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GENERAL: Pulsando
el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se
contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y
semblanzas". Para acceder al índice haga "clik" sobre
esta linea:
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.
EL
ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo
las letras destacadas en rojo
o negrilla).
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos
fotografías de una estatua de Kronos,
procedente del Mitreo de Mérida,
propiedad del Museo romano de esta Ciudad -al que agradecemos nos
permita divulgar nuestras imágenes-.
La escultura,
de tamaño natural y tallada en mármol (del siglo II d.C.);
representa al joven dios desnudo,
luciendo un cardiofilax en
su pecho
con el
símbolo de la Legión
(el león). Sobre su cuerpo se cierne una
gran sierpe
que lo
envuelve, mientras a su lado y a la altura de los pies, aparece una
cabeza de carnero. Como
ya he narrado varias veces, de
niño pasaba las Navidades y Semanas Santas
en
un lugar llamado Las Infantas; situado entre Trujillo y Madroneña
(en Cáceres, a unos
ochenta kilómetros de
Mérida).
Recuerdo perfectamente cuando me llevaron por primera vez a visitar
aquella ciudad romana:
Emérita Augusta, capital de Lusitania -aunque por aquel entonces
estaba sin excavar en su mayor parte (hace de esto casi medio
siglo)-. Unos veinte años más tarde volví
repetidamente a Mérida; ya junto a mi mujer, estudiando y
fotografiando las bellezas de España
para mostrarlas en Japón. Por entonces ya habían avanzado mucho las
excavaciones emeritenses y se encontraba abierto su famoso Museo
Romano (realizado por Rafael Moneo). Allí
fue dónde hace unos treinta años, me encontré por primera vez
frente a la escultura en imagen; y cuando por entonces la observaba,
reflexionaba sobre el extraño simbolismo que contenía.
Pensando: ¿Qué podría ser aquel chico atrapado por una serpiente,
con una cabeza de carnero a sus pies?. Mucho
después, descifré su significado explicándolo en un artículo
sobre arqueología
(1)
;
comprendiendo
el sentido verdadero de este Kronos. El Tiempo, representado como un
Tifón. Una tormenta serpentina; el peor tiempo que existe y
que tristemente a todos nos envuelve, para irnos devorando poco a
poco -con su paso cíclico y silencioso; que como un reptil, atrapa y
engulle-.
1-
MI INFANCIA SON RECUERDOS:
.
Comenzaba
el poeta narrando su vida, diciendo: “Mi infancia son recuerdos
de un patio de Sevilla, donde madura claro el limonero”.
Describiendo en unos de sus más bellos versos, el sentido pleno de
la memoria del niño. Para quien el primer golpe de belleza y la
realidad inicial, señalará gustos sobre colores y
olores; incluso marcando las tierras y los campos que nos atraerán
de por vida -generando hasta patrones en el sabor-. Del mismo
modo, la arquitectura que de pequeños habitamos; esos muros
infranqueables que vivimos, serán los que nunca olvidaremos.
Guardando en la memoria aquel recinto que en la infancia vimos,
desde el suelo al cielo; lo que nos enseñara de un modo definitivo,
para apreciar las artes y el espacio vivo. Exactamente, todo ello
se produce del modo en que el poeta describe, al decir: “mi
infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”. Fotografiando con
una sola frase cuanto el niño Machado amaba, olía, escuchaba, veía,
sentía y observaba: Los muros de Sevilla, la tierra y el cielo
de Andalucía, el clima cálido del Sur atlántico, el frío suelo de
un patio, el duro verano andaluz y el cobijo en ese jardín interior,
cargado de belleza y vegetación. Donde el sonido de su fuente, el
color de las hojas y los frutos que allí se cultivaban, marcaron sus
recuerdos, de un modo ineludible. No pudiéndose desprender Machado
jamás de aquellos olores del húmedo azahar (en las noches); que
durante el día se convierten en el sabor amargo y cítrico de una
Sevilla tórrida estival, o de un puerto invernal con olor a río
(junto al Guadalquivir estancado).
.
Así
es también mi infancia, ya solo recuerdos... . Pero tan poderosos y
marcados, que a estas memorias debo recurrir de continuo para poder
entender cuanto siento y comprender lo que pienso. Y como aquel
que consulta un diccionario, mientras está traduciendo; voy yo
excavando en mi niñez por ver qué puede significar cada cosa de las
que hoy elucubro, digo o intuyo -conforme a lo que fui a comienzos de
mi vida-. Pues hemos de pensar que nuestras reacciones -en gran
parte- nacen del esa “tábula rasa” que la experiencia y la
suerte, fueron grabando (hasta imprimiendo). Concediéndonos así
el carácter definitivo que cada uno tenemos y que se forja como el
acero: Al fuego y al agua, al calor y al frío; pero sobre todo, a
golpes de vida y muerte. Por lo que ante todo, para no
convertirnos en gélido acero, ni en mugriento hierro; conviene
conocer bien qué intuíamos del Mundo y de la vida, cuando aún no
teníamos en la mente los prejuicios y los conocimientos que el
tiempo nos impuso.
.
Siendo
así, comprenderá el lector que no me es fácil volver a estas
páginas; menos después de tanto tiempo y tras haber dedicado los
últimos artículos a familiares que ya no están con nosotros. Pues
en el anterior texto tuve que parar sucesivamente de escribir;
algunas al reírme redactando bobadas, pero las más, cuanto lloraba
recordando lo que ya se había perdido. Sonrisas y lágrimas que me
llevaron a recordar el Kronos de Mérida; de aquella ciudad eterna
que por primera vez vi de niño y frente a la cual parece que solo
envejecemos los humanos. Porque Emérita Augusta, cada día
renace más de sus cimientos; mientras los vivos avanzamos devorados
por aquel cíclico reptil que señala un infinito imposible. Tal como
enseña esa escultura de culto mitráico, donde vemos al joven
envuelto por un gran ofidio, que simboliza el movimiento de la Vía
Láctea y el transcurso del Tiempo. Ceñido por una espiral que marca
los días, los meses y los años; mientras a los pies del Kronos
aparece el carnero (Aries), señalando el primer “mensis”. Todo
lo que me lleva pensar, que esa religión de Mitra quizás iniciaba a
sus fieles adoctrinándolos con una ceremonia similar a la que vemos
representada. En la que se mostraba cómo “el fuerte”, “el
joven” y hasta el invicto legionario -por muy valeroso que fuera-;
inevitablemente sería también engullido por el tiempo. Un ciclo
imparable, que a modo de reptil trepa por nuestro cuerpo, hasta
convertirlo de nuevo en partículas siderales.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos
fotografías con los primos-sobrinos (Salvador Monmeneu Santafé;
Luis Beloqui Monmeneu y yo). Al lado, hace unos doce años, cuando
vinieron a verme a Japón; abajo, en España, tomando los tres una
copita. En
ambos casos, estoy yo en el centro (entre Luis y Salvador) y en la
foto japonesa nos encontramos vestidos de yukata, en un “on-zen”
(balnearios nippones que son allí una alternativa de ocio, semejante
a ir a la playa en el sur de Europa).
2-
MI PRIMER RECUERDO:
.
Es
difícil saber cuál es tu memoria más antigua, aquello que se te
grabó en la cabeza por primera vez. Pues cuando intentas
reflexionar para encontrarlo en lo más profundo de tu pasado, surgen
infinidad de hechos, imágenes o voces en el olvido -impidiendo
dilucidar lo más antiguo que se fijó en nuestra mente-. En todo
caso, la solución para solver y resolverlo, es solo una: Elegir lo
que más te guste rememorar, entre cuanto primero memorizaste en toda
la vida -por lo menos, yo así lo hice-.
.
De
tal manera, mi primer recuerdo creo que es el que se refiere al tíoabuelo Eloy Cobo; fue el único hermano que tuvo mi abuela materna, quien debió
fallecer en 1965 -mientras yo tenía cuatro años-. Cuando
supieron que se encontraba en estado terminal, mis padres decidieron
ir a visitarle dos o tres veces por semana (en su casa de Madrid,
donde vivía ayudado por unas monjitas). Aquel hombre, que por
entonces debía tener algo más de setenta años, me parecía
mayorcísimo. Cuando lo conocí estaba muy enfermo y todo lo que
recuerdo de él es como arrugado y blanquecino: Una calva canosa,
una barba también color estaño, unos pijamas plateados, unas mantas
como de enjabonado y las sábanas plisadas, en tono hueso... Además,
siempre junto a él, unas monjas igualmente vestidas de blanco; como
todo lo que allí había. Viejo, isabelo y mal planchado.
.
Antes
de que se muriera necesitaba un cura para confesar y tomar la
extremaunción; así que un día fuimos a recoger al sacerdote para
que le suministrase los santos óleos al pobre tío Eloy. A mí
no me dijeron nada de lo que ocurría, pero también fui acompañando
a mis padres en esta ocasión; seguramente para animar un poco la
escena, pues me dejaban jugando y entreteniendo a las monjas en la
habitación contigua. Tan triste debía ser todo, que ese día se
produjo mi primer recuerdo; del cual mantengo aún en la memoria al
sacerdote cambiándose de ropa y entrando con solemnidad en el cuarto
del enfermo. Debía de estar yo muy preocupado porque aquel cura
era lo único negro que había visto hasta entonces junto a la cama
del tío Eloy -quizás pensando que esa mácula oscura, en aquel
cuarto, era una señal de lo que le ocurriría muy pronto-. Luego,
cerraron la puerta; pero al rato, todos salieron riendo. Algo que me
contentó, pues indicaba claramente que el enfermo había mejorado.
Pero nada de eso ocurrió y por lo que oí comentar a mis padres, no
era la sanación del tío el motivo de las risas; sino lo que el
pobre viejecito había dicho en su última confesión:
.
Años
más tarde pude saber lo que pasó, cuando el cura entró en el
cuarto del tío y estaban todavía allí mis progenitores. Mi madre
fue la primera que habló, diciendo:
-Tío
Eloy, te hemos traído un sacerdote; tienes que confesar ahora lo
juerguista que de joven fuiste. Debes decirle eso que nos
contabas; que a cada chica que “te beneficiabas” en Cuenca, le
regalabas unas cabras.-
Ante
tan rigurosa afirmación de mi madre, parece que el oficiante se
quedó parado y le replicó que no fuera tan exigente con el
moribundo; que le dejase a solas con él, que bien sabía un
sacerdote lo que debía preguntar. Pese a ello, el tío Eloy no se
sintió agraviado por las palabras de mi progenitora; muy por el
contrario, tomó al cura sujetándole por una manga y le dijo:
-Déjela
padre; deje a mi sobrina; son fantasías... ¡Es todo mentira!. No
tengo nada que confesar porque lo de las cabras es imposible... Si
hubiera regalado una chivita a cada chica con la que tuve un “afair”
de joven, no habría habido cabras en todo Cuenca-.
.
Parece
que este fue el motivo de las risas que yo desde fuera oí y que
dejaron grabados en mi recuerdo esos momentos. Un día que jamás pude
olvidar, sobre todo porque muchos años más tarde me lo recordaban;
siempre que mi padre hablaba del pobre tío Eloy y de lo simpático
que era (hasta en sus últimos momentos). Pese a todo, su vida fue
muy triste; y aunque en su juventud vivió un camino de rosas, todo
se le tornó gris un día de Febrero. Por una simple imprudencia
y debido a que era muy aficionado a las carreras de coches o a la
velocidad; teniendo un terrible accidente automovilístico en el
que murieron algunos de sus hijos y personas que trabajaban en su
casa. Como exitoso abogado se compró un enorme Hispano Suiza,
con el que le encantaba correr; aunque un 20 de febrero de 1928,
viniendo de viaje junto a sus hijos (y dos encargados de cuidar a los
niños), chocó contra un camión de madera. El accidente se produjo
a la altura de Aravaca; volcando y muriendo varios de los ocupantes,
tal como describen las páginas de ABC. No resumiremos cuanto narra
el periódico, que termina añadiendo terribles datos sobre los
hechos; aunque, por si algún familiar estuviera interesado en
conocerlos, en cita (2)
incluimos los enlaces con la Hemeroteca ABC. -pero deseando recordar a
los parientes en su etapa más alegre y feliz, vamos a recoger a
continuación algunas fotos del tio Eloy, de mis abuelos, sus padres
y hermanos-.
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba,
algunos recortes que encontré buscando la referencia en periódicos
del accidente antes mencionado. Salía en EL LIBERAL y en ABC,
la reseña de licenciatura y la pedida de mano de Eloy Cobo (en 1912
y 1913 respectivamente). Por
aquel entonces, la vida debía ser todavía feliz para casi todos,
tal como vemos en las fotos que más abajo recojo.
