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COMENTARIO A LA IMÁGENES: Arriba, Milton Friedman en la portada de Time, un teórico que asesoró al gobierno de Nixon, generando sus ideas la liberación del patrón oro (tal como apuntábamos al finalizar nuestra anterior entrada). Regresaremos sobre estos personajes de los años setenta, no solo porque hoy volveremos a tratar acerca del problema de los "patrones" y su relación con lo valores sociales. Sinó también porque nos vemos obligados antes de comenzar artículo de hoy, a responder y comentar lo que algunos lectores nos han "reprochado". Ello por haber incluido en mi anterior entrada una imagen de Richard Nixon, expresando sobre ella que fue uno de los mejores presidentes de Estados Unidos. La crítica que nos hacen, sin lugar a dudas procede de que este político se vió envuelto en un escándalo de escuchas telefónicas, que terminó obligándole a dimitir. Un asunto turbio -evidentemente-, y que oscureció e hizo olvidar otros muchos logros de Nixon; entre ellos haber terminado con la triste Guerra de Vietnam (reconociendo la derrota) y así poder dar comienzo al final de la Guerra Fría. Igualmente, bajo su mandato la Secretaría de Estado estuvo al mando de Kissinger, uno de los que más lucharon por la paz y estabilidad de nuestro Planeta.
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Asimismo, este presidente que comenzó en su juventud trabajando de barrendero, no por ello dejó de tener convicciones liberales (perteneciendo al Partido Republicano); tantas que economicamente hablando logró que el dollar fuera un patrón monetario mundial. Llegando a liberar el mercado del "valor oro", generando de este modo la nueva economía del siglo XX; un periodo en el que se vivió una gran eclosión y del quizás no hayamos entendido que no podemos considerarnos herederos. Ello porque estos genios como Nixon, como Kissinger o como Milton Friedman (el "economista de cabecera" de aquellos días), gozaban de unas mentes y mentalidades muy distintas a las del hombre de hoy, ya que su forma de trabajo era puramente experimenral y con ello se guíaban por parámetros de "inspiración". Es decir, que fueron plenamente intuitivos, actuando en cada momento de manera improvisada y creando un Mundo que hasta entonces no podía imaginarse. Una economía vanguardista y que podemos describir como Pop, cuyo fundamento era la genialidad, ajenos a la técnica clásica o a la historia de los mercados.
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Aquellos movimientos entendemos se crearon gracias al pensamiento de hombres que vivían en momentos en los que el Planeta cambiaba de Era. Así, desde sus impulsos y emociones del ciudadano que veía generarse una época nueva en el Mundo (la del plástico o la atómica), intuitivamente sabían hacia dónde habían de dirigir a su Sociedad. Estando obligados a improvisar y sin tener ni poder atender a parámetros clásicos, ya que se internaban en un nuevo ciclo. En la imagen superior vemos a Milton Friedman, el economista que "liberó" al Mundo del patrón oro en los años setenta y que conoció y razonó como pocos los motivos de la Crisis del 29 . Hoy nos encontramos en la encrucijada de no saber cual es el patrón valor de nuestra economía y quizás siquiera el que tiene La Humanidad... .
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ABAJO: Imágenes y pies de fotos tomados del libro de José Bárcena "Aquellos Bohemios del Café Gijón". En la parte superior podemos ver a Carlos Oroza en los años que frecuentaba y declamaba sus versos a diario en El Gijón. Bajo este, una divertida instantánea que recoge un grupo en el que están Antonio Hernández, junto a Bousoño; a su lado y en el centro, José Bárcena, y a nuestra derecha: Brines, Luis A. de Villena y José Ovidio. Estas personas del mundo del arte y esos grupos de intelectuales que en los años sesenta y ochenta se reunían en lugares como el Café Gijón, eran los herederos directos de la Generación del 27 y del 14 y -por ende- de la Generación del 98. Todos "se ejercitaban" en las vanguardias más punteras y algunos hicieron el primer arte pop-literario o pictórico de España; importando y aportando las más increibles novedades al mundo intelectual. En mi opinión, creo que tristemente a muchos los ha dejado en el olvido la Sociedad española (que tanto les debía como artífices de la verdadera Transición).
