martes, 20 de octubre de 2015

DEL HUMANISMO PERDIDO

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un
índice general, en el que se contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y semblanzas". Para acceder al índice  haga "clik" sobre esta linea: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html
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EL ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo las letras destacadas en rojo o negrilla).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotografías de mi tía Marisa Gómez-Morán, recientemente fallecida; imágenes que me enviaron sus hijas menores -María y Bárbara- a las que agradezco su amabilidad y cariño. Debieron ser tomadas hacia 1933, cuando la hermana de mi padre tenía unos dos años (en la superior) y aproximadamente tres en la de abajo. La vemos ataviada de montañesa porque por entonces vivían en Torrelavega, ciudad en la que estuvo destinado mi abuelo y de la que mi tía guardaba un gratísimo recuerdo. Fundamentalmente de la casa y de su familia, ya que era de allí su abuelo: Alejo Etchart. Aunque tal como recoge el historiador Tomás Bustamante, apenas unos años después de estas fotos (en 1936): "Durante el enfrentamiento entre españoles, la casa que habían construido María Etchart Casuso y Luis Gómez-Morán, en la Avenida del Cantábrico de Torrelavega -un magnifico chalet-; es usurpada a sus dueños y usada como cárcel; acto que contraría a sus propietarios que deciden no volver a entrar más". Pese a todo, en aquella casa que al parecer era de inspiración racionalista, mi padre sintió la vocación de ser arquitecto (cuando apenas tenía doce años).
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En el interesante portal TORRELAVEGA ANTIGUA (deTomás Bustamante) podemos leer una breve biografía de
Alejo Etchart Mignaçabal (1883-1962) pulsando el siguiente enlace http://www.torrelavegantigua.com/2014/05/alejo-etchart-mignacabal-1883-1962.html . Donde se habla de la vida y negocios de este empresario, mencionando -entre otros- a mi tía Marisa y a mi abuelo (Luis Gómez-Morán). Asimismo en otro capítulo encontraremos la biografía de su tío y quien inició la empresa en Francia, importándola a Torrelavega:
Alexis Etchart Mendicouague (1850-1929). Artículo al que se accede pulsando: http://www.torrelavegantigua.com/2014/01/alexis-etchart-mendicouague-1850-1929.html
Otras biografías que contiene el portal sobre la misma familia son:
Remedios de la Hesa-Quintana (1883-1951)
Mercedes Etchart Casuso (campeona de Europa de golf)
Después de morir mi tía pude ver que una de las últimas cosas que ella había escrito fue un comentario añadido en esta web, donde literalmente decía: "Gracias Bustamante, por la biografía de mi abuelo. Yo soy Marisa, hija de María Etchart. me interesaría tener algún contacto con las hijas de tía Carmina y tio Jaime".
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1º) TIEMPO DE RECORDAR:
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Fue hace casi tres meses cuando me dieron la triste noticia de que había fallecido la única hermana de mi padre. Dicen que permaneció en el hospital durante varios días, en estado grave; pero no quiso que nadie se enterase, siquiera ella deseaba saber lo que podía pasar. Pese a todo, ya lo intuía; pues desde hace años intercambiábamos correos y en esa correspondencia -en ocasiones semanal- últimamente no la notaba "bien". Lúcida estaba, como siempre; pero hacía un año que ya, entre líneas y en cuanto me escribía, la "veía" temerosa. Creo que callaba la fuerte afección cardíaca que sufría, porque a veces el mejor remedio de no padecer males, es no pensar en ellos.
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Fue así, como haciendo su gimnasia diaria, que consistía -tal como confesaba- en pasear la perra dos veces por jornada; cayó en plena calle con un paro de corazón. Siendo recogida y atendida por un médico que por allí paseaba en bicicleta; quien con las prisas y la reanimación, no acertó ni a darse cuenta de que estaba reviviendo a su propia tía. Un último "ángel de la guarda" que mandó la vida a Marisa y que logró reanimarla sin saber siquiera que era el hijo de sus primos (Ángeles Gómez-Morán y Elías Caicoya Masaveu -también recientemente fallecidos-). Pese a ello, tal como narran las noticias que recojo en cita (1) , aunque ingresó viva en el hospital; allí permaneció un tiempo en el que incluso llegaría a levantarse, pero no pudo vivir por mucho tiempo.
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Deberíamos hablar de cosas menos tristes; pero la muerte es parte de la vida; pues la existencia empieza y termina para todos. Por lo que de algún modo, habríamos de celebrar o recordar a los fallecimientos de forma más importante; al menos tal como hacen los japoneses. Dando a los entierros tanto valor como a las bodas, los bautizos y las comuniones; pues casarse uno puede hacerlo varias veces -incluso bautizarse y comulgar-, pero morir y nacer, tan solo sucede una vez. Pese a ello, en nuestra nueva cultura y en tan moderna civilización como vivimos, parece que nadie quiere pensar en ese hecho tan cierto como indiscutible. Dejando al margen de la vida cotidiana la idea inevitable de que un día tendremos que irnos del Mundo. Sabiendo que cuanto hayamos hecho -bueno o malo- aquí quedará; mientras lo que no se realizó, nunca fue ni jamás existirá.
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Pero hoy en día, la muerte en Occidente es un tabú; una verdad a esconder, como antaño lo era el sexo (del que nunca se hablaba y nada se mostraba). Un mundo prohibido del que del que solo mencionar su existencia uno será mirado como "ave de mal agüero". Un destino verdadero y un futuro más que cierto, del que nada se quiere saber. Algo que uno comprueba cuando pasamos con mucho los cincuenta años de edad; tras ver desaparecer a padres, tíos (incluso cuando ha tenido que vivir dolorosa la muerte de hermanos). Recibiendo una terrible sensación al observar en qué forma, los que hoy en día fallecen, nunca estuvieron más solos. Siendo un profesional el que los recoge, una sala la que los recibe por unas horas y hasta un transportista el que los lleva y carga con su peso... . Sin apenas una mano de familiar o amigo que se atreva a tocarlos y a subirlos en hombros. Pues todo ello parece darnos una profunda angustia; producir un terrible miedo; al menos al occidental del siglo XXI.
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IMAGEN, ARRIBA: Cuando nos carteábamos por mail, mi tía Marisa me solía enviar algunos relatos cortos que le gustaba escribir. Tristemente y de modo póstumo tuvo que leer su hija María dos de ellos que el Ayuntamiento de Oviedo le había publicado -unos días antes de morir-. Tal como recoge la referencia de internet en la que se explica con las siguientes palabras: "Con motivo de la celebración del día Internacional de la Mujer, el Círculo literario "Morel de Sal" tuvo la oportunidad de presentar el libro que recoge textos de los diferentes talleres desarrollados desde su creación en 2010. "El libro, publicado in memoriam de Marisa Gómez-Morán e ilustrado por Concha García Almazán...". Sobre estas lineas uno de aquellos relatos, redactados al final de sus días, donde mi tía demuestra gran soltura y lucidez en su forma de escribir, junto a una enorme "modernidad" de pensamiento (imagen tomada del libro MOLER DE SAL, al que agradecemos nos permita divulgarla; en especial a la ilustradora, Sra. García Almazán).
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IMAGEN, ABAJO: Dos de los más de quince libros sobre Derecho que escribió mi abuelo Luis Gómez-Morán: LA ACTUALIDAD EN LA FE PÚBLICA (1940) y LA JUSTICIA POR DENTRO (1939). Mi tía Marisa adoraba a su padre y lo admiraba con veneración. Tanto, que hace años, cuando tuvo que poner una dirección en su correo electrónico, eligió parte del nombre de su progenitor junto a la fecha de su fallecimiento. Tras ello me escribió preguntándome si entendía lo que significaban aquellas siglas; quedando entusiasmada cuando le contesté que correspondían al nombre de mi abuelo y al año en que murió. No dejaba de hablarme de él y me decía una y mil veces que algún día tenía que escribir sobre ellos; que con ese fin me mandaría fotos de su niñez en Santander... . Yo esperaba las imágenes de Torrelavega que prometió enviarme, para redactar el artículo que me pedía; pero nunca llegaron. Quizás ella prefería que mis palabras fueran redactadas cuando ya no estuviera en nuestro Mundo.
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2º-) LA SOLEDAD DE LOS MUERTOS:
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Fue ya Gustavo Adolfo Becquer quien denunció (2) esa soledad de los difuntos; una dejación o abandono por parte de los vivos que en otras civilizaciones no es tanta. Pues como anteriormente dije, al menos en Japón un fallecimiento se celebra casi como una boda. Debiendo todos los parientes -junto a los amigos-, ir al funeral y a la cremación; tras lo que se realiza un enorme banquete (cena o convite, presidido por los restos del muerto). Todos los asistentes aportan -como donativo- el dinero suficiente para que las exequias y las comidas sean suficientemente importantes. Tras aquello (que a veces dura varios días) los restos pasan a conservarse en el domicilio del que “se fue”. Allí permanecen hasta una fecha igual al Pentecostés cristiano, pues se cree que a los cuarenta y nueve días de una muerte, el alma asciende a los cielos. Momento en el que se lleva a cabo el entierro de lo cremado, cuando de nuevo se organiza un segundo banquete (aunque este solo para los parientes cercanos).