Al
lado: Veraneando
en Zarauz (1915),
poco después de prometerse mis abuelos y casarse el tío Eloy. En
primer término, a la derecha; Eloy Cobo (recién casado y con unos
veinte años), a su lado y en el centro Luisa Portillo (su mujer;
embarazada). Al lado de ella, mi abuela Concha Cobo (con unos veinte
años) a la que le encantaba tomar baños de sol y de olas, aunque
también tenía como afición heredada el buen comer de Zarauz. A su
lado, la hermana de mi abuela (Ma. Teresa Santafé, con pamela y
chaqueta); detrás y por orden de izquierda a derecha: Martín
Santafé (hermano de mi abuelo Angel), Manuel Cobo Canalejas (padre
de mi abuela) y Jaime Santafé (hermano menor de mi abuelo).
Abajo:
Otra
foto, del mismo verano en Zarauz.
A la izquierda, Luisa Portillo (mujer de Eloy Cobo, de luto y
embarazada). A su lado, de nuevo, Ma. Teresa Santafé; junto a ella,
mi abuela Concepción Cobo, a su lado, mi abuelo (Angel Santafé). De
pié y con bastón mi bisabuelo (Manuel Cobo Canalejas, padre de la
abuela Concha); a su lado, su hijo Eloy y al final el pequeño de los
Santafé (Jaime).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al
lado: Fotos
similares y del mismo verano; en Zarauz 1915, de
izquierda a derecha: Angel Santafé (mi abuelo) Eloy Cobo (hermano de
mi abuela) Concepción Cobo (mi abuela) Ma.Teresa Santafé (hermana
de mi abuelo) -entre ambas, asoma la cabeza detrás Jaime Santafé
(hermano pequeño de mi abuelo); a su lado, Luisa Portillo (mujer de
Eloy) y Manuel Cobo Canalejas (padre de mi abuela).
.
.
.
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Abajo:
En
el Monte Igueldo, ese mismo verano. De
izquierda a derecha: Luisa Portillo Mendiati (mujer de Eloy Cobo),
Ma.Teresa Santafé (hermana de mi abuelo), Sra. Mendiati (suegra de
Eloy Cobo), Manuel Cobo Canalejas (padre de mi abuela), Concepción
Cobo (mi abuela), Angel Santafé (mi abuelo), María Santafé
(hermana pequeña de mi abuelo), Eloy Cobo (hermano de mi abuela),
Sr, Portillo (suegro de Eloy Cobo), Jaime Santafé (hermano pequeño
de mi abuelo).
SOBRE
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Fotos
tomadas hacia 1927; recordemos que al año siguiente (1928) el tío
Eloy Cobo tuvo un accidente automovilístico, donde murieron algunos
hijos. Pero poco antes ya había fallecido también de en un
accidente de tráfico el hermano pequeño de los Santafé: Jaime, al
que hemos visto en fotografías arriba con unos quince años (en
1915). Acerca
de las fotos que aquí comentamos; en anteriores ocasiones no pude
localizar bien quién era esta persona que aparece en algunas
imágenes, esculpiendo en un estudio o junto a mi abuelo sobre un
tejado (en la casa La Fuente). Más tarde me di cuenta que debía
tratarse de su hermano pequeño (fallecido en 1927): Jaime
Santafé, que estudió arquitectura y se casó con Rosario Mira hacia
1925 (con la que tuvo dos hijos Ma. Francisca y Jaime). Tras
licenciarse como arquitecto, construyó su primera casa en la calle
Serrano
(un edificio que todavía se conserva). Pero
poco después de acabar la obra y regresando de viaje con su coche,
también sufrió un terrible accidente (muriendo
con unos veintisiete años y dejando dos huérfanos -uno de meses y
la mayor con apenas un año-).
Arriba:
Hacia
1927 en la Fuente de Pedro Naharro (junto a Tarancón), donde tenía
las tierras la familia de Manuel Cobo Canalejas;
quienes aunque procedían de Madrid y Lucena, se asientan hacia 1800
en esta zona de Cuenca. En
la imagen podemos ver a los hermanos Santafé, junto a mi abuela
Concha Cobo, en la casa de La Fuente de Pedro Naharro, ayudando a
arreglar el tejado. Sobre el tejadillo, a la derecha, mi abuelo Angel
Santafé y su lado, su hermano pequeño (Jaime -en una de sus últimas
fotos-).
En el suelo y de izquierda a derecha: El sr. cura de La Fuente, un
familiar que no acierto a reconocer (quizás se trate del tío,
Guillermo; militar que se casa luego con María Santafé, la hermana
pequeña de mi abuelo). Al fondo, Martín Santafé (al que
prácticamente no vemos); delante de él, mi abuela (Concepción
Cobo) y en primer plano, vistiendo capa -tan mona y simpática como
siempre fue- María Santafé (la hermana menor de mi abuelo con unos
veintiséis años).
Abajo:
En
el estudio de algún escultor (hacia 1927).
Al fondo, tras el biombo, mi abuelo Angel; bajo él, algún escultor
o profesor de Bellas Artes, que no reconocemos. Sobre las silla y
posando, Martín Santafé (hermano de mi abuelo). Modelando,
como estudiante de arquitectura o arquitecto; Jaime Santafé (el
hermano pequeño de mi abuelo, fallecido en 1927 y en la que debe ser
su última fotografía).
Llama la atención que el protagonista está modelando en arcilla una
mujer, todo lo que hace suponer que en la silla central y sobre la
tarima, la que realmente se sentaba era una chica... . Aunque en el
archivo de fotos no están los clichés de aquella modelo y solo se
conserva esta en la que salen solo los tres hermanos, junto al
profesor -o maestro de escultura-.
3-
AQUEL DÍA QUE NO DEBIÓ EXISTIR, PERO NUNCA PUEDE OLVIDARSE:
.
Contrariamente
a ese primer recuerdo, tan difícil de hallar en la memoria; en toda
vida hay un día sombrío y triste que no queremos nunca revivir,
pero que jamás podemos borrar de nuestra mente. Una jornada en
la que nos despertaron con un terrible disgusto, o nos telefonearon
comunicándonos un horrible suceso familiar. Situación que se
incrementa en su dolor y tristeza, cuando aquel fallecimiento de un
ser cercano se produce repentinamente (más aún si es una persona
joven). Y aunque no quisiéramos recordar ese momento, viviremos
de continuo con su golpe martillando la memoria. Tanto que el
recuerdo se suele producir a diario, incluso cada hora; cincelando
nuestra mente y quebrantando el entendimiento, como un espantoso cuco
negro que sale de un fatídico reloj, marcando aquella “hora”
-que fue la del otro-. Porque ese momento nos deja tan heridos y
señalados, que desde aquel grisáceo día parece que la luz ya no
regresa y que todo se convierte en oscuro y sombrío. Convirtiendo el
pasado solo en recuerdos, sin poder nunca más revivirlos. Todo
lo que se intuye y se conoce, cuando sabemos que alguien fundamental
en nuestras vidas, ha dejado de vivir.
.
“Aquel
día que no debió existir, pero nunca puede olvidarse”, sucede en
todas las familias; y tan solo toma rango de terrible cuando quien se
ha ido es “todavía” joven. Más aun, si su muerte fue
inesperada. Pero mayor es el dolor, cuando hay quienes creen que
quien se “marchó de la vida” tenía enormes problemas; y que
quizás por ello se produjo el accidente o se desencadenó su
enfermedad -sabido es que todos nos descuidamos con las
preocupaciones-. Pues aquel día que nunca debió existir y que
sucede en todas las familias, marcará la felicidad del grupo. Porque
ser feliz consiste en que esa inevitable jornada, apenas ocurra en
nuestro entorno; y que si sucede, solo sea con personas muy mayores.
Ya que aquella horrible fecha va marcando a las familias y a los
amigos, hasta llegar a convertirnos en una “Santa Campaña”
triste y afligida; máxime si se repite en pocos años.
.
Fue
así como parece que sucedió entre los Santafé y los Cobo, en los
años veinte y treinta (del pasado siglo); una familia que hasta 1912
era totalmente feliz y con éxito, pero que desde esa fecha sufrió
repetidamente el zarpazo de la desgracia. Su éxito y bonanza la
narré en artículos anteriores, contando como el abuelo de mi
madre -Nicolás Santafé Arellano- nació en 1848 en un pueblo de
Navarra llamado Caparroso, donde su familia había llegado
huyendo de las epidemias de cólera -que sobre 1800 asolaban el Sur
de Navarra-. Venían desde Tudela, lugar de procedencia de los
Santafé; aunque la familia era originaria de Tarazona, (marchado a
Tudela a fines del siglo XV; tras la persecución de los conversos en
Aragón). Así el bisabuelo Santafé en su juventud estudió
música y matemáticas, pero decidió ir a formarse en Francia
-entre otras cosas, debido a que no era Carlista- y allí entró
en contacto con españoles exiliados en París. Comenzó a trabajar
para el Credit Lyonnais como “bolsista”, ganándose la confianza
de los franceses y más tarde la de sus compatriotas; principalmente
de los que huyeron en la Primera República o abandonaron nuestro
país desde 1868. Llegando así a ser el financiero de personajes
como Eugenia de Montijo y regresando con La Restauración a España,
para fundar en Madrid el Banco Hipotecario (del cual fue
gobernador, o vicegobernador, hasta su muerte acontecida en 1928).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Fotos
de los abuelos e mi madre, junto a las personas que más les
ayudaron. Arriba:
Manuel
Cobo Canalejas y su hermano Julián, el 12 de noviembre de 1912 junto
a su pariente y líder, José Canalejas (fotografía
recortada de la edición especial Mundo Gráfico -a cuyos
propietarios en archivo Municipal Madrid, agradecemos nos permitan
divulgarla-). La
imagen está
tomada tras ser asesinado el Presidente del Consejo, en la Carrera de
San Jerónimo. Este atentado
causó la desestabilización plena de España, al tuncar el proyecto
para que nuestro país finalmente se convirtiera en una verdadera
democracia parlamentaria (acabando con el caciquismo).
Con este fin, el grupo de Canalejas se encontraba preparando una ley
electoral que prohibiera la compra de votos; aunque todo quedó
parado tras el asesinato. A los interesados en este momento histórico
les recomendamos ver en la red un video que recoge las imágenes del
sepelio del estadista (antes contiene la recreación del crimen, en
una escena protagonizada por Pepe Isbert en su primer papel
cinematográfico -en 1912-). Pulsar:
https://www.youtube.com/watch?v=9mq8XCooL5k
Al
lado (arriba):
José Canalejas en 1911 y Manuel Cobo Canalejas en 1915 (fotomontaje
desde archivos periodísticos).
Como podemos ver en la foto de 1915, Manuel Cobo tuvo un enorme bajón
tras el asesinato de su líder y primo. Poco después sufrió una
enfermedad estomacal y en 1913 -probablemente-
indica a su hijo Eloy que se case, con el fin de poder conocer a
algunos de sus nietos. Aunque
tristemente murió en febrero de 1916 -tan solo cuatro años después
del asesinato de Canalejas-; adoleciendo lo que a mi juicio era una
úlcera de estómago (hablo por las referencias que de su muerte me
dio Gregoria Zamarra; unida los Cobo Canalejas desde su infancia).
.
.
Al
lado: Nicolás
Santafé Arellano, junto a Eugenia de Montijo y sus amigos más
cercanos, en 1920 (se trata de la última fotografía de la
emperatriz). La
imagen está tomada en la zona de Villamiranda (Carabanchel) que
Eugenia de Montijo regalo al abuelo de mi madre ; para que veranease
junto a ellos y pudieran así tener confianza y llevar los asuntos
financieros de los familiares y amigos de la emperatriz. -En imagen:
Sentada en silla de ruedas, Eugenia de Montijo; tras ella y de pié,
Nicolás Santafé; a nuestra derecha -el último, también de pie-
Martín Santafé (el hermano de mi abuelo, al que me refiero como el
tío Martín)
Abajo:
Reunión
en el Partido Liberal; foto tomada hacia 1912, donde aparece
tímidamente mi abuelo Ángel Santafé (al
fondo, el tercero por la izquierda). Estuve buscando referencias
sobre esta imagen y al parecer se trata de un grupo de liberales, que
seguían a Canalejas, con un líder al que no hemos podido
identificar (no es García Prieto, tal como me dijeron). Aquí vemos
a mi abuelo con unos veinte años y junto al personaje central (al
fondo, a nuestra derecha; asomando apenas la cabeza, todo lo que
indicaba ya su poco interés por destacar en el mundo de la
política...).
Sobre
el otro abuelo de mi madre -Manuel Cobo Canalejas- sabemos que nació
en La Fuente de Pedro Naharro (Cuenca); donde su familia paterna
tenía tierras, a las cuales huyeron desde 1800 -también debido a
las sucesivas epidemias de cólera, brotadas en las ciudades a
comienzos del siglo XIX-. Pero los Canalejas eran originarios de
Lucena (Córdoba) y estaban asentados en Madrid; por lo que Manuel
Cobo estudió Derecho en La Complutense y se hizo juez; a la vez que
su hermano (Julián) que sacó las oposiciones a notarías. Tras
ello, el abuelo de mi madre, se casó con la hija de un constructor
gallego -Concepción Da-Riva-; cuyo padre necesitaba fuertes
hipotecas para hacer edificios en una zona de Madrid que por entonces
nacía, pero que hoy se denomina Barrio de Malasaña. Así fue como
al parecer, se conocieron Manuel Cobo y Nicolás Santafé, cuando el
yerno de Don Sandalo Darriba, fue a pedir dinero al Banco
Hipotecario.
