Desearía
dedicar esta primera parte del artículo a mis padres;
que
abrieron a todos su casa,
proporcionando
un hogar y una familia a quienes lo necesitaban
ÍNDICE
GENERAL: Pulsando
el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se
contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y
semblanzas". Para acceder al índice haga "clik" sobre
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.
EL
ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo
las letras destacadas en rojo
o negrilla).
ESTE
CAPÍTULO SE COMPONE DE TRES ENTRADAS:
-La
primera parte (esta que leemos)
-La
segunda parte, a la que podemos llegar pulsando el enlace:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2018/08/tierra-de-las-gentes-libres-parte.html
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-DOCUMENTACIÓN
ADJUNTA; donde se recogen citas y documentos, página a la que
accederemos pulsando:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2018/08/documentacion-adjunta-los-dos-capitulos.html
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.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al
lado,
colección completa del “manga” japonés Alcázar; un libro-tebeo
de trece volúmenes en los que se relata perfectamente la biografía
del rey Pedro I de Castilla. Abajo,
frente y dorso de los tomos quinto al octavo de la serie que
referimos. Un “comic” intitulado “Alcázar” , cuya autora
(Yasuko Aoike) fue premio nacional de “manga japonés”.
Observemos en estas portadas al rey D.Pedro, con vestimenta y armas
que se corresponden con la indumentaria de la época (al igual que
sucede con el resto de personajes). Asimismo, la arquitectura que
aparece en sus viñetas es la que se edificaba en tiempos de ese rey
castellano. Al que podemos ver en los dibujos habitando en el Alcázar
de Sevilla (edificio que reconstruyó durante su reinado y donde
vivió de niño) o en los palacios conventos de Tordesillas y
Astudillo (qué el mismo patrocinó). En los diferentes volúmenes
del manga, se representa al monarca idealizado y vestido de distintas
formas; siempre con ropas coetáneas a su tiempo (en moda hispana,
árabe o judía, pero con arreglo al estilo del sigo XIV).Todo ello,
unido a la
absoluta verosimilitud biográfica del argumento histórico que sigue
la serie Alcázar, da cuenta del valor social y cultural que contiene
(ya que gracias a este “manga” una gran parte de los japoneses
conocen a la perfección la vida de Pedro I).
1-
AQUELLAS HISTORIAS DEL REY DON PEDRO:
.
Recuerdo
desde mi primera infancia oír a mi padre hablar del rey Don Pedro.
Era yo muy pequeño; tanto que fue imposible comprender bien las
razones de esas conversaciones. Pasado algún tiempo y de
adolescente, fui dándome cuenta por qué aquel monarca
históricamente tan atractivo, era para mi progenitor la síncresis
de España. El rey de la catarsis hispana, donde todos los defectos
ibéricos habían quedado cristalizados; criogenizados en la vida
de este personaje que apenas gobernó veinte años y que tan solo
vivió siete lustros. Un Don Pedro muerto a manos de su propio
hermanastro, Enrique de Trastamara; quien pasó a la Historia
matando a “su Abel”, aunque esta vez en los infiernos y no en el
Paraíso. Llegando como sucesor ese “Caín” que Castilla y
los reinos vecinos decidieron elevar al trono. Un hermano
bastardo, origen de la dinastía Enriquez; quien apuñaló por
traición al rey verdadero -tirando sus “despojos” al campo,
tras mostrar su cabeza en una pica-. Resultando que fue Pedro I el
único monarca decapitado, de la Península. A excepción de
algunos reyes godos -de bárbaras costumbres-; quienes también
mataban al que relevaban en el trono, para coronar a un nuevo
gobernante sobre la tumba del asesinado... .
.
Es
así, como vive en mis recuerdos la figura del rey Don Pedro, del que
tanto hablaba mi padre. Narrando mi progenitor el daño que hizo su
hermano bastardo -Enrique, por entonces solo conde de
Trastamara-; cuando se refugiaba en Gijón, levantando a la
nobleza asturiana y provocando continuadas guerras civiles.
Conflictos armados entre castellanos, en los que finalmente logró
dar muerte al rey. Cuando un traidor francés (llamado
Duguesclin) ofreció al monarca su ayuda y el hermanastro
aprovechó esa ocasión para esconderse, esperándole en emboscada
asestándole varias “puñaladas traperas” -como todas los
crónicas relatan-. Todo ello, nos contaba mi padre como si lo
hubiera vivido; y además añadía, que nuestros antecesores fueron
quienes más hicieron por ayudar a Don Pedro; pretendiendo salvarle o
cambiar el rumbo de su vida (aconsejándole para que no tomase
algunas de las peores decisiones que aquel joven rey finalmente llevó
a cabo).
.
A
decir verdad, de niño yo escuchaba aquellas historias como el que
oye una fuente. Sin prestarle mucha atención y sobre todo, sin
saber que ese manantial y sus aguas, tenían propiedades culturales
-sino curativas-. Siendo ya de mayor, cuando me interesé por
estudiar la vida e historia de aquel Pedro I, y supe entonces cómo
en verdad el último caballero que dio refugio a ese rey se llamaba
Garcí Morán (al parecer hijo del gijonés Alvar González Morán).
Un asturiano que para protegerle abrió las puertas de su castillo,
en el Montiel manchego; pese a lo que D. Pedro fue asesinado diez
días más tarde, en la conocida traición urdida por su hermanastro
Enrique. Todas estas circunstancias me acercaron a la lectura
biográfica de Pedro I; lo que se acrecentó tras la aparición del
cómic japonés llamado “Alcázar” (a mediados de los años
ochenta). Un “manga” ya referido y que fue editado durante un
decenio, en diferentes volúmenes; logrando un gran éxito entre las
japonesas -al presentar a Pedro I como una figura romántica-. Así
fue como muchos amigos nippones me preguntaban acerca de la Historia,
vida y lugares en que habitó aquel monarca castellano (del que en
Japón lo sabían casi todo). Lo que me obligó a ampliar mis
conocimientos sobre este interesante rey y su época.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al
lado,
fotografía de mi padre, en los años y reuniones en las que hablaba
del rey Don Pedro. Abajo,
mi
mujer junto a la estatua orante de Don Pedro, tal
como la exhibe el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos
nos permita divulgar nuestra imagen).
Esta pieza en mármol de los siglos XVI al XVI, es la única estatua
que existe del monarca y perteneció a su sepultura, levantada casi
cien años después de su muerte,
en el hoy desaparecido Monasterio de Santo Domingo de Madrid. Allí
encargó su nieta Catalina la primera tumba que tuvo Pedro I, hacia
el año 1547; unas ocho décadas después de que muriese en Montiel
asesinado por su hermanastro Enrique. Ya
que tras matarle y proclamarse rey, el bastardo deja el cuerpo del
asesinado junto al castillo,
clavado en unos maderos; tirando su cabeza al campo (tras haberla
pinchado durante días en una pica). Al
marchar Enrique y sus huestes de aquella fortaleza; los caballeros
más fieles a Don Pedro recogieron aquellos restos, para enviar su
cráneo a Sevilla, llevando secretamente el cuerpo a la Puebla de
Alcocer.
.
En
una iglesia de Alcócer estuvo enterrado Don Pedro, hasta que los
Trastamara necesitaron legitimar su dinastía
(de origen bastardo); cuando el nieto de aquel que lo asesinó,
decide casarse con Catalina de Castilla (nieta de Pedro y del rey de
Inglaterra; huida en las Islas Británicas). Es así como sube al
trono de nuevo la famillia real legítima de Castilla -llamada Casa
de Borgoña-, en la figura de Catalina de Castilla, hija de Constanza
(primogénita de Pedro I); que contrae matrimonio con Enrique III, el
nieto del que mató al rey en Montiel. Siendo por
entonces (en 1547) cuando mandan traer sus restos a Madrid y levantar
una tumba al monarca asesinado; aunque los misterios de este
cenotafio no terminan aquí. Pues no sabemos por qué las piernas de
la estatua están partidas, rectificadas y colocadas en posición
orante (pareciendo que antes era una estatua yacente). Así como
también resulta obvio que la cabeza no pertenece a la misma pieza,
siendo quizás un busto del rey que las hijas guardaron en Inglaterra
y que más tarde ponen sobre la estatua en imagen (que encargan
probablemente a la familia “Bruselas”).
.
Además,
los restos de rey no descansaron finalmente en aquella tumba; debido
a que el monasterio de Santo Domingo fue desamortizado hacia 1869 y
la estatua que vemos, comprada por el Museo Arqueológico Nacional
(al que se entregó una caja con huesos, junto a la escultura de
mármol). Sabiendo
los directivos de este museo que la talla representaba a Don Pedro,
dedujeron que los restos óseos eran del mismo rey. Por lo que
deciden mandarlos enterrar a Sevilla, hacia el año 1870;
cuando escribe el que se encarga de recibirlos en la ciudad del
Guadalquivir (Luis Montoto): “me mandaron aquella caja en un
paquete por ferrocarril, y por su envoltorio más bien parecía higos
de Fraga o pasas de Málaga. Al abrirlo comprobé que se trataba de
los restos de Pedro I y me encargué de disponerlo todo para darles
sepultura en la catedral sevillana...”. Así fue como, tras casi
exactamente quinientos años, el rey Don Pedro descansó finalmente
en el panteón Real de Sevilla; junto a sus antepasados más
ilustres.
2-
AQUELLAS LEYENDAS DEL REY DON PEDRO:
.
