Ante
el “éxito” de nuestro anterior capítulo, que suscitó a cientos
de personas múltiples preguntas. Me veo obligado a desarrollar
algunas de las ideas expuestas en ese artículo; que dedicaba con mi
mayor cariño a los sanitarios y profesionales de la medicina, que
tanto han sufrido por el Covid-19. Y en especial a mi sobrina Marina
Gómez-Morán Quintana, médico del Summa; que tras semanas salvando
pacientes del Coronavirus, sufrió el contagio de este virus y cuyas
palabras recomiendo leer en el link:
.
ÍNDICE
GENERAL: Pulsando
el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se
contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y
semblanzas". Para acceder al índice haga "clik" sobre
esta linea:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html
.
EL
ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo
las letras destacadas en
rojo
y
la negrilla).
SOBRE
Y JUNTO ESTAS LINEAS:
Dos fotografías relacionadas con la vida de mi padre
(Mario Gómez-Morán Cima). Arriba:
imagen actual, del edificio que alberga las escuelas de Colloto y que
antaño fue Industrias Cima; donde se hallaba la central de Sidra
Cima. Este bloque,
diseñado por el arquitecto Casariego y terminado hacia 1923; lo
mandó construir el abuelo de mi padre (José Cima) para albergar su
fábrica, embotelladora de sidra y derivados. A José
Cima se atribuye el “invento” de la champanización del zumo de
manzana; que hasta su momento fue “sidra espumosa”
(de baja calidad, lograda introduciendo azúcar en las barricas). Se
le considera un pionero en el mundo del comercio y un empresario
filántropo; tanto que sus continuas donaciones y regalos le
granjearon diversos problemas familiares. Su firma,
Industrias Cima (fundada en 1875); se considera una de las más
antiguas de España. Tras la Guerra Civil, fue adquirida y
rehabilitada por la familia Suárez-Zuloaga; cuyo primogénito
(Ramón) reflotó la marca y la mantuvo convertida en una de las
grandes distribuidoras.
Al
lado: mi padre recién llegado al Mundo, fotografiado con su
“ama” Fuensanta, en su casa paterna de Oviedo. Nació
en noviembre de 1922, en el Número 4 de la calle Santa Susana
(planta tercera). Ese portal, hoy numerado como 8 y que en los bajos
contiene la famosísima pastelería Camilo de Blas, fue el primer
domicilio que tuvo mi abuelo; en el edificio propiedad de su familia,
que -al parecer- fue adquirido a parientes de Sebastián Miranda.
Pues según nos dijo el escultor, él también había nacido en la
misma casa; aunque unos treinta años antes.
Al
lado: El edificio de calle Santa Susana, donde nació mi
padre. Aún viven allí los descendientes del hermano mayor de mi
abuelo, que se llamaba Ulpiano y fue el discípulo predilecto de
Lepoldo Alas Clarín. Supe de mi tío abuelo Ulpiano a través de
Marino Gómez-Santos, al que conocí en una cena madrileña hace unos
cuarenta años. Por entonces
Marino (ya fallecido) preparaba la biografía del príncipe -hoy
Felipe VI- y sus crónicas del Café Gijón. Me lo presentó
Betsy Westendorp, que en su maravillosa casa de Aravaca celebraba
tertulias y cenas con los personajes más interesantes de Madrid.
Una de esas magníficas noches, me sentó al lado de un señor muy
agradable, al que yo no conocía pero del que Betsy dijo que era
asturiano, como mi padre. Nada más comenzar a hablar con él y
decirle que me apellidaba Gómez-Morán, me preguntó si era nieto de
Ulpiano. Le comenté que sobrino nieto; siendo fácil darse cuenta
que no procedía de rama directa, pues los descendientes de Ulpiano
eran los pocos primos que no habían mantenido compuesto el apellido.
Tras ello, comenzó a hablar las mil maravillas de aquel tío abuelo
mío, al que tuvo como profesor en la facultad de Derecho ovetense.
La noche fue enormemente grata y terminé teniendo una gran relación
con Marino Gómez-Santos; del que descubrí meses después que
conocía bien a mi padre, ya que ambos frecuentaban el Centro
Asturiano de Madrid. El hecho es que el escritor tanto habló de
Ulpiano y de Leopoldo Alas, que no pude decirle siquiera a qué parte
de la familia pertenecía yo. Debido a ello, pocos días después de
la referida cena en casa de Bestsy Westendorp, sucedió algo
divertido; ya que Marino -como todo ovetense- era muy dado a discutir
y saber la última novedad. Así, cuando volvió a ver a mi padre en
el Centro Asturiano y sin saber que yo era su hijo, se le acercó,
diciéndole adustamente:
-
He conocido a un Gómez-Morán que es muchísimo más inteligente que
tú -.
Mi
progenitor se quedó extrañado y replicó que eso era absolutamente
imposible. Pues por mucho que los Gómez-Morán fueran todos genios,
nadie le superaba en inteligencia. A lo que Marino contestó:
-
No solo eso, sino que además es un gran compositor y toca la
guitarra como los ángeles -
Tras
ello, mi padre asintió, afirmando con tono sentencioso:
-
Entonces sí; ese sí puede superarme. Es mi hijo pequeño, Angel -.
Pero
como Marino había hablado tanto de Ulpiano y de Alas Clarín
conmigo, ni se acordaba de mi parentesco con ese tío abuelo.
Saliendo de la cena convencido de que yo era el nieto mayor del
discípulo de Alas “Clarín”. Así pues, creyendo que mi padre le
engañaba; se enzarzó con él en una discusión, afirmando
Gómez-Santos que yo no era hijo suyo, sino hijo de su primo Félix.
A
lo que mi progenitor replicaba:
-
Pero por Dios, Marino... . No me digas ahora eso. Con sesenta años
voy a tener que enterarme que el pequeño de mi casa no es mío, sino
de Félix. Además que Félix es el primo más guapo que tengo... .
No sé. Le preguntaré a mi mujer; pero yo creo que el chico es mío.-
Tras
aquellas palabras, parece que Marino Gómez-Santos rectificó,
pidiendo perdón; advirtiendo recordar que yo le había comentado ser
sobrino nieto de Ulpiano. Todo quedó en una anécdota muy comentada
en el Centro Asturiano de Madrid, donde se murmuraba:
-No
veas el susto que le dieron a Maritín, el arquitecto. Vino
Gómez-Santos (que lo sabe todo) y le dijo que el menor de sus hijos
no era suyo, sino de su primo el guaperas; Félix el de la calle
Santa Susana-.
Al
lado: mi padre fotografiado en Colloto, hacia 1927 (con unos
cinco años de edad). La imagen debe estar tomada en verano, cuando
-al parecer- mis abuelos pasaban las vacaciones junto a la familia
Cima. La deducción de fechas y
lugares la hallé gracias al cronista de Colloto, Francisco
Bustamante, quien vio una nota de prensa en la que se señalaba que
mi abuela (Pepita Cima) y su marido (Luis Gómez Morán) veraneaban
ese año allí. Debido a ello, creo que los edificios de detrás -en
imagen- pertenecen a Industrias Cima y quizás son parte del que
quedó en pié y que actualmente alberga las Escuelas de Colloto (el
primero que podemos ver arriba).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Varias imágenes más de mi padre. Al
lado, en Bilbao hacia 1928, mientras estaba en casa de su
padrino (Mario Gómez Morán, por entonces notario de esta ciudad).
En la primera fotografía, aparece con la hija de su padrino,
Milagros Gómez-Morán; en la siguiente, dando de comer a las palomas
en el centro de Bilbao.
.
.
Abajo:
dos imágenes más de mi padre. A la izquierda, en el Parque de San
Francisco de Oviedo, hacia 1930 y junto a su primo Vallaure (según
me dijeron). A la derecha, fumando con unos dieciocho años, en la
universidad de Santiago (1940); mientras estudiaba exactas para
ingresar más tarde en arquitectura. Al observar estas fotografías
siempre pienso en el sueño que por entonces vivían y del que
tuvieron que despertar por dos veces: Primero, tras la horrible
pesadilla de la confrontación civil y luego, durante la Segunda
Guerra Mundial. Pues
aquellos niños que vemos en foto, nunca podrían imaginar lo poco
quedaba para vivir hechos tan terribles como la Revolución de
Asturias del 34 (que arrasó las casas y los inmuebles de su
familia); o la terrible Guerra Civil.
Al
comenzar la contienda, mi padre tenía apenas trece años y la
Fräulein
que les educaba,
les había enseñado a hablar y escribir en alemán.
A veces narraba cómo ese mes de julio de 1936 y gracias a conocer
muy bien ese idioma, lograron él y dos de sus hermanos un
salvoconducto de la embajada alemana. Este documento les acreditaba
ser familiares de la mencionada Fräulein
y como súbditos germanos, salieron desde Bilbao hacia Francia.
Cuando hablaba de ello, no dejaba de comentar los días en que se
“entrenaban y mentalizaban” para hacerse pasar por tedescos en la
frontera. Debiendo tener muy en cuenta, que cuando les examinasen por
ver si en verdad tenían esa nacionalidad; el miliciano de turno
(seguramente ajeno a todo conocimiento del alemán) les pisaría o
empujaría -de modo accidental, pero estudiado-, con el fin de ver si
exclamaban un “ay” o si de sus bocas surgía una expresión
germana... .
A)
VIDA Y SUEÑOS.
.
A-1)
Sueños e ideas:
Uno
de los generales norteamericanos más famosos, afirmaba que todos los
días recibía el peor de los disgustos; a primera hora de la mañana,
cuando se veía obligado a madrugar. Después de aquel terrible
trance, el resto era ya llevadero; por muy dura que fuese la jornada.
Y es que el despertar es solo grato cuando sufrimos una
pesadilla; mientras dejar de dormir, puede convertirse en el inicio
del peor de los sueños. Tanto es así, que los locos se sienten los
más despiertos; creyendo que sus alucinaciones son fruto de una
inteligencia prodigiosa o alterada, que les permite ver e intuir,
aquello que otros no perciben -sintiéndose ajenos a un estado
somnoliento-. Pese a todo, esos “despertados” que ni duermen, ni
descansan; sufren una continua pesadilla, un terrible insomnio que
les incapacita soñar. Todo cuanto les lleva a la enajenación. Así
pues, parece que la vida es en verdad sueño y que ese descanso lleva
a la cordura; mientras la vigilia provoca locura... .
.
El
mundo platónico sugiere que las ideas se originan desde el recuerdo
de una vida anterior; procediendo la inspiración del reflejo
proyectado en las paredes de una caverna, donde permanecemos
encadenados. Frente
a la entrada de esa cueva -que es nuestra prisión vital- pasan
fragmentos de una existencia previa; cuyas sombras observamos,
mientras la realidad nos obliga a estar atados y de espaldas al
pasado. Así pues, el
arte de comprender las ideas subyace en el recuerdo de aquella
anterior vida; pudiendo imaginar qué son y qué significan esas
sombras, obteniendo desde sus figuras, conclusiones que nos permitan
comprender el presente. Todo esto que explica Platón, no es un
sueño; es solo una parábola de la realidad, donde tan solo habremos
de pensar en la metempsicosis continuada, para entender de dónde
nace la inspiración.
Bastando
imaginar que el hombre muere varias veces en su propia vida,
volviendo a nacer; tras lo que el recuerdo de su pasado y de su obra
anterior, será manantial de sus ideas. Por ello, nuestra cultura,
nuestro civismo, nuestros pensamientos e ilusiones; se originarían
en el pasado. Un ayer, que nos permitirá dilucidar y solucionar los
problemas del presente y del mañana.
JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado,
de nuevo, mi padre en brazos de Fuensanta. Las imágenes pertenecen
a 1923 y claramente son del verano; lo que se observa en el atuendo
del niño y de ella.
Así, mi progenitor por entonces tendría unos siete meses. Sus
padres debieron veranear ese año en Gijón y Luanco; pues
en esta imagen, la casa y parques que aparecen, creo que corresponden
a la ciudad de Gijón. Donde pasaban sus vacaciones la familia de mi
abuela (los Cima).
.
Al lado: otra vez, mi padre con Fuensanta. El edificio que vemos al lado me hace pensar que se trata de un balneario de Gijón. En esta ciudad veraneó José Cima desde 1900, tal como me comunicó Francisco Bustamante. La casa donde pasaba las vacaciones con sus hijos, yernos y nietos; estaba situado frente a la playa y hoy se encuentra en restauración, para convertirlo en pisos o apartamentos. Allí parece que se aficionó mi padre al urbanismo y a la vivienda social, una disciplina a la que dedicó su vida.
Abajo: otra foto de mi padre durante el mismo verano de 1923; en este caso, en la playa Luanco y junto a la familia de su padre. En primer término, su tío y padrino Mario, que le toma en brazos. Detrás de ellos, apenas se ve a su madre (mi abuela Pepita Cima) vestida de blanco. Al fondo, mi abuelo Luis -con canotier en la cabeza- habla con su padre (José Gómez Morán de la Bandera). Según pude saber, mi bisabuelo José veraneaba en Luanco desde 1870, antes de casarse. Todavía hay varios primos que continúan pasando las vacaciones en este puerto de la costa asturiana muy cercano a Gijón; incluso algunos de ellos viniendo asiduamente desde América, o de lugares más lejanos.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de imágenes de mi
padre y sus hermanos. Al lado: dos fotos
de mi progenitor y su familia, hacia 1927 en Colloto. En la primera,
vemos junto al coche a los tres hermanos: Luis con unos seis años (a
nuestra izquierda), en el centro, Arturo con cuatro (de corbata, como
siempre); mi padre con cinco años, a la derecha. El edificio que hay
tras los niños, a mi juicio, es el de Industrias Cima; recién
acabado (aunque habrá que preguntar a Francisco Bustamente, cronista
de Colloto, para confirmarlo).
.
Junto estas lineas; mi padre y su hermano Luis, de la mano; en los jardines de casa de su abuelo en Colloto (verano de 1927-28).
Abajo; de nuevo, mi tío Luis y mi padre, con peinado de moda por entonces y paseando junto al Parque de San Francisco
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de fotos de mi padre
y sus hermanos. Al lado, con el peinado
de moda por entonces, mucho más moderno que el de los Beatles y
paseando por el Campo de San Francisco. Sobre
ese parque decía mi progenitor, tenía el tamaño perfecto;
considerando que los campos de las ciudades, debían ser de unas diez
hectáreas como máximo; ya que si eran mucho más amplios, se
convertían en áreas un tanto incontrolables. La teoría urbanística
suya era muy sencilla y sobre las zonas verdes, explicaba que siempre
debían poder ser controladas desde el exterior. Es decir, que desde
fuera del parque, se pudiera observar el centro -de los pisos
colindantes o bien en los límites de entradas-. Con ello, se evitaba
el gamberrismo y el abuso de algunos que se esconden en esas zonas de
arboleda, para delinquir o realizar actos incívicos. Acerca de las
ciudades, creía mi padre que no debían sobrepasar el medio millón
de habitantes, ni tampoco tener menos de cien mil. Con esta medida de
población, consideraba que una urbe podría conservar todos los
servicios, sin convertirse en una jaula de hacinamiento. De tal
manera, creía que el paraíso urbanístico estaba en Oviedo y el
Campo de San Francisco; su barrio y ciudad natal.
Al
lado; una fotografía que ya publiqué, tomada hacia 1925;
donde vemos sentada a Fuensanta (el “ama” de mi padre) y sobre la
mesa a mi tío Luis, el mayor de los hermanos. A su lado, mi padre
con apenas tres años y junto a él, Vicenta; el “ama” de mi tío
Luis.
Abajo; una divertida foto de mi padre y sus hermanos, tomada en el Campo de San Francisco, hacia 1827. Al mando de la bici, Luis (el mayor); montados en en el sidecar, y en primer término, mi tío Jose María (Chema) con apenas unos meses. Tras él, mi tío Arturo (con unos dos años) y finalmente, mi padre. Unos meses después de esta foto nacería el último de los hermanos (Juan), y tristemente al poco tiempo, murió mi abuela (Pepita Cima); con apenas veintiocho años y dejando huérfanos a los cinco niños.
BAJO
ESTAS LINEAS: Tres de los cuatro hermanos que antes
aparecían en el carricoche, fotografiados unos sesenta años
después. Imagen tomada en 1988; a nuestra izquierda, mi padre
(Mario); junto a él, Arturo; a su lado y nuestra derecha, Jose Ma.
(Chema) -de espaldas, mi mujer-. Falta el primogénito de todos;
Luis, que falleció el 14 de abril de 1984. El menor (Juan) no estaba en casa ese día en que tomé la foto.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras fotos de mi padre y sus
hermanos. Al lado, en la playa de
Salinas, verano de 1926 (aprox). A nuestra izquierda, mi tío Luis
(con unos cinco años; en el centro, el tío Arturo (con tres años);
a nuestra derecha, mi padre. Arturo
era rubio como un sueco desde bebé y parece que fue el que les dio
la idea de teñirles de ese color el pelo a los mayores, para
sacarlos por la frontera de Bilbao en julio de 1936. Salieron con
salvoconducto de alemanes, por mano de una Fräulein
alemana, que se hizo pasar por su tía (tal como habíamos contado
unas imágenes antes).
