sábado, 12 de octubre de 2013

EL FINAL DE UNA ERA (reflexiones entorno a las coordenadas telúricas)

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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Foto mía con trece años (1974). Como podemos ver, hace tiempo todos llevábamos corbata a diario - muchos, desde los cinco años-, y la obligación de ir encorbatados de no cumplirse se penalizaba con castigos; aunque ya en "los setenta" esa normativa colegial no era tan estricta y muchos nos atrevíamos a soltarnos el botón del cuello. Casi un decenio antes había comenzado el movimiento Hippie en "aquello" que entonces se llamaba "el extranjero". Unas ideas y gentes que llegaron a nuestro país en las fechas en la que me tomaron esta esta fotografía de colegial. Personalmente, nunca pude compartir la ideología ni la "filosofía" hippie, por entonces tan moderna y extendida; al considerarla "aculturada" y sobre todo por la permisibiliad y permisividad que tenían con las drogas. Y es que su lema basado en parte en "sexo-drogas y rock & roll" no es la mejor "receta" para la mente de un jóven; sino muy por el contrario, algo que puede llevar a muchas mentes en edad de formarse al mayor desastre personal. Cuando hablaba así por aquel entonces, me tachaban de "viejo prematuro" y de autoritario... . Todavía me dicen que soy un carcamal; pero entonces con más razón, por mi corta edad y por gustarme a la música clásica; aunque también oía Pop... Pero del que yo consideraba bonito: Bob Dylan, Simon y Garfunkel, Cat Stevens, Leonard Cohen, Joan Baez, Georges Moustaki y hasta Serrat... . Todos "muy muermos", como me reprochaban; y es que los Rollings y los Beatles nunca me han gustado ... ¡Qué le vamos a hacer, cada cual es como es...! .
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ABAJO: Cuando el Mundo se planteó por primera vez no seguir un camino belicista, nació la idea del necesario acercamiento de culturas y civilizaciones. Algo que comenzó tras el final de la II Guerra Mundial de un modo un tanto "chapucero", dejando el liderazgo de esas ideas en manos de jóvenes (incluso de algunos muy "pasotas" y esoteristas). De tal modo, no cabe la menor duda que la idea de una unión de civilizaciones pacifista nació de esa nueva generación, posterior a los que lucharon en la guerra; quienes pretendían que jamás se produjera a una locura como la vivida por sus padres. Evidentemente en todo ello el movimiento Hippie fue esencial, aunque en mi opinión lo que impidió a los hippies permanecer como una filosofía que superase el tiempo, fue que su pensamiento tuvo dos pilares mal cimentados. Un primer fallo consistía en que se basaban en ideas utópicas de juventud, proclamadas por movimientos liderados con personas de corta edad (a veces carentes de preparación y quienes antes o después crecerían y se avejentarían -cambiando sus principios-). Aunque el gran defecto del mundo Hippie -como ya dije- fue su proclama en favor de las drogas y en contra del pasado (aculturando cuanto promovían); motivando en gran parte que aquellas ideas que pudieron ser un movimiento cultural, terminasen generando una "subcultura" tendente a lo marginal -hoy, casi olvidada-.
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Pese a ello, algunas de sus consignas no pudieron ser más positivas y merecen ser recordadas para la Historia, pues la de "haz el amor y no la guerra" creemos que era una versión simpática y más alegre del "amar al prójimo como a uno mismo". Un pensamiento Hippie basado en la fraternidad mundial que tristemente las Iglesias occidentales no supieron aceptar o "abducir" hacia ellas, probablemente al chocar el libertinaje sexual que proclamaban con los principios de nuestro Viejo Continente. Pues de haberse generado un cristianismo Hippie -o unos curas Hippies, tal como los hubo "obreros"-, la filosofía de los sesenta hubiera sobrevivido mejor hasta nuestros días. Muy por el contario, las religiones orientales admitieron aquel movimiento casi como suyo, puesto que algunas de sus premisas se basaban en el budhismo o en el hinduismo. Todo lo que hizo que en los años sesenta -entre "los modernos" del momento- se pusiera de moda lo asiático y el estudio de esas filosofías. Aunque, tristemente el tema volvió a caer en manos de gentes muy jóvenes y de personas sin preparación, tendiéndose más al esoterismo y al "exoticismo", que al orientalismo (propiamente dicho). Terminándose por crear una corriente neo-asiática, que más bien fue un "poupurri" de ideas "aproximadas" a lo existente en aquel Continente; sin base argumental, ni razonamientos filosóficos. Pese a ello, el intento de unir las espiritualidades era "bien-intencionado" y creemos que esa necesidad de que "unos" comprendan a los "otros" ha culminado de algún modo; todo lo que terminará completándose cuando en los decenios venideros exista una verdadera globalización del pensamiento y de la filosofía. -Bajo estas lineas, una imagen mía un poco posterior a la anterior: En 1976, en Tailandia (junto al Budha tumbado)-