Hace
algunos días publiqué en mi página LEYENDAS DE LA MOTA DEL
MARQUÉS, un nuevo capítulo;
esta vez referido a Pedro I y a sus andanzas por tierras cercanas a
La Mota. Ese artículo, intitulado EL
REY DON PEDRO Y SU LEYENDA EN JAPÓN, ha suscitado ciertas “dudas”
sobre lo que yo deseaba “decir” o “sugerir”. Debido a que la
historia de aquel monarca resume un problema de amantes y
desposorios, que le llevaron al “derrocamiento”. Una
triste biografía que se fragua desde que su padre (Alfonso XI),
abandona al príncipe Pedro al poco de nacer; poniéndolo al cargo de
su madre, ayudada por un tutor que el mismo progenitor nombra
-llamado Juan Alfonso de Alburquerque-. Tras ello, el rey Alfonso
marcha a vivir junto a su amante (Leonor de Guzmán) con la que tuvo
diez hijos; nueve de ellos varones. Jamás regresó con verdadera la
familia y así fue como el heredero se crió en absoluta soledad;
junto a su progenitora y bajo la tutela de Alburquerque (quien no
sabemos si tuvo alguna relación con la madre de Don Pedro, pero que
en todo caso actuó como padre).
.
Tres
lustros después, Alfonso XI muere apestado (en 1350) y a los quince
años de edad sube al trono su sucesor; aunque las primeras
decisiones sobre gobierno las tomarán su madre y el citado
Alburquerque. Quienes actúan de un modo que condicionará el odio
visceral de los nacidos de Leonor de Guzmán hacia su hermanastro, el
nuevo rey. Primero, cuando Alburquerque manda apresar algunos de esos
hijos bastardos del antiguo monarca; para evitar sublevaciones -según
él consideraba-. En segundo lugar, porque la madre de Pedro ordena
matar a la amante y progenitora de los diez vástagos, en venganza
por los años de felicidad que tuvo con su marido Alfonso. Tras ello,
las sublevaciones se siguen y la rama bastarda comienza a ser apoyada
por caballeros cercanos al condado de Trastamara, en Gijón. Título
de Enrique (primogénito de los hijos de Leonor -aunque no el mayor-)
que contaba con una facción de asturianos que le seguían como
pretendiente al trono de Castilla. Así fue como se inició aquella
trágica historia; cuando Pedro I contaba apenas dieciséis años;
comenzando entonces su triste biografía plena de traiciones,
guerras, sublevaciones y amores -que terminó con el asesinato del
rey en Montiel (en 1369)-.
.
Una
historia que resumimos en unas pocas frases; pues es tan corta en
tiempo como enrevesada en acontecimientos, y tan breve en años como
larga en hechos. Así sabemos que Pedro había subido al trono en
1350, y queriendo primero pactar con sus hermanos integrándolos en
la Corte, no lo logra (debido a las terribles decisiones que tomaron
su madre y su tutor). Tras ello, en 1352 ya le vemos camino de Gijón,
intentando aplacar las sublevaciones de sus hermanastros y conociendo
a Maria de Padilla; una bella noble castellana, con la que nunca se
casó, a la que siempre amó y de la que tuvo su primera hija un año
más tarde. Cuando aplaca el levantamiento, los sublevados en Gijón
pusieron como condición para llegar a un acuerdo, que Pedro olvidase
a María de Padilla y se casara con Blanca de Borbón (sobrina del
rey de Francia). La francesa aparece en 1353 para desposarse en
Valladolid, sin dote alguna y de la mano del segundo hijo bastardo de
Leonor y Alfonso X -Don Fadrique; del que se dijo que hasta la había
preñado en el viaje desde la frontera gala...-. Por unos y otros
motivos, Pedro huye de su esposa un día después de la boda; al
parecer argumentando que ella venía sin dote y que además, no
habían consumado el matrimonio. Así es como regresa el rey a
Toledo, junto a su amante (María de Padilla) a la que deja
embarazada de una segunda hija.
.
Tras
diversas discusiones y conversaciones, Pedro I manifiesta que no va a
volver con Blanca de Borbón; motivo por el cual su tutor
(Alburqueque) decide crear una “Liga” para vencer y convencer al
rey sobre sus confundidas decisiones. A esa verdadera sublevación de
su propio “ayo”, se suma incluso la madre del rey, quien también
apuesta porque su hijo vuelva con la francesa y deje de gobernar
(pasando los asuntos de Estado a ella y Alburquerque). En esta
situación, los bastardos llaman a los infantes de Aragón y a
cuantos enemigos tenía Don Pedro, para coaligarse y llegar asediarlo
(con la clara intención de destronarle). Rodeado de enemigos y tras
verse muy mermado en sus fuerzas; decide el rey casarse de nuevo,
proponiendo como esposa a la hermana de uno de aquellos nobles más
fuertes, entre los que se habían sublevado. Celebrando una nueva
boda en Cuéllar en 1354, donde se desposa con Juana de Castro. Pero
el mismo día del matrimonio le comunican que los Pérez de Castro
habían apresado a muchos de sus hombres, por lo que se vio obligado
a huir (para salvar su vida y la de los suyos). Refugiándose
rápidamente en Castrojeriz, donde viene al mundo una tercera hija,
de los cuatro vástagos que tuvo con María de Padilla. En esta
difícil situación, las traiciones e intentos de pactos se suceden;
hasta el punto de que cae preso en Toro, cuando su propia madre le
invita a visitala en aquella ciudad (donde le estaban esperando sus
enemigos). Pese a ello, salta el cerco de Toro y queda en libertad;
luchando ya de por vida junto a quienes le apoyaban y frente los
sublevados. Guerreando contra sus hermanastros, de los que mata a
dos en combate. Pero en 1369 cae en una trampa urdida por su Enrique
(el primogénito de los bastardos); quien le apuñala aprovechando la
confianza que Pedro I había puesto en Duguesclin -para que este
francés le sacara del sitio al castillo de Montiel, donde se había
refugiado diez días antes-.
.
Esta
de antes, viene a ser en cuatro párrafos la historia del rey del que
tanto hablaba mi padre y sobre el que hace unos días escribí en mi
blog de LEYENDAS:
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al
lado,
dos fotografías mías con cinco y siete años, tomadas en 1966 y
1968 el Colegio Santa María de los Rosales (donde
nos hacían regularmente un archivo de imagen con el uniforme). En
este centro escolar estuve los doce cursos que duraba entonces toda
la formación;
desde que entré en “Parvulos” en octubre de 1966 y hasta que
salí de allí en 1978, al acabar COU y selectividad (siendo la
primera promoción en cursar el B.U.P.). Conservo grandes recuerdos
de su profesorado, que era magnífico -salvo alguna excepción-. Pese
a ello, guardo
un cierto sabor amargo de algunos de sus alumnos; quienes se creían
tan importantes como para no saludarte ni conocerte, cuando les ves
años más tarde
-aunque que les hubieras ayudado de mil maneras durante la niñez-.
Abajo,
una fotografía de la entrada a la casa de mis padres; recién
estrenada (en octubre de 1969). Mi padre fue arquitecto y aquel
chalet que construyó era su capricho. Quería que fuese “la casa
de todos” como él decía y la mantenía abierta noche y día. Las
puertas exteriores (cancelas) carecían de cerrojos y las interiores
nunca se cerraban; por allí llegaba todo tipo de personas, a todas
horas. Los fines de semana venían unas veinte amigos cada día (a
comer, merendar, cenar o charlar) y en verano la cosa se multiplicaba
hasta por dos -principalmente
cuando se “abría” la piscina-.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado;
uno de mis sobrinos divirtiéndose en el jardín de sus abuelos (año
2003). Abajo,
fotografía mía saltando en la cama elástica, modalidad
en la que estuve entre los primeros de España, a mediados de los
setenta. Tal
como digo, la casa de mis padres más parecía un club que un chalet
privado
-con una piscina de veinte metros y hasta cama elástica, que todos
disfrutaban-. Allí
se reunían los amigos de mis progenitores y los nuestros;
juntándonos a veces hasta cincuenta personas, un sábado de verano
“normal”.
Muchos días no sabíamos quién había dormido en el chalet y al
despertar nos encontrábamos tres o cuatro invitados desayunando
(quienes de madrugada decidían no irse y a veces se quedaban allí
semanas). A ello ha de sumarse los extranjeros que se instalaban
durante meses y aquellos que huían de sus problemas familiares o
preferían no volver a sus hogares. Pues
mis padres acogían allí a todos; a unos para dar alegrías y a
otros para darles consuelo... .
3-
HONI SOIT QUI MAL Y PENSE (que la vergüenza caiga sobre el que
“piense mal”):
.
Tal
como digo, la casa de mis padres fue el “club” para muchos, pero
también el “consuelo” de otros. Y es que, allí estuvo ese
hogar: Siempre abierto, y para todos. Durante los meses de calor
ofreciendo el jardín y lo que hubiera, en unos años en que apenas
había piscinas en Madrid. Tanto como en el invierno, con su chimenea
a todas horas encendida; atendiendo a quienes abrían la puerta para
pasar un buen rato con nosotros. Así era aquel chalet; para muchos
su lugar de diversión, para algunos su psiquiatra y para otros, su
lugar de refugio. Pues muchos amigos que pasaban malas épocas o
sufrían desgracias, venían por allí; sabiendo que en esa casa
siempre había alguien con quien charlar y otros con los que
divertirse. Principalmente mis padres; siempre atentos con esos
chicos que tenían enormes problemas en sus familias, y con sus
propios amigos -cuando se divorciaban, se encontraban mal de
dinero o habían perdido a alguien de familia-. Pero, realmente,
mis progenitores no sabían muy bien que con esa actitud tan generosa
estaban abriendo la “espita de la envidia”. Porque cuando
aquellos jóvenes que tenían grandes problemas familiares,
regresaban a sus casas -contando que la nuestra era maravillosa-;
sembraban el odio en la suya, que se sentía comparativamente
agraviada... .
