domingo, 24 de mayo de 2020

DESPERTAR DEL AYER (del sueño a la pesadilla)

Ante el “éxito” de nuestro anterior capítulo, que suscitó a cientos de personas múltiples preguntas. Me veo obligado a desarrollar algunas de las ideas expuestas en ese artículo; que dedicaba con mi mayor cariño a los sanitarios y profesionales de la medicina, que tanto han sufrido por el Covid-19. Y en especial a mi sobrina Marina Gómez-Morán Quintana, médico del Summa; que tras semanas salvando pacientes del Coronavirus, sufrió el contagio de este virus y cuyas palabras recomiendo leer en el link:
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ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se contienen los artículos de "Añoranzas, recuerdos y semblanzas". Para acceder al índice haga "clik" sobre esta linea: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html
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EL ARTÍCULO puede leerse enteramente o bien de forma resumida (siguendo las letras destacadas en rojo y la negrilla).
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SOBRE Y JUNTO ESTAS LINEAS: Dos fotografías relacionadas con la vida de mi padre (Mario Gómez-Morán Cima). Arriba: imagen actual, del edificio que alberga las escuelas de Colloto y que antaño fue Industrias Cima; donde se hallaba la central de Sidra Cima. Este bloque, diseñado por el arquitecto Casariego y terminado hacia 1923; lo mandó construir el abuelo de mi padre (José Cima) para albergar su fábrica, embotelladora de sidra y derivados. A José Cima se atribuye el “invento” de la champanización del zumo de manzana; que hasta su momento fue “sidra espumosa” (de baja calidad, lograda introduciendo azúcar en las barricas). Se le considera un pionero en el mundo del comercio y un empresario filántropo; tanto que sus continuas donaciones y regalos le granjearon diversos problemas familiares. Su firma, Industrias Cima (fundada en 1875); se considera una de las más antiguas de España. Tras la Guerra Civil, fue adquirida y rehabilitada por la familia Suárez-Zuloaga; cuyo primogénito (Ramón) reflotó la marca y la mantuvo convertida en una de las grandes distribuidoras.
Al lado: mi padre recién llegado al Mundo, fotografiado con su “ama” Fuensanta, en su casa paterna de Oviedo. Nació en noviembre de 1922, en el Número 4 de la calle Santa Susana (planta tercera). Ese portal, hoy numerado como 8 y que en los bajos contiene la famosísima pastelería Camilo de Blas, fue el primer domicilio que tuvo mi abuelo; en el edificio propiedad de su familia, que -al parecer- fue adquirido a parientes de Sebastián Miranda. Pues según nos dijo el escultor, él también había nacido en la misma casa; aunque unos treinta años antes.
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Al lado: El edificio de calle Santa Susana, donde nació mi padre. Aún viven allí los descendientes del hermano mayor de mi abuelo, que se llamaba Ulpiano y fue el discípulo predilecto de Lepoldo Alas Clarín. Supe de mi tío abuelo Ulpiano a través de Marino Gómez-Santos, al que conocí en una cena madrileña hace unos cuarenta años. Por entonces Marino (ya fallecido) preparaba la biografía del príncipe -hoy Felipe VI- y sus crónicas del Café Gijón. Me lo presentó Betsy Westendorp, que en su maravillosa casa de Aravaca celebraba tertulias y cenas con los personajes más interesantes de Madrid. Una de esas magníficas noches, me sentó al lado de un señor muy agradable, al que yo no conocía pero del que Betsy dijo que era asturiano, como mi padre. Nada más comenzar a hablar con él y decirle que me apellidaba Gómez-Morán, me preguntó si era nieto de Ulpiano. Le comenté que sobrino nieto; siendo fácil darse cuenta que no procedía de rama directa, pues los descendientes de Ulpiano eran los pocos primos que no habían mantenido compuesto el apellido. Tras ello, comenzó a hablar las mil maravillas de aquel tío abuelo mío, al que tuvo como profesor en la facultad de Derecho ovetense. La noche fue enormemente grata y terminé teniendo una gran relación con Marino Gómez-Santos; del que descubrí meses después que conocía bien a mi padre, ya que ambos frecuentaban el Centro Asturiano de Madrid. El hecho es que el escritor tanto habló de Ulpiano y de Leopoldo Alas, que no pude decirle siquiera a qué parte de la familia pertenecía yo. Debido a ello, pocos días después de la referida cena en casa de Bestsy Westendorp, sucedió algo divertido; ya que Marino -como todo ovetense- era muy dado a discutir y saber la última novedad. Así, cuando volvió a ver a mi padre en el Centro Asturiano y sin saber que yo era su hijo, se le acercó, diciéndole adustamente:
- He conocido a un Gómez-Morán que es muchísimo más inteligente que tú -.
Mi progenitor se quedó extrañado y replicó que eso era absolutamente imposible. Pues por mucho que los Gómez-Morán fueran todos genios, nadie le superaba en inteligencia. A lo que Marino contestó:
- No solo eso, sino que además es un gran compositor y toca la guitarra como los ángeles -
Tras ello, mi padre asintió, afirmando con tono sentencioso:
- Entonces sí; ese sí puede superarme. Es mi hijo pequeño, Angel -.
Pero como Marino había hablado tanto de Ulpiano y de Alas Clarín conmigo, ni se acordaba de mi parentesco con ese tío abuelo. Saliendo de la cena convencido de que yo era el nieto mayor del discípulo de Alas “Clarín”. Así pues, creyendo que mi padre le engañaba; se enzarzó con él en una discusión, afirmando Gómez-Santos que yo no era hijo suyo, sino hijo de su primo Félix.
A lo que mi progenitor replicaba:
- Pero por Dios, Marino... . No me digas ahora eso. Con sesenta años voy a tener que enterarme que el pequeño de mi casa no es mío, sino de Félix. Además que Félix es el primo más guapo que tengo... . No sé. Le preguntaré a mi mujer; pero yo creo que el chico es mío.-
Tras aquellas palabras, parece que Marino Gómez-Santos rectificó, pidiendo perdón; advirtiendo recordar que yo le había comentado ser sobrino nieto de Ulpiano. Todo quedó en una anécdota muy comentada en el Centro Asturiano de Madrid, donde se murmuraba:
-No veas el susto que le dieron a Maritín, el arquitecto. Vino Gómez-Santos (que lo sabe todo) y le dijo que el menor de sus hijos no era suyo, sino de su primo el guaperas; Félix el de la calle Santa Susana-.
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Al lado: mi padre fotografiado en Colloto, hacia 1927 (con unos cinco años de edad). La imagen debe estar tomada en verano, cuando -al parecer- mis abuelos pasaban las vacaciones junto a la familia Cima. La deducción de fechas y lugares la hallé gracias al cronista de Colloto, Francisco Bustamante, quien vio una nota de prensa en la que se señalaba que mi abuela (Pepita Cima) y su marido (Luis Gómez Morán) veraneaban ese año allí. Debido a ello, creo que los edificios de detrás -en imagen- pertenecen a Industrias Cima y quizás son parte del que quedó en pié y que actualmente alberga las Escuelas de Colloto (el primero que podemos ver arriba).




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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Varias imágenes más de mi padre. Al lado, en Bilbao hacia 1928, mientras estaba en casa de su padrino (Mario Gómez Morán, por entonces notario de esta ciudad). En la primera fotografía, aparece con la hija de su padrino, Milagros Gómez-Morán; en la siguiente, dando de comer a las palomas en el centro de Bilbao.



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Abajo: dos imágenes más de mi padre. A la izquierda, en el Parque de San Francisco de Oviedo, hacia 1930 y junto a su primo Vallaure (según me dijeron). A la derecha, fumando con unos dieciocho años, en la universidad de Santiago (1940); mientras estudiaba exactas para ingresar más tarde en arquitectura. Al observar estas fotografías siempre pienso en el sueño que por entonces vivían y del que tuvieron que despertar por dos veces: Primero, tras la horrible pesadilla de la confrontación civil y luego, durante la Segunda Guerra Mundial. Pues aquellos niños que vemos en foto, nunca podrían imaginar lo poco quedaba para vivir hechos tan terribles como la Revolución de Asturias del 34 (que arrasó las casas y los inmuebles de su familia); o la terrible Guerra Civil.
Al comenzar la contienda, mi padre tenía apenas trece años y la Fräulein que les educaba, les había enseñado a hablar y escribir en alemán. A veces narraba cómo ese mes de julio de 1936 y gracias a conocer muy bien ese idioma, lograron él y dos de sus hermanos un salvoconducto de la embajada alemana. Este documento les acreditaba ser familiares de la mencionada Fräulein y como súbditos germanos, salieron desde Bilbao hacia Francia. Cuando hablaba de ello, no dejaba de comentar los días en que se “entrenaban y mentalizaban” para hacerse pasar por tedescos en la frontera. Debiendo tener muy en cuenta, que cuando les examinasen por ver si en verdad tenían esa nacionalidad; el miliciano de turno (seguramente ajeno a todo conocimiento del alemán) les pisaría o empujaría -de modo accidental, pero estudiado-, con el fin de ver si exclamaban un “ay” o si de sus bocas surgía una expresión germana... .
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A) VIDA Y SUEÑOS.
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A-1) Sueños e ideas:
Uno de los generales norteamericanos más famosos, afirmaba que todos los días recibía el peor de los disgustos; a primera hora de la mañana, cuando se veía obligado a madrugar. Después de aquel terrible trance, el resto era ya llevadero; por muy dura que fuese la jornada. Y es que el despertar es solo grato cuando sufrimos una pesadilla; mientras dejar de dormir, puede convertirse en el inicio del peor de los sueños. Tanto es así, que los locos se sienten los más despiertos; creyendo que sus alucinaciones son fruto de una inteligencia prodigiosa o alterada, que les permite ver e intuir, aquello que otros no perciben -sintiéndose ajenos a un estado somnoliento-. Pese a todo, esos “despertados” que ni duermen, ni descansan; sufren una continua pesadilla, un terrible insomnio que les incapacita soñar. Todo cuanto les lleva a la enajenación. Así pues, parece que la vida es en verdad sueño y que ese descanso lleva a la cordura; mientras la vigilia provoca locura... .
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El mundo platónico sugiere que las ideas se originan desde el recuerdo de una vida anterior; procediendo la inspiración del reflejo proyectado en las paredes de una caverna, donde permanecemos encadenados. Frente a la entrada de esa cueva -que es nuestra prisión vital- pasan fragmentos de una existencia previa; cuyas sombras observamos, mientras la realidad nos obliga a estar atados y de espaldas al pasado. Así pues, el arte de comprender las ideas subyace en el recuerdo de aquella anterior vida; pudiendo imaginar qué son y qué significan esas sombras, obteniendo desde sus figuras, conclusiones que nos permitan comprender el presente. Todo esto que explica Platón, no es un sueño; es solo una parábola de la realidad, donde tan solo habremos de pensar en la metempsicosis continuada, para entender de dónde nace la inspiración. Bastando imaginar que el hombre muere varias veces en su propia vida, volviendo a nacer; tras lo que el recuerdo de su pasado y de su obra anterior, será manantial de sus ideas. Por ello, nuestra cultura, nuestro civismo, nuestros pensamientos e ilusiones; se originarían en el pasado. Un ayer, que nos permitirá dilucidar y solucionar los problemas del presente y del mañana.
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JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, de nuevo, mi padre en brazos de Fuensanta. Las imágenes pertenecen a 1923 y claramente son del verano; lo que se observa en el atuendo del niño y de ella. Así, mi progenitor por entonces tendría unos siete meses. Sus padres debieron veranear ese año en Gijón y Luanco; pues en esta imagen, la casa y parques que aparecen, creo que corresponden a la ciudad de Gijón. Donde pasaban sus vacaciones la familia de mi abuela (los Cima).





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Al lado: otra vez, mi padre con Fuensanta. El edificio que vemos al lado me hace pensar que se trata de un balneario de Gijón. En esta ciudad veraneó José Cima desde 1900, tal como me comunicó Francisco Bustamante. La casa donde pasaba las vacaciones con sus hijos, yernos y nietos; estaba situado frente a la playa y hoy se encuentra en restauración, para convertirlo en pisos o apartamentos. Allí parece que se aficionó mi padre al urbanismo y a la vivienda social, una disciplina a la que dedicó su vida.


Abajo: otra foto de mi padre durante el mismo verano de 1923; en este caso, en la playa Luanco y junto a la familia de su padre. En primer término, su tío y padrino Mario, que le toma en brazos. Detrás de ellos, apenas se ve a su madre (mi abuela Pepita Cima) vestida de blanco. Al fondo, mi abuelo Luis -con canotier en la cabeza- habla con su padre (José Gómez Morán de la Bandera). Según pude saber, mi bisabuelo José veraneaba en Luanco desde 1870, antes de casarse. Todavía hay varios primos que continúan pasando las vacaciones en este puerto de la costa asturiana muy cercano a Gijón; incluso algunos de ellos viniendo asiduamente desde América, o de lugares más lejanos.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de imágenes de mi padre y sus hermanos. Al lado: dos fotos de mi progenitor y su familia, hacia 1927 en Colloto. En la primera, vemos junto al coche a los tres hermanos: Luis con unos seis años (a nuestra izquierda), en el centro, Arturo con cuatro (de corbata, como siempre); mi padre con cinco años, a la derecha. El edificio que hay tras los niños, a mi juicio, es el de Industrias Cima; recién acabado (aunque habrá que preguntar a Francisco Bustamente, cronista de Colloto, para confirmarlo).



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Junto estas lineas; mi padre y su hermano Luis, de la mano; en los jardines de casa de su abuelo en Colloto (verano de 1927-28). 



Abajo; de nuevo, mi tío Luis y mi padre, con peinado de moda por entonces y paseando junto al Parque de San Francisco






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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de fotos de mi padre y sus hermanos. Al lado, con el peinado de moda por entonces, mucho más moderno que el de los Beatles y paseando por el Campo de San Francisco. Sobre ese parque decía mi progenitor, tenía el tamaño perfecto; considerando que los campos de las ciudades, debían ser de unas diez hectáreas como máximo; ya que si eran mucho más amplios, se convertían en áreas un tanto incontrolables. La teoría urbanística suya era muy sencilla y sobre las zonas verdes, explicaba que siempre debían poder ser controladas desde el exterior. Es decir, que desde fuera del parque, se pudiera observar el centro -de los pisos colindantes o bien en los límites de entradas-. Con ello, se evitaba el gamberrismo y el abuso de algunos que se esconden en esas zonas de arboleda, para delinquir o realizar actos incívicos. Acerca de las ciudades, creía mi padre que no debían sobrepasar el medio millón de habitantes, ni tampoco tener menos de cien mil. Con esta medida de población, consideraba que una urbe podría conservar todos los servicios, sin convertirse en una jaula de hacinamiento. De tal manera, creía que el paraíso urbanístico estaba en Oviedo y el Campo de San Francisco; su barrio y ciudad natal.
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Al lado; una fotografía que ya publiqué, tomada hacia 1925; donde vemos sentada a Fuensanta (el “ama” de mi padre) y sobre la mesa a mi tío Luis, el mayor de los hermanos. A su lado, mi padre con apenas tres años y junto a él, Vicenta; el “ama” de mi tío Luis.





