardavías y ferroviarios. Pájaros cuyo sabor solo se podía comparar a los que se criaban entre los peones camineros (de carretera); ya que estos también se espantaban y ejercitaban al paso de camiones o coches, aunque no tanto como los que habitaban al lado de una vía y en el paso a nivel... . Dándose allí y gracias a la máquina a vapor, las maravillosas aves de corral ferroviario, que cada diez minutos habían de salir revoloteando porque no las arrollara el tren, la furgoneta, o en niño cruel que con la bici pasaba pateándolas. -Y... Es que no debe ser lo mismo darle un bocado a un atleta, que a un triste oficinista; quien por mucho sueldo que logre, ha de haber carnes tan fofas y blandengues, que tan solo podrían ponerse recias gracias a un tren que pasara por mitad se su despacho (cada diez minutos)-.
.
Lo mismo sucede con el gallo llamado de corral; que por más, toma el tono y color relativo a aquello que se le dé como alimento. Poníéndose anaranjado si se le ofrecen maices, al igual que rosado y morenito se torna aquel humano que desde la ciudad es llevado al campo -o playa-. Así, mientras mi amigo "Santitos" aderezaba el gallo, me explicaba lo del arte culinario de los cinco sentidos. Aunque era difícil atenderle, pues le sale tan bien aquel ave de cazuela, que bien parece tuviera abuelos "avutardos". Por lo que me decía y repetía aquello de que la cocina es el arte supremo. Ello, porque según nos afirma, une todos los sentidos; incluido el oido, ya que hay recetas que han de prepararse a puro sonido de cazo y coladuras. Afirmando Santitos la teoría de los cinco sentidos razonada con frases como la de: -"Mira Angel y para que me entiendas... Yo siempre me pregunto a qué puede oler un cuadro, o a qué sabrá esa música. Pero nada, eso carece de respuesta"-.... . Bien mirado; pues tiene razón y deja a la pintura y las melodías por bastante sosas e indigestas. Aunque si nos ponemos a pensar en olores, los cuadros no cambian mucho desde el punto de vista olfativo; aunque en verdad y muy realmente, hay pintores que sí tienen su buen olorcillo. Al igual que los músicos, quienes de ser un poco tímidos, antes de salir a escena llevan una mezcolanza de vinete con coñac muy "subida" -o de cosas peores-.
.
Por cuanto decimos, el tema de los cinco sentidos en el arte, ya se pone muy difícil si lo pasamos a la literatura, puesto que los poemas suelen oler a poeta y en cuanto al gusto solo se puede decir de ellos, que los versos a veces son muy indigeribles. Tanto como que lo relativo al gusto y al olfato, aplicado a la literatura, solo nos puede evocar al café y al tabaco -o al cartón, ratón y bibliotecas-... . Sea como fuere, no nos cabe la menor duda de que si la gastronomía y la cocina no son el arte más sublime, al menos puede decirse que casi toda ella sí que es cultura. Sobre todo en lo que se refiere a la cocina clásica o antigua, con la que puede escribirse la Historia de un pueblo o de una civilización. Siendo cultura gran parte de lo que toca al arte culinario, le ocurre lo mismo que a la escritura: Pues pese a que no todo lo escrito es arte (ni literatura); la gran mayoría de lo que se escribe, es cultura (o trata sobre aquella). Consecuentemente, los cocineros y los gastrónomos suelen tener unas raíces y unos conocimientos asombrosos; sobre todo porque normalmente los han adquirido de manera autodidacta. De lo que a veces se fijan en lo que nadie siquiera pudiera observar y miran a todos lados con intención de darle un "mordisco". Así vino "Santitos" muy contento hace unos días, en los que yo estaba triste porque el mes de agosto terminaba con mal tiempo. Explicándome que si llovía mucho antes de primeros de septiembre, salían las mejores setas. Me quedé admirado por la observación, mientras yo me preguntaba: -"¿Y a mí, eso que me importa...? Si siempre compro las setas en lata"- ... . "-¿Será quizás hora de salir algún día por setas, aunque solo sea porque un agosto con lluvias no resulte tan deprimente?".-.
.
Como bien decía, los gastrónomos son más que cultos: Cultivados. Reticentes y reincidentes en sus ideas, no miran las cosas con ánimo de pintarlas, ni observan la vida para escribir poesía; siquiera alguno se fija en lo efímero de la existencia, para componer una melodía que nos saqué -o nos lleve- a la tristeza. Nada de eso; todo se lo comen, y además, tras ello lo razonan. Eso es lo que más me admira, puesto que yo me siento incapaz de razonar -y menos de poder interpretar- lo que me echo al buche. Quizá porque una vez tragado -al haberme saciado-, ya no me preocupa seguir pensando mucho en "aquel tema". Pero los de la cocina son diferentes; tanto que de comer se cansan, pero nunca de hartan: Al igual que tampoco paran de buscar mezclas, matices y mil combinaciones que hacen del arte culinario (la que sí es seguramente, más complicada de todas las artes). Puesto que si habíamos definido Arte, como "aquello bello o sublime que el hombre crea"; separando este con la artesanía, por cuanto el arte ha de ser inimitable (ya que para nosotros, arte es artesanía de tal calidad -o carácter-, que no deba ni pueda ser imitada). Por todo lo dicho "el tema gastronómico" sufre un proceso de aplicación de igual dificultad a las demás artes, debido a que cuanto más "moderna y extravagante" sea un cocina, más difícil puede ser admitida como arte. Mientras toda gastronomía histórica y clásica, al menos de seguro es cultura; y pertenece a las bases de la civilización en la que nace (estando sometida a condiciones del paisaje y de medio en que se desarrolla; al tiempo histórico, a las religiones y hasta a las condicioes sociológicas del pueblo que la hace).