.
Así
fue y ello ocurrió en numerosas ocasiones. Además, para mayor
desgracia; aquellos chicos que tenían tantos conflictos paternos
eran comúnmente hijos de personas muy destacadas (socialmente
hablando). Por lo demás y como “la cabra tira al monte”;
esos niños a los que tanto se les quiso y tanto se les ayudó en
casa, cuando cumplieron una edad, parece que comenzaron a comprender
que su sitio era “otro” -que nosotros éramos “poca cosa”-.
Y debido a que no hay peor enemigo que un amigo que te envidia;
fue como yo decidí dejar de tratar a muchos. Principalmente a
algunos de mis compañeros de colegio, quienes a veces se sentían
tan superiores que te hacían el favor de tratarte. Pudiendo
comprobar pronto la maldad típica de la “alta sociedad” de
entonces; cuando aquellos “examigos” se acercaban a mis hermanos
y a mis padres para contarles que no entendían por qué yo no les
trataba... . Hablándoles de que quizás fuera por haberme dedicado a
la guitarra (convirtiéndome así en un “declasé”). Todo lo que
demuestra no solo un gran retorcimiento; sino además, el poco valor
que daban a la cultura estos jóvenes de las élites españolas -de
los años setenta y ochenta-. Algo que me llevó a terminar en
Japón y a determinar no tratar más con muchos de los que compartí
mi infancia. Aunque para ellos, la casa de mis padres (mi hogar)
fue como la suya; incluso más que eso, pues era el único lugar de
refugio y de ilusión que tuvieron durante su niñez -o en su
adolescencia-.
.
Para
que entendamos a qué viene el anterior discurso; expondremos que
el mayor problema de introducir en tu casa a un individuo ajeno a tu
familia, es el espíritu crítico que toma acerca de todo ve y
escucha allí.
Ejerciendo a la postre un papel de juez sobre lo que ha visto, o
acerca de lo que en ella se ha hablado... . Como
si uno en su propio hogar no pudiera expresarse libremente, solo por
estar presente aquel niñito, que se sentía hijo de alguien tan
importante.
Es más, lo peor del caso es que aquello
cuanto se dijo y cuanto se hablaba en presencia de uno de esos
monicacos; quedaba como impreso en un magnetofón de
los antiguos. Que no solo distorsionaba el sonido original; sino que
además lo descontextualizaba, deformando su verdadero sentido. Unos
hechos que a la larga se hacían insufribles, al observar cómo las
conversaciones de tu casa -o de tu familia-, se trasladaban con la
peor fe a los círculos más delicados.
Todo ello, junto a comentarios totalmente indiscretos y expresados
con las ideas más sibilinas; a las que añadían todo tipo de
maldades. Conociendo
así el resto de los mortales, los defectos y rarezas de los tuyos;
algo que tan solo se debía a haber abierto la casa
a esa “panda de ingratos” (pues tristemente no tienen otro
calificativo).
.
Acerca
de ello, recuerdo como uno de los casos más sangrantes, el de
algunos compañeros de Santa Ma. de los Rosales. Quienes venían a
casa “pidiendo refugio”, cuando sus padres les imponían una
educación durísima. Y a los que tras años dándoles hogar y
consuelo; luego veías en una reunión comentando con la mayor
frivolidad todo lo que pasaba en nuestra familia.
Riéndose de nuestros problemas, de nuestra forma de ser o bien
opinando sobre lo que ocurría en casa de mis padres. Viniéndome
hoy a la memoria como esos “niños tan necesitados”, después de
pasar temporadas entre nosotros, destacaban con sorna los comentarios
que mi progenitor solía hacer acerca la Historia o de su vida.
Especialmente cuando hablaba del rey Don Pedro; añadiendo que él
era de Oviedo y como buen asturiano, creía en las personas libres.
Diciendo
que en su tierra no hubo nunca grandes nobles y que la gente salía
adelante por lo que valía; lo que sucedía en tierras de infanzones
(como las de Asturias; donde había que pelear por tu lugar en la
Sociedad). Poniendo
como ejemplo de ello a Sabino Férnández Campo -entre otros muchos-;
al que él tanto admiraba. Ante
esas palabras -que en verdad creo que eran muy didácticas para un
chico-, estos
compañeros míos de colegio se sentían agraviados; pensando que sus
padres eran amigos de los reyes y que el mío admiraba más al
secretario, que al propio monarca... . Así,
entre mofas y ruidos, pasaban a contar a todos públicamente, cuanto
en mi casa se decía. Unos hechos que hoy también me llevan a
recordar el lema de la jarretera; que dicta cómo “algunos
malpensados” siempre serán una vergüenza
(HONI
SOIT QUI MAL Y PENSE).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado;
una fotografía mía de hace bastantes años: Ensayando en Japón,
antes de tocar en público.
Como se verá, muchos de los lugares donde te contrataban para tocar
la guitarra, carecían sillas y teníamos que estudiar en la
habitación, sobre el tatami (tal como hacían los japoneses). No fue
fácil adaptarse a una cultura tan distinta y -además- tan exigente.
Mi
padre me decía que la obligación del hijo de un profesional, era
ser un profesional. A mí, la vida de abogado -o de opositor- me
horrorizaba, así que antes de terminar la carrera la abandoné y me
dediqué a la guitarra y a la Historia. Cuando llegué a Japón vi lo
difícil que era vivir sin ser un “profesional libre”, máxime
habiendo sido educado en ese ambiente. Pese a ello, salí allí
adelante y logré dedicarme a los negocios (gracias a la ayuda de
muchos). Porque de la guitarra clásica ya a mitad de los años
noventa nadie podía subsistir, al ser un mundo que había aniquilado
la “música espectáculo” (que
a pesar de contener muy poca música y mucho ruido, es la que desde
entonces se consume y se promociona).
Abajo,
el ayuntamiento de Oviedo y su plaza. Mi padre conservaba como uno de
los mejores recuerdos de su infancia, haber salido a saludar en los
balcones que vemos en la fotografía (a la derecha en la imagen).
Allí parece que le llevó su madre, vestido de Napoleón durante
unos carnavales del año 1926 (cuando él tenía cinco años).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos
fotografías de mi padre vestido de Napoleón, a los cinco años
aproximadamente-. Así le sacaron para que saludase desde los
balcones del Ayuntamiento, durante unos carnavales. Pocos meses
después murió su madre (mi abuela Pepita Cima) y por ello
conservaba tan buen recuerdo de aquel día. Una vez me dijo que tan
solo se acordaba perfectamente de su progenitora en esta ocasión;
pues falleció tan joven, que él apenas tenía memoria de muchos más
hechos.
Mi padre nació en 1922 y su madre murió en 1927, dejando cinco
niños y a su marido viudo. La vida antaño era terriblemente dura.
No solo las enfermedades se llevaban a las personas en plena
juventud; también las guerras y otras calamidades provocaban las más
tristes situaciones familiares.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado;
una fotografía de mi abuela paterna Pepita Cima, probablemente
disfrazada para el mismo carnaval (pocos meses antes de que
falleciera).
Abajo;
los padres de mi abuela pepita en los años en que se casaron. Por
entonces él fundó Industrias Cima; una de las empresas españolas
más antiguas, todavía en activo
(aunque desde 1942 pasó a la familia Zuloaga). Mi
bisabuelo paterno fue un caso de aquellos “hombres libres” de
Asturias de los que tanto hablaba mi padre: Nació
en Colloto y emigró a los catorce años a Cuba; a su regreso estudió
junto a su hermano químicas y con el dinero de sus negocios en
Hispanoamérica, creó hacia 1880 Industrias Cima.
El logro mayor de esta empresa fue descubrir el sistema de
champanización de la manzana; algo que al parecer se produce después
de enviar un barco cargado de sidra a Argentina y perderse la carga.
Cuando a medio camino, el navío sufre una enorme tormenta y
revientan las barricas. Así,
a los pocos días les llega el mensaje de que tras la galerna, había
estallado casi todo el envío de Cima
que llevaba el navío. Esta circunstancia, que pudo ser un terrible
disgusto, la aprovechan para un buen fin, al
suponer que el “batido” de las fuertes olas había provocado la
gasificación en las cubas. Y a través de sus conocimientos de
química inventan un nuevo sistema para champanización de la manzana
(centrifugándola y sin necesitar azúcar, como hasta entonces se
hacía). Ello
es lo que hoy se denomina “sidra al champán” asturiana,
cuya primera fábrica fue la de Sidra Cima que mi bisabuelo
instalaría en su lugar de nacimiento (Colloto, una pedanía de
Oviedo, a unos cinco kilómetros del centro de la capital)
4-
LA CASTILLA DE LOS HOMBRES LIBRES:
.
Mucho
se ha escrito acerca de “la Castilla de los hombres libres”.
