sábado, 31 de octubre de 2020

JOSÉ CIMA Y SU ÉPOCA: “LA GENERACIÓN DE QUIENES LO LOGRARON” (parte primera).

 Deseo dedicar este trabajo a Francisco Bustamante Alonso; cuyas importantes crónicas y libros sobre Colloto, han logrado recuperar gran parte del pasado ovetense. Quien entre sus muchas aportaciones a la Historia de Oviedo, ha conseguido revivir la memoria de mi bisabuelo, José Cima; manteniendo su recuerdo de un modo que ningún otro familiar hizo. Por cuanto, los sucesores de Cima y de los Fernández-Roces, deberemos agradecer siempre a Francisco Bustamante, esa enorme labor documental desarrollada durante años. Una obra y estudios que me llevan a considerarle el mejor descendiente de mi bisabuelo -José Cima- y de su sobrino -Pepín Rodríguez-; pues en Colloto, todos somos familia.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y semblanzas". Para acceder al índice haga "clik" sobre esta linea: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html

DEBIDO A LA EXTENSIÓN DEL ESTUDIO, SE HA DIVIDIDO EN CUATRO PARTES, INCLUYENDO UNA CUARTA ENTRADA PARA LAS CITAS A PIÉ DE PÁGINA.

ESTA ES LA PRIMERA PARTE.

PARA LLEGAR A LA SEGUNDA, PULSAR:                                   https://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2020/10/jose-cima-y-su-epoca-la-generacion-de_31.html

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PARA LLEGAR A LA CUARTA:  https://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2020/11/jose-cima-y-su-epoca-colloto-y-sus.html

LAS CITAS SE ENCUENTRAN EN ESTE ENLACE: https://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2020/10/citas-pie-de-pagina-de-las-tres-partes.html

SE RECOMIENDA MANTENER LA PÁGINA DE CITAS ABIERTA, MIENTRAS SE LEEN LOS CAPÍTULOS (PARA CONSULTAR A LA VEZ QUE EL TEXTO).

EL ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo las letras destacadas en rojo y la negrilla).



SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Portada de tres libros publicados por Francisco Bustamante Alonso, donde trata sobre el pasado de Colloto y las vidas de algunos personajes de esta antigua pedanía de Oviedo (convertida en barrio de la capital en el siglo XIX). Arriba, fotografía de dos publicaciones del autor, que nos servirán como guía y documentación, para escribir el capítulo que comenzamos. A nuestra izquierda (en imagen): COLLOTO, APUNTES HISTÓRICOS; donde Bustamante Alonso relata los pormenores de este lugar, desde sus inicios en tiempos romanos, hasta el siglo XX (conteniendo biografías de los personajes más interesantes que allí vivieron o nacieron). Junto a este; la portada de otro interesante libro del mismo autor, intitulado: EL SUEÑO DEL INDIANO -biografía de Pepín Rodríguez- (en el que narra la vida y obras de este filántropo y genial empresario, que mantuvo sus firmas de puros Habanos a la cúspide del comercio mundial).





Al lado, imagen de un ejemplar en que se recoge la vida y obra del pintor collotense: Prado Norniella.






BAJO ESTAS LINEAS: Dibujo mío de Francisco Bustamante Alonso, cronista de Colloto.



A ) INTRODUCCIÓN (una época plena de enfemedades y muerte; la generación de José Cima):

Muchos han sido los artículos que hemos recogido en este blog; donde paulatinamente escribo mis memorias familiares, unidas a recuerdos y reflexiones. Pese a ello, aunque ya son casi cien los capítulos -que han superado con creces, el millar de hojas y fotos publicadas-; y cientos de miles, los lectores que visitaron estas páginas. Nunca me sentí tan inseguro al comenzar una entrada; puesto que hoy parto desde una documentación “prestada” o “ajena”. Me refiero a datos que -en su mayoría- he ido tomando desde los trabajos de Francisco Bustamante. Investigador asturiano, que recopiló una copiosa e interesante información acerca de los personajes y época sobre la que vamos a tratar (logrando crear unas primeras crónicas de Colloto). De tal modo, me es obligado añadir en esta introducción, que intentaremos describir con justicia y realismo los hechos descubiertos y recogidos por el autor al que seguimos; rogando perdón por si en algún momento mal interpretamos alguna referencia, tomada desde sus estudios.


Nuestro capítulo de hoy se intitula JOSÉ CIMA Y SU ÉPOCA: LA GENERACIÓN DE QUIENES LO LOGRARON. Refiriéndonos a una etapa muy dura en España y a los que vivieron aquel tiempo, cargado de penalidades; que comprende el siglo XIX español y los comienzos del XX. Donde sobrevivieron nuestros compatriotas, pese a cuantos problemas y males sufrieron; logrando muchos de ellos superarlo todo. Llegando incluso al éxito empresarial o social; pero sobre todo, a la realización y plenitud humana. Hablamos del tiempo que transcurre entre el nacimiento del mi tatarabuelo y la muerte de su hijo; mi bisabuelo José Cima. Etapa que comprende desde la presencia de Napoleón en España (1808), hasta la Segunda República de 1931. Un periodo con enormes dificultades de todo tipo; que afrontaron con dignidad y valor esos españoles que nacieron en la primera y segunda mitad del siglo XIX. Para comprender lo que fue esta dura parte de nuestra Historia, enumeraremos a continuación las contiendas, fatalidades, problemas sociales y enfermedades que se sucedieron desde 1808, hasta 1931. Ciento veintitrés años durante los que España vivió innumerables convulsiones, guerras, epidemias e invasiones; de las que recogemos seguidamente un breve resumen cronológico:


- 1808: Entrada de Napoleón en tierras españolas y Guerra de la Independencia hasta 1812.

- 1813-1833: Regreso y reinado de Fernando VII que deroga la Constitución de Cádiz y reimplanta el absolutismo. Tras ello se suceden los pronunciamientos, destacando el del general Riego; terminando por aplastarse todo movimiento liberal en 1823.

- 1811-1830: Las más importantes colonias españolas en América se independizan. Paraguay 1811; Chile 1816; Argentina 1818; Colombia 1819; Perú 1821; Venezuela 1821; México 1821; Ecuador 1822; Centro América 1823; Bolivia 1828; Uruguay 1828; y etc.

- 1833: Reinado de Isabel II que sucede a su padre con tan solo tres años de edad, dejando España bajo la regencia de su madre Ma. Cristina. El hermano de Fernando VII (Carlos Ma. Isidro) reclamó el trono y comienzan las Guerras Carlistas. Siendo la más importante la primera; sucedida entre 1833 y 1837 (son sin lugar a dudas, guerra civiles).

- 1833: Primera y gran epidemia de cólera, que esquilma la población total de España en un 2%.

- 1843: Subida al trono de Isabel II, contra la que todos conspiraron (su madre, su hermana, sus generales y hasta su marido). El reinado de esta monarca fue un compendio de intrigas, Golpes de Estado y corrupción.

- 1846-49: Segunda Guerra Carlista. Guerras en África hasta la victoria de Tetuán diez años más tarde (1860).

- 1854: Gran epidemia de malaria. Años de la llamada hambruna, debido a que las cosechas fueron malas y a que se produjo una gran bajada de temperaturas.

- 1855: Enorme epidemia de cólera (segunda gran ola que mata aproximadamente al 2% de la población española). Hambruna y ruina debido a malas cosechas, pero sobre todo por el bloqueo de comunicaciones, cerrando puertos y carreteras para confinar el cólera.

- 1865: Otro gran brote de cólera vuelve a producir unos 120.000 muertos en España.

- 1868: golpe de Estado en Cádiz y derrocamiento de Isabel II. Diversos ensayos de gobierno, terminan por la proclamación de una monarquía electa en la figura que proponía Prim (asesinado poco antes de que entrase el rey que este general apoyaba).

- 1868/1878 y 1879/1898: En octubre comienza la Guerra de Cuba, “Guerra de los diez años” que durará hasta 1878; a ella le sucederá la llamada “Guerra Chiquita” de 1879 a 1879 y la “Guerra de independencia Cubana (1895, hasta la intervención de Estados Unidos y El Desastre del 98).

- 1871: Llegada al trono de Amadeo de Saboya, quien abdica dos años más tarde.

- 1873: Primera República (llevando al país al caos)

- 1872-76: Tercera Guerra Carlista. Las tres guerras carlistas provocaron los mismos muertos que el cólera, unos 300.000 en total.

- 1874: Restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII; su madre Isabel II muere en el exilio.

- 1885: Terrible epidemia de cólera que produce unos 120.000 muertos en España. Será la última gran oleada de la pandemia, poco después se halla vacuna contra la enfermedad.

- 1885: muere Alfonso XII y le sucede su hijo póstumo Alfonso XIII, bajo la regencia de Ma. Cristina.

- 1898: gran crisis con América, guerra hispano americana: El Desastre. Pérdida de las últimas colonias (Cuba, Filipinas y Puerto Rico).

- 1902: Alfonso XIII sube al trono con dieciséis años; la Guerra de África provoca la Semana Trágica (1907-1909). Pese a todo, hacia 1910 España volvía a ser una gran potencia europea, logrando salir de la miseria y del atraso industrial.

- 1912: Diversos atentados anarquistas debilitan los gobiernos, entre ellos la muerte de Canalejas en 1912.

- 1914-19: comienza la Primera Guerra Mundial en la que España no participa. Se expanden los movimientos revolucionarios; huelgas generales como la de Barcelona.

- 1918: Pandemia de la llamada Gripe Española, causando millones de muertos (fallece una hija de José Cima).

- 1921: Desastre de Annual, derrota del ejército español en África.

- 1923: Dictadura de Miguel Primo de Rivera que dimite y abandona el país en 1930.

- 1931: Segunda República.



SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de José Cima García. Arriba, fotografía tomada hacia 1910 (con unos sesenta y ocho años) y que se utilizó como imagen oficial, en los periódicos o anuncios de su empresa -es también la que contiene la “Enciclopedia de Oviedo” (ver http://el.tesorodeoviedo.es/index.php?title=Jos%C3%A9_Cima_Garc%C3%ADa )-. 






Al lado, un dibujito mío de mi bisabuelo José Cima; que pinté para Francisco Bustamante.





SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, otra de las fotografías oficiales de José Cima; en este caso tomada hacia 1925, para artículos de prensa .

Abajo, retrato de José Cima García y de su esposa Josefa Fernández-Roces Quirós y Cima (luego Ma. José Fernández-Quirós). Las fotografías obtenidas desde placas de cristal están tomadas hacia 1871; cuando contrajeron matrimonio y al poco tiempo de regresar desde Cuba, mi bisabuelo (José Cima) .


Como hemos visto, esta breve cronología recogida antes de las imágenes, resume lo acontecido en España durante el periodo en que se desarrolló la vida de mi bisabuelo, José Cima (1843-1932) y de su padre (nacido hacia 1810). Una época en la que se produjeron innumerables contiendas; incluyendo las guerras carlistas, las de Colonias y las napoleónicas, provocando una centuria en la que apenas hubo dos años seguidos de paz. A ello, hemos de sumarle las numerosas pandemias que asolaron la nación aquellos años; entre las que destacó el cólera, con cuatro terribles brotes en nuestro país –esquilmando aproximadamente un 2% de la población en cada oleada-. A este mal llegado desde El Ganges, se sumó la continuada aparición de epidemias tifoideas y de malaria; que brotaron principalmente en lugares próximos a ríos y pantanos. Provocando durante el siglo XIX y comienzos del XX, una terrible situación sanitaria, nacida de la insalubridad en pueblos y grandes urbes; debido a la falta de medios higiénicos, la carencia de hospitales y a la inexistencia de una medicina microbacteriana. Todo ello, se añadía a una esfera ciudadana cargada de problemas sociales, guerras y conflictos civiles o coloniales. Circunstancias que regaron nuestras tierras de batallas y revoluciones, junto a numerosas oleadas infecciosas y pandémicas; generando durante más de cien años: Muertos, lisiados y enfermos, por doquier.


Pese a vivir tantas vicisitudes y sobrevivir en estas condiciones; hubo una generación nacida a mitad del siglo XIX, que logró sacar a España del medievo y del absolutismo, llegando a convertirla en una potencia europea. Un milagro que realizaron principalmente los nacidos entorno a 1850; quienes gracias a su trabajo, su perseverancia y su valor, vieron en 1910 como su país volvía a ser una gran nación -tras casi un siglo de guerras continuadas, dificultades insalvables y epidemias incurables-. Esos compatriotas tuvieron que superar lo inimaginable y comenzar varias veces desde cero; logrando reconvertir la Sociedad española en un modelo moderno y pacífico -en la medida que pudieron-. Por cuanto narramos; nuestra nación decidió no participar en la Gran Guerra del 14, pese a las críticas de muchos intelectuales y belicistas de entonces. Hablamos de los hombres de cultura nacidos a finales del siglo XIX, quienes no conocieron el cólera ni las guerras intestinas de esa centuria; por lo que veían con espíritu romántico las revoluciones y contiendas. Fueron estos, los que vinieron al Mundo después de 1870; una generación muy diferente, que solo entendía el progreso por medio de lucha y conflictos. Entre ellos destacaron innumerables intelectuales que promulgaban el belicismo, como hicieron varios miembros del 27; en la forma que ya habían dictado algunos de sus antecesores, entre los que destacó Valle Inclán -partidario de apoyar a Alemania en la Guerra del 14; al igual que años antes había aplaudido a las hordas carlistas cuando atacaban a los liberales-.