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Aquellos de los que hablamos, fueron artistas, actores, pintores, músicos, literatos y poetas de una calidad inimaginable, que se reunían durante los sesenta y setenta en lugares como El Gijón; donde los de "un bando" discutían contra "los de otro" como si aquellos cafés fueran por entonces el único y verdadero Parlamento hispano. Mentideros del arte y embriones de la democracia (que llegaría años después), esos tugurios se convertían en el caldo de cultivo del pensamiento y la imaginación; donde sus asistentes siempre soñaban que estaban logrando "montar el contubernio final" que iba a cambiar España, devolviéndolos a la libertad. Pese a ello, cuando llegó la democracia, gran parte de aquellos hombres que tanto hicieron por alcanzarla y que tanto soñaron, quedaron de nuevo al margen de la política, e incluso de la Sociedad. Una generación de maravillosos pintores perteneciente al Medio Siglo, fue casi olvidada; al igual que los numerosísimos literatos -tan fecundos en tiempos de la dictadura-, dejaron de leerse en los años ochenta. Finalmente, la música y otras artes, tomaron el derrotero del espectáculo, olvidando todo atisbo de intelectualidad. No sabemos muy bien lo que ha pasado, pero lo que sucedió verdaderamente ha ocurrido y aunque nos parezca increible, a día de hoy España se halla casi sin artistas ni intelectuales que mostrar (permaneciendo gran parte de ellos en la penumbra, o en un "exilio espiritual") .
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Hablábamos en nuestro anterior artículo del patrón monetario, entendiendo que el problema pecuniario de nuestro país en gran parte procede de aquel problema. Algo facilmente comprensible, ya que después de que el valor oro se hubiera sustituido por parámetros económicos (entiéndase numismático) el patrón común que tenemos hoy en Europa es tan solo el Euro. Una moneda de todos y que por tanto vale lo mismo en Alemania que en España; lo que "agobia" a la economía de nuestro país de un modo similar a como si tuviera que convivir un humilde obrero, junto a los más ricos de los banqueros. Para comprender lo difícil que resulta unificar varias divisas en una sola, bastará recordar que antaño (cuando teníamos la peseta y las cosas iban mal), era suficiente con devaluar y todos de un día para otro más pobres (-o más ricos, si se revaluaba-.
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Tras la entrada en el Euro, la devaluación ya no es posible, por lo que algunos economistas creyeron que el modo de desvalorizar cada economía particular, se hacía subiendo los impuestos. Aunque nada más lejos, puesto que incrementar la presión fiscal lo que se produce es "inflar" los costes y por ende, provoca un efecto muy distinto a una devaluación: La Inflación -que es en sí misma un impuesto-. Siendo así y dentro del Euro, el único medio de devaluar "nuestra economía" es bajar precios; disminuir los salarios y el nivel de vida. Pero aquí volvemos a chocar con otro terrible problema, habida cuenta de que si reducimos en un 20% lo que ganan los españoles, mientras los alimentos y objetos de primera necesidad mantienen sus precios (por efecto de su exportación y venta libre por Europa); llegaría un momento que un trabajador cobraría menos de lo que gasta en comer. Una situación que destruiría las Clases Medias, convirtiéndolas en un proletariado en supervivencia y con una mayor precariedad de la que hubo en el siglo XIX. Todo cuanto exponemos es "la quimera" económica de nuestro Continente y el problema del Sur, cuestión en la que Europa en estos días piensa y reflexiona, buscando hallar una solución.