Abajo; una divertida foto de mi padre y sus hermanos, tomada en el Campo de San Francisco, hacia 1827. Al mando de la bici, Luis (el mayor); montados en en el sidecar, y en primer término, mi tío Jose María (Chema) con apenas unos meses. Tras él, mi tío Arturo (con unos dos años) y finalmente, mi padre. Unos meses después de esta foto nacería el último de los hermanos (Juan), y tristemente al poco tiempo, murió mi abuela (Pepita Cima); con apenas veintiocho años y dejando huérfanos a los cinco niños.
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BAJO ESTAS LINEAS: Tres de los cuatro hermanos que antes aparecían en el carricoche, fotografiados unos sesenta años después. Imagen tomada en 1988; a nuestra izquierda, mi padre (Mario); junto a él, Arturo; a su lado y nuestra derecha, Jose Ma. (Chema) -de espaldas, mi mujer-. Falta el primogénito de todos; Luis, que falleció el 14 de abril de 1984. El menor (Juan) no estaba en casa ese día en que tomé la foto.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otras fotos de mi padre y sus hermanos. Al lado, en la playa de Salinas, verano de 1926 (aprox). A nuestra izquierda, mi tío Luis (con unos cinco años; en el centro, el tío Arturo (con tres años); a nuestra derecha, mi padre. Arturo era rubio como un sueco desde bebé y parece que fue el que les dio la idea de teñirles de ese color el pelo a los mayores, para sacarlos por la frontera de Bilbao en julio de 1936. Salieron con salvoconducto de alemanes, por mano de una Fräulein alemana, que se hizo pasar por su tía (tal como habíamos contado unas imágenes antes).
Abajo, promoción de Los Jesuitas en Torrelavega, donde residían en 1930 porque su padre tenía en esa ciudad la notaría. He marcado a mi proenitor con la flecha, en la fila alta. Entre los niños sentados, me dijeron que estaba el tío Arturo y su hermano mayor (Luis); que creo reconocer y también he señalado -aunque no sé si con acierto-. Contaba mi padre que uno de los exámenes dónde más se habían reído en su vida se produjo en este centro de Torrelavega. Cuando el sacerdote decidió examinar oralmente a todos los alumnos, para que no hubiera dudas de quién sabía y quien era un burrito. Salió el pobre zoquete de la clase y le preguntaron:
- “Dígame un insecto que tiene trompa y balancines” -
A lo que, con dudas, el chaval contestó:
- El elefante -.
Tras ello y entre risotadas, dijo el cura; pasamos a geografía, cuestionando:
- “Dígame cómo se llama el meridiano cero, que pasa por Greenwich” -
A lo que el ínclito alumno respondió que esa era una pregunta demasiado difícil.
Oyendo eso el examinador le dijo, señalando un reloj que llevaba en su muñeca:
- “Bueno, pues mire esta esfera y dígame la hora” -
El pobre chaval, que era un burrín, timidamente se atrevió a expresar:
- “Las doce y media, más o menos... Creo yo...”-
Entonces, el profesor profirió, en tono adusto:
- “Diga a su tío, el señor alcalde; que le he puesto un notable porque no me respondió que eran las 12 horas y 28 minutos. Para que vea como trato yo a los recomendados del ayuntamiento. Y por cierto... . No hace falta que me mande chorizos, ni más prebendas”-
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A-2) Sueños y ensueños (de Kant a Schpoenhauer y de Calderón a Unamuno):
La ilusión es lo que mueve las más altas pasiones; la fantasía, los mayores proyectos. Nadie puede hacer feliz a los demás, si no es transmitiendo ilusión y fantasía; convirtiendo la vida en un sueño y ese sueño, en arte. Todo lo demás, es terreno del absurdo; pues como afirmaba Schopenhauer, el arte es la máxima manifestación del pensamiento y de la voluntad humana, lograda por el don de quien lo imagina. Su maestro, Kant, le inculcó esta teoría de la “somnolencia”, a través de la cual tenemos como cierto que la realidad solo puede ser aceptada, si se percibe de un modo imaginario. Nunca si la vivimos, tal como es; pues nuestra existencia es tan pobre y dura, que su percepción original y verdadera, convertiría al hombre en una bestia. Siendo así, es mejor soñar que las ideas vienen a la mente, regaladas por un mundo platónico. Procediendo de aquel espejo que vislumbra imágenes de nuestro pasado; reflejadas en las paredes del interior de esa caverna, que es nuestro útero de memorias. Unas sombras del ayer, cuyas figuras se hacen incomprensibles, si no generamos una ilusión capaz de descifrarlas; logrando con nuestra fantasía, dar una explicación a lo que son unas simples y tristes luces... (muchas de ellas muertas). Pues aquel que desee permanecer despierto, percibirá que en las paredes de nuestra cueva vital, tan solo hay reflejos de pena y condena; logrando volverse loco ante la realidad del hombre. Una verdad que obliga a ser humano a humillarse ante la Naturaleza, ante los fenómenos universales y -en definitiva- ante Dios.
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Por todo ello, muchos siglos antes que Schopenhauer y Kant, ya cantaba Calderón de la Barca que la vida eran sueños; un principio que heredaría Unamuno (entre otros). Aunque estos dos literatos españoles plantean sus fundamentos con un carácter bastante pesimista. Quizás por haber nacido en nuestro país; donde todo aquel que presente un tono alegre y optimista, es tachado de bobo y de mal informado... . Pero no hay que olvidar, que si la vida es un sueño triste y pesimista; la existencia se convierte en una pesadilla, de la que siempre querremos despertar. Mantenernos insomnes y en un estado de vigilia; lo que nos llevará hasta la locura. Mientras si vemos nuestra existencia como una ilusión imaginada y llena de fantasía, al menos no caeremos en la enajenación. Algo que explica por qué en ocasiones llega a ser más importante la belleza que la ciencia, o la sublimidad que la justicia. Ya que gracias a “lo bello y lo sublime” podremos soñar; logrando la estabilidad necesaria para ser justos, e incluso para lograr una “paz perpetua”. Así pues, no nos puede caber la menor duda de que el arte, lo sublime y la belleza; son el bálsamo de Dios para lograr que el hombre pueda superar sus penas. Al igual que las matemáticas, la física y el número, son el lenguaje con el que ese Creador escribió el Universo y los fundamentos de su mecánica ciencia.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Otra serie de fotos relacionada con mi padre. Al lado, las casas sociales de Celestino Solar, en Gijón. Este arquitecto del siglo XIX construyó varias ciudadelas en Asturias, para que las habitasen de forma digna, los trabajadores de la época. Comenzó por levantar viviendas sociales para los mineros y más tarde acondicionó hogares, para obreros o pescadores, en las ciudades más importantes de Asturias. Una de las pocas ciudadelas de Celestino Solar que aún se conserva, es esta que vemos e imagen y junto a la playa de Gijón. Se situaban justo en el jardín trasero del edificio donde veraneaba mi bisabuelo José Cima; quien nunca tuvo problemas por compartir sus paredes con los más pobres. Pues su carácter filántropo, junto al amor por educar y ayudar a los necesitados, siempre le impulsó a seguir en sus empresas.
Curiosamente ese barrio de Celestino Solar, estaba en el patio interior de la casa de José Cima, en Gijón (marcado en la imagen). Allí pasó algunos veranos mi padre de niño, con sus hermanos; y fue donde, al parecer, se aficionó a la arquitectura social. Años más tarde, mientras estudiaba en Madrid, conoció a José Fonseca Lamedo; un arquitecto también asturiano y discípulo de Celestino Solar. José Fonseca era catedrático extraordinario de urbanismo, especializado en vivienda social. Tomó a mi padre como profesor adjunto en los años cincuenta y desde entonces conformaron un equipo inquebrantable. Recuerdo que José Fonseca venía todos los sábados a nuestra casa, para preparar las clases semanales de la Politécnica con mi progenitor; allí se juntaban y jugaban al ajedrez, durante horas. Estaban atentos a todo cuanto hablábamos; y aunque parecía que solo se concentraban en el tablero, “se metían” en todas las conversaciones ajenas. Por entonces, la televisión no existía (al menos en mi casa) y en los comentarios de Pepe Fonseca pude comprender lo que era una formación enciclopédica... . Nunca vi a una persona más culta. Era tan solo arquitecto, según él; pero se le podía preguntar cuanto uno quisiera, sobre: Botánica, arqueología, medicina, arte, latín y griego, filosofía... . Fue una de las personas más preparadas que conocí en mi vida; al jubilarse dejó a mi padre la cátedra de vivienda social (en doctorado), pero por entonces comenzó “el cambio”. Así pues, como mi progenitor no era suficientemente de izquierdas, la asignatura terminó siendo eliminada y la cátedra anulada al jubilarse él en 1987 (tras cuarenta años dando clases en la Politécnica).
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Al lado: el edificio de Sidra Cima en Colloto, después de haberse restaurado unos trece años atrás, para reconvertirlo en escuelas y jardín de infancia. Podemos observar que algunas de sus ventanas todavía recuerdan a las que aparecen en las fotos de hace casi cien años, que hemos visto en imágenes antes.
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Abajo: mi mujer junto al cronista de Colloto, Francisco Bustamante; durante una de las visitas que hicimos a este barrio de Oviedo (en las que Bustamante nos ha regalado siempre infinidad de datos y anécdotas). En la imagen vemos el chalet de Arturo Cima (tío de mi padre); levantado hace unos cien años y actualmente en estado bastante ruinoso. Al la derecha, Francisco muestra a mi mujer los detalles de estos terrenos que antaño albergaron parte de las Industrias Cima.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mi padre en 1933, con diez años. Solo unos meses más tarde se produciría la revolución del 34, durante la que Oviedo quedó arrasado. Los sublevados quemaron sus casas y los almacenes de su abuelo paterno (José Gómez Morán de la Bandera); ubicados hasta entonces en la calle Magdalena. Era una de las mejores importadoras de tejidos y sus edificios centrales tenían miles de metros cuadrados, situados en la zona central de la ciudad. En una sola noche de incendios revolucionarios, se perdió aquel negocio junto al empleo de cientos de personas. Mi abuelo y sus hermanos no quisieron reedificar la empresa, porque eran licenciados en Derecho y ejercían profesionalmente: El mayor (Ulpiano) como adjunto a cátedra de Leopoldo Alas; Mario y Luis (mi abuelo), notarios; el resto eran jueces. La firma Gómez-Morán quedó desde entonces tan solo como un apellido, aunque decían que fue uno de los grandes negocios de la época. La familia había sido liberal hasta entonces; concretamente krausista y seguía a Leopoldo Alas “Clarín” como filósofo e ideólogo (al cual adoraban). Pero tras aquella revolución del 34, comenzaron a hacerse más de Derechas. Cuando se vieron amenazados de muerte en el 36, al ser considerados “burgueses”; ya no quedaba ideología ni filosofía entre ellos, solo un intento por salvar la vida.
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Abajo: equipo de rugby, Arquitectura, de la Universidad politécnica de Madrid; campeones de España, se fotografiaron de esta “guisa” hacia 1947. He marcado a mi padre con una flecha roja (el segundo de la derecha, abajo) y a mi tío Arturo entre las gradas (estudiante de ingeniería por entonces). Contaba mi padre que dos de los mejores jugadores de rugby universitario eran por entonces, los hermanos Fúster -Nico y Riki, que luego se casó con una pariente nuestra-. Uno de ellos tenía como admiradora a la más famosa cantante de copla y actriz española de entonces. Mujer guapísima, que tomó el sobrenombre de una de las capitales andaluzas y a quien un día llevó al estadio, para que le viera jugar. Pero esta conocida vedette (de nombre Carmen) debía creerse que el rugby era como el fútbol o el baloncesto, donde apenas se tocan. Así, nada más comenzar el partido y los golpes o empujones sobre la hierba, la famosa cantante empezó a gritar desde las gradas:
- ¡Nene, que te están metiendo mano...! . ¡No te dejes, que ese tío te toca el trasero!. ¡Árbitro, árbitro; que a mi novio le han agarrado por los “pirimbis”...! . ¡Árbitro, pare el partido; que hay un tío encima de mi novio!... -
Los espectadores en las gradas no daban crédito a lo que veían; pero la actriz era tan famosa y guapa, que todos se reían se sus comentarios. Finalmente, el mencionado jugador de rugby decidió no volverla a traer, tras montar aquella pelotera.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de graduación en la vida de mi padre. Al lado: con su hermano Luis y la promoción de Los Jesuitas, en Valladolid (Colegio San José) hacia el año 1939 -marcados en la imagen, con una flecha y nombre, él y Luis-. Contaba mi padre que después de la Guerra Civil, pudieron regresar a España y tuvo que examinarse de todos los cursos perdidos, de una vez. Había pasado dos años en Alemania y Francia, más unos meses en Viladoconde (Portugal), hasta que terminó la contienda. Al volver, tenía dieciséis años y estuvo interno junto a su hermano en Los Jesuitas de Valladolid; donde se vieron obligados a examinarse de todos los cursos atrasados en una convocatoria. Así en 1940 ambos lograron entrar en la universidad de Santiago de Compostela; uno en medicina y mi progenitor en exactas -donde necesitaba aprobar tres cursos, para solicitar el ingreso en arquitectura-. Finalmente, se trasladaron a la “Central” de Madrid; al ser la única politécnica de arquitectos (entonces) y vivieron en esta ciudad el resto de sus vidas profesionales.
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Abajo: promoción de arquitectura (en imagen, también marcado con una flecha mi padre). Su número de colegiado era el mil y la única universidad en la que se estudiaba entonces esa carrera, era Madrid. Lo que muestra la escasez de arquitectos que había en los años cincuenta. Tras salir de la “Escuela” como entonces se llamaba a la Politécnica, fue arquitecto municipal de Coria y Plasencia, donde se aficionó a Extremadura y a su vino de pitarra. Desde 1960, fue arquitecto municipal de Brunete; unos quince años después de que lo reconstruyera su paisano Luis Menéndez-Pidal, con la colaboración de Luis Quijada y bajo la supervisión de Pedro Muguruza. Recuerdo que me contó, como Menéndez-Pidal le había dado algunos “datos” sobre el supervisor de las obras (Muguruza). Pues resulta que Don Pedro, parece ser que era bastante “cachondo” y le encantaba frecuentar las Revistas; unos espectáculos tipo Molino Rojo, representados en los teatros de Madrid. Antes de ir, mandaba flores a las vedettes primeras; pero lo mejor es que no las enviaba con su tarjeta, sino que solía “introducir” la de un clérigo (que había llegado a sus manos). A poder ser la tarjeta de visita de un obispo; y mejor, la de un cardenal. Así enviaba los ramos floridos y tras el “pase” de la Revista, se presentaba en el camerino, para dar la enhorabuena a la actriz; dándose a conocer como el admirador que hizo llegar determinadas flores. La pobre vedette, pensando que se trataba de un obispo o de un cura, no sabía dónde meterse y salía de allí vestida casi de monja. Hasta que le reconocían y de pronto se oía:
- ¡Pero si eres Pedro!... . ¡Tú siempre tan simpático; el susto que me has vuelto a dar! -
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A-3) Del sueño de la caverna a la tragedia aristotélica:
Parece ser que Aristóteles ridiculizaba la teoría en la que su maestro -Platón- explicaba cómo las ideas surgían al observar las sombras de la cueva vital, cuando junto a su entrada pasaban seres de nuestras anteriores vidas (mientras permanecíamos atados de espaldas al pasado -de cara a la pared-). Para mofase de su preceptor, Aristóteles argumentaba que la teoría platónica, era una simple copia de las cosmogonías orientales; basadas en la metempsicosis del pensamiento y en la reencarnación corporal. No estaba lejos de la realidad, pues con el tiempo se ha podido saber que la filosofía de Platón es en gran parte, un plagio. Hay quienes desean disculparlo argumentando que el filósofo no escribió y fueron sus discípulos quienes recogieron sus palabras (lo que no le excusa, pues él jamás citó otra fuente). De este modo y en lo que se refiere a los dogmas pitagóricos; he podido descubrir que su teoría del número en la música es un “refrito” de obras anteriores, principalmente dejadas por discípulos de Pitágoras. En especial, serían copias de Filolao; cuyos escritos sabemos fueron comprados por Platón, a los parientes de ese pitagórico (después de su muerte y pagando treinta minas de plata). Debido a ello, las explicaciones numéricas y musicales que expresa el sabio de Atenas en diálogos como el “Timaios”, son torpes y oscuras. A mi juicio, por tomarlas desde textos de Filolao, usando originales que no comprendió y que seguramente él mismo destruyó.
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Asimismo, las similitudes entre la teoría de la caverna e ideas platónicas, con las cosmogonías hindúes; haría que Aristóteles perdiera el respeto a su maestro. Pues, en verdad ese mito de la cueva y los encadenados; está recogida en los Upanishad y en el Mahabaratta (redactados decenas de siglos antes que Platón naciese). De ese modo Aristóteles terminó sintiendo desprecio por su tutor, al que se sumó un enorme rencor, cuando tras morir no le dejó presidir la Academia (nombrando Platón, director a su sobrino). Así fue como Aristóteles se “exilió” de Atenas, envuelto en malos recuerdos, para comenzar una nueva vida. Marchando primero a Anatolia durante unos años, para volver más tarde a su tierra natal (Macedonia); donde su padre había trabajado como médico del rey, Filipo IV. Aquel monarca macedonio, tenía un hijo llamado Alejandro, al que finalmente decidieron formar con el famoso filósofo. Con ese fin, Aristóteles regresó a su ciudad natal; sita al norte de la Hélade y en una zona famosa por ser ruda e inculta.
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Los preceptos que aquel sabio insufló al joven príncipe griego; debieron ser contundentes. Pues el pequeño Alejandro -“el grande”-, fue un guerrero de una tremenda agresividad, que no conoció hogar, ni paz; eternamente en campaña y normalmente alcoholizado (muriendo con treinta y tres años de este mal). Tras ello, Aristóteles se hizo el más famoso de todos los pensadores, en gran parte gracias a las victorias de su pupilo. Deseando crear su propio método; inició el enciclopedismo o la sabiduría positiva; valorando principalmente el conocimiento y los datos. Generando la primera filosofía tangible y de clasificación; que no dejó de ser materialista. Pues fue Aristóteles el último materialista, entre los pensadores griegos. Aunque era tal su fama y la de su discípulo (Alejandro); que tristemente su sistema fue el que siguió Occidente -al menos, desde el siglo XIII y hasta el Renacimiento; sin comprobar la veracidad de sus principios-. Provocando un enorme dogmatismo; ya que este sabio contenía lagunas insalvables, como afirmar: Que la Tierra era el centro del Universo o que el vacío no puede existir (junto a largo etcétera de sentencias incomprensibles). A ello se unía la falta de conocimientos astronómicos, matemáticos, ni físicos; lo que convertía a Aristóteles en un dogmático -que siquiera aceptaba las teorías idealistas-. Para completar su pensamiento inflexible, defendía principios como “la esencia” y la “contradicción”. Señalando que todo fenómeno, se debe a la “esencia” del un objeto, no a factores físicos o naturales; y que la contradicción se demuestra porque cuando “A” es verdaderamente “A”, nunca puede ser “B”. Como podremos comprender, Aristóteles, como pilar fundamental del pensamiento occidental; fue el final de los sueños y del pensamiento imaginado, introduciendo a Europa en un mundo materialista y dogmático.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Fotos de mi madre. Al lado, a nuestra derecha, mi madre en 1925 (con un año y medio) junto a su hermanito recién nacido. Abajo; mi madre venida al Mundo; en Sagunto, verano de 1924. Esta fue la primera tierra que conoció mi progenitora, porque su padre estaba destinado como ingeniero jefe en los altos hornos saguntinos. Una obligación laboral, que tristemente le granjeó un destino final horrible. Pues tras el 18 de julio de 1936 fue encarcelado, acusado de ser monáquico y católico. Siendo fusilado un mes mas tarde, tras una parodia de juicio llevada a cabo por algunos milicianos que trabajaban en los altos hornos (muchos de los que le debían dinero y enormes favores). Tanto es así, que como no se atrevían a comunicar que les habían condenado a muerte; trasladaron a esos ingenieros durante la noche del 20 de agosto al cementerio de Canet, donde comenzaron a tirotearles tras bajarles del furgón (mientras algunos inocentes intentaban huir y otros preguntaban por qué les hacían eso).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de mi madre en sus primeros años. Al lado: mi progenitora en el primer año de su vida, con esa cara de “intelectual” que siempre mantuvo. Decía que el hombre era un ser muy inferior; por ello, había que cuidarle mucho (como a las mascotas).