Abajo,
promoción de Los Jesuitas en Torrelavega, donde residían en
1930 porque su padre tenía en esa ciudad la notaría. He marcado a
mi proenitor con la flecha, en la fila alta. Entre los niños
sentados, me dijeron que estaba el tío Arturo y su hermano mayor
(Luis); que creo reconocer y también he señalado -aunque no sé si
con acierto-. Contaba mi padre
que uno de los exámenes dónde más se habían reído en su vida se
produjo en este centro de Torrelavega. Cuando el sacerdote decidió
examinar oralmente a todos los alumnos, para que no hubiera dudas de
quién sabía y quien era un burrito. Salió el pobre zoquete de la
clase y le preguntaron:
-
“Dígame un insecto que tiene trompa y balancines” -
A
lo que, con dudas, el chaval contestó:
-
El elefante -.
Tras
ello y entre risotadas, dijo el cura; pasamos a geografía,
cuestionando:
-
“Dígame cómo se llama el meridiano cero, que pasa por Greenwich”
-
A
lo que el ínclito alumno respondió que esa era una pregunta
demasiado difícil.
Oyendo
eso el examinador le dijo, señalando un reloj que llevaba en su
muñeca:
-
“Bueno, pues mire esta esfera y dígame la hora” -
El
pobre chaval, que era un burrín, timidamente se atrevió a expresar:
-
“Las doce y media, más o menos... Creo yo...”-
Entonces,
el profesor profirió, en tono adusto:
-
“Diga a su tío, el señor alcalde; que le he puesto un notable
porque no me respondió que eran las 12 horas y 28 minutos. Para que
vea como trato yo a los recomendados del ayuntamiento. Y por
cierto... . No hace falta que me mande chorizos, ni más prebendas”-
A-2)
Sueños y ensueños (de Kant a Schpoenhauer y de Calderón a
Unamuno):
La
ilusión es lo que mueve las más altas pasiones; la fantasía, los
mayores proyectos. Nadie puede hacer feliz a los demás, si no es
transmitiendo ilusión y fantasía; convirtiendo la vida en un sueño
y ese sueño, en arte. Todo lo demás, es terreno del absurdo; pues
como afirmaba Schopenhauer, el arte es la máxima manifestación del
pensamiento y de la voluntad humana, lograda por el don de quien lo
imagina. Su maestro, Kant, le inculcó esta teoría de la
“somnolencia”, a través de la cual tenemos como cierto que la
realidad solo puede ser aceptada, si se percibe de un modo
imaginario. Nunca si la vivimos, tal como es; pues nuestra existencia
es tan pobre y dura, que su percepción original y verdadera,
convertiría al hombre en una bestia. Siendo así, es mejor soñar
que las ideas vienen a la mente, regaladas por un mundo platónico.
Procediendo de aquel espejo que vislumbra imágenes de nuestro
pasado; reflejadas en las paredes del interior de esa caverna, que es
nuestro útero de memorias. Unas sombras del ayer, cuyas figuras se
hacen incomprensibles, si no generamos una ilusión capaz de
descifrarlas; logrando con nuestra fantasía, dar una explicación a
lo que son unas simples y tristes luces... (muchas de ellas muertas).
Pues aquel que desee permanecer despierto, percibirá que en las
paredes de nuestra cueva vital, tan solo hay reflejos de pena y
condena; logrando volverse loco ante la realidad del hombre. Una
verdad que obliga a ser humano a humillarse ante la Naturaleza, ante
los fenómenos universales y -en definitiva- ante Dios.
.
Por
todo ello, muchos siglos antes que Schopenhauer y Kant, ya cantaba
Calderón de la Barca que la vida eran sueños; un principio que
heredaría Unamuno (entre otros). Aunque estos dos literatos
españoles plantean sus fundamentos con un carácter bastante
pesimista. Quizás por haber nacido en nuestro país; donde todo
aquel que presente un tono alegre y optimista, es tachado de bobo y
de mal informado... . Pero no hay que olvidar, que si la vida es un
sueño triste y pesimista; la existencia se convierte en una
pesadilla, de la que siempre querremos despertar. Mantenernos
insomnes y en un estado de vigilia; lo que nos llevará hasta la
locura. Mientras si vemos nuestra existencia como una ilusión
imaginada y llena de fantasía, al menos no caeremos en la
enajenación. Algo que explica por qué en ocasiones llega a ser más
importante la belleza que la ciencia, o la sublimidad que la
justicia. Ya que gracias a “lo bello y lo sublime” podremos
soñar; logrando la estabilidad necesaria para ser justos, e incluso
para lograr una “paz perpetua”. Así pues, no nos puede caber
la menor duda de que el arte, lo sublime y la belleza; son el bálsamo
de Dios para lograr que el hombre pueda superar sus penas. Al igual
que las matemáticas, la física y el número, son el lenguaje con el
que ese Creador escribió el Universo y los fundamentos de su
mecánica ciencia.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de fotos relacionada
con mi padre. Al lado, las casas
sociales de Celestino Solar, en Gijón. Este
arquitecto del siglo XIX construyó varias ciudadelas en Asturias,
para que las habitasen de forma digna, los trabajadores de la época.
Comenzó por levantar viviendas sociales para los mineros y más
tarde acondicionó hogares, para obreros o pescadores, en las
ciudades más importantes de Asturias. Una de las
pocas ciudadelas de Celestino Solar que aún se conserva, es esta que
vemos e imagen y junto a la playa de Gijón. Se situaban justo en el
jardín trasero del edificio donde veraneaba mi bisabuelo José Cima;
quien nunca tuvo problemas por compartir sus paredes con los más
pobres. Pues su carácter filántropo, junto al amor por educar y
ayudar a los necesitados, siempre le impulsó a seguir en sus
empresas.
Curiosamente
ese barrio de Celestino Solar, estaba en el patio interior de la casa
de José Cima, en Gijón (marcado en la imagen). Allí pasó algunos
veranos mi padre de niño, con sus hermanos; y fue donde, al parecer,
se aficionó a la arquitectura social. Años más tarde, mientras
estudiaba en Madrid, conoció a José Fonseca Lamedo; un arquitecto
también asturiano y discípulo de Celestino Solar. José Fonseca era
catedrático extraordinario de urbanismo, especializado en vivienda
social. Tomó a mi padre como profesor adjunto en los años cincuenta
y desde entonces conformaron un equipo inquebrantable. Recuerdo que
José Fonseca venía todos los sábados a nuestra casa, para preparar
las clases semanales de la Politécnica con mi progenitor; allí se
juntaban y jugaban al ajedrez, durante horas. Estaban atentos a todo
cuanto hablábamos; y aunque parecía que solo se concentraban en el
tablero, “se metían” en todas las conversaciones ajenas. Por
entonces, la televisión no existía (al menos en mi casa) y en los
comentarios de Pepe Fonseca pude comprender lo que era una formación
enciclopédica... . Nunca vi a una persona más culta. Era tan solo
arquitecto, según él; pero se le podía preguntar cuanto uno
quisiera, sobre: Botánica, arqueología, medicina, arte, latín y
griego, filosofía... . Fue una de las personas más preparadas que
conocí en mi vida; al jubilarse dejó a mi padre la cátedra de
vivienda social (en doctorado), pero por entonces comenzó “el
cambio”. Así pues, como mi progenitor no era suficientemente de
izquierdas, la asignatura terminó siendo eliminada y la cátedra
anulada al jubilarse él en 1987 (tras cuarenta años dando clases en
la Politécnica).
Al
lado: el edificio de Sidra Cima en Colloto, después de
haberse restaurado unos trece años atrás, para reconvertirlo en
escuelas y jardín de infancia. Podemos observar que algunas de sus
ventanas todavía recuerdan a las que aparecen en las fotos de hace
casi cien años, que hemos visto en imágenes antes.
.
.
Abajo:
mi mujer junto al cronista de Colloto, Francisco Bustamante; durante
una de las visitas que hicimos a este barrio de Oviedo (en las que
Bustamante nos ha regalado siempre infinidad de datos y anécdotas).
En la imagen vemos el chalet de Arturo Cima (tío de mi padre);
levantado hace unos cien años y actualmente en estado bastante
ruinoso. Al la derecha, Francisco muestra a mi mujer los detalles de
estos terrenos que antaño albergaron parte de las Industrias Cima.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: mi padre en 1933, con
diez años. Solo unos meses más tarde se produciría la revolución
del 34, durante la que Oviedo quedó arrasado. Los sublevados
quemaron sus casas y los almacenes de su abuelo paterno (José Gómez
Morán de la Bandera); ubicados hasta entonces en la calle Magdalena.
Era una de las mejores
importadoras de tejidos y sus edificios centrales tenían miles de
metros cuadrados, situados en la zona central de la ciudad.
En una sola noche de incendios revolucionarios, se perdió aquel
negocio junto al empleo de cientos de personas. Mi
abuelo y sus hermanos no quisieron reedificar la empresa, porque eran
licenciados en Derecho y ejercían profesionalmente: El mayor
(Ulpiano) como adjunto a cátedra de Leopoldo Alas; Mario y Luis (mi
abuelo), notarios; el resto eran jueces. La firma Gómez-Morán quedó
desde entonces tan solo como un apellido, aunque decían que fue uno
de los grandes negocios de la época. La familia había
sido liberal hasta entonces; concretamente krausista y seguía a
Leopoldo Alas “Clarín” como filósofo e ideólogo (al cual
adoraban). Pero tras aquella revolución del 34, comenzaron a hacerse
más de Derechas. Cuando se vieron amenazados de muerte en el 36, al
ser considerados “burgueses”; ya no quedaba ideología ni
filosofía entre ellos, solo un intento por salvar la vida.
.
Abajo:
equipo de rugby, Arquitectura, de la Universidad politécnica de
Madrid; campeones de España, se fotografiaron de esta “guisa”
hacia 1947. He marcado a mi padre con una flecha roja (el segundo de
la derecha, abajo) y a mi tío Arturo entre las gradas (estudiante de
ingeniería por entonces). Contaba
mi padre que dos de los mejores jugadores de rugby universitario eran
por entonces, los hermanos Fúster -Nico y Riki, que luego se casó
con una pariente nuestra-. Uno de ellos tenía como admiradora a la
más famosa cantante de copla y actriz española de entonces. Mujer
guapísima, que tomó el sobrenombre de una de las capitales
andaluzas y a quien un día llevó al estadio, para que le viera
jugar. Pero esta conocida vedette (de nombre Carmen) debía creerse
que el rugby era como el fútbol o el baloncesto, donde apenas se
tocan. Así, nada más comenzar el partido y los golpes o empujones
sobre la hierba, la famosa cantante empezó a gritar desde las
gradas:
-
¡Nene, que te están metiendo mano...! . ¡No te dejes, que ese tío
te toca el trasero!. ¡Árbitro, árbitro; que a mi novio le han
agarrado por los “pirimbis”...! . ¡Árbitro, pare el partido;
que hay un tío encima de mi novio!... -
Los
espectadores en las gradas no daban crédito a lo que veían; pero la
actriz era tan famosa y guapa, que todos se reían se sus
comentarios. Finalmente, el mencionado jugador de rugby decidió no
volverla a traer, tras montar aquella pelotera.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotografías de graduación en la vida de mi padre. Al
lado: con su hermano Luis y la promoción de Los Jesuitas, en
Valladolid (Colegio San José) hacia el año 1939 -marcados en la
imagen, con una flecha y nombre, él y Luis-. Contaba mi padre que
después de la Guerra Civil, pudieron regresar a España y tuvo que
examinarse de todos los cursos perdidos, de una vez. Había
pasado dos años en Alemania y Francia, más unos meses en
Viladoconde (Portugal), hasta que terminó la contienda. Al volver,
tenía dieciséis años y estuvo interno junto a su hermano en Los
Jesuitas de Valladolid; donde se vieron obligados a examinarse de
todos los cursos atrasados en una convocatoria. Así en 1940 ambos
lograron entrar en la universidad de Santiago de Compostela; uno en
medicina y mi progenitor en exactas -donde necesitaba aprobar tres
cursos, para solicitar el ingreso en arquitectura-. Finalmente, se
trasladaron a la “Central” de Madrid; al ser la única
politécnica de arquitectos (entonces) y vivieron en esta ciudad el
resto de sus vidas profesionales.
.
.
Abajo:
promoción de arquitectura (en imagen, también marcado con una
flecha mi padre). Su número de colegiado era el mil y la única
universidad en la que se estudiaba entonces esa carrera, era Madrid.
Lo que muestra la escasez de arquitectos que había en los años
cincuenta. Tras salir de la
“Escuela” como entonces se llamaba a la Politécnica, fue
arquitecto municipal de Coria y Plasencia, donde se aficionó a
Extremadura y a su vino de pitarra. Desde 1960, fue arquitecto
municipal de Brunete; unos quince años después de que lo
reconstruyera su paisano Luis Menéndez-Pidal, con la colaboración
de Luis Quijada y bajo la supervisión de Pedro Muguruza. Recuerdo
que me contó, como Menéndez-Pidal le había dado algunos “datos”
sobre el supervisor de las obras (Muguruza). Pues resulta que Don
Pedro, parece ser que era bastante “cachondo” y le encantaba
frecuentar las Revistas; unos espectáculos tipo Molino Rojo,
representados en los teatros de Madrid. Antes de ir, mandaba flores a
las vedettes primeras; pero lo mejor es que no las enviaba con su
tarjeta, sino que solía “introducir” la de un clérigo (que
había llegado a sus manos). A poder ser la tarjeta de visita de un
obispo; y mejor, la de un cardenal. Así enviaba los ramos floridos y
tras el “pase” de la Revista, se presentaba en el camerino, para
dar la enhorabuena a la actriz; dándose a conocer como el admirador
que hizo llegar determinadas flores. La pobre vedette, pensando que
se trataba de un obispo o de un cura, no sabía dónde meterse y
salía de allí vestida casi de monja. Hasta que le reconocían y de
pronto se oía:
-
¡Pero si eres Pedro!... . ¡Tú siempre tan simpático; el susto que
me has vuelto a dar! -
A-3)
Del sueño de la caverna a la tragedia aristotélica:
Parece
ser que Aristóteles ridiculizaba la teoría en la que su maestro
-Platón- explicaba cómo las ideas surgían al observar las sombras
de la cueva vital, cuando junto a su entrada pasaban seres de
nuestras anteriores vidas (mientras permanecíamos atados de
espaldas al pasado -de cara a la pared-). Para mofase de su
preceptor, Aristóteles argumentaba que la teoría platónica, era
una simple copia de las cosmogonías orientales; basadas en la
metempsicosis del pensamiento y en la reencarnación corporal. No
estaba lejos de la realidad, pues con el tiempo se ha podido saber
que la filosofía de Platón es en gran parte, un plagio. Hay
quienes desean disculparlo argumentando que el filósofo no escribió
y fueron sus discípulos quienes recogieron sus palabras (lo que no
le excusa, pues él jamás citó otra fuente). De este modo y en lo
que se refiere a los dogmas pitagóricos; he podido descubrir que
su teoría del número en la música es un “refrito” de obras
anteriores, principalmente dejadas por discípulos de Pitágoras. En
especial, serían copias de Filolao; cuyos escritos sabemos fueron
comprados por Platón, a los parientes de ese pitagórico (después
de su muerte y pagando treinta minas de plata). Debido a ello,
las explicaciones numéricas y musicales que expresa el sabio de
Atenas en diálogos como el “Timaios”, son torpes y oscuras. A mi
juicio, por tomarlas desde textos de Filolao, usando originales que
no comprendió y que seguramente él mismo destruyó.
.
Asimismo,
las similitudes entre la teoría de la caverna e ideas platónicas,
con las cosmogonías hindúes; haría que Aristóteles perdiera el
respeto a su maestro. Pues, en verdad ese mito de la cueva y los
encadenados; está recogida en los Upanishad y en el Mahabaratta
(redactados decenas de siglos antes que Platón naciese). De ese
modo Aristóteles terminó sintiendo desprecio por su tutor, al que
se sumó un enorme rencor, cuando tras morir no le dejó presidir la
Academia (nombrando Platón, director a su sobrino). Así fue
como Aristóteles se “exilió” de Atenas, envuelto en malos
recuerdos, para comenzar una nueva vida. Marchando primero a Anatolia
durante unos años, para volver más tarde a su tierra natal
(Macedonia); donde su padre había trabajado como médico del rey,
Filipo IV. Aquel monarca macedonio, tenía un hijo llamado Alejandro,
al que finalmente decidieron formar con el famoso filósofo. Con
ese fin, Aristóteles regresó a su ciudad natal; sita al norte de la
Hélade y en una zona famosa por ser ruda e inculta.
.
Los
preceptos que aquel sabio insufló al joven príncipe griego;
debieron ser contundentes. Pues el pequeño Alejandro -“el
grande”-, fue un guerrero de una tremenda agresividad, que no
conoció hogar, ni paz; eternamente en campaña y normalmente
alcoholizado (muriendo con treinta y tres años de este mal). Tras
ello, Aristóteles se hizo el más famoso de todos los pensadores, en
gran parte gracias a las victorias de su pupilo. Deseando crear
su propio método; inició el enciclopedismo o la sabiduría
positiva; valorando principalmente el conocimiento y los datos.