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Con el presente capítulo querríamos dar por terminada la serie dedicada a "La crisis de Occidente", comenzando otro ciclo de "recuerdos" que versarían sobre lo que el pasado nos legó, para que llegáramos a un futuro mejor. Es decir, escribir acerca de lo que antaño fue "hambre" que nuestros antecesores pasaron (las necesidades, penalidades y hasta el dolor que vivieron), con el fin de dejarnos "el buen pan" de hoy. Unas "hambres" de ayer que son en parte el sustento de ahora; todo lo que puede traducirse -por ejemplo- en las maravillosas obras de arte que nuestra Historia nos entregó, en la magnífica cultura que tenemos, o en el legado de la civilización hispana. Porque si algo valioso tiene nuestra tierra es su civilización -incomparable y desigual-, llena de variaciones y de contrastes, fruto sincrético de los más avanzados pueblos que aquí vivieron. Gentes venidas de todos los lugares y que desde la Antigüedad más remota (hasta la Edad Moderna), fueron llegando a la Península: Para comerciar, para conquistarla, a vivirla, o -simplemente- a instalarse. Siendo así, en breve daremos comienzo a esos artículos que deseamos dedicar al "hambre de ayer y al pan de hoy", aunque previamente queremos intercalar esta entrada, en la que necesitamos realizar diversas reflexiones... . Una de ellas y quizás la más importante, acerca del significado de nuestro tiempo (o época).
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A) SOBRE EL SIGNIFICADO DE LAS ERAS:
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"Dícese que se dice", que hemos entrado en una nueva Era. Algo de cierto hay en ello -sino mucho-; y no solo eso, sino que además cuando estudiamos en la Historia, aquellos ciclos astronómicos denominados Eras, curiosamente veremos que coinciden con etapas de enormes revoluciones y de grandes cambios culturales. Algo que probablemente se produce porque los hombres así lo desean -para darle la "razón al Cosmos o a los astrólogos- y no por la "fuerza que ejerzan" los planetas sobre la Humanidad... . De tal modo, sabido es que estos periodos zodiacales a los que se llama "Eras", duran aproximadamente unos dos mil años (más exactamente 2148 ), y se deben a que la Tierra tiene un curioso "rotar bamboleándose" (avanzando en trompos -habida cuenta la atracción del Sol y la Luna sobre el centro ovoide del planeta-). Así, estos giros arrítmicos motivados por la "panza" terrestre en el Ecuador, hacen retroceder a nuestro hogar celeste unos minutos anualmente, siendo por ello su elipse imperfecta. Tanto, que cada veintiún siglos y medio (aproximadamente) el 21 de Marzo el Sol ilumina una constelación distinta y este ciclo es el que se denomina Era; puesto que en ese momento se orientan la Tierra y la luz del Sol hacia esa nueva formación celeste (de las cuales todos sabemos que hay doce, que desde hace miles de años marcan los ciclos del Zodiaco). Finalmente, cuando se llegase a completar el recorrido entero del Sol pasando por las doce constelaciones, la Tierra alcanzaría un mismo punto de Precesión; todo lo que significa que cada aproximadamente 25776 años (12 Eras) comienza de nuevo -o finaliza- ese periodo de bamboleos que hace rotar al planeta de manera irregular, mirando en cada ciclo de 2150 años hacia una Constelación (desde Aries hasta Tauro).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Fotografía de uno de los muchos templitos sintoistas que podemos encontrarnos en las calles de ciudades y pueblos japoneses. En este caso se trata de un templete sintoista cercano al lugar donde vivimos en Maebashi y que he fotografíado porque alguien -hemos de suponer, un creyente- dejó en su entrada dos latas de Aquarius -"a modo de capiteles" (obsérvese en la imagen a los lados de la puerta "torii" de acceso al recinto sagrado)-. Entre los japoneses es normal ofrecer a los muertos o antepasados comida; y si antaño les llevaban dulces, sake o arroz, curiosamente actualmente les dejan incluso refrescos enlatados o en botella. Ritos semejantes realizan con algunas deidades del sinto, como los dioses "lares" -del hogar-, o en los mismos templetes que por doquier pueden encontrarse en todas las encrucijadas de caminos, calles y en las plazoletas urbanas. Curiosamente, en esta "ermita sintoista" que está junto a nuestra casa, alguien había puesto unas latas de Aquarius bajo su arco de accaeso (torii) . Quizás como una ofrenda, bebida a la salud del templillo" o más bien como signo de la Era que tanto proclaman algunos comenzó al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial: La de Aquarius.
