En la imagen superior: Portada del último Libro- DVD editado con poemas de Carlos Oroza, realizado y diseñado por su actual colaborador, manager y coordinador: Carlos Vilas. La obra contiene -entre otros-, algunos versos que ya Carlos Oroza recitaba hacia 1967 en El Café Gijón (como Malú), tanto como una interesantísma entrevista con el poeta. La referencia que nos da para poder acceder a algunos poemas de Carlos Oroza es FREE MP3 DOWNLOAD: http://oroza.paitunes.com
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En la foto sobre estas lineas: Cuadro y diseños del pintor Carlos Vilas, que se contienen en el DVD-libro, antes mencionado. Enlaces sobre Oroza:http://carlosoroza.blogspot.com/.
http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Oroza
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Un decenio antes de que Francisco Umbral en sus artículos, se refiriera siempre a Oroza como "El poeta maldito del Café Gijón", todos sabíamos que lo era. Y ello, porque llevaba casi una década recitando su poesía allí y en otros lugares de Madrid, sin desear más que aquello (dar a conocer sus versos, sin obtener nada a cambio -motivo suficiente para ser maldito...-). Por todo ello, este rapsoda fue una de las figuras más significativas del mundo artístico en el Madrid de los sesenta y setenta:
Un decenio antes de que Francisco Umbral en sus artículos, se refiriera siempre a Oroza como "El poeta maldito del Café Gijón", todos sabíamos que lo era. Y ello, porque llevaba casi una década recitando su poesía allí y en otros lugares de Madrid, sin desear más que aquello (dar a conocer sus versos, sin obtener nada a cambio -motivo suficiente para ser maldito...-). Por todo ello, este rapsoda fue una de las figuras más significativas del mundo artístico en el Madrid de los sesenta y setenta:
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Nunca me cansaré de narrar la sensación que tuve la primera vez que oí una cinta de Carlos Oroza. Debía tener yo unos siete años (hacia 1967) y apareció mi padre con un de estas cassettes -que entonces eran una novedad-. Mi progenitor tenía por costumbre asistir a las tertulias de El Café Gijón y entre sus tertulianos y declamadores preferidos estaba este poeta de origen gallego. Un día puso aquel magnetofón en casa y nos enseñó a toda la familia cómo rapsodiaba Oroza sus poemas; a mí se me erizó la piel y aunque era solo un niño de corta edad, siempre conservé una impresión imborrable de esa declamación acompañada de músicas y sensaciones. Como ya he contado, años mas tarde -cuando tuve los catorce o quince-, "robé" alguna de aquellas cintas a mi padre, para hacer copias de las originales, que luego guardé cerradas en el recién inventado papel albal (como si se tratase de uno de mis más preciados tesoros). Y pese a que mi biblioteca-estudio se inundó en 1995, destruyendo gran parte de mis libros, recuerdos, escritos y obras; al menos una de aquellas cassettes se conservó intacta y por ello siempre intenté encontrar a su autor, para hacérselo saber.
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Hace más de un año, desde Japón envié un mensaje a su blog autorizado y a revistas que hablaban de Oroza, aunque no conseguí encontrarle. Sabía que era muy difícil, sino casi imposible, pues desde fines de los años setenta se fue de Madrid (primero a Baleares y luego a Nueva York); habiéndome dicho sus amigos que ya no deseaba contactar con su "antiguo ambiente". Mi padre -que murió en 2004-, aún en sus últimos días me decía y preguntaba: -"¿Ángel, sabes qué puede haber sido de Carlos Oroza?. Es que se marchó de Madrid y luego nunca mas se supo ..."-. Quería mi padre al poeta y le admiraba más; preguntándose de continuo, por qué la Sociedad no le había encumbrado... . Él creía que con mis relaciones del mundillo del arte, podía localizarle; pero yo también desde 1991 estuve fuera de la "órbita hispana" y prácticamente me limité a vivir (o sobrevivir) en Japón. Por lo que me resultaba imposible saber "Qué fué de Carlos Oroza".
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Esta última frase la entrecomillo, porque se trataba de una pregunta común; sobre todo entre los antiguos tertulianos de El Café Gijón, quienes daban como "paradero desconocido" aquel lugar en el que Oroza estuviera. Después he sabido, que muchos intentaron contactar con él, e incluso traerle a programas de televisión a Madrid o Barcelona; pero aquel poeta prefirió "ocultarse" para conservar su inspiración (o quizás, su magia). Pues decimos bien al hablar de magia, ya que Oroza no es un poeta de las letras, sino de la palabra y de la expresión nacida de la voz. Tanto que llega a describir los libros como: "CEMENTERIOS DE SIGNOS".