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Por su parte durante esas siete semanas que duran las referidas ceremonias, la familia recibe diariamente decenas de visitas: De amigos, conocidos y hasta de clientes. Quienes realizan el ritual de incienso sobre los restos que aún permanecen en la casa. Todo ello, en un ir y venir, con continuas comilonas y cenas, en las que no faltan las peleas familiares (sobre todo de los más mayores, que refunfuñan por no ser tratados con la solemnidad debida). Actos, hechos y celebraciones que impiden pensar y siquiera descansar a quienes han perdido un ser querido; todo lo que mitiga enormemente su dolor, a la vez que supone guardar un gran respeto al fallecido.
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Finalmente, al menos cada año y en tiempos del aniversario, van a visitar las tumbas; sobre la que suelen depositar comida tras haber quemado incenso. Todo en una ceremonia familiar, lo que supone y obliga a llevarse bien entre parientes. Por su parte, la ofrenda de alimentos (incluso de bebidas -en especial de sake-) siempre la entendí como un acto de iniciación. Un voto que a mi juicio implicaba cómo en otro tiempo, quienes no tenían nada para comer; vendrían hasta los cementerios a tomar cuanto que se dejaba sobre las tumbas. Pasteles, dulces y hasta botellas; que serían consumidas por los más desfavorecidos y quienes quizás eran catalogados como "muertos en vida", posiblemente al estar marginados. Personas que vivían fuera del mundo real, ajenos al sistema económico y seguramente observados como fallecidos. Bajo un sistema de metepsicosis por el que aquellos que caían en desgracia Social fueran vistos, ajenos a la vida. Siendo su pobreza el precio a pagar por su desajuste y su falta de integración; un hecho que los igualaba a quienes ya habían desaparecido.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Tumba de nuestra familia en Tsukíono, Gunma. Frente a las montañas que separan Nikko de la ciudad en que vivimos (Maebashi) y donde tengo reservada "plaza" (junto a mi suegro, que fue una de las mejores personas que conocí en toda mi vida). Cuando falleció el padre de mi mujer, fuimos a comprar un sepulcro nuevo (junto a mi suegra). Le cobraban bastante, pero conseguimos que el "bonzo" nos hiciera una rebaja argumentando que una de las “localidades” era para un extranjero -la mía-. Así que para no engañar al templo, he de terminar mis días allí -tal como prometí, para que nos hicieran un buen precio en el "terrenito" frente a la sierra-.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos fotos de los jardines del templo donde se encuentra mi última morada. Los japoneses son muy previsores, así que cuando te das cuenta, hasta te han preparado la tumba.
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3º-) DEL PASADO EFÍMERO:
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Este es el título de uno de los poemas más bellos escritos en lengua hispana, nacido de la pluma de Antonio Machado (3) . Versos que nos recuerdan cómo todo aquello que tan importante parece, un día se desvanece; quedándose en la nada. Lujos o frivolidades que antaño sucedían en las ferias y en los casinos, fomentando solo las apariencias; pero que hoy podemos ver en el mundo de la “prensa del corazón”, en la fama absurda, las modas idiotas y hasta en las bobadas musicales. Estas últimas son las que se han empeñado en llamar "conciertos", cuando siquiera son recitales y que constituyen tan solo un negocio más en el mundo del espectáculo. Pues pese a que haya tantos afanados en proclamar por doquier que algunos grupos de música moderna equivalen a "los Mozart a "el Beethoven de nuestro siglo". Mucho más conocidos y venerados llegaron a ser antaño algunos que cantaban cuplés, quienes bailaban el Charleston o el Foxtrot; pero sobre todo los actores de las primeras películas en las que se danzaba y cantaba (en piscinas o vestidos de chaquet). Al igual que antes lo fueron aquellos que componían e interpretaban valses en el siglo XIX, cuyas obras se tocaban en palacios, casinos y en todo edificio público -mientras autores como Debussy o Satie se las tenían que ingeniar para lograr estrenar alguna pieza-. Pese a ello, aunque el pasado sea efímero, es al menos auténtico. Y como tal, casi nada quedó de los que poblaban los cabarets o los salones cursis; muy poco se recuerdan esas miles de horas de canto y baile dicharachero (en celuloide de blanco y negro); mientras los músicos auténticos, dejaron para la posteridad su obra y su cultura.
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Pero hoy en día hasta ese efímero futuro está en riesgo, pues como hemos dicho, se han empeñado en cambiar los valores intelectuales. Tanto como para llamar conciertos a lo que siquiera antaño se catalogaba de "recital"; o para dejar a los poetas en el olvido. Llegando a haber quienes piensan que ya que no existen, ni nacen escritores; debido a que la importancia que se otorga a su obra literaria es menor que un simple gol de un equipo futbolístico de tercera división (que “saldrá” en las noticias, allí donde difícilmente mencionan a un poeta vivo). A ello se une el ejercicio de los pintores, que se empeñaron en destruir el mundo figurativo (del mismo modo que los músicos hicieron con el melódico) y que han sido sustituidos por el cine o la televisión. Finalmente, han entrado en escena nuevas técnicas que han distorsionado tanto el panorama de la cultura, como para poder afirmarse definitivamente que la división de Lessing -en artes en temporales y espaciales-, ya se hace imposible. O bien, que la creatividad en nuestro tiempo, ha muerto.
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El panorama intelectual es tan desolador, que ya ni nos llama la atención que los informativos anuncien las giras de “eso” que denominan "conciertos" (pese a ser normalmente unos chicos saltando en un escenario a golpe de batería). O que el Estado los subvencione y como tal se considere cultura lo que antaño no era siquiera un simple espectáculo de masas -semejante al hombre bala o la lucha de fieras-. Por lo demás, cualquier opinión en contra de ello es tenida como un síntoma de autoritarismo; tanto que han desaparecido los críticos de la escena mundial. Pues prácticamente nadie realiza crítica artística y por lo tanto el arte va muriendo; porque la función de aquellos expertos -periodistas o escritores- era dirigir a la Sociedad. Pero en este momento, nadie ha de asesorar ni menos conducir a la Sociedad; debido a que se aplica el baremo de la Democracia política, donde no tiene sentido extrapolarse. Siendo así, lo único que vale para valorar los artistas es la opinión del Pueblo y todo aquel que se oponga a este criterio, será tachado de autoritario. Ante lo que yo me pregunto: ¿Por qué no se hace lo mismo con otras carreras y profesiones?. Siendo la "opinión pública" quien decida los que deben ser aprobados como abogados y jueces; a los médicos y hasta a los pilotos o a los generales del ejército. Pasando a ejercer esas profesiones (de arquitecto, ingeniero o fiscal) aquellos que el Pueblo elija; según su agrado y la simpatía que despierten.
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Aunque parece que aún no estamos tan enajenados y es tan solo en el mundo de la cultura donde se aplica ese criterio, por el cual aquel que más fama tiene, mayor reconocimiento merece. Todo lo que impide a cualquier ser humano formarse, estudiar o prepararse (como escritor, músico o pintor), pues el tiempo mejor invertido será el que dediquen a darse a conocer. Siendo así, la popularidad la alcanzan chicos de menos de treinta años, a los que su juventud les impide tener los prejuicios necesarios para saber que están pisando a quienes merecen su lugar. Pero sobre todo, cuya falta de formación les hace carecer de vergüenza para calibrar la mediocridad que están creando (un hecho que frena a las personas con criterio y buena formación). Ante todo ello nos podemos plantear qué Justicia Social existe en en Mundo de la Cultura de nuestro tiempo. Pregunta que se contesta simplemente observando como los chicos de veinte y hasta de quince años, que se empeñan en cantar o aporrear instrumentos; salen en los informativos o llenan estadios. Mientras verdaderos maestros de la interpretación y de la composición, tienen que trabajar de cualquier otra cosa, para lograr ganarse la vida. Hechos estos que no sucedieron ni en la Edad Media, cuando al menos el clero abría sus puertas y mantenía entre los suyos a toda persona culta e inteligente.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del Olmo seco que se conserva en la entrada del cementerio de Soria, al que Antonio Machado dedicaría un maravilloso poema (4) . Aquel viejo y roto árbol que el poeta describe simboliza sus dos grandes amores, ya partidos y "hendidos por el rayo, en su mitad podridos": Primeramente el que sintió por su esposa y niña Leonor (que acababa de morir antes de escribir esos versos). Pero sobre todo representa ese olmo viejo y centenario, la figura de una España en crisis, que por entonces veían cómo se quebraba en dos bandos y que finalmente acabó con un:
"Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él,
y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas".