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Famoso arco romano de Medinaceli, hace algunos años y antes de que le adosaran más construcciones -que a día de hoy impiden disfrutar bien de su belleza y serenidad-. El sentido de estos arcos en Roma, fue en algún modo semejante al que conservaron las puertas de entrada a lugar santo en Japón -que vemos en la imagen de arriba y a las que se denomina Torii-. Aunque en Occidente, el arco de triunfo (desde época romana) se reservó tan solo para celebrar victorias militares; mientras los "torii" sintoistas se dedican a "marcar" las puertas del cielo (accesos a templos), principalmente conmemorando el éxito económico. Por lo demás, se consideran igualmente un paso iniciático hacia otro estado y por ello muchos de los empresarios japoneses, cuando logran obtener grandes beneficios, donan estos arcos a los templos y recintos sagrados. De lo que narramos hay que concluir que si viviéramos en Oriente algunos años observaríamos que los paralelos entre aquellas civilizaciones y las nuestras son tantos que al final las vemos en esencia prácticamente iguales, pero traspoladas y sometidas a una Historia y a unas circunstancias muy diferentes. Es algo así como si a dos hermanos gemelos les hubieran separado en algún momento de la infancia, llevando a uno a vivir al Cono Sur y al otro al Norte; terminando ambos por hablar, ser y sentir, de un modo que a primera vista parece completamente distinto.
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Referido a todo ello, en mi opinión si en algo tienen razón aquellos que proclaman la Nueva Era como la de Acuario (en la que se unificaría el Mundo), es al afirmar que El Hombre es solo uno y que en su esencia todos tenemos los mismos principios, sentimientos e intenciones -sea cual sea nuestro origen-. Un ser humano que en principio es igual en cualquier punto del Planeta donde nazca; pero que a través de la educación, de los estereotipos de cada civilización, de su religión, o de la idiosincrasia de su país; termina por convertirse en muy diferente. De ello se desprende que aquel movimiento llamado Nueva Era, tenga una cierta "revulsión" al pasado; pensando que las diferentes civilizaciones (tan marcadamente distintas) son las que han separado a unos hombres de otros. En principio y visto así, pudiera entenderse ese razonamiento y el por qué de su animaversión contra la Historia y hacia cuanto signifique "el ayer". Aunque ese dogma no sea verdad, pues la cultura nunca lleva a enfrentar a unos hombres contra otros, sino muy al contrario es la ignorancia el origen de casi todos los conflictos.
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Por lo demás las guerras y las revueltas no nacen de tener distintas educaciones o de las diferentes civilizaciones, sino de la injusticia imperante. De tal manera, en un Mundo sin injusticias siempre habría paz; por muy distintas que fueran las culturas y las creencias de las gentes (algo que se ha podido ver actualmente en Europa, que después de siglos con guerras fraticidas, ha pasado en pocos decenios a una unión "casi excesiva"). Siendo así, los que proclaman esta "New Age" pretendiendo crear una sola civilización común a todos, comenten el gran error muchas veces de no respetar a otras culturas; sobre todo intentando ignorar el pasado, el arte, la filosofía y las antiguas creencias de muchos, con lo que están cometiendo una tremenda injusticia. Puesto que de ese modo obligan al individuo a olvidar su identidad interior, quien por ello se siente autenticamente desahuciado de su hogar emocional (o espiritual). Tanto, que a título personal me atrevo a decir que si me forzaran a dejar la guitarra española y tan solo a oir música moderna -por mucho que pusieran una guitarra eléctrica o acústica en mis manos-, antes o depués podría estar verdaderamente hundido. Porque allí (en el sonido de la guitarra clásica o flamenca) se encierra gran parte de mi mundo interior.
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Así pues, con cuanto hoy escribo y con las razones que en esta entrada damos, espero que aquellos que proclaman que la Nueva Era tan solo busca la paz y el beneficio de la Humanidad, creando un Mundo Nuevo. Puedan entender que su utopía quizás resulte enomemente dolorosa para muchos, si la desean imponer a través de un arte moderno y global, olvidando gran parte de nuestro pasado. Ya que intentar que todos seamos iguales cultural y civicamente, es para algunos una auténtica agresión espiritual.
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Una vez comprendido lo que son las Eras y que estamos entrando en una nueva, en la que el Sol miraría a Acuario; aunque para la llegada a ese punto astronómico aún fataría un siglo y medio (sino mucho más, dado que la Constelación de Piscis no mide 30º grados, sino casi 38º, con lo cual no se llegaría a Acuario hasta el siglo XVIII...). Nos queda exponer que el Mundo y la Historia nunca avanzan en sentido lineal, por lo que que los retrocesos y las regresiones han sido tan comunes como los avances y el progreso. Este es un hecho que el Hombre moderno se niega a admitir y tanto es así que aún recuerdo como en el colegio -al menos en mi época- nos enseñaban que en el siglo de Colón la Humanidad pensaba que la tierra era plana (aunque descubridor aseveraba su redondez). Una idea tan irreal como absurda, con la que se deseaba demostrar que el avance desde Crsitobal Colón hasta nuestros días había sido progresivo. Pero olvidando que en las bibliotecas de todas las universidades del siglo XV se contenían ejemplares manuscritos y copias de la Geografía de Ptolomeo, al igual que muchos de los sabios de la Edad Media sabían que Eratóstenes de Cirene había medido el arco terrestre (y por cierto, con bastante aproximación a los 40.000 kilómetros que más o menos tiene por el meridiano). Siendo así, es muy importante destacar que la humanidad ni avanza en linea recta, ni mantiene eternamente el progreso; por lo que hay que actuar con plena cautela, ya que en cualquier momento puede estar a un paso de retroceder -todo lo que suele producirse cuando la barbarie se adueña de los conocimientos, tanto como cuando la ignorancia comienza a despreciar el pasado y la cultura-.