.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: El periodista y crítico gastronómico, Javier Pérez de Andrés. Hombre cuyo aspecto de bonachón corresponde al de su alma, es persona de gran cultura, que logra combinar el arte culinario con todas las demás. Director de la revista Argi, del programa de radio El Picaporte (Punto Es) -entre otras cosas-, gastrónomo experto en Historia, conoce Castilla y León palmo a palmo, teniendo plena consciencia de que la gastronomía es quizás el arte que más beneficios deja en una Sociedad. Especialista en vinos y premiado por los mejores Sumillers -de Ribera del Duero, Rueda, Bierzo o Cigales-, la promoción que lleva a cabo de nuestras tierras en el extranjero (y en el interior) obliga a la gente a animarse para "comerse a Castilla y León" (como el que se zampa un bocata de cecina y jamón). En verdad nunca sabremos los esfuerzos que hacen hombres como este para llevar el nombre de España fuera de nuestras fronteras, tanto como para conseguir que la cocina, los vinos y el turismo interior, sean cada año más competitivos y de mayor calidad. A todo ello, en Javier Pérez Andrés, se une una enorme cultura y un gran amor por la arquitectura antigua, los edificios y pueblos castellanos, la pintura de nuestro país y la música de estas tierras. Facilitamos algunos portales para visitarle
http://revistaargi.net/ http://www.javierperezandres.es/
.
Veníamos hablando de la cocina, de la que parece difícil discutir sea un arte, pese a que burros como yo, les es muy complejo hallar la belleza en esta disciplina. Singularidad a la que se suma que no encuentro parte sublime en la gastronomía, por lo que me pierdo y prefiero considerarme un desafortunado al que debido que como todo le engorda, ha preferido decidir no abusar de estas "artes digeribles". Y tras haber quedado claro que es difícil desconsiderar la cocina como arte, sería bueno entrar en otras modalidades para analizarlas. Por ejemplo, entraremos en la tauromaquia; donde hemos de plantear igualmente si es o no un arte. Aunque claro parece que si damos por artística la danza, parece más que indiscutible que la tauromaquia lo sea... . Pues no es solo una "danza" sino es el propio baile con el destino, la sangre y la muerte. Algo que evidentemente puede parecernos muy cruel, ya que evidentemente está lleno de miedo y dolor. Pero si quitamos cuantas artes hay crueles, posiblemente muchas grandes obras de la Historia de la Humanidad, habrían de desclasificarse como artísticas, ya que en el mundo de lo creativo media gran parte de dolor. De tal manera, nada había más terrible que "los castratis", aunque hemos de reconocer que la música que escribió Häendel para algunos de ellos (como Farinelli) fue más que maravillosa... .
.
Por lo que crueldad y arte parece que no están del todo reñidas. Igualmente en el Mundo anglosajón -donde tanto sufren por los toros-; observamos algunas de sus superproduciones maravillosas (de cine), en las que los "dobles", sus animales y los extras, se ven sometidos a todo tipo de vejaciones, golpes y dolor. Pudiéramos plantearnos si es más ético torear a un Mihura, o partir la crisma a varios actores secundarios, que se rebozan en rios y arenas, cayendo desde caballos (o desde edificos). Ello por no hablar de cuanto de cruel tiene la exhibición en la escena y escenarios de los niños prodigio, a los que roban la infancia y les someten a trabajos diários en horarios que ni un adulto soportaría (especialmente si son -o fueron- prodigios de la música, la interpretación o del cine).

JUNTO ESTAS LINEAS: Contraportada del maravilloso libro de tauromaquia de Picasso, dedicado a Luis Miguel Dominguín, titulado: TOROS Y TOREROS. Pablo Ruiz Picasso, al igual que Ignacio Zuloaga, Federico García Lorca (y tantos), encontraron su fuente de inspiración en el mundo taurino. Sin duda, la tauromaquia es un espectáculo durísimo y cargado de crueldad. Pero ello no significa que no sea arte, tanto como es un arte veraz y carente de hipocresías (muy distinto a muchos otros espectáculos artísticos, que hablan de "alegría y felicidad", mientras el público consume "sustancias" que ponen en riesgo la salud de los que a ellos asisten...). La vida es terrible; tanto que el hombre, como todos los animales están abocados a la muerte y al dolor. La sublimación de este hecho en un espectáculo tan duro como el de los Toros, nos lleva a recapacitar de lleno sobre el sentido verdadero de la existencia, acerca del dolor y sobre la verdad interior del ser humano. Azorín definía los Toros como un hecho espiritual, donde el hombre se enfrenta a la muerte en su trabajo a diario, pudiendo alcanzar la gloria. Nosotros nos limitamos a exponer que aún considerándolo un mundo durísimo, es la única solución para quien nace torero y para el que nace toro bravo... . Pues de lo contrario, el choto apenas vive un año y es sacrificado para carne; del mismo modo que el torero sin poder enfrentarse así a la vida, quizás tendría que buscar el riesgo y el arte en otras actividades más peligrosas e indefinidas. Por lo demás, para quienes consideran que se trata de una tortura animal, solo expresaremos que el umbral del dolor en los toros es bajísimo. Consecuentemente, del mismo modo que el perro duerme tranquilamente en invierno en la calle; el oso polar puede vivir a 50 grados bajo cero, o el tiburón baja hasta simas de tresmil metros de profundidad, sin sufrir dolor alguno. El toro, nacido para la lucha en la manada, practicamente carece de sensibilidad en la piel; tanto que regresa continuamente a la pelea -por mucho que se le castigue, algo que no hacen los mansos (que sienten más el dolor)-. Ello es algo que fácilmente puede entenderse al observar como el boxeador baja el umbral de sensaciones y sigue peleando, o al esquimal suda a 5 grados (temperatura a la que nosotros moriríamos de frío).
