domingo, 21 de julio de 2013

PORQUE CREER ES CREAR Y PORQUE CREAR ES CRECER (de: "La crisis de Occidente, capítulo VII")

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SOBRE LAS IMÁGENES: Muchos han sido los que nos han manifestado su descontento, al leer en nuestras entradas anteriores mis palabras en las que calificaba a Richard Nixon como "uno de los grandes presidentes de Estados Unidos". Ello quizás, porque casi todos hemos olvidado que fue el artífice de la paz en Vietnam, mientras siempre nos recuerdan el extraño escándalo que vivió. Un asunto que estudiado en su contexto histórico, puede ser juzgado como de "hechos imbéciles" o de "gran estupidez" (por parte de todos y sobre todo del primer responsable). Un turbio tema electoral y "pucheril", que obligó a Nixon a cesar en su mandato; aunque fueron hechos que se producen en un Mundo pleno de movimientos terroristas y con guerras como la del Vietnam. Contienda que decidió terminar precisamente este presidente, quien a su vez comienza a acercar los "bloques", iniciando así lo que más tarde sería el fin de la Guerra Fría.
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Pese a ello, es evidente que todos recordamos aquel dimisionario político por un asunto de prensa y de escuchas (una simple golfería); lo que tristemente ha pervivido en la memoria de un hombre que llegó a dirigir los Estados Unidos, logrando enorme estabilidad en gran parte del Planeta. Persona, cuyo mérito era de tal magnitud, que en su juventud hubo de pagarse parte de sus estudios trabajando como barrendero. Pero aquella "idiotez" que un día mandó hacer a los suyos, parece que fuera el importantísimo asunto de su vida. Todo ello en un Mundo y una época en la que se lanzaban "los unos" a "los otros" bombas incendiarias (día sí y día también)... . Algo que a mi juicio parece como aquel que solo decide acordarse de haber sufrido un terrible furúnculo, durante un tiempo pasado en que el resto de su cuerpo estaba invadido por la lepra... .
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Sea como fuere, fruto de aquel escándalo de Nixon, llegó a la Casa Blanca alguien que probablemente nunca debió haber sido presidente de su nación. Todo lo que afirmamos sin considerar a Carter una mala persona, aunque aquel hombre yo lo juzgaría con cualquier calificativo, menos con el de "político". Tanto fue así que durante su mandato produjo uno de los mayores desequilibrios mundiales de la segunda mitad del siglo XX; desestabilizando algunas de las más importantes naciones y civilizaciones del Planeta -como fue la Persa-.
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Pero no contentos con tanto escándalo, parece que Occidente gusta regodearse en sus males y en sus miserias (comunmente irrelevantes, o idiotas). Tanto que hechos muy similares -o peores- sucedieron de nuevo en Estados Unidos, y no hace mucho. Esta vez en un contexto y situación más idiota, creada por una estudiante becaria; quien tuvo al todos pendientes de si había tenido -o no- "relaciones" con el inquilino de la Casa Blanca. Tristemente aquella situación tan estúpida como absurda, mermó enormemente el prestigio de Clinton; tanto que debido a ello no gobernó el gran vicepresidente que pudo sucederle (Al Gore). En su lugar llegó otro que quizás nunca debía haber dirigido esa nación, personaje con una calidad humana y política muy "distintas".
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En relación a todo ello, he querido encabezar este artículo con la fotografía de la ex-ministra nippona Makiko Tanaka (hija del que fuera presidente: Kakuei Tanaka); cuyo padre era el centro de las "comidillas" de todo Japón en los días que visité esa tierra por primera vez (en 1977). Por entonces solo se hablaba de un tremendo escándalo que el ex-presidente Tanaka vivía desde unos años atrás; un asunto dividía en dos a la nación del Sol Naciente -que se debatía entre partidarios y detractores del gran lider-. Pasaron los años y aquel "tema turbio" que parecía iba a modificar el Mundo, se vió como una simple artimaña. Un ardid preparado por enemigos de Japón, con el fin de que el país del Sol Naciente no pudiera por entonces abrir libre mercado con otros -como China-. Pues la intención del presidente al que sacaron tantos "dossiers", era pactar con la república Popular y de ese modo convertir en la cabeza de Oriente al Japón -actuando de puente entre Occidente y Asia-. Unos hechos que curiosamente asemejan mucho la caida de Tanaka con la de Nixon; el líder americano que dimite poco despúes de terminar con Vietnam, pretendiendo el cese de hostilidades entre los bloques (el fin de la Guerra Fría)... .
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Pero los años pasaron, los escándalos tan vociferados como aireados fueron olvidándose y los japoneses pudieron ver que aquella cortina de "ruido" e "injurias", fundamentalmente había provocado un gran daño a su país. Nación, que al perder a Tanaka no solo se quedó sin uno de sus grandes Hombres de Estado, sino que además no tuvo la oportunidad de ponerse por entonces a la cabeza de Asia -como se habían propuesto al intentar abrir comecio con China-. Pese a ello, un pueblo inteligente y reflexivo (como es el japonés) siguió queriendo y recordando a su líder. Tanto así, que pocos años después, su hija Makiko entró "en política" y solo tres décadas más tarde -hacia el 2002- fue nombrada canciller. Una primera mujer nippona ministro de Asuntos Exteriores, quien alcanzó muy joven el poder no solo por su enorme valía, sino bajo la sombra y el recuerdo en la figura de quien había sido triste e injustamente expulsado del ruedo (aún siendo el "mejor torero").