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Quizás pensemos que aquella repugnancia por la poesía escrita pueda nacer de un hecho antisocial o "ágrafo-radical"; pero, a nuestro juicio es todo lo contrario, pues consideramos que procede de un modo de civilización y de una cultura ancestral. Una cultura que es el recuerdo de las más antiguas habidas y que nos retrotrae hasta indoeuropea (concretamente a la gaélica); donde la escritura estaba penada -sobre todo anotar los poemas-. Porque en la remota antigüedad, solo se escribían los hechos necesarios, o los contratos (las cuentas, las ordenes y hasta las coordenadas de lugares o estrellas). Pero las artes y los poemas, no habían de anotarse y debian ser recordados en la memoria del pueblo (tanto, que aquellos que se perdieran, lo harían tan solo por no merecer volver a ser memorizados y recitados...). Así se creó La Biblia, en versos (versículos); que recitados durante siglos, llegó un día a consolidarse y escribirse en arameo. Del mismo modo que La Odisea o la Iliada fué rapsodiada una y miles de veces; pues sus orígenes son de principios del siglo XIII a.C., y hasta casi quinientos años después, no se redactan, ni escriben en el alfabeto de la Hélade...
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Pero es que el poeta en La Antiguëdad, era siempre así: Un artista de la voz y la palabra, no de las letras y de la filología. Pese a que desde los siglos XVIII y XIX, la figura del rapsoda que recita sus versos, se va perdiendo y aparece el poeta literato. Convertido en un escritor, sin apenas voz, a quienes difícilmente oiremos dictar o declamar sus versos, ya que principalmente deseaban darlos a conocer sobre el papel. Una poesía escrita que mucho tiene de arte de artificio y que en poco se parece a la que el Siglo de Oro nos legaría en las obras teatrales. Pero aún menos, a los versos que oralmente recitaron los bardos y trovadores de Occidente, desde que Europa fue así llamada (en los años que Grecia le diera ese nombre a la zona "bárbara", en que consideraban pudo estar el Erebo...). Aquellas letras y melodías que los scops, trovadores o juglares, se fueron creando y atesorando durante siglos y en ocasiones tenían sus orígenes en la Edad de los Druidas. De los que heredaron cantos y ciclos míticos, que como el del Santo Grial o el del Rey Arturo, fueron prodigando por Occidente los bardos (primero) y luego los trovadores. Llegando así a conservar en el recuerdo y en la memoria, versos e historias con miles de años de antigüedad, tanto como una música ancestral, que consolidaría las raíces de lo que después serían las melodías más bellas de Europa (la música irlandesa, inglesa, provenzal o alemana antigua).
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A esta cultura y civilización pertenece la filosofía poética de Carlos Oroza, quién entiende la escritura como una posible "perdida"; puesto que cuando algo se transcribe a signos, pasa al mundo de lo visual, de lo inamovible y hasta de lo intransformable. Creando el verso escrito un mundo diferente llamado literatura, pero que nada tiene que ver con los poemas nacidos oralmente, que pertenecen a una "performación" de la música. Ya que estos nacen del sonido, y nunca de los signos (ni de los símbolos). Ello, significa la comprensión de lo que fue y es el alfabeto, que creó desde el siglo XV a.C. -al ser "inventado" en Ugarit ó Biblos- un sistema casi virtual, digitalizado y numérico para ver el idioma. Pues hasta entonces, se había escrito en símbolos, no en signos como hace el Kanji chino-japonés, donde cada ideograma es una idea y por ello, libremente interpretable. Pero el alfabeto que nos legaron los fenicios transformó la civilización, al cifrar la palabra. Era una fórmula heredada de simplificar el jeroglífico egipcio y del sistema babilonio cuneiforme (este último fue un verdadero medio "digital" de expresar sonidos). Fórmulas de gran avance Social y que, como tal, reportan un gran atraso cultural. Aquel cuneiforme, ese alfabeto o el alefato, en los que el idioma pierde su esencia mística nacida de la garganta; porque la lengua emitida se transforma casi en números combinados y la palabra puede ser tratada como una cifra (tanto como las frases pudieran verse como ecuaciones).