.
Los
préstamos los concedieron de inmediato, pues Nicolás Santafé y
Manuel Cobo en esos años de 1880 compartían ideales y no tanto
ideologías. Porque “los ideales” -desaparecidos en nuestro
tiempo- por entonces eran el fundamento de la persona y de la
Sociedad. Siendo el sueño de ambos y de su grupo (el krausista):
Regenerar España. Renovar el país, que hasta entonces había caído
en lo peor; reconstruyendo nuestra nación y creando el Cuarto
Estamento. Una “cuarta sociedad” que se corresponde con lo
que hoy llamamos Clase Media; cuyo nacimiento y expansión era para
los regeneracionistas la verdadera solución a los problemas sociales
del país. Así, siguiendo el ideario de Joaquín Costa y tomando
a Canalejas como líder, se embarcaron en este maravilloso proyecto
que recogió a nuestra nación del lodo en 1890; logrando convertir
España en una de las grandes potencias mundiales, en tan solo veinte
años. Un movimiento encabezado políticamente por José
Canalejas, cuyo hombre de confianza era su primo Manuel Cobo; hasta
el punto de dejar en sus manos el bufete y las responsabilidades
profesionales, cada vez que era nombrado ministro. Por su parte, el
Banco Hipotecario (con Nicolás Santafé al frente) se sumó a la
causa y el éxito se logró en 1910, cuando ganaron las
elecciones, siendo nombrado José Canalejas Presidente del Consejo.
Pero la felicidad, puede romperse en un solo día; y así lo hizo un
terrorista llamado Manuel Pardiñas, que decidió acabar con la vida
de Canalejas y con las esperanzas de regeneración en España. Tan
solo movido por el odio y con la intención de sumir a nuestra nación
nuevamente en el caos; principalmente para llevarla a la
conflagración (tal como estaba escrito en el papel que portaba
en su bolsillo este asesino, el día que mató al presidente).
.
Es
así la vida. Mejor sería decir, la muerte... . Que en un segundo,
en un instante... . Deja todo destruido y oscurecido. Permaneciendo
tan solo ya, los recuerdos.
SOBRE
ESTAS LÍNEAS: Nicolás
Santafé y Manuel Cobo, con algunos de sus hijos, veraneando en San
Sebastián en 1915. Manuel Cobo, en esos días estaba ya herido de
muerte por su enfermedad y dejó a buen recaudo sus hijos (Eloy y
Conchita) poniéndolos en manos de su íntimo amigo, Nicolás
Santafé. En
febrero de 1916 murió Manuel Cobo y dos años más tarde se casaría
su hija con el primogénito de los Santafé (Concepción Cobo y Ángel
Santafé, más tarde fueron padres de mi madre). -En la imagen, de
izquierda a derecha: Nicolás Santafé Arellano, Ma.Teresa Santafé,
Angel Santafé, María Santafé, Manuel Cobo, Concepción Cobo, Eloy
Cobo, Jaime Santafé-. Como
podemos ver en sucesivas fotos, el pequeño de los Santafé (Jaime)
tenía mucho cariño a los Cobo y en especial a Eloy, junto al que
siempre posa. Ambos eran muy aficionados a la velocidad y a los
coches; pero tristemente los dos sufrieron un terrible accidente.
Jaime Santafé en 1927, falleció en el coche dejando dos hijos y
viuda (R.Mira); Eloy en 1928, tuvo un choque frontal donde murieron
varios hijos suyos.
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BAJO
ESTAS LÍNEAS: Otra
foto de los veranos en el Norte; en este caso en 1914. La imagen está
tomada en el mes de julio y en la frontera con Francia, cuando
asistían Manuel Cobo y Nicolás Santafé a una reunión que
convocaba en Biarritz la emperatriz Eugenia de Montijo (quien
veraneaba en su palacio de esta ciudad francesa). En la mencionada
convocatoria se iba a tratar acerca del problema de la guerra entre
Alemania y Rusia -la llamada Crisis de Julio de 1914-; sobre la
posibilidad de que Francia interviniera. Todavía no había comenzado
del todo la Primera Guerra Mundial y la función de los españoles
era intentar que el problema entre alemanes y rusos no se extendiera
a otros países; pues la orden que venía desde “arriba” indicaba
que España deseaba mantenerse neutral y no intervenir.
Esta decisión salvó a toda una generación de perecer extinta en
esa Gran Guerra (como la llamaban entonces); donde desaparecieron los
europeos nacidos entre 1870 y 1895, luchando en trincheras entre
ratas y muriendo del modo más inhumano -a cañonazos, balazos,
ballonetazos y exterminados con gases tóxicos o con lanzallamas;
aunque también por las enfermedades que contraían viviendo bajo
tierra en una Europa gélida-.
.
.
.
.
Al
lado:
De nuevo, los Santafé y los Cobo en las playas del Norte, en 1915. A
la derecha, Manuel Cobo (ya en sus últimos días de vida); a su lado
(sobre una mesa) su hija Concepción (mi abuela); detrás y de pie,
Ma.Teresa Santafé (hermana de mi abuelo); sentado en la mesa, Angel
Santafé (mi abuelo); detrás de pie, Eloy Cobo y Jaime Santafé, los
dos hijos menores de las familias, ambos muy aficionados al
automovilismo. Delante y sentada a la izquierda, Luisa Portillo
(mujer de Eloy Cobo).
.
.
Al
lado: Camino
de Francia, en 1914. Como hemos dicho, en la primeras semanas de
julio de este año, convocó a una reunión la emperatriz Eugenia con
el fin de ver la posibilidad de neutralidad para Francia e Inglaterra
(sin que estos países interviniesen en el conflicto que se había
iniciado entre Alemania, Rusia y los países eslavos). Este viaje no
debía parecer más que una excursión familiar, para evitar
sospechas de ambos bandos -los que apoyaban a Alemania y los
partidarios del lado contrario-. En
imagen, de derecha a izquierda: Eloy Cobo, Jaime Santafé, Concepción
Cobo, Ma.Teresa Santafé, Carolina Rodríguez de Santafé (mujer de
Nicolás Santafé), Manuel Cobo, Martín Santafé.
.
.
Al
lado:
La tumba de Manuel Cóbo Canalejas y de su esposa, Concepción
Da-Riva Lorenzo (fallecida en 1889). El sepulcro se encuentra en La
Sacramental de San Isidro (Madrid) en la zona de los Canalejas. A
juicio de la familia Canalejas, esta tumba que vemos pudo ser un
regalo de José Canalejas Méndez a Manuel Cobo, cuando ellos
compraron allí varios cenotafios (el de su padre -Canalejas Casas- y
el de los Canalejas Méndez, que luego no pudo ocupar el presidente
del Consejo, cuando tras ser asesinado fue enterrado en el Panteón
de Hombres Ilustres).
ABAJO:
Verano
de 1914 viajando desde San Sebastián a Deva. En
el coche aparecen (de derecha a izquierda): Manuel Cobo y Nicolás
Santafé, con Jaime Santafé (última fila), Teresa Santafé y
Concepción Cobo (fila segunda de asientos); conduciendo Martín
Santafé y su lado el chófer (tapado por el parabrisas).
Para tomar la foto quitaron al chófer (que verdaderamente sabía
conducir o reparar un coche de este tipo) y en su lugar, pusieron al
tío Martín. Acerca del chófer del tío Martín y la relación
entre ambos, podría escribirse todo un libro. Se llamaba Antonio y
tenía una enorme paciencia con su jefe, pues ese hermano de mi
abuelo no solo indicaba el camino a seguir, mandando ir por las
calles y carreteras que él ordenaba; sino además consideraba que el
automóvil no debía superar con mucho la velocidad del caballo,
porque era insano para la salud. Tanto,
que si te veía correr en carretera o en el interior de una ciudad,
se enfadaba y cuando llegabas al primer semáforo cerrado, se bajaba
del coche diciendo “ahí te quedas” -saltando del asiento como un
gazapo para buscar un taxi (aunque ya tuviera ochenta años)-. Así
sucedió un día que encargué a mi amigo Gonzaga Blanco-Cobaleda que
le llevase a Madrid -era un domingo y había venido el tío Martín a
comer a casa de mis padres, que vivían en Pozuelo-. Al poco de salir
ambos, recibí una llamada desde una cabina, en la que Gonzaga me
decía muy preocupado:
-Angel,
tu tío abuelo se me ha escapado; iba diciendo todo el rato:
Despacio, despacio... Y cuando he llegado a Rosales, se ha escapado
del coche refunfuñando algo. No me ha sido posible seguirle, porque
no sabes cómo corría el viejecito. No sé qué ha sido de él,
aunque me ha parecido verlo a lo lejos, subido en un taxi...-
Así,
fue y así llegó ese día el tío Martín a su casa; huyendo de la
velocidad y diciendo que mi amigo era un temerario -hay que destacar
que por entonces Gonzaga no pasaba nunca de cien kmts/h y que el tío
tenía unos ochenta y cinco años-. Y
es que el pobre Martín tenía más miedo a los coches que a las
armas después de o que había vivido en 1927 y 1928, con los
sucesivos accidentes automovilísticos familiares.
4
– REVOLUCIÓN FRENTE A EVOLUCIÓN:
.
“Todo
lo que no es tradición, es plagio” podemos leer en
la fachada del Casón del Buen Retiro, de Madrid;
allí donde los cuadros españoles
guardan “el sueño de los justos”
esperando ser expuestos algún día en El Museo de El Prado.
El
axioma
antes recogido, es de Eugenio D´Ors y expresa
perfectamente el sentir de
su generación de intelectuales (los Novecentistas); quienes
a comienzos del siglo XX se preguntaban hacia dónde caminaban el
arte, las letras y la cultura. Tras observar
un mundo intelectual absurdo, donde frente a maravillosas vanguardias
y eclecticismos surgidos desde 1900; principalmente
lograban el éxito los pueriles “ismos” y los “radicalismos”
(movimientos unidos a ideas autoritarias, como el comunismo y luego
el fascismo). Radicales
y no intelectuales, que campaban a sus anchas, sembrando el odio
social y cultural;
pronunciando frases como la de “hay
que matar al arte”;
o “un
automóvil rugiente, que parece correr como la metralla, es más
bello que la Victoria
de Samotracia".
.
Este
mundo de salvajismo y de incultura, en que el único arte válido era
el que quería la revolución
(anarquista, comunista, y luego fascista) se
produce desde comienzos del siglo XX. Siendo promovida
-principalmente- por quienes en la centuria anterior fueron la
primera generación alfabetizada;
cuando en la Europa del siglo XIX casi se erradicó el analfabetismo
-algo que no sucedió todavía en España-. Pese a ello, muchos de
aquellos que habían recibido la formación que sus padres y abuelos
no pudieron tener; con
los conocimientos obtenidos, solo promovieron el odio social.
Argumentando que había que cambiar el sistema de un día para otro,
la única intención real que tuvieron fue destruirlo y hacerse con
el poder (lo
que realmente deseaban). Sembrando
en Europa ideologías como el anarquismo, que por entonces tan solo
buscaba derruir el orden establecido (por cualquier medio). Todo
ello, unido a la ineptitud y maldad de gobernantes
-como el Kaiser Guillermo II o el Zar Nicolas-,
llevó al mayor enfrentamiento que la historia conoció hasta
entonces (la Primera Guerra Mundial). En
gran parte, provocado por el militarismo romántico de los
absolutismos europeos; pero principalmente buscado por los
movimientos radicales que día tras día atentaban contra las bases
de los Estados continentales. Pues
no hay que olvidar que Europa vivió en una balsa de aceite, sin
apenas guerras, desde la expulsión de Napoleón Bonaparte
(tras el Congreso de Viena). Todo
lo que hacía ver un inmovilismo en las Sociedades del Continente;
revolucionando a esos jóvenes de principios del siglo XX, que veían
cómo nunca llegaba el poder a sus manos.
Así y para alcanzar el gobierno, aquellos nacidos entre 1870 y 1890
movilizaron a todas las fuerzas revolucionarias; azuzadas por esa
generación para quienes nada era suficiente. Argumentando
que lo anterior a ellos, fue solo fruto de una corrupta Sociedad
liderada por la burguesía. Debían aniquilar el sistema, porque
cuanto había existido hasta la llegada al mundo de esta generación,
era pura podredumbre -siendo
ellos los únicos limpios de espíritu y materia...-.
.
Así
nacen las grandes revoluciones; impulsadas por quienes no creen en la
evolución, ni en el método normal de ir mejorando gradualmente.