.

Por cuanto decimos, no vamos a hablar de la crueldad y arte, pues quizás el tema nos llevaría a tratar sobre los actuales artistas de la escena. A los que se les obliga a llevar una vida tan trepidantemente dura; sometida a giras y a un público en ocasiones desmedido. Artistas que en muchos casos se ven obligados a "tomar algo" para poder aguantar el ritmo de actuaciones y de la fama. Llegando a sufrir por deber atender a sus obligaciones, adicciones que les pueden llevar a la muerte en plena juventud. Pero, también de Arte y crueldad, está llena la gastronomía; que "exige" a la ostra morir partida bajo el chorro de limón, o a los langostinos y a todo el marisco que tanto nos gusta, "palmarla" en agua hirviendo... . Por cuanto no hablaremos del pato cebado para extraer su magnífico "foie", ni menos de lo que es la pesca: Tomar un gusano (o cebo vivo), ensartarlo en un anzuelo de arriba abajo, para conseguir sacar encanchado por la boca a un pez. Icteo que se atrapa del mismo modo que si a nosotros nos metieran un cuerno de toro atravesando la boca, para arrastrarnos decenas de metros, hasta la muerte... .
.
Pero pasemos al arte (que no a "deportes"), y contretamente a la moda. Ya que al estar hablando de toros, nos es muy fácil comprender si la moda puede o no ser arte. Debido a que nadie dudará (le guste o no la Tauromaquia), que un torero, andando sobre la arena y con su capa, es una verdadera estampa artística. Ello, porque le rodea un traje centenario, tanto como una arena, unas luces y unos colores inigualables. Pero, asímismo el vestido lleva implícito un diseño cargado de oro y plata, con una moda que se remonta al menos al siglo XVIII (aunque más bien se trata de gustos y diseños muy orientales). Una estética que une al individuo superior (religioso o militar) con la seda, el oro y la plata. Algo que en Japón se comprende, completa y relaciona con el Kimono del Samurai; tan similar al traje de luces. Tanto como a su capote es el lamado manto de kimono (de igual origen) y el estoque es la katana del Samurai. Consecuentemente, para saber si la moda es arte, bastará con asomarse a Japón, donde un kimono puede ser tanto o más valioso que un maravilloso cuadro.


JUNTO ESTAS LINEAS: Luis Miguel Dominguín, uno de los toreros más artistas, intelectuales y refinados que dió España. Amigo de las personalidades más variadas -desde Franco a Picasso- y enemigo practicamente de nadie, narraba que en una ocasión quiso recibir en su finca (La Virgen, de Jaén -que arriba vemos fotografiada-) a una delegación de astronautas soviéticos. Aquellos, al llegar al cortijo y ver la plaza de tientas, la casa y la piscina; no quisieron congeniar mucho con el millonario que les invitaba. Ni toreaban, ni se daban un chapuzón, por lo que el torero preguntó al jefe de la delegación el motivo del malestar de aquellos. Contestando los astronautas rusos, que siendo España un país gobernado por Franco, no les gustaba disfrutar de los beneficios que se habían obtenido explotando al proletariado hispano. Luis Miguel, les respondió que él jamás había ganado un duro que no fuera en una plaza de toros, jugándose la vida. Tras lo que los rusos ya querdaron contentos, y le dijeron que su gran riqueza era muy merecida. Por lo que se pusieron todos a beber y saltaron junto a él en la piscina, tranquilos de estar con un merecido millonario. Este episodio (que comentaba Dominguín) lo recogemos, para exponer cómo es mucho más comprensible la postura de los rusos -atentos a los obreros y a su ideología-, que aquella de los que tanto se preocupan por el dolor animal (habiendo tanto sufrimiento entre los hombres...).
.
Finalmente, nos queda por tratar las artes semi-industriales, o de taller. Entre las que destacarían la cerámica, o las nuevas artes suntuarias y virtuales. Ayer decíamos que aquellos talleres pueden crear artistas, del mismo modo que hay obras que se consideran artísticas y en realidad no son más que de artesanos. Debiendo diferenciarse unos y otros, por cuanto el que crea un objeto, una música, un poema etc; cuando este verdaderamente de carácter o por su técnica inimitable, ello es una obra de arte pleno. Aunque eso nada tiene que ver con la continuidad o aprendizaje en talleres. Pues de lo contrario, habríamos de considerar artesanía: Los objetos de orfebrería (sean de Cellini o de Pompeo y Leon Leoni); gran parte de los cuadros del Renacimiento y góticos (hechos en taller); al igual que los códices miniados, el canto gregoriano -o casi todo el arte románico y visigodo-.
