lunes, 10 de noviembre de 2014

DE LOS NACIDOS EN TIERRAS DEL FIN DEL MUNDO; ENTRADA DEL EREBO (parte segunda).

Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes. Si no tiene la primera (anterior) sobre esta entrada, o no puede acceder a ella; llegue pulsando el presente enlace: 
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2014/11/de-los-nacidos-en-tierras-del-fin-del_10.html
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ARRIBA: Tal como decimos, las verdaderas civilizaciones peninsulares fueron la dolménica y la del Vaso Campaniforme -puesto que las restantes nacieron tras la aculturación de nuestras tierras llevada a cabo por colonos, principalmente llegados a las costas-. Pero estas dos primeras y antiquísimas, nacieron y se difunden desde áreas ibéricas; teniendo una relevancia histórica sin parangón en Europa. Ya que unifican en usos y costumbres todo el Continente, durante casi tres milenios (desde el quinto y cuarto, hasta comienzos del segundo a.C.). 

. Su origen, sin lugar a dudas puede situarse entre las cuencas medias del Guadiana y del Tajo; iniciándose la dolménica antes del 5000 a.C. y la Campaniforme desde el 2800 a.C. -conviviendo de algún modo y generando la primera enterramientos más evolucionados y menores, durante esta segunda etapa-. Procediendo ambas de la zona que más tarde los romanos denominaron Lusitania; que comprendía la parte Oeste de la Extremadura española, la portuguesa y el área central del Alentejo. La razón de su florecimiento -a mi juicio- se debe a los yacimientos de oro que por entonces tuvo esta parte de la Península; de la que todavía los romanos hablaban como prodigiosa en metales preciosos (y que todavía contiene ricas minas, aunque ya agotadas en su mayoría). -En imagen, vasos campaniformes procedentes de Santibañez de Ayllón (Segovia) y propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía-.
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3./- España: Por siempre conquistada, un día conquistadora.

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Los rasgos anárquicos e individualistas que observamos ya en los iberos del siglo III a.C. (descritos por los textos romanos); pueden verse aún mantenidos entre los españoles de hoy -miles de años después-. Y no es extraño que pervivan hasta nuestros días, porque en gran parte han sido la clave del éxito y de la supervivencia, en nuestras tierras. Un mundo que apenas conoció la paz hasta la Era Moderna; ya que fue primero colonizada y atacada por Fenicios y Cartagineses -durante cuatro siglos-, quienes dieron paso a las campañas de Roma (con casi otros doscientos años de duración). Trás ellas se vivió un periodo de paz romana (de otros cuatro siglos), pero pronto vinieron los godos y sus razias; y cuando el reino visigodo de Toledo estaba asentado y adaptado a Hispania, sucedió la aparición de Tarik -en el 711-. Comienzo de la conquista árabe y la Reconquista cristiana; total unos ocho siglos más de batallas continuadas -sin tregua ni descanso-.
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Finalmente, para intentar calmar las divisiones y luchas nacionales; desde 1492 tomaron como medida ir expulsando a gran parte de la población (todos legitimamente castellanos y aragoneses); considerando que de la pluralidad provocaba los conflictos intestinos. Aunque ello no paró la "inercia militar" del reino, pues la necesidad de nuevas campañas era inminente para la gran mayoría, que se componía por una casta de guereros que había luchado durante miles de años. De lo que emprendieron pronto la conquista de América, pretendiendo hacer lo mismo más tarde con media Europa.
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Por cuanto hemos descrito, a excepción de esos cuatro siglos aproximados de paz romana, se puede considerar que Iberia se mantuvo en lucha armada interna y sin descanso, prácticamente desde el siglo VIII a.C. hasta el XVI d.C.. Todo lo que comprende unos cuatrocientos años de sosiego en unos dosmil trescientos de guerra. A ello habrá de sumársele las múltiples invasiones recibidas desde la aparición del Hierro en nuestro país; unas en calidad de migraciones (como la celta) y otras en la forma de colonos (como la grecofenicia). Visitantes o migrados que arribaron hasta el fin del Continente (la Península) y cuya aparición siempre generaría conflictos; ya que para imponer unas costumbres -o aculturar-, han de aniquilar de algún modo las autóctonas. De hecho, los primeros asentamientos fenicios, suelen estar precedidos y rodeados por la destrucción de poblaciones peninsulares pertenecientes al Bronce -algo muy semejante hubo de ocurrir con la entrada de los celtas-.