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Si alguien tiene dudas de lo que decimos, vamos a narrar lo que se supone descubrió Hiparco de Nicea; que es uno de los misterios más difíciles de desvelar en la arqueología (sobre los conocimientos astronómicos antiguos). Siendo aquel enigma, resolver cómo pudieron conocer hace miles de años esta irregularidad astronómica que se denomina "precesión de equinócios" y que genera las Eras. Pero este hecho no parece haber sido tan solo estudiado por los griegos, sino que los egipcios y mesopotamios -hace cuarenta siglos- ya lo habían observado y con ello dividieron el zodiaco en doce casas, al igual que valoraban el resultado de una vuelta entera del planeta hasta que llegaba al punto de precesión (cada 25800 años, aproximadamente). La repuesta a todo ello está en la observación del cielo contínua y continuada, realizada desde unos mismos puntos y durante varios siglos (sino milenios); lo que lograron manteniendo su civilización y su cultura a lo largo de la Historia. Por todo lo que decimos, es evidente que la primera astronomía (de la que surge la astrología) no solo sabía que la Tierra era redonda, sino que ya dividieron el zodiaco y conocía ese giro irregular del planeta (o del Cosmos). Por lo que en Mesopotamia (y en Egipto) establecieron la primera Era, cuando entraba el Sol en la constelación que luego llamarían de Aries, hacia el año 2150 a.C..
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Mi madre y mi suegro, a la salida de la iglesia el día de nuestra boda (hace casi veinticinco años), dos culturas unidas en dos buenísimas personas -como ellos lo eran-. Por su parte y en aquel tiempo (a comienzos de los años noventa) se hablaba y se esperaba al siglo XXI con cierto "aire de milenarismo", creyendo muchos que el simple hecho de variar la fecha calendárica iba a suponer un gran cambio para toda la Humanidad. Poco después me fui a Japón donde muchos de los occidentales allí afincados tenían un espíritu muy cercano al de la llamada New Age; creyendo que este siglo XXI y la llegada astronómica hasta Acuario, supondría en verdad el comienzo de otra Era histórica. Nunca conseguí encajar con aquellas personas que promulgaban estas ideas, entre otras cosas porque tendían al mundo esotérico y es que para mí el esoterismo es todo menos misterioso; puesto que la explicación final que dan a los hechos mistéricos es, en sí misma, inexplicable... . Algo así como cuando en la Mili nos enseñaban a cálcular el tiro y siempre terminaban diciendo que: -"El proyectil cae en ese lugar por efecto de la ley de gravitación. Aunque si no hubiera gravedad, aquel terminaría en idéntico sitio por efecto de su propio peso"-. Pese a ello, uno de los hombres que más admiro en la Historia es Isaac Newton, que fue un enorme esoterista; por lo que no descarto que mi falta de interés por el mundo esotérico se deba a una falta de inteligencia.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Con mi suegro, en las cercanías de Nikko (año 1991). Como siempre escribo, el padre de mi mujer ha sido una de las mejores personas que conocí en mi vida. Era un japonés de verdad y "sin contaminar" por las ideas aburridas que a todos los paises llegaron desde los años ochenta -fundamentalmente a través de la TV-; convirtiendo gran parte de las personas en "gente igual", a las que les gusta el fútbol y solo saben hablar de dinero, de comida, de política o de deporte. Muy por el contrario, él era un hombre introvertido, dedicado a su vocación (el mundo de la botánica, de las plantas y de los jardines) y con una gran afición hacia las setas o a los "experimentos agrarios". Congeniábamos porque él tampoco ya entendía lo que "ponían" en la televisión (de Japón o de España) y le encantaba ver los paisajes bellos, los pueblos bonitos, los campos bien cuidados, o el arte sereno y culto (español, japonés y de donde fuera). Por lo demás y muy tristemente, la dificultad para hallar alguna gracia al fútbol o para preocuparse de los temas cotidianos (como la política), son un enorme handicap para adaptarse a la Sociedad, que cada día nos solicita que seamos más iguales. Pero yo me pregunto si ese deseo de igualdad no estará provocando poner el rasero tan bajo, que se se está embruteciendo a medio Mundo; a personas muy inteligentes y capaces pero que no pueden dejar de ser como los otros (a menos de verse excluidos, o apartados socialmente).