Intuyendo Machado el triste porvenir que se cernía sobre nuestras tierras, donde el enfrentamiento de hermanos se veía venir. En este poema termina por decirnos:
"Mi corazón espera también,
hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera". 
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SOBRE Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Arriba, la tumba de Leonor Izquierdo, pequeña y mujer de Antonio; quien tuvo que ver como se le moría su esposa, en plena juventud y después de una penosa enfermedad (tras haberla cuidado como un padre y como marido). Su lápida siempre guarda flores, pues no faltan los románticos que la visitan. 

Sobre cómo di con ella en el cementerio soriano, añadiré lo que me sucedió: Después de un buen rato mirando entre los sepulcros, y sin hallarla; me fui hacia el final del camposanto (en la zona cercana a la pared de la iglesia). Allí, mientras descansaba y la buscaba entre tantas tumbas como hay, oí de pronto que alguien me decía -"Hola"-. Creyendo que una persona me saludaba, me volví; observando con gran sorpresa que aquello no era voz humana, sino el sonido que emitía un gato. Muy impresionado y sintiendo un enorme desagrado, porque aquel minino no paraba de dar unos maullidos en los que parecía oírse "hola". Fui hacia él, para intentar echarle, con el fin de que huyera y me dejase en paz. Con sorpresa vi que se encontraba justo encima de la tumba de Leonor, desde la cual salto (al ver como me aproximaba en actitud tan molesta). Luego miré a mi alrededor y vi que estaba solo; aquel gato parecía vigilarme de nuevo y maullaba del mismo modo, pareciendo un saludo. Tras fotografiar la lápida de Leonor, me dirigí hacia él y tomé esta segunda imagen (que abajo tenemos). El misterioso minino esta vez se hallaba sobre el sepulcro de los Carrascosa y Ridruejo y continuaba con aquel sonido tan poco común, que en verdad era igual al de un -“Hola”- . En imagen, abajo, el gato "saludador":
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3º-) DEL PRESENTE EFÍMERO:
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Evidentemente no hay que ser muy inteligente parar darse cuenta de que nuestro tiempo es absolutamente yermo, culturalmente hablando. Intelectualmente inactivo, oscuro, incierto, o dígase como se quiera. La realidad más cierta es que este comienzo del siglo XXI carece de figuras y movimientos con relevancia cultural alguna (al menos en lo que se refiere a la música, la pintura y la literatura). Bastará recordar -como tantas veces digo- que tan solo hace treinta años en España estaban en activo personajes de la música tales como: Andrés Segovia, Joaquín Rodrigo, Regino Sáinz de la Maza, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar o Nicanor Zabaleta. Que asimismo vivían pintores como Dalí o Miró, junto a casi toda la generación de París, la Escuela de Vallecas y algunos de los retratistas más famosos del siglo XX (Eduardo Naranjo, Claudio Bravo, Macarrón o Westendorp). A su vez podíamos encontrar literatos de la talla de Cela, Dámaso Alonso, Delibes, Buero Vallejo o Claudio Rodríguez. Una pléyade de figuras que hacían de nuestra nación una de las más ricas en cultura del Planeta; aunque su cantera de intelectuales y artistas ha ido menguando, hasta llegar casi a desaparecer (sin relevo generacional por falta de interés nacional). Con la música pop, el periodismo y la “literatura moderna”, ha sucedido exactamente lo mismo; pasando de una etapa con figuras como Serrat y Francisco Umbral, a un desierto sin límites intelectuales. Incluso con la artesanía ocurrió algo parecido; desapareciendo progresivamente los alfares y obradores (en ocasiones milenarios), al igual que se va perdiendo el arte de la orfebrería, la costura y hasta las melodías, junto a los bailes populares.
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Pese a cuanto decimos, nadie niega que en esta etapa que vivimos todos se han preocupado de formar, educar y enseñar a las generaciones venideras -con el máximo esmero-. Pero lo cierto es que “algo ha fallado”, pues el resultado final es que prácticamente ningún menor de treinta años se interesa por la música culta (los verdaderos conciertos). Asimismo, los jóvenes apenas leen literatura (poemas, novelas o ensayo); ni menos estudian, o se conmueven con la pintura y la escultura clásica. No digamos ya el poco aprecio que tienen por las artes populares y la artesanía tradicional, que hasta la generación de nuestros padres fue verdaderamente cuidada -bastando recordar cómo conservaban nuestros progenitores, jarritas, platos o pucheros cerámicos; tanto como disfrutaban con los trajes, bailes y cantos regionales-. Muy por el contrario, los pasatiempos y las aficiones de estas nuevas generaciones suelen ser tan monótonas y poco intelectuales, como los juegos de ordenador, los deportes de masas, ir a la discoteca o “hacer botellón”. Dedicaciones para las que apenas se necesita cerebro y que en ocasiones están más cerca de la Edad de Piedra, que de nuestra época (tal como sucede con el chunda-chunda discotequero, o el botellón callejero).
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Podríamos considerar que este problema ya empezó en los años ochenta, cuando yo tenía entre veinte y treinta años; pese a que hasta los 90 el “panorama general” era totalmente distinto (viéndose aún jóvenes en la música clásica, en todos los museos o entre los compradores de literatura). Aunque a decir verdad, el proceso de aculturación fue gradual y comenzó desde los setenta. Momento en el que la difusión de las artes, a través de los medios de masas (sirviéndose de la electrónica), deshumanizó gran parte de la cultura. Pues no solo entraron en escena los instrumentos y métodos eléctricos para crear; sino que además nacieron nuevas técnicas que permitían difundir y grabar cualquier momento o sonido, haciéndolo llegar a todo lugar del Mundo (en video, en CD y etc). Ello, que pudo ser un tesoro para llevar al Planeta entero el arte clásico y de gran calidad; terminó por convertirse en una terrible lacra, en el siglo XXI. Debido a que desde los años noventa, se decidió seguir el criterio de que quienes más aceptación lograban, eran los mejores y a los que había que divulgar. De tal manera, aquel que más discos vendía, era el músico más importante; tanto como quienes más cotizaban en las subastas, eran los pintores principales. Siendo así el “artista más grande”, quien mayor éxito obtenía; sobre todo entre los jóvenes (que tienen tanto tiempo, como necesidad de entretenerse). Algo que traducido a la gastronomía es como considerar los mejores alimentos, aquellos que más gustan a niños y adolescentes. Por lo que habríamos de encontrar siempre entre los triunfadores de las Estrellas Michelin: Los aperitivos de bolsa, las patatas y ganchitos, los chuches, junto a los refrescos gaseosos y los helados baratos.
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Por cuanto digo anteriormente, hemos de plantearnos qué ha sucedido en este comienzo de siglo, para que la aculturación haya llegado hasta el punto de que prácticamente nadie le interese el mundo del pasado. Tanto que gran parte de los jóvenes suelen aborrecer toda manifestación creativa con más de cien años; sin desear escuchar su música, leer sus libros o admirar su pintura. Un hecho que va acompañado de prejuicios, entre los cuales es ya un dogma juzgar a las gentes de antaño como idiotas, injustos o faltos de inteligencia. Simplemente analizando la Historia desde un punto de vista actual; un sistema a través del que cualquier personaje nacido hace tiempo, resultará un ser vil, idiota o sinsustancia. Todo lo que se consigue interpretando el pasado con los ojos de hoy, algo que actualmente se ha impuesto como norma de enseñanza. Tan solo para dar a entender a todos que nunca hubo una época tan próspera y magnífica como la de nuestros días. Un hecho que desde el punto de vista económico y social nadie niega, pero no desde el prisma cultural. Pues siendo el siglo XXI la era de los mayores avances sociales y tecnológicos, también nuestra época resulta un tiempo en que se ha producido uno de los mayores atrasos creativos (nos referimos al arte y a la carencia de figuras o movimientos intelectuales).
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Para entender por qué se ha producido esta regresión en la que "un concierto" es un grupo mal llamado de Rock, aporreando instrumentos; quizás tendremos que analizar los medios de educar y no tanto de enseñar a los jóvenes. Habiendo de atender y analizar lo que explican a los chicos sus padres y algunos profesores (fuera de clase y como norma común). Conversaciones donde lo más frecuente es oír que la Edad Media tan solo fue una época en la que los nobles masacraban al pueblo; o que la Edad Moderna es el tiempo en que nacieron los ejércitos y los Estados (para machacarse unos a otros y todos al servicio de un rey). Sin más explicaciones, y sin que nadie indique a los jóvenes qué misterios o motivos existieron para levantar las catedrales góticas; o qué fue la Escuela de Traductores de Toledo. Pues cuando hablan del Medioevo, apenas oiremos una referencia de admiración hacia los monjes de scriptorium, que copiaban y guardaron las obras clásicas durante cientos de años en los conventos (conservadas gracias a ellos). Ni unas palabras de cariño, enseñando quién era San Isidoro de Sevilla; que a comienzos del siglo VII escribió uno de los más valiosos tratados de la Historia. Menos aún escucharemos el argumento de que Europa (tal como se formó y la conocemos) es en gran parte obra del Medievo; originada por quienes formaron el Imperio Carlovingio, del que nació el Sacro Romano y el hispano.