Necesitando guerras, purgas y matanzas; porque para ellos no existe
evolución, sino revolución. Esta ideología es un mal endémico
del que necesita hacerse rápidamente con el poder, por cualquier
forma; del que considera que todo ha de lograrse de un día para otro
y de cuantos afirman que en la vida no se va progresando a diario,
sino que todo surge por un “golpe de gracia”. Lo que suele
pensar aquel que logra sus fines a través de un momento de suerte;
creyendo así que nada es justo -que el éxito no se consigue por
medio del trabajo y del esfuerzo diario-. Considerando que el único
método para lograr lo que uno se propone, es “el inmediato”; lo
que se llamaba en los años ochenta “el pelotazo”, pero que a
principios del siglo XIX era denominado La Revolución. A la cual
alentaban muchos; pero sobre todo, aquellos que en su mediocridad se
veían incapaces para lograr nada con sus dotes -tanto que preferían
la belleza de un automóvil de carreras a la del arte clásico (como
manifestaba Marinetti)-. Debiendo así caminarse hacia una guerra
o a la destrucción del sistema; por ver si en la revuelta (la vuelta
de tortilla) y cuando los grandes cayeran, les daban a ellos una
parcela de poder o de fama.
.
Estas
ideas e ideologías que recogemos, llevaron a Europa a varias
revoluciones internas y a dos Guerras Mundiales; provocando más de
ciento cincuenta millones de muertos en tan solo treinta años... .
Lo nunca imaginado en la Historia; siquiera en la época de la Peste.
Pese
a ello, los filósofos de época y los ideólogos de éxito por
entonces, aseveraban que lo único útil y real era esa ruptura. Todo
lo que significaba que a comienzos del sigo XX, gran parte de los
intelectuales y jóvenes, ya no deseaban mejorar el sistema en que
vivían, sino solo destruirlo. Porque para ellos, el único medio de
progreso era la ruptura radical y comenzar desde cero. Pareciendo
cierto la generación nacida fines del siglo XIX y comienzos del XX,
que no había más medio que la Revolución o la guerra; sin intuir
siquiera que todo proceso revolucionario, esconde uno
“involucionista”.
Por cuanto decimos, una
mayoría de los intelectuales progresistas de comienzos del siglo XX
resolvieron que no había evolución posible y que solo existía la
revolución. Abocando por dos veces al Continente a la
autodestrucción y provocando más de ciento cincuenta millones de
muertos entre 1914 y 1945.
SOBRE
ESTAS LÍNEAS:
Poema de
Ramón Ma. del Valle Peña (Valle-Inclán,
creador del Marqués de Bradomín),
dedicado a Mateo Morral y a su atentado. Lo escribe y publica en
1918, durante la Primera Guerra Mundial, contienda en la que el
dramaturgo mostró su afán beligerante y un enorme espíritu de
lucha (a través de sus escritos). Esta ideología que apoyaba las
guerras como un sistema de higienización, se extendía desde los
movimientos de Derecha a la Izquierda más radical, siendo los
anarquistas los que más deseaban una conflagración mundial (como
finalmente sucedió). Su filosofía era entender que aquellas
batallas -donde morían a millones los pobres chicos-, servían para
limpiar y mejorar las sociedades, expandir las civilizaciones
superiores y extender las ideologías mejores. Por su parte, cumplían
un efecto de higienización de la Sociedad, ya que al frente y a
primera fila se mandaban a los más inútiles y pobres, mientras
detrás quedaba el país entero produciendo y trabajando para crear
armas y engrandecerse.
.
Valle-Inclán
se autoproclamaba "comandante general" de los ejércitos
(con gran sorna). Escribiendo
frases como las siguientes:
"Alemania es un pueblo que nace: Tiene la furia vital, la furia erótica, la furia de destruir y crear de todas las juventudes. Camina ciega, llena de la idea del futuro, ciega de instintos, sin saber del pasado porque su pasado es de tinieblas. Alemania representa el día de la ira" . Para decir en otro de los artículos: "Debiéramos haber entrado en guerra contra Alemania. Se nos ofrecía por los aliados una compensación en el Mediterráneo oriental; hubiera sido continuar nuestra historia y algo más que un eco sonoro el grito de Lepanto, tan repetidamente profanado por Vázquez de Mella, pongo por orador. Pero los políticos españoles no saben a punto fijo hacia donde cae Constantinopla" (3) .
"Alemania es un pueblo que nace: Tiene la furia vital, la furia erótica, la furia de destruir y crear de todas las juventudes. Camina ciega, llena de la idea del futuro, ciega de instintos, sin saber del pasado porque su pasado es de tinieblas. Alemania representa el día de la ira" . Para decir en otro de los artículos: "Debiéramos haber entrado en guerra contra Alemania. Se nos ofrecía por los aliados una compensación en el Mediterráneo oriental; hubiera sido continuar nuestra historia y algo más que un eco sonoro el grito de Lepanto, tan repetidamente profanado por Vázquez de Mella, pongo por orador. Pero los políticos españoles no saben a punto fijo hacia donde cae Constantinopla" (3) .
AL
LADO:
Foto
tomada el 12 de Noviembre de 1912 hacia las doce del medio día,
justo después del atentado de
la Puerta del Sol. En ella vemos a Canalejas
tendido y muerto, junto a su primo -mi bisabuelo- Manuel Cobo
Canalejas (la
imagen es parte recortada del especial que la revista del
Ayuntamiento de Madrid -Mundo Gráfico- editó el día siguiente). La
escena recuerda algo que Francos Rodríguez narra en su "Vida de
Canalejas"
-probablemente la mejor biografía de este estadista-. Donde escribe
como tras el asesinato y hasta que el cuerpo fue enterrado, Manuel
Cobo no se separó un minuto de él. Pues sabía
bien que aquella
muerte era un maleficio que acabaría con las esperanzas políticas
regeneradoras; pasando a una etapa en que día a día, las gentes de
España se harían más extremistas. Quizás
por ello, a partir de la muerte de Canalejas, los magnicidios y
atentados contra personajes ilustres de nuestra Nación disminuyen
paulatinamente; para pasar al crimen de personas normales. Gentes
que poco a poco comenzaron a odiarse, para convertirse de rivales a
enemigos; llegando a ser común matarse entre ellos, hasta
producirse la confrontación civil del 36.
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS: Fotografía
de Benigno Vega-Inclán tomada
junto a Eugenia de Montijo y su familia, en el jardín de la parte de
Villamiranda, que la emperatriz regaló a Nicolás Santafé. Hemos
marcado a Benigno Vega-Inclán, a la emperariz y a mi bisabuelo.
Traemos de nuevo esta imagen a colación porque creemos
que Ramón José del Valle Peña, firmaba como Valle-Inclán; debido
a que Benigno Vega-Inclán era por entonces una de las personas más
importantes del mundo de la cultura.
Mecenas del arte y creador de diferentes museos, por donaciones
personales (como la Casa de Cervantes, la Casa del Greco, el Museo
Romántico y el de la Alhambra). El
marqués de Vega-Inclán fue el hombre de cultura que Canalejas y su
grupo eligieron para llevar a cabo la reforma sobre patrimonio y arte
que el país necesitaba.
Nombrado Comisario cultural de España, cesa
en su cargo cuando es asesinado Canalejas; pero tras ser expulsado de
la administración, Benigno continúa de modo altruista en sus obras
y aportaciones al mundo cultural.
Donando sus bienes para crear museos como el Romántico de Madrid, o
la Casa del Greco en Toledo y la de Cervantes en Valladolid; crea la
red de Paradores desde 1928, generando todo tipo de beneficios al
patrimonio histórico de España.
.
Como
vemos, el caso de Valle-Inclán es similar al de tantos valiosos
artistas que optan por ideologías extremas y radicales
(quizás con la intención de obtener éxito o para tener un grupo
que le eleve). Su historial es tan histriónico como singular y tan
peculiar como extraño. Pues desde
joven era un convencido carlista;
pero tras haber escrito repetidamente a la Casa Real, para que
rehabilitase a su nombre los títulos concedidos por D.Carlos a su
familia (tal como él afirmaba). Al no recibir contestación de
Alfonso XIII, se
convierte en republicano sin dejar el carlismo. Desde joven asimismo
era un gran defensor de las confrontaciones bélicas
(para “higienizar la Sociedad”, eliminando a los más inútiles
-del modo en que él manifestaba-). Aunque
tras su asistencia a los frentes de la Primera Guerra Mundial, como
cronista de prensa; habiendo pasado terror en algunas trincheras,
decide la vía del pacifismo, adscribiéndose a otros movimientos
radicales (y
que nada de pacíficos tenían).
Tristemente, asimismo apoyaba al terrorismo que usaban como
“propaganda por el hecho” los anarquistas,
llegando a incluir en
“Luces
de Bohemia”, un verdadero alegato en favor de Mateo Morral -el
autor del atentado en la Calle Mayor, el día de la boda de Alfonso
XIII y que mató a más de veinte de personas-. Como
decimos, Valle-Inclán es un caso típico de algunos intelectuales de
principios de siglo XX, quienes en ocasiones no distinguían entre el
bien y el mal; considerando que el “fin justificaba los medios”,
adscribiéndose a ideologías aberrantes (desde el punto de vista
humano).
Tal como hicieron Marinetti, Louis-Ferdinand Céline, Carl Schmitt,
Pierre Drieu La Rochelle, Agnes Miegel y largo etcétera de
intelectuales con enorme talla artística y de ninguna moral.
5
– LOS QUE RECONSTRUYERON ESPAÑA:
.
Para
comprender lo que fue el siglo XIX nos trasladaremos a finales del
XVIII. Cuando España estaba herida de muerte, después de
Trafalgar; en manos de un valido tan sibilino como Godoy, cuya
maldad era solo comparable a la ineptitud del rey que le mantuvo
-Carlos IV-. Siendo tan despreciables los gobernantes hispanos de
principios del siglo XIX; que tras la derrota con Inglaterra,
deciden aliarse con Napoleón y dar paso a las tropas francesas, para
que los galos invadieran las tierras de Portugal (aliados de los
británicos). Ello, sin tener en cuenta que la hija de Carlos IV
estaba casada con el rey luso y sin prever que una vez atravesaran
las tierras hispanas los ejércitos napoleónicos; decidirían
invadir España, para más tarde intentar hacerse con el país
vecino. Así, esa “jugada maestra” de los mandatarios
españoles, supuso la Guerra de la Independencia y la ocupación
francesa. Invasión de la que se libró el pueblo español, sin más
ayuda que la brindada por Inglaterra y sin apenas apoyo de sus nobles
-menos aún de sus reyes, que vivían en Francia, confinados en
castillos donde les mantenía Napoleón, tras haber entregado la
corona hispana al emperador galo-. Pero después de lograr la
liberación de la nación -que durante la Guerra de Independencia
redactó hasta su primera constitución-, los españoles
devolvieron el trono a Fernando VII; un verdadero monstruo, capaz de
traicionar a todos. Así comenzó el reinado este Fernando -de
sobra conocido por abusivo-; seguido por el de su triste hija,
cuya corona quiso primero su tío (Carlos Ma. Isidro), pero a la que
pretendieron también suplantar en el trono: Su madre (Ma.Cristina),
su hermana (Luisa Fernanda) y sus generales más cercanos.
.
Así,
la inestabilidad del gobierno de Fernando VII se multiplica en 1933,
tras dejar a su hija como heredera y a su mujer (Ma.Cristina) regente
-sin tener en cuenta los derechos a la corona de su hermano Carlos;
con quien debía haberse aliado-. Todo ello
provocó tres guerras carlistas y varios alzamientos, que se
manifiestan en conflictos civiles bélicos (al menos hasta 1900).
A
estas confrontaciones que duran unos setenta años, se suman las
sublevaciones en colonias de Suramérica; tras la entrada de Napoleón
en territorio español, lo que culmina en las independencias
hispanoamericanas.
Ya que después de 1908, diferentes provincias españolas de ultramar
van convirtiéndose en países como: México, Perú, Venezuela,
Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador etcétera. A estas crisis sufridas
por España tras la invasión francesa, hemos de sumarle la
inestabilidad propia del reino;
todo lo que culmina con la expulsión de Isabel II en 1868 y la
posterior declaración de la Primera República en 1873. Un régimen
político que dura veintidós meses y que fue tan desastroso como
absurdo;
cuya constitución manifestaba -entre otras cosas- que la Nación
Española la componían dieciocho países (4)
.
Permitiendo la “revolución cantonal”; en la que Sevilla se
declaró República independiente, tal como hicieron Alcoy,
Algeciras, Almansa, Andújar, Bailén, Motril, Torrevieja y etc.. A
lo que siguieron sublevaciones como la de Cartagena, que sacó sus
fragatas para bombardear la potencia extranjera de Almería; tal como
hizo Alicante, que
atacó
con su armada a Barcelona, mientras Málaga hacía lo mismo con
Cartagena. Todo, mientras Jumilla se intentaba proclamar Estado
Independiente, porque Albacete deseaba declarar la guerra a sus
provincias vecinas... . Y mientras
tanto, los carlistas se sublevan en diferentes puntos de España.