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Siendo así, el panorama social e histórico dejado por los distintos colonos, invasores o pueblos migratorios, asentados en lo que hoy llamamos España y Portugal; pasa a ser un puzzle, pleno de razas, culturas, civilizaciones, guerras y conflictos. Todo lo que hace entender que el folklore de Asturias y Galicia, se parezca más al de las Islas Británicas que al de Castilla y Aragón (o al del litoral mediterráneo; no digamos ya al andaluz...). O que el vascuence se asemeje a lenguas protoindoeuropeas del cáucaso; y que un individuo catalán tenga más en común -culturalmente hablando- con un sardo o un italiano, que con un madrileño. Algo que manifiesta la pluralidad de civilizaciones que se forjaron y convivieron durante los más de tres mil años de guerras, invasiones y colonizaciones continuadas; vividas en esta zona que llaman "la piel de toro".

Pero, tras una exposición histórica breve de esta zona de paso, de luchas y de mezclas de gentes; nos surge la pregunta del por qué se produjeron tantos conflictos y migraciones en la Península. Cuestión que tiene dos respuestas: La primera y mas lógica se debe a su situación geográfica, habida cuenta que Iberia se sitúa al final del Continente (donde como en un fondo de saco, va depositándose lo último de cada migración -debido a que más allá no pueden continuar-). Siendo además el paso obligado entre África y Europa, a la vez que entre el Mediterráneo y el Atlántico. Por lo que este lugar que une tierras y mares; era puente necesario para quienes desearon avanzar desde el Mediterráneo y África, hasta el Norte de Europa -en barco, cruzando el Estrecho; o bien por tierra, atravesando la linea de Pirineos-.
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Aunque la segunda respuesta es la que explica plenamente el origen y conformación de la civilización ibérica, con sus diferentes invasiones, razas y migraciones. Puesto que la afluencia de colonos y conquistadores que llegaron a Iberia durante la Edad del Hierro (más concretamente desde la del Bronce), se debió en mayor medida a la riqueza en metales preciosos de nuestras tierras. Concretamente a las minas de oro y plata, que se extendían por todo lo que se llama la "brecha atlántica"; falla o geosinclinal que comprende gran parte de la Ruta de la Plata. Que contenía riquísimos yacimientos en la zona de Huelva, el Algarve, el Alentejo, el Duero y hasta Orense. Tanto que el 25% de todo el oro que se comerció en la antigua Roma imperial, procedía de "lavaderos" orensanos, al Norte del Duero medio (las zonas "áureas", entre las que destacaba Las Médulas). Por su parte, ya en el 2700 a.C. (época del inicio del Vaso Campaniforme) comienzan a explotarse las minas de de cobre de Rio Tinto; afluente cuyo caudal quedó enrojecido tras miles de años lavando en su cauce esos metales.
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Por cuanto la idiosincrasia ibérica anárquica, desorganizada, individualista y pluricultural no surge por casualidad, ni menos por maldad. Sino que fundamentalmente se debe al comercio y explotación milenario de sus yacimientos y riquezas. Un "expolio" llevado a cabo por colonos, quienes vinieron buscando nuestro oro y plata durante el calcolítico; para llegar más tarde al olor del cobre y estaño peninsular (durante El Bronce.) Necesitando por entonces toda civilización avanzada acceder hasta nuesttras costas, debido a que este tipo de minas estaban agotadas prácticamente desde el segundo milenio a.C. en el Mediterráneo (siendo imprescindible el estaño y más el cobre, durante esa Edad broncínea). Por lo demás, la unión entre la minería y el mundo de las armas -o de la guerra, en aquellos tiempos-; hizo que nuestros colonizadores (griegos, púnicos o romanos) no solo aprovecharon la riqueza metalúrgica de la Península para fabricar sus puntas y corazas. Sino que además se abastecieran en estas mismas tierras de mercenarios; ya que el ibero era famoso como guerrero valiente y de gran resistencia, pero sobre todo, como soldado de fidelidad plena (sin poder traicionar al jefe al ejercer la "devotio", que le obligaba a morir junto a su superior si este caía en batalla).