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Pues al parecer todo ello es absurdo estudiarlo, ya que la Edad Media fue tan solo una época cargada de injusticias; donde el clero y la nobleza machacaba al pueblo -algo que es una evidencia, tal como se hizo en todas las etapas de la Historia; donde los más fuertes han subyugado a los débiles-. Siendo este es el concepto que más se inculca a los jóvenes; repitiendo día tras día lo malvados que eran siglos atrás. Escuchando ese dogma los chavales, que gradualmente van aborreciendo su propia civilización. Promoviéndose así una juventud que desprecia el pasado y que terminará sintiendo auténtica animadversión por todo lo que sea Historia; principalmente hacia el Humanismo o la cultura propia (que se tilda de un aburrimiento inútil y absurdo, nacido de estamentos que aplastaban al Pueblo).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Mi abuelo Luis Gómez-Morán hacia 1940, junto a los cinco hijos nacidos en su primer matrimonio (tenidos con Ma.José Cima, fallecida en 1927). De izquierda a derecha: Sentado y en primer término, el mayor -Luis- con unos dieciocho años; detrás mi padre -Mario- con unos diecisiete; a la derecha, el cuarto de los hermanos -Jose Ma.- que no habría cumplido los catorce. En el lado opuesto vemos a mi abuelo, también sentado y con el tercero de los hijos detrás -Arturo, con unos dieciséis años-. Finalmente, a su lado y en el centro, el menor de los cinco -Juan- que tendría unos trece años por entonces. El mayor (Luis) se hizo Médico y mi padre (el segundo) arquitecto; el resto fueron ingenieros, pero todos ellos estuvieron estudiando, hasta sus últimos días. Siempre leyendo y siempre discutiendo. Les gustaba el análisis de temas tan complejos como la teología (carrera que terminó Arturo casi con sesenta años), el arte o los idiomas. Lenguas muertas, vivas, olvidadas, o lo que fuera; de las que muchas dominaba Juan (hasta el punto de que en Portugal todos creían que había nacido en ese país vecino). Precisamente fue mi tío “Juanín” quien me enseñó la clasificación de los gatos en idioma luso, explicándome que se dividían en: “Gatiños” (gatinhos, pequeños), “Gatos” (en su tamaño normal), “Gatones” (si eran grandes) y “Gaturrones” (¡¡de ser enormes!!).
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BAJO ESTAS LÍNEAS: La casa de mi abuelo, de recién casado (con Ma.José Cima) y donde nació mi padre; en la calle Santa Susana número 4, de Oviedo. Casualmente es el mismo edificio donde vio la luz el escultor Sebastián Miranda (unos tres decenios antes que mi progenitor); una coincidencia que años más tarde le llevó tener una gran amistad con mis padres -ya en Madrid y al final de la vida del artista-. No sé si el edificio sería enteramente de la familia, pues allí continuó viviendo el mayor de todos los primos (Felix Gómez Marcos) cuya placa como médico aún luce la puerta. Abajo se encuentra la famosa pastelería Camilo de Blas, donde mi mujer compra sus conocidos "carbayones” y siempre le dicen: -"Niñiña come de eso... Que ye un dulce de princesa y de Asturias"- (refiriéndose a la antes princesa de Asturias, nacida en Oviedo; que al parecer tenía debilidad por estos dulces).
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4º-) DEL PASADO TERRIBLE:
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Como antes de las imágenes referíamos, el modo en que enseñan actualmente la Historia, es intentado demostrar que todo tiempo pasado fue peor -un hecho evidente, aunque ello no da motivo para narrarla como si antaño todo hubiera sido una absoluta crueldad malintencionada-. Pero además en ese relato que pretende mostrar lo terrible de la Humanidad antes de nosotros; comúnmente olvidan incluir los muertos y las terribles calamidades del siglo XX, causadas por las diferentes revoluciones y las dos Guerras Mundiales. Unos doscientos millones de personas fallecidas directamente en conflictos bélicos durante los últimos tiempos; que no sucedieron precisamente en el pasado lejano y que nunca se destacan como primer hecho terrible de la Historia. Ello, aunque apenas hace cincuenta años, el Mundo vivió y vio unas aberraciones que no había conocido desde milenios atrás. Pese a todo, el relato de esas circunstancias queda envuelto en un velo, capaz de explicar lo sucedido, como consecuencia del progreso y las diferentes crisis sociales. De un mismo modo sucede con la Revolución Francesa, de la que solo explican cómo se comienza a generar una Sociedad basada en el Estado de Derecho. Sin dar gran importancia a los años de El Terror, o las bajas que causó aquella revuelta que terminó en una guerra civil. Pero sobre todo se omite el hecho de que esa Revolución terminó engendrando un nuevo rey, aún más autoritario que muchos de los anteriores (tanto que intentaría crear un imperio y gobernar toda Europa, poniendo a sus hermanos como monarcas en cada país que invadía).
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Todo ello se debe a que la pauta general para explicar y enseñar la Historia es esta de comparar nuestro momento y nuestro sistema, con los de antaño. Realizando un análisis muy “burdo” y solo desde un punto de vista actual; algo que implica considerar que cualquier tiempo anterior estuvo cargado de injusticias y de males terribles (todo lo que es evidente, aunque quizás no se debió tan solo a la maldad de quienes gobernaban, sino a las circunstancias que vivieron). Ello con el fin de promulgar que nuestros días son los mejores de la Historia; algo que también es evidente (socialmente hablando) y que nada tiene que ver con el estudio del pasado o de las culturas antecesoras. Momentos en los que no hubo tanta justicia social, pero de los que hay que admirar y estudiar su arte, sus filósofos o sus intelectuales y creadores (muy superiores a los de hoy). Pues es muy posible que Cervantes tuviera un carácter “complejo”, gustándole el juego o la guerra; tal como Francisco de Quevedo pudo ser una mala persona, cargada de corruptelas. Pero ello no quita para que sus obras sean cumbres de la literatura española (tal como sucede con el teatro de Valle Inclán, quien tampoco era una “hermanita de la caridad”...).
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Explicando así la Historia, no es extraño que los chicos aborrezcan el pasado; que les resulte todo lo de antaño horrible y que consideren muy poco interesante su propia Cultura. Por cuanto hay que reflexionar acerca de la educación que se les está dando y no tanto sobre la enseñanza; puesto que el sentimiento hacia lo que se aprende es lo que inculca el padre o los más cercanos (no tanto el profesor). Siendo mucho más importante la ilusión y el método con el que se enseña, que aquello que se explica. Este hecho, lo experimenté desde niño, cuando tras pasar un par de veranos en Alemania (en Giëngen) decidió mi familia colocarme una profesora de este idioma -para que lo aprendiera como era debido-. La elegida era una pobre mujer de unos setenta y dos años de edad (sesenta y cinco más que yo), que se hacía llamar "Tante Hella". La tal "tía Helena" germana, debía de haber sido educada por los caballeros teutones que dieron de mamar al propio Bismarck; porque fumaba en pipa y soltaba unos sopapos que te dejaba las orejas dando palmas por bulerías.