Al lado: versión un tanto deteriorada de la foto que veremos más abajo. Los tres hermanos y mi madre en 1926 (Angel, Conchita, Ma. Luisa y Ma. Teresa). Mi progenitora en esta foto, tendría unos dos años y el peinado que le hacían acrecentaba sus fieros rasgos. Siempre fue una mujer de carácter y creo que gracias a eso pudo superar tan duros trances como los que se vio obligada a vivir.

Abajo: mi madre y tres de sus cuatro hermanos en 1926 (Angel y Conchita, de pié); Ma. Luisa, junto a ella -que mira con expresión de preguntar-. Como podemos ver, con apenas un año y medio, ya tenía “esta chica” las cosas muy claras; luciendo un peinado a lo indio “cherokee” que acentuaba sus facciones “langostinas”. Aunque en verdad, siempre mantuvo la expresión que en esta foto ya descubrimos, donde parece que nos dice:
-“¿A ti que te pasa?. Te vas a reír de mí... . Pues no sabes la que te espera”-.
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A-4) De la tragedia aristotélica al genio de Newton:
El pensamiento de Atenas -y por lo tanto, el grecorromano- hubo de ser principalmente platónico. Pero la Historia decidió elegir a Aristóteles, habida cuenta la fama de su discípulo, Alejandro; prefiriendo la filosofía materialista a la idealista. Pese a ello, durante la Edad Media este filósofo era casi desconocido y sus obras llegaron a Occidente gracias a Averroes; médico y sabio andalusí, que tradujo e introdujo sus libros entre los traductores de Toledo. Inspirados en su doctrina nació una nueva tendencia cristiana, llamada Escolástica y capitalizada por Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno; quienes fueron los primeros aristotélicos (ya en el siglo XIII). La fuerza del pensamiento escolástico arrastró de nuevo a casi toda la filosofía occidental. Debido a ello, cuando -a comienzos del XVII- Galileo Galilei explicaba que el hielo flotaba sobre el agua, porque contenía aire. Los aristotélicos rebatían sus ideas, afirmando que este permanecía encima, porque su “esencia” helada le permitía flotar (aduciendo a “la esencia” como principio). Asimismo, cuando Galileo afirmó que la Tierra se trasladaba y giraba; se oponían a ello porque Aristóteles señalaba que nuestro planeta era el centro del Universo (pues de moverse la Tierra, los pájaros se caerían al volar). Una idea que también siguió Ptolomeo, junto a los sabios más ilustres del pasado; aunque Aristarco de Samos ya había propuesto el heliocentrismo hacia el 250 a.C. (rebatiendo las teorías de Aristóteles).
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Obras como la de Aristarco, las de Platón o de discípulos de Pitágoras, llegaron por vez primera a Occidente tras la caída de Constantinopla; al trasladar hasta Italia múltiples bibliotecas procedentes de templos y palacios bizantinos. Así viajarán desde el 1453 d.C. numerosos libros de filósofos griegos; hasta entonces desconocidos en Roma, Nápoles o Milán. El resultado de las primeras lecturas de esos textos platónicos o de los pitagóricos, fue generar nuevos movimientos renacentistas a los que llamaron neoplatónicos (neopitagóricos). Por su parte, el conocimiento de obras sobre astronomía y matemáticas helenas, hasta entonces perdidas; cambió la mentalidad de los europeos cultos. Así nació El Renacimiento y así se supone que Copérnico leería los trabajos de Aristarco, durante los cuatro años que estudió en Italia; componiendo y concluyendo desde ellos su teoría heliocéntrica. En lo que se refiere a los neopitagóricos o neoplátónicos renacentistas; entre ellos se encontraban personajes como Vicenzo Galilei (músico e investigador, padre de Galileo). También fue un neopitagórico Johannes Kepler, que formula sus leyes basándose en la teoría del samio y partiendo de la Armonía de las Esferas. Siendo su compañero de ciencia y estudios, Galileo (hijo de Vicenzo); cuyas teorías fueron censuradas por los aristotélicos. Al poco tiempo, el neoplatonismo fue prohibido en Italia y perseguido en otros países católicos. Pero en la Inglaterra del siguiente siglo nacerá un genio entre genios; que desde las ideas de Pitágoras, ideó un “arpa cósmica”, demostrando que la gravitación era proporcional a valores y formas de la armonía musical. Ese hombre maravilloso e inigualable, fue Newton; el más capaz quizás que conoció la Historia y el único que pudo demostrar cómo ese sueño milenario pitagórico, era una verdad científica. Mostrando que la gravedad podía describirse como cuerdas de un instrumento musical, que sostenían a los planetas; de cuya tensión, longitud y grosor, nace una “nota” que se corresponde con un “intervalo” gravitatorio.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mi madre y sus dos hermanas, hacia 1930 (con unos seis años). Poco después de esta foto se proclamó la II República y ella comentaba que no entendía por qué su padre siguió trabajando en aquel Sagunto (donde los monárquicos y los católicos estaban ya muy mal mirados). Parece ser que mi abuelo argumentaba que no había hecho nada malo, por lo que nada debía temer. Pero no fue así; tristemente seis años más tarde lo mataron, tan solo por ser el ingeniero jefe de los Altos Hornos. 


Abajo: las tres hermanas (Conchita, Ma. Luisa y Ma. Teresa) hacia 1930 en la puerta de la casa de Sagunto y junto a su tía María. La tía María era la hermana pequeña de nuestro abuelo materno y con seguridad fue la que logró ser más feliz todos. Murió octogenaria, tras un felicísimo matrimonio, que le dio numerosos hijos (casi todos militares, como su marido).
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ABAJO: Mi abuela conchita, en la puerta de su casa de Sagunto, con sus cuatro hijos, en verano de 1924 y embarazada del quinto niño. En la imagen sostiene con sus manos a mi madre, que tendría apenas tres meses. Mi progenitora decía -al ver esta foto- que nadie podía imaginarse cómo doce años más tarde y en este mismo lugar, le iban a esperar unos milicianos a su padre, para llevárselo y matarlo. Ella recordaba perfectamente esa última escena de mi abuelo Ángel saliendo por la puerta de la casa, mientras todos lloraban sabiendo lo que podía pasar. Meses más tarde de este asesinato, encontraron varios bultos en el pecho a mi abuela, que dedujeron era un cáncer. Dicen que se le produjo a causa de la tristeza y las preocupaciones, al verse sola y viuda en Sagunto; con cinco niños muy pequeños y con todos bienes incautados (incluso la casa, al pertenecer a los Altos Hornos). Un año más tarde moriría también ella, a causa del cáncer. Los cinco niños lograron llegar hasta Madrid, para vivir con sus abuelos, gracias a Gregoria Zamarra (una persona que trabajaba en la casa). Querían llevarse a los dos pequeños a Rusia (a mi madre y su hermano); asimismo decían que el mayor sería reclutable dentro de poco, pese a que tenía tan solo quince años. Pero Gregoria argumentó que se llevaba a los cinco niños a su pueblo (Tarancón), para criarlos y educarlos en el campo. Consiguió salir de Sagunto y finalmente los trajo hasta Madrid, donde pudieron vivir con su familia paterna (los Santafé). Gregoria Zamarra fue como nuestra abuela adoptiva, ya que al quedarse todos huérfanos tan jóvenes, actuó como una segunda madre con ellos.
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A-4) Del idealismo de Kant, a la pesadilla de Hegel:
Ante las teorías y los avances de Newton, Alemania queda descabezada; al verse obligada a admitir que el genio inglés había superado a Leibniz. El mundo germano caminó desde entonces hacia una filosofía ajena a las matemáticas y a la física pura; surgida de la ilustración erudita y nacida de la máxima cultura (persiguiendo la metafísica y la ética). Así nació Kant, el gran pensador de Occidente, que de nuevo lleva a su nación a soñar, generando el idealismo alemán. Un movimiento que traerá figuras tan brillantes como Schelling y Shopenhauer, junto a otras tan oscuras como Fichte y Hegel; todos ellos kantianos, pero con muy diferente tipología. Ya que Fichte y Hegel tomaron el idealismo de Kant como bandera para crear un movimiento nacionalista pangermano (cargado de complejos y odios). Mientras Schelling y Schopenhauer, lo transformaron en un pensamiento romántico, que llevaba a soñar y amar. Pues, realmente, es Schopenhauer el verdadero heredero al trono de Kant y quizás el más destacado filósofo de su siglo. Aunque no está valorado con justicia, principalmente por los malos juicios que emitía sobre Hegel; al que consideraba un inculto y un falsario (con toda razón y el pleno conocimiento de cuanto decía).
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Para conocer la ínfima categoría de Hegel bastará leer su tesis doctoral; un trabajito de veinticinco páginas llamadoDisertación filosófica sobre las órbitas de los planetas” (1808); en el que discute las teorías de Newton. Simulando en ella, ser un talentoso astrónomo, físico y matemático; sin tener idea alguna de mecánica celeste, ni de verdadera ciencia. El hecho es que -al parecer- le hicieron doctor tan solo por contravenir las teorías del famoso inglés, planteando que el genial Newton era un farsante; cuando el único indocumentado e ignorante era Hegel. Este hecho debió alentarle a seguir en esa linea de inventiva y decidió proclamar su dialéctica como invento filosófico (único y propio). Una teoría basada en el sistema de “tesis, antítesis y síntesis”, que muchos dicen copió de la tríada de Fichte; pero que más parece leyó en un prospecto de tisanas chinas. Ya que Hegel padecía dolores de estomago y tomaba remedios orientales para combatirlos; hallando en una caja de tes chinos varias ideas sobre el tao. Leyendo en ellas la confrontación de fuerzas (jing-jang), como sistema de curación, por unión de polos opuestos. Esta receta homeopática oriental, la trasladó a su teoría, hasta conformar en ella su dialéctica; basada en “tesis, antítesis y síntesis”. Un sistema en el que la lucha de elementos contrarios, es necesaria para llegar al progreso (la síntesis) y cuyo resultado es que si no hay confrontación, es imposible el avance. Generando su pensamiento todo tipo de teorías belicistas y pangermanistas, donde la lucha es imprescindible y necesaria (pues todo aquel que no se enfrenta o guerrea, impide el progreso).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de la Primera Comunión de mi madre, en 1932. Al lado: mi progenitora el día de su Comunión. Para los niños “de antes”, esta era una fecha muy marcada y solo comparable con la boda; por ello mi madre hablaba mucho de esa celebración. Abajo: mi abuelo Angel arrodillado, mientras su hija comulga por primera vez en el Cerro de los Ángeles (Madrid). Llama la atención que lo celebrasen en este lugar, pero parece ser que era una tradición entre las que iban a estudiar en el Sagrado Corazón. Habida cuenta que este cerro que señala el centro geográfico de España, contiene una enorme estatua con un Sagrado Corazón. La que actualmente vemos es una réplica de aquella bajo la que comulgó mi madre, pues durante la guerra, los artilleros republicanos se cebaron con la efigie de Jesús, disparando sobre ella y dinamitándola el 18 de agosto de 1936. Mi madre narraba que esta foto de mi abuelo junto al Jesús del Cerro de los Ángeles, le traía los peores pensamientos; pues su padre había sido asesinado dos días después de la voladura de este Sagrado Corazón. Ella se quedaba mirando esta foto, pensando si no habría sido su padre como un Cristo; sufriendo lo peor, sin culpa alguna.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes del Sagrado Corazón, donde estudió mi madre. Al lado: el expediente académico que guardaba mi padre, para cachondearse de ella; porque él tenía unas notas escolares cargadas de Matrículas, Sobresalientes y algún notable. 

Abajo: la promoción del Sagrado Corazón de 1941. Mi madre sentada en la hierba a nuestra derecha (marcada con una flecha) En esta fotografía ella tendría tenía unos diecisiete años; ya había vivido una guerra y a la muerte de sus dos progenitores. 