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Arriba -como dijimos- podemos ver una imagen actual de Makiko Tanaka, que me he permitido "decorar" con colorines. Abajo, una foto mía tomada en Nikko, durante los días posteriores a los que presidente Tanaka había dimitido y estaba siendo sometido a terribles presiones en Japón.  En 1977, este país en el que hoy se celebran elecciones, tan solo se hablaba del "extraño asunto" que enturbiaba la política. Años después -casado con una japonesa y con el ánimo de afincarme allí- volví y pregunté sobre todo ello. Lo único que me respodieron fue que había sido "una cortina de humo", pero que el daño sufrido por la nación a consecuencia de aquel asunto fue irreparable. Una sucesión de escándalos que tan solo se convirtieron en una batalla de desprestigio de las instituciones y personalidades japonesas; con el fin de desestabilizar y hundir al país. Todo sucedido en una nación que por aquel entonces se estaba convirtiendo en la primera economía del Mundo; pero que no consiguió culminarse como líder asiático a consecuencia de aquellos tristes hechos.
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Cuanto narramos, me vino a la memoria, porque parece que hay ciclos semejantes: Nuestro país, que hace tan solo unos años era una economía floreciente, hoy se ve en plena crisis y envuelto desde hace años en oleadas de escándalos. Asuntos turbios cuyo resultado final será -irremediablemente- la pérdida de fuerza y del prestigio mundial (algo que tristemente muchos parecen desear aumentar -o azuzar-). Pues en verdad hay que juzgar a los culpables de todo delito, y el peso de la ley debe caer sobre cualquier ciudano de igual forma. Pero de ello a exponer diariamente al escarnio público a todas las instituciones, hay mucho... . Sobre todo porque a todos nos va a perjudicar (antes o después) este estado continuo y continuado de hechos aireados a todas horas, que solo dan una imagen penosa de España. Por lo que habríamos de plantearnos seriamente, quién puede salir dañado de tanta publicidad negativa y de la relevancia a primera linea, que se da diariamente a sucesos tan tristes. Ya que para todos está claro que los hechos delictivos o los motivos de escándalo, se deben de juzgar con celeridad, con contundencia y con rigor. Pero lo que veo personalmente nada positivo es que en España no se hable de otra cosa.
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Pues de seguir así no solo vamos a parecer un "país de tercera", sino que los jóvenes y quienes necesitan creer en nuestra nación, nunca más van a hacerlo. Y es que la palabra crédito, viene de creer; pero también el término "crear" se debe en gran parte a "creer"; tanto como "crecer" solo se logra por medio de "creer" y de "crear".
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A-. RELIGIÓN Y OPIO; DE MARX A NUESTROS DÍAS:

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Escribía Carlos Marx que "La religión era el opio del pueblo"; algo que parece haberse confirmado en el siglo XX y XXI. Cuando todos los pueblos que han perdido su religión, que no atienden a principios filosóficos o que carecen de creencias, sufren la desdicha de que una parte de su población haya optado por "el opio". Cayendo irremesiblemente en el alcohol o en las drogas aquellas personas más débiles (intelectual o moralmente hablando), junto las culturas que se infravaloran, renegando del pasado y olvidado los orígenes de su civilización. Un mal terrible y narcótico que acecha principalmente a quienes carecen de mundo interior, de bases filosóficas, o de creencias firmes que le permitan afrontar la vida -y la muerte, que tristemente es parte de aquella-. De tal manera, la relación entre gentes "que no creen en nada" y los adictos a las drogas, es tristemente tan paralela y firme como pueda serlo la existente entre el número de vacunados contra una epidemia y quienes no la sufren. Siendo todo ello así, parece cierta la frase de Marx "la religión es el opio del pueblo"; puesto que aquellos que pierden sus creencias y su filosofía pueden necesitar del opio. Sustituyendo la vida intelectual, interna o cultural; por un "analgésico espiritual ".
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Consecuentemente a lo antes dicho, podríamos obtener una primera conclusión clara acerca de "para qué sirve" la filosofía, la religión, las artes o las creencias. Incluso podemos explicarnos para qué es útil la cultura, el mundo interior, el pensamiento y el conocimiento humanístico. Todo lo que sin duda alguna sirve para poder afrontar y comprender la vida; superando las adversidades y a los fracasos de un modo muy distinto. Tanto como puede lograrse a través de ellas, que los éxitos y triunfos no nos deformen ni nos destruyan; pues nada puede haber más corrosivo para el hombre que no saber asimilar una victoria. Así, parece lógico concluir que una persona culta y bien formada no necesitará "estimularse"; o al menos que sabrá hacerlo de un modo que le permita disfrutar de un mundo interior verdadero (no para ocultar su ignorancia espiritual). Puesto que el terrible drama de Occidente y que está arruinando al hombre de hoy, debemos denominarlo "analfabetismo espiritual". Una falta de formación intelectual quizás sobrevenida por un exceso de datos sin saber su razón; o por unos conocimientos que en ocasiones nos desbordan. Datos y conocimientos de los que comunmente ni entendemos para qué sirven, ni menos qué significan. Por cuanto a todo ello se debe una deformación espiritual generalizada, que nos produce la atrofia -o incapacidad- para ver, saber y enfrentarse a los problemas esenciales de la vida.