Pero de un modo muy distinto; los españoles nacidos antes de mediar el siglo XIX, que habían vivido enormes calamidades y visto numerosas guerras. Decidieron no entrar en esa conflagración del Mundo del 14; logrando así una gran bonanza en España, tanto como salvar a toda una generación de jóvenes. Nos referimos a los que se vieron obligados a luchar en la Primera Guerra Mundial, a quienes se denominó en Europa “The lost generation”; pues tan solo quedaron unos pocos, entre los millones de hombres que se mandaron al frente. Fue así, como los españoles nacidos después de 1880 no se vieron obligados a participar en aquella terrible carnicería, donde por vez primera se usó armamento químico y se demostró que la degradación de Europa podía llegar a límites insospechados. Siendo salvados por sus antecesores, los venidos al mundo entorno a 1850, que dirigían el país en 1914; quienes logran de ese modo redimir nuestra Sociedad (reflotando la economía, sin enviar a sus hijos -o nietos- a una muerte segura). A pesar de ello, esos otros compatriotas que vienen a a vida a fines del XIX y que gracias a sus padres -o abuelos- no fueron a la Gran Guerra; idealizaron las armas y la lucha. Al vivir durante una etapa española de gran bonanza; con enorme progreso, sin importantes enfrentamientos intestinos, ni contiendas civiles -en la que se superan numerosas enfermedades (entre ellas, el cólera)-. Así fue como -tristemente- los herederos de unos españoles que lograron la paz y el bienestar en nuestra nación; se dedicaron a promover la confrontación y el odio (de un lado y de otro), hasta llevarla a la Guerra Civil del 36. Pese a ello, sus antecesores eran personas muy distintas; principalmente preocupadas por la concordia y el progreso. A esa generación de la paz y avance, perteneció José Cima; uno de los muchos ciudadanos ejemplares que dio por entonces nuestra España.




SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Fotografías enviadas por Francisco Bustamante (al que agradecemos nuevamente nos haya facilitado tantos datos) Arriba, imagen tomada desde una pantalla de ordenador: Casa en la calle Real De Colloto, en la que este autor cree que nació José Cima. Es un edificio del siglo XVIII (hoy derruido) y sería según Francisco Bustamante, donde vio la luz por primera vez mi bisabuelo -o bien pertenecería a sus padres-. Abajo, otra imagen de esta fachada -antaño situada junto a la fábrica de sidra Cima-, que posiblemente se mantuvo allí hasta hace poco, al ser el hogar donde nació mi bisabuelo. Francisco Bustamante cree que esta fue su casa natal y que su padre era un oficial que participó en la Primera Guerra Carlista (en el frente de Oviedo, de 1837) -sobre la foto he marcado con letras este edificio donde quizás nació José Cima-.





JUNTO ESTAS LINEAS: Tumba de José Cima y de su mujer (Ma. José Fernánez-Roces), en el cementerio de San Salvador de Oviedo. Comprada a perpetuidad, se halla junto a la entrada principal de este camposanto; muy cerca del panteón de los Gómez-Morán y de otros familiares (los Jove, los Vallaure o los Caicoya -también con residencia en Colloto, durante el siglo XIX-).









Al lado, inscripciones en la tumba de José Cima. En su parte alta, memoria de su hijo Arturo Cima y Fernández-Quirós (junto a su esposa, Silvina de Faes Carbonell). En sus pies, “in memoriam” de Josefa F.-Quirós, de Cima y bajo esta, inscripción: Excmo. Sr. José Cima García







JUNTO Y SOBRE ESTAS LINEAS: Dos fotos más de la tumba de José Cima en San Salvador, de Oviedo. Al fondo de la imagen superior se observan algunos panteones de amigos suyos y el de su consuegro: José Gómez Morán de Lavandera. Entre ellos y a nuestra izquierda, también vemos el de su admirado Policarpo Herrero y el de los Masaveu.








SOBRE JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras tres imágenes del mismo sepulcro. En la foto de arriba, mi mujer dejando flores. Abajo, vemos al fondo la entrada al cementerio y la tumba que tienen mis bisabuelos a su lado (la de Manuel Campomanes y su mujer).







B) BOSQUEJO BIOGRÁFICO Y FECHAS PRINCIPALES EN LA VIDA DE JOSÉ CIMA GARCÍA (Colloto 1843 – Oviedo 1932):

Los datos que aportamos proceden de diferentes biografías editadas en enciclopedias y libros, a los que añadimos numerosas aportaciones halladas por Francisco Bustamante, junto a otras publicadas por Antonio Castejón, por Ruiz Andrade, Fermín Canella y etc. -ver notas en citas (1), (2), (3), (4), (5), (6), (7) -.


- 1843: Nace en Colloto. En opinión de F. Bustamante su padre era un oficial que participó en las Guerras Carlistas hasta 1837; su madre fue Ma. Jose García, sobrina de los hermanos Fernández-Roces García (cuya hermana Bárbara estaba casada con Anselmo González del Valle).


- 1854: En Colloto se declara una terrible epidemia de malaria que acaba con parte de la población. Un año más tarde (1855), se produce un brote de cólera que atacó toda España y también diezmó terriblemente Colloto.


- 1855: Huyendo de las pandemias y debido a un estado económico precario, José Cima emigra a Cuba, donde sigue estudiando y comienza a trabajar con la empresa de sus tíos, Manuel y Antonio Fernández-Roces García (cuñados de Anselmo González del Valle). Estos parientes eran grandes tabaqueros asentados desde 1810 en Cuba y sus hijos fueron Pedro y Antonio Fernández-Roces Cimadevilla; tíos carnales de Anselmo González del Valle Fernández-Roces (nacido hacia 1820 y emigrado a Cuba en 1840). De quien pasan a ser los hombres de confianza, después su boda en 1851 con una de las más ricas empresarias de la industria tabaquera cubana: Ma. Jesús Gónzalez-Carvajal, hija tercera del dueño de la empresa Cabañas y Carvajal. En 1858, Anselmo González del Valle y Fernández- Roces compra la marca de su suegro (Manuel González-Carvajal) y se convierte en uno de los hombres más ricos de El Caribe. Este matrimonio tuvo dos hijos, Anselmo y Martín González del Valle González-Carvajal; quienes se educaron en España y ayudaron a José Cima en sus proyectos. El menor (Martín) llegará a ser nombrado Marqués de la Vega de Anzo, por sus éxitos empresariales. El hermano mayor (Anselmo) será un intelectual y bohemio, que crea numerosos proyectos empresariales y funda diversas filarmónicas; fue uno de los grandes amigos y mecenas de José Cima.


- 1868: En octubre comienza la Guerra de Cuba, “Guerra de los diez años” que durará hasta 1878; a ella le sucederá la llamada “Guerra Chiquita” de 1879 a 1879 y la “Guerra de independencia Cubana (1895, hasta El Desastre del 98). El ambiente en la isla se hace irrespirable y José Cima se plantea regresar a España. Su ideología progresista y abolicionista no encaja con algunos bloques de oligarquía cubana, que apoyan incondicionalmente la esclavitud, la guerra y no pactar. Decide volver y seguir el camino de sus amigos progresistas, entre los que también se encuentran los González del Valle.


- 1869/70: Hasta 1869, había trabajado en Cuba viajando a Florida y otros destinos comerciales del Caribe; logrando formarse como empresario y obteniendo una cartera de clientes para su proyecto de vender sidra en América. Desde su llegada a Cuba (en 1855) estudió, trabajó y vivió, junto a sus parientes: Los Fernández-Roces García (Pedro y Antonio) y los González del Valle Fernández-Roces (Anselmo). Regresando a Colloto en 1870, con cierta holgura económica, a los veintiocho años. Sobre este punto, comenta Bustamante "José fue un indiano que se hizo con una cantidad de dinero respetable durante su travesía en Cuba, trabajando en el tabaco" -cita (7) pag. 14 -. En nuestra casa se comentaba que en realidad durante estos años que trabaja en Cuba, se forma como empresario, estudia de modo autodidacta química (su gran afición) y aprende bien inglés; tras largas estancias en Thampa y viajando como comercial por Estados Unidos. Dominando también el francés y con una cartera de posibles clientes -iberoamericanos, estadounidenses y del Caribe francófono-, regresa a Colloto cargado de proyectos y pensando cómo vender sidra en el otro lado del Atlántico.


-1871: Contrae matrimonio con su pariente carnal, Josefa Fernández-Roces Quirós, quien tan solo contaba entonces catorce años. Era hija de Pedro Fernández-Roces Cima (1835-1903), que desde 1866 fue concejal en el ayuntamiento ovetense, defendiendo los intereses de Colloto en el cabildo de Oviedo. Su esposa, más tarde cambiaría el primer apellido, para que no se observase la consanguinidad; pasando a llamarse Ma. José Fernández-Quirós Roces. Tras ello, José Cima comienza su vida en política, en paralelo con su suegro; sin que los extraños pudieran apercibirse de que quien le patrocinaba era el padre de su mujer (y familiar en segundo grado). Sobre su boda, nos dice Bustamante: "En 1871, un gran acontecimiento, con la alta sociedad presente en la iglesia de Colloto. Se casa José Cima con su paisana Josefa Fernández-Roces (Colloto 1957-Oviedo 1917), una niña de apenas catorce años. A esta boda asisten entre otros destacados pro hombres, Anselmo González de Valle (1852-1911). Todo un acontecimiento que revolucionó es esta -por entonces- pequeña aldea" . -cita (7) pag. 14 -



SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Arriba, el matrimonio José Cima García y Ma. Josefa Fernández- Roces Quirós (luego Fernández-Quiros). Al lado, acta eclesial de la boda entre ambos, donde se expresa la dispensa por consanguinidad. Esta foto me fue enviada por Francisco Bustamante, al que agradecemos todos los datos e imágenes que nos ha aportado.




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- 1872: Comienza en el mundo de los negocios, exponiendo diversos artículos agrarios en distintas ferias. Se inicia como ayudante político de su suegro, Pedro Fernández-Roces y Cima (1938-1903) ; quien desde 1866 hasta su muerte se mantuvo como concejal de Colloto en el Ayuntamiento de Oviedo. En los apellidos se observaba que el padre de su mujer era familiar suyo, pues ya vimos que acta de matrimonio especifica un parentesco consanguíneo con su mujer -sin impedimento impediente-. Debido a ello, deciden que ella se llame Ma.José Fernández-Quirós, mientras su padre comienza a firmar Fernández Roces; sin que fuera tan evidente la unión del yerno con el suegro o la defensa de los intereses comunes a todos los Fernández-Roces. (8)


- 1873: Se inicia en los experimentos para crear un nuevo tipo de sidra, que pueda exportarse por barco a Cuba sin corromperse; sabiendo que si da con una fórmula que permita el transporte de esta bebida a los lugares en que había emigración asturiana, tendría un enorme éxito. Sus comienzos fueron un verdadero fracaso, pero no desistió en buscar esa fórmula; estudiando química para crear un proceso de champanización de la manzana. Parece que en algunos momentos pasó verdaderos apuros económicos, pero le ayudó a seguir en su proyecto y empeño su amigo Anselmo González del Valle y González-Carvajal.


- 1874-75: Comienza a fabricar sidra con un sistema propio e inventado por él. Crea Industrias Cima, una de las firmas empresariales más antiguas de España, que ha llegado a nuestros días. Sobre ello, escribe Bustamante: "A finales del año 1875, José Cima García, puso en marcha la fábrica de sidra Cima; la fábrica es mucho decir, pues durante estos primeros años él se ocupaba de todo en una cuadra y poco más" -cita (7) pag. 14 -


- 1876: Nos dice Bustamante: "En 1876 comienzan los trámites para arreglar el puente de madera de Colloto (Folgueras) puente que cayó en el olvido y que rescató en más de una vez un célebre paisano, Pedro Fernández-Roces (Colloto 1938-1903) concejal del ayuntamiento, propietario y suegro de otro hombre clave en la Historia de Asturias, entre finales del XIX y el siglo XX: José Cima García (Colloto 1943- Oviedo 1932) que llegaría a ser alcalde de Oviedo”. -cita (7) pag. 13 -


- 1877: Escribe Bustamante acera de los comienzos en la Sidra Cima “En 1877 (...) y años siguientes continúan los experimentos (ya muy avanzados) para elaborar una sidra `distinta´ y que sería la primera que se elaboraría en España para exportación; en esas estaba José Cima" -cita (7) pag. 15 -



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, José Cima hacia 1912. Abajo, uno de los artículos publicados en la prensa de la época sobre Industrias Cima; en este caso se trata de una página de Mundo Gráfico, editada en septiembre de 1912, donde se dedica este artículo a mi bisabuelo y su empresa. La hoja en imagen, me fue entregada por mis tíos: Jose Ma. Gómez-Morán y su mujer Dolores Albornoz (ya fallecidos). Me la dieron hacia el año 1997; diciéndome que debíamos investigar sobre nuestros bisabuelos Cima, de los que tomaba el nombre de pila mi tío “Chema”. Decenios después así lo pude hacer y desde nuestras lineas enviamos un cariñoso saludo a sus hijos; mis primos Gómez-Morán Albornoz.



- 1878: Dedicado a la exportación, realiza envíos a América, pero los barcos soportaban un gran oleaje al pasar el trópico. Debido al batido de la fuerte mar, sus envíos reventaban en las bodegas del navío y las botellas llegaban abiertas; lo que solucionó cerrándolas con tapones de corcho, enmallados. Al parecer, este proceso observado en los viajes, le ayudó a deducir un método de champanización basado en batir las barricas (de un modo similar al que se movían con las olas).