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Al menos, uno de esos bardos (o trovadores) del medievo, vivió y sobrevivió al papel hasta nuestros dias; es el que se llama: Carlos Oroza. Alguien que pronuncia la frase de: "mis versos nacen oralmente y solo los transfiero al papel, con verdadera repugnancia"; entendiendo que aquel acto de escritura, es el mismo que cristalizará una frase que jamás podrá volver a ser modificada. Algo que para el hombre del pueblo (o del folklore) es repugnante; lo que fácilmente podemos entender si hablásemos de transcribir al papel -solfeo- el cante y el toque flamenco. Porque : ¿Qué sería o qué quedaría del Flamenco -y de la música folklorica del Norte-, si se escribiera y estudiara en partituras?.... Probablemente "una repugnancia", porque tras la primera versión inscrita, todos deberían ya interpretarlas de forma igual y exacta; impidiendo que cada cual le diera su espíritu y su "arte". A ello, quizás se cierne y se deba este dogma gaélico y celta que ya cita Julio César en La Guerra de las Galias (D.B.G. Lib. VI, 14 y ss.), cuando habla de que los druidas conservaban sus leyes y toda su sabiduría en miles versos; que aprendían y retenían de memoria, sin poder jamás olvidarlos, y menos escribirlos (bajo pena capital). Porque aquello que se escribe, está claro que no puede modificarse; y de ser inmóviles las leyes, la Sociedad puede entrar en una involución motivada por el Derecho Positivo o la Sabiduría Redactada (el dogma).
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Pero sigamos con Oroza, un poeta tan solo comparable a los repentistas (que también huyen de la palabra escrita). Así la obra de este poeta gallego, ha sido catalogada de muy diversos modos (desde Beat, a Undergroud, pasando por Hambrienta); calificativos que a nosotros nos resultan a más de inapropiados, casi insultantes.... Pues creemos que Oroza es un tovador galaico-moderno; un rapsoda de lo reescrito, pero nunca del repentismo. Siendo muy diferente en su arte, porque los repentistas precisamente basan su controversia en improvisar y en hacerlo con rima medida y consonante. Mientras Oroza canta cuando reincide y repite versionando un mismo tema (de forma similar a como Homero pudo ir haciendo y rehaciendo sus obras, cerrándose en las mismas palabras y completando versos que repitió durante años). Incluso me atrevería a decir, que esta reinterpretación de sus mismas expresiones, en las que incide y reincide, Oroza tienen mucho mas de Verso Blanco (inglés) que de Versos Libres (modernos). Y que, hasta habríamos de acercale a la llamada "Poesía Pura", que Dámaso iniciara allá por los años veinte.
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Como decimos, de un modo muy diferente -pero no opuesto- al repentismo, la poesía de Oroza es de verso libre y comúnmente sin rima, pese a que mientras se escucha parece (o da la sensación), de que estuviera perfectamente rimada. Ello, porque mientras los rapsodia, va produciendo un ritmo a su poesía, que nos obliga a ver en las síncopas y silencios que escuchamos, una consonancia sonora. Algo que es puro efecto del recitativo, siendo tanta la sensación acústica de rima, que al leer luego aquello le que hemos oído recitar, nos resulta de algún modo perfectamente sonante o consonante... -Ya que fue de antemano unido por el poeta con el ritmo y la cadencia mística con la que declamaba-.
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Así nos enteramos y comprendemos que el verso libre y el que carece de rima, cantado en la forma que Oroza lo hace (como el trovador o el bardo), resulta perfectamente "sonante" y las melodías de ritmo, con sus pausas, generan la sensación plena de poesía rítmica. Algo que vi y comprendí con Oroza, quien enseña que hay un nuevo mundo en el verso, que habríamos de llamar: Poesía "rítmada o rítmica". De lo que deduje que toda la poética moderna, si quizás se recitara del mismo modo (bajo las síncopas y melodías interiores del que la escribe), se comprendería perfectamente. Ya que la unión de las palabras nace desde la cohesión y musicalidad que le imprimamos, no de tener un final similar (en consonante o asonante). Por lo que gracias a Carlos Oroza, quizás se puede comprender que El Verso Libre, es mas bello que el medido y rimado.
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Acabaremos esta primera parte sobre el Oroza reencontrado, añadiendo, que este poeta es en su persona y personalidad, alguien muy similar y semejante a lo que era Fernando Pessoa. Habiendo sido una gran pérdida para Madrid que un día de los años setenta, el poeta Carlos decidiera dejar la Villa y Corte, ciudad que se adornaba de los recitativos que de manera tan valiosa como generosa regalaba Oroza en cafés, auditorios y salones.
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