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Estas circunstancias -extensamente relatadas-, en mi opinión motivaron que cuando los Reyes Católicos reunificaron la Hispania romana (y la goda) en un solo reino; la Península regresara a su pasado y a su esencia cultural -a una especie de estado de embriónario-. De tal modo y a través de inercia que conlleva el revivir nuestra propia Historia, los españoles del siglo XV fueron buscando y colonizando tierras al Oeste; llegando hasta América. Para hacer allí cuanto en su pasado había sufrido en sus propias carnes: La conquista, la colonización y la búsqueda del oro.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos dólmenes portugueses, ejemplos de la primera y gran cultura peninsular, que se origina en la zona donde se encuentran estos dos megalitos. Arriba, Antas de Candeeira (fechado entre los milenios VI al III a.C.) situado en las proximidades de Redondo, población cercana a Évora. Abajo el de Vidigueira, de igual datación y sito apenas a unos kilómetros del anterior -igualmente en tierras del municipio de Redondo-. Este área cercana a la bella capital del Alentejo (Évora) es a mi juicio la que ve nacer las dos grandes civilizaciones prehistóricas europeas: La dolménica y la del Vaso Campaniforme. Culturas que comenzarían en esta franja entre el Guadiana, el Tajo y el Atlántico; para difundirse por el Océano hacia las cosas del Norte de España y las bretonas, posteriormente a las británicas y germanas. Introduciéndose hasta los confines del Este europeo y constituyendo las primera civilizaciones continentales.
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La importacia del dolmenismo ha sido olvidada o dejada a un lado en nuestro país, quizás al considerarse que se trata de un mundo primitivo y ajeno al de nuestra cultura propia. Muy por el contrario en lugares como Inglaterra o Irlanda -donde la arqueología se estudia hasta en los Jardines de Infancia- analizan el megalitismo como el origen de su Historia. Aunque los españoles prefieren comenzarla en la Protohistoria, estudiando la suscesión de hechos posteriores, desde este punto de partida; aunque de ese modo restan varios milenios al pasado. Por lo que muy interesante sería plantear el origen cultural e histórico de la Península ibérica desde el dolmenismo y del Vaso Campaniforme. Todo lo que quizás ayudaría a hacernos comprender por qué aún en el siglo XIX, los aldeanos y las gentes comunes del Pais Vasco (y del Norte de España), se descubrían ante los megalitos. Unos hechos que refieren tratados y folkloristas hispanos; mencionando con extrañeza como mientras paseaban junto a un natural de aquellos pueblos (pirenáicos o vascones), al pasar frente a un dólmen o un menhir, estos se quitaban las boinas y sombreros. Sintiendo veneración semirreligiosa por esas piedras.
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Iguales sucesos relatan sobre las costumbres de zonas como Galicia, donde se denominan "mamoas", identificándose con la maternidad y con los pechos. Quizás por la forma de la roca sobre el dolmen, pero más seguramente porque en su interior curaban las meigas y tenían costumbre de atender a los partos. Siendo enorme la importancia que los lugareños daban a aquellas construcciones ciclópeas y pétreas, que atribuían a gigantes o a figuras legendarias (ocupando un lugar principal en todo su folklore y en los ritos de magia o curanderismo). 

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Todo ello, nos debe hacer reflexionar, antes de determinar que una Comunidad (o región) pertenece a la cultura celta, fenicia, gregohelena, filorromana o árabe... . Considerando que estas zonas (al igual que toda nuestra Península) ha sido primeramente unida, colonizada e influida por el megalitismo y el Vaso Campaniforme; de donde quizás proceda el verdadero iberismo (de origen neolítico o calcolítico). Debido a lo que hemos de plantearnos si la lengua y cultura vascuences son inicialmente megalitistas y calcolíticas (o "vasocampaniforniana") -lo que explicaría la enorme veneración que antaño sentían los naturales de la zona vascopirenaica por los dolmenes y menhires-. Ello, asimismo daría razón al por qué las gentes originarias del Pririneo oscense, navarro y vasco, tienen tantos rasgos comunes genéticos con los alentejanos portugueses. Algo que nos haría pensar que el origen de España y Portugal estaría en estos dos puntos: El área vasconavarra y norte de Aragón, junto a la del Alentejo medio y la Extremadura Oeste. Es decir, que tal como se determina que Portugal históricamente se inicia en esá zona de la Lusitania -romana- (el Alentejo, parte del Algarve y Extremadura). Quizás debiéramos concluir que Navarra, el Alto Aragón y el País Vasco, serían el origen cultural de la primera civilización ibérica; y por lo tanto, el lugar de nacimiento de la España primigenia.