Entre todos, fue el fallecido Julio Valdeón quien más empeñó
tuvo en mostrarnos y demostrarnos el modo en que las Tierras de
Campos, eran el origen más inmediato de la libertad de Derechos
hispanos. La base histórica para razonarlo, fue considerar que
Castilla se conforma como un reino cuando se va repoblando;
entregando derechos y propiedades a los colonos que bajan desde
tierras galaico asturianas, para vivir en estas zonas fronterizas
(por entonces peligrosas). Así, a cambio de que se
establecieran en áreas recién conquistadas, proporcionaban a los
recién llegados, fueros, libertades y propiedades; todo lo que
originaría una “burguesía campesina” castellana. Un “cuarto
estamento” nacido como tal desde el siglo IX y cuyos Derechos
consuetudinarios acabaron cuando el Estado Moderno erradica estos
beneficios otorgados a los colonos durante la Reconquista. Ello
explicaría revoluciones como la de los Comuneros (de 1521); donde
los hidalgos reclamaban los fueros y privilegios históricos. La idea
así expuesta, es absolutamente lógica; pero igualmente es
también cierto, que el resto de la Península se fue configurando
del mismo modo: Repoblándose por gentes llegadas desde zonas
cristianas situadas más al Norte; a las que se les daban fueros y
propiedades, a cambio de que habitasen y rehabilitasen estas nuevas
áreas ganadas a los árabes y bastante inestables. Por todo ello,
la fórmula de colonización de Castilla, es la misma que se siguió
en Extremadura, en zonas de la Mancha y hasta en Andalucía (donde es
común ver topónimos y apellidos que aluden a ese origen norteño de
las gentes establecidas durante la Reconquista).
.
Con
todo ello, los motivos argumentados para que Castilla fuera “la
tierra de hombres libres”; serían los mismos para considerar igual
a Extremadura, la Mancha, Andalucía y hasta a la mayor parte de
Aragón. Donde el sistema de repoblar -cuando expulsaban a los
musulmanes- era casi idéntico al que se siguió inicialmente en
tierras de León o de Palencia (aunque con siglos de diferencia). Por
lo demás, la realidad histórica deja ver que en todos esos
lugares antes citados, aquella supuesta “libertad” de los
campesinos debió ser muy limitada. Pues las tierras de Castilla,
Extremadura, la Mancha, Andalucía y del mismo Aragón; estaban
bajo la amenaza continua de las razzias de enemigos, durante toda la
Edad Media. Lo que obligaba al pueblo a depender absolutamente de la
protección que les daban los “señores”. Unos hechos que se
manifiestan en los miles de castillos que pueblan los campos
hispanos; desde la Cordillera Cantábrica hasta Tarifa y de
Gibraltar al Pririneo, donde no falta una fortaleza cada cuarenta o
cincuenta kilómetros. Mostrándose con ello, el modo en que esos
colonos debían pleitesía a su feudo, cuando llegaban a tierras
recién conquistadas. Máxime, porque esos señores que elevaban
sus castillos, en zonas de fronteras con los sarracenos; eran
precisamente los más valientes y duros (por no decir agresivos).
.
Todo
ello muestra una realidad histórica por la que Castilla nunca pudo
ser esa “tierra de los hombres libres” (que muchos defienden).
Unos hechos que además se argumentan con otras circunstancias
mayores, nacidas del clima o el paisaje y que hacen imposible
la organización territorial en minifundios, en esos campos de los
que hablamos. Ya que tanto Castilla, como Extremadura, Andalucía y
la mayor parte de Aragón; basaban su economía en el cultivo masivo
de cereal y en el pastoreo. Precisándose pues, grandes pastos y
enormes extensiones agrarias, que solo pueden trabajarse de un modo
cuasi esclavizante. Donde el señor, es a su vez el dueño de los
bosques y montes, en el que alimentaban el ganado; pero asimismo es
propietario de las grandes franjas de tierra dedicadas al trigo o a
la cebada. Un sistema económico heredado desde Roma, que apenas
cambió durante la Edad Media, ni hasta el siglo XVIII. Basado en una
clase de campesinos unidos a esos cultivos, de un modo semejante a
los esclavos romanos; lo que hace imposible pensar que Castilla
fuera la tierra de los hombres libres (sino más bien una zona
tan deprimida y dura como lo fueron Extremadura, Andalucía o La
Mancha). Porque en verdad, un clima y orografía tan duros y
semejantes -como son los de esa franja comprendida desde Palencia a
Tarifa-, hacen más por asimilar culturas y por crear civilizaciones
paralelas; que todas las leyes y normas que queramos darnos.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS:
Mapa de la trashumancia mediterránea, según Braudel (tal
como lo publica Marisa Ruiz Galvez, en su libro “Europa atlántica
en Edad del Bronce” -Barcelona 1998 fig 108-; a la que agradecemos
nos permita divulgar la imagen). Estos
caminos sabemos que son de origen neolítico; en el mapa podemos
observar cómo en ocasiones tienen una enorme longitud, aunque no
traspasan la Cordillera Cantábrica. Del mismo modo, suelen parar en
el Ebro, sin cruzar la cuenca. Por su parte, Cataluña, Navarra y el
área vascongada, tienen sus propias rutas (muy cortas, debido a la
proximidad de la alta montaña). A
estos caminos por donde trasportaban el ganado desde tiempos
inmemoriales; he añadido dos más, marcados a color: El jacobeo y la
Vía de la Plata. Como vemos claramente, El
Camino de Santiago es ajeno a estas rutas pecuarias; mientras el de
la Plata nace -seguramente- desde las vías de trashumancia.
.
Pero
además, parece evidente que si
desde hace seis mil años, las gentes viajaban por esas vías de
norte a sur (y viceversa), trasladando el ganado a mejores pastos;
aprovecharían asimismo para llevar mercancías y
novedades de unos a otros lugares. De ese modo, parece indiscutible
pensar que
la Península desde esos tiempos hubo de estar tan unida como bien
comunicada (comercial
y socialmente -incluso en sus lenguas-). Aunque ya vimos que hay
zonas que quedan fuera de esas largas rutas de trashumancia; áreas
que parece que tienden a un aislamiento mayor y una cultura e idiomas
más propios.
Siendo fácil observar, que los caminos del ganado no pasan a
Portugal, ni suben hasta Galicia; ni menos traspasan la Cordillera
Cantábrica. De igual forma, que en las zonas de Cataluña, Navarra y
de vascongadas, la trashumancia no procede del Sur y tiene un corto
recorrido interior -como hemos dicho-.
Finalmente, parece que no hubo esta actividad en Cantabria, Asturias
ni tampoco en Galicia; lo que se explica por el clima, que no precisa
trasladar el ganado más
que desde el alto de la montaña, a sus faldas (tal como hacían los
“vaqueiros de alzada” cada invierno y verano). Asimismo,
las lluvias cantábricas y la orografía del terreno implicarían un
sistema de explotación en minifundios; dividiendo en pequeñas
parcelas las propiedades, que normalmente el hijo mayor heredaba.
Debiendo buscar los restantes vástagos otras tierras y su medio de
vida
(a través del matrimonio o bien emigrando).
SOBRE
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos imágenes del paso de Luna,
junto al embalse del mismo nombre; entre
León y Asturias.
En
las fotografías podemos ver las montañas de la Cordillera
Cantábrica, que separan a Castilla de las tierras del Principado. El
río Luna y esta zona se denominó así, al haber sido la frontera
con los de la Media Luna, durante los primeros tiempos de la
Reconquista.
Recordando la Historia que tras abrir los cristianos este paso, les
fue factible llegar con sus huestes hasta la meseta. Debido a ello,
algunas de las mejores y más antiguas familias de los posteriores
reinos de Castilla y Aragón, tomaron el apellido Luna; en memoria de
aquel lugar y de aquella gesta (siendo este el origen que daban a sus
blasones linajes tan importantes como el de Álvaro de Luna, sobrino
del famoso Papa Luna). La
importancia estratégica de ese paso, se comprende al viajar a
Asturias, viendo el modo en el que desde este punto comienzan las
montañas cantábricas. Observando que detrás de ses cierre de Luna,
el clima y la luz cambian repentinamente
(apareciendo normalmente nubes en cualquier época del año). Además
desde este punto se modifica el terreno
y lo que hasta entonces había sido la planicie abierta de León, se
convierte en altos y picudos montes (intransitables antaño).
.
Solo
con viajar por esta zona de Luna se comprende la dificultad que los
árabes tendrían para acceder y dominar el otro lado de la
cordillera; que por lo pequeña y escarpada, dejarían pronto de
asediar
(provocando con ello que Asturias se convirtiera por entonces en el
refugio y lugar de unión, para todos los que deseaban luchar contra
los invasores). Algo
muy parecido debió suceder en época romana; pues los textos
clásicos hablan de la dificultad que tuvieron los latinos para
conquistar Cantabria y el actual Principado. Cuyas
guerras con Roma fueron algunas de las más crueles y largas que
vivieron las legiones. Por
todo ello, parece que los territorios del Norte no fueron del todo
conquistados ni menos, bien romanizados; conservando un carácter muy
distinto al del resto de los iberos peninsulares (tesis
histórica que mantiene Barbero y Vigil; que parece absolutamente
probable y probada).
Siguiendo
con el resto de la Península, diremos que en unas tierras tan áridas
como las Castilla, la Mancha, Extremadura, Andalucía y gran parte de
Aragón; los cultivos no pueden ser minifundistas (tal como se
necesitaría para crear un estamento de agricultores propietarios y
libres). Debido a que en verano apenas llueve -alcanzándose
durante meses temperaturas superiores a los treinta grados- y en
invierno caen hielos en gran parte de sus territorios. Un duro clima
que obliga a los pastores a mudarse con el ganado hacia lugares
lejanos; viajando en el estío
a zonas frescas y desde otoño, hacia las más templadas.
Todo ello no solo implica
la explotación del campo en grandes extensiones; sino además
supone que las tierras debían estar perfectamente vigiladas,
jurídicamente reguladas y en manos de “unos pocos”. Una
élite de propietarios (ciudadanos o señores) que otorgarían paso y
permisos para que el ganadero viajase. Hechos que sucederán
en las dos Castillas y en el Sur de España desde épocas Neolíticas;
cuando ya existían estas innumerables “carreteras” de
trashumancia. Creando una forma de ganadería, imprescindible en
nuestras tierras; lo que a mi juicio unificó el Norte y el Sur,
fusionando gran parte de la Península desde tiempos anteriores a la
Edad del Hierro. Algo que -a mi
entender- explica por qué los griegos en el siglo V a.C.,
denominaban ya a todo el territorio bajo los Pirineos con un solo
nombre: “Iberia”(concibiendo que en esa gran extensión, vivían
gentes de una misma cultura y civilización). Algo que también
explicaría por qué los romanos llamaron a toda ella “Hispania”;
apartando tan solo la Lusitania (que curiosamente no comparte las
rutas de trashumancia peninsulares).