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Continuando con las Eras, vimos como en Mesopotamia hacia el año 2150 a.C. se observaría que el Sol entraba o iluminaba una nueva Constelación, a la que llamaron Aries, por ser la primera del zodiaco que aquellos babilonios crearon -ya que Aries es el símbolo del alba o del comienzo, tanto que en lengua semítica la voz Aria como "amanecer" llegó a dar nombre a su civilización hoy llamada Irán (donde empezaba el Mundo)-. Siendo así, se establecería una fecha muy cercana al 2150 a.C. como la primera o de inicio para la datación de las Eras. Por todo lo cual al llegarse al año 1 a.C. se sabría que entrábamos en la constelación de Piscis y que daba comienzo otro ciclo. Siendo este -en mi opinión-, el augurio o señal astral a la que hace referencia el Nuevo Testamento, al hablarnos de que llegaron unos magos de Oriente; habida cuenta que la expresión "mago" significaba astrónomo (más concretamente astrólogos de religiones persas como la zoroástrica).
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Por su parte y aunque es evidente que hacia dines del siglo primero a.C. comenzaba una Nueva Era astrológica, a ciencia cierta no sabemos cuando nacería Jesús de Nazaret; ya que incluso el astrónomo que calculó esta fecha se equivocó en un lustro (lo que se realiza bajo el encargo de papado en el 525, momento en que Exiguo el Antiguo determinó nuestro año primero). Por lo que hemos de pensar que si la Biblia narra que vino al Mundo en tiempos del padrón de Herodes, habríamos de considerar que se refiere al tiempo en el que cambia el reinado de Herodes el Grande por el de su hijo (Herodes Antipas). Año 4 a.C. en el que se hizo un nuevo padrón de habitantes -como era costumbre-, para controlar a los súbditos del recien proclamado soberano y las gente hubieron de acudir a inscribirse a las ciudades principales (Belén entre ellas). En lo que se refiere a prediciones y vaticinios, los hechos que se sucedieron en aquel tiempo en que Roma terminaba por conquistar y dominar el Mediterráneo entero; auguraban una "Nueva Era", ya que unos decenios antes César Augusto había iniciado el Imperio como monarquía hereditaria (proclamando su carácter divino en el 27 a.C.). De tal modo la Era Imperial fue esta nueva fecha, al igual que la Era Hispana se marcó desde la conquista de Roma; tanto que hasta la época bajomedieval se databa en España comenzando en el 38 a.C.. Siendo así y sabiendo que el cielo entraba en otro ciclo, esos y otros acontecimientos -como el yugo al que sometía Herodes a su pueblo- harían que se esperase un redentor, aunque en verdad el camino que tomó la Historia por entonces es más mistérico que lógico. Habida cuenta que tal como predecían los astrólogos babilónicos, comenzaba una Nueva Era en Piscis que renovaría el Mundo; aunque aquel que vino a liderarlo o a dirigir esa revolución no era un libertador social, sino espiritual.
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De dónde procedía la figura y el carisma de Cristro -"hombre" (para unos) y "Dios" (para otros)-, nunca lo sabremos; pues hay quienes lo consideran nacido desde el Creador y otros que -como agnósticos- ven en Él un profeta que vivió en un momento propicio para que sus ideas culminasen. Pero lo más extraño de su "aparición" es que se sucede en aquel momento histórico en el que todos auguraban que el Mundo cambiaría gracias a un redentor (cumpliéndose incluso las predicciones de los magos). Evidentemente los astrólogos de hoy en día buscarán en el Cosmos la respuesta de este hecho histórico, aunque a mi modo de ver la explicación es más sencilla y se debe a que la Humanidad provoca cuanto desea que suceda.
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De tal modo, si gran parte de los que vivían a comienzos de nuestra Era esperaban que llegara el Mesías y los astrónomos zoroástricos vaticinaban que nacería con la entrada en el firmamento de Piscis. Es más que posible que las gentes provocaran que su ferviente deseo se hiciera realidad, y que aquella venida de un libertador espiritual se produjera. Porque un hecho cierto es que todo cuanto el Hombre cree y todo lo que piensa la Humanidad; de un modo u otro -antes o después-, termina cumpliéndose. Por lo que la idea del Mesías, por tan repetida y deseada llegaría a hacerse una realidad (gracias a la intervención divina o por la propia fuerza de la Humanidad unida en una esperanza). Aunque los astrónomos de hoy y de entonces quizás atribuyan este hecho -al igual que la extensión del cristianismo- al designio de los planetas y a su entrada en Piscis. Todo lo que aprovecharían por aquel entonces para identificar al nuevo profeta con a constelación dominadora del Cosmos (como un rey del cielo que ellos mismos habían vaticinado).