- 1878: Escribe Bustamante: "Parece ser que en Cuba consigue una fórmula con la que se puede champanizar la sidra, algo que nadie había logrado en España. Es un gran aficionado a la química y pese a todo parece que la empresa no prospera. Está casi arruinado, pero llegan buenas nuevas; ha conseguido hacer llegar la sidra a Cuba sin ningún contratiempo, después de -al menos- un primer envío en el que las botellas, por el gas, llegaron abiertas" (...) "Sería José Cima, el primero en crear una sidra al champagne, diseminando el nombre de Colloto durante aquellos años por lejanos lugares como: Estados Unidos, Japón o Egipto, por poner unos ejemplos" -cita (7) pag. 15 -

- 1878 (Mayo a Noviembre): Obtiene un éxito con su sidra en la Exposición Universal de París, celebrada este año; donde le premian como bebida elegida por el público.

- 1878 (Noviembre) : Nos dice Francisco Bustamante: “En el otoño de 1878 realiza el primer envió, con éxito de la primera sidra realizada para exportar” -ver cita (8) -


- 1879: De este modo describe Ruiz Andrade los envíos iniciales con éxito de la sidra Cima a Cuba: “Los primeros ensayos fueron una serie de dolorosos fracasos. Pero no tardó mucho tiempo en combinar la fórmula precisa, y la sidra, sin perder nada de sabor y su aroma de manzanas frescas, se "champanizaba" en una reacción química natural que asombró a los más expertos sidreros asturianos. Así y todo, resuelto el problema, hubo nuevas dificultades. José Cima hizo su primer envío a Cuba, y la expedición no llegó... Llegaron las cajas mojadas, las botellas estalladas... Era un nuevo problema; una nueva decepción, una nueva serie de ensayos, de estudios, de gastos. No cayó en desánimo. Al final venció. En Cuba, el nuevo producto se popularizó enseguida. Los consumidores no eran ya los asturianos, sino de todo el mundo” (4) .


- 1880: Su sistema de champanización era inigualable y obtiene enorme éxito en Cuba; asimismo Sidra Cima se vende por toda Asturias y gran parte de España. Probada por Alfonso XIII, es nombrado proveedor de la Real Casa y le otorga el título de Real Sidra Asturiana. Añadiremos que en este tiempo era común -entre los adinerados- acompañar sus comidas con champán y celebrar todo acto con esa bebida. Por lo que la creciente clase media de la época comienza a realizar celebraciones, cenas y almuerzos con sidra achampanada. Sobre este año de 1880, escribe Bustamante: "sidra Cima, pionera en Asturias, cuyos inicios se sitúan en octubre de 1875. Su éxito fue fugurante y ya en 1880 la Casa Real autoriza que sea la única “sidra real”. Recordemos que esta bebida fue alabada por Alfonso XII y por los miembros del gobierno francés en años posteriores" -cita (7) pag. 31 - .


- 1882: Presenta su sidra en exposiciones internacionales; Burdeos (EXPOSITION INTERNATIONALE DES VINS) y en Buenos Aires (EXPOSICIÓN CONTINENTAL SUD-AMERICANA). Obtiene medallas en ambos eventos y grandes éxitos.


-1884/85: Escribe Bustamante sobre la fábrica de sidra; “Su despegue llega en 1884 tras la exportación. En abril de 1884 en los bajos del casino de Oviedo abren el primer establecimiento dedicado a esta sidra. Seguirá elaborándose hasta 1932; pero tras la muerte de José Cima ya no se hace con la misma calidad y continúan vendiéndola con la misma etiqueta hasta finales de siglo XX”. -cita (7) pag. 31 - .

-1885: Expone su método de champanizar en la exposición INTERNATIONAL EXHIBITION OF INVENTIONS celebrada en Londres este año; logrando un gran éxito al mostrar una nueva fórmula que lleva “sidra” hasta el “champágne”; sin hacerlo con sidra carbónica o gaseosa, tal como hasta entonces se había logrado (introduciendo azúcar o gas carbónico). Se observa que su forma de tratar el jugo de manzana obtiene los mismos resultados que el champán, considerándose desde entonces una bebida saludable y de alta calidad.


-1884: Dice Bustamante, "En 1882 defendía los intereses de Colloto en el ayuntamiento de Oviedo, Pedro Fernández-Roces; al que en 1884 se une su hijo político, José Cima; ambos como concejales del ayuntamiento. Gracias a su intervención hubo obras de mejora en el pueblo como la del puente de las Folgueras" (...) "En este año de 1884, José Cima reside en Oviendo, debido a que abre un negocio de sidra achampanada en la capital, el pionero de toda Asturias" (...) "A partir de este cambio de domicilio, comienza diversas actividades; entre otras destaca la de concejal del Ayuntamiento de Oviedo". -cita (7) pag. 15 - . Al menos, desde 1884 hasta 1830 fue concejal del Ayuntamiento ovetense, culminando su carrera con una breve etapa como alcalde.


-1886/87: En estos años la sidra Cima ya gozaba de un enorme prestigio. Tanto que Fermín Canella en su libro sobre Oviedo (1887) comenta lo siguiente: “Año 1886 D. José Cima García, de Colloto, elabora especial sidra espumosa por procedimientos antiguo y moderno champañés, teniendo premiados sus productos en exposiciones nacionales (11) .


- 1888/1989: Su sidra logra la medalla de oro en la Exposición Universal de 1888, al igual que lo hace en la de París un año más tarde (1889, el famoso evento para el que se construyó la Torre Eiffel).


- 1890 y siguientes: Escribe Bustamante, “En estos años finales del siglo XIX las ventas de sidra achampanada aumentan a cientos de miles de botellas” (... ) "Durante estos años, las ventas de sidra achampanada que hasta hace nada -como quien dice- solo fabricaban y vendía nuestro paisano José Cima, alcanza la venta de miles y miles de botellas, sobre todo a Cuba y a paises latinos. Además, las amistades de José Cima, como Julio Vallaure Soteras (1845-1938) y posteriormente Rogelio Jove Bravo (1851-1927); futuros consuegros de Cima, serían buenos conocedores de Colloto" -cita (7) pag. 20 - .


- 1896: José Cima García y su mujer Ma.José Fernández-Roces Quirós (ya apellidada Fernández-Quirós y Roces), regalan una campana a la iglesia de Santa Eulalia de Colloto, para rememorar a sus respectivas madres: María García y Cándida Quirós -cita (7) pag. 23 -



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de la iglesia de Santa Eulalia, de Colloto. Al lado, fotografía que hemos tomado y corregido desde los fondos documentales de Francisco Bustamante (al que agradecemos siempre sus numerosas aportaciones). En ella vemos la parroquia en 1925, recién reconstruida. Abajo, estado actual del templo que fue restaurado en 1925 bajo el patrocinio de José Cima; quien también donó una de sus campanas en 1896.



- 1900: Llega a exportar un millón de botellas anuales, tal como recoge en sus etiquetas y publicidad. Este éxito lo describe Ruiz Andrade del siguiente modo: “Así, en pocos años, la demanda de aquel mercado excedió a la producción pasando de un millón de botellas las que José Cima enviaba cada año. Un esplendido negocio para que no tuviese seguidores e imitadores. El protagonista de este relato no puso trabas a las nuevas fábricas. Se limitó a mantener el prestigio de su marca "REAL SIDRA ASTURIANA", perfeccionando cada día los procedimientos de fabricación” (4) .


- 1909: Crea un gran laboratorio en Oviedo, para que se encargase de este centro su hijo Arturo. Acerca de ello escribe Bustamante: Abre "ese año (1909) el Laboratorio Químico Asturiano, el más dotado e importante de Oviedo y provincia, abre al público. Impulsado y costeado por José Cima, para su hijo, Arturo. Es vendido unos años después al ayuntamiento de Oviedo, todo un lujo para la ciudad" -cita (7) pag. 31-


- 1910/11: Obtiene un enorme éxito en la Exposición Internacional de Buenos Aires con su sidra, donde su stand se convierte en un referente entre todos los que allí se exhibían. Su sidra al champán obtuvo el Gran Premio de Honor y fue considerada con la más alta distinción del certamen. Hasta Argentina viajó con varios de sus familiares, empleados y al menos dos secretarias -naturales de Colloto-; regresando a Asturias tan solo una de ellas, debido que la segunda encontró en Buenos Aires el amor y fundó allí una familia (hecho que se menciona como curiosidad en la prensa de la época).



SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: arriba, etiqueta de Sidra Cima en la que se observan las diferentes medallas y galardones que la empresa obtuvo (entre ellas la Gran Cruz al Mérito Agrícola, que otorgó Alfonso XIII a José Cima, por su invento y el sistema de champanización)



Al lado, dos imágenes del laboratorio creado por José Cima, para su hijo Arturo en 1909. Decenios más tarde, sus instalaciones de enorme calidad y el edificio, serían adquiridos por la ciudad de Oviedo.


- 1911: En este año se conmemoraba el centenario de Jovellanos. José Cima alquila el teatro Campoamor y contrata la compañía de su amiga María Guerrero, para que represente varias obras; abriendo ese espectáculo a toda la “colonia cubana” (los asturianos que trabajaron en esta isla o que tenían negocios en la zona caribeña) -cita (10) pág. 88)


- 1912: Escribe Bustamante; “en el año 1912 el rey condecora a José Cima con la cruz al mérito agrícola.” -cita (7) pag. 35- . En el mes de septiembre le dedica la revista Mundo Gráfico una página entera, donde se expone que tras la labor de Cima, anualmente se había llegado a facturar para expotación; unos diez millones de pesetas anuales en sidra. Añadiendo que antaño esa bebida era barata, sin mercado exterior y tan solo para su consumo en Asturias (sin apenas valorarse). Diez millones de pesetas, a día de hoy puede equipararse a unos diez millones de euros.


- 1914: La Sociedad Filarmónica de Oviedo, fundada en 1907 por su amigo Anselmo González del Valle y González-Carvajal; entra en crisis debido al inicio de la Primera Guerra Mundial. Se celebra un pleno en el que se propone que La Filarmónica ovetense cese en sus funciones, debido a la falta de fondos. Mientras se sucedía esa reunión, se levantó José Cima de su silla, ofreciendo una gran cantidad de dinero para que la Sociedad tuviera fondos sobrantes durante años. Tras ello y después de donar una enorme prebenda; se giró hacia el directivo de la Filarmónica que tenía sentado a su lado, diciendo la famosa frase: -“Poli, ahora te toca a ti”-. El mencionado “Poli” al que se refería, era Policarpo Herrero; uno de llos banqueros más ricos de Oviedo, famoso por sus acciones filantrópicas y por su afición a la música (que se vio obligado a donar una cantidad aún mayor para la causa).


- 1915: Se platea crear una nueva sede de sidra Cima y realizar un edificio emblemático para la fábrica y embotelladora. Tristemente, en 1917 y 1918 sufre una huelga general y dos graves pérdidas familiares (su mujer y una de sus hijas), lo que le obliga a retrasar el proyecto de esa nueva sede de Sidra Cima.


- 1917: Nos dice Bustamante, que “en 1917 José Cima deriva su fluido eléctrico de la fábrica hacia las escuelas de Pepín Rodriguez, para que tuvieran luz.” -cita (7) pag.36- . Más tarde veremos que las Escuelas de Pepín Rodríguez, son los colegios que abrió y costeó en Colloto, este gran empresario llamado José Rodríguez Fernández-Roces (director y propietario de la marca de puros Romeo y Julieta -sobrino de José Cima-).

- 1917: Comienza una huelga general en la fábrica, que se prolonga casi un año; fue promovida a consecuencia de las noticias que llegan desde Rusia y de lo que sucede en Europa durante la Guerra Mundial. Los piquetes levantan barricadas y cierran la producción más de diez meses. Tal como Bustamante recoge en algunas menciones a Cima -ver cita (24) - ; este año se hunde la fábrica a consecuencia del parón. Las huelgas terminaron con agresiones de todo tipo; fueron heridos los propios trabajadores cuando mineros amotinados llegaron hasta las casas del empresario, lanzando piedras, rompiendo y apaleando cuanto se relacionaba con la firma.

- 1917: Muere su esposa Ma. José Fernández-Quirós; nacida como M. Josefa Fernández-Roces y Quirós. Su fallecimiento tiene lugar en el triste momento en que los piquetes y huelguistas habían parado la fábrica Cima.


- 1918: Muere una de sus hijas, víctima de la Gripe Española. Este fallecimiento y el de su mujer (casi un año antes) supone un duro golpe que le obligó a refugiarse en Colloto largas temporadas; sin poderse centrar en el proyecto de un nuevo edificio para su fábrica, lagares, embotelladora y oficinas. Toda novación queda parada, aunque se reanudan los trabajos de la embotelladora en fábrica.


- 1923: Emprende las obras del edificio emblemático para su empresa. Sobre ello escribe La Nueva España un artículo que recoge Castejón y que destaca el espíritu con el que quería modificar la nueva sede de la fabrica Cima. Sin atender tan solo a criterios funcionales y creando un referente estético, mejorando el pueblo; tal como dicta el texto referido, con estas palabras: “Los expedientes conservados en el archivo municipal -proporcionados por la archivera Ana Herrero- confirman esta interpretación. En julio de 1923, José Cima había solicitado permiso para tirar varias casas ruinosas en su propiedad, colindante con el Camino Real. En el documento señala su intención de levantar un nuevo edificio en chaflán, ocupando un terreno municipal que había comprado seis años antes. El empresario proyecta su sede «para dar a la fábrica las facilidades y la estética que su desarrollo precisa», según puntualiza en su petición” (…) “El arquitecto municipal que da su visto bueno -apenas un mes después de cursarse la propuesta- precisa que «los servicios públicos quedan respetados en su totalidad y las nuevas líneas de edificación contribuirán grandemente a la estética del lugar»” (2) .