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Venía cuatro veces por semana y lo primero que hizo fue obligarme a cambiar de letra, para escribir en alemán con gótica cursiva. Aquello, que era labor de pendolista virguero y “virguista”, se complicaba porque a cada falta de ortografía te soltaban un meneo. Así y siendo mi gran fallo olvidarme de cómo se escriben las cosas -hasta en español-; recibía más palos que el Cipotegato cuando los de Tarazona salen más que borrachos. Por cuanto a los diez minutos de comenzar cada clase, tenía las orejas más rojas que el banderín de un comunista, y al cuarto de hora estaba ya pidiendo a Tante Hella que no me diera tanto, que me iba a dejar más tonto de lo que era. Al menos, con eso a la pobre vieja le daba la risa y paraba de soltar leña; encendía su pipa, se quedaba mirando y exclamaba: -"¡Españoles...! ¡Ohh... Qué humor más bueno...!. Mira que decirme: ´Tante, no me des tanto que me vas a dejar tonto`. En mi país nunca he visto eso... Ha, ha, ha"-. Así la aburrida anciana echaba a reir y a toser, pipa en mano; mientras yo me abalanzaba hacia la ventana, para abrir y que el "humo-rrrr" de aquella viejecita no me asfixiara. Aunque poco duraba la felicidad, porque antes de la tercera calada, comenzaba de nuevo el dictado.... Y las tortas. Pero resultó que un día nos cambiamos de casa y nos fuimos a vivir a las afueras; allí donde Tante Hella no podía llegar. Siendo ese el momento en el que yo decidí que el alemán sería el último idioma que escribiría en toda mi vida (antes... El japonés...Y así fue).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Una imagen que encontré en las páginas anteriormente citadas de Tomas Bustamante (cuya fuente hemos podido localizar). Se trata de la Avenida del Cantábrico de Torrelavega, en los años treinta (con la estación de tren al fondo) y creo que con la casa de mi abuelo a la derecha (bajo unas letras que hemos añadido). Tal como decía el texto de Bustamante: "Durante el enfrentamiento entre españoles, la casa que habían construido María Etchart Casuso y Luis Gómez-Morán, en la Avenida del Cantábrico de Torrelavega -un magnifico chalet-; es usurpada a sus dueños y usada como cárcel; acto que contraría a sus propietarios que deciden no volver a entrar más". En aquella casa, que al parecer era muy moderna y de inspiración alemana, mi padre sintió la vocación de ser arquitecto (cuando apenas tenía doce años). Agradecemos al Diario Montañés nos permita divulgar la imagen que abiertamente ofrece en: http://fotos.eldiariomontanes.es/201303/av.del-cantabrico-y-estac.-de-feve-x-.jpg 
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BAJO ESTAS LÍNEAS: La casa de mis padres, en Madrid. Proyectada por mi progenitor hacia 1967, estaba inspirada o motivada por el recuerdo de aquella otra de Torrelavega; donde despertó su interés por la arquitectura. Para mí fue una suerte ir a vivir a este chalet; ya que entre otras cosas estaba en las cercanías de Televisión Española (donde se veía el segundo canal) y muy lejos del radio de acción de Tante Hella. La profesora de alemán -antes mencionada- que con 73 años soltaba más bofetadas que Legrá escocido.
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5º-) DEL PASADO MAL EXPLICADO:
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Decíamos antes, como hubo un día en el que decidí no volver a escribir ni hablar alemán; ello ocurrió cuando tenía ocho años y hasta los dieciocho no tuve que utilizar aquella lengua (que un decenio después prácticamente había olvidado). El motivo por el cual no quise hablarlo más (o aprenderlo), no estuvo tanto en la tal Tante Hella -que soltaba unos mandobles como los del Cid en Valencia-; sino que era yo el hermano menor y todos los de mi casa lo hablaban bien. Por ello comentaban que yo tenía gramática de indio, junto acento de Chamberí. Así que un día, ya harto de cachondeos y de bofetones, cerré el capítulo teutón; al menos hasta que tras aprobar la Selectividad me mandaron a Heidelberg. Universidad en la que durante el verano había de todo, menos alemanes. Siendo así, y como las más monas por entonces eran las italianas, fue la lengua de Dante la que allí practiqué (y por la que me interesé). Aprendiendo en apenas unos días a comunicarme de un modo en que durante años no había logrado hacerlo con el habla de Schiller. Por todo cuanto narro y digo, queda mostrado y demostrado que la motivación es quizás el tesoro más importante para aprender y la ilusión el único medio de enseñar -sin que de veras se olvide lo explicado-.
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Pero regresemos al tema que tratábamos, en el cual el episodio de Tante Hella tenía mucho que ver. Pues quizás si hubiera tenido una profesora de alemán, jóven y simpática (una bella teutona); me hubiera interesado por "su lengua" y porque me “enseñase algo"... . Aunque como a los siete años me pusieron a dar clase todas las tardes con una anciana, siete lustros mayor que yo... . El interés por lo germano fue nulo (por no decir, tendiendo a menos épsilon). Lo que demuestra cómo el modo de explicar las cosas y de enseñarlas, es más importante que cuanto se explica o se aprende. Porque el verdadero mérito del maestro reside en lograr despertar el interés del alumno. Consiguiendo así que aquel chico sueñe con lo que le cuentan, le guste lo que le narran y que de ese modo nunca olvide lo escuchado (al margen de cuanto haya aprendido). No importando que memorice datos, hechos o nombres; siendo lo verdaderamente valioso que quienes reciben la lección, sientan verdadera curiosidad. Algo que les llevará a aprender más acerca de lo que oyeron; siendo ese el instante en el que uno mismo y por sí solo, abre un libro. Momento en que el individuo comienza a leer y a tener gran interés sobre un tema o una idea, definiendo lo que va a ser el intelecto y su mundo interior durante toda la vida. 
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Dicho esto, se comprenderá por qué un chico nunca tendrá interés por el pasado, si se le inculca la idea de que en La Edad Media eran unos bárbaros; o que durante la Era Moderna solo gobernaban tiranos, que oprimían a los pueblos. Dándole una visión sesgada y absurda de la Historia, tan solo referenciada desde un prisma actual; todo lo que promueve que aquellos que la escuchan, queden aculturados. Pues se les obliga a ver el ayer con ojos de hoy. Y aún siendo verdad que los problemas de justicia social pertenecen a la teoría política del presente; antaño también existían otros planteamientos de ética y moral, que juzgaban mal a quienes oprimían o no ayudaban a los necesitados. Así, continuando con el problema que genera la explicación del pasado como una época nefasta; fácilmente entenderemos lo que sucede hoy entre los jóvenes si usamos como ejemplo la educación que recibieran dos hermanos: Comenzando por uno, al que le explicasen que la empresa que hay en su ciudad desde hace siglos, es una gran labor que debe seguir, pues da lustre y honra a su familia. Frente a otro hermano, al que enseñasen cómo aquella empresa ha sido usada por sus conciudadanos para hacer daño y engañar; siendo además ese trabajo una profesión deshonrosa y aburrida.
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Quedará claro con el ejemplo anterior, que aquellos a quienes se les dice que su cultura y su Historia es muy importante, la estudiarán. Mientras los otros, a los que se explica que el pasado de su civilización es un cúmulo de errores y faltas, no tendrán interés alguno por ella. Siendo así, se entiende por qué antaño las personas eran mucho más cultas; simplemente por su grado de interés en los asuntos que concernían al pasado y a su tierra. Pues por mucho que obliguen estudiar a nuestros jóvenes, no lograrán solo con horas y con “codos” que se formen como personas cultas. Sino será la motivación que les den y la ilusión que les hagan sentir, aquello que les condicionará para pensar, investigar y leer a solas. Terminando por formarse de manera autodidacta, a través de un gran mundo interior que comenzó en una simple lección y culminará con lo que uno “siente y piensa”, después de miles de horas de estudio. Aunque, tristemente el caso en nuestros días es muy diferente, ya que tan solo se concibe lo útil; siendo entendido el estudio como un método eficiente de lograr un medio de vida. Existiendo quienes jamás abrirán un libro tras aprobar la última asignatura que cursaron (en su carrera o en donde fuera). Algo que antaño no sucedía, porque el estudio o la lectura eran necesarios para evadirse y divertirse. Mientras actualmente basta con ir al cine o ver la televisión para tener ya cubierta esa necesidad de soñar (que antes solo se lograba a través de la imaginación). 
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes del cementerio de San Salvador en Oviedo (al que agradecemos nos permita divulgar las fotografías). Arriba, la tumba de Leopoldo García Alas (Clarín) y en la foto inferior, mi mujer junto al mismo sepulcro. Alas Clarín fue el pilar de culto sobre el que sustentaba filosóficamente mi familia paterna -como a continuación narramos- El padre de mi abuelo (José Gómez Morán) era un médico sobrino nieto del doctor De Diego Madrazo (introductor del Regeneracionismo en en Norte de España). Familia dedicada a la medicina, el bisabuelo José era hijo a su vez de Santiago Gómez de Diego Madrazo Escalera; aunque al establecerse en Asturias, su prole regresó a la profesión que habían tenido los antecesores en Cantabria (la de notarios, interesándose por la filosofía del Derecho). Estudiaron los muchos vástagos de José Gómez Morán con Leopoldo Alas (Clarín), quien les inculcaría sus ideas regeneracionistas. Tras terminar las carreras, algunos continuaron en la cátedra de filosofía, que tras 1901 pasó Leopoldo Alas (hijo); quien tristemente fue fusilado durante la Guerra Civil, a la entrada del ejército nacional. Más tarde, Ulpiano -el mayor de los hermanos de mi abuelo-, tuvo que sucederle en su cargo de docente. 
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Nuestra tía Marisa “descansa” muy cerca de Leopoldo G.Alas (Clarín), justo del otro lado. Cuando fuimos a "verla" dimos una pequeña vuelta por el cementerio ovetense de San Salvador, buscando entre otras, las tumbas de parientes. Curiosamente, al poco de ver dónde estaba enterrada ella, andando apenas unos metros, encontré el panteón de los Caicoya y Herrero (la familia de aquel primo nuestro que revivió a Marisa en plena calle, sin darse cuenta en esos momentos de que era su tía). Otros sepulcros de parientes estuvimos visitando, en un día lluvioso, aunque no triste: Pues pudimos acompañar un poco a aquellos que se quedan tan solos. En imágenes: Arriba el panteón de los Caicoya y Herrero; abajo una de las muchas tumbas de gran belleza que hay en San Salvador y que convendría restaurar.