.
Por
todo lo antes expuesto, parece normal que Castilla, Extremadura, La
Mancha y Andalucía sean una misma cultura y se correspondan con una
idéntica civilización
(conservando iguales idiomas, costumbres y hasta formas de vida).
Mientras sería normal creer que Galicia y el territorio
tras la Cordillera Cantábrica, tiene algunos orígenes culturales
distintos. Aunque a decir verdad, como la Reconquista se inicia
precisamente en estas zonas de Cantabria, Asturias y Galicia; es más
que posible que esos rasgos de diferenciación iniciales, entre el
Sur y el Norte se hubieran borrado. Principalmente cuando las tierras
recuperadas a los árabes fueron paulatinamente repobladas por gentes
del Cantábrico. Unos hechos
absolutamente evidentes y que podremos observar en las últimas
tierras reconquistadas, como fueron las zonas cercanas a Granada.
Donde los topónimos norteños y los apellidos vascos, gallegos o del
norte se suceden; fruto de aquellas colonizaciones, tras recuperar el
área a los musulmanes. Algo que igualmente se repite en provincias
como la de Sevilla o Huelva, cuyas sierras y pueblos de denominan “De
León”; al haberse conquistado por gentes venidas de este reino.
Siendo los nuevos colonos llegados, iguales a sus hermanos de Norte
(en sus derechos y formas de vida); sometidos por unas leyes y
poderes muy parecidos -desde León a Granada-. Donde el señor tenía
una enorme fuerza, pues eran estos guerreros los que en verdad
acababan de recuperar las tierras, que después regalaban a los que
deseaban repoblarlas (muchos de
ellos llegados con las huestes que habían luchado y que decidían
finalmente quedarse en las tierras recién tomadas).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado;
detalle del edificio que se hizo tras derribar la casa de los Cima en
Oviedo; se encuentra justo enfrente de la Catedral.
Abajo;
La catedral de Oviedo y su plaza; a su lado (nuestra izquierda) vemos
el nuevo edificio que hace unos veinte años levantaron en lo que
anteriormente era la casa de José Cima.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS:
Retrato del abuelo de mi padre; José Cima García, Fundador de
Industrias Cima. Acerca
de su vida y obras filantrópicas, podemos leer las siguientes
referencias en internet:
ENCICLOPEDIA
DE OVIEDO
ASTURIANOS
UNIVERSALES
INDUSTRIAS
CIMA
Imágenes
en internet
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos
fotos del Cementerio de San Salvador, de Oviedo. El sepulcro de José
Cima y de su mujer (Ma. José Fernandez-Quirós), junto al mayor de
sus hijos y su nuera. Al
lado;
Detalle de las lápidas, donde
se observa que alguien tristemente ha intentando “limpiarla” con
abrasivos Abajo;
La tumba de los Cima junto a la de Manuela Campomanes y su marido.
4-
LAS DOS ASTURIAS:
.
Narra
el mito de Osiris que cuando el dios supremo de Egipto fue asesinado
por quienes le envidiaban, su cuerpo fue despiezado en trece partes.
Después de aquello, quienes le dieron muerte por traición en un
banquete, introdujeron doce de sus trozos en un ataúd; arrojando ese
sarcófago de madera en el Nilo. Finalmente, tiraron la
decimotercera mutilación directamente al río, al considerarla
“distinta”; pues esta “pieza trece” era el pene de Osiris. Un
miembro que al caer en el agua fue engullido por un pez nilota, de la
especie que en Egipto llamaban el “osirrinco”(al creer que se
había comido el sexo divino). Así fue como desapareció el falo de
Osiris y el motivo por el cual su esposa Isis, al verse viuda, decide
quedarse embarazada de su hijo Horus con un “pene artificial” -un
artilugio en forma de “ank”-. Mientras tanto, el resto del dios
desmembrado bajaba por el Nilo navegando hasta el delta; de donde
salió desembocando al mar Mediterráneo. Flotando de ese modo, el
ataúd que guardaba los restos del ser supremo costeó el litoral de
Oriente Medio, hasta llegar a Biblos; donde paró en su viaje,
quedando varado en las raíces de un árbol. Más tarde aquel
sarcófago se hizo uno con el enorme tronco que lo había
“fagocitado” y aquella pieza un día fue cortada para realizar
el basamento de madera del palacio del rey en Biblos. En ese lugar y
en aquella columna inicial del edificio del monarca bibliota, tenía
Osiris su verdadero cenotafio y fue allí dónde lo encontró
finalmente su esposa. Quien se trasladó junto a su hijo virginal
-Horus- a vivir junto aquel padre, convertido en un pilar
fundamental del reino de Biblos. Con este mito antes descrito -que
primorosamente relató Plutarco-, los egipcios narraban el momento
histórico en el que su país se había desmembrado en trece
provincias (o “nomos”). Describiendo lo que para algunos de los
más tradicionales sacerdotes había sido la muerte del Egipto como
Estado unificado, dando paso al feudalismo. Un momento que
obligaría a huir a quienes no estaban de acuerdo con este sistema de
“nomos”, exiliándose en la colonia faraónica más importante,
llamaba Biblos. Donde los nilotas obtenían sus maderas; que por
entonces era la materia prima por excelencia -de allí el nombre de
“madera”, que en latín significa “materia”-.
.
.
Exponiendo
y dejando muy claro que lo anteriormente referido no debe ser
tomado como un agravio comparativo, sino como una simple “curiosidad
histórica”; continuaremos diciendo que: Cuando en el año 1978 se
instaura lo que se denominó la España de las Autonomías,
decidieron dividir nuestra nación en diecisiete partes. Creando
aquello que llamaban “nacionalidades”, entre las que aparecieron
por primera vez nombres como Castilla la Mancha, separada de
Castilla-León y dando origen hasta a un Madrid autónomo. Ello, sin
tener muy en cuenta que Castillas solo hubo dos (la Vieja y La Nueva)
tan unidas como parecidas. Pero además, sin reparar en que si hay
una ciudad manchega en España, esa es Madrid; donde yo vi la luz por
primera vez y que por tal circunstancia bien sé que es: Mitad
Albacete y mitad Valladolid -con todos los defectos y todas las
virtudes-. Por su parte, igualmente olvidaron que Asturias había
dos: Las de Santillana y las de Oviedo. Por lo expuesto, en esa
España de las autonomías quizás tan solo debería haber existido
una Comunidad llamada Asturias (comprendiendo el Principado junto a
Cantabria). Tanto como una sola Castilla: La Nueva y la Vieja, con
capital en Madrid. Todo ello quizás habría aclarado un tanto el
verdadero sentido histórico de cada zona; puesto que separar Madrid
de la Mancha resulta tan absurdo como hacerlo de Castilla-León; o a
Cantabria de Asturias. Y de ese modo, en vez de diecitantas
Españas, hubiéramos tenido al menos cinco o seis; que ya son
bastantes... .
.
Siguiendo
con lo dicho y con el problema de la “España dividida”; raro es
ver un asturiano nacionalista. Quizás porque esgrimen una frase que
dice: “Asturias es España y el resto terreno conquistado”.
Un dicho que expresa el carácter de lo que llaman “ser grandón”
en esas tierras de sidra y cachopos; palabra cuya traducción a
expresiones más castellanas sería la de ser “fardón y fatuo”
-o muy poco modesto y bastante molesto-. Sea como fuere, esa frase
de que “Asturias es España”, esconde un secreto esencial como es
el de que la Península -durante la Reconquista- fue poblándose por
gentes que llegaban desde el Norte. Unos como guerreros
(interviniendo en las batallas), pero la mayoría como simples
colonos; quienes primero venían desde Asturias, Cantabria y Galicia,
para luego llegar desde vascongadas, León o Palencia; cruzando unos
y otros finalmente el Duero -ese río que tantos siglos hizo de
frontera-. Así se fue creando el Extremo del Duero
(Extremadura) y la Andalucía, nacida de
Al-ándalus; todas ellas repobladas por gentes llegadas del norte
(desde Vizcaya a Pontevedra, desde La Rioja a Orense o de León a
Soria). Unos hechos que sucedieron no hace tanto tiempo; por lo
que es imposible creer que los españoles somos muy distintos en
el Norte y en el Sur. Ya que hasta hace quinientos años estábamos
todos mezclándonos, unos con otros y en tierras de frontera recién
conquistadas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, los
montes antes vistos desde Luna (León), ahora fotografiados desde
Lena (Asturias). Se observa claramente la diferencia entre ambos
lados;
cuando en la imagen vemos una cordillera cerrada, con picos
inaccesibles y sombras de nubes -casi permanentes-. Abajo,
cabecera de la iglesia de Santa Cristina de Lena (a un lado el que
suscribe estas lineas).
Esta pequeña joya arquitectónica es Patrimonio de la Humanidad y
uno de los más bellos ejemplos del prerrománico asturiano
-agradecemos a la Institución Santa Cristina de Lena, nos permita
divulgar nuestra imagen-.