- 1923, sobre esta renovación de su fábrica, nos dice la Enciclopedia de Oviedo (3) : “En 1923 José Cima amplio la fabrica, solicitando al ayuntamiento la propiedad de unas casas ruinosas lindantes con su propiedad en las cercanías de Camino Real llegando a tener 1000 m2 construidos. Uno de los arquitectos de esta fabrica es el afamado arquitecto asturiano Casariego, autor de destacados edificios en Oviedo”



SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de la nueva sede de Sidra Cima en Colloto, terminada en 1925 por Francisco Casariego y “otro técnico más”; hemos de suponer que aquel arquitecto que no cita la Enciclopedia de Oviedo, fue Manuel del Busto (que levanta varios edificios familiares en Colloto, durante los mismos años). Arriba, la fábrica tal y como estaba en los años sesenta, cuando todavía era usada por Cervezas San Miguel. Abajo, el inmueble tras ser rehabilitado hace unos años y reconvertido en colegio. Su restauración actual -a mi juicio- le da apariencia de una construcción minimalista del siglo XXI; muy distinto a lo que fue en su día: Una fábrica de comienzos del XX, con lineas de arquitectura popular asturiana, unida al racionalismo “años veinte” (a mi entender, tras esta reforma, ha perdido la esencia de su significado como edificio y gran parte de su “alma constructiva”).



- 1924: Comienzan las obras de rehabilitación de la iglesia de Santa Eulalia de Colloto, a costa de José Cima; realizadas por el mismo arquitecto que llevaba a cabo el proyecto de su nueva fábrica (2) . Este hecho lo recoge Bustamante con las siguientes palabras: “marzo de 1924 comienzan las obras de reconstrucción de la parroquia, sufragadas por Jose Cima” -cita (7) pag. 45- . Asimismo, el Arquitecto Casariego levantaría en estos dos años el chalet de Arturo Cima, único hijo varón del empresario collotense.


- 1925: Se terminan las obras de la nueva fábrica creada en el centro de Colloto, proyectada por el arquitecto Casariego -obra probablemente conjunta con Manuel del Busto-. Acerca de ello, recoge La Nueva España (en artículo citado por Antonio Castejón): “Cuando José Cima planeó dotar a su fábrica de una sede, hacia 1915, no sólo la manufactura pasaba por sus mejores momentos, sino que él mismo acaba de recibir la gran cruz al Mérito Agrícola, concedida por el Gobierno. Según define María Fernanda Fernández, historiadora y experta en patrimonio industrial, «es un proyecto regionalista. El edificio tiene una imagen cuidada por ser la representación de la empresa. Se aparta así de los criterios estrictamente funcionales de otras obras industriales, sólo pensadas en términos de productividad»” (2) .

- 1925: Gran benefactor de su pueblo natal, "En el año 1925 la parroquia de Santa Eulalia de Colloto le rindió un gran homenaje y el camino que el señor Cima reparó con su dinero y que conduce a la iglesia (que también reformó), pasó a denominarse Avenida de José Cima” -cita (1) -


- 1925/1926: Por su parte, Bustamante se hace eco de los hechos antes referidos con las siguientes palabras: "A mediados del mes de mayo (1924) comienzan las obras de construcción de una nueva iglesia y de una nueva fábrica, costeadas por Jose Cima, dueño de la industria Real Sidra Asturiana y benefactor del pueblo. Durante las obras de la iglesia, el Sr. Cima aprovechó para reconstruir su fábrica y su hijo (Arturo) para construirse un señorial chalet. Las tres edificaciones son del mismo arquitecto (...) hay similitudes sorprendentes entre ellas (...) Primero se terminó la iglesia y la fábrica (a mediados de 1925); luego e chalet de Arturo Cima (1926)" arquitecto Manuel del Busto del chalet de Arturo y Francisco Casariego el de la iglesia” -cita (7) pag. 46- .Sigue diciéndonos, Francisco Bustamante: “Se inagura la iglesia el 11 de octubre de 1925 con presencia del presidente de la Diputación; Jove Bravo, catedrático, abogado y periodista; que fue consuegro de José Cima” -cita (7) pag. 48-.


- 1927: Bustamante advierte “como un hecho que cambió la fisionomía del pueblo la reconstrucción de la iglesia” (...) y añade: "D. Jose Cima costeó la reparación de calzada que desde el Camino Real, lleva a la iglesia. También se crea en dicho mes la Sociedad del árbol de Santa Eulalia, cuya fiesta era el día de San José. Cuyo fin era proteger el árbol, junto al templo" -cita (7) pag. 47- . Además menciona Bustamante que la pequeña iglesia, construida en el chalet del hijo de José Cima, se consagra este año: “el 16 de junio de 1927 se inagura la capilla del chalet de Arturo Cima” -cita (7) pag.51- . El arquitecto de este edificio será el mismo que construye el Centro Asturiano de la Habana entre 1923 y 1927: Manuel del Busto.





SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS:
Dos fotografías del chalet de Arturo Cima, levantado por los arquitectos Casariego y del Busto en 1925/26. Actualmente el edificio se encuentra abandonado, pues al parecer existe un litigio entre sus herederos. En la imagen superior aparece Francisco Bustamante junto a mi mujer; que toma notas acerca de los pormenores de cada rincón de Colloto, comentados por él En el momento de la foto, el cronista ovetense nos explicaba que fue en ese chalet donde primero se escuchó la radio, en toda la zona; debido a que Arturo y su padre eran unos grandes aficionados a la radiofonía y a la música. Al lado, detalle del edificio en cuyo escudo podemos leer la fecha de construcción (1926) y las letras A.C. junto a S.F.; como iniciales de Arturo Cima y Silvina de Faes.


- 1927 (4 de diciembre): Fallece su hija menor, Ma. José Cima Fernánez-Quirós (apodada Pepita); con tan solo veintisiete años. Casada con el notario Luis Gómez-Morán, deja cinco huérfanos (Luis, Mario, Arturo, Jose María y Juan). Este suceso fue un terrible varapalo para José Cima; ya que la última de sus hijas -famosa por su gran bondad- era una de las más queridas, al haber nacido ciega. Logrando el padre que recuperase la vista, cuando ya contaba nueve años y gracias al Doctor Barraquer.


- 1930: Elegido Alcalde de Oviedo desde el 26 de febrero al 25 de marzo de 1930 -tal como se menciona en todas su notas biográficas, ver: (1) , (2), (3), (4), (5), (6) y (7) . Acerca de ello nos dice Bustamante: "por accidente llega un paisano nuestro y bien conocido, que pasa a ser alcalde de Oviedo: Jose Cima. Fue elegido por ser uno de los hombres más opulentos de la ciudad y por su edad; tenía, nada más y nada menos que 86 años" -cita (7) pag. 58 - . Sobre los alcaldes de Oviedo y la entrada de Jose Cima a dirigir el cabildo, ver cita (9) . Lleva a cabo su breve mandato con más de ochenta y seis años, cuando su carácter y sus capacidades estaban en pleno declive (tras enviudar y ver morir a dos de sus hijas). Fue elegido con el fin de que sufragase de su bolsillo unas obras y terminó teniendo conflictos con cuantos le rodeaban -prensa, concejales, asesores etc-.


- 1930: Le comunican que su hija Pepita permanece incorrupta después de tres años enterrada. Conciendo que ella había dedicado su vida a las obras de caridad y ayudar a los pobres; el cabido catedralicio le propone iniciar un proceso de beatificación. José Cima tenía ya demasiados problemas y muy mal carácter por entonces. Cuando le solicitan una suma de dinero, para comenzar los estudios con los que se podría llegar a canonizarla; se enfada con los representantes la Iglesia (argumentando que no hacen más que pedirle prebendas). Poco antes le propusieron para un marquesado pontificio, si entregaba otro gran donativo al Vaticano; a lo que también contestó de mala manera. Su carácter se había "torcido" desde la muerte de su hija Pepita.


- 1931: Viejo y desencantado, con casi noventa años; tras proclamarse La República decide cortar unos caminos que pasaban por sus tierras de Colloto, al estar enfadado con algunos vecinos que celebraron la caída de Alfonso XIII. Entra en pleito con aquellos collotenses que reclamaban la "servidumbre de paso" por esos terrenos suyos. Se sentía anciano, muy preocupado y solo; sabiendo que su único hijo -Arturo- no podría gestionar la fábrica bien, habida cuenta que no tenía una gran capacidad profesional, ni mantenía buena relación con sus hermanas (menos, con sus cuñados).


- 1932: Muere José Cima García, a la edad de ochenta y siete años. Sobre ello comenta Bustamante: “en noviembre de 1932 fallece el político e industrial Jose Cima, envuelto en una polémica por haber cortado el camino a los vecinos de Roces” -cita (7) pag. 61 - .

Las últimas palabras que escribe Bustamante en su libro COLLOTO APUNTES HISTÓRICOS, acerca de José Cima; son las siguientes: "fue empresario, político, benefactor, inventor e impulsor de la sidra al champagne en España y concejal durante años en Oviedo, y en sus úlitmos días fue alcalde, casi con noventa años” (...) "filántropo e innovador, conoció y compartió mesa y tertulias con las personalidades de la política y el arte: Antonio Maura, Leopoldo Alas (Clarín) o Benito Pérez Galdós (por citar algunos). Impidió la quiebra de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, e impulsó la creación de Radio Asturias, la primera emisora del principado. Entre sus grandes amigos estaban Antonio Quesada Soto, alcalde de la Habana y José Longoria de Carbajal, alcalde de Oviedo ” -cita (7) pag. 117- .

- 1932: Por su parte, el epílogo que le dedica La Nueva España (artículo recogido por Antonio Castejón) en texto mencionado en cita (2) es el siguiente:José Cima combinó su faceta empresarial con la de mecenas del pueblo. Los documentos administrativos recogen cómo en aquella época la fábrica de sidra suministraba el fluido eléctrico para alumbrar las escuelas de Pepín Rodríguez, otra iniciativa de un indiano para mejorar el nivel de vida en Colloto. También de mano de José Cima se rehabilitaría la iglesia del pueblo en 1924. El proyecto -los planos se conservan en el archivo- incluía la construcción de una nueva sacristía, al ampliar la planta original del templo”.

- 1932; añade Bustamante sobre la sidra: “Seguirá elaborándose hasta 1932; pero tras la muerte de José Cima ya no se hace con la misma calidad y continúan vendiéndola con la misma etiqueta hasta finales de siglo XX” -cita (7) pag. 31- . .


- 1993: Hasta este año estuvo en uso el edificio de la fábrica Cima y sus instalaciones en Colloto (inaguradas en 1925); nos dice la Enciclopedia de Oviedo: “La fabrica sufrió un cambio de dueños y diversas vicisitudes, finalmente se cerro en 1993 pasando Industrias Cima a ocupar una nave en el polígono de Silvota. Cerrada durante una docena de años, aún se conserva el edificio donde se localizaba” (3) .


- 2000: El referido artículo de La Nueva España, al hablar sobre José Cima recoge un texto explicativo último acerca de sus instalaciones y el estado en que se encontraban a comienzos del siglo XXI: “Proyectado con una fachada en chaflán sobre el Camino Real de Colloto, el edificio se construyó como sede de la fábrica de sidra de José Cima a mediados de los años veinte y se abandonó en 1993, cuando la empresa, convertida en distribuidora de bebidas, se trasladó al polígono industrial del Silvota. En evidente deterioro, fue adquirido por un promotor privado y cedido al Ayuntamiento poco después. La semana pasada, la Junta de Gobierno aprobó sacar a subasta las obras en el edificio, que se rehabilitará según un proyecto del estudio de arquitectos Menéndez y Gamonal” (2) .



SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes familiares. Al lado, mi padre el día de su Primera Comunión (con ocho años, hacia 1930 y al poco tiempo de quedarse huérfano). Abajo, una foto bastante estropeada de mi abuela Pepita Cima, con unos veinte años (en 1920) y vistiendo mantón de Manila. Recojo estas dos fotografías donde se aprecia claramente el parecido entre mi abuela y mi progenitor. Más tarde veremos que Pepita Cima fue la modelo que usó la fábrica, en muchos de sus anuncios publicitarios; donde veremos dibujada una mujer, vestida con mantón y con los mismos rasgos de mi abuela.



C) LA FAMILIA DE JOSÉ CIMA (mi abuela Pepita):

C – 1 ) Orígenes familiares:

En opinión de Francisco Bustamante, el apellido Cima pudo ser un apócope o diminutivo de “Cimadevilla”; nombre de familia que prolifera en Colloto y que quizás se refiere a llegados de este barrio homónimo gijonés. No dudamos del origen que este autor otorga a la familia; pues él mismo nos ha comunicado que tiene constancia documental sobre personas con el apellido Cima, ya establecidas en Colloto en el siglo XV. Asimismo es muy importante tener en cuenta que este nombre familiar -apenas extendido-, donde más proliferó fue en Asturias, más concretamente en el concejo de Carreño -y en el lugar de Guimarán-. Allí precisamente, en un barrio del pueblo llamado La Rebollada, veraneaba el famoso Clarín; en la casona de sus antepasados. Disfrutando el escritor de “la marina”; como él llamaba a la zona, que incluye en sus textos con infinidad de menciones y descripciones de sus tierras. Al ser asesinado el hijo de Alas “Clarín” en 1936 (que reedificó la Quinta de La Marina en 1911) la hereda su nieto, fallecido en los años setenta. Fue entonces cuando la familia Sánchez Cima compró a los sucesores este palacete de los García-Alas. Volviendo a rehabilitar el edificio, que actualmente es conservado como Casa Rural por Doña Manolita Suárez Galán (viuda de Sánchez Cima). Este dato lo hemos recogido, para mostrar la proliferación de los Cima en el concejo de Carreño; pese a ello, no es lo mismo un apellido que una familia (siendo común que dos personas igualmente apellidadas, no tengan parentesco alguno). Debido a ello, pasamos a lo que nos dicen otras personas, sobre la procedencia de los Cima en Colloto.