.
Después
de aquel desastre y tras el fin de la Primera República, vino La
Restauración; donde se llegó al acuerdo de regenerar esta nación
-que
había sido una de las más poderosas de la Tierra y que llegó a
convertirse durante el siglo XIX en un verdadero detritus-. Lo
que más contribuyó al consenso entre las partes, fue la
transformación del progresismo radical en un progresismo moderado y
culto;
capaz de pactar con los monárquicos para sacar de la miseria cívica
al país que gobernaban. Por
su parte algunos de los conservadores igualmente cambiaron hacia
miras más liberales,
pudiendo conformarse una estabilidad en la que muchos acordaron que
lo más importante era culturizar a las gentes y darles una capacidad
económica suficiente como para que pudieran vivir con todas sus
necesidades cubiertas. Esta
ideología que pretendía el nacimiento del Cuarto Estamento,
convirtiendo el proletariado
en
una gran Clase Media, es la que fundamentaba los cimientos del
Regeneracionismo. Ideas que eran compartidas por grupos de
progresistas y de conservadores, ya que ambos podían acordar como
mejor fin enriquecer a los pobres (unos
en el intento de suprimir la miseria y otros incluso en el de
aumentar sus riquezas). Sea como fuere, la
idea de hacer ricos a los pobres era el principio del krausismo
regeneracionista español y distaba mucho de otros movimientos
progresistas de la época, que buscaban como fin primero empobrecer a
los ricos para igualar la sociedad.
Por todo ello,
muchos de los más potentados y algunos de los más nobles, se
permitían ser los adalides del progresismo -entre
los que se encontraban personajes como le Emperatriz Eugenia de
Montijo, los miembros de la casa de Alba o el famoso marqués de
Vega-Inclán - (5)
.
.
.
AL
LADO: Fotografía
de Karl Krause, el gran filósofo alemán que formó a los
regeneracionistas españoles; gracias los cuales nuestro país logró
salir del lodo a finales del siglo XIX. Apenas conocido, ni menos
estudiado en las universidades; el gran “pecado” de Krause fue no
estar adscrito a una ideología unida al poder. Hombre bueno y
persona inmejorable; apasionado por el estudio y el saber, tuvo que
vivir de las ayudas familiares, ya que su “grupo” le castigó al
ostracismo. Ello debido a que su pasión por la sabiduría y por
divulgar los conocimientos, le hicieron difundir determinados hechos
que la masonería alemana consideraba secretos de logia. Así, de un
modo similar al que fue “apartado” Mozart, el pobre Krause se vió
expulsado de la masonería; a la que tanto admiraba, a la que jamás
tuvo rencor, a la que nunca traicionó ni renunció (de la que quiso
divulgar siempre su mensaje, considerando que era universal). Tanto
fue su sufrimiento y soledad al vivir expulsado del grupo, que le era
casi imposible mantener a
“los
doce hijos que le sobrevivieron. Krause estuvo siempre falto de
dinero, no consiguió nunca conseguir una cátedra ni un cargo
establemente remunerado; con un gran esfuerzo consiguió publicar una
parte de sus numerosísimos escritos, fue acusado de revolucinario
sin serlo; de ateo cuando Dios estaba constantemente en su boca y en
su corazón; de perjuro, siendo así que vivió siempre con una
intachable limpieza moral. Desbordante pasión por la ciencia,
desbordante pasión por la virtud moral; azaroso itinerario salpicado
de angustias, fracasos, y persecuciones” -como
escribe Enrique Hernández Urueña-
(6)
.
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS: Mausoleo de
Joaquín Costa, en Zaragoza; portada
del Catálogo “Costa 1917-2017”, publicación dedicada a celebrar
el centenario de este cenotafio elevado en la capital de Aragón al
genio del regeneracionismo (muerto en 1911). De
origen humilde y nacido en la villa de Monzón
-preciosa ciudad oscense-; gracias
a su inmensurable inteligencia logró pronto doctorarse en Derecho y
en Filosofía y Letras. Su
carácter rebelde le lleva a renunciar en su puesto de profesor
universitario (como protesta hacia el modo de educación española) y
se centra por entonces en crear La Institución Libre de Enseñanza,
junto a amigos como Giner de los Ríos.
Historiador y amante de la arqueología, con una prosa inmejorable
realiza numerosos estudios en los que establece las bases del
hispanismo y de la hispanidad (relacionadas con el mundo ibérico y
con otros pasajes de la Historia nacional).
.
Como
jurista, redactó infinidad obras acerca del origen y significado de
la moral y la justicia; junto a extensos trabajos sobre normativas
consuetudinarias en el Derecho y las costumbres del pueblo.
Finalmente, para tener una autonomía plena económica que le
permitiera expresar su pensamiento, decide presentarse las
oposiciones de notarías -que gana en 1888-. En
1896, siendo ya notario de Madrid, se dedica plenamente a la política
y en 1898 (tras El Desastre) decide participar con su ideario en la
transformación de nuestro país, que por entonces se había hundido
de nuevo. Sus políticas agrarias y su patriotismo, fue seguido de
pleno por el grupo de Canalejas; sobre todo cuando el partido
político de Costa vira hacia la radicalización en 1901,
convirtiéndose en una opción republicana dura. Así fue como Costa,
deseando liderar solo un movimiento intelectual y no una unión
radical, provoca paulatinamente la desintegración de su propio
partido, que desaparecerá. Pasando el relevo y los principios del
regeneracionismo a manos del grupo de Canalejas, quienes igual que
Joaquín Costa deseaban acometer la gran reforma que necesitaba
España: Acabar con el caciquismo, con la compra de votos y reformar
el sistema educativo, el agrario, el de mercado, las comunicaciones y
el poder territorial español.
AL
LADO:
Estado
en el que quedó el acorazado norteamericano Maine, en el puerto de
la Habana el 15 de febrero de 1898. Como se puede apreciar en la
fotografía tomada al poco de producirse la explosión; las cuadernas
y el casco del barco están abiertos hacia fuera. Lo de demostaría
que la carga había reventado dentro del barco, ya que las paredes y
cubierta fueron dobladas desde el interior, hacia el exterior. Ello,
unido a que no había peces muertos en la bahía del puerto, ni se
vió columna alguna de agua (tal como informaba el análisis de Isaac
Peral); indicaba que la bomba -de existir- habría sido puesta dentro
de la nave y en una profundidad no muy cercana al agua. Pues
de lo contrario, si se tratase de una mina adherida, de un torpedo o
de una carga impactada contra el casco; habrían muerto los peces en
centenares de metros, además de que la parte viva del barco quedaría
hundida hacia dentro (en dirección a la onda expansiva). Tras
el informe presentado por Isaac Peral que llegaba a estas
conclusiones; los norteamericanos no las aceptan, generando una
teoría y expertización propia -muy particular- determinando que una
mina se había colocado bajo la cuaderna 18ª. Todo lo que lleva a
dar ultimátum a España para que se retirase de Cuba en dos meses.
Pese a culpar al ejército hispano de
haber hundido el acorazado, nuestro país estaba afligido y
costernado por el suceso del Maine, tal como podemos leer en todos
los periódicos de la época. Considerando que la razón de la
voladura habría sido un incendio interior, como el análisis de los
investigadores hispanos concluía. Evidentemente,
este acto tuvo todas las características de un atentado con fines
muy claros, para perjudicar terriblemente a España.
.
A
lo sucedido en el siglo XIX, antes resumido (invasión francesa,
independencia de colonias, guerras carlistas, sublevaciones,
expulsión de la corona, República etc); hemos de sumar las guerras
de África y la “puntilla” que dará a nuestro país Estados
Unidos en 1898. Cuando aprovechando la absoluta debilidad de España,
la acusa de haber hundido el buque de guerra norteamericano Maine.
Ello, pese a que ese acorazado estaba atracado en el puerto de la
Habana (en una Cuba todavía hispana), mientras sus oficiales
bailaban en una fiesta, invitados por las autoridades de la isla.
Invitación promovida por los españoles, debido a que nuestro país
necesitaba aunar lazos de amistad con Estados Unidos; habida cuenta
que no tenía intención (ni menos fuerza) para entrar en conflicto
con esa potencia americana. Pero, pese a que tras la voladura del
Maine las cuadernas de su casco aparecieron abiertas hacia fuera (tal
como podemos ver en las fotos de ese acorazado después del
estallido). Y pese a que Isaac Peral demostró que ello significaba
que la explosión se produjo dentro del barco y no provino nunca del
exterior; decidieron culpar a España del hundimiento. La explosión
solo pudo deberse a un estallido de la Santa Bárbara interior;
siendo una segunda hipótesis (personal y mía) la de una bomba
puesta dentro. Probablemente colocada por un anarquista español -de
los muchos que viajaban enrolados como tripulación en el Maine-; con
la intención de provocar el conflicto bélico que algunos
norteamericanos deseaban (principalmente Rudolph L. Hearst, cuyo
barco privado -El Bucanero- estuvo atracado en La Habana, a pocos
metros del Maine y unos días antes de la explosión).
.
Sea
como fuere, en 1898 y cuando nuestra nación comenzaba a levantar
cabeza, después de lograr una reconciliación durante La
Restauración; Estados Unidos le declaró la guerra a consecuencia
del hundimiento del acorazado. El fin único de los norteamericanos
era heredar el imperio español y sustituirlo en su función
hegemónica mundial (como así lograron). Pese a ello, la gran
mayoría de los españoles no lo vieron; tanto que creyeron que la
etapa de su dominio en América no había terminado (sin saber que
nuestro imperio llevaba muerto ya decenios). Por lo que casi todos
se sumaron a la quijotada de entrar en guerra contra Estados Unidos;
mientras tan solo Canalejas, junto a los regeneracionistas, afirmaron
que aquello era una locura. Advirtiendo que Estados Unidos tenía
decenas de acorazados de acero y nuestro país una pobre armada
compuesta por barcos de madera, a lo sumo recubiertos con chapas de
hierro... . Tanto era así que la famosa guerra duró unos días,
en los que apenas hubo intercambio de fuego y cuyo apelativo fue El
Desastre. Un Desastre que como único buen fin tuvo ensalzar la
figura de todos aquellos españoles de “pro” y patriotas de
verdad, que reclamaban una nación nueva y regenerada. Un país con
educación y alimentos para todos, olvidándose ya de gestas heroicas
y del pasado imperial hispano; para construir una Sociedad justa y
bien constituida. Ideas que preconizaban principalmente
Joaquín Costa y el grupo de Canalejas (que antes del desastre se
había separado de Sagasta y del Partido Liberal Progresista, al
considerar una locura la declaración de guerra a Estados Unidos).
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS: Un
dibujo mío de José Canalejas
(pintado desde una foto).
El asesinato de este político en noviembre de 1912 supuso el
pistoletazo de salida hacia la Guerra Civil española; pues con él
terminó toda esperanza de regeneración de España.
Ya que tras Canalejas, Alfonso XIII presiona para dejar al mando de
los Liberales Progresistas al conde de Romanones. Todo lo que
significaba que el líder de la izquierda moderada fuera uno de los
hombres más ricos de España y sin ningún talante social -ni
siquiera liberal-. Este
“candidato real” del progresismo llevó a que el país entrase en
una deriva maximalista, en la que los partidos políticos se
radicalizaban por días, avanzándose hacia una Izquierda marxista.
Finalmente y sin saber Alfonso XIII qué hacer con aquella situación
que progresaba a marchas forzadas, permitirá que Miguel Primo de
Rivera le diera un Golpe de Estado; dejando así el gobierno en manos
del ejército hasta 1928. Generándose a un tremendo descontento
durante ese mandato y una gran inestabilidad al finalizar la
dictadura de Primo de Rivera; desembocando todo ello en la Segunda
República del 31.
.
Acerca
del Krausismo, en 1929 escribía Mario Méndez Berajano (también
primo y asesor de Canalejas Méndez):
“Así acosado por ambas partes, empobrecido por las defecciones,
exhausto de savia por haber cumplido su misión histórica en el
medio hispano, el krausismo resignó la soberanía y buscó en la
Institución Libre de Enseñanza su monasterio de Yuste.” (…) “No
se deshizo la estela de Krause en España como el hegelianismo sin
dejar más recuerdo que ciertas derivaciones socialistas. Tan en la
entraña de mi generación y de la anterior ahondó su savia que,
desaparecida la individualidad de la escuela, pasaron sus doctrinas,
ya sin sello de origen, al torrente circulatorio del pensamiento
general, animando explicaciones, libros y conferencias, imperando en
la esfera del Derecho y enviando desde su tumba un haz de luminosa
despedida, como si estuviese vinculado a la conciencia humana por una
irradiación que jamás puede desaparecer. Est defunctus... et
loquitur” (8)
.