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Siendo el nuestro tiempo en el que nuestros políticos y expertos tratan de arreglar o enmendar esta terrible situación, a la que creo personalmente se ha llegado por no tener cuenta que la economía de los años ochenta estaba creada por nuevos teóricos y nuevas mentes (muy diferentes a los "de siempre"). Genios que lograron un mercado diferente, adoptando modelos distintos e imaginativos, regidos tan solo por la intuición. Políticos y economistas que crearon el nuevo sistema, erradicando el "patrón oro" y sobre todo, ajenos por completo a todo parámetro clásico. Es decir, que su filosofía y teoría se correspondería con la de su época, siendo mentes pertenecientes a la vanguardia (y hasta al "Pop"), donde los genios intuyen y crean, pero no saben siquiera explicar lo que han hecho, ni con qué reglas se puede repetir lo realizado. Siendo así, es mi opinión que quizás las generaciones que les continuaron (las nuestras) pensaron que podían heredar los conocimientos de aquellos que nos anteceden. Todo lo que parece lógico, si en verdad las premisas y teorías económicas de aquellos no se fundamentaran en la intuición y en la genialidad y nunca en conocimientos. Siendo así, y si no hay teoremas heredados que aplicar (sino tan solo impulsos a copiar), se hace imposible continuarles. Puesto que nadie puede copiar las vanguardias, ni menos movimientos tales como el Pop, o aquellos que se basan en la inspiración (creando algo desconocido y nuevo).
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Esta última frase parece absurda, pero la entenderemos rápidamente si pensamos quíen puede cantar una canción "moderna", o crear un arte de corriente innovadora, sin ser un simple imitador. Es decir que si probamos a realizar un Picasso, veremos como seguramente lo logramos sin grandes dificultades; pero tras ello, lo que obtendremos habrá sido un Picasso, no una obra nuestra . Del mismo modo puede ser muy fácil pintar como Miró, tan sencillo que cuando lo acabe le dirán que lo que ha hecho es "un Miró" y nada suyo. Lo mismo sucede en la música, pudiendo ser muy simple cantar una melodía de Bob Dylan, de Cat Strevens o de Simon y Garfunkel; pese a lo cual nadie las interpretará como sus autores, por mucho que la ensaye otro y por cuanta música este conozca. Ello, porque estas formas de arte del siglo XX, no se basan en teorías, ni en el estudio o en la técnica; ya que nacen de la intuición y de impulsos subconscientes. De un estado irracional en el que el creador ni siquiera sabe por qué, ni cómo lo ha hecho; algo que en mi consideración pasó a mediados del siglo XX con los teóricos de las humanidades, de la economía, del mercado y hasta de las religiones.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, portada del libro sobre Claudio Rodríguez de Antonio Machín Romero. Fue Don Claudio una de esas mentes privilegiadas que uno conoce en su juventud y nunca olvida. Aún le recuerdo durante una mañana lluviosa y gris madrileña, en la que iba cargando el féretro de Vicente Aleixandre en primer término (a la "derecha del padre"). Junto a él, Justo Jorge Padrón y otros tantos amigos del premio Nóbel, que a hombros sacaban por vez última al poeta fallecido de su casa en la colonia Welintonia. Un entierro al que me pidió Carmen Conde que le acompañara, y donde se hallaban "presidiendo la escena" figuras tales como Dámaso Alonso (ya muy mayor) o Fernándo Lázaro Carreter. Junto a estos, asistían decenas de hombres de la cultura, quienes por entonces componían una verdadera élite europea. Fueron aquellos unos tiempos de verdadera bonanza cultural y de prosperidad en la España de la Transición; pese a que muy pronto, las nuevas generaciones de literatos y de intelectuales se vieron oscurecidas y casi condenadas a la penumbra. Había llegado la democracia y parecía que ya no hacían falta pensadores; porque lo importante era ya La Movida. De ideas como esas de los ochenta, donde olvidaron el intelecto y lo cambiaron por "el meneito", creo yo que comenzó la crisis que hoy vivimos... .
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ABAJO: Portada de uno de los discos de Regino Sainz de la Maza (RCA). También Don Regino fue otro ejemplo del intelectual castellano, de solera y raigambre. Con un gusto exquisito en todo cuanto en su vida hizo, era caballero en la guitarra y en el escenario. Vivió y completó los días en los que los artistas e intelectuales españoles marcaban lo que fue nuestra nación: Un crisol de civilizaciones de tal magnitud, que era capaz de generar el arte y el pensamiento más refinado del Planeta. Tristemente hoy, parece que en la música ya no hay figuras como Regino Sainz de la Maza, Andrés Segovia, Narciso Yepes o Segundo Pástor; ni siquiera la guitarra de Manolo Sanlucar, de Victor Monge y de otros tantos genios del Flamenco ya se escucha. Hemos de preguntarnos por qué y cómo en tan solo treinta años se ha pasado de crear el mejor arte, a una situación en que parecemos no tener casi nada que ofrecer (salvando los ejemplos de la gastronomía y la moda, que aunque sean importantes no son tan relevantes). Pese a ello, en España aún se dan los mejores guitarristas y pintores, aunque como digo, ya ocultos bajo el manto del olvido.