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BAJO ESTAS LÍNEAS: As de bronce acuñado en el Judá gobernado por Herodes Antipas, fechado en el año de la muerte de Cristo y con inscripción griega: "Herodes el tetrarca" = ´´Y´´´Y(en su centro, rama de palma). Como decimos, uno de los misterios mayores acerca de las Eras y sus comienzos es el de por qué precisamente el cristianismo y su "edad" se inicia cuando termina la de Aries y el Cosmos entra en la de Piscis. Para mayor extrañeza podemos preguntarnos por qué el símbolo de Cristo era el "pez" (Ictus = Iesus Christos Theu Huios, Soter =  = Jesu Cristo, hijo de Dios Salvador). Para los astrólogos este hecho seguramente tendrá una explicación cósmica, aunque a mi modo de ver se debería más bien a una conjunción de fuerzas sociales y humanas. Es decir, al deseo de media Humanidad de que llegara un nuevo Dios y que se generase una nueva Era; todo lo que se cumplió (como de algún modo se cumple cuanto el Hombre desea). Tras ello, se llamaría "el pez" al que consideraban rey de los cielos, para afirmar el vaticinio astrológico y resaltar la figura de Jesús como el más importante entre los seres sagrados (identificándolo con la nueva constelación dominadora del firmamento).
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Otra circunstancia sobre el cual no nos puede caber la menor duda, es que los augurios de los astrónomos (magos por entonces) acerca del cambio y del final de la Era de Aries a fines de nuestro siglo I a.C., influirían enormemente entre los poderosos de la época. Unos reyes y gobernantes dominados por la superchería y que al conocer que el Cosmos entraba en una fase distinta, admitirían o temerían los nuevos sucesos en el Mundo. De todo ello se entiende quizás los enormes éxitos de César Agusto y las innumerables conquistas de Roma a finales del siglo I a.C.; imperio que quizás ganaba batallas debido a los designios astrológicos, anunciando a muchos de los soberanos del Mediterráneo que su destino ya estaba marcado en los astros -y por lo tanto que su reino tendría irremediablemente un nuevo dueño-. Aunque tampoco hemos de olvidar que en esta aparición y extensión del cristianismo, fueron fundamentales las victorias y la unidad nacida desde Roma; todo lo que provocó el intercambio y la paz entre múltiples pueblos, a la vez que la proliferación e intercambio de filosofías. Un "ambiente" que de seguro supondría un enorme "caldo de cultivo" para que finalmente se llegara a producir el nacimiento de esa Nueva Era (cristiana) procedente de un rabí de Israel, tierra donde se unificaban los conocimientos del Antiguo Egipcio, con los de Babilonia, junto a los del pueblo canaaneo y los de gran parte de las religiones de Oriente Medio.
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Como decimos y para mayor extrañeza, la figura con la que los seguidores representaban su nueva religión era "el pez" (en griego ICTUS) con lo que figuraban acrosticamete al redentor como "Jesucristo, hijo de Dios Salvador". Tal como se narra, es muy posible que este signo del pez fuera el medio entre los primeros cristianos para identificarse secretamente; aunque cuesta mucho creer que con ese medio lograsen no ser descubiertos -utilizando todos un mismo signo durante decenios-. Por lo que mucho más lógico es pensar que quienes iniciaron el cristianismo tomaron esa figura por su simbolismo acróstico (ya explicado) y sobre todo, ante la visión de que la Era que comenzaba sería la de Piscis. Es decir, que la figura del pez simbolizaría el nacimiento de una época en el Mundo que terminaría dirigido bajo la señal aquel ICTUS -tal como promulgaba el vaticinio de los magos (astrólogos de oriente)-. Y dicho esto, vemos que cuanto la Humanidad se propone, al final se cumple; pues la fuerza de los sentimientos parece que antes o después prevalece y logra lo increible, lo "indecible" y lo inimaginable. Ya que cuanto narramos podía ser tenido por una fantasía o por un relato exagerado, si no fuera porque lo que redacto es simplemente una etapa de la Historia y de la "astronomía" .

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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Fotos con algunos de mis primos y sobrinos, en los días que nos vinieron a visitar a Japón. Arriba, cenando con familiares venidos desde España. De derecha a izquierda: Mi cuñado Ishizeki, mi sobrino Luis Beloqui junto a su mujer (Mónica Castilla), mi primo Salvador y yo -en la izquierda-. Abajo, junto a mi primo Salvador Monmeneu, los dos vestidos de Yukata (kimono de andar por casa). Intercalamos esta imagen más reciente en relación a los múltiples terremotos que ha sufrido Japón en los últimos años. Con el fin de hablar y explicar lo que el "bamboleo o vaivén" giratorio de la Tierra produce; que no son solo las Eras, sinó también diversos cambios en el peso y corrientes de los mares que afectan a las capas tectónicas. Es decir, que parte de la estabilidad del Cinturón de Fuego sobre el que se asienta el terreno de Japón puede depender en gran parte de estos movimientos de rotación desiguales -tanto como de la altura y el nivel de los mares-.