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Pero sigamos con la frase que comentábamos de Marx, de la que también podía concuirse cómo aquellos que no creen en nada, pudieran terminar necesitando las drogas. Porque si afirmamos que "la religión es el opio del puebo", hemos de suponer que quienes no pertenecían al pueblo -al menos en tiempos de Carlos Marx- ingerían opio para soportar o sobrellevar la vida. Todo lo que sin lugar a dudas tiene lógica, puesto que el alcohol, los enteógenos, o las sustancias estimulantes y excitantes; producen algo similar a lo que se consigue con la filosofía, las humanidades y las artes cultas. Lo que se intuye y puede describirse como "trascender", o salir de la cárcel a la que el cuerpo humano -y nuestra esencia animal-, nos condena. Aunque en cuando se trasciende gracias a la cultura o a través de las creencias y del pensamiento, lo que se produce en nosotros es una auténtica transformación. De ello, cada vez que se "asciende" a un nivel intelectual, cultural o espiritual, superior -por medio de las humanidades, la filosofía o de las artes cultivadas-; no se vuelve al estado inferior o anterior, del cual habíamos partido. Sin existir un retorno sinó una evolución, debido a que el intelecto muta y trasciende. Siendo así, cada vez que logramos una mejora intelectual, de conocimientos (o espiritual); ya no hemos de regresar a la realidad anterior. Y como la realidad es una percepción, ello logra liberarnos de la carga del pasado y del presente. Por lo que las humanidades y el arte culto, en la espiritualidad actúan como catarsis, incluso consiguiendo que superemos los peores recuerdos y logrando que sublimemos la vida.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, mi abuelo Angel Santafé; poco antes de ser destinado a Sagunto a dirigir los Altos Hornos. Cuando le tomaron esta foto (recién casado y hacia 1920) no pudo sospechar que aquel destino -que era un gran paso para su carrera de ingeniero-, traería la desdicha a su familia. Pues quince años después (en 1936) fue matado bajo la acusación de pertenecer a la directiva y ser monárquico, arrasando sus bienes y su casa. Mi madre y sus hermanos tuvieron que venirse sufriendo penalidades, logrando llegar a Madrid para criarse junto a su abuela y tíos. Una historia que las pocas veces que oí por boca de mi progenitora, me ponía los pelos de punta. Pese a ello, nunca vi en mi madre una sola palabra de rencor hacia quienes hicieron aquello, ya que sentía pena de "esos monstruos que la Historia crea" -tal como ella los calificaba-. Siempre nos decía que las Sociedades que cultivan el odio, terminan utilizando a los más salvajes (o a los más extremistas), quienes luego llevan a cabo atrocidades sin saber siquiera lo que hacen.
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Desde niño me admiró la capacidad de perdonar que vi en mi progenitora y siendo algo que no podía compartir con ella -ya que soy muy rencoroso-, un día le pregunté cómo lo lograba. Me dijo que era la única forma de ser feliz: Poder y saber perdonar. Por ese motivo, a mi madre le encantaba Asia, cuyas religiones -como el budhismo- procuran no fomentar la venganza ni los malos sentimientos; sino autoinculparse o responsabiizarse de cuanto a uno le pasa. Sea como fuere, habia logrado lo que yo nunca conseguiré; pues en verdad por mucho que uno viva en Oriente y por tanto budhismo que me rodee o lea; sigo sin "olvidarme" de los que tan mal me caen... .

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ABAJO: Mi suegro en un dia de lluvia en Japón, "huyendo" del tifón, de espaldas y llevando a hombros a su primer nieto (mi sobrino Tomo-ki). Una de las personas mejores que conocí en mi vida, fue mi suegro, aunque solo tenía un pequeño defecto: De común leía unos libros de taoismo como ladrillos y las conclusiones que obtenía de aquellos "tochos" de filosofía eran absolutamente incomprensibles (por no decir "intragables"). Creo que era la persona más buena que ví en mi vida, quizás gracias al Tao "ese" -que yo ni entiendo ni trago-, lo que probablemente le convertía en un ser tan paciente, como simpático y agradable. Un triste día, hace ya varios años, tuvo un accidente y murió; muy jóven y en un tiempo en que estábamos sufriendo multitud de problemas. Pese a ello, gracias al mundo de la cultura, a nuestras aficiones, a la familia y a cuanto hacemos en común, pudimos ir superando los problemas. Pues en la vida uno de los mejores "elixires" para la estabilidad personal se encuentra el la cultura y en las humanidades; de donde se pueden obtener unos buenos cimientos espirituales que nos permitan afrontar y superar cuantos terribles problemas tengamos.