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6º-) DEL PASADO ARTISTA:
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Decíamos al terminar el epígrafe anterior, que hoy puede uno divertirse a través de múltiples medios (fundamentalmente audiovisuales), pero antaño tan solo la imaginación y la lectura contaban para entretenerse. Ello obligaba a toda persona que le sobrase el dinero, a invertir en una buena biblioteca; libros que le servían como herramienta de trabajo y a la vez, de pasatiempos más preciado. Por su parte, quienes no disponían de medios para hacerse con libros o siquiera para poder leer, eran felices utilizando el ingenio. Usando la imaginación de un modo tan prodigioso, que la mayoría del saber popular y del folklore nació de aquella necesidad de divertirse sin tener apenas nada. De esta situación de las gentes, tan paupérrima económicamente hablando; nacieron joyas de una riqueza espiritual y cultural inimaginables. Artes como el Flamenco, las danzas e instrumentos populares, la orfebrería y los trajes regionales; junto a disciplinas prácticamente ya desaparecidas (como el "repentismo" o la "improvisación poética").
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El párrafo anterior demuestra que la Humanidad cuando tiene problemas que afrontar y carece de medios; madura y crea de un modo maravilloso. Muy por el contrario, cuando el ser humano vive con grandes facilidades, se atonta; generando unos gustos decadentes y una Sociedad pueril, hasta quedar medio idiota. Este axioma se demuestra en los países cálidos, que fueron incapaces emerger o salir adelante; frente a los de peor clima, donde imperó el progreso debido a que las personas habían de organizarse y ayudarse (debido al frío o a las inclemencias). Aunque también es verdad que los problemas han de ser salvables, pues hasta la difusión del carbón y del hierro -que posibilitó buenas estufas-, las zonas del Norte y Centro Europa no pudieron florecer (habida cuenta, eran inhabitables debido a las bajas temperaturas). Cuanto hemos expresado en este párrafo, explica por qué las personas de generaciones anteriores tenían un "humanismo" distinto y su cultura era más profunda. Ya que la habían forjado con gran esfuerzo y tanto los del pueblo como las élites, guardaban una enorme calidad intelectual (basada en el recuerdo de lo heredado y de cuanto habían tenido que pensar a solas, sin apenas medios).
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Siendo así, no es de extrañar lo polifacéticos que antaño fueron -unos y otros-. Pues el médico a su vez solía escribir, hacer negocios y ser músico (lo que sucedía en el caso de los Baroja). Tanto como el agricultor, que en invierno era albañil; en septiembre sabía hacer vino, en noviembre la matanza y durante las fiestas: Cantaba, bailaba, tocaba un instrumento y hasta toreaba. Y no pensemos que el canto, el baile o la música de esas gentes del campo eran "poca cosa"; pues constituyen uno de los mayores legados históricos (al igual que lo escrito, pintado o compuesto por los profesionales de siglos pasados, que siendo abogados o ingenieros, se dedicaban a la cultura). Para comprobar el valor de lo que creó el Pueblo antaño, bastará analizar unas Soleares y unas Tarantas, intentar bailar una Muñéira y una Jota; o bien cantar como lo hacían tiempo atrás los pastores y los campesinos. Observando pronto la enorme calidad rítmica, melódica y armónica de cuanto creaban esas personas; que sin estudiar más que su propia herencia cultural, han generado artes que hoy son Patrimonio de la Humanidad.
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Lo mismo sucedía en el pasado entre las clases más cultivadas, quienes también nos dejaron una literatura, una música o una pintura, inimaginables. Todo lo que a mi juicio se debió a la carencia de facilidades para crear. Pues aquel mundo genial y del gran arte, fue desvaneciéndose con la aparición de métodos artificiales y tecnológicos (principalmente tras el nacimiento de la electrónica y su inmersión en la música). Para comprobar la veracidad de lo que afirmo, bastará reflexionar sobre lo que ha sucedido en el Pop y en la música denominada "moderna" (que en definitiva es la popular de nuestro tiempo). Un arte que en los años cincuenta floreció con grupos y solistas maravillosos; para pasar a tener un "siglo de oro" en los sesenta (cuando los cantantes apenas contaban con el micro, los altavoces -y si acaso, de algún instrumento eléctrico-). Pese a ello, en los años setenta comenzó “su bajón” debido al internamiento de la electrónica, con el órgano y el abuso de guitarras "artificiales"; entrando así en una crisis, que durante los ochenta se agravó (motivada por los sintetizadores y el uso de métodos electrónicos, utilizados hasta para componer). De tal modo, la denominada “música moderna” fue pereciendo poco a poco desde los años noventa y tras la aparición del mundo digital. Al nacer procedimientos que facilitan de tal manera el medio para “crear”, que desde hace un decenio basta tocar una tecla o manejar un equalizador, para hacer lo que parece música y es solo sonido tratado (del mismo modo que la fotografía no es la pintura).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Sepulcro de “José Gómez Morán y familia”, por Víctor Hevia Granda; considerada la obra maestra de este escultor (tal como menciona la Enciclopedia Espasa Calpe, hacia 1916). Mi bisabuelo José, fue médico como su padre; su progenitor vino desde Santander para casarse en Gijón hacia 1850. Era oriundo del Pas, tal como dijimos antes y se llamaba Santiago Gómez de Diego Madrazo Escalera. Aunque su familia había trabajado como notarios en el Valle del Pas (desde el sigllo XVII) -ver cita (5) -, estudió la disciplina que le enseñó su tío, el doctor De Diego Madrazo. Parece que tuvieron unos familiares de gran éxito profesional, llamados Santiago de Diego Madrazo y Enrique de Diego Madrazo -ver cita anterior-. Aunque por lo que cuentan, no fue muy bien recibido en Asturias; donde a la familia de su mujer (los Morán de Labandera) “les parecía poco aquel chico llegado de les montañes".
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Así pensamos que su hijo José (del que vemos la tumba) decide establecerse en Oviedo, como médico y "rebotado" de Gijón. Donde su familia materna no le vería con muy buenos ojos, ya que los De Diego Madrazo, a más de no ser tan nobles como los Morán, eran bastante de izquierdas. Además gustándole a José los negocios más que los pacientes, fundó un gran almacén de lo que se denominaba “coloniales” y compró un café, llamado "España" (que cumplía las funciones de un casino ovetense). Esta cafetería o centro de reuniones, al parecer era frecuentada por Leopoldo G.Alas donde ambos entablaron gran amistad. En la familia se conservaba el recuerdo de que muchas de las historias (o referencias) que aparecen en La Regenta, fueron "chismes" oídos por D.Leopoldo en aquel local. Por su parte, el almacén de coloniales llamado Gómez-Morán fue incendiado en el año 1934, durante la revolución de Oviedo. Todo lo que hizo que la ideología familiar virase, desde la izquierda, hasta la derecha; pues una cosa era ser progresista y otra que a uno le quemasen los negocios... . Además contaban que el mayor de los hijos de José (Ulpiano), pleiteó contra el seguro por no cubrir el incendio del 34 y lo ganó con costas (algo que nadie acertaba entender). Desde entonces Ulpiano se hizo famoso en Oviedo como uno de los mejores abogados, al ser incomprensible que una aseguradora pagara las costas y un incendio llevado a cabo durante una Revolución.
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7º-) DEL PASADO HUMANISTA:
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Terminaremos el artículo de hoy, regresando a mi familia y al sentido del Humanismo que en ella nos enseñaban. Un sentimiento que en gran parte procedía de una obligación de interesarse por todo. Diciendo mi padre siempre que aquel que más se divertía, era el que más estudiaba; poniendo como ejemplo de ello a Xavier Zubiri. Aunque pronto me di cuenta de que yo era de otra especie o generación; principalmente cuando intenté leer "Sobre la esencia" de Zubiri y desde el momento en que el autor planteaba las diferencias entre "sustancia" de "esencia". Así fue como en los primeros capítulos, cerré ese libro y le aconsejé a mi progenitor: -"No le des de comer estas hojas a una cabra, que se te muere de indigestión"-.