Generando la primera filosofía tangible y de clasificación; que no
dejó de ser materialista. Pues fue Aristóteles el último
materialista, entre los pensadores griegos. Aunque era tal su fama y
la de su discípulo (Alejandro); que tristemente su sistema fue el
que siguió Occidente -al menos, desde el siglo XIII y hasta el
Renacimiento; sin comprobar la veracidad de sus principios-.
Provocando un enorme dogmatismo; ya que este sabio contenía
lagunas insalvables, como afirmar: Que la Tierra era el centro del
Universo o que el vacío no puede existir (junto a largo etcétera
de sentencias incomprensibles). A ello se unía la falta de
conocimientos astronómicos, matemáticos, ni físicos; lo que
convertía a Aristóteles en un dogmático -que siquiera aceptaba
las teorías idealistas-. Para completar su pensamiento inflexible,
defendía principios como “la esencia” y la “contradicción”.
Señalando que todo fenómeno, se debe a la “esencia” del un
objeto, no a factores físicos o naturales; y que la contradicción
se demuestra porque cuando “A” es verdaderamente “A”, nunca
puede ser “B”. Como podremos comprender, Aristóteles, como
pilar fundamental del pensamiento occidental; fue el final de los
sueños y del pensamiento imaginado, introduciendo a Europa en un
mundo materialista y dogmático.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Fotos de mi madre. Al lado, a
nuestra derecha, mi madre en 1925 (con un año y medio) junto a su
hermanito recién nacido. Abajo; mi
madre venida al Mundo; en Sagunto, verano de 1924. Esta
fue la primera tierra que conoció mi progenitora, porque su padre
estaba destinado como ingeniero jefe en los altos hornos saguntinos.
Una obligación laboral, que tristemente le granjeó un destino final
horrible. Pues tras el 18 de julio de 1936 fue encarcelado, acusado
de ser monáquico y católico. Siendo fusilado un mes mas tarde, tras
una parodia de juicio llevada a cabo por algunos milicianos que
trabajaban en los altos hornos (muchos de los que le debían dinero y
enormes favores). Tanto es así, que como no se atrevían a comunicar
que les habían condenado a muerte; trasladaron a esos ingenieros
durante la noche del 20 de agosto al cementerio de Canet, donde
comenzaron a tirotearles tras bajarles del furgón (mientras algunos
inocentes intentaban huir y otros preguntaban por qué les hacían
eso).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes de mi madre en sus primeros años. Al
lado: mi progenitora en el primer año de su vida, con esa
cara de “intelectual” que siempre mantuvo. Decía que el hombre
era un ser muy inferior; por ello, había que cuidarle mucho (como a
las mascotas).
Al
lado: versión un tanto deteriorada de la foto que veremos más
abajo. Los tres hermanos y mi madre en 1926 (Angel, Conchita, Ma.
Luisa y Ma. Teresa). Mi progenitora en esta foto, tendría unos dos
años y el peinado que le hacían acrecentaba sus fieros rasgos.
Siempre fue una mujer de carácter y creo que gracias a eso pudo
superar tan duros trances como los que se vio obligada a vivir.
Abajo:
mi madre y tres de sus cuatro hermanos en 1926 (Angel y Conchita, de
pié); Ma. Luisa, junto a ella -que mira con expresión de
preguntar-. Como podemos ver,
con apenas un año y medio, ya tenía “esta chica” las cosas muy
claras; luciendo un peinado a lo indio “cherokee” que acentuaba
sus facciones “langostinas”. Aunque en verdad, siempre mantuvo la
expresión que en esta foto ya descubrimos, donde parece que nos
dice:
-“¿A
ti que te pasa?. Te vas a reír de mí... . Pues no sabes la que te
espera”-.
A-4)
De la tragedia aristotélica al genio de Newton:
El
pensamiento de Atenas -y por lo tanto, el grecorromano- hubo de ser
principalmente platónico. Pero la Historia decidió elegir a
Aristóteles, habida cuenta la fama de su discípulo, Alejandro;
prefiriendo la filosofía materialista a la idealista. Pese a
ello, durante la Edad Media este filósofo era casi desconocido y sus
obras llegaron a Occidente gracias a Averroes; médico y sabio
andalusí, que tradujo e introdujo sus libros entre los traductores
de Toledo. Inspirados en su doctrina nació una nueva tendencia
cristiana, llamada Escolástica y capitalizada por Santo Tomás de
Aquino y San Alberto Magno; quienes fueron los primeros aristotélicos
(ya en el siglo XIII). La fuerza del pensamiento escolástico
arrastró de nuevo a casi toda la filosofía occidental. Debido a
ello, cuando -a comienzos del XVII- Galileo Galilei explicaba que el hielo
flotaba sobre el agua, porque contenía aire. Los aristotélicos
rebatían sus ideas, afirmando que este permanecía encima, porque su
“esencia” helada le permitía flotar (aduciendo a “la esencia”
como principio). Asimismo, cuando Galileo afirmó que la Tierra se
trasladaba y giraba; se oponían a ello porque Aristóteles señalaba
que nuestro planeta era el centro del Universo (pues de moverse la
Tierra, los pájaros se caerían al volar). Una idea que también
siguió Ptolomeo, junto a los sabios más ilustres del pasado; aunque
Aristarco de Samos ya había propuesto el heliocentrismo hacia el 250
a.C. (rebatiendo las teorías de Aristóteles).
.
Obras
como la de Aristarco, las de Platón o de discípulos de Pitágoras,
llegaron por vez primera a Occidente tras la caída de
Constantinopla; al trasladar hasta Italia múltiples bibliotecas
procedentes de templos y palacios bizantinos. Así viajarán desde el
1453 d.C. numerosos libros de filósofos griegos; hasta entonces
desconocidos en Roma, Nápoles o Milán. El resultado de las primeras
lecturas de esos textos platónicos o de los pitagóricos, fue
generar nuevos movimientos renacentistas a los que llamaron
neoplatónicos (neopitagóricos). Por su parte, el conocimiento de
obras sobre astronomía y matemáticas helenas, hasta entonces
perdidas; cambió la mentalidad de los europeos cultos. Así nació El
Renacimiento y así se supone que Copérnico leería los trabajos de
Aristarco, durante los cuatro años que estudió en Italia;
componiendo y concluyendo desde ellos su teoría heliocéntrica. En
lo que se refiere a los neopitagóricos o neoplátónicos
renacentistas; entre ellos se encontraban personajes como Vicenzo
Galilei (músico e investigador, padre de Galileo). También fue
un neopitagórico Johannes Kepler, que formula sus leyes basándose
en la teoría del samio y partiendo de la Armonía de las Esferas.
Siendo su compañero de ciencia y estudios, Galileo (hijo de
Vicenzo); cuyas teorías fueron censuradas por los aristotélicos. Al
poco tiempo, el neoplatonismo fue prohibido en Italia y perseguido en
otros países católicos. Pero en la Inglaterra del siguiente siglo
nacerá un genio entre genios; que desde las ideas de Pitágoras,
ideó un “arpa cósmica”, demostrando que la gravitación era
proporcional a valores y formas de la armonía musical. Ese hombre
maravilloso e inigualable, fue Newton; el más capaz quizás que
conoció la Historia y el único que pudo demostrar cómo ese sueño
milenario pitagórico, era una verdad científica. Mostrando que la
gravedad podía describirse como cuerdas de un instrumento musical,
que sostenían a los planetas; de cuya tensión, longitud y grosor,
nace una “nota” que se corresponde con un “intervalo”
gravitatorio.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: mi madre y sus dos
hermanas, hacia 1930 (con unos seis años). Poco después de esta
foto se proclamó la II República y ella comentaba que no entendía
por qué su padre siguió trabajando en aquel Sagunto (donde los
monárquicos y los católicos estaban ya muy mal mirados).
Parece ser que mi abuelo argumentaba que no había hecho nada malo,
por lo que nada debía temer. Pero no fue así; tristemente seis años
más tarde lo mataron, tan solo por ser el ingeniero jefe de los
Altos Hornos.
Abajo: las tres hermanas (Conchita, Ma. Luisa y Ma. Teresa) hacia 1930 en la puerta de la casa de Sagunto y junto a su tía María. La tía María era la hermana pequeña de nuestro abuelo materno y con seguridad fue la que logró ser más feliz todos. Murió octogenaria, tras un felicísimo matrimonio, que le dio numerosos hijos (casi todos militares, como su marido).
Abajo: las tres hermanas (Conchita, Ma. Luisa y Ma. Teresa) hacia 1930 en la puerta de la casa de Sagunto y junto a su tía María. La tía María era la hermana pequeña de nuestro abuelo materno y con seguridad fue la que logró ser más feliz todos. Murió octogenaria, tras un felicísimo matrimonio, que le dio numerosos hijos (casi todos militares, como su marido).
ABAJO:
Mi abuela conchita, en la puerta de su casa de
Sagunto, con sus cuatro hijos, en verano de 1924 y embarazada del quinto niño. En la imagen
sostiene con sus manos a mi madre, que tendría apenas tres meses.
Mi progenitora decía -al ver esta foto- que nadie podía imaginarse
cómo doce años más tarde y en este mismo lugar, le iban a esperar
unos milicianos a su padre, para llevárselo y matarlo. Ella
recordaba perfectamente esa última escena de mi abuelo Ángel
saliendo por la puerta de la casa, mientras todos lloraban sabiendo
lo que podía pasar. Meses más tarde de este asesinato, encontraron
varios bultos en el pecho a mi abuela, que dedujeron era un cáncer.
Dicen que se le produjo a causa de la tristeza y las preocupaciones,
al verse sola y viuda en Sagunto; con cinco niños muy pequeños y
con todos bienes incautados (incluso la casa, al pertenecer a los
Altos Hornos). Un año más tarde moriría también ella, a causa del
cáncer. Los cinco niños lograron llegar hasta Madrid, para vivir
con sus abuelos, gracias a Gregoria Zamarra (una persona que
trabajaba en la casa). Querían llevarse a los dos pequeños a Rusia
(a mi madre y su hermano); asimismo decían que el mayor sería
reclutable dentro de poco, pese a que tenía tan solo quince años.
Pero Gregoria argumentó que se llevaba a los cinco niños a su
pueblo (Tarancón), para criarlos y educarlos en el campo. Consiguió
salir de Sagunto y finalmente los trajo hasta Madrid, donde pudieron
vivir con su familia paterna (los Santafé). Gregoria Zamarra fue
como nuestra abuela adoptiva, ya que al quedarse todos huérfanos tan
jóvenes, actuó como una segunda madre con ellos.
A-4)
Del idealismo de Kant, a la pesadilla de Hegel:
Ante
las teorías y los avances de Newton, Alemania queda descabezada; al
verse obligada a admitir que el genio inglés había superado a
Leibniz. El mundo germano caminó desde entonces hacia una filosofía
ajena a las matemáticas y a la física pura; surgida de la
ilustración erudita y nacida de la máxima cultura (persiguiendo la
metafísica y la ética). Así nació Kant, el gran pensador de
Occidente, que de nuevo lleva a su nación a soñar, generando el
idealismo alemán. Un movimiento que traerá figuras tan brillantes
como Schelling y Shopenhauer, junto a otras tan oscuras como Fichte y
Hegel; todos ellos kantianos, pero con muy diferente tipología. Ya
que Fichte y Hegel tomaron el idealismo de Kant como bandera para
crear un movimiento nacionalista pangermano (cargado de complejos y
odios). Mientras Schelling y Schopenhauer, lo transformaron en un
pensamiento romántico, que llevaba a soñar y amar. Pues, realmente,
es Schopenhauer el verdadero heredero al trono de Kant y quizás el
más destacado filósofo de su siglo. Aunque no está valorado con
justicia, principalmente por los malos juicios que emitía sobre
Hegel; al que consideraba un inculto y un falsario (con toda razón y
el pleno conocimiento de cuanto decía).
.
Para
conocer la ínfima categoría de Hegel bastará leer su tesis
doctoral; un trabajito de veinticinco páginas llamado“Disertación
filosófica sobre las órbitas de los planetas” (1808);
en el que discute las teorías de Newton. Simulando en ella, ser un
talentoso astrónomo, físico y matemático; sin tener idea alguna de
mecánica celeste, ni de verdadera ciencia.
El hecho es que -al parecer- le hicieron doctor tan solo por
contravenir las teorías del famoso inglés, planteando que el genial
Newton era un farsante; cuando el único indocumentado e ignorante
era Hegel.
Este hecho debió alentarle a seguir en esa linea de inventiva y
decidió proclamar su dialéctica como invento filosófico (único y
propio). Una teoría basada en el sistema de “tesis, antítesis y
síntesis”, que muchos dicen copió de la tríada de Fichte; pero
que más parece leyó en un prospecto de tisanas chinas. Ya que Hegel
padecía dolores de estomago y tomaba remedios orientales para
combatirlos; hallando en una caja de tes chinos varias ideas sobre el
tao. Leyendo en ellas la confrontación de fuerzas (jing-jang), como
sistema de curación, por unión de polos opuestos. Esta receta
homeopática oriental, la trasladó a su teoría, hasta
conformar en ella su dialéctica; basada en “tesis, antítesis y
síntesis”. Un sistema en el que la lucha de elementos contrarios,
es necesaria para llegar al progreso (la síntesis) y cuyo resultado
es que si no hay confrontación, es imposible el avance. Generando su
pensamiento todo tipo de teorías belicistas y pangermanistas, donde
la lucha es imprescindible y necesaria (pues todo aquel que no se
enfrenta o guerrea, impide el progreso).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotografías de la Primera Comunión de mi madre, en
1932. Al lado: mi progenitora el día de
su Comunión. Para los niños “de antes”, esta era una fecha muy
marcada y solo comparable con la boda; por ello mi madre hablaba
mucho de esa celebración.
Abajo: mi abuelo Angel
arrodillado, mientras su hija comulga por primera vez en el Cerro de
los Ángeles (Madrid). Llama la atención que lo celebrasen en este
lugar, pero parece ser que era una tradición entre las que iban a
estudiar en el Sagrado Corazón. Habida cuenta que este cerro que
señala el centro geográfico de España, contiene una enorme estatua
con un Sagrado Corazón. La que
actualmente vemos es una réplica de aquella bajo la que comulgó mi
madre, pues durante la guerra, los artilleros republicanos se cebaron
con la efigie de Jesús, disparando sobre ella y dinamitándola el 18
de agosto de 1936. Mi madre narraba que esta foto de mi abuelo junto
al Jesús del Cerro de los Ángeles, le traía los peores
pensamientos; pues su padre había sido asesinado dos días después
de la voladura de este Sagrado Corazón. Ella se quedaba mirando esta
foto, pensando si no habría sido su padre como un Cristo; sufriendo
lo peor, sin culpa alguna.
.
.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos imágenes del Sagrado Corazón, donde estudió mi
madre. Al lado: el expediente académico
que guardaba mi padre, para cachondearse de ella; porque él tenía
unas notas escolares cargadas de Matrículas, Sobresalientes y algún
notable.
Abajo: la promoción del Sagrado Corazón de 1941. Mi madre sentada en la hierba a nuestra derecha (marcada con una flecha) En esta fotografía ella tendría tenía unos diecisiete años; ya había vivido una guerra y a la muerte de sus dos progenitores.
Abajo: la promoción del Sagrado Corazón de 1941. Mi madre sentada en la hierba a nuestra derecha (marcada con una flecha) En esta fotografía ella tendría tenía unos diecisiete años; ya había vivido una guerra y a la muerte de sus dos progenitores.
JUNTO
ESTAS LINEAS: Mi
padre con unos ocho años, en Torrelavega, el día de su primera
comunión. Al ver estas fotografías me pregunto qué pensarían mis
progenitores tras haber sido educados
en la obligación de ir misa diariamente. Después de estudiar en
unos colegios donde todo estaba controlado por la Iglesia y a final
de sus días, ver una sociedad laica, en la que es normal blasfemar o
insultar al cristianismo (como sucede de continuo en los medios de
comunicación). Ellos decían que su sensación fue
como si estuvieran viendo una película en la que durante su primera
parte, unos eran los buenos, los inteligentes y los sensatos; pero de
pronto, el argumento se revertía, invirtiendo papeles y valores. El
hecho, es que les resultaba imposible enterarse del argumento y qué
pretendía expresar aquella filmación. Así pues, el estado en que
se sentían era de anomía cultural y cívica; ya que en muchísimas
ocasiones, no sabían dónde estaba el bien y el mal, señalado en
las leyes de cada momento. Sin comprender por qué desde niños les
habían inculcado unos principios (milenarios); para que -finalmente
y de pronto-, todas esas enseñanzas se convirtieran en un lastre
horrible, que les impidiera progresar o adaptarse a la vida... .
.
Mi madre estuvo interna en el Sagrado Corazón varios años y entre otras cosas narraba que les obligaban a bañarse con un camisón de aguas. Esta prenda, desconocida para todo “ser viviente normal”; consistía en una túnica fina, que llegaba hasta los talones. Las alumnas, eran obligadas a ponérsela, después de haberse desnudado solas y casi a oscuras, en un cuarto dedicado al cambio de ropa. Salían de aquella habitación casi sin luz (una por una), vestidas con ese traje talar y las monjas las dirigían hasta las bañeras -todas apartadas con paneles-, cerrando allí una puerta sin pestillo. Finalmente las chicas entraban en la bañera, mientras las monjas vigilantes, abrían de vez en cuando las puertas; para comprobar que no se habían quitado el camisón de aguas. Al salir del baño, se ponían las toallas encima; por si el “traje de baño” dejaba transparentarse algo y volvían al cuarto de cambio; donde no había apenas luz. El motivo de tanto trasiego o rito, era que las niñas no vieran su propio cuerpo y menos en el agua; para que no les vinieran a la mente ideas lujuriosas.