Las iglesias prerrománicas fueron levantadas por los primeros que
acometieron la Reconquista (en el sigo IX a.C.), pero tienen mucho de
orientales; todo lo que hace pensar en una continua relación entre
los cristianos y los musulmanes de la época. Tanta
como para que este recinto nos traslade hacia modelos de otros
templos muy semejantes y elevados durante la Alta Edad Media en Siria
o en Turquía. Haciéndonos
pensar que los primeros reyes cristianos astures, compartían
arquitectos con los nobles musulmanes
(al igual que compartían mujeres; ya que periódicamente mandaban
doncellas de unas tierras a otras; para que así nacieran estirpes
mestizas y se mantuviera la paz en ciertas zonas que de ese modo eran
colonizadas).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado,
otro detalle de la cabecera de Santa Cristina de Lena -agradecemos
a la institución conservadora de Santa Cristina, nos permita
divulgar nuestra imagen-. Observemos
en ella los detalles orientales de toda su ornamentación. No
hemod de olvidar que en esta época aún Constantinopla era el centro
religioso y romano de mayor fuerza; por lo que no es extraño que
junto a los árabes llegasen gentes coptas -amigos de los
musulmanes-, que pudieran a su vez trabajar para los reyes cristianos
de Asturias.
Imagen
inferior: Detalle
de la cueva bajo el templo de Santa Cristina de Lena (al lado mi
mujer, para que comprendamos el tamaño de su entrada).
Sin lugar a dudas esta pequeña caverna sería
un refugio para los habitantes de la zona, donde ocultarse cuando
llegaban enemigos. Más tarde, pasaría a ser un culto eremita, en
memoria de las salvaciones logradas gracias a la protección dada
a los lugareños; y finalmente sobre esta, construirían Santa
Cristina.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado,
detalle de una preciosa pared, junto a la Catedral de Oviedo. El
aspecto de este pequeño altarcillo que vemos en la calle Alfonso II
nos recuerda al culto de los dioses lares romanos.
Se trata de la entrada a San Tirso el Real de Oviedo; una obra del
prerrománico asturiano que se atribuye al arquitecto Tioda. Aunque
esta parte de la fachada fue rehecha en 1679, tal como dicta la
lápida más abajo del nicho escultórico; donde vemos una pequeña
figura que parece un emperador romano aunque sin lugar a dudas
rememora a Alfonso II, quien donó el templo.
Abajo,
otro
de los maravillosos monumentos prerrómanicos de Oviedo. En este caso
la cripta de Santa Leocadia, bajo la catedral -agradecemos
al cabildo catedralico nos permita divulgar nuestra imagen-.
Tras
lo expuesto antes de las imágenes, añadiremos que a mi juicio, solo
una zona de España es “un tanto” diferente: La que apenas fue
romanizada, ni tampoco islamizada. Nos referimos a la franja del
Cantábrico y que precisamente marca el camino Francés de Santiago.
Una ruta que deja tras de sí la cordillera comprendida desde los
Pirineos hasta Galicia y que posteriormente se usó también como
frontera contra los musulmanes, en los albores de la Reconquista.
Tanto es así, que el Santo Patrón de España en un principio fue
San Millán (con culto en La Cogolla riojana); hasta donde llegaban
las huestes carlovingias para prestar apoyos a los cristianos
hispanos. Pero tras sucesivas ampliaciones del territorio
reconquistado, el alcance de esta franja llegó desde La Rioja, hasta
el Sur de Galicia; situándose una verdadera frontera en esta linea, desde Francia al Atlántico, donde se guardaba el avance de
los andalusíes. Por lo que finalmente, el Santo Patrón fue
sustituido y llevado hasta Santiago; en honor a esta protección
contra los musulmanes. Pese a ello, aquella ruta que recorría
desde Navarra a La Coruña, ya había sido “marca” en época
romana. Debido a que los pueblos habitantes tras esa “linde”,
fueron mal romanizados. Principalmente el cántabro y el astur, que
realmente no admitieron nunca al invasor (tal y como ocurrió siglos
más tarde, con la llegada de los árabes).
.
Para
comprender lo que expresamos bastará leer el gran libro de Schulten,
CANTABROS Y ASTURES Y SU GUERRA CON ROMA; comprobándose en el
estudio cómo las referidas zonas del norte peninsular no fueron del
todo romanizadas. Esta visión histórica sobre las carencias en
la conquista latina de los montes cantábricos y los Pirineos; la
ampliaríamos perfectamente sumando como segunda lectura SERTORIO.
Obra también de Schulten, donde se narra la vida de este general
romano, que se tras ser nombrado Pretor de Hispania (en el 83 a.C.),
se subleva contra los suyos apoyado por los Celtíberos. A esa
rebelión no se adhieren los vascones (debido a sus conflictos con
los celtíberos); siendo ello la clave -a mi juicio- para que Roma,
cuando vence a Sertorio, tolerase a esos antecesores de los vascos la
convivencia en tierras conquistadas. Marchando así los vascones
a ocupar y repoblar aquellas zonas que antes fueron las principales
aliadas del general sublevado; como las de Huesca y Jaca (donde
Sertorio llega a crear una Academia Militar). Siglos después y
tras la caída de Roma, los vascones bajarían a los valles que se
llamaron en su nombre “Gascuña” (vasconia) y llegarían
finalmente a establecerse en tierras que antes habían sido de las
tribus celtíberas: Várdulos, Caristos y Autrigones -actuales
provincias de Guipuzcoa, Álava y Vizcaya-.
.
Por
lo demás, los astures y cántabros, a juicio del gran historiador
Barbero y Vigil, quedaron en un estado poco romanizado. Lo que les
llevó a no admitir tampoco la llegada de los godos, ni la posterior
de los árabes. Siendo el propio Barbero y Vigil quien llega a
demostrar que la Reconquista nace por mano esas gentes autóctonas
del Cantábrico; no por los descendientes de visigodos, refugiados en
el Norte de España. Todo lo que se argumenta y se comprende
históricamente, dada la poca sumisión que los cántabros y astures
habían prestado hacia invasiones anteriores; sin integrarse del todo
en la Hispania romana, ni menos en el reino godo de Toledo. Siendo
también cierto, que debido a lo escarpado del terreno, a la
bravura de sus habitantes y a la pobreza de esta zona Cantábrica.
Tan solo algunos romanos se interesaron en conquistarla (en busca de
sus minas de oro y azabache); pues ni a visigodos, ni menos a los
árabes, parece que les mereció la pena batallar para dominar un
lugar tan montañoso, peligroso e infértil.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado,
mi mujer junto a un escaparate de chorizos asturianos en Oviedo.
Abajo,
un expositor con “madreñas”, los zuecos asturianos. El origen
celta de esta zona de España se adivina en múltiples rasgos; entre
ellos en el uso continuado de estas calzas de madera, que para los
ganaderos y agricultores cantábricos eran imprescindibles (con
el fin de evitar la nieve, el barro e incluso las heces del ganado).
.
.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado,
lugar donde estuvo en enorme roble símbolo de Oviedo y llamado “EL
CARBAYÓN” (el
gran carvajo).
Abajo,
mejor fotografía de esta placa rememorando el punto donde se hallaba
ese árbol sagrado.
En ella vemos como en octubre de 1779 lo derribaron, sin que fuese
repuesto por otro nacido de sus esquejes (tal como era normal en
estos casos).
El culto al árbol sagrado en Europa es típicamente neolítico y
donde mejor podremos observarlo es entre los ingleses, que llegaron a
firmar su Carta Magna bajo el tejo de Anker. Entre los indoeuropeos
(celtas) el árbol sagrado era el roble; también llamado carvajo y
al que denominan en Asturias "carvayón" (cuando tiene
enorme tamaño). Es el mismo que se venera en
Guernica, aunque allí se ha conservado la costumbre y siguen
reuniéndose los mandatarios bajo aquel roble sagrado,
del que periódicamente obtienen esquejes con el fin de sustituido
-en el caso de fenecer el árbol y verse obligados a cambiarlo-.
En Oviedo parece ser que deciden erradicar este rastro de culto
ancestral en plena Ilustración; un momento en el que muchas de las
costumbres antiguas pasan a considerarse supercherías o ritos
innecesarios.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado,
expositor de “bollos preñados” en una panadería de Llanes.
Abajo,
una imagen de la villa de Llanes. Acerca de los chorizos asturianos,
me vienen a la memoria algunas cosas de las que hablaba mi
padre. Pues según me contaba, entre las muchas anécdotas que
narraba Sabino Fernández Campos, una de sus preferidas era la de un
discurso dado en Noreña por Camilo Alonso Vega
(de quien fue secretario, antes de pasar a La Zarzuela). Así contaba
el conde de Latores que cuando a Alonso Vega le nombraron hijo
adoptivo de Noreña (lugar su natal de su mujer, Ramona Rodríguez);
en la ceremonia, aquel militar comenzó a hablar con gran elocuencia
y seriedad, de este modo:
-He
llegado a general y a ministro. He sido galardonado con la
Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo; con la Gran Cruz de la
Orden del Mérito Militar; con la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X
el Sabio... .-
Tras
ello paró y miró a los ciudadanos de Noreña, que observaban
extrañados tan seria exposición. Luego, continuó diciendo: -¿Me
quieren decir Ustedes qué tengo que hacer en la vida para que en
esta zona de España me dejen de llamar “Camilín el de doña
Ramonina, la choricera”?-.
A
lo narrado hemos de añadir que lo del mote era una realidad
social de Oviedo y sus alrededores; y cuando en Asturias te ponían
un sobrenombre, no te lo quitaban ni en la tumba. Tanto que en las
esquelas podremos leer todavía, el nombre y apellidos del difunto;
pero más abajo el mote (destacado y para que todo el mundo sepa
quien es el "finado"; pues a casi nadie se le conocía por
el verdadero nombre).
5-
LA ASTURIAS ABANDONADA:
.