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B) SOBRE LO QUE EL GIRAR DE LAS ERAS TAMBIÉN PRODUCE:
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Habíamos visto que la rotación del Mundo en forma ovoide deformaba la elipse de su trayectoria circular, e iba provocando que avanzase a trompos (de manera arrítmica y semejante a una peonza sin fuerza). De aquí nacen las Eras, pero ello además provoca un bamboleo que afecta a los mares y sobre todo a los grandes océanos; que a cada golpe de rotación desigual acumulan aguas en ciertas zonas -propiciando aún más la inclinacón del eje terrestre-. Todo lo que decimos fue descubierto por un astrónomo llamado Chandler hace unos ciento veinte años y quizás no se ha tenido muy en cuenta para considerar el origen de una mayor actividad tectónica en nuestro planeta (como sin lugar a dudas existe en nuestro tiempo). Por ello hemos ilustrado este epígrafe con unas imágenes junto a familiares en Japón, habida cuenta que aquellos vinieron a visitarnos al poco tiempo del terremoto de Niigata. Un seismo que no fue tan grande como el que provocó el terrible maremoto del 11 de marzo de 2011 (en la costa cercana a Sendai), pero que también tuvo una magnitud importante y causó numerosas víctimas.
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Por lo demás, al vivir un terremoto vemos la fragilidad de la Tierra y se siente algo tan triste como la impotencia de no poder escapar de un fenómeno natural tan grave como aterrador. Ello habida cuenta que aunque el primer seismo suele ser el de mayor grado, tras aquel se siguen produciendo muchos otros durante semanas (sino meses) de una intensidad casi semejante y que te impiden a veces hasta dormir. Así en las noches en que el suelo de Japón se movía más que los precios españoles con el Euro, meditaba a solas por qué había tanta "actividad" telúrica en estos años. Finalmente deduje que quizás era el peso del mar lo que podía provocar estos terremotos de manera tan constante; algo que comenté con muchos expertos, quienes me dijeron que no tenía una razón científica suficiente. Pese a ello, argumenté que el "suelo oceánico" en el Cinturón de Fuego podía compararse con el de una casa bajo cuyo piso pasaran aguas, ablandando continuamente los cimientos. De lo que si el océano crecía en su altura un solo centímetro, cada metro cuadrado de superficie aumentaría su peso en diez kilos. Siendo así y como calculadan que el los últimos decenios el nivel del mar había subido unos veinte centímetros -aproximadamente- el total del la "carga añadida" sería de unos doscientos kilos (por cada metro). Ello a poca profundidad quizás no suponía nada, pero a miles de metros y sometido a las presiones de las simas del Pacífico podrían abrir las paredes de aquel "recipiente" llamado Cinturón de Fuego (de manera similar al un cubo llenado con más peso del que este pueda soportar).
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Todo cuanto dije sobre esto no fue escuchado por nadie (a excepción de Joaquín Diaz, quien curiosamente prestó gran atención a aquella teoría); pese a lo cual hace no mucho me encontré con los referidos estudios de Chandler, quien ya afirmaba en el siglo XIX que este "bamboleo" de la Tierra hace que las aguas se acumulen en ciertos puntos y que por el peso de aquellas, se produzcan movimientos sísmicos. Así, la fragilidad de la capa terrestre es algo que recientemente se ha podido ver en nuestro país, tanto que en Lorca sufrieron un terremoto debido en gran medida a la extracción de sus acuíferos interiores, lo que provocó un "vano" bajo la ciudad y un "socavón" que hizo temblar la tierra (algo semejante a lo que se ha producido recientemente al introducir gas a presión en una antigua bolsa de petróleo -frente a Tarragona-). Consecuentemente, es lógico pensar que si sobrecargamos el océano con doscientos kilos en cada metro cuadrado de superficie, el fondo de este se pueda partir o quebrar (tanto más cuando sufre la presión de una atmósfera por cada diez metros de profundidad).
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Sobre la foto de un jardín japonés que tomé en mi primer viaje a este país (hace ya más de treinta y cinco años); he dibujado el efecto de sobrepeso que tendría cargar un estanque de diez por cinco metros, con veinte centímetros más de agua. El total resultante son diez toneladas de más y aunque la proporción nada tiene que ver al aumentar veinte centímetros el mar; también habríamos de pensar que en las simas de tres o cuatro mil metros la presión de que las aguas ejercen en el fondo, es de trescientas o cuatrocientas atmósferas.