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JUNTO ESTAS LINEAS: Mi padre con unos ocho años, en Torrelavega, el día de su primera comunión. Al ver estas fotografías me pregunto qué pensarían mis progenitores tras haber sido educados en la obligación de ir misa diariamente. Después de estudiar en unos colegios donde todo estaba controlado por la Iglesia y a final de sus días, ver una sociedad laica, en la que es normal blasfemar o insultar al cristianismo (como sucede de continuo en los medios de comunicación). Ellos decían que su sensación fue como si estuvieran viendo una película en la que durante su primera parte, unos eran los buenos, los inteligentes y los sensatos; pero de pronto, el argumento se revertía, invirtiendo papeles y valores. El hecho, es que les resultaba imposible enterarse del argumento y qué pretendía expresar aquella filmación. Así pues, el estado en que se sentían era de anomía cultural y cívica; ya que en muchísimas ocasiones, no sabían dónde estaba el bien y el mal, señalado en las leyes de cada momento. Sin comprender por qué desde niños les habían inculcado unos principios (milenarios); para que -finalmente y de pronto-, todas esas enseñanzas se convirtieran en un lastre horrible, que les impidiera progresar o adaptarse a la vida... .
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Mi madre estuvo interna en el Sagrado Corazón varios años y entre otras cosas narraba que les obligaban a bañarse con un camisón de aguas. Esta prenda, desconocida para todo “ser viviente normal”; consistía en una túnica fina, que llegaba hasta los talones. Las alumnas, eran obligadas a ponérsela, después de haberse desnudado solas y casi a oscuras, en un cuarto dedicado al cambio de ropa. Salían de aquella habitación casi sin luz (una por una), vestidas con ese traje talar y las monjas las dirigían hasta las bañeras -todas apartadas con paneles-, cerrando allí una puerta sin pestillo. Finalmente las chicas entraban en la bañera, mientras las monjas vigilantes, abrían de vez en cuando las puertas; para comprobar que no se habían quitado el camisón de aguas. Al salir del baño, se ponían las toallas encima; por si el “traje de baño” dejaba transparentarse algo y volvían al cuarto de cambio; donde no había apenas luz. El motivo de tanto trasiego o rito, era que las niñas no vieran su propio cuerpo y menos en el agua; para que no les vinieran a la mente ideas lujuriosas.

En un epígrafe siguiente hablaremos de Freud y del enorme problema que genera una educación con complejos y represión sexual; donde las mujeres tienden al histerismo y los hombres al autoritarismo. Todo lo que explica muchos de los comportamientos de Sociedades de antaño. Mis progenitores recordaban con horror aquellas reprimendas y castigos que los profesores daban a los niños en los internados, donde pasaron años sufriendo los malos pensamientos sexuales de los religiosos. Contaban que hasta un niño fue expulsado de un colegio donde estuvo mi padre, por fornicar con una calefacción... . Piense el lector que se trataba de un radiador de los de antes; que tenía tubos verticales y donde el pobre chico habría metido “la pilila”... . Momento en que apareció el cura tutor y le pescó “haciendo el amor” con aquel instrumento de hierro. El escándalo parece que fue monumental y lo peor es que durante meses los alumnos no podían hacer la broma de tocar los calefactores del colegio y decir:
- Pues sí que calienta este radiador ...-
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Así me contaban, para que les comprendiera un poco; que su sensación era como si a alguien se le enseña a escribir y redactar perfectamente (sin faltas de ortografía, ni gramaticales). Pero, de pronto, la Sociedad hubiera sido liderada por personas llegadas de otro país, cambiando el idioma nacional. Sin llegar a entender lo que les decían y sin poder siquiera comunicarse, en muchas ocasiones; pues sus normas naturales les llevaban a hacer lo que desde niños les había enseñado. Todo lo que les producía una anomia, sin comprensión de normas ni de la Sociedad Española a fines del siglo XX y comienzos del XXI. Pese a todo, yo creo esa anomia y este estado de asombro por cuanto sucede en España, desde hace veinte años; a mi juicio, nada tiene que ver con una formación anterior (ni la educación que recibió una generación pasada). Ya que la nación asusta a propios y extraños; pues este país nuestro se está convirtiendo en un lugar estrambótico, donde puede suceder lo más inesperado y donde muchos de los peores logran éxito, mientras los mejores se ven abocados al fracaso o a emigrar para “buscarse la vida”.
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A-4) Después de Hegel, la locura:
No es una maldad mía, las palabras con las que encabezamos este epígafe; sino son precisamente frases de Hegel, quien mantenía que después de él, vendría el caos. Así lo recojo en un extenso artículo que redacté sobre este filósofo y que tuvo gran éxito; por lo que en cita (1) damos su enlace y lo resumo, en parte. Para todo aquel que desee comprender mejor a Hegel, recomiendo visitar mi texto; donde entenderá cómo llegó a ser un venerado maestro (para unos) y un odiado farsante (para otros). A mi juicio, un posible enajenado, que afirmó: Después de mí, la locura; después del saber absoluto ya no queda más que una humanidad (puesto que si sigue la historia, habrá hombres) pero una humanidad loca. Y, claro, ¿con hombres locos, qué se puede hacer?. Hospitalizarlos, nada más. Después de mí: la locura y, por tanto, el hospital; un hospital enorme, con toda la humanidad hospitalizada. ¿Por qué? Porque si ya no hay más saber, si ya no hay más razón, y a pesar de ello el tiempo sigue, ese tiempo que venga después del saber absoluto, de la razón entera y total, es un tiempo sin razón, absolutamente caótico, un tiempo sin significado interior alguno, sin sentido; una época que estará llena de agitaciones, respecto de las cuales ya no habrá un momento de saber que las recoja, un nuevo levantarse en vuelo el ave de Minerva, puesto que el último vuelo de la lechuza lo ha hecho Hegel” - ver cita (1) -.
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Tras leer estas frases del filósofo alemán, que se doctoró a comienzos del siglo XIX, con una tesis de 25 páginas, que rebatía las teorías sobre los Graves de Newton. Sin tener idea de física, ni de mecánica celeste y en un momento en que toda la Humanidad ya admitía las leyes newtonianas. Comprenderemos que la locura era él mismo; pues como decían quienes le escucharon, resultaba imposible comprender sus discursos, ni menos sus clases. Deduciendo que su oscurantismo solo tenía como función, que nadie advirtiese cómo detrás de su erudición, solo había una carencia absoluta de conclusiones o de principios. Cuanto supone que fue un simple sofista, que aportaba datos, en su gran mayoría falsos; pero tantos y tan variados, que nadie llegaba a rebatirle (principalmente por falta de tiempo). Todo lo que nos puede llevar a conocer el origen de la Sociedad posmoderna en que vivimos, seguidora de Hegel y donde la verdad se construye a base de citar y mencionar hechos; aunque todos ellos se expongan de manera torcida, inexacta o errónea. Lo que nos hace comprender por qué Schopenhauer definía a los hegelianos como: una escuela de trivialidad y nido de irreflexión e ignorancia, esa pseudosabiduría corruptora de mentes que finalmente comienza a reconocerse ahora como tal" -ver cita (1) -.
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Tras su muerte en 1831, el rastro que Hegel dejó le lleva ser considerado el `abuelo´ más directo del Marxismo, del ateísmo filosófico, de supremacismo germano y hasta del Nacional Socialismo. Concretamente, en el caso de los autoritarismos de Izquierda; debido a que personajes con la importancia de Marx, Engels o Feuerbach, se inspiraron principalmente en este filósofo. Y en el de la extrema Derecha, por considerar a Nietzsche (también seguidor de Hegel), el manantial espiritual del que bebieron las principales teorías nazis” -ver cita (1) -. Así pues, no sin motivo, este filósofo afirmaba que tras él solo quedaría la locura en el Mundo y que después de su pensamiento, el Planeta se convertiría en un hospital psiquiatrico. Aunque se puede decir que nuestra Tierra, tras seguir las teorías nacidas desde Hegel, se convirtió en algo mucho peor: En un terrible tanatorio y en un horrible sanatorio militar. Pues entre 1900 y 1950, los movimientos totalitaristas que se originan del pensamiento hegeliano, dejaron en el mundo unos ciento cincuenta millones de muertos, unos quinientos millones de heridos de guerra y el resto de familias destrozadas. Sin salvarse nadie, cuando las dos Guerras Mundiales (provocadas esencialmente por el pangermanismo hegeliano) superaron los cincuenta millones de muertos. A los que se suman los fallecidos a consecuencia de regímenes totalitarios comunistas, surgidos del marxismo hegeliano y que se cifran en otros cien millones. Evidentemente, todo esto no fue culpa de Hegel; pero sí causa de su pensamiento destructivo, donde quiso imponer la mentira sobre a verdad, el bien sobre el mal y hasta destacar su figura, por encima de Newton.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mis padres, recién casados, en las playas de Asturias (hacia 1952). Abajo: mi madre con su caballito, en la misma época. Los años cincuenta fueron el primer respiro que tuvo la Humanidad después de más de tres décadas con guerras continuadas. Una Era de contiendas que comenzó en 1914 y prácticamente no paró hasta 1945 (aunque en China, la revolución de Mao llegaría a 1949). El exterminio de personas y las matanzas que se produjeron en esta época, fue inmensurable. Durante la Primera Guerra Mundial, la degradación del hombre llegó a tal límite, que vivieron durante años como ratas y fueron matados como insectos. Asesinados con lanzallamas o con gases tóxicos; los soldados habitaban bajo tierra, con el fin de no ser descubiertos y poder llegar a las dotaciones enemigas, cavando túneles. No fue mejor lo que se vivió en la España de la Guerra Civil; pero mucho peor sería lo que tuvieron que pasar aquellos que soportaron la Revolución Rusa o quienes lucharon en la Segunda Guerra Mundial. Donde el exterminio de millones de seres humanos (civiles o militares) se llevó a cabo con la mayor saña y el peor dolo. Finalmente, los años cincuenta parece que fueron un retorno a la normalidad; y las noticias de miles de muertos se sustituyeron por buenas nuevas. Mientras el progreso comenzaba a llegar a nuestras tierras (después de un duro decenio de posguerra).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotos de mi madre en los veranos cuando tenía unos veinte años. Al lado: en Luanco, verano de 1953; ese año fueron a pasar las vacaciones junto a los hermanos de mi padre. Como ya dije, mi familia paterna veraneaba en Luanco desde 1870; aunque allí se decía que eran bastante “nuevos”, pues había quienes llevaban vacacionando en Luanco desde el siglo XVIII. Abajo: en el Lago de Sanabria, verano de 1951 y poco después de casarse (foto tomada por mi padre). Los años cincuenta fueron los primeros en los que el Mundo pudo respirar, después de décadas durísimas. En España, desde 1951 se salía de la posguerra y por fin ya no había cartillas de racionamiento; acabándose con el hambre (en gran parte, gracias a la emigración). Durante los años cuarenta, la subsistencia diaria era durísima y el pan se vendía de estraperlo a altos precios (saltándose el racionamiento). Productos como el azúcar, el café o ciertos medicamentos, en ocasiones habían de comprarlos a verdaderos traficantes; que en sus “clubs de alterne”, tenían hasta penicilina para sus clientes. Antibióticos que vendían ilegalmente a enfermos que no podían conseguirlos y los necesitaban con apremio (principalmente los de tuberculosis). Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que España entró en la Era Contemporánea en 1950; pues hasta entonces se había mantenido casi en el Neólitico (en algunos aspectos y en la forma de vida de sus habitantes).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotos más de mi madre. Al lado: montando a caballo, junto a su perrito. Abajo: en el lago Sanabria en 1952; donde tenía una casa su tía María Santafé, a quien hemos visto en una de las fotos anteriores (en Sagunto, junto a las tres hermanas). Como hemos dicho, los años cincuenta fueron los primeros en que los españoles pudieron incorporarse a la vida económica normal (sin cartillas de racionamiento). Poco antes, un simple chorizo llegaba a despertar pasiones. Sobre ello, me contaron mi padres lo que les sucedió en un cine hacia 1948 y a cuenta de un bocadillo. La película que fueron a ver era “La canción de Bernardette” (de Henry King) y mi madre había preparado un bocata de chorizo a su novio -mi posterior progenitor-. Pues como estaba de exámenes, así podía cenar sin preocuparse (ya que vivía en una habitación, como colegio mayor). Pero todo sucedió en los años del hambre y mi padre -estudiante, solo en Madrid- al tener entre sus manos el envoltorio, no dejaba de pensar en aquel bocadillo choricero que le habían pasado. Así que no pudiendo esperar, pensó sacarlo en el momento en que todos estuvieran más atentos a la película, para darle un “viaje”. Fue en la secuencia del milagro de Lourdes, mientras todos miraban con enorme atención a la pantalla; cuando él desenvolvió sigilosamente el bocata y comenzó a comérselo.
Pero quienes estaban a su lado comenzaron a gritar:
- “¡Milagro, milagro.... Huele a chorizo!. Esto sí que es el milagro de Lourdes. ¡Quién tiene chorizo!” -
Al escuchar el algarabío, mi padre escondió y cerró el bocadillo a toda prisa; pero ya no había solución. El cine era todo un hervidero, con risas y gritos, acerca del milagro del chorizo. Tuvieron que cortar la película, porque aquello era un jaleo irreverente y encendieron las luces de la sala; ordenando al dueño del bocadillo que saliera de ella. Así fue, como llenos de vergüenza y con los ojos mirando al suelo, salieron mis padres del cine; entre aplausos y gritos de “milagro”, “milagro choricero”... .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: una divertida imagen de mi madre, tomada en Zarauz en 1950 (cuando ella tenía unos 25 años). Parece ser que esta foto le trajo todo tipo de problemas y la llamaron cabaretera, por fotografiarse en “traje de baño” corto (nunca mejor dicho, porque es todo un traje). Mi padre la conservaba con mucho cariño, diciendo que estaba monísima. Asimismo, tiró todas las suyas en las que él aparecía con traje de baño entero (que vi en su día y eran ridículas). Cuando les obligaban a estar en la playa con un vestido negro y elástico, de una sola pieza, compuesto de un pantalón corto y peto. Los hombres hasta 1950 (aproximadamente) debían llevar ese bañador completo, siendo en algunos lugares multados -o llevados al cuartelillo- cuando se soltaban los tirantes y enseñaban el pecho.