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Seguimos con lo que fueron los años cincuenta y sesenta, donde a excepción de la ciencia (que no permite más que parámetros demostrados), las demás disciplinas y artes se vieron sacudidas por innovaciones tecnológicas. Así se modificaron las humanidades y otras materias de un igual modo a como sucedió en la pintura hace siglo y medio -trás la aparición de la fotografía que la obligó a ir evolucionando por caminos insospechados (llegando a movimientos incluso antipictóricos)-. Y de similar manera a lo que se aconteció en la música, cuando aparecieron los métodos de grabación o emisión y la electrónica (introducida desde los sesenta en el sonido y en la instrumentación). Por todo ello, hemos de ver hechos muy parecidos a los que sufrieron la pintura y la música en otros campos o disciplinas universitarias.
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Lo que comento, es un problema que azotó a las humanidades y tantas otras materias, al menos desde hace medio siglo; agravándose la situación desde el momento en que la tecnología fue superior a la mente humana. Ya que hasta que las máquinas eran perfectamente dominadas por el hombre, aquellos tenían ideas absolutamente propias y podían crear obras realmente suyas. Pero desde el momento en que la cibernética o la información que guarda la técnica era infinitamente más poderosa que la memoria o la capacidad humana, la creatividad del hombre fue pasto de las máquinas (unos hechos que parecen haber sucedido desde hace una o dos décadas). De ello, que hasta los años setenta -e incluso a principios de los ochenta- el Pop y el Rock, tanto como las vanguardias pictóricas, estuvieran produciendo todavía obras de calidad. Pero poco después y con el dominio pleno de lo artificial y del artificio sobre lo humano (al menos en la música), aquellos que se dedicaban a la creación, no puedieron generar prácticamente nada verdaderamente suyo (por lo que casi todo suena "a igual").
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Cuanto explicábamos en el párrafo anterior, creo se puede traducir a muchas otras disciplinas -sobre todo a las humanidades-, en que las máquinas se han convertido ya en la herramienta principal de trabajo. Siendo la economía una de estas materias que han sido muy tocadas por el mundo de la informática, por lo quizás tristemente fueron en parte "transformadas en plástico". De cuanto es posible pensar que tras la intervención del ordenador y la creación de los mercados virtuales, quizás que "el hombre" no pueda o no sepa controlar ni manejar sus designios mercantiles. Sucediendo en la economía además algo similar a lo que ha pasado con aquellos artistas del Pop (de los años sesenta), que ya no pueden ser ni imitados, ni menos tener herederos. Habida cuenta que los medios de operar ya son técnicos. Por lo demás, trás un exceso de técnica y tecnología se puede destruir parte de la voluntad humana, y al no utilizarse ni precisarse los conocimientos humanos (con sus imperfecciones); lo que incluso provoca regresiones, al no dominar el hombre los recursos que maneja.
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Cuanto afirmo lo podemos ver hoy hasta en el terreno de la filosofía y de teología, con el nacimiento de nuevas formas de vida y de "creencias increibles". Generando las nuevas tecnologías repentinos movimientos inexplicables y que han llevado a "creencias" tan "revolucionarias", que ya se valen principalmente de métodos informáticos y de la televisión. Por su parte, lo más llamativo en ello es el hecho de que tales avances técnicos conduzcan a su vez unas regresiónes de una magnitud, que nos retrotraigan en ocasiones al paleolítico. Pues en lo que concierne a las creencias (o la fe), desde comienzos del siglo XXI han proliferado las "brujas oraculares", los magos y agures, los echadores de cartas y los adivinos (en general). Unas costumbres y credos cuyos orígenes se remontan al neolítico y que de nuevo surgen a la par que las más recientes tecnologías; dando quizás a entender que el hombre, ante tanto progreso, siente miedo y parece que desea o añora "las cavernas".