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B-. REGRESO AL FUTURO:
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1º.) La plastificación del alma:

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Con este el título de Regreso al Futuro estrenaba una película de gran éxito Spilberg -no hace tanto-, cuya base argumental narraba la posibilidad de trasladarse al "mañana" y modificar en aquel viaje, el presente. Pese a ello y en mi opinión, lo que nos sucede en nuestros días es muy distinto, ocurriendo precisamente lo contrario: Que cuanto vamos alterando de nuestro pasado, es lo que está afectando a nuestro presente y futuro. Me refiero concretamente a cuantas obras de "ingeniería" cultural, intelectual y hasta espiritual, se realizan en los últimos tiempos (más concretamente desde fines del siglo XX). Logrando con ellas generar una deformación del concepto de lo que era el ayer y a través de las que se han adulterado la História, junto a los valores estéticos, éticos o humanísticos de antaño. Tanto como para dar una visión absolutamente inexacta e inatractiva del pasado, "falsificando" de continuo premisas, modos de vida, la filosofía y hasta la misma Historia. Un hecho cierto que lleva ocurriendo desde el siglo XIX, cuando de un modo generalizado se decide enseñar a todos la enorme ignorancia del las gentes de ayer, afirmando que hasta el tiempo de Cristóbal Colón todos pensaban que la tierra era plana... . Ocultando quienes así explican el pasado, los logros de las grandes civilizaciones de antaño; que dieron personajes como Eratóstenes de Cirene, Ptolomeo o Al-Fragano -entre otros muchos que desde milenios atrás ya describen la geografía planetaria o midieron el arco terrestre-.
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Pese a esa intención actual de degradar el ayer, el progreso en las culturas siempre se ha debido a "un renacimiento"; que como su nombre indica es "renacer en los cimientos".... . Bromas aparte, en verdad no puede cabernos la menor duda que todos los logros de la Humanidad se han hecho comunmente mirando al pasado y tomando desde allí una gran base sobre la cual lograr el avance. Pero ahora parece ser que toda la Historia estaba confundida y no hay que seguir nada de aquella. Tanto que todo ha de ser moderno, pues antaño no hubo más que miserias. Por lo que gran parte de las personas nacidas a fines del siglo XX son absolutamente incapaces de admirar el pasado y menos aún las Antiguas Civilizaciones (incluyendo la romana). Todo ello en un proceso que personalmente denomino como "plastificación" del alma; una plastificación debida al hecho cierto de que cuanto nos rodea afecta nuestro interior. De lo que el plástico, tan imprescindible como usado a diario, ya forma parte de nuestra espiritualidad... .
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Un plástico que compruebo y oigo hasta en la mísma música y que a día de hoy se expande hasta por el territorio de la clásica; aunque sobre todo de la moderna, que ya es vinilo digitalizado.... Hechos que experimento comunmente cuando toco la guitarra en público (en Japón o en España); observando con asombro que los chicos jóvenes no entienden por qué se puede corregir a un afinador electrónico. Peor aún es cuando observan que tras templar un instrumento con ese sistema exacto, tengo por costumbre retocar un poco la tensión de las cuerdas -para desajustarla-. Momento en el que muchos me preguntan: -"Pero por qué la desafinas, si estaba marcada en la nota exacta"-. A lo que les contesto: -"Porque lo perfecto es contrario a lo bueno"-. Ante su cara de extrañeza, me veo en la necesidad de preguntarles: -"A tí te gusta la gente perfecta, operada y hecha en plástico"-. Su respuesta es una leve sonrisa, y un "no" asentido con la cabeza. Tras lo que les explico que a mí tampoco me atrae la "música artificial", ni menos la "sometida a cirugía electrónica".
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, una foto mía con unos once años, tocando junto a un tuno (tomada en una fiesta, hacia 1972). Desde niño siempre escuche la guitarra en casa; ya que no nos dejaban ver la televisión y a cambio el mejor entretenimiento que teníamos eran los instrumentos de música. Ello me provocó una educación musical inmediata y doméstica, pues mi padre rasgueaba en sus ratos libres su "requinto" y mi hermana Ma. José la estudiaba desde muy pequeña. La familiaridad con los instrumentos de cuerda ha de producirse antes de los diez años, porque de lo contrario, aquel que intente enfrentarse a instrumentos como el violín o la guitarra, puede "desesperarse" debido a la paciencia que se precisa para dominarlos. Pero si desde niño has experimentado la dificultad que contienen, sabes que has de ir avanzando poco a poco y con muchas horas de práctica.
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ABAJO: Foto divertida junto a mi sobrina japonesa acompañándola en su "cante jondo" nippón (ella cantando "Flamenco" y yo tocando). Como decimos, es imprescindible familiarizarnos desde muy pequeños con la música auténtica y no plastificada, pues de lo contrario el sentido estético melódico puede quedar deformado. De ello, si un niño tan solo oye música moderna, de ordenador o sintética, sufrirá el mismo proceso que un chico que tan solo come patatas fritas, chuches y refrescos. Pero mientras en el segundo caso pronto veremos que ha contraido una enfermedad derivada de su mala alimentación; en el primero -el que solo ha consumido "música basura"- seguramente nadie detecta el origen de su "morbosidad espiritual".