.
De manera muy diferente a la occidental, en Japón existen Talleres que se conservan como tesoros nacionales, considerados de algún modo, bienes de interés cultural. Apoyados en su continuidad por el Estado, pasa de unas a otras generaciones, realizando trabajos artesanales como los hacían siglos atras (en cerámica, papel, muebles y etc). Pues tal como decimos, la diferencia entre artista y artesano tan solo está en la calidad de su obra; siendo arte toda creación de alta calidad (intelectual o técnica) -y artesanía aquello que tiene poca perfección, o un bajo espíritu intelectual-.
.
BAJO ESTAS LINEAS: Teseo vence el Minotauro. Maravillosa cerámica negra griega fechada hacia el siglo V a.C., que ha servido de inspiración para varias series de cuadros basadas en el Toro de Minos (entre ellos de Picasso). -agradecemos al Museo Arqueológico Nacional nos permita divulgar la imagen de esta pieza-

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿ARTESANÍA, O ARTE?

JUNTO ESTAS LINEAS: Comenzamos la entrada de hoy con una pieza de orfebrería que tiene más de treinta siglos de antigüedad y que convencionalmente debiera clasificarse como artesanía. Se trata de un vaso en plata (riton) del siglo XIII a.C. de origen Anatolio (Hitita), perteneciente a la Coleccón Norbert Schimmel de Nueva York -a la que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. En principio, este riton hubiera de ser considerado "artesanía", por lo que preguntamos al lector su opinión y si piensa que esta obra tiene menos calidad artística que muchas otras a las que denominamos "artes".

.
INTRODUCCIÓN:
En las entradas anteriores hemos querido definir lo que es Arte -en nuestra opinión- pudiendo concluir que se trata de: Todo lo sublime o bello, creado por el hombre. Posteriormente, hemos dividido las artes en dos tipos, con arreglo a sus etapas y modos de creación. Distinguiendo entre Escénicas -dedicadas o creadas para el público-; y Artes Intelectuales -que nacen como "necesidad intelectual", cultural, social o espiritual de hombre; quien las crea para sí mismo y sin ser realizadas frente a un público y ni siquiera con arreglo a la opinión y juicio de los demás-. Aún siendo evidente que todo arte debe tener primero una etapa intelectual y luego otra escénica (ponemos por ejemplo el cuadro que se pinta en el taller, para posteriormente pertenecer a un retablo -una "escena"-); hay muchos casos en los que la obra carece del primero o del último proceso. Ello es lo que sucede con la poesía o la literatura, que en principio solo nacen como "ejercicios intelectuales" (prescindiendo prácticamente del público). Tanto como sucede a veces en el espectáculo, donde muy al contrario, los artistas de la escena se deben a su público y de ello que en ocasiones prescindan de intenciónes intelectuales (e incluso culturales, puesto que quienes disfrutan de su arte, solo desean diversión).

JUNTO ESTAS LINEAS: Recogemos continuación un exvoto ibérico, unos mil años posterior al vaso de plata anterior. Se trata evidentemente de estatuaria religiosa, aunque su calidad desde el punto de vista técnico sea muy baja. De todos modos, si la observamos con detenimiento, bien pudiera ser una obra de Modigliani (por ejemplo... o de Giacometti). En nuestra entrada reflexionaremos acerca de las razones que llevan a considerar una estatua de este tipo ibérica, como un ejemplo de arte de muy baja calidad (pudiendo clasificarse de artesanía). Mientras las de autores modernos semejantes a las arqueológicas primitivas (Modigliani o Brancusi) se tienen por grandes obras de arte. Mediando en todo ello lo que denominamos, "el ejercicio intelectual" en su creación. La pieza de la imagen se trata de una estatuilla oferente ibérica, fechada entorno al siglo III a.C.; hallada en Castillar de Santiesteban, que se encuentra en el museo arqueológico de Barcelona (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
.
Evidentemente, un poeta es artista, al igual que lo es aquel que representa variedades; pero la intención intelectual de ambos, a veces es casi opuesta. Ello, debido a que el literato por lo común, busca que la Sociedad medite y piense; mientras quienes se dedican al espectáculo en ocasiones pretenden todo lo contrario: Entretener a su público, para que se olviden y no piensen -al menos durante su representación-. Para que entendamos mejor cual es la gran diferencia entre el Artista de Escena y el Intelectual (en todos los campos), llevamos el ejemplo hasta las artes espaciales. Donde se dan pintores que igualmente fueron ajenos a la "escena" de su tiempo y que por ello revolucionaron de algún modo su momento. Este es el caso de Van Gogh, cuyo valor precisamente debe verse en este ámbito en el que su arte es puramente un ejercicio cultural e intelectual, completamente ajeno a las modas y movimientos de su época. Habiendo quedado libre o ajeno a la Escena decimonónica, tanto que no logró vender más de un cuadro en vida -pese a ello, tras su muerte, fue completamente reconocido-.
.