Por
cuanto narramos, después de 1898 José Canalejas forma su facción
propia liberal, fundamentada en ideas krausistas; un grupo más tarde
heredará parte del ideario de Joaquín Costa (cuando La Unión
Nacional de Costa, se desintegra, después de 1902). De tal
manera, la política que propone ya el grupo de Canalejas será en
gran parte paralela a las ideas de Costa, pretendiendo: Acabar con la
compra de votos; reformar la educación y rescindir a la iglesia la
exclusividad de la enseñanza; abaratar los alimentos y en especial
del pan; cambiar radicalmente en el sistema de energías; reforestar
zonas deforestadas; un plan de protección del Patrimonio Artístico,
restauración de monumentos y creación de museos; plan de pantanos y
de irrigación, con trasvase de aguas; mejora de las carreteras;
planes de comercio y finanzas, de patentes y transportes etc..
Ideario que presentará José Canalejas en 1910, cuando gana las
elecciones y todo lo que -al parecer- llevó a su asesinato; pues
estaba en contra de lo que deseaban los conservadores y de lo que ya
querían los progresistas. Debido a que en esa época los
partidos de Izquierda se habían internado las corrientes europeas
que les convertían en un movimiento radical, más cercano al
anarquismo que al socialismo. Pero a la vez, la Derecha desde 1912
estaba virando hacia el extremismo nacionalista, pleno de caciques
(deseando que jamás se prohibiera la compra de votos).
.
Pese
a que el milagro de la regeneración se truncó cuando Canalejas es
asesinado; la regeneración de España fue “casi posible” debido
a que llegó por mano de un filósofo ajeno a los poderes fácticos:
Krause que no perteneció a las corrientes de la masonería europeas.
Pues aunque era miembro de sus logias -como sabemos- será expulsado
de ellas al querer
abrir esta organización hacia una alianza universal; narrando su
funcionamiento (todo lo que
fue interpretado como una revelación de secretos, tal
como describe
H.
Zschokke) (7)
.
La buena intención del filósofo quedó demostrada cuando finalmente
y treinta años después de su muerte, los masones rindieron homenaje
a Krause; reconociendo su error por haberle considerado un traidor.
Pero
este estado de alejamiento del poder en que vivió el sabio alemán,
le permitió ungir a sus discípulos españoles en unos principios
que no fueron infectados por intereses políticos. De tal manera, el
krausismo español quedó fuera de intereses bélicos y económicos
(lo que importó Sanz de Río junto a Giner de los Ríos y que fue
fuente del “Ideario” de Costa o de la política de Canalejas).
Tanto
fue así que cuando se llega a 1910 y en vísperas de la Primera
Guerra Mundial; los krausistas viven ajenos a las tensiones de
Europa, sin tener que encomendarse a uno u otro bando continental
(como hacían los masones de otros países).
.
Todo
ello, probablemente llevó a que en 1914 se pudiera mantener España
neutral durante la Primera Guerra Mundial. Aunque aquellos que
deseaban estar ajenos a los enfrentamientos europeos, fueron blanco
de los anarquistas y de movimientos que deseaban la contienda
mundial. Tal como sucedió con Canalejas,
cuyo asesino -Manuel Pardiñas- portaba un papel escrito con las
palabras “Conflagración Mundial” (cuando mata al presidente; aún
año y medio antes de la Gran Guerra). Debido
a que el anarquismo conocía que el mejor medio de destruir el
Sistema, era lograr que todos los países europeos lucharan entre sí
-provocándose
el caos-. Un caos, tras el que se impondrían los sistemas
totalitarios que apoyaban a los ácratas (como el comunista). Debido
a cuanto relatamos, las fuerzas de poder europeas no pudieron evitar
la Gran Guerra. Pero el motivo que permitiría a España a no entrar
en la terrible Guerra Mundial, a mi juicio fue la existencia por
entonces de una izquierda basada en el krausismo y sin apoyos de la
masonería europea.
Siguiendo todavía el Ideario regeneracionista, que mantenía como
principios y fundamentos:
“escuela y despensa”,
tanto como
“cerrar con doble llave el sepulcro del Cid”
(es decir, alimentar y educar al pueblo, olvidándose de gestas y
guerras).
SOBRE
ESTAS LÍNEAS: Una
fotografía tomada hacia 1918, donde vemos mi tatarabuela, Teresa
Arellano, que nació en 1926. A
su lado está Martín Santafé (su nieto, a nuestra derecha) y quien
me dijeron era Rafael Aizpún Santafé (a nuestra izquierda) -aunque
pienso que la persona de la izquierda pudiera ser más bien Jaime
Santafé, el hermano menor de mi abuelo y de Martín-. Esta
mujer que vemos en imagen, nació en época de Fernando VII (llamado
“El deseado”... Quizás por indeseable...) y
tuvo que vivir: El reinado de ese rey felón, la independencia de
colonias, las sucesivas guerras carlistas; además de la
entronización y expulsión de Isabel II, el asesinato de Prim, la
llegada de Amadeo al trono, La Primera República, La Restauración,
las crisis de África y El Desastre del 98.
A ello se añadió la dificultad de que nació en Caparroso
(Navarra), tierra de carlistas, aunque las familias Santafé y la
Arellano no siguieron esa ideología. Consecuentemente, sus hijos
(Juan y Nicolás) se fueron a Francia muy jóvenes y no regresaron
del todo hasta llegada La Restauración; viniendo a vivir entonces a
Madrid (Nicolás) y a Alicante (Juan), donde trabajaron para el banco
Hipotecario.
.
Estas
personas y sus hijos, fueron las que levantaron España en el siglo
XIX; cuando nuestra nación se había convertido en un detritus tras
la invasión napoleónica, la independencia de casi todas las
colonias americanas y el reinado de Fernando VII. Después de ello,
vinieron las sucesivas Guerras Carlistas que dejaron el país como un
erial intelectual y social, cargando de odio a los españoles, que se
dividieron en dos bandos durante más de setenta años. Pese a todo,
las personas nacidas en el reinado de Fernando VII y en el de su hija
Isabel II, superaron los problemas y a comienzos del siglo XX habían
logrado convertir a España en una potencia mundial. Recuperando de
un modo milagroso, una nación que dejaron unos y otros convertida en
trizas.
AL
LADO:
Cornelio Arellano, junto a Alfonso XIII y Daniel Múgica; foto tomada
en 1912 en la inaguración del embalse del Yesa. Cornelio Arellano
(primo de Nicolás Santafé, hijo de un hermano de Teresa Arellano)
fue otro ejemplo de los hombres que regeneraron la España del siglo
XIX. Nacido
también en Caparroso en 1867, se formó como ingeniero de caminos y
fundó junto a su socio -Daniel Múgica- la empresa “Múgica y
Arellano”, con la que fabricó y exportó maquinaria pesada a
numerosos países de Europa. Asimismo ambos ingenieros trabajaron en
la confederación hidrográfica del Ebro y crearon numerosos pantanos
en la zona de Navarra. Principalmente desde 1910, cuando España pasa
a convertirse en una gran potencia económica y realiza múltiples
obras públicas.
.
ABAJO:
Una
fotografía tomada hacia 1895 en casa de mi tatarabuelo Angel
Rodríguez Tejero, donde podemos ver a mi bisabuelo Nicolás recién
casado,
con unos cuarenta y seis años (a nuestra izquierda), junto a su
mujer y algunos de sus hijos.
En el otro lado de la imagen
(a nuestra derecha) su
mujer, Carolina y en medio los primeros hijos de ambos -el niño
junto a ella es mi abuelo Angel, a su lado Martín (borroso) y a la
izquierda, Ma.Teresa-. Detrás, el padre de mi bisabuela, junto a
otra persona que yo identifico con Juan Santafé.
La foto está hecha en fechas cercanas al Desastre del 98, y cuando
mi tatarabuelo Angel ya estaba jubilado como militar y se dedicaba a
pintar. Angel Rodríguez Tejedor fue -entre otras cosas- General de
Brigada, Gobernador de Tarifa, Caballero Gran Cruz de San
Hermenegildo, Gran Cruz de Carlos III, Cruz Roja al Mérito Militar,
Medalla Alfonso XIII a las Guerras Carlistas. Aunque su pasión era
pintar y dejó una amplia obra de dibujos y acuarelas, donde fue
recogiendo principalmente los frentes de África. Su hija (mi
bisabuela Carolina) también fue pintora, aunque se vio obligada a
dejar su gran pasión al casarse.
Estas personas que vemos en imagen vieron y vivieron todos los
problemas que España tuvo durante el siglo XIX, y pese a ello,
sacaron el país adelante.
..
ABAJO:
Juan
y Nicolás Santafé, fotografiados junto a sus mujeres y los hijos de
Nicolás y Carolina; imagen tomada hacia 1902 en casa de mi
bisabuelo. El
niño sentado (a nuestra izquierda) y de unos once años, es mi
abuelo Angel Santafé; a su lado, su hermano Martín; detrás, su
hermana María y Jaime con unos tres años (de pie); y junto a su tío
Juan (con barba) Ma.Teresa (también de pie). Sentada, la mujer de
Juan Santafé y a nuestra derecha mis bisabuelos (Nicolás y
Carolina). Esta
fotografía está tomada unos ocho años más tarde que la anterior
(lo que podemos ver por la edad de los niños) y en el espacio
temporal entre ambas -desde 1895 a 1903- España había pasado de
nuevo por enormes crisis.
Principalmente por la del 98, con El Desastre y la guerra contra
Estados Unidos, aunque también por un nuevo levantamiento carlista
de 1900. Pese
a todo, hacia 1903 la nación comenzó a recuperarse a grandes
marchas (gracias a la introducción en política de las ideas de
Costa). Tanto fue así, que para 1912 -mientras gobernaba Canalejas-
había vuelto a ser una potencia mundial, pese a que pocos años
antes era un país paupérrimo, cargado de conflictos bélicos.
6
– LOS QUE REDESTRUYERON ESPAÑA:
.
A
los países les sucede lo mismo que a las empresas o a las familias;
que cuando todo les sobra y tienen demasiados beneficios, comienzan a
gastar en exceso y a tirar dinero u oportunidades; entrando así en
conflictos personales e internos (pugnas propiciadas por ese
despilfarro y por la envidia que este genera; llegando al odio entre
personas que conviven o trabajan juntas). Es un mal endémico que
genera la riqueza y que no se produce tanto en momentos de penuria;
pues cuando todos son pobres, no hay posibilidad de despilfarrar, ni
muchas diferencias entre unos y otros. Pero desde el momento en que
existe un gran caudal de riqueza, siempre habrá quienes quieren
administrarla, quienes se llevan una gran parte de ella y quienes
reciben menos -considerando que el gasto de los que la manejan es
excesivo o está mal gestionado-. Suscitando todo esto odios
personales, rencores entre clases y entre países, o malestar entre
gentes y áreas vecinas; ya que quienes se suelen llevar peor son
aquellos que más cerca viven. Así, pondremos por ejemplo para
entender lo que digo, la Italia del Renacimiento; donde durante las
epidemias de peste o de invasiones extrajeras, todos se ayudaban.
Mientras en épocas de gran bonanza, se enfrentaban de continuo los
diferentes Estados y las distintas familias que ostentaban el poder
italiano (con el fin de robarse unos a otros las influencias
sociales, comerciales y perjudicarse en los negocios).
.
Cuanto
he expresado en el párrafo anterior nos puede hacer entender por qué
España durante los dos tercios primeros del siglo XIX, no hizo más
que entrar en guerras y conflictos. Mientras en su segundo tercio
(desde 1874) decidió llegar a un acuerdo social, salir del lodo,
dejar de matar y matarse; para ponerse a trabajar todos en un país
que progresara. Pues hasta 1808 nuestro país había sido un imperio,
donde se vivía con bastante holgura (gracias a las riquezas de
colonias), pudiendo todo español emigrar a ellas para buscarse un
futuro. Una gran nación, que cayó paulatinamente desde la llegada
de los franceses, pero sobre todo desde la aparición de Fernando VII
en la escena real. Momento en que nuestra nación se convirtió en un
detritus, donde la traición era norma y donde la ley no existía;
campando la injusticia por doquier (hasta el punto que los bandoleros
se hicieron héroes). Esa triste España fernandina, donde el
restaurado monarca derogó toda ley progresista y reinstauró hasta
La Inquisición, permaneció durante el reinado de su pobre hija
Isabel (a quien todos odiaban y a quien quiso arrebatar la corona
hasta su madre y hermana; llegando a promover su propio marido,
atentados contra su vida...). Todo ello, porque hasta 1850 todavía
en España quedaban riquezas y algún atisbo de lo que fue el imperio
hispano.
.
Pero
pronto llegaron los días de penuria absoluta y de paupérrima
realidad, donde nuestro país ya no tenía un lugar en el Mundo, sus
ciudadanos carecían de una formación suficiente -conforme a los
conocimientos del siglo XIX-; mientras el pueblo, en su mayoría
analfabeto, pasaba más hambre que un soldado sin
abrelatas. Ello sucedió durante la Primera República, cuando el
esperpento al que se llegó fue tal, que Jumilla se declaró Estado
independiente, antes de que Albacete les invadiera; mientras Almería
atacaba con su flota naciones consideradas extranjeras, disparando
así sus cañones hacia los “países vecinos” (como Valencia).