Hay varias teorías acerca del origen del apellido Cima. Entre ellas, la que me comunicaron algunos familiares -también nietos o biznietos de José Cima-; cuando indagaron su ascendencia al ingresar en Órdenes Mayores (necesitando estudiar su ascendencia al deber “probar” sus ocho apellidos). En referencia a ello, hemos de anotar lo que me dijo uno de mis primos, afirmando que el origen de nuestra familia era mallorquín; algo que me ratificó otro tío (nieto de José Cima) tras ingresar en la Orden de Malta. Sobre este punto hay un estudio realizado por Arturo José de Cima y Azcona y que recoge Antonio Castejón en su web antes citada (12) donde se afirma que nuestros antecesores proceden de Mallorca. Escribiendo Arturo José de Cima y Azcona lo que a continuación recogemos:


García Carrafa, en su Diccionario Heráldico Hispanoamericano, trata brevemente sobre los CIMA de MALLORCA, con casa solar en Vinromá, que a principios del siglo XIV era propiedad de Bernardo Cima. En los años 1327 y 1330 fue Jurado de Palma de Mallorca Domingo Cima. Jaime Cima de Vinromá fue Conseller de Mallorca hacia 1370, y su hermano Pedro fue Obispo de Elna, y luego de Mallorca, donde murió en 1387. Las armas de estos Cima eran `de oro, con un árbol de tres ramas de sinople y arrancado; Bordura de sable lisa´” -SIC cita (12) -


En mi opinión personal, resulta muy difícil considerar mallorquín de origen nuestro apellido asturiano; máxime cuando Colloto se halla lejos de cualquier puerto, y más aún del Mediterráneo. Pese a todo, cabría la posibilidad de que algún funcionario o militar -llamado Cima y nacido en Mallorca-, hubiera sido destinado a Asturias en tiempos pasados; donde finalmente pudo asentarse. Sea como fuere, el referido artículo y estudio de Arturo José de Cima, sigue relatando la historia de esta familia en México y en Estados Unidos. Comenzando por Juan de Cima, nacido en Oviedo en 1817, que se traslada a América (Mazatlán) en 1817, donde llegó a tener inversiones en minas y varios comercios. Sus descendientes lograron un enorme emporio, invirtiendo en maquinaria pesada, ferrocarriles, centrales eléctricas etc.; tal como relata el mencionado trabajo, con decenas de páginas, que recogemos enteramente en cita (13) .


BAJO ESTAS LINEAS: Cuadro de enlaces y familias, donde podemos observar la endogamia y la unión de José Cima a las dinastías tabaqueras de Cuba. En especial a los Fernández-Roces; apellido de su suegro, cuya madre era hermana de la progenitora de José Cima (María Cima). En el gráfico explicativo se observa claramente cómo en 1820 Bárbara Fernández-Roces García (oriunda de Colloto) se casa con Anselmo González del Valle (nacido en San Claudio, lugar muy cercano a Oviedo). El hijo de ambos, llamado Anselmo González del Valle y Fernández-Roces; emigra a Cuba en 1840 cuando es destinado a la isla un primo suyo, llamado Pedro Fernández-Villaverde (padre de Raimundo Fernández-Villaverde). Allí Anselmo prospera con las empresas de tabaco y en 1851 se casa con la hija de uno de los empresarios más poderosos de este industria: Ma. Jesús González-Carvajal, la segunda en descendencia del propietario de la fábrica HIJAS DE CABAÑAS Y CARVAJAL. Empresa que en 1858 pasa a ser de Anselmo (su marido), quien pronto se convertirá en uno de los hombres más ricos de El Caribe.

En el cuadro de Familias, vemos ((a la izquierda) que hay dos ramas diferentes de Fernández-Roces; descendientes de los hermanos de Bárbara Fernández-Roces García (la madre de Anselmo).

1º- En la primera rama se hallan Antonio y Pedro Fernández-Roces y Cimadevilla; primos de Anselmo González del Valle Fernández Roces, quienes serán sus hombres de confianza en Cuba. Por su parte, la hermana de estos (Maria Josefa Fernández-Roces Cimadevilla), seguía en Colloto donde tuvo un hijo llamado José, que pasa de pequeño a la isla, para ser tutelado por sus tíos. Allí se educará formándose en las mejores universidades de Estados Unidos; convirtiéndose con los años en uno de los más grandes empresarios del tabaco. Este sobrino de Antonio y Pedro (Fernández-Roces Cimadevilla) es el famosísimo Don Pepín, conocido como Pepín Rodríquez; propietario de los puros Romeo y Julieta -entre otros-.

2º-En la segunda rama, se observan casi iguales nombres; llamándose Antonio y Pedro Fernández-Rocés Cima. Uno de estos (Pedro) se convertirá en el suegro de José Cima en 1871. Además de ser su primo y el padre de su mujer, se convierte en su prócer político, llevándole a la concejalía de Oviedo desde 1882.

Además de lo expuesto, hemos de tener en cuenta que el segundo apellido de José Cima, es García; también estaba emparentado directamente con la rama primera. Siendo sobrino de Bárbara Fernández-Roces García (la madre de Anselmo González del Valle; el colloense que se casó con la hija del mayor tabaquero de Cuba: Maria Jesús González-Carvajal)



C – 2 ) José Cima y la oligarquía indiana en Cuba:

Bastará leer algunos libros sobre los indianos de Asturias y sus vidas, para comprender que entre ellos destacaron dos actitudes consuetudinarias, a las que yo denomino: “El sobrinismo” y “el secretismo” (14) . La primera -el llamado “sobrinismo”- se llevaba a cabo cuando los hacendados salían adelante como grandes empresarios, y no llevaban a sus hijos a Cuba para que se hicieran cargo de los negocios familiares. Sino, ese trabajo, pasaba normalmente a “los sobrinos”; preferentemente hijos de hermanas, que en muchos casos eran huérfanos familiares o los más capacitados de la parentela -aunque nacidos pobres-. Así, los grandes indianos, elegían a los sobrinos listos y con mayores necesidades, proahijando esos niños que se llevaban a la isla, para formarlos -en todos los sentidos: empresarial y socialmente; enseñándoles hasta las corruptelas necesarias para el triunfo de las compañías-. Ello, tejía un entramado compuesto por primos y tíos, que cubría como una tela de araña el ámbito de negocios en el Caribe; siendo finalmente unos pocos quienes se enteraban de aquel urdido familiar, pues los apellidos cambiaban -al ser hijos de hermanas e incluso al hacerse llamar de otra forma, tras lograr éxito esos sobrinos-. De ese modo las firmas y transacciones pasaban generacionalmente desde unos parientes, a los siguientes; sin que nadie supiera de la sucesión. Pareciendo empresas de tipo angolsajón, donde se elegía al más valioso; simulando así los “sobrinísimos” ser “hombres hechos a sí mismos” (self made mans), que tanto gustaban en territorio de Estados Unidos. Este fue el caso de mi bisabuelo José Cima, a quien proahijaron los González de Valle y los Fernández-Roces; aunque igualmente lo sería años más tarde el de Don Pepín (José Rodríguez Fernández...). Quien, tal como hizo mi bisabuela, ocultaba que su apellido fuera Fernández-Roces; con el fin de que no pareciese, atendían al mandato de esa poderosa saga de tabaqueros.


En el párrafo anterior, vemos una de las características más notables del modo en organizarse entre los indianos; aunque este “sobrinismo” -a mi juicio- no procede de la emigración a colonias, sino pertenece a la esencia misma de Asturias. Existiendo una ley consuetudiinaria entre los celtas, que marcaba como heredero al hijo de la hermana mayor. Especialmente entre los gaélicos, quienes dejaban el trono al primogénito de la primogénita, del rey padre. Ello atiende a una máxima tan triste como repetida y que antaño dictaba: -“Los hijos de mis hijas nietos míos son, pues los de mis hijos... Solo lo sabe Dios”-. Así pues, era normal entre los asturianos que un sobrino (o un tío) mandase en “el clan”; aunque fuera para gobernar entre padres, hijos y hermanos. Pero especialmente en el caso de Las Américas, este “sobrinismo” tenía todas las ventajas; pues el negocio no salía jamás de la familia y se evitaba que los descendientes directos, corrieran el riesgo de enfermedades tropicales o guerras coloniales. Además se excluía a los hijos del duro trabajo en zonas donde proliferaban los huracanes, tifones y calores terribles. Dejando todo en manos de un primo (proahijado y obligado a no engañar), que se hacía cargo de los negocios y enviaba las rentas.


A su vez, ese “sobrinismo” originaba la segunda característica entre los astur-indianos, como fue “el secretismo”. Un secreto en sus negocios y vidas, que también se manifestaba de dos maneras: Primeramente, sin reconocer los lazos familiares que les unían; en una trama de parentela que lograba a dominar ciertas parcelas económicas de un modo monopólico. Siendo en algunos casos casi imposible saber qué empresarios eran hijos o sobrinos; cambiando muchos sus apellidos para evitar ser identificados por ese vínculo. Evitando de esa forma las sospechas al asociarse con ajenos o en las decisiones que tomaban; logrando así que los directivos no desconfiaran de sus inversiones. Quitando la duda de que pudieran deberse a un emporio de parientes que les respaldaba y ordenaba; con el fin de absorber la empresa en la que se integraban. En segundo lugar, ese “secretismo” se manifestaba escondiendo sus proveedores y compradores; ocultando al máximos los clientes. Pues el negocio era ciertamente simple y se basaba principalmente en ganarse la confianza de comerciantes europeos (sobre todo anglosajones); a los que nunca se engañaba. Bastando ser honrado, puntual en las entregas y serio en el trato de la mercancía; para conservar durante decenios la clientela (en una gran mayoría, de Estados Unidos).



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cartel de presentación del libro de Bustamante EL SUEÑO DE UN INDIANO, donde se narra la vida de Pepín Rodríguez (propietario de puros Romeo y Julieta, entre otras marcas tabaqueras).

Abajo, preciosa imagen tomada en Thampa hacia 1900; donde se muestra la delegación del Centro Asturiano de La Habana, en esta ciudad de Florida. En la tienda, bajo la legación, vemos el cartel de “Ramos Sierra & Sons” y asomados a la terraza, varios asturianos sonrientes. La fotografía pertenece a los fondos del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón), al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen (trabajada desde su cliché).



Acerca de los indianos llegados desde Asturias al Caribe, es muy importante destacar que comenzaron a extenderse desde que se inicia el fin del trabajo con esclavos. Nos referimos a mediados del siglo XIX, cuando se decide paulatinamente dar la libertad a gran parte de los que laboraban cautivos; debido a los problemas de inseguridad que generaba tener una enorme población esclavizada. Un tiempo en que los vientos de La Ilustración llevaron las ideas de justicia hasta esta zona del Atlántico. Aunque en principio, las grandes liberaciones surgen por el convencimiento de que una copiosa masa en cautividad, podía provocar sublevaciones generalizadas y llevar al territorio a lo que entonces se denominaba “repúblicas negras”. Debido a ello, España recibía la ayuda de Estados Unidos, para que esta situación no se produjera. Pero tras las liberaciones de mediados del XIX, muchos de los que continuaban esclavizados en USA -tanto como en Cuba-, comienzan a huir de sus amos; ayudados por los libertos que vivían en guetos, logrando entre aquellos iniciar una nueva vida en libertad. Lo que sucede en un grado mayor después de 1850 y convierte en un polvorín a la zona Sureña norteamericana; estallando la Guerra de Secesión, dejando los campos estadounidenses como un cementerio de hermanos (de diferentes ideas y razas, pero hermanos).


Los aires de libertad y el abolicionismo llegan a Cuba en igual época; por lo que desde entonces comienza a disminuir el cultivo de azúcar y las grandes plantaciones, con mano de obra esclava. Es así como a mediados del siglo XIX, abandonarán paulatinamente la isla, colonos pertenecientes a familias allí asentadas desde siglo XVII, que se habían dedicado al azúcar. Quienes en una gran mayoría, estaban relacionados con armadores del Mediterráneo o de Andalucía (sobre todo, con familias anglo-hispanas). Viniendo a sustituirlos una “nueva casta” de “emigrantes”, esta vez procedentes de Asturias; que tenían otras miras empresariales, sin necesitar de esclavos. Poniendo sus proyectos en una nueva moda, como era la de fumar; que se difunde por Occidente desde el periodo romántico.