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Ello ocurrió hace unos cuarenta años, cuando tendría yo aproximadamente quince. Al poco tiempo fui a cenar a casa de Betsy Westendorp y allí estaba un famoso periodista, escritor y crítico de arte, llamado Marino Gómez-Santos. Al oír mi nombre me preguntó si era yo de origen asturiano, dado que él había nacido en Oviedo, donde conoció a personas con mi apellido. Al confirmarle que sus amigos eran parientes míos, rápidamente me contó parte de una historia que yo hasta entonces no conocía. Interesado por si era nieto del famoso Ulpiano, le expliqué que el "tio Ulpiano" era el hermano mayor de mi abuelo y murió mucho antes de nacer yo. En ese momento me dijo el afamado periodista que atendiera a lo que me iba a contar: Así comenzó Marino Gómez-Santos a desplegar una prodigiosa memoria (como la que tenía), recordando mil cosas sobre mi familia. Entre ellas, que Ulpiano había sido su profesor de Filosofía -Derecho Natural- y que llevaba esa cátedra por ser el discípulo predilecto de Leopoldo Alas (Clarín). No paraba de hablar sobre Ulpiano y sus hermanos, tanto que no pude recordar las miles de anécdotas que me contó, entre la que se encontraba que les llamaban "los fenómenos". Según Marino, porque el primero era ese discípulo de los Alas; pero el segundo (Emilio) había llegado a presidente de la Audiencia y al Supremo, al igual que Mario fue notario de Bilbao a los veinticuatro años, mientras mi abuelo lo había sido a los veintidós.
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Sea como fuere, lo que más me impresionó siempre es que todos se dedicaran a escribir, a pintar o a tocar un instrumento (además de a sus profesiones). Siendo famosas las obras de teatro del tío Mario (en las que colaboró mi abuelo) y hasta sus poemas -algunos dedicados a los toros-. Prestando un enorme interés por la música y la pintura; un arte al que más se dedicaron los hijos de César -otro de los hermanos-. Todo ello muestra que antaño la gente no perdía el tiempo con distracciones pueriles y les divertía más redactar un drama o un poema, que ir a la playa o bailar el chundachunda -la tontuna que hoy hacen hasta los más mayores-. Evidentemente podemos pensar que por entonces la gente tenía más tiempo o que el trabajo no exigía tantas horas; y es que para engañarnos, buscaremos cualquier disculpa. Ya que la verdad es la contraria; porque esta generación de la que hablamos tuvo una esperanza de vida que no superaba los sesenta años y apenas existía la jubilación. Pese a ello eran poetas, escritores, tratadistas, músicos y literatos; a la vez que abogados, médicos y -sobre todo- humanistas. Valores y aficiones que fueron inculcando a sus hijos (debido a que no pudieron casi conocer a los nietos), logrando unas generaciones de profesionales con gran valía. Donde las personas no solo debían ser buenos en su trabajo, sino además tenían que interesarse por la cultura, las artes, la Historia y a filosofía.
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Siendo así, hemos de plantearnos qué sería de Occidente si los jubilados y los abuelos de hoy en día, fueran como los viejecitos de entonces: Que en vez de dedicar su tiempo a bailar o a pasear por las orillas, se planteasen crear y estudiar. Hacer música, escribir o leer; tal como nuestra tía Marisa hacía, siguiendo lo que en su familia había aprendido. Donde le enseñaron que quienes llegan a ser más felices son los que más conocimientos tienen. Pues quizás si los ancianos enseñaran a sus nietos a escuchar a Beethoven o a Bach, a leer a los clásicos o a comprender nuestro pasado; no habría ni tanta droga, ni tantos problemas entre las generaciones venideras. Y es que el Humanismo no es solo el arte de comprender la Civilización, sino el mejor antídoto contra la drogadicción y contra el hastío (que es el gran mal de aquellos a los que todo les sobra y nada bueno quieren, ni desean).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: De nuevo dos imágenes del sepulcro de José GómezMorán y familia, en este caso visto desde el lado opuesto. Esta tumba (donde se encuentran mis abuelos paternos: Luis Gómez-Moran y mi abuela Pepita Cima) finalmente quedó en manos de los descendientes del mayor de los hijos -el famoso Ulpiano-. Cuyo primogénito volvió a la carrera del abuelo y fue un famoso médico, que ejerció su profesión en la casa donde nació mi padre (en la calle ovetense de Santa Susana, recogida antes en imagen). Era el tío Félix, el "jefe o el mayor del clan" y al que no pude conocer; aunque de él recuerdo cómo amablemente me envió un regalo y una carta muy cariñosa, cuando me casé (hace ya veinticinco años). Decían que fue conocido como buena persona y por apuesto; de lo segundo nada puedo decir, pues no vi siquiera foto alguna. Pero acerca de su bondad mucha gente me habló, ya que tenía un horario de consulta para quienes no podían pagar y les recibía de forma altruista (al igual que atendía como médico a las personas más pobres).
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En la imagen inferior podemos apreciar un hecho que me han comunicado algunos conservadores de museos, bastante preocupados. Se trata del "mal de piedra" que comienza a sufrir la Piedad de Víctor Hevia, de este panteón. Ante ello, los amigos que son curadores me plantearon tres soluciones para evitar el deterioro: La primera sería tartar directamente la piedra, aunque nos sabían el resultado que tendría. La segunda, es ponerle un fanal de cristal grueso y así -aunque pierda en estética- no se perderá en unos años la estatua. La tercera consiste en que se donase la pieza a un museo, a cambio de que este regalase y colocara en su lugar -sobre la tumba.- una réplica en vaciado de bronce (exacta y sacada en molde, desde el original). Sea como fuere, habría que hacer un esfuerzo entre todos los de la familia (que somos muchos) para recuperar y evitar que la obra se deteriore.
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7º-) DEL HUMANISMO PERDIDO:
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Decía mi padre que el problema de las carreras técnicas era que "deformaban", haciendo analizar la vida siempre unida a la tecnología. De ello, él y sus hermanos no paraban de estudiar Historia, idiomas, filosofía, arte o lo que fuera; pues argumentaba que tanto la arquitectura como la ingeniería, supeditaban el espíritu. Tardé mucho en entender qué significaban aquellas palabras, aunque lo comprendí un día, discutiendo con un amigo y famoso matemático. Aquello sucedió hace unos treinta años, cuando yo comenzaba a estudiar arqueo-matemáticas, lo que consiste en interpretar las “exactas” en el pasado más remoto (concretamente en mi caso, eran las de Egipto y Mesopotamia) (6) . Así, hablando con aquél investigador, asombrado vi como afirmaba que Pitágoras tenía la formación de un niño de doce años en nuestros días; debido a que a esa edad la gente de hoy ya comprendía y manejaba su Teorema, a la perfección. No supe qué contestar y él replicó: -"Es que en Grecia nadie sabía lo que era la ciencia ni el progreso, tal como hoy lo concebimos"-. Incapaz de entenderle, solo pude decir: -"Eso que afirmas me parece como si alguien dijera que Bach carecía de formación musical y no sabía lo qué componía, porque desconocía las leyes de armonía modernas"-. El asunto terminó en discusión... .
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Mucho después logré convencerle de que estaba equivocado en su visión del pasado. Un día en que aquel famoso científico afirmaba que ni los egipcios ni los mesopotamios, podían conocer el número "pi"; habida cuenta que no tenían base matemática para calcularlo. Ante lo que le expliqué que para hallar un "Pi" bastante aproximado (cercano a 3,1416) tan solo hacía falta un palo y una cuerda. Pinchando la vara en las arenas del desierto y trazando luego con la maroma una circunferencia perfecta (alrededor de aquel punto). Tras ello, bastaría dividir lo que medía el perímetro del círculo por el diámetro y obtendríamos p , bastante aproximado. Después de ver aquel matemático cómo yo calculaba "pi" de la misma forma, sobre una mesa camilla y valiéndome solo de un metro de costurera; me preguntó: -"¿Eso se te ha ocurrido a ti"-. Le respondí afirmativamente y contestó en tono adusto: -"Para que veas lo útil que es no saber matemáticas; porque si las hubieras aprendido de verdad, ni se te pasaba por la mente esta chapuza"...-.
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Cuanto antes he narrado es tan solo para mostrar el paradigma que supone solucionar los enigmas con un método lógico y establecido. De ello, hemos de pensar que uno de los grandes problemas del siglo XX fue la tecnificación y la tecnocracia. Lo que nos ha llevado a la "tecnolocracia", hasta el punto de que el hombre ya vive casi controlado por la tecnología. El hecho lo conocían las generaciones nacidas hace cien años (en el primer cuarto del siglo XX,) quienes habían iniciado esa Sociedad tecnócrata y por ello no dejaban de formarse en otras materias. Pero hoy se ha olvidado y ya vivimos en un Mundo donde las profesiones técnicas supeditaron a las humanísticas -hasta el punto que las Facultades de Filología, Historia o Lenguas Muertas, van cerrando progresivamente sus puertas-. Por su parte, todo lo que tenga que ver con la Economía y las leyes despierta un interés casi absurdo, pues vemos claramente como quienes las estudian nunca aprenden a hacer dinero, ni menos negocios (lo que de verdad desean aprender de ellas...).