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Abajo: el lago de Sanabria fotografiado por mi padre en 1951. Allí pasaron ese verano y al parecer fueron denunciados porque mi progenitor entraba en el lago sin parte de arriba (con un simple pantalón de baño) y nadaba junto a mi madre. En imágenes anteriores contábamos como a mi progenitora, en el internado, la obligaban a entrar en la bañera con un camisón de aguas o a desnudarse siempre sola y en una habitación donde apenas había luz; para no ver su propio cuerpo. También mencionaba que en uno de los colegios donde estuvo interno mi padre, expulsaron a un chico por fornicar con un radiador... . Una de las cosas que también relataba mi progenitor eran las predicaciones sobre las guerras y las carnes, que escuchó de joven. Mencionando cómo algunos sacerdotes desde el púlpito alegaban que una gran culpa de las contiendas recaía en las mujeres. Pues estas enseñaban las piernas y el escote a los hombres, provocando en ellos instintos libidinosos, incitándoles a tener relaciones sexuales. Luego, de allí, nacían niños; y como no había alimentos suficientes para esas criaturas, había que enviar una parte de la población a la guerra. Para que disminuyese el número de habitantes y así tener recursos alimenticios suficientes. Una teoría entre malthusiana y hegeliana, que unida a los dogmas represivos de la curia, compone un disparate inmejorable. Como exponemos en el epígrafe siguiente, las personas educadas en la represión sexual, tienden al autoritarismo; lo que explica el comportamiento de las Sociedades de antaño (incluso las de algunas de hoy en día, que no aceptan la belleza del desnudo y la necesidad de una sexualidad sana y completa).
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AL LADO: Mi madre en la finca del lago de Sanabria, donde pasaron el verano de 1951. Estaban recién casados y tuvieron que hablar con el cura de la zona, para que les dejasen bañarse en paz. Todo lo que consiguieron cuando su tío Guillermo (que por entonces era comandante y dueño de esa casa que vemos, en imagen); llamó al diácono de la iglesia mayor del pueblo.
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ABAJO: El lago, de nuevo fotografiado por mi padre. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que este lugar, que fue fuente de vida y de los mejores recuerdos para mis progenitores; resultó ser imagen de la muerte para Unamuno. Pues la visión de tanta belleza natural, le suscito al literato el recuerdo de su final; ambientando allí la trama de “San Manuel, buen mártir”. A continuación recojo el poema que escribió Miguel de Unamuno, tras visitar el lago de Sanabria en 1933 (unos veinte años antes de estas imágenes que vemos). En él se comprende el despertar de la muerte que aquel paraje le recordaba; quizás al observar la belleza que Dios podía crear... . Sentimiento que le llevaría quizás a escribir su mejor obra: “San Manuel, bueno martir”.
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MUERTE
(poema de Miguel de Unamuno, en su visita a Sanabria)
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Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
¿Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?
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¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.
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Deja en la niebla hundido tu futuro
y tranquilo a dar tu último paso,
que cuanto menos luz, vas más seguro.
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¿Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
"¡Morir... dormir... dormir... soñar acaso!"
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BAJO ESTAS LINEAS: Fotografía de la boda de mis padres, en Santa Bárbara (Madrid); año 1951. Apadrinado por mi tío Luis, ya que mi abuelo había muerto un año antes, vemos en medio de la escena a los novios y en primer término a la madrina (de luto, por el fallecimiento antes mencionado). Mi tío Luís fue un gran médico, especializado en otorrinolaringolojía, me salvó la vida numerosas veces. Pues yo nací con una bronquitis capilar, necesitando vivir hasta los quince meses dentro de una campana de oxígeno. Tras ello, sufría crisis de asma continuas (sobre todo durante las noches), pero como mi tío vivía en nuestro edificio, me bajaban a toda prisa a su consulta; donde conseguían que recuperase la respiración -con aerosoles, oxígeno y técnicas de relajación-. Cuando cumplí los seis años, mi tío decidió que mis males se podrían curar haciendo deporte, en vez de usando medicación; y aconsejó a mis padres que me obligasen a realizar tres horas de ejercicio al día. El deporte que eligieron fue la cama elástica, porque en ella debía ejercitar el tórax y los pulmones; pero sin forzarlos demasiado. Uno lustro después yo estaba entre los tres primeros de España, en cama elástica y salto de trampolín; el asma y sus espasmos, prácticamente se me habían quitado. Para quienes no vieran en nuestro anterior capítulo imágenes mías saltando en el NODO; les facilitamos de nuevo los links. Hay que pulsar “cama elástica” y en el otro video soy el tercero (con camiseta roja, que aparece gris).
NODO
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A-4) Freud y la interpretación de los sueños:
No podíamos dejar de hablar de Freud, cuando tratamos sobre los sueños; y aunque algunos identifican sus teorías con los postulados de Hegel, no vamos a entrar en estos límites. Pues lo que nos interesa es el Freud arqueólogo y especialista en mitología; de origen judío, que pudo identificarse con la figura del José bíblico. El famoso hijo de Jacob, que fue vendido como esclavo por sus hermanos y que así entró en Egipto; donde tras numerosas vicisitudes llegó a ser lector de sueños. Interpretando la famosa pesadilla del faraón sobre las siete vacas (flacas y gordas), cuanto le llevó a ser visir del rey de Egipto. Esta historia de José y los conocimientos sobre arqueología de Freud, le inspirarían para resolver su teoría sobre el subconsciente, a través de los sueños. Principalmente, cuando como médico observó en su clínica, los daños psíquicos que tenían aquellos cuya sexualidad se había reprimido -hasta el punto de llegar a practicarles la ablación durante su adolescencia (tal como se hacía con muchas niñas victorianas)-. Finalmente, actuando Freud como un puente entre el pasado más remoto y su presente; logró comprender que muchos de los mitos y verdades de las religiones más antiguas, subyacían en todo inconsciente humano. Trasladando, de algún modo, aquellas leyendas milenarias hasta el tiempo que vivía; logró comprender que las personas actuaban por impulsos desconocidos, pero grabados en el interior de su ser (el subconsciente).
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Así fue cómo aquel médico y gran arqueólogo, que tenía en su casa una de las mejores colecciones de arte antiguo (en especial sumerio, mesopotamio); logró resolver el entramado interior del hombre. Un enigma que había capturado a la Humanidad desde hacía milenios y que ya conocían -en gran parte- los sacerdotes durante más remota antigüedad. Pues no hemos de olvidar que los ejemplos que Freud va tomando, para mostrar el comportamiento de nuestro inconsciente, son personajes míticos y temas tan legendarios como clásicos -Edipo, Electra, Narciso etc-. Todo ello, porque el padre del psicoanálisis logró -a mi juicio- descubrir algunos de los misterios que las religiones más antiguas guardaban; para dominar las Sociedades a través del inconsciente, durante miles de años. El resultado final podemos resumirlo en que el ser humano tiene unas necesidades físicas, que si no puede satisfacer, generarán problemas en su interior más profundo. Alimentarse y la sexualidad son dos de estos instintos fundamentales; y todo aquel que no los complace, se verá dominado por una locura interna, sin comprender lo que le sucede.
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Tras observar el enorme daño que provoca no cubrir esas necesidades naturales. Comprenderemos por qué existía la teoría política de mantener al pueblo famélico y mal alimentado, con el fin de que fueran prestos a la guerra. Del mismo modo que se promulgaba la anulación del sexo, para lograr sociedades autoritarias. Ya que uno de los grandes principios del autoritarismo, nace de la represión sexual; todo lo que provoca perversiones y hasta degeneración en el pensamiento de aquel que se ve cercenado en esta necesidad. Entorno a ello, T.W: Adorno, demostró que todos los movimientos dogmáticos o autoritarios (comunistas, nazis, fascistas y etc) tenían un enorme arraigo en dos aspectos: Los complejos sociales y la represión sexual. Siendo un patrón común del dictador, la necesidad de reconocimiento social -tener éxito-; junto a un rechazo frente al sexo. Así pues, no nos extraña que desde 1914 a 1950, el Mundo fuera un tanatorio y una continua guerra. Promovida por movimientos nacidos del ateísmo hegeliano y decimonónico; unido a los complejos sociales (heredados o del siglo XX). Provocando en tan solo treinta y seis años, más de ciento cincuenta millones de muertos, a causa de contiendas -lo que supone cuatro millones al año, de media-. Unos hechos terribles, que jamás y a lo largo de la Historia, habían sucedido. Pese a lo que podremos seguir oyendo que el siglo XX fue el más próspero y benéfico de cuantos se conocieron; pues el que no se consuela es porque no quiere...
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes mías, de 1966. Al lado: junto a mi madre en la puerta de nuestra casa en Benidorm. A ella no le gustaba nada esta foto, en donde se la ve “bastante jamona”. A mí me divertía mucho, porque en mi cara se observa la alegría con la que íbamos a la playa. Sea como fuere, en la imagen vemos ya el cambio de moda y de época; en una imagen a color, tomada ya con una cámara de los años sesenta (de baja calidad focal y mala definición; pero barata). 
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Abajo; en la playa de Benidorm, junto a mi perro Kabul. Era entonces esta ciudad, un pequeño pueblecito de pescadores, con unas playas enormes. Se decía que allí estaba la urbe griega de Alonis, fundada por los jonios y perdida desde el siglo IV a.C.. En su parte Oeste, Benidorm está coronada por la sierra Aitana; unas montañas homónimas de una cordillera cretense, dedicada a la diosa que más tarde fue patrona de Atenas. Desde niño miraba a su gran pico, cercenado en su mitad y al que llaman “Puig Campana”; escuchando la leyenda de que aquel “tajo” en la cumbre se lo había producido el caballo de Santiago, golpeándolo con una coz certera. Otra de las historias que contaban era que la isla de Benidorm, originalmente era esa parte de la cumbre, que le falta al Puig Campana. Ninguna de las dos leyendas me convencían y desde pequeño pensé que se trataba de un corte artificial, hecho por alguna civilización antigua, aprovechando un tajo natural. Con el paso del tiempo pude estudiar aquel “Pico Campana” dándome cuenta que estaba en linea exacta con el Monte Parnassos de Grecia -la cima más sagrada entre los helenos y donde se situaba el templo de Apolo de Delfos-. Asimismo, al Oeste de esa cumbre cercana a Benidorm y perteneciente a las montañas de Aitana (homónima a la cretense); en linea recta, se hallan gran parte de los santuarios ibéricos más importantes: El Cerro de los Santos y los de Jaén (Collado de los Jardines, Santa Elena, Castellar de Santiesteban). La importancia de puntos alineados antaño, estriba en que durante la Antigüedad se viajaba de Este a Oeste y viceversa; siempre siguiendo un camino recto y tras haber tomado una altura de sombra. Pues para conocer si dos lugares estaban en linea recta, bastaba comprobar con un gnomon (palo), si su sombra era igual de longitud, en un mismo día del año.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: junto a mi madre, con cinco años (1966). El gorro que ella lleva se correspondía con la moda de entonces, donde una lámpara, podía ser fuente de inspiración para los modistas. Abajo: retrato mío junto al perro Kabul, pintado por Martín Sáez, en 1965. Martín y su mujer -Ma. Antonia- eran del grupo del Café Gijón, donde mi padre tenía su tertulia. Por entonces, él era un pintor muy acreditado, que exponía anualmente en la Galería Kraisler de Madrid y en las mejores de París. Tristemente, esta generación de artistas del medio siglo, apenas tuvo relevancia después de los años ochenta. Donde se dio paso a “La Movida” y a todas las bobadas artísticas que se les ocurrió crear en esos disparatados ochenta.

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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotos de 1966. Al lado: única imagen que conservo del interior de Las Infantas; una finca situada entre Trujillo y Madroñera, donde pasábamos las vacaciones de Semana Santa y Navidad. En este lugar viví los momentos más felices de mi vida, aficionándome allí a la arqueología y al mundo de las leyendas, oyendo las historias que contaban los pastores. Una pequeña parte del cortijo de Las Infantas la había cedido a mi padre, Julio García Abril (entonces, alcalde de Madroñera). Lo hizo porque mi progenitor había regalado numerosos proyectos y obras para su pueblo (desde la fábrica de confección, a las escuelas y la ermita). No sabiendo cómo corresponder y para poder seguir pidiéndole favores profesionales, cuando Las Infantas se dividió en numerosas parcelas, le cedió una parte del cortijo -que se restauró y acondicionó, como vemos en foto-. En el año 1976 decidieron que Julio García Abril había sido un hombre nombrado por El Régimen (debido a que estuvo treinta años de alcalde) y comenzaron a desdeñar todo lo que hizo por Madroñera -que fue mucho-. Del disgusto y de ver cómo aquellos que antes le halagaban, comenzaron a vilipendiarle; sufrió una enorme depresión y unos meses más tarde el antiguo alcalde, murió en una clínica de Madrid. Desde entonces, en la zona del cortijo que era nuestra, comenzaron a entrar y a romper cosas; incluso usaban las paredes para hacer puntería con escopetas de caza. Finalmente, atemorizados; tuvimos que recoger todo lo que allí había, para salir con sigilo y gran tristeza de Madroñera. Un pueblo por el que mi padre había luchado muchísimo y al que había regalado multitud de proyectos y obras; dando trabajo a infinidad de sus habitantes. Abajo; junto a Kabul, de nuevo en Las Infantas y vestido de indio. Me encantaba este traje que usaba para montar a caballo. Al perro lo tenía martirizado, porque yo era el pequeño de la casa y el único sobre el que mandaba era aquel pobre afgano. Con el que compartía bocadillos, galletas y todo tipo de chuches; pero al que a veces yo llegaba a morder, para demostrar quién era el jefe.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotos de mis padres en los años sesenta. Al lado: la moda de ese tiempo cambió radicalmente la forma de vestir. En la imagen vemos a mi madre durante un cocktail en casa. 
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Abajo: mis padres en verano de 1966, junto a Martín Sáez (a nuestra izquierda). Mi madre luce el típico moreno y peinado veraniego, que por entonces se puso de moda. La imagen creo que fue tomada en algún tablao famoso, donde solían reunirse durante los meses estivales.