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C). POR TIERRAS DEL EREBO-IBERO, AL FIN DEL MUNDO OESTE...
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1./- El fin del Mundo, "allende" el Sol cae bajo las aguas:
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Hace más de treinta años, cuando no tenía muchos más de veinte y mientras hacía mi Servicio Militar en Sevilla, me aficioné a escribir e investigar sobre arqueología. Tanto que en esos días me publicaron varios artículos, de los muchos que redactaba. Porque durante los meses de "mili" me aburría cual ostra acuartelada, así que aprovechaba para leer y soñar cuanto podía -principalmente sobre Tartessos y acerca del pasado histórico de Andalucía-. Entre los estudios míos que salieron en periódicos, hubo uno que tuvo cierto "suceso" al plantear un nuevo origen a la palabra España, afirmando incluso que la etimología de esta y la de Iberia eran la misma. Explicando mi teoría que ambas voces procedían desde términos indoarianos, cuyos radicales serían "SVAR" (Sol) y "VARI" (agua). Siendo la unión de ambas palabras "SVARVARI" lo que produciría por crasis "SVARI" o "ESBARI". Desde allí, razonaba que surgían palabras indoeuropeas como la griega "SPERIA" o "hesperia", que significaba "atardecer", cuyo sentido inicial sería "Sol en el agua".
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Por ello, "HESPERIA" -antecedente de Véspero y de vespertino-, en verdad no solo era para los helenos el Occidente, Ocaso y atardecer; sino que refería al astro rey sumergiéndose en los mares. Voz desde la que nacería "IBERIA", cuyo significado primero debió ser el mismo: Occidente, lugar del atardecer. Pero a su vez, desde estos radicales surgirían siglos más tarde "HISPAL" y después, Hispania. Conteniendo una igual procedencia la voz semita "SEVARI" o "SEFARDI", que define al originario de Sefarad (España en hebreo); ya que estos términos, deben considerarse "barbarismos" importados a lenguas semitas y nacidos desde el indoariano "SEVARI" (término que, como ya explicamos antes, se tarduce por "Sol en el agua" y que se habría deformado hacia sonidos cercanos a "SEPHAR"). De ello, el nombre que los fenicios daban a la primera Sevilla, llamada "SPAL", como una forma cercana y muy común a "SEPHAR" ó "SEFARAD"; origen de las palabras: Hispalis, Hispania (España, Spain etc).
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Tras publicar estas ideas (cuyo artículo aún guardo y recojo en parte -bajo estas lineas-), continué investigando y fuí descubriendo que existía toda una mitología que relacionaba la Peninsula Ibérica con el fin del Mundo, donde situaban los antiguos la entrada a los infiernos. Ello no solo por tratarse del Occidente máximo; último punto de la Tierra conocido (hasta el descubrimiento de América). Sino también por la peligrosidad del Estrecho y del océano Atlántico; imposibles de navegar en barco con calado y casco marinero mediterráneo. Asimismo, era famosa desde la antigüedad más remota la fiereza de sus habitantes (los iberos, arduos guerreros). Todo lo que unido a la riqueza del subsuelo y al trabajo en minas realizado por gran parte de la población peninsular. Situaba estas tierras como el punto cierto donde daba comienzo el infierno, terminando en Iberia el Mundo de los hombres. Allí donde las aguas tragaban las naves, como a diario el océano engullía el Sol; lugar del Erebo (el Ibero) donde las gentes debían trabajar bajo tierra extrayendo las riquezas de Hades (el dios Putón del Averno, que otorgaba los dones ctónicos: Las riquezas).