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Pasando ya a un último punto que queríamos tratar, esta "amenaza" contínua que sufren los nippones asentados sobre una isla junto al Cinturón de Fuego, quizás les ha concedido en gran parte ese carácter tan admirable. Pues cuando se vive junto a ellos un terremoto, nos asombra su sentido de la solidaridad y de la madurez, ante estos fenómenos tan terribles. Desastres naturales inexistentes en gran parte de Europa y que cuando se experimentan entre los japoneses te hacen comprender de dónde procede mucha de la grandeza de aquel pueblo. Quienes son capaces de meterse a sacar a cualquiera bajo las montañas, los puentes y los tejados; aunque en ese momento la tierra ruja y les lluevan encima cascotes y piedras por doquier. Sobre ello, recuerdo que tras el terremoto de Niigata vi como unos bomberos intentaban salvar a una familia que había quedado sepultada en su coche bajo un monte. A cada minuto, el suelo temblaba y esa ladera avanzaba desprendiéndose y tirándoles arena con rocas. De todo caía a los lados de los rescatadores, quienes lo esquivaban sin casi inmutarse y tan solo esperaban a que parasen los seismos para continuar con su labor. Trabajo con el que consiguieron no solo localizar el vehículo enterrado bajo la montaña, sino también sacar de este a varios ocupantes aún con vida.
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Como digo, muchos de los "secretos" del pueblo japonés se encuentran en este tremendo problema que supone verse de continuo sometidos al zarandeo del terreno. Lo que les obliga a reflexionar sobre la fragilidad del Mundo, la brevedad de la vida; tanto como a ayudarse unos a otros en las peores situaciones imaginables (muchas veces sin temor alguno y las más poniendo en grave riesgo su vida propia, para sacar a otros de las entrañas de la tierra). Frente a ello y en las últimas catástrofes vividas allí -que han sido de las peores que Japón ha sufrido en su Historia-, quizás algunos paises de Occidente no tuvieron la suficiente sensiblidad, ni el respeto debido. Pues mientras el archipiélago se veía hace dos años azotado bajo las consecuencias del maremoto (que costó unas veinte mil víctimas), algunos pretendieron "sacar partido" a esa terrible desgracia. Me refiero a aquel día en que tras el desastre de Fukushima, salieron los ecologistas de media Europa a gritar "apocalipsis nuclear" advirtiendo que la central iba a saltar por los aires... .
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Fukushima dista apenas unos ciento cincuenta kilómetros de la ciudad donde vive mi familia y nosotros aquel 11 de marzo de 2011 y en los días posteriores sufrimos "lo indecible" (aunque no estábamos en Japón) . Primero cuando las gentes de Centroeuropa (principalmente) aseveraban que la central nuclear saltaría por los aires, produciendo cientos de miles de muertos. Más tarde, cuando intentando comprarles billetes a los nuestros para sacarles del "holocausto nuclear vaticinado", vimos que por lo que se decía en Europa el precio de los pasajes se había multiplicado por diez (y que apenas había plazas, puesto que aerolíneas como la Luft-Hansa habían cerrado los vuelos). Finalmente, al observar que muchos paises -como los centroeuropeos- se negaban a que fueran allí las patrullas de rescate, aseverando que Fukushima estallaría (algo que nunca sucedió, tal como afirmaba el gobierno japonés; quienes pedían ayuda para sacar bajo los escombros a los suyos). Por último, aquel trago amargo se completó al ver que cualquier oportunidad es buena para hacer política y hasta para culpar al Japón por tener centrales atómicas... . Al menos nos quedó el consuelo de que naciones como Inglaterra -e incluso China- siquiera cancelaron los vuelos, ni cerraron las embajadas (para no crear sensación de alerta), enviando la ayuda que pudieron. Al igual que hizo España, que repatrió a los que lo desearon y nunca generó un clima apocalíptico (que fue lo que peor pudo hacerse en este momento tan terrible).
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Finalmente habrá que añadir, que si en gran medida este aumento de la actividad sísmica se debiera al crecimiento del nivel de los mares; lo que en mayor medida las provocan son las emisiónes de Co2 a la atmósfera (y nunca la energia obtenida por medios como los nucleares)... . Dicho esto, añadiremos que al menos y ante tanta desgracia, nos quedó el consuelo de que España en aquella situación tuvo una actitud más que digna y de destacar: Primero enviando sus patrullas (confiando en lo que decía el gobierno japonés quien aseguraba que la central no reventaría) y más tarde incluso dándo el premio Príncipe de Asturias a los que llamaron "Héroes de Fukushima".
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Sea como fuere, todo se logró superar y -como decíamos al principio- parece evidente que ha comenzado una nueva Era. Un tiempo que se iniciará cronológicamente hacia el año 2150, pero que con el uso del plástico y con la fisión del átomo probablemente "se nos ha adelantado". Por cuanto podemos predecir (sin temor a equivocarnos) que el tiempo en que vivimos es el tránsito hacia otro ciclo histórico; así que es normal que estemos todos locos, porque "esto" no hay quien lo entienda... .
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Entrada a un templo budhista en las inmediaciones de nuestra casa, en Maebashi.