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, portada de un catálogo del pintor abulense Florencio Galindo. Bajo estas líneas, cubierta de uno de los discos de los Hermanos Romero, una "saga originaria de Granada" y que ha dado los mejores guitarristas de clásico -flamenco. Como podremos ver con la pintura de Florencio Galindo, en la España de hoy no faltan genios cuya "marca" podía ser un referente incomparable de cara a otros paises. Abajo tenemos una foto de esta familia de magníficos guitarristas, entre los que se encuentra Ángel y Pepe Romero, genios de la música. Catedráticos de universidades americanas, llevan años fuera de nuestro país y quizás por ello, si preguntamos a algún español quienes son Los Romeros, comunmente nos contestarán si nos referimos a "Los Romeros de la Puebla". Normal es que un país tenga música ligera, canción melódica y chunda-chunda (porque todo tiene su lugar y todo debe de existir); pero muy extraño es que la gente olvide a sus genios... . Quizás la pérdida de las cabezas es lo que lleva a una nación a entrar en las peores crisis, puesto que el dinero no está en los recursos, ni en los dones naturales; en verdad la riqueza surge y nace del trabajo y de la inteligencia.
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Como decíamos, no es menor regresión que la económica, la que últimamente sufre el mundo del arte. En especial el de la danza y la música, que desde hace un tiempo tan solo goza del beneplácito de las gentes, si es un chunda-chunda discotequero. Todo lo que nos puede retrotraer al paleolítico de nuevo, pues mirando un grupo de personas que bailan a ritmo de aquellos sones de "máquinas", pronto vemos el sentido etnográfico de estas. Ya que mucho -sino "todo"- se parecen a las fiestas y ceremonias de las tribus más primitivas (hasta en su juego de luces, que se asemeja a las llamas con las que en la noche bailan esas "macumbas"). Por lo demás, los tatuajes, el éxtasis y la catarsis que se produce entre los que así bailan y su forma de moverse al ritmo del "pum-pum-pum"; nos hará pensar si hay un atavismo irrefrenable en el hombre, que le obliga a empezar de nuevo en cada etapa -pretendiendo volver a la gruta de donde salimos-.
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Dicho esto y reflexionando sobre otros mundos, como el de la pintura o la escultura, veremos que igualmente desde hace unos treinta años se realizan y exponen movimientos con obras sin sentido estético, artístico, ni principios filosóficos perceptibles. Todo lo que nos lleva a concluir que en esta etapa histórica que vivimos, el artificio y lo artificial, ha podido con el arte. Algo que creemos sucede tras la aparición de las máquinas de hacer arte; lo que creemos que ha ocurrido de manera muy parecida en otras disciplinas (como las humanidades). Materias donde los ordenadores cumplen una función que hasta no hace tanto realizaban los hombres; ciencias como la economía, que quizás este hoy dominada por la informática, todo lo que posiblemente ha generado también una parte de esta terrible crisis económica.
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Por cuanto expongo, creo que los años de las vanguardias del medio siglo XX (los de Pop, el Rock y etc) fueron únicos y por ello, no tienen herederos. Primeramente porque a día de hoy ya no se puede hacer lo mismo, habida cuenta del dominio de la tecnología; y en segundo lugar, porque estos fueron los primeros y tras una vanguardia, la imitación es una burda copia sin sentido. De ello, que nadie siquiera puede cantar una de sus melodías mejor que sus autores, o crear una obra como la de aquellos; ya que tal como decimos, si pintamos siguiendo a Miró, llegaríamos a hacer tan solo, cuadros como los de Miró. De igual manera muy posiblemente si intentamos copiar las teorías económicas de los años sesenta y setenta, es muy probable que lo que lográsemos fuera regresar; una regresión que tristemente ya se ha producido a marchas forzadas. Puesto que el problema en el que quizás no vemos, es que en aquel tiempo (hace cincuenta años) cada idea o cada teorema era la primera vez que se planteaba y tan solo por ello, ya la gente lo seguía con una ilusión común. Pero hoy, cuando parece que todo ya se conoce y nada hay nuevo sobre la faz del Mundo, las soluciones no pueden ser las experimentadas y menos las creadas durante un tiempo en que ni siquiera había cibernética.