No
es extraño que un territorio tan montañoso y angosto, donde el
clima es duro y apenas se ve el sol; haya sido siempre tierra de
personas indomables y solitarias. Hablamos de gentes y no solo de
hombres, porque en Asturias las mujeres del campo, trabajaron tanto
como sus maridos. Quizás más y en peores condiciones, ya que se
le asignaban labores de menor importancia, pero de mayor dureza. Una
de ellas, fue el cultivo y preparación de los cereales, que era
tremendamente penosa hasta la llegada del maíz -venido de América-.
Pues el trigo que permiten sembrar esos minifundios escarpados y
lluviosos, es solo el salvaje (espelta). Cuya colecta es un verdadero
sacrificio; debido a que su siembra, limpieza y molienda, da un
trabajo ímprobo -unas cien veces más dificultoso que el cultivo
normal de cereales en Tierra de Campos-. Todo ello,
unido a la falta de comunicaciones y al sistema heredado de los
celtas, que era ya comunal desde los tiempos más ancestrales;
llevaría a crear una Sociedad aislada, unida al monte y ajena al
resto del Mundo. A esto hay que añadir la forma familiar establecida
en clanes (también indoeuropea), donde el mayor heredaba las tierras
y el resto debían ir a buscarlas a otro lugar (a través del
matrimonio o emigrando). Siendo un hecho que aquel que no era
propietario de “prados”, no tenía ni pan; se hizo normal que
desde la Reconquista los asturianos hubieran de emigrar a tierras
lejanas. Llegando a convertir así las suyas, en las más
deshabitadas de Europa, después de algunas zonas de Los Balcanes -que tras las recientes guerras, han quedado totalmente despobladas-.
.
Aunque
aquel mal de “la necesidad”, también generó el bien de la
inteligencia; pues la obligación de “buscarse la vida” que
tuvieron los asturianos, les ha convertido en algunos de los más
intrépidos exploradores, comerciantes o empresarios (y en algunos de
los mejores intelectuales) . No habiendo lugar donde falte una
“Casa de Asturias”; que por cierto no existe aún en Japón, por
lo quizás habríamos de fundarla allí (un dato que añado al
artículo, por si alguien desea apoyarme en este empeño). A lo antes
expuesto, hay que añadir que las situaciones históricas vividas
por los asturianos tras la Edad Media, son solo comparables con las
de Galicia y Extremadura. Otras dos zonas que igualmente fueron
abandonadas por la corona, arruinando a su burguesía y obligando
emigrar a sus gentes. En el
caso de Galicia y Extremadura, sucede cuando Isabel I de Castilla
solicitó ayudas para luchar contra La Beltraneja; y al no
recibirlas de estos lugares cercanos a Portugal y partidarios de la
verdadera heredera, finalmente los sometió a escarnio. Siendo por
todos conocido la penitencia que los Reyes Católicos impusieron a
Extremadura y a Galicia; tierras ricas y prósperas hasta
entonces, pero que fueron estigmatizadas al haber apoyado a Juana
-la Beltraneja-. Aunque no es tan famoso el caso de Asturias, que
-según decía mi padre- quedó abandonada a su suerte por haber
apoyado a Pedro I; cuando este fue asesinado a manos de su
hermanastro. Debido a que aquel rey Don Pedro buscó el apoyo de los
caballeros asturianos, porque su hermano bastardo era conde de
Trastamara (en Gijón); y desde allí comenzaban sus sublevaciones,
cuando deseó usuparle el trono . Tantas fueron las rebeliones de
los hermanastros, que terminaron por cercar y traicionar al monarca;
al que asesinan a traición, tras lo que se proclama rey el bastado,
con el nombre de Enrique II (de Trastamara, condado de Gijón).
.
Así
me lo narraba mi progenitor y la teoría tiene todos los visos de ser
históricamente cierta; pese a que apenas se ha hablado de ello.
Porque -de forma muy diferente- todos conocen el castigo que
sufrió Extremadura por “beltranejos”; y el que recibió Galicia,
que apoyaba también como reina a Juana (la sobrina de Isabel, a
quien igualmente usurpan el trono). De lo que sucedió en
Asturias, tras la muerte de Pedro I todos callan, entre otras cosas
por ser un periodo maldito para las monarquías españolas. Donde los
bastardos se unen a la familia del monarca y se sublevan con la ayuda
de los reyes vecinos, para suplantar al verdadero heredero. Todo,
después de que el auténtico rey (Pedro) les perdonase sucesivos
levantamientos, hasta que se ve obligado a acabar con los rebeldes.
Lo que le valió el apodo de “el cruel”; sin observar quienes se
lo dieron, que durante la Edad Media ningún sublevado ha sobrevivido
a su traición. Siendo escasísimos los casos en que un rebelde ha
sido perdonado, a excepción de estos hermanastros Trastamara. A los
que tanto se les consintió, que vivieron y lucharon hasta hacerse
reyes; tras arrancarle la corona a cuchillo -pese a su origen
bastardo-. Un triste suceso, en el que cuando ese Caín ganó el
trono, no tenía legitimidad alguna para ocuparlo. Viéndose desde
entonces obligado a conceder prevendas y mercedes a cuantos nobles se
las pedían; siendo llamado por ello: Enrique “el de las mercedes”
(ya que no le obedecían a no ser que hiciera enormes concesiones).
Mientras tanto, parece que con aquel espíritu cainita que le
caracterizaba; Enrique II machacó a quienes habían dado su apoyo al
verdadero rey (Don Pedro), dejando en el mayor abandono a Asturias
-especialmente a los caballeros que fueron más fieles al derrocado-.
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS:
La Cruz de los Ángeles, tal como la exhibe el museo catedralicio de
Oviedo -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Esta pieza
recubierta de metales preciosos y de gemas (muchas de origen romano),
es
un relicario que porta en su interior la cruz en madera que se supone
llevó Don Pelayo en la batalla de Covadonga. Como sabemos, el rey
Pelayo estaba casado con la hija del duque de Cantabria, todo lo que
muestra desde los tiempos iniciales de la Reconquista, esa unión
entre las dos Asturias (las de Oviedo y las de Santillana). Así fue
como germinó otra nueva España (esta vez católica) después de que
hubiera existido una Hispania romana y otra visigoda; que sustituyó
a la España andalusí
(pues a mediados del siglo VIII, los árabes dominaban ya casi toda
la Península). Con gran desacierto, Claudio Sánchez Albornoz,
calificó a Asturias como “el embrión de España”, creyendo que
nuestra nación se había fraguado desde los tiempos de Don Pelayo.
Sin considerar España, a la Hispania Romana, la visigoda, ni al
califato Omeya independiente de Damasco (que prácticamente gobernó
todo el territorio, durante siglos). Consecuentemente -a mi juicio-
ese “embrión hispano” debió ser en verdad la Iberia greco
fenicia y cartaginesa; una Península desde entonces bastante
uniforme (al menos cívica, culturalmente y en su idioma) y que dio
origen a la Hispania que conquistó y concibió Roma como unida -solo
distinta a Lusitania-.
AL
LADO: Fotografía
de KARL KRAUSE; el “filósofo de la bondad”, maestro de los
grandes intelectuales de mediados del sigo XIX Español. Con su
pensamiento basado en la paz y nunca en la revolución, no infundió
el odio entre sus alumnos; quienes creyeron en una nueva Sociedad,
basada en los principios de la justicia y la fraternidad, a la que se
podía acceder sin violencia. La filosofía krausista (hoy apenas
mencionada) fue el bálsamo de inteligencia y bien en el que bebieron
los españoles que estudian en Heidelberg (hacia 1820) -quienes
posteriormente promueven el Regeneracionismo hispano-. Donde este
discípulo de Kant, les enseña como un humilde profesor, todos
principios y los misterios iniciáticos de las Sociedades Secretas
germanas.
Con el fin de divulgar sus mensajes, aquel ilustre maestro de
Heidelberg fue explicando detalladamente a los extranjeros la
organización, el pensamiento y las funciones sociales de las logias
alemanas (para que esos alumnos de países lejanos, creasen
movimientos similares en sus tierras de origen). Pero
aquellas “Sociedades” vieron en el bueno de Krause un “delator”
que narraba a propios y extraños las ideas, el organigrama y
funciones de la Masonería en Centro Europa; expulsándole de su
hermandad, siendo castigado para siempre al silencio y al ostracismo.
Ello le supuso la ruina económica la soledad y quedar en el olvido
(donde se encuentra hasta el día de hoy); pese a que treinta
años después de su muerte, las logias alemanas pidieran perdón
públicamente por haber crucificado a uno de sus más fieles
“hermanos”... .
.
Aunque
antes de que le despojasen de sus facultades académicas y de todos
sus trabajos,
Karl Krause pudo ser la guia de algunos españoles, entre los que se
encontraban figuras como: Giner de los Rios, San del Rio, Joaquín
Costa y el propio Leopoldo Ga.-Alas (Clarín). Imbuyendo en estos
alumnos una filosofía de paz y reconciliación que hizo posible “el
milagro” de final del XIX en España; lográndose gracias a ellos
el Regeneracionismo, que dio como fruto un periodo de paz que
comprendió más de cuarenta años y que se inició con La
Restauración.
Un movimiento regenerador del que no solo nacieron intelectuales como
los del 98; sino también unos nuevos profesionales -bien formados en
las Universidades y con arreglo a normas de una enorme ética-. Todo
ello, apoyado por una clase industrial de gran estructura moral, que
nacía desde nuevas teorías económicas krausistas, seguidas por
banqueros, empresarios y comerciantes; deseando crear una nueva
Sociedad basada en la justicia y en la bondad. Este
milagro promovido por el Regenaracionismo partió de las enseñanzas
del bueno de Krause; quien totalmente ajeno a las teorías alemanas
de su época -que preconizaban la superioridad de la raza ária y de
la nación germana- creía en un Mundo mejor, basado en el amor y en
la paz.