Fue entonces cuando se oyeron en el Congreso de Diputados las
sabias palabras de Estanislao Figueras, diciendo:
- “¡Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros!”.
- “¡Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros!”.
Tras
ello, aquel primer Presidente de la República Española, hizo sus
maletas y se fue a Francia; dejando vacante su cargo -sin dimisión,
ni aviso previo-. Teniendo que ocupar su puesto Pi y Magall, ante al
cachondeo generalizado de media Europa (a los que bien informó
Figueras, narrando lo que era esa Primera República “patatérica e
hispánica”).
AL
LADO:
El
último cuadro que pintó mi bisabuela Carolina, justo antes de
casarse
(es un estudio de telas). Tenía unos veinticuatro años cuando
contrajo matrimonio y por entonces aprendía a pintar con su padre,
junto a los artistas amigos de la familia (en especial con F. Domingo
Marqués). Tristemente
tuvo que dejar de pintar tras su boda celebrada en 1890 (tal como
exigía por entonces ser la esposa de un banquero). Ambos eran
bastante mayores al casarse -él más de cuarenta y ella más de
veinticinco (que por entonces era “mucho”)-; todo lo que hace
pensar que la bisabuela Carolina quizás pensó en dedicar su vida a
los cuadros, antes que Nicolas Santafé se cruzase en su camino.
.
.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Una acuarela pintada por el general Angel Rodríguez Tejero; titulada “carga de caballería”, mide un metro por 40 centímetros y se fecha hacia 1870 (se trata de un dibujo costumbrista en el que vemos a los caballeros vistiendo traje corto, zahones y sombrero rondeño; haciendo huir -probablemente- a los franceses en Bailén). Como dije, mi tatarabuelo, nació en 1837 y tuvo que vivir todas las miserias del siglo XIX español. Destacado como militar liberal, luchó primero contra los carlistas y más tarde en África, llegando muy pronto a coronel y a gobernador civil de Tarifa. Perteneciente a una familia de artistas segovianos (su padre era un afamado organista y más tarde organero, descendiente de San Alonso Rodríguez); fue un militar de enorme cultura y de gran talante democrático -en pleno siglo XIX-. Tanto es así, que en sus últimos días deseó servir a La Restauración, degradándose de general a coronel; entrando como jefe de alabarderos en la guardia real. En esos días, conoció a Nicolás Santafé, banquero de origen navarro también liberal y que había huido de los carlistas desde su infancia. Parece que establecieron una gran amistad (pues no tenían tanta diferencia de edad) y su finalmente en 1890 la hija de Angel Rodríguez (Carolina) terminó casándose ese navarrico que siempre definía al carlista como: -“Un animal de cresta roja, que una vez confesado y comulgado ataca al hombre”- (frase que al parecer se atribuye a Pio Baroja).
BAJO ESTAS LÍNEAS: Una acuarela pintada por el general Angel Rodríguez Tejero; titulada “carga de caballería”, mide un metro por 40 centímetros y se fecha hacia 1870 (se trata de un dibujo costumbrista en el que vemos a los caballeros vistiendo traje corto, zahones y sombrero rondeño; haciendo huir -probablemente- a los franceses en Bailén). Como dije, mi tatarabuelo, nació en 1837 y tuvo que vivir todas las miserias del siglo XIX español. Destacado como militar liberal, luchó primero contra los carlistas y más tarde en África, llegando muy pronto a coronel y a gobernador civil de Tarifa. Perteneciente a una familia de artistas segovianos (su padre era un afamado organista y más tarde organero, descendiente de San Alonso Rodríguez); fue un militar de enorme cultura y de gran talante democrático -en pleno siglo XIX-. Tanto es así, que en sus últimos días deseó servir a La Restauración, degradándose de general a coronel; entrando como jefe de alabarderos en la guardia real. En esos días, conoció a Nicolás Santafé, banquero de origen navarro también liberal y que había huido de los carlistas desde su infancia. Parece que establecieron una gran amistad (pues no tenían tanta diferencia de edad) y su finalmente en 1890 la hija de Angel Rodríguez (Carolina) terminó casándose ese navarrico que siempre definía al carlista como: -“Un animal de cresta roja, que una vez confesado y comulgado ataca al hombre”- (frase que al parecer se atribuye a Pio Baroja).
Regresando
al tema que tratábamos, parece que cuando una Sociedad ha alcanzado
su máximo histórico de progreso y riqueza, tiende a retroceder. Es
algo que demostraría la Historia, con casos como el de Roma, Grecia,
Francia o el imperio Español. Ello se debería primeramente a que
en esa bonanza económica se produce un retroprogresismo movido por
las élites que han caído, lo que Pániker ya definió hace
decenios al observar cómo los países que progresan rápidamente,
pronto añoran el pasado. Todo lo que lleva asimismo a que se
produzca la llamada “ley del péndulo” por la cual los procesos
de revolución, se convierten al final en uno de involución. Tal
como sucedió en la Inglaterra de Cromwell; o en Francia, cuando tras
los aires de “igualdad, libertad y fraternidad”, llegaron a El
Terror y finalmente a crear un Imperio -con Napoleón al frente-. O
bien en Rusia, donde el Zar rojo sustituyó al Zar blanco; al igual
que sucedió en Alemania, cuando al intentar Europa erradicar el
belicismo prusiano del Kaiser, se produjo el Nacional Socialismo.
.
Esta
tendencia “del péndulo”, unida al retroprogresismo, es lo que
conduce a ciertas Sociedades que han progresado rápidamente, a
retroceder como cangrejos. Lo que se produce cuando una nueva
generación -más formadas que las anteriores- llega a la conclusión
de que cuanto hicieron sus padres y abuelos, ha traído unos
adelantos tan negativos, que provocan todos los problemas que su
tiempo y Sociedad sufre. Siendo consecuencia de ese progreso anterior
las numerosas desigualdades y la infinidad de crisis sociales,
económicas y ecológicas que ellos viven. Llegando a culpar a sus
antecesores de los avances tecnológicos logrados y de una
desmesurada riqueza fomentada de un modo egoísta (incluso de las
creencias y enseñanzas que han intentado darles).
.
Un
ejemplo de cuanto expongo lo tenemos en infinidad de países que tras
haber avanzado, optan por regresar a sus normas más antiguas o a
sistemas gobernados por su religión, en su forma más arcáica;
llegando a cerrarse al Mundo (para no ser contaminados por el
progreso). Lo que sucede sobre todo cuando una generación mejor
preparada que la anterior, quiere demostrar que sus antecesores han
realizado mal las cosas; enriqueciéndose o avanzando
desmesuradamente. Unos argumentos para retroceder que los defenderán
personas más “estudiadas” que las mayores; llegando así a ser
creíbles sus propuestas retrógradas -aunque estén expresadas por
quienes no tienen experiencia alguna-. De tal modo, las ideas para
dar un paso atrás se suelen impulsar por quienes han estudiado
gracias al esfuerzo de sus antecesores; aunque afirman que los
adelantos anteriores a su generación solo sirven al mal. Y pese a
que estos jóvenes no conozcan nada de la vida -ni tengan el más
mínimo sentido común-; cuando predican el involucionismo serán
seguidos por una gran masa que les cree “superiores” a sus
ancestros (sus padres o abuelos, que no tuvieron tantos datos ni
tanta maldad como ellos).
AL
LADO:
Después
de presentar los cuadros de mi bisabuela y mi tatarabuelo, me atrevo
a recoger tres dibujitos míos a los que les he puesto unos
comentarios irónicos añadidos (son viñetas que divulgo a mis
amigos en Facebook, para divertir un poco). En
el primero vemos que la tendencia a destruir es una afición muy
hispana; en el segundo la falsedad plena de la “Leyenda Negra”
(que recuerda lo malos que fueron los españoles en Flandes hace
cuatro siglos, olvidando todas las guerras habidas entre los países
de centro Europa y que arrasaron la zona hace apenas siete décadas);
el último define el sentido común de la nueva República Catalana,
que pretenden crear.
.
.
Cuando
expongo no creamos que solo se refiere a países del Tercer Mundo o a
zonas desérticas y lejanas; pues basta con observar la política de
energías de Angela Merkel, para ver un caso de retroprogresismo.
Cuando esa presidenta, tras la crisis japonesa de Fukushima, ordenó
cerrar todas las centrales nucleares alemanas; argumentando
peligrosidad sísimica (pese a que en centro Europa no se ha
producido un terremoto importante desde hace siglos). Ante Angela
Merkel, nadie podrá discutir sus argumentos, ya que es ingeniero
físico-nuclear. Por lo demás, el retropogresismo del que hablo es
lo que provocó esta medida, porque desde entonces Alemania produce
electricidad principalmente quemando carbón; un sistema que emite
los peores gases a la atmósfera (nacidos de la combustión de
antracita). Y aun siendo verdad que las centrales nucleares sean
peligrosas, mayor verdad es que al año mueren en el Mundo cientos de
miles de personas a causa de la polución -por lo que el CO2 parece
un tema más que preocupante; mucho más que el referido escape de
Fukushima...-.
Por
todo lo que decimos, parece que las posturas siempre deben ser
moderadas y nunca radicales (menos aún aprovechando circunstancias,
tal como se hizo en Alemania tras la triste crisis de Japón). Pues
de otro modo no se toman decisiones justas, sino populistas. Algo
que veremos claramente con el ejemplo presentado; porque aunque es
evidente que lo más deseable son las energías alternativas y
sabiendo que el sistema eólico -o el panel solar- son los medios por
los cuales se debiera obtener toda la electricidad. Para llegar a
esa renovación total de energías alternativas se necesita tiempo; y
sin dar un plazo para modificar el sistema, manifestando una actitud
negativa, solo se provocará la involución o el retroprogresismo
(tal como sucede ahora en Alemania, donde queman millones de
toneladas de carbón para obtener electricidad -gaseando la
atmósfera-). Ya que la energía es imprescindible para la Sociedad y
mientras se llega a la renovación del sistema, en Japón prefieren
arriesgarse a un accidente en una central nuclear, antes que someter
al pueblo a pobreza energética. Manteniendo esa forma barata de
obtener energía (como es la atómica), con el fin de que las
empresas y las casas puedan tener electricidad a bajísimo coste.
Algo que se realiza con un evidente riesgo, pero tomando todas las
precauciones. Porque la posibilidad de accidente siempre existe,
aunque hay que evitarlo por todos los medios. No siendo un método
políticamente válido culpar al avance, ni aprovechar las
desgracias, para imponer ideas retroprogresistas (tal como hemos
dicho se hizo ante la triste crisis de Fukushima; ya que nadie desea
que se produzcan accidentes).
AL
LADO:
En
Japón, junto a mis primos y sobrinos -hijo de mi prima Conchita
Monmeneu- (de
izquierda a derecha: El que escribe estas lineas, Salvador Monmeneu,
Mónica Castilla, Luis Beloqui Monmeneu). Mi
familia japonesa vive en Maebashi, apenas a unos ciento cincuenta
kilómetros en linea recta de Fukushima (cerca de Tokio). Cuando se
produjo el seísmo y maremoto, algunas lineas aéreas cerraron sus
vuelos, impidiendo
a centenares de miles de personas salir de la isla (en momentos tan
duros). Las primeras que clausuraron los viajes a Japón fueron las
de centro Europa -en especial las aerolineas alemanas-; ello provocó
una crisis interior de tal magnitud que en una semana el precio de
los billetes de avión subieron un mil por cien (multiplicando diez
veces su coste). Otros
países, como Inglaterra o China, mantuvieron sus aerolíneas,
embajadas y colegios abiertos; generando una sensación de normalidad
y seguridad que permitió a los japoneses reorganizarse y poder
afrontar esa situación
(pues si todos hubieran huido en desbandada, se hubiese producido un
caos). En
esos momentos de duelo, de dolor, de confusión y horror; lo peor fue
observar como en Alemania salían los ecologistas a protestar por las
energías atómicas, con más de veinte mil muertos en Japón
y culpando a ese país de lo que le había sucedido... .Todo ello, en
manifestaciones organizadas desde el gobierno para aprovechar la
ocasión y eliminar las centrales nucleares germanas. Pese a ello;
aún continúa la señora Merkel gobernando aquella nación y media
Europa; sin que apenas nadie exprese abiertamente que sus fórmulas
son inaceptables.
BAJO
ESTAS LÍNEAS: Junto a mi
cuñado -Ishizeki-, en Matsumoto (uno de los castillos emblemáticos
de la zona en que vivimos, en Japón).
..