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De tal modo, reconocí toda una mitiología "infernal" que se desarrollaba durante la Antigüedad en nuestra Península, a través de la cual dioses y héroes debían llegarse al Averno para cumplir determinadas misiones. Siendo los episodios más famosos aquellos que narran como Hércules viene a capturar al Cancerbero o a engañar a las Hespérides, hijas de la reina de Tartessos: Hesperis (nombres cuya traducción hemos de entender desde el griego "atardecer" pero que de seguro y en este caso se refiere a la reina de Hispalis o Hispania -Hesperia-). Todo ello demostaba que desde la antigüedad más remota, Iberia y España, eran reconocidas como un territorio conceptualmente unido, con una cultura propia y con un sentido plenamente compacto. Todo lo que llevaría a que posteriormente Roma unificase Hispania, en la forma y fronteras que más o menos hasta hoy tiene.
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Siendo así, hemos de plantearnos por qué una Península que ha sido concebida unida desde tiempos ancestrales (hablamos de la Primera Edad del Hierro), aún no comprende su sentido de nación; estando fraccionada y fraccionándose de contínuo. A todo cuanto debiéramos contestar con lo relatado extesamente en los párrafos anteriores.
Unas ideas que se pueden resumir en las siguientes frases:
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1º-. Porque la Península históricamente logró permanecer sin ser el todo conquistada, gracias a la desunión y anarquía de sus jefes y habitantes (quienes de haber permanecido unidos y bajo un solo mando, se hubieran rendido continuamente ante el invasor).
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2º-. Porque debido a lo antes referido, existe en España la tendencia histórica de pensar que "la desunión hace la fuerza". Ya que es mejor formar una Sociedad en la que cada uno va por su lado (haciendo frente al enemigo en forma bandas o salteadores). A organizar un ejército y una nación solida, fuerte y compacta (que antes o después, puede llegar a rendirse al unísono -mientras el guerrillero nunca lo hace-).

3º-. Porque la base económica y social de Iberia fue la metalurgia, lo que le daba un contacto pleno con el armamento, necesitando la guerra como modo vida. Además, hemos de tener en cuenta que la minería era (y es) un mundo durísimo en donde por aquel entonces el trabajo de esclavitud en los yacimientos, era peor que la muerte.
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4º.- Final: Porque han sido tantas las invasiones que hemos recibido y tantas las colonizaciones y culturas que han pasado por nuestras tierras; que las diferencias entre unas regiones y otras son mucho mayores que las que existen entre paises, en el resto de Europa.
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ARRIBA: El autor de estas lineas junto al gran menhir de Almendra, el conjunto megalítico más importante de las cercanías de Évora (Portugal). Como podemos ver se trata de un gnomon solar (un medidor de luz) y por lo tanto de un símbolo masculino -del dios padre, astro rey-. Todo lo que identificaría estos menhires con símbolos fálicos, de culto calendárico y astral.

. ABAJO: Primera hoja de mi artículo "QUÉ SIGNIFICA ESPAÑA" publicado en el Diario informaciones (en 1982), mientras realizaba mi Servicio Militar y cuando tenía yo algo más de veinte años. En este (como hemos dicho) se analizaba la etimología de las voces "ESPAÑA" e "IBERIA", llegando a la conclusión de que ambos términos inicialmente significaban lo mismo: "Occidente".

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2./- De los nacidos en tierras del fin del Mundo:

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Llegamos a la última parte de este artículo que he dividido en dos -por su extensión- y donde creo podremos haber comprendido algunos de los muchos problemas que tiene nuestro territorio, desde los más remotos tiempos. Unos temas de difícil solución, habida cuenta que los diferentes rasgos del iberismo se forjaron a través de miles de años de invasiones, luchas y colonizaciones. Pero sobre todo, debido a la explotación de la población autóctona, por mano de "visitantes" llegados a nuestra Península (fundamentalmente con fines pecuniarios). Tanto es así, que la mitología griega recuerda como venían los helenos a hurtar las riquezas de Iberia.
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Unos hechos narrados en dos de los últimos Trabajos de Hércules: "El robo de los bueyes del rey de Gerión" -monarca tartessio- y el de las manzanas de oro, de las Hespérides (igualmente junto a Tartessos). "Bueyes de Gerión" que -como siempre he dicho- simbolizan la pecunia (de pecus, animal) y por ende el bronce de tierras atlánticas, que se fundía en lingotes con forma de toro -indicando así su valor y peso, equivalente a cabezas de ganado-. Tanto como las manzanas áureas, sin lugar a dudas hacen referencia a las minas de plata y oro que abundaban en todo el litoral Oeste peninsular. Refiriendo la leyenda del héroe griego (que simboliza y personifica las gestas del mundo heleno) el modo en que los navegantes helenos llegaban hasta nuestras costas con la intención de hurtar, más que de comerciar los metales.