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De tal manera y ante la situación de crisis que vivimos, habremos de plantearnos si el "utilismo" (estudiar y dedicarse a o que es útil) puede sustituir al Humanismo. Pues de ser así, la Sociedad va abocada al fracaso más estrepitoso; ya que aquel que solo ve en la vida lo que es práctico o útil, terminará en la mayor pobreza espiritual. Logrando llegar quizás a ser rico, habrá caído en la peor de las miserias; que es la de juzgar a las cosas y a las personas por lo que cuestan y no por lo que realmente valen. Consecuentemente, el gran fracaso de Occidente ha sido no educar a sus jóvenes de hoy en la admiración hacia las artes, las letras o la filosofía (como se hizo hasta hace pocas décadas); sino poner los modelos a seguir en lo útil y lo práctico. Formar a las nuevas generaciones sin bases espirituales, con lo que estos chicos así preparados principalmente buscarán éxito y dinero. Por haberles enseñando como dogma irrefutable, que lo mejor es hacerse famoso, lograr que todos te conozcan, triunfar socialmente y sobre todo: "Montárselo". Dándoles unos principios carentes de base humana ni humanística y que conducen hacia las sombras (o al olvido) a los verdaderos profesionales -valiosos-; junto a los escritores de calidad, los poetas, los pintores cultos y los músicos auténticos. Todo un síntoma de "in-humanismo" social grave y que esperemos no sea ya irreversible.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Catafalco para el culto de difuntos, expuesto en la Iglesia Museo de la Trinidad, en Atienza (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Este ataúd con ruedas servía para divertirse y pasear con él por las calles, sobre todo en las fechas de Todos los Santos. Sus dibujos parece que son del siglo XV (seguramente retocados y restaurados) y en ellos se representa a diáconos o hasta al Papa, junto al rey, en esqueleto. Las inscripciones con carácter cómico, recuerdan que todos vamos a morir y al parecer se llevaba por el pueblo, con personas dentro, mientras entre risas se decían frases como: -"Morirá el rey y morirá el Papa, que de morir nadie escapa"-. Se hicieron famosas estas mascaradas con cadáveres precisamente en tiempos de La Peste, cuando la Humanidad sufría el azote de una enfermedad terrible, que acabó con una gran parte de su población. Pese a ello, no faltó el sentido del humor nunca y hasta el arte participó haciendo grandes obras en las que el hombre lograba reír de su triste destino. Hoy, muy por el contrario nadie desea conocer esa verdad de la vida y ello ha llevado a una Sociedad con unos valores tan pueriles que dan vergüenza por lo ridículos que son (donde lo más importante es un gol del equipo propio, bailar en las discotecas o lucir buen tipo en las playas).
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Para terminar y ante este extraño catafalco, debido a que el artículo ha sido dedicado a los difuntos, hablando de personas desaparecidas y de temas tristes; narraré alguna historia divertida para quitarnos algo la pena. Por ejemplo, lo que me sucedió cuando fui por primera vez a un cementerio: Tenía yo siete años y no me habían llevado nunca a un Campo Santo en España. Pero al llegar a Alemania en el verano que cumplí esa edad, los Sres Schmidt (con los que estaba) me comunicaron que el siguiente fin de semana iríamos a visitar a sus padres. Yo no entendía bien lo que me decían (todo en alemán) y solo comprendía que sus papás y sus mamás estaban en el "frito"; así que había que ir allí (al "frito") para visitarles. Creyendo que era algún pueblo eso del "frito", me subí una mañana de sábado muy contento al coche; mientras aquellos simpáticos alemanes cogían herramientas de labor (rastrillos, azadones, palas y etc). Al poco mi terrible sorpresa fue ver que el "frito" era el cementerio... . Que en alemán se escribe "Friedhof" pero se pronuncia "friiitoo" -Para quien no se lo crea le dejo un enlace con un diccionario donde pulsando en "voz" lo oiremos http://diccionario.reverso.net/aleman-espanol/Friedhof -.
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Entré yo a mis siete años al cementerio de Giëngen, como si fuera aquello la mismísima casa de Drácula; pensando que la única verdad era que allí estaban todos "Friiiitooos", tal como decían los alemanes (pero "frititos" de verdad). Andaba con más miedo que un italiano toreando y la sorpresa fue observar cómo tenían plantadas sobre las tumbas de sus padres, flores y verduras, que habían de cambiar (pues no eran lápidas, sino jardincillos). Allí estuvimos toda la mañana y con alegría el Sr.Schmidt vio como algunas de las patatas plantadas habían germinado, sacándolas de tierra muy contento. Recogió varios tubérculos (ante mi asombro) y volvimos a casa. Aquella tarde solo procuré no tomar en la cena patatas, ni tomates... Ni nada que se le pareciera. Dormí a las tantas, soñando con lo peor y por la mañana la Sra. Alla Schmidt (de origen moscovita) al verme tan mala cara me hizo una sopa rusa, buenísima. Al preguntarle de qué era aquella sopa, ella me explicó que de remolacha y me llevó hasta la cocina donde estaban todos los tubérculos y verduras que el día anterior recogieron. ¡Ay madre... Qué mal cuerpo se me puso...! . Me fui directo al baño a lavarme la boca, pero al verme en el espejo, observé que la tenía enteramente roja (color de la remolacha). Fue entonces cuando casi me desmayé, pensando que era yo el mismísimo Drácula... .
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Esas y otras cosas nos enseñan lo que es nuestra cultura y lo poco que nos educan hacia la verdad de la vida. Pues no solo me ocurrió algo así con siete años; sino que ya bien mayorcito, estando en la Mili (a los veintiuno), me pasó algo similar. Sucedió en la primavera de 1982, haciendo el Servicio Militar en Sevilla; una época en la que en esta ciudad se estila ir por las tardes a tomar cabrillas con cerveza. Las susodichas "cabrillas" son unos caracoles de campo, que nacen hacia abril y una vez cocidos se sirven por los bares con jarritas de cerveza. Así que a las seis de la tarde salíamos diariamente del cuartel y siempre íbamos a un barecito, donde las ponían más baratas y además no había casi nadie. Uno de los días se juntó con nosotros una señora de Sevilla, que también quería tomar cabrillas y al ver donde íbamos nos preguntó:
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-¿Pero “vozotros zabéis” dónde “sus” metéis?-.
Le contesté que íbamos al bar donde las ponían más baratas y en el que menos gente había. Ante lo que aquella viejecita, que era de Sevilla, dijo:
-¡Si es el bar del hermano “der” marmolista!-.
Nada malo veía yo porque el dueño del bar estuviera emparentado con un lapidario, hasta que la señora sevillana replicó:
-Si dice “to er” mundo, que cogen las cabrillas en el cementerio...; por eso no va nadie y las tiene a mejor precio. Tú toca los veladores y las mesitas del bar; verás que por debajo tienen hasta letras...-.

¡Ay madre...! ¡Qué mal cuerpo se nos puso a todos, pensando de dónde saldrían los caracoles que cada tarde comíamos!. Además, todos protestaron sobre la viejecita que nos lo había comunicado...
Y es que los españoles, no estamos bien preparados; sobre todo para eso de morirnos... .
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CITAS:

(1): Un médico salva a su tía, en paro cardiaco, al encontrársela "de casualidad" en la Losa http://www.lne.es/oviedo/2016/02/25/medico-salva-tia-paro-cardiaco/1888164.html
"Fallece Marisa Gómez-Morán" LA NUEVA ESPAÑA (27-2-16)
(2): RIMA LXXIII Gustavo Adolfo Becquer.
(3): DEL PASADO EFÍMERO (Antonio Machado)
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un día,
tiene mustia la tez, el pelo cano,
ojos velados por melancolía;
bajo el bigote gris, labios de hastío,
y una triste expresión, que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantalón abotinado,
y un cordobés color de caramelo,
pulido y torneado.
Tres veces heredó; tres ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
Sólo se anima ante el azar prohibido,
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta
la hazaña de un gallardo bandolero,
o la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza de política banales
dicterios al gobierno reaccionario,
y augura que vendrán los liberales,
cual torna la cigüeña al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira,
pensando en su olivar, y al cielo mira
con ojo inquieto, si la lluvia tarda.
Lo demás, taciturno, hipocondriaco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; sólo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.
(4): UN OLMO SECO (Antonio Machado)
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
(5): SANTIAGO GÓMEZ Y DE DIEGO MADRAZO ver en internet:
Doctores De Diego Madrazo:
Doctor de Diego Madrazo:
https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Diego-Madrazo
(6): Para los interesados en leer mis artículos sobre arqueomatemática recomiendo las páginas publicadas por mí en Terrae Antiqvae:

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TAL COMO VENIMOS HACIENDO, INCLUYO MI MÚSICA PARA 
LOS SEGUIDORES QUE QUIERAN ESCUCHARLA, 
al haber superado los trescientos mil lectores nuestas páginas de: 
-TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE más de 209.000 lecturas 
-AÑORANZAS, RECUERDOS Y SEMBLANZAS más de 56.700 lecturas
-LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS más de 19.600 lecturas
-SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS (dos blogs)  más de 33.000 lecturas
-DE CNOSSOS A TARTESSOS más de 6000 lecturas. 
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De tal manera, incluimos mi música para todos los interesados.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
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Tras lo que invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
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