Así pues, esta nueva gente que fue llegando desde Asturias a Cuba desde 1850; emigraba ya a una tierra peligrosa, donde los problemas y las revueltas de población esclava se sucedían de continuo. Fueron así bienvenidos, debido a esta inseguridad y a la proliferación del abolicionismo; mientras fueron huyendo los antiguos colonos, viendo peligrar sus vidas -familias dedicadas al azúcar, asentadas desde hace siglos en la isla-. Dejando paso a esas nuevas generaciones de emigrantes, que llegaban principalmente de Asturias, deseando cultivar tabaco y que no necesitaban esclavos. Ya que este negocio apenas puede usarse mano de obra sin cualificar; pues tanto el cultivo, como el cuidado y recogida de la hoja (junto a su labor de fabricación); precisa de enorme dedicación y pericia. Tanta, que en Sevilla las tabaqueras eran una “casta de mujeres”, habida cuenta la torpeza de las manos masculinas (al menos en la época, donde casi todos los hombres manejaban armas o trabajaban con herramientas de peso). Así pues, los asturianos fueron quienes se hacen en esta época con el negocio del cultivo, elaboración, envase y distribución de todo lo necesario para aquella nueva moda llamada fumar -entonces tan moderna-. Este negocio del tabaco precisaba de trabajadores cualificados y de expertos para su cultivo; junto a grandes artesanos para su elaboración. Por cuanto la oportunidad surgió para todos, ofreciendo trabajo a esa enorme masa de población recientemente liberada; a los que enseñaron el oficio de tabaqueros, logrando así mano de obra para sus empresas.



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, detalle de una fotografía tomada en 1914, en el interior de la Bodega Hermanos Gómez, naturales de Cudillero y cuyo establecimiento se hallaba en La Habana. Si observamos las estanterías, veremos que tiene sidra al champán; existiendo en la fila alta botellas volteadas (quizás de Cima). Pues tal como recomendaban hacer en los envases de Sidra Cima, se indicaba: “no poner en vertical, hasta el momento de consumir”. El original del cliché pertenece a los fondos del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón), al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen.

Abajo, Bodega de José Álvarez García; emigrante a Cuba nacido en Cangas de Narcea. La imagen se tomó en su establecimiento de La Habana, en 1920; por el fotógrafo Llorente. Se observa en ellas varias botellas de sidra al champán y en el fondo un cartel publicitario que parece ser de El Gaitero, aunque se trata de una marca llamada “El Gallego” (cuyo logotipo copió más tarde la empresa sidrera de Villaviciosa). El original del cliché pertenece a los fondos del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón), al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen trabajada.



BAJO ESTAS LINEAS: Imagen del exterior de la Bodega José Álvarez García; (emigrante procedente de Cargas de Narcea). Es la casa del empresario, en cuyas galerías bajas estaba el bar de la foto anterior. Igualmente, la imagen se tomó en La Habana, en 1920 por el fotógrafo Llorente; y el original del cliché pertenece a los fondos del Museo del Pueblo de Asturias (Gijón), al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen trabajada.



Como decimos, hasta 1850 las grandes plantaciones de Cuba habían sido azucareras, pero al cambiarlas por tabaco, se precisaba de trabajadores y no de esclavos. Ya que producir buenos cigarros con empleados sin cualificar; sería como obtener un buen vino usando en su proceso personas mal pagadas, sin conocimientos, ni pericia (lo que arruinaría las cosechas y las añadas). Así llega desde 1850, una nueva hornada de empresarios, venida principalmente desde Asturias; que va tejiendo el proceso de producción, venta y exportación del tabaco a todo el Mundo. Aquellos nuevos indianos (que yo denomino asturindianos), en muchos casos, habían huido desde el Cantábrico a Cuba escapando de las epidemias de cólera, de las guerras y de las hambrunas que se producían en nuestro país (desde 1835 a 1860). Por lo que ya no eran ricos hacendados, ni colonos herederos de familias establecidas en la isla desde el siglo XVIII. Todo lo que explica que los nuevos emigrantes pudieran relacionarse mejor con la población cubana (esclavos o no); logrando capacitarles para un trabajo remunerado, como lo era el tabaco. Algo que solucionaba un doble problema: Primeramente, lograr que la población liberada tuviera un medio de vida; y en segundo término, promover que se acabase paulatinamente con la esclavitud (ya que esos cautivos se habían convertido en un polvorín, pudiendo provocar una sublevación de inmensurables consecuencias).


Conforme a lo expuesto, podremos entender bien y en su contexto, las siguientes frases que escribe Ma. Magdalna Bernaldo de Quirós, en su tesis doctoral dedicada a los indianos y Cuba a fines del siglo XIX: (15) .

A finales de los años cincuenta, existían en La Habana cerca de 1.250 talleres de tabaquería y 38 cigarrerías o chichales, que daban trabajo alrededor de 15.000 personas. El predominio asturiano en el sector es indiscutible, ellos hicieron del tabaco cubano un producto legendario por su calidad y variedad, dando a sus vitolas un prestigio internacional desde el siglo XIX, que continúa en la actualidad” (15a) .


La abolición de la esclavitud, trae como consecuencia inmediata el declive del mercado azucarero, pero aumenta la demanda en otros sectores como infraestructuras y otros ámbitos portuarios controlados por comerciantes peninsulares. A este grupo, dentro del grupo propeninsular, es a lo que vamos a denominar a partir de ahora como oligarquía indiana, porque no dejan de ser en su raíz el típico indiano llegado de la Península a “hacer las Américas”. Pero además de eso, o por esa razón, se constituyen en una oligarquía, un poder en la sombra en la defensa de la soberanía española (...) Nuestra tesis es que el indiano español, no sólo fue a hacer fortuna, que la hizo, sino que fue un generador de riqueza en la isla”. (15b)


A pesar de la endogamia existente entre sectores de la élite antillana (hacendados y comerciantes) por lo que pudiera hacernos pensar que el poder pasaba de padres a hijos, no siempre es así. Sí es cierto que existieron grandes sagas familiares, pero entre el final de la Guerra de los Diez Años (1878) y el principio de la última guerra por la independencia (1895) se produjo un relevo, no sólo generacional -de padres a hijos- sino que se incorporan a la élite nuevos personajes” (…) Hacia 1880, los asturianos se convierten en el grupo de emigrantes más numeroso de la isla, con gran influencia en el terreno socio-económico. Esta colonia logró el mayor número de asturianos fuera de la región, hacia la segunda mitad del siglo XIX. Los asturianos en Cuba, constituyen una organización social, política y económicamente poderosa”. (15c)



JUNTO ESTAS LINEAS: Partida bautismal perteneciente a un hijo de Jose Cima y Ma. José Fernández-Quirós, muerto al poco de nacer. Fue Francisco Bustamante quien me hizo llegar esta imagen, comentándome que ese niño era uno de los muchos habidos en el matrimonio, que mueren a los pocos días de vida. La razón de tan alta mortandad -a mi juicio- está en la consanguinidad que mantenían él y su mujer. Algo que afectó a muchos otros de sus hijos, quienes vienen al mundo con una mala salud. El caso más llamativo fue el de mi abuela Pepita (la menor de todos los hermanos), que nace ciega; aunque gracias a Barraquer, lograron que viera la luz por primera vez, a los nueve años de edad . Pese a ello, su salud era delicada y llena de altibajos; muriendo en 1927 (con tan solo veintisiete años) debido a una septicemia y al poco tiempo de que naciera su último hijo -Juan-.

Este es un caso común en la vida de los indianos; quienes se veían obligados a casarse entre ellos, para mantener los secretos del comercio y de la empresa en ultramar. Constituyendo una “casta cerrada”, quienes lograban algo de éxito en el otro lado del Atlántico. Practicando la endogamia, a modo de un entramado de monarquías, para lograr mantener los negocios a flote -impidiendo que terceros pudieran interferirlos o destruirlos-. Así fue, como estos indianos (pequeños o grandes en su mercado) tuvieron que vivir al modo de nobles y en consanguinidad plena, pese a su teórico estatus de burgués. No pudiendo disfrutar de una vida común, ni normal; porque sus negocios y su trabajo, se basaban en parentescos muy cerrados. Observemos que la partida bautismal en imagen es de 1882 y todavía la madre (mujer de José Cima) aparece como Josefa Fernández-Roces; lo que confirma que el cambio de apellido se produce al entrar mi bisabuelo como concejal de Oviedo el año siguiente Con el fin de evitar que le identificasen con esta familia de tabaqueros y con su suegro (que también ocupaba asiento de concejal, aunque representando a Colloto).

ABAJO: De nuevo, el cuadro familiar anterior; aunque en este caso solo vemos la zona que corresponde a José Cima, sus padres, su mujer, suegro y sus descendientes directos.



C – 3 ) Familiares, parientes y cercanos a José Cima:

Bastará observar de nuevo el esquema en imagen anterior -en este caso reducido-; para recordar que José Cima era sobrino de Bárbara Fernández-Roces García; madre de Alselmo González del Valle. Y que a la vez, su suegro (Pedro) era primo carnal de ese hijo de Bárbara: Anselmo II; quien emigró a Cuba en 1840 y en 1951 contrajo matrimonio con la hija de uno de los mayores productores de la isla (la heredera de Cabañas y Carvajal). Con lo expuesto se comprende bien la situación de lazos familiares; pues hemos de recordar que Pedro Fernández-Roces Cima (suegro de José Cima) era primo de su yerno -hijo de una hermana su madre-.


Esta gran consanguinidad habida en tan pocas generaciones, se debe al “secretismo” y al “sobrinismo”; las dos grandes constantes en los indianos de Cuba (al menos entre los de Asturias). Solo de esa manera, podemos entender que en una localidad con la población de Colloto, se hubieran originado las dos o tres familias que dominaron el comercio el tabaco cubano, durante la segunda mitad del siglo XIX. Saga que se resume en los dos apellidos del primer gran magnate del tabaco que venimos mencionando: Anselmo González del Valle y Fernández Roces. Pues, aunque estos González del Valle procedan de San Claudio (lugar muy cercano a Oviedo); parece ser que gracias a las bodas y a la inteligencia de la familia Fernandez-Roces; lograron dominar gran parte de la industria tabaquera mundial. En especial por obra y ayuda de Antonio y Pedro (Fernández-Roces Cimadevilla), junto a su sobrino José (Pepín Rodríguez Fernández-Roces).


Finalmente, el negocio de José Cima no fue el de los puros, ni los cigarros; decantádose mi bisabuelo por una producción que no hacía competencia alguna a la industria tabaquera, aunque la complementaba. Su incesante deseo de juventud en vender sidra más allá del Atlántico, al fin fue alcanzado gracias a su forma de champanizar. Una idea comercial que siempre tuvo, al saber que en los colmados, tascas, chigres, tabancos, bares, estancos, y en toda clase de tiendas donde se suministraba tabaco; también podía distribuirse sidra. Así pues, conociendo Cima infinidad de comerciantes y exportadores de puros, picadura o cigarros; tan solo necesitaba para tener éxito, una fórmula que permitiera exportar la sidra a ultramar (sin que la bebida se corrompiera). Debido a ello, estuvo estudiando mil soluciones químicas y tras dar con ella -a través de una champanización propia-, logró crear una industria sin parangón, en tan solo diez años (llegando pronto a exportar un millón de botellas). Aquella nueva empresa tenía su base y asiento en Asturias; por cuanto la siguiente generación a José Cima ya no se vio obligada a contraer matrimonio con otros indianos, ni con tabaqueros. Casándose sus hijos con algunas de las personas más cultas de Oviedo.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, portada de una de las muchas reediciónes de EL LIBRO DE OVIEDO, de Fermín Canella Secades. Este cronista ovetense, histórico rector de la universidad, también dirigió las escuelas de Colloto, fundadas por Pepín Rodríguez. Fue uno de los grandes amigos de José Cima que a principios del siglo XX ya frecuentaba Colloto; para visitarle y debido a uno de sus sobrinos tenía allí una finca. Finalmente, los hijos de las hermanas de Fermín Canella, terminaron casándose con las dos mayores de Cima (Estrella y Cándida). Los padres de estos sobrinos de Don Fermín eran: Julio Vallaure y Rogelio Jove Bravo. Tras contraer matrimonio aquellos Vallaure y Jove, pasaron a ser cuñados de Fermín Canella y consuegros de José Cima.

Al lado, Fermñin Canella en San Miguel de Lillo (1900); imagen que me hizo llegar Bustamante





Al lado, retrato de Rogelio Jove Canella (esposo de la hija segunda de José Cima), pintado en 1931 por Paulino Vicente.








Abajo, interesante imagen tomada en 1909, en la Universidad de Oviedo; donde vemos a Fermín Canella como rector (sentado en el centro) junto a Rogelio Jove Bravo y Melquiades Álvarez (catedráticos de Derecho). Como hemos dicho; Fermín Canella fue el director de las Escuelas de Pepín Rodríguez en Colloto y sus sobrinos (Vallaure y Jove) se casaron con las hijas de Cima -fuente de la imagen; Wikipedia; sbre la que hemos marcado con nombres a Melquiades Álvarez, Fermín Canella y Rogelio Jove-.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, Julio Vallaure; posiblemente el mejor amigo de José Cima.



Abajo, Rogelio Jove Suárez-Bravo y Luis Vallaure Soteras (hermano de Julio). Son los dos consuegros de Cima; padres de Rogelio Jove y Luis Vallaure que contrajeron matrimonio con las hijas mayores de mis bisabuelos -esta foto me fue entregada por Bustamante, al que agradecemos de nuevo toda su colaboración-.