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Infinidad han sido las invasiones que ha vivido España e innumerables las migraciones de uno u otro tipo. Todo lo que nos convierte en un lugar de paso y de guerras, tan solo comparable en Europa con zonas como Los Balcanes (pues otros paises del entorno mediterráneo -como Italia o Grecia- mantuvieron una unidad cultural desde al menos el siglo VII a.C.). Quizás pudiera compararse la Península Ibérica con Turquía, pese a que la historia de una Anatolia unida es infinitamente más antigua y se remonta al imperio Hitita (desmoronado hacia el 1300 a.C. y seguido de los Estados neohititas). Por ello, en Europa, el paralelo más próximo a nuestra situación geográfica e histórica hemos de buscarlo en áreas de la antigua Yugoslavia (en los paises Eslavos), donde la mezcla de gentes, razas, religiones, migraciones, colonos e invasiones; es similar a la que han sufrido nuestras tierras.
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Desde aquí y desde este origen e Historia tan dura y plena de acontecimientos trágicos, hemos de analizar la idiosincrasia hispana; sin querer culparnos, ni menos desear buscar culpables. Puesto que en un lugar tan maltratado por el pasado, es normal que los problemas no se superen facilmente -debido a ello, nuestros traumas y defectos son a día de hoy muy difíciles de afrontar-. De tal manera, considerar al español malo por ser individualista o anárquico, sería como culpar al noruego de tener la piel blanca y el pelo rubio; ya que esos rasgos se deben al entorno o a la situación geográfica de su tierra; no a su deseo de permanecer en este estado -semialbino ellos y semiautista nosotros-. Y si el nórdico no tiene culpa de ser blanquecino y de pertenecer a su cultura (hoy muy apreciada, pero hasta hace unos siglos tenida por bárbara e insípida); tampoco hemos de responsabilizar a las gentes de España de su carácter, de su forma de ser o de vivir. Pues ello sería en verdad autoritarismo, ya que calificar al nacido en la Península de desordenado, individualista, poco laborioso, agitador o rebelde. Es como decir que los africanos no se organizan, ni trabajan ordenadamente, porque ese es su espíritu. Sin tener en cuenta factores geográficos, históricos, climatológicos y culturales.
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Dicho esto, parece que es evidente la anarquía del "ibero", tanto como su individualismo. Incluso una forma curiosa de xenofobia, más relacionada con el odio por "el forastero" -como se dice en los pueblos- que con rechazo al extranjero. De este último rasgo deviene un curioso complejo de inferioridad típicamente hispano, que le obliga a llamar la atención allí donde va. Tanto, que en aeropuertos y lugares fuera de nuestro país, es muy fácil reconocer a un grupo de compatriotas, porque parecen sentirse obligados hablar en tono muy alto. Gritando o vitoreando cuanto hacen (si son muchas personas); o bien manteniendo conversaciones de un modo que a cien metros pueden escucharse (si son pocos). Evidentemente, es normal que los extranjeros cercanos a ellos giren la cabeza o se queden mirando a los que así se comportan; todo lo que al español parece gustar mucho, pensando que se interesan por sus conversaciones (en las que normalmente narran lo ricos que son, cuanto les sobra, o el familiar millonario que tienen). Aunque en el fondo no saben que actúan como el niño que no es escuchado, ni puede comunicarse bien; por lo que siempre termina chillando para ser atendido. Una costumbre que cuando ya la ejercitan en su propio país, resulta del todo inaguantable.