AL
LADO:
Tumba de Leopoldo Ga.-Alas (Clarín) -en el cementerio de San
Salvador de Oviedo-. Este escritor fue uno de los grandes
catedráticos de Filosofía del Derecho, enseñando a sus alumnos los
principios del krausismo. Pese
al beneficio que para nuestra nación fue aprender y seguir los
principios filosóficos de Krause; este hecho ha sido apenas
recordados por la Historia. Principalmente porque aquel
alemán denostaba los métodos violentos, como modo de cambiar la
Sociedad; un principio que chocaba con las ideologías que se fraguan
a fines del XIX y que finalmente triunfan en Europa, a comienzos de
siglo XX (las totalitarias de Izquierdas y de Derechas). De forma muy
distinta, el krausismo español promovió un progresismo pacífico y
sin rencores, generando una intelectualidad hispana reflexiva y
basada en el bien común.
.
Sin
instintos de venganza, sin volver sobre los errores del pasado y
deseando modificar para bien nuestra Sociedad; llegaron al poder los
Regeneracionistas, gracias a personalidades como Joaquín Costa y
José Canalejas.
Transformando nuestra nación y volviéndola a convertir en una
potencia europea; tanto que desde la arruinada España del 1898, se
logra que estuviéramos entre los países más destacados del Mundo,
ya en 1912. Para
conseguir sus fines progresistas, se utilizó el arte y la cultura
como medio didáctico;
como modo de mostrar el absurdo de aferrarse a las normas
decimonónicas. Un ejemplo de ello es la novela de Clarín, LA
REGENTA; donde se pone de manifiesto los complejos y la neurosis de
una Sociedad aferrada a los valores del siglo XIX. Así fue como el
Regeneracionismo prefirió el arte a la revolución callejera y
escribir antes que reñir en las plazas... . De ese modo dedicaron su
tiempo los krausistas a crear obras literarias, de música, escultura
o pintura; promoviendo a su vez nuevas formas de educación y
enseñando a disfrutar de las bellezas del campo o del pueblo.
Generando
amor hacia el folklore y las tradiciones, a la vez que en las
ciudades fundaban novedosos centros -como la Institución Libre de
Enseñanza- donde se preparaba académicamente a los niños, sin los
complejos del siglo XIX.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos
fotografías del monumento a “Clarín” en Oviedo; realizado por
el escultor Victor Hevia
-y que todavía se encuentra en el Campo de San Francisco-. Decimos
“todavía”, porque el vandalismo y la dejadez están afectando a
toda a estatuaria exterior ovetense; especialmente a estas esculturas
de Hevia, que cuando no se ven atacadas por gamberros, aparecen en
ocasiones muy deterioradas (ya que un clima tan húmedo obliga a un
mantenimiento constante de los materiales en que fueron esculpidas).
Así
decimos que personajes como Leopoldo Ga.-Alas compusieron el
mecanismo que logró la reconciliación de la España decimonónica;
donde las guerras y problemas no parecían terminar. Todo ello, tras
cincuenta años de enfrentamientos nacionales, llegándose finalmente
a un pacto de Estado entre las “muchas Españas”, principalmente
gracias a estas ideas Regeneracionistas.
Entre quienes las siguieron, hubo personajes de Derechas y de
Izquierdas; pero todos se encontraban en un punto común a favor del
bien social, el progreso y la paz (sin desear más guerras). Llegando
a sacar a nuestra nación de aquel lodazal en que se había
convertido desde 1800 y hasta 1875.
.
Pues
sabido es que nuestra nación tuvo un siglo XIX más negro que el
carbón de Asturias (al menos en lo que se refiere a espiritualidad,
pensamiento, progreso y avances). Un centenio que comienza con el
reinado de un hombre sin inteligencia ni moral alguna (Carlos IV);
aconsejado por una esposa perversa y gobernado por un valido
absolutamente corrupto (Godoy). A ellos se debió invasión francesa,
cuando dejaron pasar las tropas de Napoleón para que atacaran
Portugal; tras lo que el emperador galo decidió que era mejor
conquistar directamente España (llevarse a sus reyes y poner a su
hermano de monarca). Finalmente lograron los españoles expulsar a
los franceses; sin ayuda de su nobleza ni de sus reyes (que se
ausentaron o apoyaron a José Bonaparte). Pero una vez recuperada la
nación, regresó el hijo de Carlos IV; quien no solo era aún menos
listo que el padre, sino -además- un rey degenerado y traidor. Así
comenzó Fernando VII aboliendo las cortes de Cádiz, para luego
matar sucesivamente a todos los héroes de la Independencia (con el
fin de erradicar “competidores”). Pese a sus fechorías, murió
en la cama en 1833; dejando como heredera a su hija Isabel. Una niña
a la que quisieron quitar el trono: Su madre, su hermana, los
generales que gobernaban bajo su mandato; y especialmente su tío,
Carlos Ma. Isidro. Este último argumentando que una mujer no podía
reinar en España; provocando en nuestro país casi cien años de
guerras civiles (a las que llamaron “Carlistas”).
.
Harto
el pueblo hispano de las barbaridades de la Casa Real y de sus
gobernantes, decidieron declarar la República en 1873; pero aquello
fue ya la traca final de una España convertida en una pista de
circo. Pues durante esa Primera República -que duró apenas
veintidós meses-, hubo tres presidentes y hasta periodos en que el
cargo quedó vacante, porque nadie quería dirigir ese caos.
Escapando de España Estanislao Figueras, para no verse obligado a
presidir un Estado “cantonal” en el que
Sevilla se declaró República independiente, tal como hicieron
Alcoy, Algeciras, Almansa, Andújar, Bailén, Motril, Torrevieja y
etc.. A lo que siguieron sublevaciones como la de Cartagena, que sacó
sus fragatas para bombardear Almería; tal como hizo Alicante, que
atacó
con su armada a Barcelona, mientras Málaga hacía lo mismo con
Cartagena. Todo, a la vez que Jumilla se intentaba proclamar Estado
independiente, porque Albacete deseaba declarar la guerra a sus
provincias vecinas... . Males de esa República a los que se sumaban
otros heredados; cuando aprovechando aquel caos, los carlistas
lograban reclutar partidarios para seguir sublevándose en diferentes
puntos de España.
.
Después
de tales desastres y tras el fin de la Primera República, vino La
Restauración; donde se llegó al acuerdo de regenerar esta nación
-que
había sido una de las más poderosas de la Tierra y que llegó a
convertirse durante el siglo XIX en un verdadero detritus-. Siendo
lo que más contribuyó al consenso entre las partes, la
transformación del progresismo radical en un progresismo moderado y
culto;
capaz de pactar con los monárquicos para sacar de la miseria cívica
al país. Por
cuanto decimos, los krausistas y su filosofía del bien, fueron
esenciales para que España pudiera rehacerse a fines del siglo XIX.
Aunque cuarenta años más tarde consideraron aquellas teorías
obsoletas y prefirieron seguir las nuevas ideologías que por
entonces nacieron en Europa; todo lo que les llevó a regresar al
pasado y a decidir odiarse (volviendo a la Guerra Civil). Los
hechos que aquí resumimos deberían de destacarse como método de
reflexión a los españoles; pues Marx decía que "la Historia
se repite dos veces, una como tragedia y otra como farsa". La
frase que -aunque muy inteligente- a mi juicio no es cierta; pues la
Historia se repite siempre, debido a que su protagonista es el hombre
y los seres humanos somos todos parecidísimos, por no decir "los
mismos" (con iguales pasiones, virtudes y defectos)
AL
LADO Y ABAJO:
Dos imágenes de la plaza de la catedral en Oviedo y la estatua de La
Regenta (situamos
al lado de la escultura a mi mujer; no solo por lo guapa que es, sino
también para conocer tamaños y proporciones del bronce y de la
plaza). La novela de Alas “Clarín”, se refiere a la capital
principado llamándola “Vetusta” -del latín “Vetus” =
“viejo, anticuado”-. Criticando con ese nombre imaginario, los
modos de vida tan obsoletos que aún pervivían en la Sociedad
asturiana. Unas costumbres y tradiciones seguidas principalmente por
la
alta sociedad
ovetense; que
se había quedado anquilosada en las rarezas españolas y los
complejos decimonónicos. Frente a ellos, una nueva élite asturiana
estaba naciendo desde 1850, imbuida por los principios del krausismo,
junto a otras filosofías del progreso y la justicia. Ideologías ya
introducidas en Asturias por los ilustrados; debido a que en esta
región es donde en verdad se fragua y crece la verdadera Ilustración
hispana (junto a la gallega). Clarín
fue uno de aquellos intelectuales que lograron educar a los jóvenes
en unos nuevos principios, basados en ese amor al prójimo y en la
mejora social. Su hijo (Lepoldo Ga.-Alas Argüelles) heredó la
cátedra de Filosofía del Derecho y algunos de sus más cercanos
colaboradores fueron los Gómez Morán (Ulpiano, Emilio, Luis y
Mario), todos ellos juristas y discípulos de los García-Alas.
FIN
DE LA PRIMERA PARTE; PARA LLEGAR A LA PARTE SEGUNDA Y CONTINUAR
LEYENDO EL ARTÍCULO, PULSAR EL SIGUIENTE ENLACE.
.
PARA
ACCEDER A LA DOCUMENTACIÓN ADJUNTA, PULSAR:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2018/08/documentacion-adjunta-los-dos-capitulos.html