En un epígrafe siguiente hablaremos de Freud y del enorme problema que genera una educación con complejos y represión sexual; donde las mujeres tienden al histerismo y los hombres al autoritarismo. Todo lo que explica muchos de los comportamientos de Sociedades de antaño. Mis progenitores recordaban con horror aquellas reprimendas y castigos que los profesores daban a los niños en los internados, donde pasaron años sufriendo los malos pensamientos sexuales de los religiosos. Contaban que hasta un niño fue expulsado de un colegio donde estuvo mi padre, por fornicar con una calefacción... . Piense el lector que se trataba de un radiador de los de antes; que tenía tubos verticales y donde el pobre chico habría metido “la pilila”... . Momento en que apareció el cura tutor y le pescó “haciendo el amor” con aquel instrumento de hierro. El escándalo parece que fue monumental y lo peor es que durante meses los alumnos no podían hacer la broma de tocar los calefactores del colegio y decir:
- Pues sí que calienta este radiador ...-
.
Así
me contaban, para que les comprendiera un poco; que su sensación era
como si a alguien se le enseña a escribir y redactar perfectamente
(sin faltas de ortografía, ni gramaticales). Pero, de pronto, la
Sociedad hubiera sido liderada por personas llegadas de otro país,
cambiando el idioma nacional. Sin llegar a entender lo que les decían
y sin poder siquiera comunicarse, en muchas ocasiones; pues sus
normas naturales les llevaban a hacer lo que desde niños les había
enseñado. Todo lo que les producía una anomia, sin
comprensión de normas ni de la Sociedad Española a fines del siglo
XX y comienzos del XXI. Pese a todo, yo creo esa anomia y este
estado de asombro por cuanto sucede en España, desde hace veinte
años; a mi juicio, nada tiene que ver con una formación anterior
(ni la educación que recibió una generación pasada). Ya
que la nación asusta a propios y extraños; pues este país nuestro
se está convirtiendo en un lugar estrambótico, donde puede suceder
lo más inesperado y donde
muchos de los peores logran éxito, mientras los mejores se ven
abocados al fracaso o a emigrar para “buscarse la vida”.
.
A-4)
Después de Hegel, la locura:
No
es una maldad mía, las palabras con las que encabezamos este
epígafe; sino son precisamente frases de Hegel, quien mantenía que
después de él, vendría el caos.
Así lo recojo en un extenso artículo que redacté sobre este
filósofo y que tuvo gran éxito; por lo que en cita
(1) damos
su enlace y lo resumo, en parte. Para todo aquel que desee comprender
mejor a Hegel, recomiendo visitar mi texto; donde entenderá cómo
llegó a ser un venerado maestro (para unos) y un odiado farsante
(para otros). A mi juicio, un
posible enajenado, que afirmó:
“Después
de mí, la locura; después del saber absoluto ya no queda más que
una humanidad (puesto que si sigue la historia, habrá hombres) pero
una humanidad loca. Y, claro, ¿con hombres locos, qué se puede
hacer?. Hospitalizarlos, nada más. Después de mí: la locura y, por
tanto, el hospital; un hospital enorme, con toda la humanidad
hospitalizada.
¿Por qué? Porque si ya no hay más saber, si ya no hay más razón,
y a pesar de ello el tiempo sigue, ese tiempo que venga después del
saber absoluto, de la razón entera y total, es un tiempo sin razón,
absolutamente caótico, un tiempo sin significado interior alguno,
sin sentido; una época que estará llena de agitaciones, respecto de
las cuales ya no habrá un momento de saber que las recoja, un nuevo
levantarse en vuelo el ave de Minerva, puesto que el último vuelo de
la lechuza lo ha hecho Hegel” - ver cita
(1)
-.
.
Tras
leer estas frases del filósofo alemán, que se doctoró a comienzos
del siglo XIX, con una tesis de 25 páginas, que rebatía las teorías
sobre los Graves de Newton. Sin tener idea de física, ni de mecánica
celeste y en un momento en que toda la Humanidad ya admitía las
leyes newtonianas. Comprenderemos que la locura era él mismo; pues
como decían quienes le escucharon, resultaba imposible comprender
sus discursos, ni menos sus clases. Deduciendo que su oscurantismo
solo tenía como función, que nadie advirtiese cómo detrás de su
erudición, solo había una carencia absoluta de conclusiones o de
principios. Cuanto
supone que fue un simple sofista, que aportaba datos, en su gran
mayoría falsos; pero tantos y tan variados, que nadie llegaba a
rebatirle (principalmente por falta de tiempo). Todo
lo que nos puede llevar a conocer el origen de la Sociedad posmoderna
en que vivimos, seguidora de Hegel y donde la verdad se construye a
base de citar y mencionar hechos; aunque todos ellos se expongan de
manera torcida, inexacta o errónea. Lo que nos hace comprender
por qué Schopenhauer definía a los hegelianos como: “una
escuela de trivialidad y nido de irreflexión e ignorancia, esa
pseudosabiduría corruptora de mentes que finalmente comienza a
reconocerse ahora como tal"
-ver cita (1)
-.
.
Tras
su
muerte en 1831, el rastro que Hegel dejó le lleva ser considerado
“el
`abuelo´ más directo del Marxismo, del ateísmo filosófico, de
supremacismo germano y hasta del Nacional Socialismo. Concretamente,
en el caso de los autoritarismos de Izquierda; debido a que
personajes con la importancia de Marx, Engels o Feuerbach, se
inspiraron principalmente en este filósofo. Y en el de la extrema
Derecha, por considerar a Nietzsche (también seguidor de Hegel), el
manantial espiritual del que bebieron las principales teorías nazis”
-ver cita (1)
-.
Así
pues, no sin motivo, este filósofo afirmaba que tras él solo
quedaría la locura en el Mundo y que después de su pensamiento, el
Planeta se convertiría en un hospital psiquiatrico. Aunque
se puede decir que nuestra Tierra, tras seguir las teorías nacidas
desde Hegel, se convirtió en algo mucho peor: En un terrible
tanatorio y en un horrible sanatorio militar. Pues
entre 1900 y 1950, los movimientos totalitaristas que se originan del
pensamiento hegeliano, dejaron en el mundo unos ciento cincuenta
millones de muertos, unos quinientos millones de heridos de guerra y
el resto de familias destrozadas. Sin
salvarse nadie, cuando las dos Guerras Mundiales (provocadas
esencialmente por el pangermanismo hegeliano) superaron los cincuenta
millones de muertos. A los que se suman los fallecidos a consecuencia
de regímenes totalitarios comunistas, surgidos del marxismo
hegeliano y que se cifran en otros cien millones. Evidentemente,
todo esto no fue culpa de Hegel; pero sí causa de su pensamiento
destructivo, donde quiso imponer la mentira sobre a verdad, el bien
sobre el mal y hasta destacar su figura, por encima de Newton.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mis padres, recién casados, en las playas de Asturias (hacia 1952). Abajo: mi madre con su caballito, en la misma época. Los años cincuenta fueron el primer respiro que tuvo la Humanidad después de más de tres décadas con guerras continuadas. Una Era de contiendas que comenzó en 1914 y prácticamente no paró hasta 1945 (aunque en China, la revolución de Mao llegaría a 1949). El exterminio de personas y las matanzas que se produjeron en esta época, fue inmensurable. Durante la Primera Guerra Mundial, la degradación del hombre llegó a tal límite, que vivieron durante años como ratas y fueron matados como insectos. Asesinados con lanzallamas o con gases tóxicos; los soldados habitaban bajo tierra, con el fin de no ser descubiertos y poder llegar a las dotaciones enemigas, cavando túneles. No fue mejor lo que se vivió en la España de la Guerra Civil; pero mucho peor sería lo que tuvieron que pasar aquellos que soportaron la Revolución Rusa o quienes lucharon en la Segunda Guerra Mundial. Donde el exterminio de millones de seres humanos (civiles o militares) se llevó a cabo con la mayor saña y el peor dolo. Finalmente, los años cincuenta parece que fueron un retorno a la normalidad; y las noticias de miles de muertos se sustituyeron por buenas nuevas. Mientras el progreso comenzaba a llegar a nuestras tierras (después de un duro decenio de posguerra).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotos de mi madre en los veranos cuando tenía unos
veinte años. Al lado: en Luanco, verano
de 1953; ese año fueron a pasar las vacaciones junto a los hermanos
de mi padre. Como ya
dije, mi familia paterna veraneaba en Luanco desde 1870; aunque allí
se decía que eran bastante “nuevos”, pues había quienes
llevaban vacacionando en Luanco desde el siglo XVIII.
Abajo: en el Lago de Sanabria, verano de 1951 y poco después
de casarse (foto tomada por mi padre). Los años cincuenta fueron los
primeros en los que el Mundo pudo respirar, después de décadas
durísimas. En España, desde
1951 se salía de la posguerra y por fin ya no había cartillas de
racionamiento; acabándose con el hambre (en gran parte, gracias a la
emigración). Durante los años cuarenta, la subsistencia diaria era
durísima y el pan se vendía de estraperlo a altos precios
(saltándose el racionamiento). Productos como el azúcar, el café o
ciertos medicamentos, en ocasiones habían de comprarlos a verdaderos
traficantes; que en sus “clubs de alterne”, tenían hasta
penicilina para sus clientes. Antibióticos que vendían ilegalmente
a enfermos que no podían conseguirlos y los necesitaban con apremio
(principalmente los de tuberculosis). Podemos decir, sin
temor a equivocarnos, que España entró en la Era Contemporánea en
1950; pues hasta entonces se había mantenido casi en el Neólitico
(en algunos aspectos y en la forma de vida de sus habitantes).
.
.
.
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotos más de mi madre. Al lado:
montando a caballo, junto a su perrito. Abajo:
en el lago Sanabria en 1952; donde tenía una casa su tía María
Santafé, a quien hemos visto en una de las fotos anteriores (en
Sagunto, junto a las tres hermanas). Como
hemos dicho, los años cincuenta fueron los primeros en que los
españoles pudieron incorporarse a la vida económica normal (sin
cartillas de racionamiento). Poco antes, un simple chorizo llegaba a
despertar pasiones. Sobre ello, me contaron mi padres lo que les
sucedió en un cine hacia 1948 y a cuenta de un bocadillo. La
película que fueron a ver era “La canción de Bernardette” (de
Henry King) y mi madre había preparado un bocata de chorizo a su
novio -mi posterior progenitor-. Pues como estaba de exámenes, así
podía cenar sin preocuparse (ya que vivía en una habitación, como
colegio mayor). Pero todo sucedió en los años del hambre y mi padre
-estudiante, solo en Madrid- al tener entre sus manos el envoltorio,
no dejaba de pensar en aquel bocadillo choricero que le habían
pasado. Así que no pudiendo esperar, pensó sacarlo en el momento en
que todos estuvieran más atentos a la película, para darle un
“viaje”. Fue en la secuencia del milagro de Lourdes, mientras
todos miraban con enorme atención a la pantalla; cuando él
desenvolvió sigilosamente el bocata y comenzó a comérselo.
Pero
quienes estaban a su lado comenzaron a gritar:
-
“¡Milagro, milagro.... Huele a chorizo!. Esto sí que es el
milagro de Lourdes. ¡Quién tiene chorizo!” -
Al
escuchar el algarabío, mi padre escondió y cerró el bocadillo a
toda prisa; pero ya no había solución. El cine era todo un
hervidero, con risas y gritos, acerca del milagro del chorizo.
Tuvieron que cortar la película, porque aquello era un jaleo
irreverente y encendieron las luces de la sala; ordenando al dueño
del bocadillo que saliera de ella. Así fue, como llenos de vergüenza
y con los ojos mirando al suelo, salieron mis padres del cine; entre
aplausos y gritos de “milagro”, “milagro choricero”... .
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: una divertida imagen
de mi madre, tomada en Zarauz en 1950 (cuando ella tenía unos 25
años). Parece ser que esta foto le trajo todo tipo de problemas y la
llamaron cabaretera, por fotografiarse en “traje de baño” corto
(nunca mejor dicho, porque es todo un traje). Mi
padre la conservaba con mucho cariño, diciendo que estaba monísima.
Asimismo, tiró todas las suyas en las que él aparecía con traje de
baño entero (que vi en su día y eran ridículas). Cuando les
obligaban a estar en la playa con un vestido negro y elástico, de
una sola pieza, compuesto de un pantalón corto y peto. Los hombres
hasta 1950 (aproximadamente) debían llevar ese bañador completo,
siendo en algunos lugares multados -o llevados al cuartelillo- cuando
se soltaban los tirantes y enseñaban el pecho.
.
.
Abajo:
el lago de Sanabria fotografiado por mi padre en 1951. Allí
pasaron ese verano y al parecer fueron denunciados porque mi
progenitor entraba en el lago sin parte de arriba (con un simple
pantalón de baño) y nadaba junto a mi madre. En
imágenes anteriores contábamos como a mi progenitora, en el
internado, la obligaban a entrar en la bañera con un camisón de
aguas o a desnudarse siempre sola y en una habitación donde apenas
había luz; para no ver su propio cuerpo. También mencionaba que en
uno de los colegios donde estuvo interno mi padre, expulsaron a un
chico por fornicar con un radiador... . Una de las cosas que también
relataba mi progenitor eran las predicaciones sobre las guerras y las
carnes, que escuchó de joven. Mencionando cómo algunos sacerdotes
desde el púlpito alegaban que una gran culpa de las contiendas
recaía en las mujeres. Pues estas enseñaban las piernas y el escote
a los hombres, provocando en ellos instintos libidinosos,
incitándoles a tener relaciones sexuales. Luego, de allí, nacían
niños; y como no había alimentos suficientes para esas criaturas,
había que enviar una parte de la población a la guerra. Para que
disminuyese el número de habitantes y así tener recursos
alimenticios suficientes. Una teoría entre malthusiana y hegeliana,
que unida a los dogmas represivos de la curia, compone un disparate
inmejorable. Como exponemos en el epígrafe siguiente, las personas
educadas en la represión sexual, tienden al autoritarismo; lo que
explica el comportamiento de las Sociedades de antaño (incluso las
de algunas de hoy en día, que no aceptan la belleza del desnudo y la
necesidad de una sexualidad sana y completa).
AL
LADO: Mi madre en la finca del lago de
Sanabria, donde pasaron el verano de 1951. Estaban recién
casados y tuvieron que hablar con el cura de la zona, para que les
dejasen bañarse en paz. Todo lo que consiguieron cuando su tío
Guillermo (que por entonces era comandante y dueño de esa casa que
vemos, en imagen); llamó al diácono de la iglesia mayor del pueblo.
.
.
.
ABAJO:
El lago, de nuevo fotografiado por mi padre. Una de las cosas que más
me ha llamado la atención es que este lugar, que fue fuente de vida
y de los mejores recuerdos para mis progenitores; resultó ser imagen
de la muerte para Unamuno. Pues la visión de tanta belleza natural,
le suscito al literato el recuerdo de su final; ambientando allí la
trama de “San Manuel, buen mártir”. A continuación recojo el
poema que escribió Miguel de Unamuno, tras visitar el lago de
Sanabria en 1933 (unos veinte años antes de estas imágenes que
vemos). En él se comprende el despertar de la muerte que aquel
paraje le recordaba; quizás al observar la belleza que Dios podía
crear... . Sentimiento que le llevaría quizás a escribir su mejor
obra: “San Manuel, bueno martir”.
.
MUERTE
(poema
de Miguel de Unamuno, en su visita a Sanabria)
.
Eres
sueño de un dios; cuando despierte
¿al
seno tornarás de que surgiste?
¿Serás
al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto
de desnacer será tu muerte?
.
¿El
sueño yace en la vigilia inerte?
Por
dicha aquí el misterio nos asiste;
para
remedio de la vida triste,
secreto
inquebrantable es nuestra suerte.
.
Deja
en la niebla hundido tu futuro
y
tranquilo a dar tu último paso,
que
cuanto menos luz, vas más seguro.
.
¿Aurora
de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña,
alma mía, en tu sendero oscuro:
"¡Morir...
dormir... dormir... soñar acaso!"
BAJO
ESTAS LINEAS:
Fotografía de la boda de mis padres, en Santa
Bárbara (Madrid); año 1951. Apadrinado por mi tío Luis, ya que mi
abuelo había muerto un año antes, vemos en medio de la escena a los
novios y en primer término a la madrina (de luto, por el
fallecimiento antes mencionado).