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ABAJO: Una fotografía de 1965, junto a mi Fräulein, Helga; sobre el coche de mi padre (al que vemos detrás). Durante los años sesenta, por primera vez en la Historia una gran mayoría logró tener coche o una moto. Anteriormente, el común de las personas se movía en transporte público, bicicleta o sobre sus animales. Pero desde mediados de los sesenta, modelos de utilitario como el famoso seiscientos, se multiplicó por millares; logrando que muchos pudieran tener su propio medio de transporte (para ir al campo, de veraneo o al trabajo). Hoy en día el coche se considera un elemento que poluciona y no es del todo necesario; aunque antaño todos deseaban tenerlo. De igual modo, hace unos decenios los trabajadores daban lo que fuera por poder comer carne varias veces al mes; pero actualmente se considera que una dieta tan rica en proteínas es muy insana (habiendo quienes desean hasta prohibir consumir carne).
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B) DE LOS IDEALISTAS A LOS CUENTISTAS.
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B-1) Los famosos años sesenta:
El decenio de los sesenta fue el que mayor prosperidad y paz; pudiendo decirse que a lo largo de toda la Historia, nunca se avanzó tanto económica y socialmente. Todo cambió en esos diez años: La empresa, el trabajo, el turismo, la moda, la estética, el diseño, la música, la pintura, la literatura, la escena y etc.. Aparecieron formas o fórmulas diferentes en los más distintos ámbitos y la riqueza empresarial permitió el nacimiento de la gran clase media. Principalmente, en España; donde hasta este momento el mundo rural y las zonas industriales, sufrían grandes necesidades. Pero llegó el progreso, creando carreteras y la gente comenzó a trasladarse; comunicando los pueblos y pudiendo salir en familia de vacaciones (a las playas o a lugares privilegiados; algunos por primera vez en su vida). La riqueza se multiplicaba por meses y los pueblos se vaciaban por días, porque quienes vivían en el campo, buscaban fortuna en las ciudades. Además, el trabajo agrícola reducía sus necesidades de mano de obra, al mecanizarse por doquier y gran parte de la población cambió el pueblo por el barrio. Todo lo que supuso un tremendo desarraigo que todavía sufrimos en España. Donde gran parte de personas no se identifican con el lugar donde viven; al haber emigrado desde el mundo rural -ellos o sus padres-. Perdiendo las costumbres y las raíces culturales; siendo aquella generación que marchó desde el campo a una gran urbe, la última que supo sentir, cantar o bailar tal como habían hecho sus ancestros, miles de años atrás.
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Este desarraigo se había intuido ya por gran parte de los artistas del 27, siendo fuente de inspiración para los literatos de la Generación del Medio Siglo; cuyas novelas y poemas tenían como eje central el problema social y existencial del hombre. Pese a todo, el existencialismo nació en el siglo XIX y tuvo su principal autor español en Unamuno; con novelas como “Niebla” y “San Manuel, bueno mártir”. Donde el escritor se plantea por qué Dios obliga al hombre a conocer su final; llegando el protagonista de “Niebla” a visitarle, para solicitar al literato que no acabe ese libro y no termine con su existencia. La obra de “San Manuel” curiosamente se inspira en Sanabria y fue escrita tras la visita de Unamuno a esta zona de Zamora -recordemos el poema sobre la muerte, después de ese viaje y que ya hemos recogido- . Ambientando la historia en el pueblo que según la leyenda, estaba bajo las aguas del lago: Valverde de Lucena. El argumento trata sobre un cura, tenido por santo, y dos protagonistas desarrollan la trama. La primera es quien relata la historia del sacerdote al que desean beatificar; quien descubre cómo aquel “santo” llevaba predicando decenios la palabra de Dios, pero no creía. El segundo es un ateo, rico y viajado, que viene al lugar poco antes de que el cura Manuel falleciera; terminando por convertirse al catolicismo, sabiendo que el clérigo muere cargado de dudas. Ambos protagonistas, exponen el problema existencial de Unamuno, quien no puede creer, pero desearía hacerlo. Llegando a la idea final de que si el cristianismo sirve para ilusionar a algunos; aunque pueda ser un sueño, es el más útil de los espejismos, para vivir y morir feliz.
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Esta novela escrita cuando Unamuno visitó Sanabria (en 1933) marca el sentimiento existencial español. Un problema que hasta los años sesenta no se plantea el pueblo, en general. Momento en que los sacerdotes y los ciudadanos comunes, comienzan a cargarse de dudas; pensando para qué sirve la religión. Dos son las respuestas que se dan durante los años sesenta a esta cuestión existencial: La primera busca una reforma, considerando que el cristianismo debe enseñarse como una filosofía; proponiendo este movimiento reformista que los sacerdotes católicos puedan casarse (provocando la salida del clero de quienes seguían esta linea). La segunda, es puramente política y nace de la “teoría de la liberación”; originando los curas obreros, comenzando a extenderse una tendencia pseudo comunista dentro de la Iglesia. Estos segundos sacerdotes permanecen dentro del clero y llegan a prestar sus instalaciones para celebrar asambleas o reuniones de la izquierda (por entonces, ilegal); usando su púlpito y su fuerza, para luchar contra Franco. Aunque esos prelados ven como casi todos los acólitos que antes tanto frecuentaban su templo; dejan de ir a él, tras proclamarse la democracia. Por ello -a mi juicio- más le hubiese valido a la Iglesia apostar por aquellos curas que deseaban una reforma y poder casarse; ya que de haber continuado esos sacerdotes en el clero, el cristianismo en España no habría sufrido esa tremenda crisis que hoy tiene.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mi padre el día de la presentación de su libro Sociedad sin Vivienda, publicado en 1972 por la Fundación Foesa. Durante estos días él era bastante de izquierdas y de hecho esta obra es una crítica a la especulación del suelo y al sistema, que permitía recalificar terrenos sin criterios profesionales. Se dedicó a crear viviendas sociales y construyó decenas miles de ellas, abaratando los costes hasta los mínimos; al presentar soluciones nuevas, como crear una sola entrada por manzana, accediendo a las viviendas desde un patio común (donde se situaba un vigilante y los ascensores). Otro de los métodos usados para bajar gastos fue atreverse a construir antes de recalificar los terrenos; con ello se evitaba que el coste del suelo repercutiera sobre las viviendas. Al ser especialista en urbanismo y representante de nuestro país en Naciones Unidas, no le paraban las obras; entre otros motivos porque las acometían de mil en mil. Con ello llegó a crear los bloques más baratos y de mejor calidad que hasta entonces se hicieron; en lugares como Parque de Lisboa, Parque de Estoril, parque Príncipes de España (en Alcorcón) y largo etc.. Logrando crear viviendas casi de lujo y que se vendían como sociales, a bajísimos precios.
Abajo; junto a mis padres en su casa, hacia 1972. Como he narrado varias veces, durante estos años mi padre era liberal y de izquierdas; por lo que le cerraron el estudio y tuvo que emigrar a Argentina (donde trabajo dos años para Naciones unidas). Pero tras morir Franco y ver algunos cosas muy feas, de pronto se nos hizo de Derechas... . Nosotros no dábamos crédito a lo que sucedía con mi progenitor, que estaba todo el día poniendo verde a Fanco y de pronto, en 1977, se pasó a la Derecha... . Precisamente, cuando todos los franquistas daban “el chaquetazo” y se convertían en demócratas, pasando a hablar mal de quien antes tanto adulaban. La cosa era incomprensible y le valió quedarse más solo que la una (profesionalmente hablando); tanto, que en la Politécnica la ponían las clases a las 7 de le mañana. Pero allí llegaba yo, que con mi mano pequeña, metía el bolígrafo entre las rejas de los partes y donde ponía “Mario Gómez-Morán clase de Vivienda Social: 7 horas”, le añadía un “1” para dejar el horario a las “17 horas”. El siguiente problema es que a las cinco de la tarde no había aulas, por lo que terminó dando las clases en el bar; todo lo que tenía unas terribles consecuencias, pues él y sus alumnos alargaban las lecciones varias horas, en las que pillaban una cogorzas monumentales. Eso sí hablando todos de vivienda social... .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mi padre el día de su presentación del libro Sociedad son Vivienda, en el hotel Luz Palacio. Al fondo, mi tío Jose Ma. junto a Jose María Díaz Mozaz (pipa en boca), un cura bueno de los de entonces. 
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Abajo: mi padre celebrando en su casa las navidades de 1971, junto a sus empleados de estudio y sus familiares. Entre los fotografiados está en su centro Jesús Fernández Gimeno (marcado con una flecha); quien me hizo llegar esta divertida foto. Jesús era integrante de los Grimm, un grupo de música que tuvo gran éxito en los años sesenta y cuyo vocalista fue Pablo Abraira. Fue él uno de los que me aficionó a la música, pues cada vez que rompía mi hucha, iba con el dinero al estudio de mi padre y él me sacaba con toda la paciencia a ver las tiendas de música. En ellas y bajo los consejos de Jesús Fernández, compraba instrumentos, que me iban educando musicalmente: Flautas traveseras, armónicas, arpas de boca y requintos; fueron los objetos que me llevaba a adquirir este amigo (al que desde aquí le envío un enorme abrazo, con el mejor de los recuerdos).
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AL LADO: Divertida foto de mi madre, en la playa en 1971, con la crema solar en la cara. Esta malvada imagen fue tomada por mi primo Vicente, mientras ella no se daba cuenta. Pero la intención era titularla “La peste”, porque aquel verano se puso de moda leer este libro de Albert Camus (que le encantó a mi madre). Hoy podremos volver a revisar la obra de Camus, donde ya el bueno ante la muerte no es el cura -como sucedía en Unamuno-, sino el médico. Curiosamente, La Peste de Camus, puede leerse en estos días con asombro, ante lo que vivimos con el covid 19. Observando que las pautas de comportamiento que define el genial escritor, se ajustan perfectamente a lo que ha ido sucediendo en nuestros días. Además, llama la atención el hecho antes destacado; por el cual el protagonista y el que mejor actúa ante la muerte ya no es un sacerdote, sino un médico (del mismo modo que ha sucedido en nuestros días).
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ABAJO: Fotografía un poco más reciente; de 1991. Es del día de mi boda y en imagen aparece mi mujer -Chiho Onózuka-, junto a mi sobrina Marina Gómez-Morán Quintana (nieta mayor de mi tío Jose Maria, al que vimos en imágenes anteriores). Esta niña, que aquí aparece con unos diez años; es hoy médico del Summa Madrid y tras salvar a centenares de pacientes del coronavirus, cayó hace unas semanas contagiada. Lo ha pasado francamente mal, pues los casos entre sanitarios suelen ser multi-contagios; por cuanto a “carga viral” puede ser verdaderamente peligrosa. Desde aquí mi mayor admiración hacia Marina y hacia todos los médicos, enfermeras/os y trabajadores de hospital, que han luchado como verdaderos héroes ante la plaga que nos asola. Cuando pienso que esta mujer ha tenido que pasar por cuanto ha vivido, me sublevo; pues sus sensaciones y vivencias son solo comparables con quien ha sido médico de campaña en primera linea de una guerra. Teniendo que enfrentarse con la enfermedad y el fallecimiento continuo de pacientes, pero también con la muerte propia; pues el coronavirus ha matado a setenta y cinco sanitarios que nos ayudaban. Para quien no haya leído las palabras de Marina Gómez-Morán Quintana, al comienzo del capítulo; vuelvo a recoger su enlace, para que lo consulten:
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Después de todo lo expuesto, deberíamos quizás reflexionar por qué Albert Camus hace protagonista de su obra existencialista a un médico... . Asimismo, creo que hemos de pensar también por qué los sacerdotes judíos (rabinos) eran médicos; a mi juicio, siguiendo una tradición aprendida en Egipto. De todo ello, mi conclusión es que la Sociedad debería estar liderada -y hasta gobernada- por especialistas en medicina, quienes se enfrentan y conocen lo que es la muerte; dejando a un lado a los cuentistas que solo conocen el arte de liar o enredar.
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B-2) Los años de la alegría:
Corría la década de los setenta y todos en España hablaban del futuro, como si se tratase del camino hacia el cielo. El pasado había sido triste y quejumbroso, exigiendo a los habitantes de nuestro país enormes sacrificios. Pero de pronto, sobrevinieron los sesenta, con la eclosión del turismo y hasta de la minifalda. Momento en que España, por fin se incorporó de algún modo a Europa; importando hasta los lugares más recónditos de nuestras tierras, gentes venidas de todo el Mundo. Tras aquella década, la nación se convirtió en una potencia económica. Tanto era así, que en los años setenta, la gran mayoría de los españoles tenían pluriempleo; pudieron adquirir un coche, comenzaron a comprar una segunda vivienda y hasta buscaron una segunda mujer... . El optimismo que se vivía era inimaginable, con un enriquecimiento tal; que todos se asombraban viendo cómo se transformaba nuestro país: Cambiando desde una productividad cuasi neolítica, a la vida moderna. Observando con admiración el modo en que muchos se hacían ricos. Llegando a millonarios hasta los propietarios de un seco melonar junto a la playa, que vendían sus terrenos para construir un complejo turístico. Aunque había quien levantaba con sus medios el hotel en ese melonar junto al mar; tras regresar como emigrantes de Alemania, o bien después de enviar a sus hijos al extranjero (a estudiar y trabajar).
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Fue todo una alegría y el concepto de la economía era como el del tiempo: Fugitivamente imparable. Nadie llegaba a pensar que a un licenciado le podría faltar trabajo; menos aún, que un doctorado tuviera que “buscarse la vida”, del modo más triste y tal como hoy sucede... . Porque sobraban los puestos laborales y la riqueza general no solo crecía, sino ascendía de un modo inmensurable. Debido a ello, todo buen padre intentaba que sus hijos tuvieran carrera; sabiendo que con ella, el futuro de su familia estaba asegurado (como si una licenciatura supusiera unas oposiciones). Una gran clase media que había nacido en España y con ella, el progreso de nuestra nación estaba asegurado. Pues los pueblos y las civilizaciones que han permanecido, estuvieron conformadas por una enorme clase media. Con una buena formación y educación, sin analfabetismo y con valores sociales; tal como sucedió en Egipto, en Grecia o en Roma, donde la mayor parte de la población fue clase media.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: mi familia en la India en 1976. Foto tomada durante el viaje que hicimos ese verano, para celebrar las bodas de plata de mis padres. En la imagen, frente al Taj Mahal, aparezco con mis padres, dos hermanas y mi hermano (con unos quince años, a nuestra izquierda y de pie). 
Abajo: junto a mi padre, en Nara (Japón) en el mismo viaje. Los años setenta supusieron otra imagen del Mundo. Por primera vez la gente viajaba en avión, como si se tratase de un autobús y el Planeta se vio unido en pocos años. Trasladándose personas desde todos los puntos de la Tierra, hasta cualquier lugar.