La fama de Van Gogh tras fallecer, es un hecho que pudiera justificarse como un "intento inversionista" o de monetarizar el arte; al dar valor a un pintor desconocido, después de su muerte. Pero no es así, porque realmente se viene produciendo desde el momento en el que los europeos tomaron cuenta de que aquellos artistas "malditos", habían captado las corrientes intelectuales de su época. Mientras, la obra de muchos otros que en vida tuvieron gran fama, carecía de interés para las siguientes generaciones. Debido a que los segundos fueron pintores o escultores academicistas, muy preocupados por el aplauso o el éxito (artistas en su mayor parte puramente escénicos). Acudiendo aquellos a salones y galerías, pretendiendo solo vender y triunfar, sin buscar plasmar con los pinceles o los cinceles aquello que se "cocía" en su interior de hombre del siglo XIX. Muy por el contrario, Van Gogh -como otros artistas similares-, se olvida de "escenificar" su arte y de llevarlo hasta el público, preocupándose fundamentalmente de lo que en su intelecto había. Llegando a sufrir enfermedades mentales, por el simple intento de unir el desarrollo de su pintura al de su modo se sentir, o vivir.
.
Evidentemente, el problema que planteamos hoy es de difícil solución, pues como veremos, la respuesta al "dónde está la frontera entre la artesanía y el arte", se debe encontrar fundamentalmente en la calidad del propio arte. Es decir, que a nuestro entender, arte es todo aquello sublime y bello, creado por el hombre.... Pero con una calidad técnica o intelectual. Pues de lo contrario, si tiene una baja calidad artística y la obra es fácilmente "imitable" y puede tratarse de simple artesanía. Comenzamos así este artículo en cuyo final podremos encontrar varias respuestas a esas preguntas sobre la frontera o diferencia entre arte y artesanía.


JUNTO ESTAS LINEAS: Traemos de nuevo un ejemplo arqueológico y esta vez con la escultura de un bovino fechada antes del siglo VIII a.C.. Bronce que para los antiguos no tuvo más valor que el del exvoto anterior ibérico, pero que sin duda se trata de una verdadera obra de arte. De tal modo, nos hemos de plantear si el "tratamiento" de artista y artesano tan diferenciado, que ha creado la Sociedad moderna no habrá desvirtuado las verdades del arte, cuyas fronteras con la artesanía solo están en cada creador y en cada obra. Debiendo quizás considerarse como arte, las grandes obras de artesanía; tanto como artesanía, a las mediocres obras de arte. (En la imagen: Vaca hallada en el templo de atenea en Vulni. Propiedad del Museo Encomi en Chipre; al que agradecemos nos permita divulgar su imagen).
.
¿ARTE O ARTESANÍA?
El artículo de hoy viene intitulado con una pregunta que nos hacemos en ocasiones: Dónde está el límite y frontera para poder catalogar una obra como arte, o como artesanía. Pareciendo en principio que la cuestión pueda contestarse de manera sencilla y referida simplemente a la disciplina; por lo que: Pintura, arquitectura, poesía, música etc., son artes; tanto como, cerámica, orfebrería etc., serán artesanía. El tema transciende mucho más allá y consideramos que comprende fundamentalmente a cada una de las obras y a cada autor en sí mismo. Llegando a plantearnos por qué una buena pieza de cerámica, o de orfebrería, debe seguir siendo considerada artesanía; mientras, un mal cuadro o una pésima música, continúan catalogadas como "artes" (de baja calidad, pero arte).
.
La ideas anteriormente expuestas, chocan con el concepto "moderno" de artista y que por lo común entendemos. Debido que todo arte -fundamentalmente- lleva una firma de autor, mientras la artesanía queda sin rubricarse (poniendo en ella un sello de taller, o una marca). Pudiendo catalogarse hoy como arte, todo "lo firmado y cubierto" con la seña de identidad de un nombre propio -más o menos conocido-; a la vez que artesanal será aquello que se deja a la signatura de un taller -de una fábrica, o de una escuela-. Llegados a este punto, debemos plantearnos si el arte (o la obras de este tipo) no habrán entrado en el concepto de lo notarial o de lo jurídico. Aún más, hemos de reflexionar sobre si las obras de arte no estarán siendo consideradas con una misma pauta a la que tienen los contratos y los documentos económicos. Pudiendo haberse convertido aquellas, en nuevas modalidades de talones firmados, letras de cambio (con signatura); o incluso en "otras formas" de Papel Moneda. Puesto que se llega a un punto en el que lo importante es la firma y quien "firma" la obra; analizándose ello minuciosamente y abandonando a un segundo plano la calidad artística en cada pieza.
.
Esta situación nacida en el siglo XX, en la que lo más importante es la signatura del arte y no cómo es en sí mismo, tanto como la imprescindible marca de su autor (la firma y fama). Han generado el extremo de necesitarse una gran cantidad de producción realizada por un mismo creador, quien al no poder ayudarse prácticamente por nadie -pues todo ha de ser por mano de "uno y genial"-, baja enormemente la calidad de su obra, en función de una cantidad, para ponerla en mercado. Consiguientemente, es común que los artistas lleguen a un punto en el que por verse obligados a estar continuamente de gira y conciertos, o bien por necesitar producir grandes cantidades de objetos para vender; quedan estancados o prisioneros en una etapa (en la que conocieron el éxito y que comúnmente suele ser de juventud), sin serles "permitido" evolucionar más.