Fueron los consuegros de José Cima, personas de gran valor profesional y de un enorme prestigio social en su época. En primer lugar, hemos citado a Luis Vallaure Soteras (1845-1938); cuyo hijo -Luis- se caso con la mayor, llamada Estrella. Estos Vallaure, antes de ser familia política de Cima, fueron sus grandes amigos, con los que compartía ideología y tertulias (liberales). Especialmente el hermano de Luis, llamado Julio Vallaure Soteras; quien era -quizás- el mejor amigo mi bisabuelo. Como hemos dicho, Julio su vez, fue cuñado de Fermín Canella; el famosísimo historiador, cronista de Oviedo y rector de la universidad -que finalmente dirigió las escuelas de Pepín Rodríguez en Colloto-. La hermana de Canella, casada con Julio Vallaure, no solo fue el motivo para que Don Fermín frecuentase tanto Colloto. Pues ese gran profesor también iba a visitar una finca que allí tuvo otro ahijado suyo; este era hijo de su hermana menor, llamado Rogelio Jove Canella. Resultando finalmente, que aquel joven con huertos en Colloto, terminó enamorándose de la segunda hija de Cima; uniéndose pronto a ella. Aquel Rogelio Jove Canella, esposo de la Cándida Cima, fue el primogénito de Rogelio Jove y Suárez-Bravo (1851-1927); catedrático de la facultad de Derecho, periodista y presidente de la Diputación durante los años veinte (hijo del compositor Jove y Puerta, además de fundador del diario ovetense El Carbayón). Así pues, vemos que las dos hermanas del afamado catedrático y escritor Fermín Canella, estaban casadas con las familias Vallaure y Jove; cuyos primogénitos contrajeron matrimonio con las hijas de Cima. Lo que explica la estrecha amistad y unión entre los Valllaure, los Jove, Fermín Canella y José Cima.


El tercero de sus consuegros era el afamado Armando de las Alas-Pumariño y Troncoso de Sotomayor; hermano del polifacético Nicanor. Un eminente abogado, cofundador del Banco Asturiano -junto a Masaveu-, senador y diputado en numerosas ocasiones; que fue asimismo escritor y dramaturgo (nombrado subsecretario y director general repetidas veces, además de presidente de la Diputación). Su hijo fue un conocido Abogado del Estado, también llamado Armando y apellidado de las Alas-Pumariño y González-Muñoz; quien se casa con Isabel Cima (naciendo de esta unión otro Armando, Abogado del Estado, que ocupó cargos de la mayor relevancia en Madrid). Siguiendo con los consuegros de José Cima; el cuarto fue el padre de Silvina de Faes, esposa de Arturo, único hijo varón del empresario sidrero y quienes no tuvieron descendencia. La familia Faes era de Pola de Siero, conocida por su palacete y por sus insignes ingenieros, entre los que destacan aquellos que reconstruyeron el puerto de Gijón y realizan numerosas obras portuarias en El Caribe. Continuando la saga; María, la quinta hija de Cima, contrajo matrimonio con Florentino Carreño; miembro de una famosa familia asturiana, que se en el siglo XVIII fueron gobernadores en Las Antillas. Parece ser que entre los ascendientes de este yerno e Cima, se encontraba el famoso pintor -Carreño de Miranda- y que por ello Florentino dedicó una enorme fortuna al patrocinio de las artes y a exponer santas reliquias en todos los países del Mundo. Fue Florentino Carreño, Camarero Secreto del Papa, con el rango de “Conde” en ciudad del Vaticano; y sus hijos se destacaron como empresarios -tanto como sus nietos- dedicados una gran mayoría a la enseñanza y a la investigación universitaria.



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, primera página del libro PERSPECTIVAS ASTURIANAS; publicado en 1924 por Armando de las Alas-Pumariño Gonzalez-Muñoz (yerno de José Cima).





Abajo, una de las imágenes de esta obra, en la que habla de su suegro, como ejemplo de empresario filántropo -también me las hizo llegar Francisco Bustamante, al que agradecemos todas sus aportaciones-.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, tríptico del caballero Álvaro Carreño; tal como lo expone el Museo provincial y de Bellas Artes, de Oviedo (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Este magnífico retablo portátil -de tres hojas- atribuido al maestro de la Leyenda de la Magdalena (fechado hacia 1520); fue encargado por Alvaro Carreño, al que vemos en el lado izquierdo, junto a su esposa en la puerta derecha (ambos presentados como donantes). Mi hermano Mario, experto en arte y que conocía muy bien la historia de los Carreño; afirmaba que este Dón Alvaro de Carreño, caballero de Santiago, era el antecesor directo de Florentino Carreño. A continuación recojo una imagen de una de las familias Carreño Cima; en la que podemos observar cierto parecido con el mencionado Álvaro Carreño (en sus rasgos y hasta en la gran estatura, como al parecer tuvo este caballero del siglo XVI).

Abajo, fotografía de nuestra boda (cuando me casé con Chiho Onózuka; en 1991). En el centro, estamos mi mujer y yo; a nuestro lado: Ma. Teresa de Vicente y Javier Carreño Cima, con sus nueve hijos. A esta celebración asistieron varias hijas de Florentino Carreño y María Cima (aunque Emilio -el otro hermano de la familia- ya había fallecido). Vinieron, entre otras Carreño Cima, la madre de los Zubiaur Carreño y su marido (Jose Angel Zubiaur). Desde estas lineas, nuestro recuerdo a quienes ya no nos acompañan y un fuerte abrazo a todos los que nos lean.



Finalmente, la menor de todos los Cima (Pepita, mi abuela) se casó con Luis Gómez-Morán; cuyo padre fue José Gómez Morán de Lavandera, un industrial especializado en la venta de tejidos, cuya tienda y almacenes se encontraban en la Calle Magdalena, de Oviedo. Es de destacar que en esas instalaciones se fundó una parte del Banco Asturiano, creado allí -bajo los auspicios de Masaveu- por los Caicoya Vigil-Escalera (también asentados en Colloto). Los hijos de este Jose Gómez Morán-Lavandera, pasaron a llamarse Gómez-Morán, al ser el nombre de los grandes almacenes; aunque ninguno de ellos siguió con el negocio. Principalmente porque en el año 1934, las tiendas y todas sus instalaciones, fueron arrasadas por los revolucionarios -incluyendo la casa y domicilio de los padres-. Ello hizo que los Gómez-Morán “girasen” políticamente, pasando a ser conservadores; abandonando la “tendencia liberal” o progresista, que hasta entonces habían seguido.


Este último consuegro de Cima fue el que más se parecía a él profesionalmente, pues se dedicaba a la empresa, hablaba idiomas y viajaba de continuo. Aunque era de origen pasiego y ello “pesaba”, en el Oviedo de la época; razón por la que aquel “semicántabro” debía mostrar un gran orgullo familiar (lo que podríamos definir como grandeza blasonaria). Repitiendo que los ocho apellidos santanderinos del “solar” de su padre, estaban probados como Monteros de Espinosa; quienes velaron el sueño de los reyes durante casi mil años (16) . Aunque, lo que más sabemos, es que este bisabuelo nuestro -llamado José Gómez-; fue familiar directo del doctor de Diego Madrazo, uno de los primeros psiquiatras de España (y que quizás por eso, andamos todos los “Gomez” un poco como las maracas de Machín, tocando la rumba...). Aquella actitud defensiva ante la sociedad ovetense de José Gómez Morán -a mi juicio-, procedía de que su progenitor llegó a Asturias desde Sta. María del Pas, entono a 1840. Emigrando a Gijón y casándose allí con una de las “niñas bien” de esta Alta Sociedad “culomoyada”. Donde no se admitió el enlace entre esa chica de tan buena familia y un pasiego; humillándole muchos y hasta obligando a que presentase su árbol genealógico, para autorizar el matrimonio... . Todo debido a que la ella pertenecía a los Morán-Labandera (Moran de Lavandera); quienes fueron regidores perpetuos de Gijón, desde el sigo XVI.


Acerca de los numerosos hijos que tuvo José Gómez Morán de Lavandera; es conocido que estudiaron todos Derecho, formándose con Leopoldo Alás “Clarín”. El mayor de ellos (Ulpiano) fue su adjunto a cátedra; por cuanto estaban imbuidos en el ambiente krausista. Al menos hasta que la revolución del 34 les quemó las tiendas, casas y almacenes; momento en que parece ser que se plantearon ir a misa y olvidarse de modernidades... . El resto de los hermanos Gómez-Morán fueron jueces o notarios, entre los que se encontraba mi abuelo Luis; que trabajó como Secretario de Audiencia Territorial y notario (de Torrelavega y Salamanca). Para concluir este epígrafe añadiré que a través de José Gómez Morán-Lavadera; José Cima entabló amistad con Leopoldo Alas “Clarín” (al que mucho admiraba). Sucedió después de 1884, cuando la fábrica Cima abrió una tienda para venta de sidra en los bajos del Casino (local que regentaba este otro José, que luego sería su consuegro). Se conserva en nuestra familia la anécdota de que “Clarín” escribió La Regenta basando su argumento en los muchos “chismes” y “cotilleos” de Oviedo, que le narraban en el lugar, llamado por entonces “El Casino”. Café-club que regía el padre de mi abuelo Luis Gómez-Morán; donde acudía casi a diario el escritor para leer periódicos y tomar notas sobre cuanto le narraban (recordando algunos parientes que hablaban con Don Leopoldo; a qué personas realmente retrató en su novela...).



SOBRE ESTAS LINEAS: Plaza de Santa María del Pas (Santander), lugar de procedencia de la familia paterna de mi bisabuelo José Gómez Morán de Labandera. Según narraba, su progenitor llegó a Gijón desde este pueblecito pasiego entorno a 1840; viniendo junto a su primo, el marqués del Valle de la Colina (Valeriano Madrazo-Escalera, cuya única hija murió años más tarde víctima de una epidemia de cólera declarada en Asturias). A mediados del siglo XIX; ambos montaron un negocio de importación de telas y coloniales, que finalmente se trasladaría a Oviedo, quedando en manos de mi bisabuelo José, al carecer de descendencia directa el marqués del Valle de la Colina (llamándose “almacenes José Gómez Morán” y cuya sede estuvo en Calle Magdalena, hasta que lo destruyó la Revolución del 34). En imagen, Sta. Ma. del Pas; casa natal del primer marqués del Valle de la Colina, José Madrazo Escalera (venido al mundo en este lugar, hacia 1750).



SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, fotografía matrimonial de mis abuelos, Luis Gómez-Morán y Pepita Cima (Año 1920). De este enlace nacieron cinco niños: Luis, Mario (mi padre), Arturo, Jose María y Juan. Al poco de venir al mundo el último de sus hijos, mi abuela contrajo una septicemia y murió el día de Santa Bárbara de 1927 (a los veintisiete años de edad).

Abajo, un artículo publicado en el diario ovetense “La Región” el 29 de diciembre de 1926, donde se entrevista a mi abuela Pepita (Ma. José Cima). El texto se intitula “Mi juguete preferido” y en este narra cómo hasta los nueve años ella no tuvo juguetes, porque nació ciega. Recuerda en la entrevista que a los nueve años logró ver la luz por primera vez; al parecer fue gracias a una operación en la clínica Barraquer de Madrid. Al final del texto la periodista Mercedes Valero de Cabal, comenta que mientras escribe, a su alrededor, juegan los hijos de la entrevistada; que por entonces eran: Luis, Mario, Arturo y José María (estando embarazada de Juan). Un año más tarde de esta publicación, mi abuela murió de una septicemia. Esta página me fue también entregada por Francisco Bustamante, el famoso cronista de Colloto que tantos datos, fotos y documentos, tan generosamente me ha transmitido.



C – 4 ) Mi abuela, Pepita Cima:

Difícil es comenzar este epígrafe, debido a que en nuestra casa la madre de mi progenitor era sagrada. Lo fue para él, tanto como para sus cinco hermanos, que quedaron huérfanos a tempranísima edad (cuando Luis solo contaba seis años, mi padre cinco, Arturo cuatro, Chemari dos y Juan apenas unos meses). La tuvieron como santa, una idea que proliferó por todo Oviedo; después de su temprana muerte y tras una vida dedicada a obras de caridad. Acerca de todo ello, solo pude hablar con una persona que la conoció y me transmitió algunas notas que ahora narro. Ello, al margen de mi padre y mis tíos carnales, quienes solo la vieron y disfrutaron durante su primera infancia -por lo que sus recuerdos procedían principalmente de cuanto les dijeron-. Aquel que me habló de mi abuela Pepita fue el mayor de todos los primos Gómez-Morán: Javier González-Salas (del que he encontrado una fotografía, que más abajo incluyo). Este pariente de mi padre fue un hombre entrañable y cariñoso; que en alguna ocasión me llevó a Celorio, donde veraneaba -y allí me hablaba de mi abuela-. Cuando ella murió, mi tío Javier tenía unos veinte años y en su recuerdo, fue una de las personas más buenas que jamás conoció. Al parecer, Pepita Cima dedicó su vida a realizar obras de caridad y lo que más le gustaba era repartir juguetes en las Navidades. Regalaba juguetes a los niños pobres de toda Asturias y ayudaba a cuantas familias lo necesitaban. Aunque lo que nunca dijo este primo de mi padre, es que mi abuela había nacido ciega; pues parece que era un hecho que se ocultaba. En mi opinión, este secretismo sobre su invidencia fue debido a la consanguinidad entre mis bisabuelos (José Cima y su mujer Fernández-Roces); ya que ambos se sentían “culpables” de la mala salud en su descendencia -varios de sus hijos murieron al nacer o sufrieron enfermedades-.


Todos en Asturias conocían la fama de bondadosa y buena de Pepita, por lo que su muerte con tan solo veintisiete años fue algo que se recordó durante años -tal como aún menciona Wikipedia en la página biográfica de mi padre https://es.wikipedia.org/wiki/Mario_G%C3%B3mez-Mor%C3%A1n_Cima - (17) . Al fallecer fue enterrada en el panteón familiar de su marido (los Gómez Morán); aunque lo más inesperado sucedió tres años después. En 1930; cuando se abrió ese sepulcro, para realizar unas obras y ella apareció incorrupta. En esos días, su padre (José Cima), tenía ochenta y siete años y terminaba su breve mandato como alcalde de Oviedo; por lo que no pudo acercarse al cementerio. Otros familiares, al saber que se abría el referido mausoleo, quisieron rendirle homenaje, visitando a su hermana fallecida y llevándole flores. Fue entonces, cuando a destapar el féretro de mi abuela para introducir los ramos, descubrieron que estaba totalmente incorrupta. Los trabajadores del cementerio comentaron este hecho en voz alta y muchos de los presentes, se acercaron hasta el ataúd abierto.