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Quitando algunos rasgos, como el antes descrito; en nuestra entrada hemos podido ver que el problema de España es muy profundo y no puede solucionarse en una, ni en dos generaciones -aunque llevemos treinta y cinco años viviendo bajo libertades democráticas-. Necesita varios decenios (sino un siglo) en los que se logren superar nuestros traumas, comprender el pasado y no desintegrarse (como parece está sucediendo). Algo que afortunadamente bien entendieron durante la Transición, en la que decidieron hacer "borrón y cuenta nueva"; pues de no haberlo realizado quizás hubieran entrado de nuevo en una espiral que podía haber acabado en otra guerra intestina. Aunque hoy, parecen haber olvidado lo fácil que es regresar a los problemas heredados y que no se han resuelto; por lo que muchos españoles han decidido tomar una nueva vía: Quizás movidos por su juventud -o por su inexperiencia-, una gran parte de nuestros compatriotas han apostado por el duro camino de destruir -o derruir- el sistema existente. Sin pensar siquiera en las consecuencias de futuro, mirándose en el pasado. Pues como decimos, España es un país tan solo comparable (histórica y geográficamente) en Europa con los Balcanes (o bien con Turquía); donde la agitación puede terminar por mover la nitroglicerina que contienen numerosos y profundos pozos, históricamente repartidos por todo el territorio.
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Por lo demás y en contrapartida a ese liberalismo tan radical -que comunmente ejercen los hispanos-, y debido al difícil y problemático tejido social de nuestra nación; históricamente en ella siempre hubo un sector que ha apostado por la idea de que una Sociedad así, solo se mantendría en paz gobernada por un tirano. Todo lo que comprende por vez primera Fernando el Católico (inspirador de "El Príncipe", de Maquiavelo); que impone la Inquisición, como un sistema de control político (sin motivo alguno religioso). Atentando incluso contra las libertades de la Iglesia, ya que los gobernantes tenían potestad para mandar juzgar a cualquier súbdito del reino por el Santo Oficio -fuera aquel un civil o un sacerdote-. Además, como debido a aquellos tiranos que se sucedieron en el poder; jamás se han podido completar en España, las libertades, la unión y la paz (al menos hasta nuestros días). Todo ello comprende un eje de conflictos, actuando en espiral y como una pescadilla que se muerde la cola. Lo que otorga otro rasgo más al hispano, que se radicalizará en sus planteamientos. Pues entre nosotros es casi inexistente la moderación; pasando las opiniones de un extremo al otro y apenas conociendo un estado intermedio. Ello quizás, porque nos empeñamos en buscar culpables donde no los hay; pues la "gran culpa" se halla en la terrible Historia de guerras e invasiones que nuestra tierra tuvo desde que la descubrieron los buscadores de metal (hace ya más de cuatro mil años)... .
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Son nuestros días un tiempo en los que regresa la agitación, vitoreando a aquellos que provocan la descomposición de múltiples valores. Aunque para lograr el Estado en el que actualmente vivimos, hubo quienes han pasado penurias, perdonado las mayores atrocidades y remontado las peores crisis. En verdad, los jóvenes tienen motivos de quejarse (como siempre han de hacer), pero lo que no desea nadie es que su protesta arrastre el país hacia el pasado. Pues si su reivindicación nace de ver como parte de una élite política ha podido malgastar -o disponer- de los bienes de todos. Ello convertiría a quienes lo han hecho en unos simples chorizos, o en estafadores.
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Pero lo que quizás no conocen esos jóvenes que tanto se enervan -o no calculan quienes así protestan-; es que antaño los que gobernaron España, en su gran mayoría no fueron ni ladrones, ni chorizos... . Muchísimos eran verdaderos asesinos. Personas capaces de llevar a la hoguera o al paredón, al que pensara de manera distinta; o bien gentes con la intención de aniquilar a cualquiera que se le interpusiera en su camino. Todos ellos sin problemas de conciencia para declarar la guerra -o hacer ir a batalla- a los más infelices e inocentes (siempre que eso les mantuviera en el poder).