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Una deformación adquirida, debido a escuchar tan solo sonidos de máquinas o sintéticos; lo que afectará al individuo de tal manera, que su sentido estético queda reducido al "plástico". No pudiendo admirar y oir melodías o armonías de cierta belleza, ni menos con dificultad constructiva; de un mismo modo que el analfabeto es incapaz de analizar un poema. Pero curiosamente estos mismos individuos suelen ser personas que precisan escuchar continua y continuadamente músicas -que se basan en un simple golpe de síncopa-. Sonidos que en realidad solo encierran el recuerdo acústico del corazón en el claustro de una madre -lo que posiblemente les regresa al estado fetal-. Unas "músicas sin ton ni son", que "nockean" al que las sufre y que en verdad van minando el interior del que las consume -tanto que debido a su simplicidad y tosquedad, tan solo pueden ser escuchadas bajo los efectos de "un atontador"-. Por cuanto decimos, uno de los mejores métodos para evitar las drogas o el alcoholismo es la buena educación musical, que llevará al individuo a precisar estar consciente y a usar la inteligencia para disfrutar de las melodías que le atraen.
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2º.) Lo perfecto, siempre contrario a lo bueno:

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El problema que narramos parece que tan solo concierne a "lo moderno", pero no es así, puesto igualmente atañe al clasicismo. Ya que en el mundo "culto" nos hemos acostumbrado a una música (antigua, renacentista, barroca o mediopensionista) totalmente perfecta. Una "plastificación" artística nacida de la afinación absolutamente exacta, la pulsación tal como la marca la partitura y del sonido totalmente modulado y sin fallo alguno. Algo que en gran parte procede de escucharla en disco y de oir una y mil veces las mismas piezas; obras que se han ensayado un millón de ocasiones y que por ende no pueden tener fallo alguno. Pero tampoco contienen cambios, ni variación, ni menos errores -que distingan unas versiones de otras-. Con lo que el resultado final, debido a tal perfeccionismo y de tanta exactitud, es que a todos (o prácticamente a la gran mayoría) nos suenan igual las mismas obras. Idénticas casi, y como las tocó aquel "primero" que las interpretaba correctamente. Sin poderse hoy en en día distinguir a un maestro de otro, ni menos a este del alumno -más que en los fallos; muy pocas veces en los errores y casi nunca en la personalidad y en la expresión-.
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Todo cuanto decimos surge de aquel perfeccionismo "plastificado", por el que la nota ha de estar electrónicamente afinada, técnicamente pulsada, correctamente vibrada y exactamente tocada. Hecho este que ha logrado aburrir a las ovejas en los conciertos, con lo que apenas hay ya quienes tienen el más mínimo interés por asistir o escuchar música clásica... . Ello, porque como muchos nos afirman: Todo suena igual y además es casi exacto, pero peor que en el disco (entiéndase en el CD). Cuanto explico, parecerá una tontería, pero en sí mismo es una tragedia. Porque hasta nuestros días nunca hubo un tiempo en el se tocase mejor la música culta, ni jamás ha habido intérpretes de la categoría que existen hoy. Pero también, nunca en la Historia hubo un momento en que aquellos grandes músicos despertaran menos interés. Un magnífico virtuosismo que casi a nadie ya escucha y que condena a los grandes genios de la interpretación, a ser simples profesores -o a dar pequeños recitales (dejando el triunfo de las masas para muchos que tan solo saben hacer ruido sobre un escenario)-.
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Pese a ello, esta incultura no fue siempre normal; ya que en el siglo XVIII hubo quienes se peleaban por presenciar ensayos de orquestas, siendo capaces de quitarse una comida, para poder asistir al estreno de una obra (hoy tenida como clásica). Gentes del pueblo, en su mayoría analfabetos -al parecer- y sin formación musical alguna (aparentemente). Pero cuyo analfabetismo intelectual no les impedía estar alfabetizados espíritualmente, tanto que aplaudían con entusiasmo a Häendel y a Bach -o a Mozart y a Beethoven-; con un igual entusiasmo, como hoy en día se vitorea a un equipo de fútbol. Aunque hoy nos creemos mucho más cultos que aquellos; como los campesinos ingleses que asistían al Globe a presenciar las obras de Shakespeare y un siglo y medio más tarde, iban al teatro para oir a "lo último" Häendel. Tanto como vemos atrasados y zafios a los labradores y gentes manchegas que se reunían en el corral de Almagro, a disfrutar de obras del Siglo de Oro. Al igual que no entendemos por qué las gentes comunes de Alemania y centro Europa, asistían tan contentos a las misas protestantes; debido a que en ellas podían disfrutar de las composiciones de genios como los Bach.
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Frente a cuanto les narro, prueben Udes. hacer escuchar un oratorio o una sinfonía a un chico jóven de hoy, y verá lo que le dice... -por muchas horas de música que ese chaval lleve oidas en su MP3- . ¿Y por qué?. Pues muy sencillo: Porque todo les suena a igual, habida cuenta que carecen de "instinto" musical. A ello se une que los clásicos llevan cientos de años repitiendo lo mismo; todo lo que ha logrado hacer de la cultura una experiencia aburrida. Por cuanto expongo, hoy se ha convertido el mundo cultural en un ámbito de apariencia triste y hasta casposa; repetitiva y exigente, donde el perfeccionismo es la pauta y donde el academicismo es imprescindible. La consecuencia directa ha sido que "lo culto y refinado" prácticamente ha muerto (al menos en la música), y que casi ningún joven siente interés por la música clásica. Lo que se produce en gran parte, porque "allí" nadie puede cambiar nada; las notas han de ser perfectas, las partituras han de tocarse siempre igual, no hay posibilidad de inventar y aquel que prentenda modificar algo en la música culta, no tiene sitio o lugar (ni menos, razón para la existencia). Siempre, sin darse cuenta de que Chopin, Mozart, Beethoven y hasta el mismo Bach, fueron en su tiempo muy extraños, muy innovadores, y hasta "psicodélicos e imperfectos". Pese a todo, aún hay "mundillos" que en nuestro tiempo han podido salvarse de esta falta de creatividad, como ha sido el de la "música barroca", donde cada pieza se interpreta como cada maestro la concibe.