.

JUNTO ESTAS LINEAS: Crátera griega del llamado "pintor de las inscripciones", en la que vemos como en la cerámica, desde los siglos VIII a.C. hubo grandes obras de arte. El dibujo y diseño de estas cerámicas negras, aunque pertenece a unas "escuelas" y se aprendiera a modo de taller, son sin duda alguna un ejemplo del más refinado arte nacido en Occidente. Pese a ello, muchos las catalogan de artesanía; tras lo que creemos pudiéramos clasificar del mismo modo todas las obras nacidas en el taller Renacentista. En la imagen: Heracles venciendo a Geriones, del pintor de las inscripciones; crátera propiedad de la Biblioteca Nacional de París (a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
.
A todo ello, se une algo que nace desde mediados del siglo XX, que podemos considerar el problema de la marca (o la firma), de la que ya hemos hablado. Siendo aquella la que tristemente entrega a la obra un nombre y con ello, su verdadero valor. Un valor cambio que no había sido introducido en el arte hasta entonces, puesto que no sería hasta el siglo XIX cuando los autores comiencen a firmar sus obras, con el fin de dar un verdadero precio a lo que crean. Ese problema del que hablamos, seguramente proceda de la llegada al poder de la burguesía y con el nacimiento de las nuevas tecnologías. Hechos estos que obligarán al artista a crear de manera muy diferente; debido a que los antiguos patronos anteriores al "diecinueve", exigían obras religiosas y realistas (retratar a santos, nobles y ricos). Pero los creadores desde mediados de siglo XIX ya deberán pintar, esculpir o trabajar para otras gentes, quienes pretenden invertir y lucir las obras; solicitando un arte muy diferente al que necesitaban estamentos como la Iglesia, o los grandes príncipes. De tal manera, influidos por el ambiente "inversionista", civil y hasta laico, que imperó hace ciento cincuenta años, e impactados por la creación de nuevas tecnologías -como la fotografía, las pianolas y gramófonos, o la arquitectura del hierro-. Los artistas de fines del siglo XIX y comienzos del XX, iniciarán una carrera en la que sus obras pasarán a "manos libres" y como las acciones de bolsa, cotizarán a la baja y al alza, conforme la Sociedad y los poderosos decidan.
.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arte persa. Arriba, frescos de la ciudad de Tell Ahmar; mural palacio rey Tiglatpileser en el que se repersenta una audiencia del siglo VIII a.C. (agradecemos al museo de esta ciudad nos permita divulgar la imagen). Observemos en la pintura que la calidad puede ser considerada de artesanía (de tal manera algunos opinan que fueron pintados por ceramistas). Pese a ello, es muy superior tecnicamente y sobre todo en belleza y sublimación a cuantos otros murales podemos ver en la Historia. Al lado, uno de los dos armelts (torques) del tesoro de Oxus, del siglo VI al V a.C. (perteneciente al Britsh Museum, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Esta es una pieza se clasifica como artesanía, al ser de mano de orfebre, pese a lo que debemos considerarla puro arte; tal como lo es "el salero" de Benvenuto Cellini, que igualmente se trata de una supuesta obra de orfebrería artesanal.
.
.
ARTE Y TALLER
Por todo lo anteriormente visto, parece que desde hace siglo y medio la firma se hizo imprescindible y que la artesanía, quedó como "un arte huérfano" -carente de autor-, por lo que debía pasar a la inclusa de las fábricas (pudiendo entonces considerarse artes industriales, aquellas que antaño fueron las de un taller...) . Pero ante ello, nos preguntamos: ¿Qué es el taller y qué fue del taller?. Pues aunque muchos piensen que el taller era una pequeña fábrica, donde se creaba la artesanía; en ese "lugar de oficios", precisamente nacieron las grandes obras del Renacimiento. Cuyos artistas y creadores comenzaban ingresando allí como oficiales a cargo de un maestro, de los que muchos, en unos pocos años, salían perfectamente formados como maestros de maestros (título que gracias a sus obras, han conservado a lo largo de le Historia). Consecuentemente, hemos de plantearnos si fué "el taller" lo que hizo a los artistas del Renacimiento, o si fue el Renacimiento y sus artistas los que crearon "el taller". La respuesta es inmediata y nace solo de una evidencia: El Taller es muy anterior al Renacimiento... . 





.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arte visigodo. Arriba, capitel de Villalonso y al lado, ara o pie de altar visigótico del museo de Burgos (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Ante la pregunta de si los "objetos" de taller son arte o artesanía, pudiéramos concluir que los visigodos prácticamente no conocieron el arte. Debido a que, salvo sus iglesias, casi todo el arte vidigótico es de taller. Pese a ello, y aunque muchos puedan concluir que la calidad artística no es la mejor, la belleza y la sublimación que tienen sus piezas es magistral. Entre otras, las de los tesoros que como el de Guarrazar, que pese a ser joyas, nunca pueden considerarse artesanía. Y es que en el arte visigodo se plantea el dilema de si es más bello lo sencillo y lo simple (carente de recursos), que lo perfecto y lo tecnicamente pleno de conocimientos. Llegándose a la conclusión de que en ocasiones la belleza y la sublimación máxima está en lo más sencillo (y hasta en objetos toscos).