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BAJO ESTAS LINEAS: En Japón (templo de los ciervos en Nara) durante aquel viaje para celebrar las bodas de plata de mis padres. Mi madre siempre me inculcó un gran amor hacia Japón, por ser una cultura que ella admiraba. También a mi progenitor le encantaba la estética japonesa, ya que su arquitecto favorito era Frank Llloyd Wrigh; adalid de los modelos japoneses. Como ya he narrado en varias ocasiones, mi madre me dijo desde niño que yo había nacido gracias a un médico japonés. Nunca supe lo que significaba aquella frase, hasta que ella en Kioto y durante este viaje, me dijo que el nombre de aquel doctor nippón era Ogino -para quienes no lo sepan; los doctores Ogino y Knauss inventaron un sistema anticonceptivo, basado en tomarse la temperatura y que fallaba más que “la pistola del malo”-.
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B-3) Tiempo de sueños:
La década de los setenta concluyó con una Constitución democrática y un nuevo Sistema, en cierto modo comparable con el de La Restauración alfonsina. Era la primera vez que en España llegaba la democracia verdadera, pues durante las Repúblicas y en la referida Restauración, se habían aplicado otros métodos, que podemos denominar: Caciquismo o pucherismo. Basado en la compra de votos, la falsificación de datos, o simplemente en añadir a las urnas pucheros llenos de papeletas falsas (preparadas de antemano). Así pues, la democracia llegó a España solo en esa época, pudiendo votar nuestros compatriotas desde 1978 de forma libre y sin trampas. El milagro fue posible porque todos decidieron perdonarse (los de un lado y los del otro), olvidando el triste pasado, sin mirar atrás; no consintiendo el odio, ni menos el regreso a la confrontación entre españoles. Por entonces, los más monárquicos presumían de ser amigos de los comunistas y los comunistas daban la mano sonrientes a cualquier político de Derechas; sabiendo que en ello nos iba la vida y la salud nacional.
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Pese a ello y como nada es perfecto, el problema de esa tardía llegada de la democracia, fue que la imagen, primó al elegir quién debía protagonizar aquella Transición -los medios de comunicación y en especial, la televisión-. Este hecho (a mi juicio) influyó en que el rey Juan Carlos se decantase por quien mejor imagen tenía y no escogió a los más capacitados. Pues los que eran evidentemente superdotados y con unos magníficos curriculums, carecían de tiempo y no se preocupaban en cuidar su parecido -siendo por entonces, algo inusual entre hombres-. Así fueron desestimadas las dos grandes cabezas que tenía España, para haber llevado a cabo La Transición: Manuel Fraga Iribarne y Gonzalo Fernández de la Mora. Escogiendo a un hombre cuya carrera era tan poco destacada, como unida al Régimen de Franco: Adolfo Suárez. Atendiendo principalmente a su buena imagen, a su simpatía y carácter divertido; muy distinto a Manuel Fraga (que le cantó las cuarenta hasta a Franco) o que Fernández de la Mora (al que nadie le engañaba y era capaz de poner a cualquiera en su sitio, con su enorme formación). Este error en la elección del que debía protagonizar la Transición fue tan grave, que la Constitución de 1978 dice que se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Como podemos ver, la ley contiene un “error”; pues el término nacionalidades por entonces no existía. Bastando ver los diccionarios de su época, editados por la RAE (1970), Julio Casares o María Moliner; comprobando que “nacionalidades” en 1978 era el plural de “nacionalidad”, cuyo significado es “ser súbdito de una nación” (ciudadano de un país).
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La democracia era el sueño de Occidente, que por fin se había cumplido en España; aunque nadie conocía el problema que tanto progreso y tal riqueza podría llegar a generar. El primero, comenzó con la aparición de “los listillos”, para quienes ya todo valía y lo importante consistía en montárselo. Una época donde el que tenía éxito, era que había llegado a su cumbre; algo que jamás sucedió en nuestro país que tanto ha admirado al Quijote. Al conocer nuestra sabiduría popular, que todos los grandes idealistas pueden ser tratados como locos, perseguidos y hasta encerrados en la cárcel -del modo en que hicieron con el propio Cervantes-. Por su parte, se dio un exceso de tolerancia, permitiendo a los hijos hacer lo que quisieran y llegar a las horas que deseasen; lo que tuvo un terrible resultado entre los más jóvenes de entonces. Quienes comenzaron a vivir una cultura de la noche, nacida de las discotecas y en el peor alterne; introduciéndose en el consumo de drogas, como si eso fuera adquirir libertad (en vez de hacerse esclavo de sustancias que destruyen). Nació por primera vez una juventud sin trabas y los padres creyeron que consentir todo era quererles; por lo que fue normal encontrar chicos que solo se dedicaban divertirse. Promoviéndose una Sociedad centrada en el hedonismo; sin que nadie supiera que aquel comportamiento podía provocar una paulatina decadencia (llevando incluso a la degeneración; y sobre todo a la enorme lacra de las drogas).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos caricaturas mías con los políticos que -a mi juicio- debieron dirigir la Transición (en vez de Adolfo Suárez). Al lado, Gonzalo Fernández de la Mora; una de las mentes más claras y mejor formadas de la España de entonces. Diplomático de carrera, ensayista y especialista en filosofía política; fue ministro con Franco, dirigiendo el periodo que se llamó la tecnocracia. Asesor del Consejo de Don Juan, se retiró de la política en 1983 y en 1986 publicó una interesantísima obra intitulada “Los errores del cambio”, donde explica los problemas que la Transición iba suponer, tras los fallos cometidos por quienes la pilotaron con mal rumbo. Abajo; Manuel Fraga Iribarne, en un dibujito mío. De él dijo Felipe González, que en su cabeza entraban todas las leyes y el sistema del Estado español; lo que era imposible meter en la de Suárez.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos páginas de mi trabajo “Las leyes de Tarschisch” que presenté como “paper” cuando estaba en tercero de Derecho, tras regresar de la mili (en 1984). Mi intención era preparar una tesis sobre el tema que aquí desarrollaba, pretendiendo de ingresar en el seminario de Historia del Derecho -para ser profesor de esta asignatura-. Con este fin, escribí este trabajo de unas 175 páginas, como presentación de lo que sería esa tesis. Tras realizar varios ejemplares a fotocopia, encuadernada, entregué el “paper” en numerosos organismos. No me dijeron que siguiera por el camino iniciado, por lo que tuve grandes dudas de continuar con el trabajo. Pero increíblemente, me lo encontré copiado, publicado y firmado por otra persona (por llamarle así al jeta que me calcó el trabajo). No se podía hacer nada, pues no di de alta en Derechos de Autor el “paper”. La editorial que convirtió mi trabajo en libro, era una de las más famosas, dedicada a Historia y Arqueología; y años después pude conocer a su presidente. Le dije lo que me había sucedido y el director de la editorial me dijo que eso no era culpa suya; pues desconocía que el texto fuera copiado. Lo entendí, pero lo que no pude comprender es que meses más tarde de aquello, su empresa volviera a sacar una nueva edición del mismo libro, que llevaba años ya publicado (del que su director sabía que fue copiado...). Unos listillos; pero a día de hoy la ciencia ha avanzado tanto que podremos comprobar por análisis en laboratorio de tinta y papel, que mi trabajo es dos años anterior a ese libro que lo plagió. En imagen, las dos hojas del prólogo en “Las leyes de Tarschisch” (1984).
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B-3) Los ochenta, o la década de los listillos:
La década de los ochenta, fue la de los listillos; porque imperaban solo dos criterios: “Montárselo” y “dar el pelotazo”. Unos y otros se lo montaban a por doquier, mientras los más audaces daban pelotazos a tutiplén. Tanto fue así, que antes de que llegasen los noventa, se sentaban en el banquillo: Banqueros de todo pelaje, empresarios de primera linea, políticos y todo tipo de famosos o poderosos. Se había llegado ya a la cumbre de los pelotazos y los rebotes comenzaban a dar en aquellos que habían lanzado el balón a tejado ajeno; provocando el hundimiento de bancos, empresas y todo lo que se moviera. Junto a ellos, numerosos políticos pasaron por la cárcel; dejando en descrédito al sistema y a gran parte de la Nación (que comenzó a tener las primeras dudas acerca del sistema).
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En lo que se refiera al arte, no solo fue la década de los listillos, sino que además fue la época de “la cultura basura”. Pues por entonces se dio y apoyó “La Movida”, un movimiento que muchos consideran genial, pero que no ha dejado más de cuatro cancioncitas (ratoneras) y tres películas (invisibles). Me refiero a films como “Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón” o a “Laberinto de Pasiones”; esta última, una apología de las drogas, rodada precisamente en un momento en que miles de chicos se enganchaban y morían por su consumo. Pese a ello, oiremos que aquello fue el momento de mayor creación de España; de un país que venía del oscurantismo cultural. Tal como afirman los admiradores de “La Movida”; a quienes me gustaría preguntar si conocen quiénes eran: Andrés Segovia, Narciso Yepes, Segundo Pastor o Ernesto Bitteti (en la guitarra); Joaquín Rodrigo, Moreno Torroba o Antón García Abril (en la composición); Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar o Víctor Monge (en la guitarra flamenca); Nicanor Zabalera y Ma. Rosa Calvo Manzano (en el arpa); J. Achucarro, Alicia de la Rocha o M. Baciero (en el teclado). No digamos ya lo que había de cantautores y de cantantes folk, de la talla de Serrat, Cecilia, Labordeta, Jarcha, Joaquín Díaz; junto largo etcétera de músicos. Artistas que ni conocen, ni reconocen estos fans o creadores de La Movida; que se atreven a afirmar que España vivía en el vacío cultural durante los años setenta y hasta que ellos aparecieron.
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Pero los listillos se hicieron -o adhirieron- al poder por entonces y aquello fue el cáos. No solo por la defensa de las drogas que La Movida promovió y que cayó sobre la juventud como ácido sulfúrico. Sino, por los valores que desde entonces se inculcaron, haciendo ver que si alguien tenía éxito y ganaba premios; era un gran artista y una persona de admirar. Centrando todo el mundo del arte en el espectáculo y la escena; sin recordar que quienes más éxito tuvieron antaño en el escenario, eran las vedettes. Y lo peor de La Movida fue la introducción de la mentalidad americana en nuestro mundo cultural; pues Estados Unidos considera el arte como industria o mercancía. De tal manera, quien más vende, es el mejor. Algo que trasladado al terreno del intelecto es aberrante. Bastando traducirlo a la gastronomía, para deducir que con esos valores, el mejor alimento son las patatas fritas o los cuches; y la bebida más recomendable, los refrescos embotellados. Con este pequeño ejemplo entenderemos lo que fue La Movida y el daño que ha hecho en la mentalidad de los jóvenes, que siguen creyendo que “hacer eso” es arte. Algo semejante a los refrescos con gas y los aperitivos de bolsa; que jamás recomendarán los gastrónomos, ni menos los médicos. Pues no solo son malos, sino sobre todo insanos. De ello, yo los defino como “cultura basura”, igual que la “comida basura”. Pero: ¿Que hicieron las “élites” de España y la monarquía, cuando esta americanada invadió nuestro espectro cultural?. Nada; nada de nada, por apoyar el mundo intelectual hispano. Quizás porque en nuestro país, desde los ochenta ya no hay élites... .
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, entrada al Centro Comercial Powerdio, decorado por mí para las navidades (mi mujer, junto a un muñeco hecho por nosotros con macetas). Como ya he contado en diversos capítulos, tras casarme me trasladé con mi guitarra a Japón, para intentar salir adelante (dando conciertos con Paco de Antequera); pero vimos que aquel mundo no tenía solución. Eran los años noventa y a la juventud de entonces, le daba igual la guitarra clásica o flamenca. Un concierto para los chicos de esos años era un espectáculo de luz y sonido, aunque todo él fuera falso, pregrabado o interpretado de manera horrible. Así, tuvimos que replantearnos la vida y fui contratado por Sunwa, donde trabajé haciendo de todo (entre otras cosas, decorando sus establecimientos) 
Abajo; entrevista en televisión japonesa (Gunma TV) en el año 1998, donde presentaba mis obras. Junto a mi mujer, en el programa directo de la mañana. En este plató, interpreté algunas de mis piezas mías a guitarra y pese a que el programa tenía millones de espectadores, no hubo quien se interesase. Era el final de los años noventa y pese que todos tenían los mejores equipos de reproducción (CD y etc) casi nadie ya escuchaba música, solo el chunda-chunda que promocionaban las multinacionales. Para los interesados en mis piezas de guitarra les facilito algunos links.
LA MUERTE DE ATLANTE The end of Atlantis (1982)
Hesperis I (Aegle) TRISTEZA (1985)
Hesperis II Arethousa (Melancolía) (1985)
Hesperis III (Erythia-NOSTALGIA) (1985)
PLÉYADES (1982)
Luz de Maebashi (2010)
Amanecer en Maebashi (2009)
Atardecer en Maebashi (2010)
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Después de intentar tener éxito con la guitarra en Japón (sin lograrlo) montamos una sociedad cultural para promocionar la “España desconocida”. Finalmente, hacia el año 2000 logramos la atención de varias emisoras (equivalentes al canal viajar) con las que hicimos y dirigimos numerosos programas de TV. Fue esta una de las épocas más divertidas, que recuerdo en mi vida, rodando por los pueblos y campos de España. Al lado: rodando en Pedraza, Segovia. Recuerdo que entramos en este pueblo sin pensar que nos iban a decir nada y cuando nos pusimos a extender cámaras y sonido aparecieron del ayuntamiento, advirtiendo que no podíamos filmar sin su autorización. Era un día de diario; una mañada del mes de mayo, apenas había alguien en la calle y no entendíamos por qué no nos dejaban grabar. Tras varias discusiones con el alcalde, este nos dijo que allí había rodado Orson Welles y Bo Dereck; y a todos se es había solicitado un permiso. Después de aquello, entendimos que el señor alcalde tenía toda la razón... Por suerte, nos dieron permiso para grabar la villa... . Abajo; en Peñafiel, rodando desde los altos del castillo. En este caso fue un concejal del ayuntamiento el que nos dijo que teníamos que pedirle permiso para sacar a su pueblo en la televisión japonesa. Al ver aquello, los japoneses exclamaban:
- ¡Spain is different! -
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado: rodando en Arcos de la Frontera, para la televisión japonesa. La risa de mi mujer y del director de cine en la footo, procede de un chaval que estaba empeñado en que se le grabase jugando al fútbol. La lata que daba el chavalín era enorme y nos seguía con su balón, a todos los sitios que íbamos. Al final, el cámara simuló que le tomaba una imágenes y por fin nos dejó en paz; luego, el pobre se marchó para su casa dando gritos de que le iban a sacar en la TV del Japón. Abajo: en Burgos, filmando para la televisión japonesa. Mi mujer, junto al subdirector del programa y el cámara (Diego, un magnífico profesional). En Burgos no nos sucedió nada extraño por las calles, mientras grabábamos. Aunque recuerdo que nos dio un ataque de risa, porque el guión del programa mandaba que yo debía comer un trozo de chocolate burgalés y decir en primer plano, a cámara y en japonés: -¡Está riquísimo. Ummm...!-. Aquella frase tan imbécil se me torció y tuvimos que repetirla quince veces, porque antes de que llegase al “Ummm...” ya estábamos todos riendo como idiotas (hasta el cámara).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Rodando en Burgos; al lado en Las Huelgas Reales y abajo, en Lerma.







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B-4) El despertar; del sueño a la pesadilla:
Imaginen por un momento que durante su infancia, llegan ustedes a su colegio y de pronto, un día, todos los valores se dan la vuelta. Porque desde esa fecha, los profesores empiezan a premiar a los niños que se portan mal y a castigar a quienes tienen buena conducta (a los que no fuman, son buenos y educados). Dando notas magníficas a los que no estudian y dicen barbaridades, mientras suspenden a los alumnos aplicados, que se saben las lecciones perfectamente. Bueno... . Pues este supuesto que les parece tan absurdo, es lo que sucedió en los años ochenta, en la música y el arte. Un momento en el que se premió el gamberrismo, al que peor cantaba, al que tenía un gusto nefasto, a quienes promovían las drogas y al que escandalizaba más. Esto fueron los años ochenta para la música y gran parte de las artes, dejando lisiado al mundo intelectual; que desde entonces no levanta cabeza -pues nadie cree en él-. Considerando las generaciones postreras, que el chunda-chunda es música y que todo lo que sea serio y clásico, es algo inútil o absurdo. Llegando a pensar la juventud de hoy que la música solo sirve para bailar a ritmo del chun-chun con altos decibelios y “poniéndose hasta arriba” (como las tribus más primitivas). Pero esto fue lo que se fomentó desde los años ochenta; bastando para comprobarlo, recordar la frase de aquel famoso alcalde de Madrid, que presentó las fiestas de San Isidro 1984, diciendo:
-“Rockeros, el que no esté `colocao´, que se coloque, y al `loro´”-
- Cuya traducción es: “Rockeros, el que no esté drogado, que se drogue y disfrute de la música” -.
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Sabido es que cuanto sucede en el arte son hechos, que antes o después terminarán pasando en toda la Sociedad; aunque el mundo de la música, la pintura o la literatura tiende a adelantarse unas décadas. De ello, el declive que sufrieron las artes en los años ochenta, poco a poco ha ido invadiendo la Sociedad entera. Fundamentalmente centrándose en quienes más valen, a quienes más se explota y menos se paga. Me estoy refiriendo a los profesionales bien formado y honrados, que hoy en día cobran sueldos de miseria, después de años estudiando y preparándose. Mientras la Sociedad es capaz de pagar lo que sea a un sujeto que se mete en política (sin tener otra profesión) o a un iletrado que se sube a un escenario, para hacer bobadas. No digamos ya lo que se paga a un idiota especializado en lobotomizar a tele-espectadores, realizando programas del corazón y de cotilleo; donde solo se habla de imbecilidades. Siendo el colmo, lo último inventado, que es el famoso por “famosidad”; cuyos curriculums son ser “hijo-de” o “acostarse-con”. Todo lo que conforma una Sociedad que camina hacia la tontuna nacional, pagando barbaridades a quienes nada merecen y muy poco a quien lo merece; por cuanto no hay justicia social.
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Pues a día de hoy, nuestra España, deja en la cuneta a profesionales que han dedicando años en estudiar y en prepararse. Profesionales del arte, pero también de la arquitectura, de la ingeniería, de la economía, del Derecho, de la Historia, del periodismo, de los idiomas y largo etcétera de trabajos. Siendo ya un escándalo lo que han hecho con los médicos. Quienes tras diez años de estudio, comienzan ganando un sueldo base de menos de mil euros; teniendo que estar otros cinco preparándose, sin tener más prebendas. Y mientras se explota a los médicos en pro de la sanidad pública, nuestra Sociedad gasta el dinero en todo tipo de bobadas, sin pagar bien sus funcionarios de élite. Quienes con una preparación inmejorable, ganan sueldos miserables. Este es “el nuevo colegio” al que asistimos, en nuestro país: Donde se premia al peor y se suspende a los mejores; donde se castiga al bueno y se aplaude al malvado... . ¡Señores, esto sí que es “una movida”!.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: De nuevo, fotos de nuestras grabaciones para la televisión japonesa. Al lado, cenando en Arcos de la Frontera, en primer plano mi mujer; detrás yo, agotado (pues lo de filmar empieza a las siete y termina a las doce). 
Abajo; rodando en Ronda, Málaga. En este pueblo me sucedió una de las cosas más extrañas que nunca he pasado; cuando estaba hablando en japonés con un grupo de cuatro amigos, enseñándoles el exterior de la Plaza de Toros. En ese momento se me acercó un personaje que me dijo:
- “Ud. no puede hablar en japonés por la calle y mucho menos señalando a la Plaza de Toros” -.
Yo no daba crédito a lo que oía; así que seguí charlando con mis amigos nippones, sin hacer caso alguno al ínclito que me rodeaba. Pero tuve que parar cuando aquel tipo me dijo:
- “O deja Ud. de hablar en japonés o llamo a los municipales” -.
Entonces, sin entender nada de lo que pasaba, tuve que explicar a los que enseñaba Ronda que había un problema y necesitaba discutir con aquel hombre. Así fue como esta persona me dijo que para ir de visita a Ronda, había que contratar a los guías oficiales y que yo no podía explicar a mis amigos nada. Ante lo que yo repliqué:
- “Pero si es mi mujer y cuatro amigos...” -
A lo que ese enterado respondió:
- “Muy bien. Pues si Ud. quiere hablar en japonés lo hace “pa dentro”. Es decir, se va a la habitación de un hotel o a un restaurante y lo habla. Pero aquí, en la calle, solo se permite explicar Ronda en japonés a los guías oficiales...” -
Entendido aquello, nos fuimos de Ronda; los japoneses estaban partidos de risa y durante todo el viaje hablaban de esta anécdota que les pareció increíble.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, rodando en Tordesillas, antes de que restaurasen el edificio de Las Claras. Este maravilloso convento fue patrocinado por Pedro I, que pudo refugiarse en Tordesillas en varios asedios. Allí vivió su hija mayor, que fue casi aclamada reina, cuando Enrique de Trastamara mató a Don Pedro. Finalmente, parece que la hija del rey legítimo murió envenenada y así los Trastámara lograron el trono de Castilla Abajo; con la televisión japonesa, en Mota del Marqués. Pueblo donde tenemos una casa. En primer plano, mi mujer; detrás Rebeca, una motana que hoy en día también se ha convertido en heroína (ya que es sanitaria en el Hospital de León).