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El resultado final de lo que narro y de no haber admitido la modernidad, la variación, ni la innovación en el mundo clásico (tal como se hizo en el barroco), es el absoluto triunfo de la música moderna -melódica, ligera, pop, rock o como se quiera llamar-. Un hecho que podría ser explicable durante los años sesenta y setenta, cuando aquellas melodías tenían una gran calidad. Pero, a día de hoy el triunfo de la música moderna sobre la clásica, es un verdadero desastre. Un deterioro absoluto del mundo artístico, donde parece que ya no hay más que "síncopas", generándose sonidos sin un carácter propio y cuyas "melodías" ya no son más que un ruido insoportable. Habiendo llegado a ser tan terriblemente molestos esos "temas" actuales, que cuando uno entra en un ascensor donde le regalan esta música, prefiere subir las escaleras andando -lo mismo que nos sucede cuando vamos un supermercado que nos la "ofrece" a todo volumen por sus altavoces; donde haremos la compra a toda prisa (lamentándonos por tener sobre la cabeza aquello que más parece el ruido de una moto, junto a los gritos de su dueño)-.
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IMÁGENES: Arriba, en Guadamur (Toledo) rodando un programa para la Televisión Japonesa, junto al equipo y los protagonistas del reportaje. Desde niño me gustaba la música moderna -aunque más la clásica-, pero jamás entendí nada de divertido en las discotecas, ni en los bailes de "chunda chunda". Ello me apartó de muchos grupos y de gentes que me consideraban un aburrido, o un "tio rollo" -por disgustarme el ambiente discotequero-. Con el tiempo pude darme cuenta de que aquello ciertamente es el regreso a la caverna; pero no a la de Platón, sino a la más precaria y primitiva. Muy por el contrario, encontré los pueblos y los campos de España, maravillosos y divertidísimos. Desde joven me aficioné a viajar por ellos y aquel entretenimiento ha logrado que pudiera transmitir muchas cosas y curiosidades a los japoneses. En la fotografía tomada durante un rodaje en Guadamur, tenemos en primer término (de espaldas) a mi mujer, que es una apasionada de los pueblos de España. Al fondo, el maravilloso castillo de Guadamur, emplazado en las proximidades del lugar donde fue hallado el tesoro visigodo más importante jamás encontrado.
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ABAJO: En otro rodaje, esta vez presentando para Tabbi -canal viajar de Japón-, en el Rincón de Antonio (Zamora). Una gran parte de los reportajes que hacen los japoneses sobre España están centrados en la gastronomía y es que parece que en este país los más listos son los cocineros. Pues ellos en vez de promocionar lo más accesible y la "comida barata", venden lo mejor -la altísima gastronomía-. Algo similar hacen los modistas y algunos cineastas, pese a que en otros terrenos -como la pintura o la música- parece que nos hemos empeñado en promocionar lo más simple y hasta vulgar. Quizás por un exceso de modestia o por pensar que lo elitista no vende; todo lo que no es verdad, habida cuenta que en los países avanzados lo raro es divertirse solo en la discoteca, admirando de veras la música y la pintura de calidad.
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3º.) Regreso o regresión:

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Evidentemente parece lógico que "ponerse hasta arriba" sea la única forma de lograr escuchar o soportar estos sonidos, a los que llaman "música máquina", "bacalao" -y largo etcétera de denominaciones, a cual más rara y que más bien pudieran resumirse en la voz "patatao"-. Cacofonías acompañadas de percusión, que tan solo se parecen a los tambores de guerra y a las músicas tribales más primitivas. Todo lo que en mi opinión ha llevado a un estado de regresión a la Humanidad, en el terreno acústico; provocando una sequía creativa y un paso atrás -que tan solo puede comparase con el que Roma experimenta tras la entrada de los bárbaros en Italia-. Y siendo así, sabiendo que el arte se anticipa al menos en medio siglo a los acontecimientos históricos, hemos de plantearnos seriamente si esta crisis que vivimos no se estaba anunciando ya en los años ochenta y noventa, cuando la música pasó a ser un simple golpe de tambor (o un ruido sintético). O cuando los pintores que se promocionaban, ya dejaron de hacer algo nuevo y bello; años estos en los que también desaparecen los escritores -me refiero a los que escribían como antaño; para sí mismos y no para el público-.