.
De lo anteriormente visto, se hace evidente que la formación previa e inicial del artista en el Renacimiento, se hizo en talleres y a la manera artesanal. Entrando casi todos sus componentes de Aprendiz (en la niñez), pasando luego a Oficiales, y llegando -los que pudieran- a Maestros. Siendo este tratamiento "mayor" y de genio, solo para aquellos que por su valía -reconocida por el gremio y por los mecenas y clientes-, llegarían a crear taller propio. Ello implica que el grado de artesano, que se correspondía al de Aprendiz, está implícito necesariamente en el artista. Aprendiz, cuya dedicación fue la de ayudante de taller, quienes trabajaban limpiando y arreglando el oficio, dejando la obras dispuestas para que los superiores comenzaran sus trabajos, mezclando colores y materiales, tanto como "sacando de puntos" las esculturas, o dando fondos en las pinturas. De ello hasta Maestro había un camino en el que tan solo el genio y el ingenio capacitaba a un hombre para crearse una clientela y un taller propio. Pese a lo que prácticamente todo Maestro -comúnmente- se había iniciado como aprendiz en un taller; lo que implicaba que todo artista hubo sido en sus comienzos un artesano (algo que sucede al menos hasta el siglo XVIII y comienzos del XIX).
.
Por cuanto venimos exponiendo, en las llamadas "artes espaciales" (escultura, pintura etc), a primera vista, la frontera entre el arte y la artesanía tan solo puede observarse en la calidad de cada obra y en la especialización de cada Maestro o Aprendiz. Debiendo a nuestro juicio considerarse un mal cuadro, artesanía; a la vez que una gran pieza de cerámica -orfebrería (etc)-, hubiera de catalogarse como plenamente artística. De ello, los ejemplos que hemos ido recogiendo en las diferentes fotos que han ido ilustrando esta entrada; en las que podemos observar múltiples casos de artesanía, que son auténticas maravillas artísticas. Mientras, muchas otras que se dicen arte, son claramente piezas de artesanía. Ello es algo que en la arqueología se percibe con pleno entendimiento, habida cuenta de en la gran mayoría de los casos, desconocemos los autores y estamos exentos de prejuicios sociales o culturales, al analizarlas. Muy por el contrario, si hoy se catalogase como simplemente "artesano" a un artista que por su baja técnica y calidad, en el Renacimiento no hubiera llegado más que a Oficial de taller; evidentemente, chocaríamos con los cánones de conducta y valoración social y cultural artística de nuestros tiempos.
.
.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arriba, león del palacio de grajal, perteneciente a la escalera y muy dañado por el tiempo y la barbarie (agradecemos al palacio de Grajal, nos permita divulgar su imagen). Al lado, estatua de ángel sujetando un escudo atribuida a Alonso Berruguete, igualmente destruido por la rapiña (pieza del museo de Zaragoza, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En ambos casos hemos de plantearnos si estas esculturas son artesanía o arte. En el primero, por ser un simple adorno de una escalera y en el segundo y al haber perdido la figura que había tras las armas, pues pensamos que el escudo fue tallado por los ayudantes de taller de Alonso Berruguete. Pese a ello, bastaría con introducir en una casa, en un museo o en un salón estas dos "piedras", para observar que son arte y arte de primera calidad. Pues en el taller de alta calidad se genera arte, tal y como en una fábrica especializada pueda crearse tecnología de la más alta gama.
.
.
.
CONCLUSIÓN:
Por cuanto hemos expuesto, nos parecería muy lógico que nos tacharan de ostrogodo y retrógrado, si tratásemos como "artesano" al pintor o al escultor que hoy en día carece de la técnica que se necesitaba hace quinientos años para ser Oficial de taller (no decimos ya Maestro...). Ello, porque el arte se corresponde a una época en la que ya hemos visto como existe un primer proceso de creación, que pertenece al intelecto. Por cuanto lo que no es aplicable es la ecuación: "Alta calidad y técnica = arte"; "baja calidad y poca técnica = artesanía". Ello porque existe la siguiente pauta de valoración del arte, que es la "sublimidad" o sublimación; por la que, objetos, melodías, poemas o creaciones de muy baja calidad técnica, pueden llegar a ser altamente sublimes. Ponemos como ejemplo de nuevo el caso de Van Gogh, cuya técnica era muy inferior a la de muchos pintores de "salones" parisinos, pero cuyo valor y significado es muy superior. Pero si alguno desea discutirnos, traeremos al caso a Francisco de Goya, cuya técnica era pésima al lado de la de Mengs; pese a lo que a casi nadie le impresiona (no le impactaba) el arte de Mengs, frente al que hacía el torpe Pancho Goya.
.
.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arriba, medallones renacentistas que conserva el museo nacional de Cataluña (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Al lado, muñeco o maniquí hecho por el escultor Mateo de Vangorle, para enseñanza médica -se encuentra en la Universidad de Salamanca a la que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. En ambos casos hemos de plantearnos la misma pregunta: ¿Son los medallones, y el maniquí; arte, o simple artesanía?. Para contestarla bastaría con llevar estos objetos a un salón o un museo y observarlos allí... . Por el impacto que nos causarán sabremos que son claramente obras de arte, pese a haberse creado en un taller y a modo puramente artesanal.

.