El
ejemplo antes de las imágenes expuesto, es un caso que ilustra el
modo en el que quienes tienen más conocimientos que los demás,
pueden llevar al grupo hacia sus deseos y decisiones; incluso en
contra del sentido común. Pues en lo que se refiere a Alemania,
parece absurdo que argumenten que un terremoto -menos un maremoto-
les obligaran a cerrar sus centrales nucleares; pasando a quemar
carbón en las térmicas. Pero todo ello razonado por una ingeniera
físico nuclear que preside un país (como es Ángela Merkel), hará
imposible que ninguna voz discuta esos dictados. Y de un modo
similar, puede justificarse cualquier decisión política; llegando a
tomarse iniciativas verdaderamente involucionistas en el nombre de la
revolución -bastando para ello que uno tenga argumentos
suficientemente preparados (tal como hacían los sofistas)-. Esto
fue lo que sucedió en Europa a comienzos de siglo; cuando una
generación de jóvenes -que había sido la más preparada hasta
entonces- decidió que el mundo creado por sus padres y abuelos
carecía de valor social e histórico. Que aquellos movimientos e
ideologías decimonónicas anteriores a ellos, debían olvidarse o
destruirse; para llegar a la modernidad plena. Así, sobrepasando
en mucho los conocimientos de sus antecesores, la juventud de
comienzos del siglo XX decidió romper con el pasado (todo él
inútil y cursi). Lo que se tradujo finalmente en una fractura
tal, que provocó la Primera Guerra Mundial y la posterior revolución
de Rusia. Pero tras aquella tragedia, muchos de los que habían
combatido en la Gran Guerra, debieron pensar que el verdadero
progreso no había llegado todavía a Europa; así que provocaron una
Segunda Guerra Mundial.
.
Algo
muy parecido sucedió en España, que se salvó de las Guerras
Mundiales, aunque vivió sus contiendas civiles. Desde 1833 con los
carlistas, que decidieron imponer un proceso tan involucionista que
no permitía reinar a una mujer en un país como el nuestro;
donde ya lo habían hecho en el siglo XV Isabel la católica y Juana
I (mal llamada loca). Carlismo que durante setenta años provocó
continuas guerras civiles, hasta que los levantamientos “requetés”
cesaron después de 1900; momento desde el que una nueva
generación ya vería a los partidarios de esa facción como
“animales de cresta roja que una vez comulgados y confesados
atacaban al hombre”. Aunque quizás el carlismo desaparece -en
mayor medida-, porque a comienzos del siglo XX ya habían nacido
otros nuevos dogmatismos que tenían unos rasgos más modernos.
Como fueron las ideologías radicales que en esa época preconizaban
la destrucción del Sistema o dar muerte a quienes fueran adeptos al
Régimen (tal como hacía el anarquismo). Algo que escribo
recordando por ejemplo a Valle-Inclán, que era anarquista y a la vez
carlista... . Sea como fuere, desde principios del siglo XX se
extendieron por Europa estos movimientos absolutamente radicales,
que llevarían a la confrontación de todos los países. Cuando
las monarquías absolutistas europeas (gobernadas por bobos
endogámicos) fueron cayendo en todas las las trampas que esos nuevos
ideólogos les pusieron.
.
Asimismo,
a España llegaron aquellos movimientos radicales “novecentistas”,
aunque tras la Primera Guerra Mundial; pues nuestro país no debía
desear muchos líos después de tantos problemas como tuvo en el
siglo XIX. Pero entre 1880 y 1910 nació una generación mejor
“estudiada” que sus antecesores, quienes “todo se lo sabían”;
gentes que pensaron como esa España de La Restauración era
casposa o absurda y que había de aniquilarse. Por su parte, los
contrarios a esa modernización no estaban por la labor de cambiar
nada, siquiera prohibir la compra de votos. Así fue cómo se
llegó a 1912, año en que un “modernísimo” anarquista llamado
Manuel Pardiñas asesinó a Canalejas y con él a la esperanza del
regeneracionismo. Dejando después el rey Alfonso XIII el Partido
Progresista en manos de Romanones; dirigiendo desde entonces la
izquierda uno de los hombres más ricos del país -dueño de las
minas de la Unión-. Todo lo que provocó la radicalización del
socialismo español, caminando hacia el marxismo pleno; momento en
que dio un golpe de Estado Miguel Primo de Rivera -con la aprobación
del rey-. Siendo desde entonces inevitable La República (tras
haberse tolerado esa traición al “sistema de turnos”). Naciendo
por entonces “Las Dos Españas” de Machado. Dos partes que hasta
entonces fueron rivales y poco después se convirtieron en enemigas.
.
Y
para invitar a una pequeña reflexión, terminaré este artículo con
una curiosa frase de Marx; quien afirmaba que: "La historia
ocurre dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa”
(9) .
AL
LADO: Cabeza de Antonio
Machado, sobre un monolito, regalado por su autor (Pablo Serrano) al
colegio de Soria donde el poeta impartió sus clases de francés. Una
primera versión de esta cabeza se puso en la Biblioteca Nacional -en
los años sesenta-; otra, más tarde, en la Academia de San Fernando
y una después en Baeza (en la universidad donde también fue
profesor Antonio Machado). Fue
este poeta un ejemplo claro de la España del Regeneracionismo; unido
a su hermano -de ideología más conservadora-, siempre respetó el
pasado, aunque deseando el progreso. Era un hombre bueno entre los
buenos; como lo fue Krause, Joaquín Costa, Giner de los Rios, Sanz
del Rio o Canalejas.
.
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS: El
olmo seco de Machado, que se recuerda en Soria (situado frente al
cementerio). Ese árbol fue la imagen de una España decrépita y
caída, que el poeta reflejó en unos de sus más bellos versos.
Un poema donde Don Antonio expresa el sentimiento de lo que era la
España hundida, que todos aprovechan para hacer leña. A la vez que
recuerda en acróstico a Leonor (su amada); cuyo nombre podemos leer
en las palabras -A-L - E (l) O - NO - será - ejército – antes
que te derribe... .
Bajo
la imagen recojo el poema A UN OLMO SECO. Esta poesía parece que se redacta en primavera de 1912, cuando Machado vio un atisbo de esperanza en la política y en la regeneración de España. Tras dos años de gobierno de Canalejas y cuando Mario Méndez Bejarano y otros progresistas andaluces (amigos del poeta) estaban en la lista de espera para ocupar los más importantes ministerios. Así escribirá a ese árbol -que simboliza la España de su tiempo- los versos que bajo estas lineas recojo; esperando un milagro de la primavera (resurección de nuestra nación que se truncó con el asesinato de Canalejas unos meses después):
"olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera".
A
UN OLMO SECO
.
Al
olmo viejo, hendido por el rayo
y
en su mitad podrido,
con
las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas
hojas verdes le han salido.
.
¡El
olmo centenario en la colina
que
lame el Duero! Un musgo amarillento
le
mancha la corteza blanquecina
al
tronco carcomido y polvoriento.
.
No
será, cual los álamos cantores
que
guardan el camino y la ribera,
habitado
de pardos ruiseñores.
.
Ejército
de hormigas en hilera
va
trepando por él, y en sus entrañas
urden
sus telas grises las arañas.
.
Antes
que te derribe, olmo del Duero,
con
su hacha el leñador, y el carpintero
te
convierta en melena de campana,
lanza
de carro o yugo de carreta;
antes
que rojo en el hogar, mañana,
ardas
en alguna mísera caseta,
al
borde de un camino;
antes
que te descuaje un torbellino
y
tronche el soplo de las sierras blancas;
antes
que el río hasta la mar te empuje
por
valles y barrancas,
olmo,
quiero anotar en mi cartera
la
gracia de tu rama verdecida.
Mi
corazón espera
también,
hacia la luz y hacia la vida,
otro
milagro de la primavera.
.
Antonio
Machado (mayo de 1912)
ARRIBA
Y ABAJO: Dos divertidas
fotografías tomadas en San Sebastián. La de arriba, baños de sol
en la playa en 1915 (mi abuela, en el centro; a su derecha Ma.Teresa
Santafé y al otro lado María Santafé). Abajo, fotografía que creí se trataba de un concurso de paraguas
en 1925; y que las protagonistas eran: Mi madre (con unos dos
años y a nuestra izquierda), su hermana Maria Luisa (en el centro) y
su otra hermana (conchita, a la derecha). Me comunica mi prima Ma.Sol que la fecha puede estar aliterada y debe ser 1952 (en vez de 1925). Asimismo me dicen que las protagonistas son (de derecha a izquierda): Mari Sol Santafé Casanueva y sus hermanas Fátima y Dolores. Se trata de unas fiestas de verano en las que su madre (Lolita Casanueva) había vestido a las niñas como de "Las de Caín"; una obra de teatro de los hermanoz Ávarez Quintero (musicada por Solozábal) cuyo argumento narra como los padres de varias hijas no saben qué hacer para casar a tanta niña... .
NOTA
FINAL: Muchos de los datos, recuerdos, anécdotas, sucedidos o
historias que describo; me fueron transmitidos por Gregoria Zamarra.
Nacida en Tarancón, casada con el administrador familiar, vivía en
casa mi bisabuelo antes de 1910 (cuando Canalejas es nombrado
Presidente). Allí, en Cuenca y en Madrid, conoció a unos y a otros,
permaneciendo siempre entre nosotros; siendo finalmente como una
segunda madre para mi progenitora y los suyos. Quienes al quedar
huérfanos en la Guerra Civil, fueron recogidos por Gregoria Zamarra,
que logró traerles hasta la casa de sus familiares (Carolina y
Nicolás Santafé -ya fallecido-); donde los pusieron a cargo de su
abuela y su tío Martín. Desde aquí mi recuerdo hacia ella, a su
marido -Antonio López Cabello- y a su hija -Celes López Zamarra,
quien es una prima más entre nosotros-.
.
AGRADECIMIENTOS:
Mi gratitud especial a Javier Casanueva Muñoz (marido de mi prima
Ma.Sol Santafé); quien me ha facilitado algunas de las fotos de la
familia que hemos publicado en nuestros "Recuerdos...".
.
-----------------------------------------------------
CITAS:
-----------------------------------------------------
(1):
A
LOS INTERESADOS EN LEER EL ARTÍCULO DONDE TRATO SOBRE ESTE CRONOS
MITRÁICO DE MÉRIDA. Pulsar el siguiente enlace:
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?id=3132
.
(2):
ABC
páginas
27 y 28, del 21 de febrero de 1928; Titular: “Dos muertos y siete
heridos en accidente automovilista”.
.
(3):
Texto
de "Rosa de llamas" tomado desde Jesús Ma. Monge (ver cita
abajo). Del mismo modo, en "Luces de Boehmia" podemos leer
como Max Estrella se encuentra con Mateo Morral en la cárcel y habla
con él, tomándole y diciendo "yo te bautizo como Saulo"
(en una clara referencia a San Pablo que antes de cristiano fue
legionario romano).Jesús Ma. Monge sobre Morral
-Ramón
del Valle-Inclán, En la Luz del día- Texto tomado del artículo de
Jesús Ma. Monge Ver cita abajo.
TEXTO TOMADO DE IBIDEM CITA, donde menciona como fuente: "Visión cosmográfica de la Gran Guerra" España, 11 de mayo de 1916, en Dru Dougherty, Un Valle-Inclán olvidado: entrevistas y conferencias., Espiral-Fundamentos (1982, pp. 78-82 ) Jesús Ma. Monge sobre Morral http://www.elpasajero.com/MATEOMOR.htm
TEXTO TOMADO DE IBIDEM CITA, donde menciona como fuente: "Visión cosmográfica de la Gran Guerra" España, 11 de mayo de 1916, en Dru Dougherty, Un Valle-Inclán olvidado: entrevistas y conferencias., Espiral-Fundamentos (1982, pp. 78-82 ) Jesús Ma. Monge sobre Morral http://www.elpasajero.com/MATEOMOR.htm
.
(4):
DECÍA
EL PROYECTO DE CONSTITUCIÓN DE DE 1873: "Componen
la Nación Española los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja,
Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la
Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto
Rico, Valencia, Regiones Vascongadas. Los Estados podrán conservar
las actuales provincias o modificarlas, según sus necesidades
territoriales".
.
(5):
Recojo
nuevamente en este párrafo palabras que escribí en otro de mis
artículos; concretamente en el dedicado a Beningo de la Vega-Inclán.
.
(6):
PAG
591:
MASONERÍA Y PENSAMIENTO: Krause // Enrique M. Ureña. //
LA
MASONERÍA EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX, tomo II, 589,n Junta de
Castilla y León 1987
.
(7):
Tal
como describe
Heinrich
Zschokke, en un artículo que intituló “El intento de Karl
Christian Friedrich Krause de suprimir la Orden de los masones y
crear una Alianza de la Humanidad”.
Cita
tomada de: KRAUSE
Y SU IDEAL
MASÓNICO:
HACIA
LA
EDUCACIÓN
DE LA HUMANIDAD
ENRIQUE
HERNANDEZ
UREÑA,
Universidad
de Comillas. Madrid.
Estudio liberado en la red.
.
(8):
MARIO
MÉNDEZ BEJARANO. “Los krausistas”, pags. 393 y 480
.
(9):
CARLOS
MARX
"Dieciocho
de Brumario, de Luis Bonaparte", Capítulo I
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