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Pero esta regresión musical y del baile, que nos acerca a los estados más primitivos y precarios, parece atraer a casi todos. Tanto que no he encontrado practicamente a nadie que no disfrute en las discotecas o en las playas, saltando y brincando al son del "chunda chunda". Todo lo cual visto desde fuera y cuando a uno la "disco-dance" no le produjo desde niño más que asombro; me hace ver que se parece muchísimo a lo que realizan las tribus más primitivas: "Ponerse" hasta arriba de lo que sea, y tras ello, pasar horas saltando al son de un tambor y de cuatro gritos. Hechos estos que explican como toda esa tecnología desbordante de sonidos y de luces, quizás tan solo tiene como función recordarnos el pasado más remoto. Es decir, crear un ambiente muy similar al de las ceremonias del paleolítico -y del neolítico- ; cuando por medio de pinturas, disfraces, antorchas y juegos de luces, oficiaban en las cuevas los rituales más antiguos. Celebraciones cavernarias, de las que sabemos perduraron al menos hasta la Edad del Hierro y que eran iguales o muy semejantes a las que conservaron las tribus más primitivas. Todo lo que consiste principalmente en entar en un "falso éxtasis" por medio de alucinógenos -o alcohol a "tutiplen"- y divertirse dando brincos durante horas vociferando y al son de un "tun, tun, tun".
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Pero ya decía mi padre que "el hombre no era un animal racional, sino un animal emocional"... . Tal rectificación de Darwin la escuché apenas desde los siete años y me hizo reflexionar muy mucho sobre la esencia humana, llegando a pensar que realmente lo que mueve al hombre es la emoción y muy poco la razón. Tanto que si fuera el ser humano un animal racional, ni el fútbol, las artes, las pasiones, ni las ilusiones, le moverían; sino muy por el contrario serían solo los intereses pensados y los fundamentos meditados, los que atraerían sus decisiones. Algo que está muy lejano a sus actos, siendo las pasiones e intuiciones, las que realmente impulsan a los seres humanos a tomar un camino. Emociones que en gran parte nacen desde la educación recibida, de nuestra civilización y de la cultura que nos enseñaron. Por lo que es imprescindible que aquel animal racional haya sido sometido una determinada educación, para que tenga algún tipo de raciocinio "normal" -ya que es tan extraño encontrar a un occidental interesado por la caligrafía en "kanji" (ideogramas chinos), como hallar un oriental apasionado por vestirse de nazareno-. Siendo así, hay que dejarles muy claro que aquello que tanto les entretiene -pegar saltos al son de un "chunda chunda"-, es en verdad una enorme regresión. Un retorno a la Edad de Piedra... .
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, un sello de la República Soviética del año 1987, con la efigie de Newton. Este filósofo y físico, partiendo de las teorías de Kepler, confirmará y creará la Ley de la Gravitación. Ambos investigadores se basaron en el pitagorismo, que preconizaba desde el siglo VI a.C. la existencia de una Armonía Mundi, y que relacionaba proporcionalmente la escala musical con el orden de los planetas. Unas ideas que -se sabe- Pitágoras aprende en Egipto (durante su estancia en Tebas, como aprendiz de un templo) y que más tarde completa en Babilonia; donde es llevado preso -o como rehén-, en el tiempos de Cambises. Momentos históricos en los que era imposible que alguien conociera las distancias interplanetarias, ni el peso de la Tierra; pese a haberse formulado entonces tales teorías desde las que parten Kepler y Newton. Unas ideas que de seguro conformaban la religión egipcia, basada en una armonía universal -a la que denominaban Maat-; tanto como la mesopotámica, que partía de una medida común y una proporción divina, en la que "el todo" se unía en relación con la escala musical.
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ABAJO: Autorretrato a lápiz de Miguel Angel Oyarbide. Este pintor, discípulo de Antonio López, menciona comunmente la existencia de una Proporción Divina que rige la belleza y la armonía. Una "medida universal" basada en "fi" (la sección áurea); base con la que podemos establecer las pautas y la regulación de lo bello y lo sublime. Una idea sobre la que añadiremos que se puede también trasladar a la escala musical pitagórica (que este filósofo importó hasta el mundo griego). Una afinación que parte desde la división en un 1/2; mitad que se escribe hoy en cifras como 0,5 y que relaciona El Todo, con estos dos números: el 2 y el 5. Siendo así, en el número perfecto pitagòrico podremos hallar igualmente la presencia de "fi", como: "Raiz cuadrada de 5, dividido por dos, más un medio" =  Fórmula desde la que se puede partir para temperar por completo la escala pitagórica.
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C) RETORNO AL PASADO: 

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Los sabios antiguos generaron una serie de recursos, con los que el hombre pudo asimilar y comprender los mecanismos sobrenaturales. Me refiero a esas cosas que suceden, que son inexplicables y que aquel que desee razonarlas termina loco o tonto (aunque son hechos que todos intuimos). Siendo aquello la esencia y el misterio de la vida, cuyo enigma a veces consiste en ver que el hombre -como un animal más, pero muy distinto- está atado a hechos sobrenaturales. Resultando como cualquier otro mamífero que ha de sobrevivir, pero en un modo que su defensa y unión con "el todo" se basa en el pensamiento. Un raciocinio que puede usar de una forma igual que un gato utiliza sus recursos; felino que gracias a su instinto (o a sus bigotes) puede llegar a distinguir el veneno y los alimentos en mal estado. De tal manera y de igual forma al gato que sabe lo que ha de comer, el hombre puede intuir verdades absolutas, aunque sean imposibles de demostrar en su tiempo. Tanto ha sido así que infinidad de teorías científicas y filosóficas se han adelantado a su época, sin poder comprobarse en el momento en que fueron creadas. Ideas que se concibieron de un modo simplemente intuitivo y "animal", pero que con el paso los siglos se pudieron demostrar como ciertas.