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Por otro lado, uno de los problemas de nuestros días es que el exceso de tecnología y el abuso en los recursos técnicos; todo lo que nos provoca "atrofias". Disfunciones que van a ser el mayor reto a superar por las generaciones que nos siguen y por quienes utilizan esa tecnología sin tener consciencia de que provocan diversas "minusvalías" intelectuales. Atrofias similares a las que otras tantas comodidades generan, llevando al sedentarismo y a la obesidad del intelecto (produciendo unas gorduras mentales, que quizás nos pueden llevar a la muerte cultural). Por cuanto digo, estos recursos técnicos motivan cambios de plasticidad en la inteligencia humana, modificando la capacidad y sobre todo la memoria. Algo facilmente entendible para quienes fuimos las primeras generaciones a las que nos explicaron las matemáticas en base a conjuntos. Una nueva ciencia exacta que nacía habida cuenta que se suponía por entonces que las calculadoras invadirían el Mundo; por lo tanto ya lo de sumar y multiplicar no tenía razón de ser. De tal manera, antes cumplir los doce años vimos como se comenzaban a comercializar esas esperadas computadoras para cálculo (como entonces las llamaban). Pero tristemente también observamos que a raiz de aquel nuevo invento y por motivo de los dichosos conjuntos, en mi generación el nivel de facilidad para comprensión de las matemáticas había bajado terriblemente, con respecto a las anteriores.
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Cuanto anteriormente narro son hechos tan ciertos como comprensibles y el que no los entienda, que deje de usar unos días los medios de transporte, para ir donde deba andando; verá como se le fortalecen las piernas. Evidentemente tardará mucho más en llegar a cualquier lugar, pero cuando lo haga, el que habrá llegado será él y no el coche. Pues lo que sucede con quienes trabajan utilizando tantos recursos técnicos es que al final el que realiza casi todo es la máquina, y no ellos. Debido a lo que cuanto escriben, pintan, componen o interpretan; no es algo que hace realmente un ser humano, pues un tanto por ciento altísimo ha sido creado por la tecnología. Eso significa que siempre se utilizarán los mismos procedimientos y pasos técnicos (que la máquina simplifica) y como el hombre no es un ser artificial, aquello que se realiza a través de estos recursos, antes o después no encaja con la naturaleza humana. Por lo que si consumimos un arte principalmente creado por máquinas, este nos podrá entretener e incluso divertir, pero nunca cultivarnos o enriquecernos (menos espiritualmente); de todo lo que quedaremos interiormente desnutridos.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, el jardín de entrada al Museo Sorolla (agradecemos a esta institución nos permita divulgar la imagen). Abajo, llegada al castillo de Pedraza (Segovia) villa de recreo del pintor Zuloaga. En estas dos fotos vemos cual es el patrimonio y la obra que finalmente legan algunos grandes artistas a sus paises. En primer lugar observamos la casa de Joaquín Sorolla, donde hoy está su museo; sito en la calle General Martínez Campos y en pleno centro de Madrid, que es visitado anualmente por cientos de miles de turistas e interesados por el arte. Abajo, el castillo de Pedraza que fue comprado y restaurado hace unos cien años por el pintor Ignacio Zuloaga, quien pasaba allí temporadas junto a su familia. En virtud de sus estancias en ese lugar, otras importantes personas llegaron hasta aquella población, que recibió el cuidado y el valor que merecía. Finalmente y gracias los que allí compraron casa, junto al trabajo de los naturales del lugar, Pedraza ha sido conservada perfectamente y es a día de hoy uno de los pueblos más bellos de Europa. Evidentemente, estos que vemos son legados de dos grandes artistas. Nadie niega la importancia del deporte (que puede ser mucha), pero no nos olvidemos que hace cien años también los jugadores de pelota (pelotaris) españoles eran los más importantes del Mundo. A día de hoy ya nadie se acuerda de aquello, mientras en las imágenes contiguas podemos ver el Museo Sorolla y la Pedraza de Zuloaga.