Mi tío Luís fue un gran médico, especializado en
otorrinolaringolojía, me salvó la vida numerosas veces. Pues yo
nací con una bronquitis capilar, necesitando vivir hasta los quince
meses dentro de una campana de oxígeno. Tras ello, sufría crisis de
asma continuas (sobre todo durante las noches), pero como mi tío
vivía en nuestro edificio, me bajaban a toda prisa a su consulta;
donde conseguían que recuperase la respiración -con aerosoles,
oxígeno y técnicas de relajación-. Cuando cumplí los seis años,
mi tío decidió que mis males se podrían curar haciendo deporte, en
vez de usando medicación; y aconsejó a mis padres que me obligasen
a realizar tres horas de ejercicio al día. El deporte que eligieron
fue la cama elástica, porque en ella debía ejercitar el tórax y
los pulmones; pero sin forzarlos demasiado. Uno lustro después yo
estaba entre los tres primeros de España, en cama elástica y salto
de trampolín; el asma y sus espasmos, prácticamente se me habían
quitado. Para quienes no vieran en nuestro anterior capítulo
imágenes mías saltando en el NODO; les facilitamos de nuevo los
links. Hay que pulsar “cama elástica” y en el otro video soy el
tercero (con camiseta roja, que aparece gris).
NODO
.
A-4)
Freud y la interpretación de los sueños:
No
podíamos dejar de hablar de Freud, cuando tratamos sobre los sueños;
y aunque algunos identifican sus teorías con los postulados de
Hegel, no vamos a entrar en estos límites. Pues lo que nos interesa
es el Freud arqueólogo y especialista en mitología; de origen
judío, que pudo identificarse con la figura del José bíblico.
El famoso hijo de Jacob, que fue vendido como esclavo por sus
hermanos y que así entró en Egipto; donde tras numerosas
vicisitudes llegó a ser lector de sueños. Interpretando la famosa
pesadilla del faraón sobre las siete vacas (flacas y gordas), cuanto
le llevó a ser visir del rey de Egipto. Esta
historia de José y los conocimientos sobre arqueología de Freud, le
inspirarían para resolver su teoría sobre el subconsciente, a
través de los sueños. Principalmente, cuando como médico observó
en su clínica, los daños psíquicos que tenían aquellos cuya
sexualidad se había reprimido
-hasta el punto de llegar a practicarles la ablación durante su
adolescencia (tal como se hacía con muchas niñas victorianas)-.
Finalmente,
actuando Freud como un puente entre el pasado más remoto y su
presente; logró comprender que muchos de los mitos y verdades de las
religiones más antiguas, subyacían en todo inconsciente humano.
Trasladando, de algún modo, aquellas leyendas milenarias hasta el
tiempo que vivía; logró comprender que las personas actuaban por
impulsos desconocidos, pero grabados en el interior de su ser (el
subconsciente).
.
Así
fue cómo aquel médico y gran arqueólogo, que tenía en su casa
una de las mejores colecciones de arte antiguo (en especial sumerio,
mesopotamio); logró resolver el entramado interior del hombre. Un
enigma que había capturado a la Humanidad desde hacía milenios y
que ya conocían -en gran parte- los sacerdotes durante más remota
antigüedad. Pues no hemos de olvidar que los ejemplos que Freud
va tomando, para mostrar el comportamiento de nuestro inconsciente,
son personajes míticos y temas tan legendarios como clásicos
-Edipo, Electra, Narciso etc-. Todo ello, porque el padre del
psicoanálisis logró -a mi juicio- descubrir algunos de los
misterios que las religiones más antiguas guardaban; para dominar
las Sociedades a través del inconsciente, durante miles de años. El
resultado final podemos resumirlo en que el ser humano tiene unas
necesidades físicas, que si no puede satisfacer, generarán
problemas en su interior más profundo. Alimentarse y la sexualidad
son dos de estos instintos fundamentales; y todo aquel que no los
complace, se verá dominado por una locura interna, sin comprender lo
que le sucede.
.
Tras
observar el enorme daño que provoca no cubrir esas necesidades
naturales. Comprenderemos por qué existía la teoría política de
mantener al pueblo famélico y mal alimentado, con el fin de que
fueran prestos a la guerra. Del mismo modo que se promulgaba la
anulación del sexo, para lograr sociedades autoritarias. Ya que
uno de los grandes principios del autoritarismo, nace de la represión
sexual; todo lo que provoca perversiones y hasta degeneración en el
pensamiento de aquel que se ve cercenado en esta necesidad. Entorno a
ello, T.W: Adorno, demostró que todos los movimientos dogmáticos o
autoritarios (comunistas, nazis, fascistas y etc) tenían un enorme
arraigo en dos aspectos: Los complejos sociales y la represión
sexual. Siendo un patrón común del dictador, la necesidad de
reconocimiento social -tener éxito-; junto a un rechazo frente al
sexo. Así pues, no nos extraña que desde 1914 a 1950, el Mundo
fuera un tanatorio y una continua guerra. Promovida por movimientos
nacidos del ateísmo hegeliano y decimonónico; unido a los complejos
sociales (heredados o del siglo XX). Provocando en tan solo treinta y
seis años, más de ciento cincuenta millones de muertos, a causa de
contiendas -lo que supone cuatro millones al año, de media-.
Unos hechos terribles, que jamás y a lo largo de la Historia, habían
sucedido. Pese a lo que podremos seguir oyendo que el siglo XX fue el
más próspero y benéfico de cuantos se conocieron; pues el que no
se consuela es porque no quiere...
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos imágenes mías, de 1966. Al
lado: junto a mi madre en la puerta de nuestra casa en
Benidorm. A ella no le gustaba nada esta foto, en donde se la ve
“bastante jamona”. A
mí me divertía mucho, porque en mi cara se observa la alegría con
la que íbamos a la playa. Sea como fuere, en la imagen vemos ya el
cambio de moda y de época; en una imagen a color, tomada ya con una
cámara de los años sesenta (de baja calidad focal y mala
definición; pero barata).
.
Abajo; en la playa de Benidorm, junto a mi perro Kabul. Era entonces esta ciudad, un pequeño pueblecito de pescadores, con unas playas enormes. Se decía que allí estaba la urbe griega de Alonis, fundada por los jonios y perdida desde el siglo IV a.C.. En su parte Oeste, Benidorm está coronada por la sierra Aitana; unas montañas homónimas de una cordillera cretense, dedicada a la diosa que más tarde fue patrona de Atenas. Desde niño miraba a su gran pico, cercenado en su mitad y al que llaman “Puig Campana”; escuchando la leyenda de que aquel “tajo” en la cumbre se lo había producido el caballo de Santiago, golpeándolo con una coz certera. Otra de las historias que contaban era que la isla de Benidorm, originalmente era esa parte de la cumbre, que le falta al Puig Campana. Ninguna de las dos leyendas me convencían y desde pequeño pensé que se trataba de un corte artificial, hecho por alguna civilización antigua, aprovechando un tajo natural. Con el paso del tiempo pude estudiar aquel “Pico Campana” dándome cuenta que estaba en linea exacta con el Monte Parnassos de Grecia -la cima más sagrada entre los helenos y donde se situaba el templo de Apolo de Delfos-. Asimismo, al Oeste de esa cumbre cercana a Benidorm y perteneciente a las montañas de Aitana (homónima a la cretense); en linea recta, se hallan gran parte de los santuarios ibéricos más importantes: El Cerro de los Santos y los de Jaén (Collado de los Jardines, Santa Elena, Castellar de Santiesteban). La importancia de puntos alineados antaño, estriba en que durante la Antigüedad se viajaba de Este a Oeste y viceversa; siempre siguiendo un camino recto y tras haber tomado una altura de sombra. Pues para conocer si dos lugares estaban en linea recta, bastaba comprobar con un gnomon (palo), si su sombra era igual de longitud, en un mismo día del año.
.
Abajo; en la playa de Benidorm, junto a mi perro Kabul. Era entonces esta ciudad, un pequeño pueblecito de pescadores, con unas playas enormes. Se decía que allí estaba la urbe griega de Alonis, fundada por los jonios y perdida desde el siglo IV a.C.. En su parte Oeste, Benidorm está coronada por la sierra Aitana; unas montañas homónimas de una cordillera cretense, dedicada a la diosa que más tarde fue patrona de Atenas. Desde niño miraba a su gran pico, cercenado en su mitad y al que llaman “Puig Campana”; escuchando la leyenda de que aquel “tajo” en la cumbre se lo había producido el caballo de Santiago, golpeándolo con una coz certera. Otra de las historias que contaban era que la isla de Benidorm, originalmente era esa parte de la cumbre, que le falta al Puig Campana. Ninguna de las dos leyendas me convencían y desde pequeño pensé que se trataba de un corte artificial, hecho por alguna civilización antigua, aprovechando un tajo natural. Con el paso del tiempo pude estudiar aquel “Pico Campana” dándome cuenta que estaba en linea exacta con el Monte Parnassos de Grecia -la cima más sagrada entre los helenos y donde se situaba el templo de Apolo de Delfos-. Asimismo, al Oeste de esa cumbre cercana a Benidorm y perteneciente a las montañas de Aitana (homónima a la cretense); en linea recta, se hallan gran parte de los santuarios ibéricos más importantes: El Cerro de los Santos y los de Jaén (Collado de los Jardines, Santa Elena, Castellar de Santiesteban). La importancia de puntos alineados antaño, estriba en que durante la Antigüedad se viajaba de Este a Oeste y viceversa; siempre siguiendo un camino recto y tras haber tomado una altura de sombra. Pues para conocer si dos lugares estaban en linea recta, bastaba comprobar con un gnomon (palo), si su sombra era igual de longitud, en un mismo día del año.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: junto a mi madre, con
cinco años (1966). El gorro que ella lleva se correspondía con la
moda de entonces, donde una lámpara, podía ser fuente de
inspiración para los modistas.
Abajo: retrato mío junto al perro Kabul, pintado por Martín
Sáez, en 1965. Martín y su
mujer -Ma. Antonia- eran del grupo del Café Gijón, donde mi padre
tenía su tertulia. Por entonces, él era un pintor muy acreditado,
que exponía anualmente en la Galería Kraisler de Madrid y en las
mejores de París. Tristemente, esta generación de artistas del
medio siglo, apenas tuvo relevancia después de los años ochenta.
Donde se dio paso a “La Movida” y a todas las bobadas artísticas
que se les ocurrió crear en esos disparatados ochenta.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotos de 1966. Al lado:
única imagen que conservo del interior de Las Infantas; una finca
situada entre Trujillo y Madroñera, donde pasábamos las vacaciones
de Semana Santa y Navidad. En este lugar viví los momentos más
felices de mi vida, aficionándome allí a la arqueología y al mundo
de las leyendas, oyendo las historias que contaban los pastores.
Una pequeña parte del cortijo de Las Infantas la había cedido a mi
padre, Julio García Abril (entonces, alcalde de Madroñera). Lo hizo
porque mi progenitor había regalado numerosos proyectos y obras para
su pueblo (desde la fábrica de confección, a las escuelas y la
ermita). No sabiendo cómo corresponder y para poder seguir
pidiéndole favores profesionales, cuando Las Infantas se dividió en
numerosas parcelas, le cedió una parte del cortijo -que se restauró
y acondicionó, como vemos en foto-. En el año 1976 decidieron que
Julio García Abril había sido un hombre nombrado por El Régimen
(debido a que estuvo treinta años de alcalde) y comenzaron a
desdeñar todo lo que hizo por Madroñera -que fue mucho-. Del
disgusto y de ver cómo aquellos que antes le halagaban, comenzaron a
vilipendiarle; sufrió una enorme depresión y unos meses más tarde
el antiguo alcalde, murió en una clínica de Madrid. Desde entonces,
en la zona del cortijo que era nuestra, comenzaron a entrar y a
romper cosas; incluso usaban las paredes para hacer puntería con
escopetas de caza. Finalmente, atemorizados; tuvimos que recoger todo
lo que allí había, para salir con sigilo y gran tristeza de
Madroñera. Un pueblo por el que mi padre había luchado muchísimo y
al que había regalado multitud de proyectos y obras; dando trabajo a
infinidad de sus habitantes. Abajo;
junto a Kabul, de nuevo en Las Infantas y vestido de indio. Me
encantaba este traje que usaba para montar a caballo. Al
perro lo tenía martirizado, porque yo era el pequeño de la casa y
el único sobre el que mandaba era aquel pobre afgano. Con el que
compartía bocadillos, galletas y todo tipo de chuches; pero al que a
veces yo llegaba a morder, para demostrar quién era el jefe.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos fotos de mis padres en los años sesenta. Al
lado: la moda de ese tiempo cambió radicalmente la forma de
vestir. En la imagen vemos a mi madre durante un cocktail en casa.
.
Abajo: mis padres en verano de 1966, junto a Martín Sáez (a nuestra izquierda). Mi madre luce el típico moreno y peinado veraniego, que por entonces se puso de moda. La imagen creo que fue tomada en algún tablao famoso, donde solían reunirse durante los meses estivales.
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Abajo: mis padres en verano de 1966, junto a Martín Sáez (a nuestra izquierda). Mi madre luce el típico moreno y peinado veraniego, que por entonces se puso de moda. La imagen creo que fue tomada en algún tablao famoso, donde solían reunirse durante los meses estivales.
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ABAJO:
Una fotografía de 1965, junto a mi Fräulein, Helga; sobre
el coche de mi padre (al que vemos detrás). Durante los años
sesenta, por primera vez en la Historia una gran mayoría logró
tener coche o una moto.
Anteriormente, el común de las personas se movía en transporte
público, bicicleta o sobre sus animales. Pero desde mediados de los
sesenta, modelos de utilitario como el famoso seiscientos, se
multiplicó por millares; logrando que muchos pudieran tener su
propio medio de transporte (para ir al campo, de veraneo o al
trabajo). Hoy en día el coche se considera un elemento que poluciona
y no es del todo necesario; aunque antaño todos deseaban tenerlo. De
igual modo, hace unos decenios los trabajadores daban lo que fuera
por poder comer carne varias veces al mes; pero actualmente se
considera que una dieta tan rica en proteínas es muy insana
(habiendo quienes desean hasta prohibir consumir carne).
B)
DE LOS IDEALISTAS A LOS CUENTISTAS.
.
B-1)
Los famosos años sesenta:
El
decenio de los sesenta fue el que mayor prosperidad y paz; pudiendo
decirse que a lo largo de toda la Historia, nunca se avanzó tanto
económica y socialmente. Todo cambió en esos diez años: La
empresa, el trabajo, el turismo, la moda, la estética, el diseño,
la música, la pintura, la literatura, la escena y etc..
Aparecieron formas o fórmulas diferentes en los más distintos
ámbitos y la riqueza empresarial permitió el nacimiento de la gran
clase media. Principalmente, en España; donde hasta este momento
el mundo rural y las zonas industriales, sufrían grandes
necesidades. Pero llegó el progreso, creando carreteras y la
gente comenzó a trasladarse; comunicando los pueblos y pudiendo
salir en familia de vacaciones (a las playas o a lugares
privilegiados; algunos por primera vez en su vida). La riqueza se
multiplicaba por meses y los pueblos se vaciaban por días, porque
quienes vivían en el campo, buscaban fortuna en las ciudades.
Además, el trabajo agrícola reducía sus necesidades de mano de
obra, al mecanizarse por doquier y gran parte de la población cambió
el pueblo por el barrio. Todo lo que supuso un tremendo desarraigo
que todavía sufrimos en España. Donde gran parte de personas no se
identifican con el lugar donde viven; al haber emigrado desde el
mundo rural -ellos o sus padres-. Perdiendo las costumbres y las
raíces culturales; siendo aquella generación que marchó desde el
campo a una gran urbe, la última que supo sentir, cantar o bailar
tal como habían hecho sus ancestros, miles de años atrás.
.
Este
desarraigo se había intuido ya por gran parte de los artistas del
27, siendo fuente de inspiración para los literatos de la Generación
del Medio Siglo; cuyas novelas y poemas tenían como eje central el
problema social y existencial del hombre. Pese a todo, el
existencialismo nació en el siglo XIX y tuvo su principal autor
español en Unamuno; con novelas como “Niebla” y “San Manuel,
bueno mártir”. Donde el escritor se plantea por qué Dios
obliga al hombre a conocer su final; llegando el protagonista de
“Niebla” a visitarle, para solicitar al literato que no acabe ese
libro y no termine con su existencia. La obra de “San Manuel”
curiosamente se inspira en Sanabria y fue escrita tras la visita de
Unamuno a esta zona de Zamora -recordemos el poema sobre la muerte,
después de ese viaje y que ya hemos recogido- . Ambientando la
historia en el pueblo que según la leyenda, estaba bajo las aguas
del lago: Valverde de Lucena. El argumento trata sobre un cura,
tenido por santo, y dos protagonistas desarrollan la trama. La
primera es quien relata la historia del sacerdote al que desean
beatificar; quien descubre cómo aquel “santo” llevaba predicando
decenios la palabra de Dios, pero no creía. El segundo es un
ateo, rico y viajado, que viene al lugar poco antes de que el cura
Manuel falleciera; terminando por convertirse al catolicismo,
sabiendo que el clérigo muere cargado de dudas. Ambos protagonistas,
exponen el problema existencial de Unamuno, quien no puede creer,
pero desearía hacerlo. Llegando a la idea final de que si el
cristianismo sirve para ilusionar a algunos; aunque pueda ser un
sueño, es el más útil de los espejismos, para vivir y morir feliz.
.