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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, grabando para la TV japonesa en Toro, Zamora; frente a la maravillosa colegiata. 
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Abajo; hablando de toros; filmando en Ledesma, Salamanca, rodando un reportaje sobre el torero Domingo López-Chaves. Gracias a Gonzaga Blanco-Cobaleda logramos que este maestro nos recibiera en su casa, para grabar enteramente una lidia. Este día lo pasé francamente mal; pues el programa consistía en rodar todo un día, en el que toreaba Domingo y temía que por molestarle, pudiera “sucederle algo”. Llegamos de mañana y nos esperaba en su finca salmantina, con dos sacerdotes que le habían confesado... . Tras ello, nos llevó a la plaza de tientas, donde tomamos sucesivas imágenes, en las que el torero ensayaba (es lo que vemos en fotografías). Más tarde, como él no podía comer -pues los matadores cuando lidian deben tener el estómago vacío, por si tienen que operarles-; fuimos nosotros a degustar un divertido menú a Ledesma. Finalmente llegamos a la plaza de Salamanca y se grabó desde el paseíllo y patio de caballos, pretendiendo tomar toda su faena. Aunque la TV salmantina no dejó rodar imágenes dentro de la plaza, pues eran ellos los dueños de la propiedad y derechos. Sea como fuere, se compraron las imágenes que faltaban a la TV Salamanca y quedó un programa precioso. Pues ese día Domingo López-Chaves fue el triunfador de la tarde.
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Abajo; otra foto del mismo día; rodando con Domingo López-Chaves.
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CITAS:
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RESUMEN CON ALGUNAS DE SUS FRASES:
SIC: Considerándole el “abuelo” más directo del Marxismo, del ateísmo filosófico, de supremacismo germano y hasta del Nacional Socialismo. Concretamente, en el caso de los autoritarismos de Izquierda; debido a que personajes con la importancia de Marx, Engels o Feuerbach, se inspiraron principalmente en este filósofo. Y en el de la extrema Derecha, por considerar el manantial espiritual del que bebieron las principales teorías nazis, a Nietzsche (también seguidor de Hegel)
(...)
su enorme fama. Dejando tantas lagunas y contrariedades sobre su figura e ideas, que poco después de fallecer, ya sus seguidores se separan en dos grupos enfrentados: Los izquierdistas (como Marx y Feuerbach), que ven en él un revolucionario cuya dialéctica es puro combate entre el bien y el mal, el yo y el anti-yo, la justicia contra la injusticia, los pobres y los ricos, etc. Frente a los de derechas, que propugnaban un Hegel conservador y cristiano, cuya idea principal era que las civilizaciones más importantes de la Historia, siempre culminaron y de desarrollaron en Europa (pese a que algunas nacían en Oriente); siendo la Sociedad germana la cúspide de toda cultura habida jamás en el Planeta. Así pues, la más importante nación de la Historia era Alemania; como nacida del Sacro Imperio Romano Germánico y heredera más directa del mundo clásico.
(...)
Pese a todo, hemos de recordar que en tiempos de Hegel, Alemania no existía como nación; limitándose a un “conglomerado” de principados, que en su tiempo eran gobernados bajo “El Emperador” electo. Por cuanto el valor del nacionalismo hegeliano era una reivindicación romántica, bajo el anhelo de unidad; y no tanto el clamor de un país existente. Es decir, fue un idealismo patriótico y no la expresión de un verdadero patriotismo.
El párrafo anterior nos muestra que este filósofo se movía en el terreno de lo soñado y no tanto de la realidad. De tal modo, que -en mi opinión- gran parte de lo que escribe no es una verdadera filosofía, sino un pensamiento propio y fantaseado (ideas -que a mi juicio- tendrían una gran relación con el “destino inevitable” descrito por Schopenhauer). Debido a ello, considero que Hegel redactaba sus obras como lo hace un literato de novela imaginada. Refiriéndome principalmente al de libros fantásticos, que no puede dejar de escribir; porque en aquellas creaciones suyas se teje un mundo interior, soñando, pero sin el cual no puede vivir.
(....)
Lo narrado en párrafos anteriores, no solo muestra la autoestima que Hegel se profesaba a sí mismo. Sino además, la cara dura que debía tener, para llegar a escribir una tesis -de solo veinticinco páginas- intentando desmontar las teorías de Newton. Pues sin tener una destacada preparación sobre física, matemática y menos de astronomía; logra doctorarse con un falso opúsculo que “demostraba”como las teorías del gran sabio inglés no eran correctas. (....) deciden doctorar a un alumno, por el simple hecho de llevar la contraria al gran genio de la mecánica celeste; al afirmar que las más importantes investigaciones astronómicas procedían Alemania -mencionando en particular a Kepler-. Así pues, ya vemos aquí las constantes de un Hegel más astuto que inteligente y más listo que reflexivo. Quien sabía perfectamente que recibiría el doctorado, presentando una tesis en pro de los científicos alemanes y en contra de los ingleses.
(...)
un “pícaro” germano, al que más bien debemos de catalogar como un “sofista romántico”; quien gracias a su enorme erudición, opinaba de todo y escribía sobre cualquier tema. Debido a que su saber era tan enciclopédico, como imaginativo. De ese modo y gracias a esa enorme erudición -a mi juicio-, Hegel pensó que jamás descubrirían sus falsedades, sus fantasías o sus enormes contradicciones. Debiendo por ello, presentar sus teorías y discursos, con rasgos muy oscuros; de un modo casi ininteligible.
(...)
De este modo, cuando hablan de él sus partidarios, nos dirán que era un nuevo Aristóteles, o bien un Platón de los años modernos; cuyas palabras taladraban el subconsciente de todo aquel que las escuchaba (fuera hombre, mujer; culto o iletrado). Por el contrario, muchos de quienes no le seguían, pero le oyeron explicar sus teorías y dar sus lecciones magistrales; transmiten que era tal el oscurantismo de cuanto expresaba, que se atrancaba hablando -al no saber ni lo que decía-. Pareciendo así que ni él mismo comprendía cuanto salía por su boca; todo lo que hacía insufrible su ritmo de oratoria con complejísimas frases.
(...)
las teorías acerca de su oscuridad comunicativa, parte de que aquel filósofo prefería no ser entendido, para que cada cual sacara sus propias conclusiones de cuanto escribió o dijo (del mismo modo que hizo con las teorías de Newton; presentando una tesis farragosa que nadie logra comprender...).
(...)
Así habló Zaratustra”; también traducida como, “Así hablaba Zoroastro”. Muchos han sido quienes han visto en este libro el manantial del que fluyeron pantanosas aguas, que luego formaron la envenenada fuente de las teorías nazis. Sin lugar a dudas, el hecho cierto es que el Nacional Socialismo basó sus ideas acerca de la superioridad de la raza aria, en la visión de Nietzsche sobre el “hombre supremo” (Übermensch) y en “el despertar del alma germana”. Pese a que nunca podamos considerar a este filósofo como un nazi, ya que era un hombre pleno de contradicciones, capaz de defender una teoría, mientras predicaba todo contrario. Sí es verdad que libros suyos, como “Así hablaba Zaratustra” (publicado en 1885) fueron usados medio siglo después a modo de “catecismo”, entre quienes creyeron en Hitler.
(...)
Narra Leonardo Polo, que los discípulos de Hegel eran algunos de los más inteligentes universitarios. Asimismo parece que en plena madurez del filósofo (hacia 1830) guardaban una actitud muy sumisa frente a él y le idolatraban. Tanto que un día le preguntaron:
-“Maestro, después de su filosofía, ¿qué?, ¿qué puede venir, si su filosofía lo es todo?. Sabio, maestro ¿qué hay después de usted, si usted es el saber absoluto? (...).
Tras la pregunta¿Qué viene después de usted?”-.
Hegel, que seguramente lo habría pensado (... hay cartas a su mujer en que se lo dice), contestó a esos discípulos:
-“Después de mí, la locura; después del saber absoluto ya no queda más que una humanidad (puesto que, si sigue la historia, habrá hombres), pero una humanidad loca”. Y, claro, ¿con hombres locos, qué se puede hacer? Hospitalizarlos, nada más. Después de mí: la locura” y, por tanto, el hospital; un hospital enorme, con toda la humanidad hospitalizada. ¿Por qué? Porque si ya no hay más saber, si ya no hay más razón, y a pesar de ello el tiempo sigue, ese tiempo que venga después del saber absoluto, de la razón entera y total, es un tiempo sin razón, absolutamente caótico, un tiempo sin significado interior alguno, sin sentido; una época que estará llena de agitaciones, respecto de las cuales ya no habrá un momento de saber que las recoja, un nuevo levantarse en vuelo el ave de Minerva, puesto que el último vuelo de la lechuza lo ha hecho Hegel”.
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No diremos tras estas frases del maestro, que alguno de los más importantes seguidores de Hegel fueron Marx, Feuerbach y Nietzsche; con la intención malsana de injuriar a nadie. Pero sí nos atrevemos a expresar que en toda la filosofía del siglo XIX hay un componente de locura incomprensible; una enajenación -quizás acrecentada por el opio, la absenta y el odio social- cuyas consecuencias fatídicas germinaron en el siglo XX. El siglo más cruento de la Historia; durante el que centenares de millones de personas murieron en las guerras o en los numerosos genocidios, que los nuevos dogmas decimonónicos defendían. Teorías sobre el nacionalismo, la superioridad de razas o la confrontación de clases, que justificaban toda matanza. Unas ideas que sustituyeron a los dogmas sociales anteriores, que obligaban a morir y luchar por el rey, por Dios, o a batallar por el honor familiar -principios que antes del siglo XIX provocaban las guerras-.
(...)
contradecía que la manzana cayera por efecto de la gravedad (demostrada por Newton); y que asimismo propugnaba que la filosofía o las ideas, habían de estar por encima de la ciencia (tal como hizo la Inquisición en sus tiempos más remotos). Pues tal como escribe Leonardo Polo: Hegel “es sumamente inteligente, capaz de entender muy bien muchas cosas; pero no de articularlas, pues ha renunciado a la lógica, no tiene lógica. Por ello, hay que contra atacar de otra manera y decir: Si lo que Hegel ha pensado es puramente un producto de su gran capacidad intuitiva y de su inmensa erudición, entonces Hegel nos ha engañado; pero si de los dos Hegel, el único auténtico es el de la intuición, ¿por qué nos propone su filosofía en forma de sistema?”
(...)
Parece que Hegel es el filósofo de la mística social, pero finalmente impone una máxima que dicta como “el fin justifica los medios”. Siendo aquel fin, imponer como fuera, los dogmas decimonónicos que ellos promulgaban; ideas sobre el pangermanismo y el supra-hombre ario, que tristemente derivaron finalmente hacia los totalitarismos. Del destino final de aquellos dogmas impuestos, Hegel no es culpable, aunque sí fue su primer profeta; sin culpa alguna al haber sido educado en una Sociedad en la que quien no defendía la linea de este pensamiento único, era condenado al olvido. Ello es común a momentos de gran autoritarismo social, por cuanto a lo largo de la Historia tendremos dos tipos de sabios reconocidos: Los encumbrados por su Sociedad; frente a los verdaderos sabios.
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Hegel se sintió profundamente atraído durante su juventud por el carácter de los jacobinos y por la Revolución Francesa (que siguió desde su país natal, con unos veinte años de edad). Aunque posteriormente reconociera que el periodo del “Terror” fue tan terrible, que desvirtuó todos los logros que había conseguido el estallido revolucionario. Por todo ello, más tarde sintió una gran admiración hacia Napoleón, unos hechos que Jan Doxrud describe del siguiente modo: “Estando en Jena, Hegel fue testigo del gran acontecimiento, ver al emperador Napoleón el 13 de octubre de 1806. Napoleón, de acuerdo a Hegel, era el alma del mundo; se sintió conmovido, le generó una sensación -escribe a Niethammer- de `ver a un personaje así concentrado en un punto, montado a caballo, extenderse por el mundo y dominarlo´” (11) . Observamos de nuevo en este hecho, la admiración hacia todo lo autoritario de Hegel, algo común en quien ha sido educado en el totalitarismo; por cuanto sin ser culpable, es un divulgador de aquel tipo de dogmas que actuaron como verdaderas plagas en el mundo alemán. Donde todos tenían “las ideas tan claras”, que llegaron a exterminar parte de su población o invadir media Europa, porque las autoridades así lo mandaban. Preconizando que la vida es tal como es, por cuanto Hegel mandaba que debíamos aceptar la realidad, sin discusiones.
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Arthur Schopenhauer tildaba al los hegelianos como una “escuela de trivialidad y nido de irreflexión e ignorancia, esa pseudosabiduría corruptora de mentes que finalmente comienza a reconocerse ahora como tal".
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Consecuentemente, Hegel es ese inicio del mundo académico que sustituye al religioso en las instituciones, aunque arrastra y hereda todos los males de la Iglesia: El corporativismo, el dogmatismo, el Nepotismo, la negación de la verdad y la falta de realismo. Un tipo de intelecto que han pervivido hasta nuestros días, donde lo más importante es el partido político en el que se milita, las ideas sociales que se defienden y estar adscrito a un grupo de referencia. Características que en el caso de Hegel, eran el pangermanismo, el luteranismo y el amor hacia lo revolucionario; pero que actualmente proponen el deber de pensar como los seguidores más radicales de este filósofo.
(...)
Una de las frases más conocidas de Hegel refieren al “ultimo vuelo del ave de Minerva”; diciendo de sí mismo: “no habrá un nuevo levantarse en vuelo, en el ave de Minerva; puesto que el último vuelo de la lechuza lo hizo Hegel”... .
(...)
Los escritos de Marx se basan en gran parte en “la dialéctica” de Hegel, fundamentados en la conocida fórmula de: “Tesis”, “Antítesis” y “Síntesis”. Este sistema de pensamiento parte de “la dialéctica” hegeliana que consideraba el modo de progresar, una lucha entre dos partes antitéticas. El “yo” enfrentado al “anti-yo”; lo que más tarde traslada a sucesos históricos y a la Sociedad, explicando hechos como la Revolución Francesa, surgidos de la síntesis entre “el absolutismo” (como tesis), enfrentado al “pueblo” (su antítesis). De este modo se genera una integración entre dos partes contrarias, que tras confrontarse, dan origen a la síntesis (la consecuencia final). Bajo este prisma justificará Marx gran parte de su visión sobre la Historia
(..) :
SIC.

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