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Aunque parece que no hay que dar mucha importancia al hecho de que la música se haya convertido en un "chunda-chunda", o que la pintura sea ya unas estrambóticas instalaciones; puesto que a día de hoy hemos de pensar que el arte tan solo tiene como misión divertir. De lo que ninguna relevancia hay en esa degradación de la música y de la pintura, tanto que hacer gamberradas en vez de obras de calidad, puede ser bueno si disfrutamos riendo o saltando con ellas. Pese a ello diré que en un Mundo como el de hoy, donde estamos basando gran parte de nuestra Sociedad en el ocio, crear un arte de mala calidad puede perjudicar a quienes lo disfrutan. Pues el consumo de sonido e imágenes es altísimo en nuestros días, tanto que si generamos un arte paupérrimo en valores, sin aportaciones filosóficas y de un técnica nefasta, estaremos a la vez semillando la miseria espiritual e intelectual en la gente. Haciendo creer que la creatividad es puro gamberrismo y que lo mejor para ser visto y conocido, es tender hacia la marginación. Todo lo que se traduce en que haremos que nuestra población enferme, si promovemos un ocio que lleva a tan malas costumbres -como la de beber hasta caerse, o drogarse para disfrutarlo "como es debido"-. Es más, así estaremos generando una juventud con propensión al consumo del alcohol y las drogas, por lo que muchos, tras ello quizás ya no puedan salir del infierno en el que -por una permisibilidad excesiva-, se han metido.
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No seré yo quien diga que tomarse unos vinos sea malo (por los muchos que me he bebido), pero sí seré quien afirme que borracho no se disfruta de nada. De ello que haya muchas formas de beber, pues no es lo mismo cogerse un "cebollón, que tomarse unas copitas para alegrarse, bailar unas sevillanas, tocar la guitarra con más alegría o recitar poemas con declamación inspirada. Antaño se bebía como he dicho (entre los jóvenes y los viejos) y la misión de esos vinitos era quitar la timidez, alegrar la escena y abrir el ingenio. Lo que nada tiene que ver con emborracharse para saltar como un gorila en el centro de una pista de baile y con beber hasta caerse en plena calle (tal como ocurre hoy casi a diario, los fines de semana y entre personas muy jóvenes). Por cuanto digo, es muy importante que el arte sea sano, porque de ser serio y profundo obliga a tomar ciertos comportamientos para comprenderlo. Consecuentemente, el que escucha un concierto de clásica, el que baila sevillanas, el que toca la guitara flamenca o el que recita poemas al son de un instrumento; tan solo puede ingerir una cantidad que le permita ser plenamente consciente, para conservar la lucidez que necesita. Muy por el contrario, en los llamados conciertos de Rock o de Pop, a día de hoy, cuanto más grande "el cebollón" parece que más se han divertido.
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La encrucijada en la que nos encontramos, quizas parte de uno de los grandes problemas que nuestra época tiene y que ya menciona Marx, cuando expresa que el capitalismo todo lo convierte en mercancía. Ello traducido al arte y a las humanidades consiste en que, las primeras quedan convertidas en espectáculo y las segundas en un residuo marginal -que a nadie interesa-. Puesto que si preguntamos a cualquier persona jóven si está interesado en el Mundo Clásico o en sus civilizaciones, normalmente nos contestarán que no, precisamente porque no sirve para nada (carece de valor mercantil). Aunque a los mismos deberíamos preguntarles para qué sirve pasar una noche pegando saltos en la discoteca al son del "chunda-chunda" y emulando a los gorilas; tanto como, qué puede tener de divertido un lugar en el que ni siquiera se puede hablar (debido al volumen que dan a "aquello" que llaman música).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, mi padre hacia 1970 y con su "uniforme para ir al Café Gijón". Vestía de capa (como los antiguos) y así se encaminaba los fines de semana a tomar el cafelito o a charlar con sus amigos en las diferentes tertulias de aquel café. Un lugar donde se juntaban bohemios con artistas, políticos con idealistas y los más extravagantes personajes que tenía la escena madrileña. Por las mesas y veladores de EL Gijón pasaron los mejores intelectuales y creadores, cocinándose entre sus paredes muchas de las reformas que luego llegaron a España. Noches de declamación de poetas y gentes que no tenían ni para pagarse una pensión, quienes escribieron sobre sus mesas las mejores obras que luego conoció la literatura del Medio Siglo. Los que incluso se lavaban en ocasiones en los aseos de ese café, porque dormían de prestado y donde no podían ni disponer de un simple cuarto de baño. En ese estado y en esa situación se soñaron poemas, novelas y cuadros maravillosos. A día de hoy y con cuanto tenemos, parece que a nadie interesa ni la creación, ni la creatividad, ni menos los creadores.