Esta
novela escrita cuando Unamuno visitó Sanabria (en 1933) marca el
sentimiento existencial español. Un problema que hasta los años
sesenta no se plantea el pueblo, en general. Momento en que los
sacerdotes y los ciudadanos comunes, comienzan a cargarse de dudas;
pensando para qué sirve la religión. Dos son las respuestas que se
dan durante los años sesenta a esta cuestión existencial: La
primera busca una reforma, considerando que el cristianismo debe
enseñarse como una filosofía; proponiendo este movimiento
reformista que los sacerdotes católicos puedan casarse (provocando
la salida del clero de quienes seguían esta linea). La segunda,
es puramente política y nace de la “teoría de la liberación”;
originando los curas obreros, comenzando a extenderse una tendencia
pseudo comunista dentro de la Iglesia. Estos segundos sacerdotes
permanecen dentro del clero y llegan a prestar sus instalaciones para
celebrar asambleas o reuniones de la izquierda (por entonces,
ilegal); usando su púlpito y su fuerza, para luchar contra Franco.
Aunque esos prelados ven como casi todos los acólitos que antes
tanto frecuentaban su templo; dejan de ir a él, tras proclamarse la
democracia. Por ello -a mi juicio- más le hubiese valido a la
Iglesia apostar por aquellos curas que deseaban una reforma y poder
casarse; ya que de haber continuado esos sacerdotes en el clero, el
cristianismo en España no habría sufrido esa tremenda crisis que
hoy tiene.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: mi padre el día de
la presentación de su libro Sociedad sin Vivienda, publicado en 1972
por la Fundación Foesa. Durante estos días él era bastante de
izquierdas y de hecho esta obra es una crítica a la especulación
del suelo y al sistema, que permitía recalificar terrenos sin
criterios profesionales. Se
dedicó a crear viviendas sociales y construyó decenas miles de
ellas, abaratando los costes hasta los mínimos; al presentar
soluciones nuevas, como crear una sola entrada por manzana,
accediendo a las viviendas desde un patio común (donde se situaba un
vigilante y los ascensores). Otro de los métodos usados para bajar
gastos fue atreverse a construir
antes de recalificar los terrenos; con ello se evitaba que el coste
del suelo repercutiera sobre las viviendas. Al ser especialista en
urbanismo y representante de nuestro país en Naciones Unidas, no le
paraban las obras; entre otros motivos porque las acometían de mil
en mil. Con ello llegó a crear los bloques más baratos y de mejor
calidad que hasta entonces se hicieron; en lugares como Parque de
Lisboa, Parque de Estoril, parque Príncipes de España (en Alcorcón)
y largo etc.. Logrando crear viviendas casi de lujo y que se vendían
como sociales, a bajísimos precios.
Abajo;
junto a mis padres en su casa, hacia 1972. Como he narrado varias
veces, durante estos años mi padre era liberal y de izquierdas; por
lo que le cerraron el estudio y tuvo que emigrar a Argentina (donde
trabajo dos años para Naciones unidas). Pero tras morir Franco y
ver algunos cosas muy feas, de pronto se nos hizo de
Derechas... . Nosotros no dábamos crédito a lo que sucedía con mi
progenitor, que estaba todo el
día poniendo verde a Fanco y de pronto, en 1977, se pasó a la
Derecha... . Precisamente, cuando todos los franquistas
daban “el chaquetazo” y se convertían en demócratas, pasando a
hablar mal de quien antes tanto adulaban. La
cosa era incomprensible y le valió quedarse más solo que la una
(profesionalmente hablando); tanto, que en la Politécnica la ponían
las clases a las 7 de le mañana. Pero allí llegaba yo, que con mi
mano pequeña, metía el bolígrafo entre las rejas de los partes y
donde ponía “Mario Gómez-Morán clase de Vivienda Social: 7
horas”, le añadía un “1” para dejar el horario a las “17
horas”. El siguiente problema es que a las cinco de la tarde no
había aulas, por lo que terminó dando las clases en el bar; todo lo
que tenía unas terribles consecuencias, pues él y sus alumnos
alargaban las lecciones varias horas, en las que pillaban una
cogorzas monumentales. Eso sí hablando todos de vivienda social... .
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado:
mi padre el día de su presentación del libro Sociedad son Vivienda,
en el hotel Luz Palacio. Al fondo, mi tío Jose Ma. junto a Jose
María Díaz Mozaz (pipa en boca), un cura bueno de los de entonces.
.
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Abajo: mi padre celebrando en su casa las navidades de 1971, junto a sus empleados de estudio y sus familiares. Entre los fotografiados está en su centro Jesús Fernández Gimeno (marcado con una flecha); quien me hizo llegar esta divertida foto. Jesús era integrante de los Grimm, un grupo de música que tuvo gran éxito en los años sesenta y cuyo vocalista fue Pablo Abraira. Fue él uno de los que me aficionó a la música, pues cada vez que rompía mi hucha, iba con el dinero al estudio de mi padre y él me sacaba con toda la paciencia a ver las tiendas de música. En ellas y bajo los consejos de Jesús Fernández, compraba instrumentos, que me iban educando musicalmente: Flautas traveseras, armónicas, arpas de boca y requintos; fueron los objetos que me llevaba a adquirir este amigo (al que desde aquí le envío un enorme abrazo, con el mejor de los recuerdos).
.
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Abajo: mi padre celebrando en su casa las navidades de 1971, junto a sus empleados de estudio y sus familiares. Entre los fotografiados está en su centro Jesús Fernández Gimeno (marcado con una flecha); quien me hizo llegar esta divertida foto. Jesús era integrante de los Grimm, un grupo de música que tuvo gran éxito en los años sesenta y cuyo vocalista fue Pablo Abraira. Fue él uno de los que me aficionó a la música, pues cada vez que rompía mi hucha, iba con el dinero al estudio de mi padre y él me sacaba con toda la paciencia a ver las tiendas de música. En ellas y bajo los consejos de Jesús Fernández, compraba instrumentos, que me iban educando musicalmente: Flautas traveseras, armónicas, arpas de boca y requintos; fueron los objetos que me llevaba a adquirir este amigo (al que desde aquí le envío un enorme abrazo, con el mejor de los recuerdos).
AL
LADO: Divertida
foto de mi madre, en la playa en 1971, con la crema solar en la cara.
Esta malvada imagen fue tomada por mi primo Vicente, mientras ella no
se daba cuenta. Pero la intención era titularla “La peste”,
porque aquel verano se puso de moda leer este libro de Albert Camus
(que le encantó a mi madre). Hoy
podremos volver a revisar la obra de Camus, donde ya el bueno ante la
muerte no es el cura -como sucedía en Unamuno-, sino el médico.
Curiosamente, La Peste de Camus, puede leerse en estos días con
asombro, ante lo que vivimos con el covid 19. Observando que las
pautas de comportamiento que define el genial escritor, se ajustan
perfectamente a lo que ha ido sucediendo en nuestros días. Además,
llama la atención el hecho antes destacado; por el cual el
protagonista y el que mejor actúa ante la muerte ya no es un
sacerdote, sino un médico (del mismo modo que ha sucedido en
nuestros días).
.
ABAJO:
Fotografía un poco más reciente; de 1991. Es del día de mi boda y
en imagen aparece mi mujer -Chiho Onózuka-, junto a mi sobrina
Marina Gómez-Morán Quintana (nieta mayor de mi tío Jose Maria, al
que vimos en imágenes anteriores). Esta niña, que aquí aparece con
unos diez años; es hoy médico del Summa Madrid y tras salvar a
centenares de pacientes del coronavirus, cayó hace unas semanas
contagiada. Lo ha pasado
francamente mal, pues los casos entre sanitarios suelen ser
multi-contagios; por cuanto a “carga viral” puede ser
verdaderamente peligrosa. Desde aquí mi mayor admiración hacia
Marina y hacia todos los médicos, enfermeras/os y trabajadores de
hospital, que han luchado como verdaderos héroes ante la plaga que
nos asola. Cuando pienso que esta mujer ha tenido que pasar por
cuanto ha vivido, me sublevo; pues sus sensaciones y vivencias son
solo comparables con quien ha sido médico de campaña en primera
linea de una guerra. Teniendo que enfrentarse con la enfermedad y el
fallecimiento continuo de pacientes, pero también con la muerte
propia; pues el coronavirus ha matado a setenta y cinco sanitarios
que nos ayudaban. Para quien no haya leído las palabras de Marina
Gómez-Morán Quintana, al comienzo del capítulo; vuelvo a recoger
su enlace, para que lo consulten:
.
Después
de todo lo expuesto, deberíamos quizás reflexionar por qué Albert
Camus hace protagonista de su obra existencialista a un médico... .
Asimismo, creo que hemos de pensar también por qué los sacerdotes
judíos (rabinos) eran médicos; a mi juicio, siguiendo una tradición
aprendida en Egipto. De todo ello, mi conclusión es que la Sociedad
debería estar liderada -y hasta gobernada- por especialistas en
medicina, quienes se enfrentan y conocen lo que es la muerte; dejando
a un lado a los cuentistas que solo conocen el arte de liar o
enredar.
B-2)
Los años de la alegría:
Corría
la década de los setenta y todos en España hablaban del futuro,
como si se tratase del camino hacia el cielo. El pasado había sido
triste y quejumbroso, exigiendo a los habitantes de nuestro país
enormes sacrificios. Pero de pronto, sobrevinieron los sesenta, con
la eclosión del turismo y hasta de la minifalda. Momento en que
España, por fin se incorporó de algún modo a Europa; importando
hasta los lugares más recónditos de nuestras tierras, gentes
venidas de todo el Mundo. Tras aquella década, la nación se
convirtió en una potencia económica. Tanto era así, que en los
años setenta, la gran mayoría de los españoles tenían
pluriempleo; pudieron adquirir un coche, comenzaron a comprar una
segunda vivienda y hasta buscaron una segunda mujer... . El optimismo
que se vivía era inimaginable, con un enriquecimiento tal; que todos
se asombraban viendo cómo se transformaba nuestro país: Cambiando
desde una productividad cuasi neolítica, a la vida moderna.
Observando con admiración el modo en que muchos se hacían ricos.
Llegando a millonarios hasta los propietarios de un seco melonar
junto a la playa, que vendían sus terrenos para construir un
complejo turístico. Aunque había quien levantaba con sus medios el
hotel en ese melonar junto al mar; tras regresar como emigrantes de
Alemania, o bien después de enviar a sus hijos al extranjero (a
estudiar y trabajar).
.
Fue
todo una alegría y el concepto de la economía era como el del
tiempo: Fugitivamente imparable. Nadie llegaba a pensar que a un
licenciado le podría faltar trabajo; menos aún, que un doctorado
tuviera que “buscarse la vida”, del modo más triste y tal como
hoy sucede... . Porque sobraban los puestos laborales y la riqueza
general no solo crecía, sino ascendía de un modo inmensurable.
Debido a ello, todo buen padre intentaba que sus hijos tuvieran
carrera; sabiendo que con ella, el futuro de su familia estaba
asegurado (como si una licenciatura supusiera unas oposiciones). Una
gran clase media que había nacido en España y con ella, el progreso
de nuestra nación estaba asegurado. Pues los pueblos y las
civilizaciones que han permanecido, estuvieron conformadas por una
enorme clase media. Con una buena formación y educación, sin
analfabetismo y con valores sociales; tal como sucedió en Egipto, en
Grecia o en Roma, donde la mayor parte de la población fue clase
media.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado: mi familia en la
India en 1976. Foto tomada durante el viaje que hicimos ese verano,
para celebrar las bodas de plata de mis padres. En la imagen, frente
al Taj Mahal, aparezco con mis padres, dos hermanas y mi hermano (con unos quince años, a nuestra izquierda y de pie).
Abajo: junto a mi padre, en Nara (Japón) en el mismo viaje. Los años setenta supusieron otra imagen del Mundo. Por primera vez la gente viajaba en avión, como si se tratase de un autobús y el Planeta se vio unido en pocos años. Trasladándose personas desde todos los puntos de la Tierra, hasta cualquier lugar.
Abajo: junto a mi padre, en Nara (Japón) en el mismo viaje. Los años setenta supusieron otra imagen del Mundo. Por primera vez la gente viajaba en avión, como si se tratase de un autobús y el Planeta se vio unido en pocos años. Trasladándose personas desde todos los puntos de la Tierra, hasta cualquier lugar.
BAJO
ESTAS LINEAS: En
Japón (templo de los ciervos en Nara) durante aquel viaje para
celebrar las bodas de plata de mis padres. Mi madre siempre me
inculcó un gran amor hacia Japón, por ser una cultura que ella
admiraba. También a mi progenitor le encantaba la estética
japonesa, ya que su arquitecto favorito era Frank Llloyd Wrigh;
adalid de los modelos japoneses. Como
ya he narrado en varias ocasiones, mi madre me dijo desde niño que
yo había nacido gracias a un médico japonés. Nunca supe lo que
significaba aquella frase, hasta que ella en Kioto y durante este
viaje, me dijo que el nombre de aquel doctor nippón era Ogino -para
quienes no lo sepan; los doctores Ogino y Knauss inventaron un
sistema anticonceptivo, basado en tomarse la temperatura y que
fallaba más que “la pistola del malo”-.
B-3)
Tiempo de sueños:
La
década de los setenta concluyó con una Constitución democrática y
un nuevo Sistema, en cierto modo comparable con el de La Restauración
alfonsina. Era la primera vez que en España llegaba la democracia
verdadera, pues durante las Repúblicas y en la referida
Restauración, se habían aplicado otros métodos, que podemos
denominar: Caciquismo o pucherismo. Basado en la compra de votos,
la falsificación de datos, o simplemente en añadir a las urnas
pucheros llenos de papeletas falsas (preparadas de antemano). Así
pues, la democracia llegó a España solo en esa época, pudiendo
votar nuestros compatriotas desde 1978 de forma libre y sin trampas.
El milagro fue posible porque todos decidieron perdonarse (los de
un lado y los del otro), olvidando el triste pasado, sin mirar atrás;
no consintiendo el odio, ni menos el regreso a la confrontación
entre españoles. Por entonces, los más monárquicos presumían
de ser amigos de los comunistas y los comunistas daban la mano
sonrientes a cualquier político de Derechas; sabiendo que en ello
nos iba la vida y la salud nacional.
.
Pese
a ello y como nada es perfecto, el problema de esa tardía llegada de
la democracia, fue que la imagen, primó al elegir quién debía
protagonizar aquella Transición -los medios de comunicación y en
especial, la televisión-. Este hecho (a mi juicio) influyó en que
el rey Juan Carlos se decantase por quien mejor imagen tenía y no
escogió a los más capacitados. Pues los que eran evidentemente
superdotados y con unos magníficos curriculums, carecían de tiempo
y no se preocupaban en cuidar su parecido -siendo por entonces, algo
inusual entre hombres-. Así fueron desestimadas las dos grandes
cabezas que tenía España, para haber llevado a cabo La Transición:
Manuel Fraga Iribarne y Gonzalo Fernández de la Mora. Escogiendo a
un hombre cuya carrera era tan poco destacada, como unida al Régimen
de Franco: Adolfo Suárez. Atendiendo principalmente a su buena
imagen, a su simpatía y carácter divertido; muy distinto a Manuel
Fraga (que le cantó las cuarenta hasta a Franco) o que Fernández de
la Mora (al que nadie le engañaba y era capaz de poner a cualquiera
en su sitio, con su enorme formación). Este error en la elección
del que debía protagonizar la Transición fue
tan grave, que la Constitución de 1978 dice que “se
fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria
común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza
el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la
integran y la solidaridad entre todas ellas”.
Como podemos ver, la ley contiene un “error”; pues el término
nacionalidades por entonces no existía. Bastando ver los
diccionarios de su época, editados por la RAE (1970), Julio Casares
o María Moliner; comprobando que “nacionalidades” en 1978 era el
plural de “nacionalidad”, cuyo significado es “ser súbdito de
una nación” (ciudadano de un país).
.