Del mismo modo, en la música existen infinidad de casos en los que una obra es de una simplicidad absoluta, careciendo de toda técnica, aún siendo aquellas grandes obras de arte. En el caso de lo popular, es flagrante como sus melodías y músicas son ajenas a la técnica y pertenecen a la Historia del Arte. Llegando a haberse demostrado en este arte musical, que el exceso de técnica y de conocimientos (por parte del creador o del intérprete), es lo que precisamente puede generar unas obras manieristas, recargadas y hasta absurdamente creadas; que a nadie interesan y que ni a ningún ser humano provoque sensación alguna.
.
De tal manera, muchos podrían pensar que artesanía es todo arte que carece de calidad y técnica; aunque no es así, pues en al arte una de las más importantes funciones es la labor intelectual para ser creado. Consecuentemente, la copia de un cuadro, por muy difícil que sea, puede tenerse claramente por artesanía (al carecer de una actividad intelectual en su proceso creativo). Pese a que el proceso utilizado para copiar el lienzo haya sido muy costoso -desde el punto de vista técnico-; las copias o réplicas, siempre serán inferiores a las obras, cuyo nacimiento se deba a un proceso intelectual profundo (aunque esta carezca de técnica ni de medios artísticos). Ello se comprende perfectamente en el folklore, que es fruto de siglos de depuración del gusto y de las formas, generando un arte popular; que tiene un altísimo proceso cultural e intelectual en su historia. De aquí que nunca pueda definirse como simple artesanía (tal como se acostumbra) al arte popular cuando transciende a las fronteras de lo sublime o de lo bello.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arriba silla de montar de Carlos V, obra del orfebre Desiderius Helmschmid, hacia 1530 (perteneciente al Patrimonio Real, Armería de Palacio a que agradecemos nos permita divukgar su imagen). Al lado, medalla del orfebre Hans Frafft, en conmemoración de la ascensión al trono de Carlos V (Museo Arqueológico de Madrid, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). dejamos en este caso al lector que juzgue si ambas piezas son obras de artesanía o de arte.

.
Por último, sabiendo que el arte es un paso más de la artesanía, en el que el creador ha superado la técnica del artesano, o bien ha realizado un proceso de generación basado en una labor intelectual profunda (ajeno a la artesanía). Nos queda por delimitar como puede conocerse y dónde está la frontera definitiva, entre arte y artesanía. Pudiendo decirse que en aquellas creaciones que responden a las técnicas conocidas y admitidas por el academicismo y las escuelas; serán arte, las obras que superan con creces esas técnicas y que por ello se hacen inimitables e inalcanzales para otros. De tal manera, un cuadro hiperrealista, absolutamente perfecto e inimitable en su ejecución, parece que indiscutiblemente sea arte. Del mismo modo, una obra musical que se ajuste a los cánones de las clásicas y tenga tal calidad técnica que se haga imposible de realizar por casi todos, será igualmente arte. Identicamente, la escultura, la arquitectura, la pintura y la literatura creada conforme a los principios académicos, que goce de tales conocimientos y técnicas, y en las que se haga imposible su copia similar (sin conocerse pronto que es una réplica), son indiscutiblemente arte.
.
.
SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arriba, caliz del orfebre Bernardino de Porres, obra realizada hacia 1496 (Ampudia Palencia, iglesia San Miguel, a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Abajo, medalla conmemorativa de Carlos V e Isabel de Portugal, obra del escultor Leon Leoni (propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En ambos casos nos planteamos por qué la medella de Leon Leoni se considera comunmente arte, al ser obra de ese conocido escultor. Mientras el cáliz puede catalogarse de "artesanía". Dejamos a juicio del lector que califique de un modo u otro cada pieza.

.
Pero aún nos queda el escalón final, que consiste en analizar si son arte, aquellas obras que por su sencillez y simplicidad, carecen de toda técnica y siquiera precisan de conocimientos para su creación. Nos referimos claramente a artes abstractas y a "músicas modernas", que na de considerarse definitivamente artes. Siendo indudable como entre estas obras abstractas o modernas, aquellas que nacen de un proceso intelectual profundo, llegan a tener una repercusión social inigualable. Por todo ello son en un principio, inimitables. Aunque no pueden ser consideradas arte (sinó artesanía) las simples imitaciones de otras obras abstractas o modernas (anteriores). Para comprenderlo mejor pondremos un ejemplo: Un Miró, es arte por haber sido este autor el iniciador de esa estética y estilo. Aunque una obra que imite o haga algo muy similar a Miró, ya solo puede llegar a ser considerada artesanía; puesto que el valor de los cuadros de este pintor está en su proceso intelectual, lo que hace inimitable e incontinuable sus arte. De igual modo se entiende en las canciones del Pop (de gran calidad), prácticamente no pueden ser interpretadas por otros, pues de versionarlas se consideran simplemente una imitación (entrando quizás dentro del campo artesanal y no del arte).
.
Por cuanto es muy fácil de comprender que en la música (tanto como en las demás disciplinas) es artesanía, toda obra que carece de una gran técnica, o de una gran labor intelectual para su creación (o interpretación). Estando el límite verdadero entre arte y artesanía, en que el primero es de gran dificultad para copiar, mientras la artesanía nace fundamentalmente de un proceso mimético, por repetición o imitación.