Todos lo pudieron comprobar; allí estaba mi abuela, tal como el primer día en que fue enterrada y sin cambios en su cuerpo. Tenía cubierto su rostro con un pañuelo y al intentar quitárselo para ver su cara, el velo se deshizo como si fuera polvo. Sus rasgos faciales y manos permanecían impolutos, como si se tratase de una figura de cera (nadie se atrevió a tirar de sus ropas, pero los operarios del camposanto afirmaron que pasaría igual que con el paño). Ninguno de los presentes, podía dar crédito a lo que vieron y regresaron del cementerio de San Salvador llorando o rezando (muy nerviosos). Tal como lo he narrado, sucedió; y fue como me lo contó mi tío Javier González-Salas. Cuyos progenitores estuvieron presentes ese día en la apertura del panteón y llegaron a su casa entre lágrimas, narrando estos hechos a sus hijos.


Se comunicó lo ocurrido al padre de mi abuela, José Cima; quien tampoco podía comprender la situación. Pero al poco tiempo, aparecieron en su casa los diáconos de la catedral; pidiendo estudiar el caso y reabrir la tumba de mi abuela Pepita, para iniciar un proceso de canonización. Por entonces, Cima ya era un anciano cercano a los noventa años y no lograba admitir esta nueva situación; su cabeza no dejaba de dar vueltas, reflexionando sobre su querida hija, que yacía en el cementerio tal como fue depositada tres años antes. Al parecer, los trámites para la beatificación precisaba de unos enormes gastos y mi bisabuelo ya estaba bastante cansado de legar bienes o dinero a la Iglesia. Hacía muy poco había restaurado la parroquia de Santa Eulalia de Colloto a sus expensas y después le habían propuesto para un marquesado en la Santa Sede (si entregaba un gran donativo al Vaticano). Además, para darle el título pontificio, pedían que fuera a misa -al menos los domingos-; pero él contestó, que no iba a la iglesia porque hacía frío y era ya muy viejo. A lo que el obispado respondió, que eso no era excusa; pues entre su casa y la catedral había apenas diez metros (vivía frente a la portada del templo).


Por lo que narramos, José Cima se había enfadado antes de 1930 con las altas esferas del cabildo catedralicio; mandándoles a paseo y diciendo que eran unos pedigüeños. Argumentando que cuando ya se les daba ya mucho, solicitaban al poco, el doble; pidiendo además que se fuera a misa... . -“¡Con el frío que hacía en la catedral!”-. Así fue, como mentando que querían matarle a constipados y sacarle todas las mantecas; respondió con muy malas pulgas a los prelados que vinieron a estudiar el misterio de mi abuela incorrupta. Por lo que nadie más volvió sobre aquel tema, quedando todo en suspenso; sin llegarse a iniciar los procedimientos de beatificación de mi abuela Pepita Cima. Para mi padre, este desinterés de la familia por que se estudiase el caso, resultaba una tristeza. Comentando él que si se hubiese beatificado, los hijos hubieran tenido un gran consuelo. Sin entender por qué José Cima no fue capaz de afrontar los gastos iniciales para la canonización de su hija; aunque donó enormes sumas para proyectos como el de La Filarmónica o el de plaza de la catedral -que más tarde explicaremos-. Pese a todo, hemos de destacar que mi bisabuelo, por entonces, tenía casi noventa años y todos le habían sacado dinero. Ese mismo año había regalado una enorme cantidad al ayuntamiento, cuando le nombraron alcalde de Oviedo tan solo por un mes; para que sufragase de su bolsillo la compra de varias casas frente a la catedral -que deseaban expropiar y tirar, con el fin de remodelar la plaza frente a ese templo-.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, mis padres en su casa hacia 1972; en el centro estoy yo, con unos once años. Al fondo -a nuestra derecha- aparece una persona que posa ante la fotografía. Es mi tio Javier González-Salas, primo mayor de los Gómez-Morán; una persona cariñosísima, que conoció a mi abuela y me habló de ella. Sus progenitores (primos de mi abuelo Luis) estaban presentes ese día de 1930, en que se abrió el panteón de los Gómez-Morán y algunos pidieron poner flores en el ataúd de mi abuela. A levantar el féretro, los operarios del cementerio observaron que estaba incorrupta; un hecho que se interpretó como señal de su santidad. Quisieron canonizarla, pero los gastos para su estudio y beatificación eran enormes. Todo quedó en el cajón, sin que desde entonces nadie hiciera trámite alguno para “subirla a los altares”. A mi juicio, en algún momento se debería estudiar si continúa incorrupta (aunque es algo que no podremos realizar nosotros, porque carecemos ya de derechos sobre este mausoleo).

Al lado y abajo, El panteón de José Gómez Morán de Labandera y familia, en el cementerio de San Salvador; una de las mejores obras de Víctor Hevia. En su interior se hallan los restos de mi abuela Pepita, que permanecía incorrupta años después de fallecer.



Además de Javier González-Salas (y de mi padre), hubo otras personas que me hablaron sobre la aparición del cadáver de mi abuela, perfectamente conservado. El que más pormenores me narró, fue mi tío Luis (hermano mayor de mi progenitor); quien al ser médico, tenía un gran interés por lo que podía haber sucedido con su madre. Pensaba que -quizás-, se debía al paso de aguas bajo el sepulcro; aunque siempre le quedaba la duda de su santidad y de que la conservación incorrupta fuera una señal... . Relacionado con todo aquello, me transmitió otro hecho, que aquí recojo por lo extraño que es; aunque no debería ser leído por personas demasiado sensibles (ni menos por quienes han estado muy unidos a mi abuelo Luis). Contaba mi tío que su padre fue operado de cáncer, poco antes de morir. Por entonces, él era ya médico -en 1951- y pidió entrar en el quirófano, para estar junto a él, por si fallecía. Mi abuelo sufría metástasis y le extrajeron una costilla, al intentar llegar a los órganos dañados. Sobrevivió a la intervención y tras sacarle de la sala, el cirujano preguntó a mi tío Luis qué hacer con aquel hueso de mi abuelo, que tenía sobre la mesa (por si deseaba conservarlo, para introducirlo en el féretro, ya que les advirtieron, muy pronto fallecería). El hermano de mi padre guardó aquella costilla, para colocarla dentro del ataúd de su madre -no de su padre-; cuando muriese su progenitor. Aquello era una forma de unirlos después de la muerte; aunque mi tío me confesó, que realmente lo que deseaba era comprobar si su madre estaba todavía incorrupta.


Al poco tiempo de esa operación murió mi abuelo y se llevó a cabo el entierro en el mismo panteón de los Gómez-Morán; donde no dejaron a mi tío Luis abrir el féretro de su madre (ya que carecía de permiso previo). Fue así como él decidió conservar la costilla de su padre, para enterrase junto a ella; algo que me transmitió, con el fin de que yo le ayudase a cumplir esta voluntad -aunque quien más lo sabía era su mujer-. Cuando mi pobre tío falleció (en 1984) yo no pude asistir al sepelio, porque sucedió en Las Palmas de Gran Canaria. Debido a la lejanía, tardé dos semanas en personarme allí y pregunté sobre la costilla a su viuda; pero tristemente, ella había olvidado depositarla en el ataúd. Mi tío la había conservado hasta entonces en una preciosa caja dorada, que ella me puso en la mano; al cuestionarle acerca de ese resto de mi abuelo. Su esposa no quería volver a abrir la tumba para depositarla; cumpliendo la voluntad del muerto. Pidiéndome que yo me llevase aquella costilla, de regreso a la Península. Por entonces, yo tenía veintitrés años y había querido muchísimo a mi tío. Tras el varapalo que suponía su muerte; me encontré con esta situación, que no podía comprender, ni afrontar. Me negaba a volar desde Las Palmas a Madrid portando un hueso humano en una caja; y como estaba estudiando cuarto curso de Derecho, argumenté que no se podían trasladar restos óseos de personas, sin autorización... . Pidiéndole que, por favor, volviese a abrir la tumba de su marido y pusiera aquella caja junto al ataúd de su esposo -tal como el difunto quería-. Ella, mirando al suelo, reconoció que yo tenía razón y me dijo que así lo haría. Nunca más supe de esta historia, ni me atreví a preguntar a la viuda de mi tío Luis, qué había hecho con la costilla de mi pobre abuelo. Aunque en sueños a veces se me aparece, hablando de “su costilla de Adán”; lo que yo identifico con mi abuela Pepita. Santa y buena como todos recuerdan.


Para no terminar el epígrafe con tan tristes palabras (como antes redactadas), diremos que uno de los recuerdos mejores que conservaba mi padre era el día de carnaval de 1927. En esa fecha, mi abuela le disfrazó de Napoleón, sacándole a saludar desde los balcones del Ayuntamiento de Oviedo. Aquel niño de cinco años; viéndose vestido de Bonaparte y saludando a un gentío que le vitoreaba, quedó marcado por la memoria de esa experiencia. Tristemente, su madre moriría meses más tarde; aunque él siempre recordaba esa tarde que saludó a todo Oviedo, vestido de Napoleón, como una de sus grandes gestas vitales. Más abajo, podemos ver fotos de este día y de la balconada del Ayuntamiento. Finalizaré este apartado añadiendo algo que me parece interesante sobre mi abuela. Pues -a mi juicio- la modelo de los anuncios de sidra que mi bisabuelo utilizaba, era su hija Pepita. Tal como podremos ver en imágenes comparadas a continuación.



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, foto de mi tío Juan con unos cinco años de edad; era el único que no había nacido en los días en que realizaron la entrevista, de la que hablamos al principio de este epígrafe.



Abajo, los cinco hijos de Luis Gómez-Morán y Pepita Cima. Por orden de edad eran: Luis, Mario, Arturo, Jose María (Chema) y Juan. La foto fue tomada en las playas de Luanco en 1951; poco después de fallecer su padre (por ello guardan luto). Mi tío Luis abraza a los dos más pequeños (hermanos menores) quienes no pudieron tener memoria de su madre, fallecida cuando ellos contaban menos de tres años. Afortunadamente, estos dos -Jose María y Juan- fueron proahijados por las hermanas de mi abuelo Luis (Ángeles y Lucila Gómez-Morán); quienes no se casaron para dedicar su vida a darles un hogar y ser como dos madres para ellos.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, mi tío Luis Gómez-Morán, entrando en la iglesia de Santa Bárbara (Madrid) el día de la boda de mis padres. Detrás y a lo lejos, se observa a mi padre.

Abajo, mi abuelo Luis Gómez-Morán luciendo vestido de Secretario de Audiencia y notario, con las cruces o medallas que le habían concedido; como premio a sus publicaciones y estudios jurídicos (entre ellas la de San Raimundo de Peñafort).






JUNTO A ESTAS LINEAS: Diversas fotos tomadas en verano de 1926 en Colloto, cuando la fábrica de Cima acababa de inagurarse.



Al lado, verano de 1926 en Colloto. Luis, Mario y Arturo, junto a la fabrica Cima, recién inagurada (como vemos, Arturo desde aquel entonces, siempre vestía de corbata).










Al lado, 1926; Mario y Luis en los campos de Colloto. A mi juicio, el chalet que tienen detrás es el de su tío Arturo Cima (que todavía permanece en pie).











Al lado, Mario y Luis, junto a su tata Vicenta; al lado de la nueva fábrica Cima, en Colloto (1926).










Al lado, Mario (mi padre), recién nacido y fotografiado en 1923 junto a Vicenta.









Al lado, Mi abuelo Luis en invierno de 1926, en Colloto (la foto está tomada junto a la Calle Caleyuca).








Al lado, Luis, Mario y Arturo; en 1926. Junto a la fábrica de sidra Cima y al coche de su abuelo; un Rolls Royce Twenty (de 1922). Arturo, con corbata como siempre (era un Dandy desde esta edad).










Al lado, Mi padre al lado de la fábrica de Sidra Cima, recién inagurada.








JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: dos fotografías del carnaval de 1927, cuando vistieron a mi padre de Napoleón y su abuelo lo sacó a saludar desde el balcón del ayuntamiento de Oviedo. En la imagen inferior observamos cómo está viviendo verdaderamente ese papel de Bonaparte... . Yo creo que desde este día quedó marcado por el sentimiento de mando, que siempre le atrajo. Algo muy negativo que le llevó a meterse en política y en determinadas cosas que un arquitecto no debiera “tocar”.








SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, balcón del ayuntamiento de Oviedo.

Al lado, la plaza del ayuntamiento en los días en que mi padre salió a saludar en sus balcones vestido de Napoleón.

Abajo, Un dibujito mío de la plaza de la Constitución donde salió a saludar mi padre, con unos cuatro años de edad. Según él, era uno de los mejores recuerdos de su vida.







JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, fotografía de mi abuela Pepita en ese carnaval de 1927, vestida de flamenca.







Arriba, un anuncio de Sidra Cima y al lado la imagen de mi abuela; podemos ver que la modelo usada es muy parecida en rasgos a ella.

Al lado, otro anuncio de Sidra Cima donde también vemos el parecido entre mi abuela y la modelo del cartel.



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