La
democracia era el sueño de Occidente, que por fin se había cumplido
en España; aunque nadie conocía el problema que tanto progreso y
tal riqueza podría llegar a generar. El primero, comenzó con la
aparición de “los listillos”, para quienes ya todo valía y lo
importante consistía en montárselo. Una época donde el que tenía
éxito, era que había llegado a su cumbre; algo que jamás sucedió
en nuestro país que tanto ha admirado al Quijote. Al conocer
nuestra sabiduría popular, que todos los grandes idealistas pueden
ser tratados como locos, perseguidos y hasta encerrados en la cárcel
-del modo en que hicieron con el propio Cervantes-. Por su parte,
se dio un exceso de tolerancia, permitiendo a los hijos hacer lo que
quisieran y llegar a las horas que deseasen; lo que tuvo un terrible
resultado entre los más jóvenes de entonces. Quienes comenzaron a
vivir una cultura de la noche, nacida de las discotecas y en el
peor alterne; introduciéndose en el consumo de drogas, como si
eso fuera adquirir libertad (en vez de hacerse esclavo de
sustancias que destruyen). Nació por primera vez una juventud sin
trabas y los padres creyeron que consentir todo era quererles;
por lo que fue normal encontrar chicos que solo se dedicaban
divertirse. Promoviéndose una Sociedad centrada en el hedonismo;
sin que nadie supiera que aquel comportamiento podía provocar una
paulatina decadencia (llevando incluso a la degeneración; y sobre
todo a la enorme lacra de las drogas).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos caricaturas mías con los políticos que -a mi juicio-
debieron dirigir la Transición (en vez de Adolfo Suárez). Al
lado, Gonzalo Fernández de la Mora; una de las mentes más
claras y mejor formadas de la España de entonces. Diplomático
de carrera, ensayista y especialista en filosofía política; fue
ministro con Franco, dirigiendo el periodo que se llamó la
tecnocracia. Asesor del Consejo de Don Juan, se retiró de la
política en 1983 y en 1986 publicó una interesantísima obra
intitulada “Los errores del cambio”, donde explica los problemas
que la Transición iba suponer, tras los fallos cometidos por quienes
la pilotaron con mal rumbo. Abajo;
Manuel Fraga Iribarne, en un dibujito mío. De él dijo Felipe
González, que en su cabeza entraban todas las leyes y el sistema del
Estado español; lo que era imposible meter en la de Suárez.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos páginas de mi trabajo “Las leyes de Tarschisch”
que presenté como “paper” cuando estaba en tercero de Derecho,
tras regresar de la mili (en 1984). Mi
intención era preparar una tesis sobre el tema que aquí
desarrollaba, pretendiendo de ingresar en el seminario de Historia
del Derecho -para ser profesor de esta asignatura-. Con este fin,
escribí este trabajo de unas 175 páginas, como presentación de lo
que sería esa tesis. Tras realizar varios ejemplares a fotocopia,
encuadernada, entregué el “paper” en numerosos organismos. No me
dijeron que siguiera por el camino iniciado, por lo que tuve grandes
dudas de continuar con el trabajo. Pero increíblemente,
me lo encontré copiado, publicado y firmado por otra persona (por
llamarle así al jeta que me calcó el trabajo).
No se podía hacer nada, pues no di de alta en Derechos de Autor el
“paper”. La editorial que convirtió mi trabajo en libro, era una
de las más famosas, dedicada a Historia y Arqueología; y años
después pude conocer a su presidente. Le dije lo que me había
sucedido y el director de la editorial me dijo que eso no era culpa
suya; pues desconocía que el texto fuera copiado. Lo entendí, pero
lo que no pude comprender es que meses más tarde de aquello, su
empresa volviera a sacar una nueva edición del mismo libro, que
llevaba años ya publicado (del que su director sabía que fue
copiado...). Unos listillos; pero a día de hoy la ciencia ha
avanzado tanto que podremos comprobar por análisis en laboratorio de
tinta y papel, que mi trabajo es dos años anterior a ese libro que
lo plagió. En imagen, las dos hojas del prólogo en “Las leyes de
Tarschisch” (1984).
B-3)
Los ochenta, o la década de los listillos:
La
década de los ochenta, fue la de los listillos; porque imperaban
solo dos criterios: “Montárselo” y “dar el pelotazo”. Unos y
otros se lo montaban a por doquier, mientras los más audaces daban
pelotazos a tutiplén. Tanto fue así, que antes de que llegasen los
noventa, se sentaban en el banquillo: Banqueros de todo pelaje,
empresarios de primera linea, políticos y todo tipo de famosos o poderosos.
Se había llegado ya a la cumbre de los pelotazos y los rebotes
comenzaban a dar en aquellos que habían lanzado el balón a tejado
ajeno; provocando el hundimiento de bancos, empresas y todo lo que se
moviera. Junto a ellos, numerosos políticos pasaron por la
cárcel; dejando en descrédito al sistema y a gran parte de la
Nación (que comenzó a tener las primeras dudas acerca del sistema).
.
En
lo que se refiera al arte, no solo fue la década de los listillos,
sino que además fue la época de “la cultura basura”. Pues por
entonces se dio y apoyó “La Movida”, un movimiento que muchos
consideran genial, pero que no ha dejado más de cuatro cancioncitas
(ratoneras) y tres películas (invisibles). Me refiero a films
como “Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón” o a “Laberinto
de Pasiones”; esta última, una apología de las drogas, rodada
precisamente en un momento en que miles de chicos se enganchaban y
morían por su consumo. Pese a ello, oiremos que aquello fue el
momento de mayor creación de España; de un país que venía del
oscurantismo cultural. Tal como afirman los admiradores de “La
Movida”; a quienes me gustaría preguntar si conocen quiénes
eran: Andrés Segovia, Narciso Yepes, Segundo Pastor o Ernesto
Bitteti (en la guitarra); Joaquín Rodrigo, Moreno Torroba o Antón
García Abril (en la composición); Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar
o Víctor Monge (en la guitarra flamenca); Nicanor Zabalera y Ma.
Rosa Calvo Manzano (en el arpa); J. Achucarro, Alicia de la Rocha o
M. Baciero (en el teclado). No digamos ya lo que había de
cantautores y de cantantes folk, de la talla de Serrat, Cecilia,
Labordeta, Jarcha, Joaquín Díaz; junto largo etcétera de
músicos. Artistas que ni conocen, ni reconocen estos fans o
creadores de La Movida; que se atreven a afirmar que España vivía
en el vacío cultural durante los años setenta y hasta que ellos
aparecieron.
.
Pero
los listillos se hicieron -o adhirieron- al poder por entonces y aquello fue el
cáos. No solo por la defensa de las drogas que La Movida promovió y
que cayó sobre la juventud como ácido sulfúrico. Sino, por los
valores que desde entonces se inculcaron, haciendo ver que si alguien
tenía éxito y ganaba premios; era un gran artista y una persona de
admirar. Centrando todo el mundo del arte en el espectáculo y la
escena; sin recordar que quienes más éxito tuvieron antaño en el
escenario, eran las vedettes. Y lo peor de La Movida fue la
introducción de la mentalidad americana en nuestro mundo cultural;
pues Estados Unidos considera el arte como industria o mercancía. De
tal manera, quien más vende, es el mejor. Algo que trasladado al
terreno del intelecto es aberrante. Bastando traducirlo a la
gastronomía, para deducir que con esos valores, el mejor alimento
son las patatas fritas o los cuches; y la bebida más recomendable,
los refrescos embotellados. Con este pequeño ejemplo entenderemos
lo que fue La Movida y el daño que ha hecho en la mentalidad de los
jóvenes, que siguen creyendo que “hacer eso” es arte. Algo semejante a
los refrescos con gas y los aperitivos de bolsa; que jamás
recomendarán los gastrónomos, ni menos los médicos. Pues no solo
son malos, sino sobre todo insanos. De ello, yo los defino como
“cultura basura”, igual que la “comida basura”. Pero: ¿Que
hicieron las “élites” de España y la monarquía, cuando esta
americanada invadió nuestro espectro cultural?. Nada; nada de nada,
por apoyar el mundo intelectual hispano. Quizás porque en nuestro
país, desde los ochenta ya no hay élites... .
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, entrada al Centro
Comercial Powerdio, decorado por mí para las navidades (mi mujer,
junto a un muñeco hecho por nosotros con macetas). Como ya he
contado en diversos capítulos, tras casarme me trasladé con mi
guitarra a Japón, para intentar salir adelante (dando conciertos con
Paco de Antequera); pero vimos que aquel mundo no tenía solución.
Eran los años noventa y a la juventud de entonces, le daba igual la
guitarra clásica o flamenca. Un concierto para los chicos de esos
años era un espectáculo de luz y sonido, aunque todo él fuera
falso, pregrabado o interpretado de manera horrible.
Así, tuvimos que replantearnos la vida y fui contratado por Sunwa,
donde trabajé haciendo de todo (entre otras cosas, decorando sus
establecimientos)
Abajo; entrevista en televisión japonesa (Gunma TV) en el año 1998, donde presentaba mis obras. Junto a mi mujer, en el programa directo de la mañana. En este plató, interpreté algunas de mis piezas mías a guitarra y pese a que el programa tenía millones de espectadores, no hubo quien se interesase. Era el final de los años noventa y pese que todos tenían los mejores equipos de reproducción (CD y etc) casi nadie ya escuchaba música, solo el chunda-chunda que promocionaban las multinacionales. Para los interesados en mis piezas de guitarra les facilito algunos links.
Abajo; entrevista en televisión japonesa (Gunma TV) en el año 1998, donde presentaba mis obras. Junto a mi mujer, en el programa directo de la mañana. En este plató, interpreté algunas de mis piezas mías a guitarra y pese a que el programa tenía millones de espectadores, no hubo quien se interesase. Era el final de los años noventa y pese que todos tenían los mejores equipos de reproducción (CD y etc) casi nadie ya escuchaba música, solo el chunda-chunda que promocionaban las multinacionales. Para los interesados en mis piezas de guitarra les facilito algunos links.
LA
MUERTE DE ATLANTE The end of Atlantis (1982)
Hesperis
I (Aegle) TRISTEZA (1985)
Hesperis
II Arethousa (Melancolía) (1985)
Hesperis
III (Erythia-NOSTALGIA) (1985)
PLÉYADES
(1982)
Luz
de Maebashi (2010)
Amanecer
en Maebashi (2009)
Atardecer
en Maebashi (2010)
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Después de intentar tener éxito con la guitarra en Japón
(sin lograrlo) montamos una sociedad cultural para promocionar la
“España desconocida”. Finalmente, hacia el año 2000 logramos la
atención de varias emisoras (equivalentes al canal viajar) con las
que hicimos y dirigimos numerosos programas de TV. Fue esta una de
las épocas más divertidas, que recuerdo en mi vida, rodando por los
pueblos y campos de España. Al lado:
rodando en Pedraza, Segovia. Recuerdo
que entramos en este pueblo sin pensar que nos iban a decir nada y
cuando nos pusimos a extender cámaras y sonido aparecieron del
ayuntamiento, advirtiendo que no podíamos filmar sin su
autorización. Era un día de diario; una mañada del mes de mayo,
apenas había alguien en la calle y no entendíamos por qué no nos
dejaban grabar. Tras varias discusiones con el alcalde, este nos
dijo que allí había rodado Orson Welles y Bo Dereck; y a todos se
es había solicitado un permiso. Después de aquello, entendimos que
el señor alcalde tenía toda la razón... Por suerte, nos dieron
permiso para grabar la villa... .
Abajo; en Peñafiel,
rodando desde los altos del castillo. En
este caso fue un concejal del ayuntamiento el que nos dijo que
teníamos que pedirle permiso para sacar a su pueblo en la televisión
japonesa. Al ver aquello, los japoneses exclamaban:
-
¡Spain is different! -
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado:
rodando en Arcos de la Frontera, para la televisión japonesa.
La risa de mi mujer y del director de cine en la footo, procede de un
chaval que estaba empeñado en que se le grabase jugando al fútbol.
La lata que daba el chavalín era enorme y nos seguía con su balón,
a todos los sitios que íbamos. Al final, el cámara simuló que le
tomaba una imágenes y por fin nos dejó en paz; luego, el pobre se
marchó para su casa dando gritos de que le iban a sacar en la TV del
Japón. Abajo: en
Burgos, filmando para la televisión japonesa. Mi mujer, junto al
subdirector del programa y el cámara (Diego, un magnífico
profesional). En Burgos no nos
sucedió nada extraño por las calles, mientras grabábamos. Aunque
recuerdo que nos dio un ataque de risa, porque el guión del programa
mandaba que yo debía comer un trozo de chocolate burgalés y decir
en primer plano, a cámara y en japonés: -¡Está riquísimo.
Ummm...!-. Aquella frase tan imbécil se me torció y tuvimos que
repetirla quince veces, porque antes de que llegase al “Ummm...”
ya estábamos todos riendo como idiotas (hasta el cámara).
.
.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Rodando en Burgos; al lado en Las Huelgas Reales y abajo, en Lerma.
.
.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Rodando en Burgos; al lado en Las Huelgas Reales y abajo, en Lerma.
.
B-4)
El despertar; del sueño a la pesadilla:
Imaginen
por un momento que durante su infancia, llegan ustedes a su colegio y
de pronto, un día, todos los valores se dan la vuelta. Porque desde
esa fecha, los profesores empiezan a premiar a los niños que se
portan mal y a castigar a quienes tienen buena conducta (a los que no
fuman, son buenos y educados). Dando notas magníficas a los que no
estudian y dicen barbaridades, mientras suspenden a los alumnos
aplicados, que se saben las lecciones perfectamente. Bueno... . Pues
este supuesto que les parece tan absurdo, es lo que sucedió en los
años ochenta, en la música y el arte. Un momento en el que se
premió el gamberrismo, al que peor cantaba, al que tenía un gusto
nefasto, a quienes promovían las drogas y al que escandalizaba más.
Esto fueron los años ochenta para la música y gran parte de las
artes, dejando lisiado al mundo intelectual; que desde entonces no
levanta cabeza -pues nadie cree en él-. Considerando las
generaciones postreras, que el chunda-chunda es música y que todo lo
que sea serio y clásico, es algo inútil o absurdo. Llegando a
pensar la juventud de hoy que la música solo sirve para bailar a
ritmo del chun-chun con altos decibelios y “poniéndose hasta
arriba” (como las tribus más primitivas). Pero esto fue lo que se
fomentó desde los años ochenta; bastando para comprobarlo, recordar
la frase de aquel famoso alcalde de Madrid, que presentó las fiestas
de San Isidro 1984, diciendo:
-“Rockeros,
el que no esté `colocao´, que se coloque, y al `loro´”-
-
Cuya traducción es: “Rockeros, el que no esté drogado, que se
drogue y disfrute de la música” -.
.
Sabido
es que cuanto sucede en el arte son hechos, que antes o después
terminarán pasando en toda la Sociedad; aunque el mundo de la
música, la pintura o la literatura tiende a adelantarse unas
décadas. De ello, el declive que sufrieron las artes en los años
ochenta, poco a poco ha ido invadiendo la Sociedad entera.
Fundamentalmente centrándose en quienes más valen, a quienes más
se explota y menos se paga. Me estoy refiriendo a los profesionales
bien formado y honrados, que hoy en día cobran sueldos de miseria,
después de años estudiando y preparándose. Mientras la
Sociedad es capaz de pagar lo que sea a un sujeto que se mete en
política (sin tener otra profesión) o a un iletrado que se sube a
un escenario, para hacer bobadas. No digamos ya lo que se paga a un
idiota especializado en lobotomizar a tele-espectadores, realizando
programas del corazón y de cotilleo; donde solo se habla de
imbecilidades. Siendo el colmo, lo último inventado, que es el
famoso por “famosidad”; cuyos curriculums son ser “hijo-de” o
“acostarse-con”. Todo lo que conforma una Sociedad que camina
hacia la tontuna nacional, pagando barbaridades a quienes nada
merecen y muy poco a quien lo merece; por cuanto no hay justicia
social.
.
Pues
a día de hoy, nuestra España, deja en la cuneta a profesionales que
han dedicando años en estudiar y en prepararse. Profesionales del
arte, pero también de la arquitectura, de la ingeniería, de la
economía, del Derecho, de la Historia, del periodismo, de los
idiomas y largo etcétera de trabajos. Siendo ya un escándalo lo que
han hecho con los médicos. Quienes tras diez años de estudio,
comienzan ganando un sueldo base de menos de mil euros; teniendo que
estar otros cinco preparándose, sin tener más prebendas. Y mientras
se explota a los médicos en pro de la sanidad pública, nuestra
Sociedad gasta el dinero en todo tipo de bobadas, sin pagar bien sus
funcionarios de élite. Quienes con una preparación inmejorable,
ganan sueldos miserables. Este es “el nuevo colegio” al que
asistimos, en nuestro país: Donde se premia al peor y se suspende a
los mejores; donde se castiga al bueno y se aplaude al malvado... .
¡Señores, esto sí que es “una movida”!.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
De nuevo, fotos de nuestras grabaciones para la televisión
japonesa. Al lado, cenando en Arcos de
la Frontera, en primer plano mi mujer; detrás yo, agotado (pues lo
de filmar empieza a las siete y termina a las doce).
Abajo; rodando en Ronda, Málaga. En este pueblo me sucedió una de las cosas más extrañas que nunca he pasado; cuando estaba hablando en japonés con un grupo de cuatro amigos, enseñándoles el exterior de la Plaza de Toros. En ese momento se me acercó un personaje que me dijo:
Abajo; rodando en Ronda, Málaga. En este pueblo me sucedió una de las cosas más extrañas que nunca he pasado; cuando estaba hablando en japonés con un grupo de cuatro amigos, enseñándoles el exterior de la Plaza de Toros. En ese momento se me acercó un personaje que me dijo:
-
“Ud. no puede hablar en japonés por la calle y mucho menos
señalando a la Plaza de Toros” -.
Yo
no daba crédito a lo que oía; así que seguí charlando con mis
amigos nippones, sin hacer caso alguno al ínclito que me rodeaba.
Pero tuve que parar cuando aquel tipo me dijo:
-
“O deja Ud. de hablar en japonés o llamo a los municipales” -.