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Muchos afirman que España sigue igual, que no ha mejorado o no ha cambiado... . Pero en verdad, los que no parecen cambiar son los españoles. Que siguen creyendo vivir en aquella época en la que el colono -o el invasor extranjero- llegaba a nuetra tierras, para llevarse las riquezas, esclavizarnos o contratar nuestros servicios como mercenarios. Pese a ello, es una evidencia que este país (antes llamado España...) ha mejorado y avanzado enormemente desde hace medio siglo. Aunque aún nos queda otro tanto de progreso cultural e intelectual; al menos tanto como para poder comprender el sentido de Estado y de Sociedad que los europeos tienen. Algo que quizás no entendemos, porque aquí todo el mundo "va a los suyo".... Y yo el primero.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Grabado de Jose Villegas y Cordero, en el que se representa "El banquete de los liberales". Famosa comida celebrada el 20 de diciembre de 1863, durante la que miembros del Partido Liberal deciden oponerse a Isabel II (ante el hecho evidente de que no les iban a contemplar como alternativa de poder). Tras ello, los liberales optan por ponerse en contra de la reina; quien después de diversas maniobras y malas mañas, se ve obligada a salir huyendo del país que hasta entonces gobernó (seis años más tarde del referido "plante" del banquete). Pese a todo, parece que el remedio fue peor que la enfermedad; pues trás el asesinato de Prim y la abdicación al trono de Amadeo de Saboya, el país queda en un estado de abandono letal, llegándose a la Primera República.
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Un periodo de unos veinte meses de duración, donde hubo cuatro Presidentes de Gobierno y durante el cual los diferentes cantones, provincias y regiones, llegaron a declararse la guerra. Atacando la flota de Cartagena las ciudades de Alicante y Almería, hacia las que salieron las fragatas del país cartagenero, para "invadir tierra extranjera y recaudar fondos". Una gran hazaña bélica cantonalista, pese a que durante su regreso cayeron presos a manos de piratas, los mencionados buques de guerra que habían ido a bombardear los puertos alicantinos y almerienses (considerados por Cartagena, potencias enemigas). Todo ello, en una etapa de tal anarquía que lo más común era recibir noticia diaria de cuantos pueblos y ciudades se iban proclamando Estados Libres y desvinculados de todo poder central (como hizo Alcoy). Llegando a declarar su independencia la Nación de Jumilla, al sentirse agredida por Murcia; proclamando el siguiente manifiesto de autogobierno en 1873:
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-"La nación jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas, y sobre todo, con la nación murciana, su vecina. Pero si la nación murciana se atreve a desconocer su autonomía y a traspasar sus fronteras, Jumilla se defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar en sus justísimos desquites, hasta Murcia y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra...."-
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Todo un abanico de hechos, deshechos y derechos que muestran y demuestran la idiosincrasia ibérica; plena de anarquía, individualismo e imaginación (como lo fue aquella Primera República, cuyos sucedidos nadie se atrevió a recoger en un sainete, porque parcerían tan absurdos como imposibles). Llegando a ser tal el desorden reinante, que uno des sus presidentes -Estanislao Figueras- comenzó su discurso parlamentario, gritando en catalán (quizás para que no le entendieran muchos):
-"Señores diputados, francamente he de decirles que... ¡¡¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!!!"- 

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ABAJO: Muñeco simulado de un Guardia Civil, que encontré hace algunos años a la entrada de un pueblecito palentino. No sabiendo de qué se trataba, paré junto a él mi coche y me explicaron que consistía en el mejor método para que los conductores aminorasen la velocidad. Pues aunque todos se daban cuenta de que era un muñeco; el solo hecho de ver un tricornio y el uniforme verde, producía tanto miedo que nadie se atrevía a no frenar. Para colmo, pude comprobar que en su pedestal ponía "MODERE LA VELOCIDA" y que su modelo estaba patentado; puesto que petendía fabricarlo y venderlo su "diseñador" -si así se le puede llamar-.
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Recojo este ejemplo curioso, para mostrar una vez más el espíritu del español, que hace lo que quiere y al final algunos vienen a ponerle freno, valiéndose de las pocas cosas que teme. Sucediéndonos comunmente como al conductor que observa en la carretera este muñequito, que pese a saber que no es un guardia, conduce con prudencia tan solo al ver un tricornio... . Algo semejante nos pasa a todos los españoles en nuestro fuero interno, donde somos totalmente anarquistas y muy individualistas; haciendo muchas veces lo que nos viene en gana. Pese a todo, hay ciertas cosas que sí nos imponen, por lo que "echamos pronto el freno" (aunque solo sea por prevención o por miedo). Pues tristemente en España se ha confundido autoridad con autoritarismo y el respeto con el miedo. Ya que como por aquí cada uno va a los suyo, al final tan solo el temor hace a muchos "parar el carro".

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Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes, siendo esta la segunda y final. Si no tiene la primera arriba, pulse el siguiente enlace para llegar hasta ella:

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