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Un caso absolutamente claro de ello es el pitagorismo. Teoría procedente de la religión numérica de Babilonia y del misticismo matemático egipcio, que divulgó el sabio de Samos (en el siglo VI a.C). Filosofía que predicaba la existencia de una Armonía Universal basada en la belleza del número y en la relación de las distancias entre los planetas, proporcional a los intervalos en las notas musicales. Siendo así, el iniciado Pitágoras -tanto como algunos de sus seguidores (Platón entre ellos)-; eran capaces de salir en las noches estrelladas a escuchar el sonido que aquel arpa del Cosmos producía (al hacer girar sus esferas a un ritmo y en unos intervalos maravillosos). Sublimación de un hecho tan sencillo como es el movimiento de la bóveda celeste, llevada a cabo por quienes idealizaron de ese modo la observación de los astros; lo que llegó a crear una fé acerca de la existencia de una música celeste.
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Teoría que en el Renacimiento y gracias las escuelas neoplatónicas volvió a surgir. Creyendo en ella un astrónomo llamado Kepler, quien basándose en esta Armonía Mundi pudo formular sus "leyes". Leyes de Kepler que inspiraron de igual modo a Newton; físico inglés que también tuvo fe en la existencia de este arpa celeste y en la "música de las esferas". Filosofía bajo la cual formula sus hipótesis y así, partiendo desde Kepler, Newton consigue hallar la Ley de los Graves. Una "ley de la gravedad" que expresa cómo realmente la proporcionalidad entre masa y la atracción (basada en las distancias y las órbitas de los cuerpos celestes) se relaciona con la que Pitágoras preconizaba en la armonía de su afinación musical. Sonidos de las doce notas cuya base se halla en 1 y 1/2 (octava), tanto como en 3/4 (cuarta) y 3/2 (quinta). Todo lo que une plenamente las distancias y pesos del Cosmos, con esa escala musical pitagórica. Ya que aquella proporción entre masa y longitud de cuerpos planetarios es muy semejante a las tesiones entre las cuerdas, en su distancia y en su armonia. Formulando finalmente Newton su idea basada en un "arpa universal", cuyas proporciones de tensión y sonido son iguales a las de la atraccion gravitatoria.
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Esta teoría pitagórica, nacida hace miles de años y que pudiera considerarse absurda, generó a través de Newton la física moderna, de la cual nace la Cuántica y la Relatividad. Aunque -tristemente- en el siglo XX lo más importante fue partir y llegar hasta hipótesis demostrables, por lo que se hizo imposible trascender hacia ideas ajenas a la ciencia. Algo que ha llevado a la física a lograr grandes avances técnicos, pero a su vez a estar bajo un tremendo deterioro creativo. Sufriendo quizás un proceso similar de perfección al que ha vivido la música clásica; que goza hoy de los mejores intérpretes de la Historia, pero en un momento en el que ya han desaparecido de escena los compositores. Todo ello, antes o después supone un gran parón; puesto que la función de la ciencia no es tan solo avanzar, sinó que además, ha de lograr que la Humanidad crea en sí misma. Siendo así, las teorías que no reconocen o que no se preocupan de estudiar la existencia de un orden establecido -o de un Universo creado bajo unas leyes de belleza y bondad-; aún pudiendo ser muy útiles, no completan la función del investigador. Una última esencia que está en la capacidad del sabio para trascender gracias a sus conocimientos. Por medio de un estado de superioridad cognitiva, a través del cual se debe lograr vislumbrar que hay algo superior (lo que quizás ordena una "armonía mundi" y que se regula bajo el bien y la belleza el Cosmos y la vida).
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Hablar de todo esto hoy en día y ser tachado de imbécil -o de iluso- es todo uno... . Aunque la verdad siempre prevalece a lo largo de la Historia, aunque la diga "Agamenón, o su porquero" (o su "portero", como algunos parafrasean esta máxima machadiana). Siendo así, tan solo me queda hacer unas preguntas a quienes tanto niegan la existencia mística de la "proporción áurea" y la veracidad de la "armonía mundi". A los que pediría que me respondieran acerca de:
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1-:¿Por qué partiendo de "la música de las esferas", Kepler y Newton lograron resolver sus teorías?.
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2-: Siendo así, ¿Podemos considerar falso el pitagorismo?.
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3-: ¿Cómo Pitágoras pudo intuir hace casi veintiseis siglos, la proporción de 1/2 que regula la distancia de los astros; desconociendo el peso, la longitud y hasta las y medidas de estos?. 

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4-: ¿No será que la intuición es más útil que los conocimientos; y no lo es tanto como la imaginación (tal como decía Einstein)?... .
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Un poema que me dedicó Carmen Conde. Trata sobre "crear y creer".

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