Entonces,
sin entender nada de lo que pasaba, tuve que explicar a los que
enseñaba Ronda que había un problema y necesitaba discutir con
aquel hombre. Así fue como esta persona me dijo que para ir de
visita a Ronda, había que contratar a los guías oficiales y que yo
no podía explicar a mis amigos nada. Ante lo que yo repliqué:
-
“Pero si es mi mujer y cuatro amigos...” -
A
lo que ese enterado respondió:
-
“Muy bien. Pues si Ud. quiere hablar en japonés lo hace “pa
dentro”. Es decir, se va a la habitación de un hotel o a un
restaurante y lo habla. Pero aquí, en la calle, solo se permite
explicar Ronda en japonés a los guías oficiales...” -
Entendido
aquello, nos fuimos de Ronda; los japoneses estaban partidos de risa
y durante todo el viaje hablaban de esta anécdota que les pareció
increíble.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, rodando en
Tordesillas, antes de que restaurasen el edificio de Las Claras. Este
maravilloso convento fue patrocinado por Pedro I, que pudo refugiarse
en Tordesillas en varios asedios. Allí vivió su hija mayor, que fue
casi aclamada reina, cuando Enrique de Trastamara mató a Don Pedro.
Finalmente, parece que la hija del rey legítimo murió envenenada y
así los Trastámara lograron el trono de Castilla
Abajo; con la televisión japonesa, en Mota del Marqués.
Pueblo donde tenemos una casa. En primer plano, mi mujer; detrás
Rebeca, una motana que hoy en día también se ha convertido en
heroína (ya que es sanitaria en el Hospital de León).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, grabando para la TV
japonesa en Toro, Zamora; frente a la maravillosa colegiata.
.
.
Abajo; hablando de toros; filmando en Ledesma, Salamanca, rodando un reportaje sobre el torero Domingo López-Chaves. Gracias a Gonzaga Blanco-Cobaleda logramos que este maestro nos recibiera en su casa, para grabar enteramente una lidia. Este día lo pasé francamente mal; pues el programa consistía en rodar todo un día, en el que toreaba Domingo y temía que por molestarle, pudiera “sucederle algo”. Llegamos de mañana y nos esperaba en su finca salmantina, con dos sacerdotes que le habían confesado... . Tras ello, nos llevó a la plaza de tientas, donde tomamos sucesivas imágenes, en las que el torero ensayaba (es lo que vemos en fotografías). Más tarde, como él no podía comer -pues los matadores cuando lidian deben tener el estómago vacío, por si tienen que operarles-; fuimos nosotros a degustar un divertido menú a Ledesma. Finalmente llegamos a la plaza de Salamanca y se grabó desde el paseíllo y patio de caballos, pretendiendo tomar toda su faena. Aunque la TV salmantina no dejó rodar imágenes dentro de la plaza, pues eran ellos los dueños de la propiedad y derechos. Sea como fuere, se compraron las imágenes que faltaban a la TV Salamanca y quedó un programa precioso. Pues ese día Domingo López-Chaves fue el triunfador de la tarde.
.
.
Abajo; hablando de toros; filmando en Ledesma, Salamanca, rodando un reportaje sobre el torero Domingo López-Chaves. Gracias a Gonzaga Blanco-Cobaleda logramos que este maestro nos recibiera en su casa, para grabar enteramente una lidia. Este día lo pasé francamente mal; pues el programa consistía en rodar todo un día, en el que toreaba Domingo y temía que por molestarle, pudiera “sucederle algo”. Llegamos de mañana y nos esperaba en su finca salmantina, con dos sacerdotes que le habían confesado... . Tras ello, nos llevó a la plaza de tientas, donde tomamos sucesivas imágenes, en las que el torero ensayaba (es lo que vemos en fotografías). Más tarde, como él no podía comer -pues los matadores cuando lidian deben tener el estómago vacío, por si tienen que operarles-; fuimos nosotros a degustar un divertido menú a Ledesma. Finalmente llegamos a la plaza de Salamanca y se grabó desde el paseíllo y patio de caballos, pretendiendo tomar toda su faena. Aunque la TV salmantina no dejó rodar imágenes dentro de la plaza, pues eran ellos los dueños de la propiedad y derechos. Sea como fuere, se compraron las imágenes que faltaban a la TV Salamanca y quedó un programa precioso. Pues ese día Domingo López-Chaves fue el triunfador de la tarde.
Abajo;
otra foto del mismo día; rodando con Domingo López-Chaves.
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CITAS:
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RESUMEN
CON ALGUNAS DE SUS FRASES:
SIC:
Considerándole
el “abuelo” más directo del Marxismo, del ateísmo filosófico,
de supremacismo germano y hasta del Nacional Socialismo.
Concretamente, en el caso de los autoritarismos de Izquierda; debido
a que personajes con la importancia de Marx, Engels o Feuerbach, se
inspiraron principalmente en este filósofo. Y en el de la extrema
Derecha, por considerar el manantial espiritual del que bebieron las
principales teorías nazis, a Nietzsche (también seguidor de Hegel)
(...)
su
enorme fama. Dejando tantas lagunas y contrariedades sobre su figura
e ideas, que poco después de fallecer, ya sus seguidores se separan
en dos grupos enfrentados: Los izquierdistas (como Marx y Feuerbach),
que ven en él un revolucionario cuya dialéctica es puro combate
entre el bien y el mal, el yo y el anti-yo, la justicia contra la
injusticia, los pobres y los ricos, etc. Frente a los de derechas,
que propugnaban un Hegel conservador y cristiano, cuya idea principal
era que las civilizaciones más importantes de la Historia, siempre
culminaron y de desarrollaron en Europa (pese a que algunas nacían
en Oriente); siendo la Sociedad germana la cúspide de toda cultura
habida jamás en el Planeta. Así pues, la más importante nación de
la Historia era Alemania; como nacida del Sacro Imperio Romano
Germánico y heredera más directa del mundo clásico.
(...)
Pese
a todo, hemos de recordar que en tiempos de Hegel, Alemania no
existía como nación; limitándose a un “conglomerado” de
principados, que en su tiempo eran gobernados bajo “El Emperador”
electo. Por cuanto el valor del nacionalismo hegeliano era una
reivindicación romántica, bajo el anhelo de unidad; y no tanto el
clamor de un país existente. Es decir, fue un idealismo patriótico
y no la expresión de un verdadero patriotismo.
El
párrafo anterior nos muestra que este filósofo se movía en el
terreno de lo soñado y no tanto de la realidad. De tal modo, que -en
mi opinión- gran parte de lo que escribe no es una verdadera
filosofía, sino un pensamiento propio y fantaseado (ideas -que a mi
juicio- tendrían una gran relación con el “destino inevitable”
descrito por Schopenhauer). Debido a ello, considero que Hegel
redactaba sus obras como lo hace un literato de novela imaginada.
Refiriéndome principalmente al de libros fantásticos, que no puede
dejar de escribir; porque en aquellas creaciones suyas se teje un
mundo interior, soñando, pero sin el cual no puede vivir.
(....)
Lo
narrado en párrafos anteriores, no solo muestra la autoestima que
Hegel se profesaba a sí mismo. Sino además, la cara dura que debía
tener, para llegar a escribir una tesis -de solo veinticinco páginas-
intentando desmontar las teorías de Newton. Pues sin tener una
destacada preparación sobre física, matemática y menos de
astronomía; logra doctorarse con un falso opúsculo que
“demostraba”como las teorías del gran sabio inglés no eran
correctas. (....) deciden doctorar a un alumno, por el simple hecho
de llevar la contraria al gran genio de la mecánica celeste; al
afirmar que las más importantes investigaciones astronómicas
procedían Alemania -mencionando en particular a Kepler-. Así pues,
ya vemos aquí las constantes de un Hegel más astuto que inteligente
y más listo que reflexivo. Quien sabía perfectamente que recibiría
el doctorado, presentando una tesis en pro de los científicos
alemanes y en contra de los ingleses.
(...)
un
“pícaro” germano, al que más bien debemos de catalogar como un
“sofista romántico”; quien gracias a su enorme erudición,
opinaba de todo y escribía sobre cualquier tema. Debido a que su
saber era tan enciclopédico, como imaginativo. De ese modo y gracias
a esa enorme erudición -a mi juicio-, Hegel pensó que jamás
descubrirían sus falsedades, sus fantasías o sus enormes
contradicciones. Debiendo por ello, presentar sus teorías y
discursos, con rasgos muy oscuros; de un modo casi ininteligible.
(...)
De
este modo, cuando hablan de él sus partidarios, nos dirán que era
un nuevo Aristóteles, o bien un Platón de los años modernos; cuyas
palabras taladraban el subconsciente de todo aquel que las escuchaba
(fuera hombre, mujer; culto o iletrado). Por el contrario, muchos de
quienes no le seguían, pero le oyeron explicar sus teorías y dar
sus lecciones magistrales; transmiten que era tal el oscurantismo de
cuanto expresaba, que se atrancaba hablando -al no saber ni lo que
decía-. Pareciendo así que ni él mismo comprendía cuanto salía
por su boca; todo lo que hacía insufrible su ritmo de oratoria con
complejísimas frases.
(...)
las
teorías acerca de su oscuridad comunicativa, parte de que aquel
filósofo prefería no ser entendido, para que cada cual sacara sus
propias conclusiones de cuanto escribió o dijo (del mismo modo que
hizo con las teorías de Newton; presentando una tesis farragosa que
nadie logra comprender...).
(...)
“Así
habló Zaratustra”; también traducida como, “Así hablaba
Zoroastro”. Muchos han sido quienes han visto en este libro el
manantial del que fluyeron pantanosas aguas, que luego formaron la
envenenada fuente de las teorías nazis. Sin lugar a dudas, el hecho
cierto es que el Nacional Socialismo basó sus ideas acerca de la
superioridad de la raza aria, en la visión de Nietzsche sobre el
“hombre supremo” (Übermensch) y en “el despertar del alma
germana”. Pese a que nunca podamos considerar a este filósofo como
un nazi, ya que era un hombre pleno de contradicciones, capaz de
defender una teoría, mientras predicaba todo contrario. Sí es
verdad que libros suyos, como “Así hablaba Zaratustra”
(publicado en 1885) fueron usados medio siglo después a modo de
“catecismo”, entre quienes creyeron en Hitler.
(...)
Narra
Leonardo Polo, que los discípulos de Hegel eran algunos de los más
inteligentes universitarios. Asimismo parece que en plena madurez del
filósofo (hacia 1830) guardaban una actitud muy sumisa frente a él
y le idolatraban. Tanto que un día le preguntaron:
-“Maestro,
después de su filosofía, ¿qué?, ¿qué puede venir, si su
filosofía lo es todo?. Sabio, maestro ¿qué hay después de usted,
si usted es el saber absoluto? (...).
Tras
la pregunta¿Qué viene después de usted?”-.
Hegel,
que seguramente lo habría pensado (... hay cartas a su mujer en que
se lo dice), contestó a esos discípulos:
-“Después
de mí, la locura; después del saber absoluto ya no queda más que
una humanidad (puesto que, si sigue la historia, habrá hombres),
pero una humanidad loca”. Y, claro, ¿con hombres locos, qué se
puede hacer? Hospitalizarlos, nada más. Después de mí: la locura”
y, por tanto, el hospital; un hospital enorme, con toda la humanidad
hospitalizada. ¿Por qué? Porque si ya no hay más saber, si ya no
hay más razón, y a pesar de ello el tiempo sigue, ese tiempo que
venga después del saber absoluto, de la razón entera y total, es un
tiempo sin razón, absolutamente caótico, un tiempo sin significado
interior alguno, sin sentido; una época que estará llena de
agitaciones, respecto de las cuales ya no habrá un momento de saber
que las recoja, un nuevo levantarse en vuelo el ave de Minerva,
puesto que el último vuelo de la lechuza lo ha hecho Hegel”.
(...)
No
diremos tras estas frases del maestro, que alguno de los más
importantes seguidores de Hegel fueron Marx, Feuerbach y Nietzsche;
con la intención malsana de injuriar a nadie. Pero sí nos atrevemos
a expresar que en toda la filosofía del siglo XIX hay un componente
de locura incomprensible; una enajenación -quizás acrecentada por
el opio, la absenta y el odio social- cuyas consecuencias fatídicas
germinaron en el siglo XX. El siglo más cruento de la Historia;
durante el que centenares de millones de personas murieron en las
guerras o en los numerosos genocidios, que los nuevos dogmas
decimonónicos defendían. Teorías sobre el nacionalismo, la
superioridad de razas o la confrontación de clases, que justificaban
toda matanza. Unas ideas que sustituyeron a los dogmas sociales
anteriores, que obligaban a morir y luchar por el rey, por Dios, o a
batallar por el honor familiar -principios que antes del siglo XIX
provocaban las guerras-.
(...)
contradecía
que la manzana cayera por efecto de la gravedad (demostrada por
Newton); y que asimismo propugnaba que la filosofía o las ideas,
habían de estar por encima de la ciencia (tal como hizo la
Inquisición en sus tiempos más remotos). Pues tal como escribe
Leonardo Polo: Hegel “es sumamente inteligente, capaz de entender
muy bien muchas cosas; pero no de articularlas, pues ha renunciado a
la lógica, no tiene lógica. Por ello, hay que contra atacar de otra
manera y decir: Si lo que Hegel ha pensado es puramente un producto
de su gran capacidad intuitiva y de su inmensa erudición, entonces
Hegel nos ha engañado; pero si de los dos Hegel, el único auténtico
es el de la intuición, ¿por qué nos propone su filosofía en forma
de sistema?”
(...)
Parece
que Hegel es el filósofo de la mística social, pero finalmente
impone una máxima que dicta como “el fin justifica los medios”.
Siendo aquel fin, imponer como fuera, los dogmas decimonónicos que
ellos promulgaban; ideas sobre el pangermanismo y el supra-hombre
ario, que tristemente derivaron finalmente hacia los totalitarismos.
Del destino final de aquellos dogmas impuestos, Hegel no es culpable,
aunque sí fue su primer profeta; sin culpa alguna al haber sido
educado en una Sociedad en la que quien no defendía la linea de este
pensamiento único, era condenado al olvido. Ello es común a
momentos de gran autoritarismo social, por cuanto a lo largo de la
Historia tendremos dos tipos de sabios reconocidos: Los encumbrados
por su Sociedad; frente a los verdaderos sabios.
(...)
Hegel
se sintió profundamente atraído durante su juventud por el carácter
de los jacobinos y por la Revolución Francesa (que siguió desde su
país natal, con unos veinte años de edad). Aunque posteriormente
reconociera que el periodo del “Terror” fue tan terrible, que
desvirtuó todos los logros que había conseguido el estallido
revolucionario. Por todo ello, más tarde sintió una gran admiración
hacia Napoleón, unos hechos que Jan Doxrud describe del siguiente
modo: “Estando en Jena, Hegel fue testigo del gran acontecimiento,
ver al emperador Napoleón el 13 de octubre de 1806. Napoleón, de
acuerdo a Hegel, era el alma del mundo; se sintió conmovido, le
generó una sensación -escribe a Niethammer- de `ver a un personaje
así concentrado en un punto, montado a caballo, extenderse por el
mundo y dominarlo´” (11) . Observamos de nuevo en este hecho, la
admiración hacia todo lo autoritario de Hegel, algo común en quien
ha sido educado en el totalitarismo; por cuanto sin ser culpable, es
un divulgador de aquel tipo de dogmas que actuaron como verdaderas
plagas en el mundo alemán. Donde todos tenían “las ideas tan
claras”, que llegaron a exterminar parte de su población o invadir
media Europa, porque las autoridades así lo mandaban. Preconizando
que la vida es tal como es, por cuanto Hegel mandaba que debíamos
aceptar la realidad, sin discusiones.
(...)
Arthur
Schopenhauer tildaba al los hegelianos como una “escuela de
trivialidad y nido de irreflexión e ignorancia, esa pseudosabiduría
corruptora de mentes que finalmente comienza a reconocerse ahora como
tal".
(...)
Consecuentemente,
Hegel es ese inicio del mundo académico que sustituye al religioso
en las instituciones, aunque arrastra y hereda todos los males de la
Iglesia: El corporativismo, el dogmatismo, el Nepotismo, la negación
de la verdad y la falta de realismo. Un tipo de intelecto que han
pervivido hasta nuestros días, donde lo más importante es el
partido político en el que se milita, las ideas sociales que se
defienden y estar adscrito a un grupo de referencia. Características
que en el caso de Hegel, eran el pangermanismo, el luteranismo y el
amor hacia lo revolucionario; pero que actualmente proponen el deber
de pensar como los seguidores más radicales de este filósofo.
(...)
Una
de las frases más conocidas de Hegel refieren al “ultimo vuelo del
ave de Minerva”; diciendo de sí mismo: “no habrá un nuevo
levantarse en vuelo, en el ave de Minerva; puesto que el último
vuelo de la lechuza lo hizo Hegel”... .
(...)
Los
escritos de Marx se basan en gran parte en “la dialéctica” de
Hegel, fundamentados en la conocida fórmula de: “Tesis”,
“Antítesis” y “Síntesis”. Este sistema de pensamiento parte
de “la dialéctica” hegeliana que consideraba el modo de
progresar, una lucha entre dos partes antitéticas. El “yo”
enfrentado al “anti-yo”; lo que más tarde traslada a sucesos
históricos y a la Sociedad, explicando hechos como la Revolución
Francesa, surgidos de la síntesis entre “el absolutismo” (como
tesis), enfrentado al “pueblo” (su antítesis). De este modo se
genera una integración entre dos partes contrarias, que tras
confrontarse, dan origen a la síntesis (la consecuencia final). Bajo
este prisma justificará Marx gran parte de su visión sobre la
Historia
(..)
:
SIC.
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