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ABAJO: El abuelo de mi madre -Nicolás Santafé Arellano- tras haber sido salpicado por una ola, en San Sebastián (hacia 1910). Igualmente este fue un asiduo a los cafés madrileños y a las tertulias, como las de La Flor y Nata o las de El Gijón. Era un intelectual de la banca, músico y matemático, e introductor del krausismo financiero en la España de fines del siglo XIX. No sabremos lo que pensaría a día de hoy sobre lo que ocurre en la economía, ya que por entonces se fundaban determinados bancos tan solo para ayudar a las personas que más lo necesitaban. Ese fue el caso de las Cajas de Ahoro y de El Hipotecario, un banco que él dirigió hasta su muerte, pese a lo que siempre vivió con gran humildad no haciéndose nunca a rico. Pues para algunos profesionales de las finanzas de antaño, no había nada peor que la usura, ni mayor deshonra que no proteger a los que menos tenían. Con ese fin nacieron las Cajas de Ahorro y Monte de Piedad (creadas por la Iglesia), tanto como el Banco Hipotecario (promulgando las teorías regeneracionistas de la época).
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Tras cuanto hemos expuesto, concluiremos diciendo que en España se produce ya una gran crisis espiritual, social e intelectual, a comienzos de los años ochenta, cuando la juventud prescinde del mundo intelectual; todo lo que creo personalmente genera o propicia, esta situación económica que vivimos. Una crisis actual que en gran parte se debe a la falta de creación, de creatividad y de creativos; habida cuenta que la empresa ha de moverse por este impulso innovador, de regeneración y de expresiones nuevas. Algo que pudo perderse cuando se decide cambiar el café por la discoteca; los fines de semana discutiendo sobre lo divino y lo humano, por salidas al ligoteo y al chunda-chunda; y las reuniones poéticas, por botellones. Unos motivos suficientes para que la gente jóven haya quedado sin un entramado social necesario para organizarse, valorarse y conocerse realmente; todo lo que llevaría a que estas generaciones que nos siguen todavia no tengan líderes, ni una conducta determinada y propia, que les permitan formar una nueva ola (bien diferenciada de la anterior).
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Siendo así, creo firmemente que la crisis comienza desde el momento en que se dió de lado a los intelectuales y humanistas; pasando a ser estos sustituidos por personas del mundo del espectáculo. Élites nuevas que se instituyen a través de la imagen y que están fundamentalmente compuestas por famosos, por deportistas y por personas unidas al "las luces". Quienes en verdad son unos grandes entretenedores, pero que nunca serán capaces de ir por delante a su época (habida cuenta que no serían comprendidos). De ello, que sin vanguardias, intelectuales, ni artistas, la Sociedad no sepa hacia dónde camina. Surgiendo el mayor problema cuando el arte se convierte en mercancía y se mide en parámetros tales como aquel que dictamina como mejores, a quienes venden más discos o más libros -algo que es tanto como afirmar que la más exquisita comida es la que más se consume (lo que llevaría a nombrar reina de la gastronomía a las patatas fritas)-.
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Sea como fuere, parece evidente que la Sociedad española ha decidido paulatinamente suprimir su herencia intelectual y cultural desde mediados de los ochenta, cambiándola por un mundo "tecno". Un hecho que unido a que el Pop y el Rock no tienen herederos posibles, hace parecer que nadie puede guiarnos a dia de hoy. Por su parte, el mundo clásico también ha quedado olvidado, tanto que a los que tocamos un instrumento de cuerda y pretendemos hacer llegar a la gente una herencia centenaria, somos considerados "marcianos" (cuando no, "casposos"). Por cuanto hemos de plantearnos si la crisis no procederá de haber alterado o adulterado "el patrón hombre", cambiándolo por un "patrón máquina".
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